El día que Trostky quedó “pegado”


Sección preparada por la Comisión Internacional del Comité Nacional del Partido Obrero


Uno de los argumentos más rumiados por quienes criticaron nuestro llamado a votar por Evo Morales y e MAS (con nuestro propio programa revolucionario) fu que quedamos “pegados” a Evo Morales.


Se trata de una tontería mayúscula. Los opositores de “izquierda” al voto a Morales declaraban (antes c las elecciones, claro) que era indiferente que ganara Morales o Quiroga: uno y otro “eran lo mismo”. Preocupados por no quedar “pegados” a Morales… no les molestaba quedar “pegados” a Tuto Quiroga.


 


Tampoco les interesaba, claro, quedar “pegados” a 1 burocracia impotente, pasiva y parasitaria de la COB.


El problema es que en las elecciones bolivianas, n había forma de evitar quedar “pegados” a alguien. í asunto era elegir con quién. ¿Con quién era preferible quedar “pegado”? ¿Con nuestro enemigo (Quiroga) o con el enemigo de nuestro enemigo (Morales)?


 


Cuando una corriente revolucionaria no dirige le acontecimientos y, por lo tanto, está obligada a desarrollar la lucha revolucionaria dentro de uno de los bar dos enfrentados, es inevitable que algún desavisad afirme que queda “pegada” a las direcciones políticas d uno u otro. No es la primera vez que pasa; no será la última.


Trotsky también se vio enfrentado a este problema. Al discutirse en junio de 1940 las posibilidades (y la inevitabilidad) de que Estados Unidos entrara en la Segunda Guerra, Trotsky planteó un programa propio pg ra los jóvenes que ingresaran a la milicia: libertad d agitación y propaganda dentro del ejército, libertad d sindicalización de las tropas, elección de los oficiales por los soldados, confraternización con los soldados de te dos los ejércitos (incluidos los enemigos).


 


Alguien le preguntó entonces a Trotsky si él -que combatía la guerra imperialista- no temía quedar “pe gado” con los militaristas. La respuesta de Trotsky fu lapidaria: explicó que dado que su objetivo era transformar la guerra imperialista en una guerra civil revolucionaria, el peor peligro no era quedar “pegado” a lo militaristas sino a los pacifistas. En nuestro caso, que dar “pegados” a Evo Morales es un “mal menor” en relación con quedar “pegados” a charlatanes paralizados ni qué decir a Tuto Quiroga.


 

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