Prensa Obrera y el Muro de Berlín

Extraído de Prensa Obrera, n° 500, del 27/6/96


No pasa un día sin que los diarios no hagan referencia a la depresión económica de la otrora milagrosa Alemania, al agravamiento social de las masas o a las tendencias ‘espontáneas’ de éstas a repetir en suelo germano la reciente huelga francesa.


 


Para un país donde el capitalismo habría derrotado al socialismo y donde el ‘mercado’ habría demostrado su superioridad respecto a la planificación, esta evolución explosiva en la ciudadela de los triunfadores, debe resultar sorprendente para más de uno. Sin embargo, desde estas páginas pudimos anticiparla en sus líneas de fondo, precisamente a partir de nuestra caracterización de la caída del Muro de Berlín.


 


No es casual que la crisis alemana se produzca apenas cinco años después de que la burguesía alemana se anexara la RDA; el hilo conductor de los sucesos que provocaron la caída del Muro desembocó -y no podía menos que hacerlo- en el presente agravamiento de la lucha de clases en Alemania.


 


Un acontecimiento de la revolución europea


 


La caída del Muro de Berlín fue el resultado de una imparable revolución popular que se anidó durante más de cuarenta años, y que conoció sucesivos estallidos debido a la inviabilidad del régimen stalinista de la Alemania oriental, y de los regímenes stalinistas en general, principalmente el ruso. Se inscribió en la ola de levantamientos que inició la clase obrera polaca en 1980, una ola que puso al desnudo la negativa de la clase obrera a soportar la carga de la ‘coexistencia pacifica’ y de la 'distensión' entre el imperialismo mundial y la burocracia stalinista, que se traducía en pesadas deudas externas y descomunales 'ayustes' económicos. Poreso, aunque las grandes potencias de los dos bloques ya habían tomado la decisión de enfrentar a los pueblos del este, no mediante la represión sino mediante el ‘desvío democrático', el derribamiento del Muro por una revolución popular fue un episodio de la revolución europea, que quebró “el artificio montado (por el imperialismo mundial y la burocracia soviética) para dividir al proletariado más fuerte de Europa” (1); la caída del Muro puso sobre el tapete "la descomposición conjunta del imperialismo y de los regímenes burocráticos y el completo agotamiento de las relaciones políticas establecidas entre ellos a partir de la posguerra" (2).


 


La movilización que acabó con el Muro fue tempranamente estrangulada por la pequeñoburguesía democratizante, el sector ’perestroiko' de la vieja camarilla stalinista y el imperialismo, mediante recursos principalmente políticos, fundamentalmente el pasaje abierto de la burocracia al capitalismo y de la pequeñoburguesía a la democracia imperialista. Esto explica que el derribamiento del Muro se convirtiera, al cabo de un proceso político muy claro, en la anexión forzada del sector oriental a la Alemania capitalista, y que el episodio revolucionario quedara limitado a "una semi-revolución, lo cual hasta cierto punto o relativamente significa que fue una contrarrevolución” (3). "Hasta cierto punto”, porque aunque el contenido social de la anexión política del sector oriental es contrarrevolucionario, las masas alemanas recuperaban un protagonismo político que el imperialismo y el stalinismo les habían destruido desde el ascenso del nazismo.


 


El error que llevó a la casi totalidad de la izquierda a su derrumbe político, luego de la 'caída del Muro’, tiene su raíz en la incapacidad de esa izquierda para definir por medio de contradicciones, el carácter de esos acontecimientos, o dicho de otro modo, caracterizarlos en su movimiento y devenir, y no reducirlos a formulismos sociológicos fijos.


 


Las direcciones pequeñoburguesas y gorbachovianas aseguraron que, rápidamente, el control político del proceso pasara íntegramente a las manos del imperialismo alemán. Anudando un conjunto de 'garantías' y 'salvaguardas' con el imperialismo norteamericano y con la burocracia moscovita, el gran capital alemán se lanzó a la 'unificación' del país, que no fue tal sino que consistió en “la integración del aparato estatal staliniano y sus burócratas al régimen capitalista” y en “un operativo financiero que apunta a la privatización masiva de las empresas estatales del este" (4). Es esta anexión capitalista la que ha provocado la crisis actual.


 


La privatización de las empresas estatales del este en favor de los pulpos del oeste fue subsidiada masivamente por el Estado alemán (que se hizo cargo de la deuda externa de la RDA y de las deudas internas y externas de sus empresas), lo que provocó una descomunal emisión monetaria y un crecimiento espectacular del déficit fiscal. El 'costo' de la ‘unidad alemana’ ascendió a varios cientos de miles de millones de dólares… que ahora se pretende que paguen los trabajadores del este y del oeste mediante la reducción del seguro al desempleado, de los subsidios familiares y el elevamiento de la edad jubilatoria. Este ‘costo', enfatizábamos entonces, "está expresando dos cuestiones fundamentales: de un lado, la falta de pujanza, el envejecimiento o la descomunal crisis del capitalismo mundial; y, del otro lado, los métodos de destrucción económica que inevitablemente ha tenido que imponer para encarar la ‘unificación'… Todo esto importa -concluíamos- porque demuestra los límites insalvables de la penetración capitalista en el este, y su tendencia a generalizar las condiciones revolucionarias al este y al oeste de Europa" (5).


 


La anexión significó, efectivamente, una enorme destrucción de fuerzas productivas: desaparecieron las dos terceras partes del PBI industrial este-alemán y la desocupación trepó más allá del 40% de la población activa. Esta sangría sistemática del este sirvió para que los capitalistas del oeste amasaran enormes beneficios y para que la economía alemana escapara por un tiempo a la recesión… pero cuando la fiesta de la ‘unificación’ pasó, dejó al descubierto una crisis capitalista agravada, pero por sobretodo, ha dejado en claro que la unidad alemana sólo puede hacerla la dictadura del proletariado y el socialismo.


 


La crisis ‘oriental' se ha convertido, entonces, en una crisis general; que la gigantesca masa de beneficios provocada por el copamiento (subsidiado) de los mercados orientales y la eliminación (también subsidiada) de los competidores orientales por los grupos occidentales, no haya alcanzado para elevar de una manera decisiva la tasa de beneficio, es una demostración inapelable de la envergadura de la crisis del capitalismo alemán. La política capitalista frente a la crisis apunta a la ‘convergencia de los salarios' y a una ‘flexibilización radical del mercado del trabajo en toda Alemania'. Esto significa agudizar la competencia entre los trabajadores mediante la eliminación de la estabilidad en el empleo y la introducción de la famosa flexibilidad'; la burguesía trata de utilizar el desempleo oriental para forzar la reducción de los salarios y las condiciones de trabajo de los obreros del oeste.


 


El ‘problema’ para la burguesía alemana es que debe llevar adelante este ataque en las condiciones históricas determinadas por la caída del Muro de Berlín: “la conjugación del desmantela-miento del aparato de opresión del stalinismo con la declinación histórica mundial del capital (que) ha abierto un período de características revolucionarias, cuya perspectiva sería la de unir al conjunto del proletariado alemán en un combate común” (6).


 


La crisis social y el agravamiento de la lucha de clases en Alemania confirman el pronóstico fundamental de que "la cuestión de la unidad alemana sigue abierta: o se consuma como resultado de una revolución socialista o como resultado de una contrarrevolución burguesa —cuya misión no es solamente el desmantelamiento de la propiedad estatal en la parte oriental sino la liquidación de las conquistas sociales y democráticas del movimiento obrero de Alemania occidental” (7).


 


Hoy.más que nunca, cuando la ‘guerra social' se desenvuelve cada vez más abiertamente, "no se puede comprender la situación alemana si no se establece la conexión histórica y política que objetivamente existe entre el conjunto de la clase obrera alemana” (8).


 


Notas:


 


1. Prensa Obrera n" 284. 19/10/89


2. Idem ant.


3. Prensa Obrera n° 297. 27/3/90


4. Prensa Obrera n° 307. 2/7/90


5. Prensa Obrera n° 315. 11/10/90


6. Prensa Obrera n" 327. 27/4/91


7. Idem ant.


8. Idem ant.

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