El obrero norteamericano y la teoría de la revolución permanente

Karl Kautsky sobre el libro de Werner Sombart “¿Por qué no hay socialismo en los Estados Unidos?”


Una de las principales peculiaridades del desarrollo histórico norteamericano ha sido la debilidad política relativa del movimiento obrero de ese país. El intento burgués clásico de analizar las razones de este fenómeno es el famoso libro Werner Sombart ¿Por qué no hay socialismo en los Estados Unidos?, publicado por primera vez en 1906.Aunque las tesis de Sombart han sido objeto de un largo debate académico tanto en los Estados Unidos como en Europa,no es generalmente sabido que Karl Kautsky, el principal teórico marxista de ese período, les respondió con un análisis comparativo de las peculiaridades del desarrollo capitalista en Rusia, Inglaterra y los Estados Unidos, y de su influencia sobre los respectivos movimientos obreros. El estudio de Kautsky, publicado en 1906 en el órgano teórico de la socialdemocracia alemana, Die Neue Zeit, bajo el título El obrero norteamericano, es parte de una serie de artículos en los cuales Kautsky desarrolló la idea de que la revolución rusa de 1905 iría más allá del marco de las revoluciones burguesas clásicas e inauguraría “una era de revoluciones europeas que culminará en la dictadura del proletariado que prepara el terreno para el establecimiento de una sociedad socialista”.En la introducción de 1922 a su libro 1905, Trotsky hizo la siguiente observación acerca de la posición de Kautsky en aquel entonces: “El debate acerca del carácter de la revolución rusa, aun durante aquel período, había ido más allá de los confines de la socialdemocracia rusa y había sido objeto de la atención de los elementos más avanzados del socialismo mundial. La concepción menchevique de la revolución burguesa fue expuesta más concienzudamente, esto es, más crudamente, en el libro de Cherevanin.


Apenas apareció, los oportunistas alemanes lo acogieron calurosamente. A pedido de Kautsky, escribí una reseña analítica de este libro para la revista Neue Zeit.En aquel entonces, Kautsky se identificaba totalmente con mis concepciones. Como el difunto Mehring, defendía el punto de vista de la ‘revolución permanente’. Hoy, Kautsky se ha unido retrospectivamente a las filas de los mencheviques, y pretende reducir su pasado al nivel de su presente. Pero esta falsificación, que satisface las demandas de una mala conciencia teórica, encuentra obstáculos en forma de documentos impresos. Lo que Kautsky escribió durante aquella época, la mejor de su actividad científica y literaria (su respuesta al socialista polaco Ljusnia , sus estudios sobre los obreros americanos y rusos, su respuesta al cuestionario de Plejanov sobre el carácter de la revolución rusa , etcétera) fue y sigue siendo una refutación implacable del menchevismo y una completa vindicación teórica de la táctica revolucionaria adoptada después por los bolcheviques, a quienes los tontos y renegados, con Kautsky hoy en día a la cabeza, acusan de aventurerismo, demagogia, y bakuninismo.”8


 


El estudio de Kautsky fue traducido al ruso inmediatamente después de su publicación, e impreso en siete ediciones diferentes, generalmente bajo el título de Los obreros americanos y rusos, uno de ellos con un prefacio del futuro comisario del pueblo de educación bolchevique, Anatoly Lunacharskii.En el capítulo cuarto de su libro Balance y perspectivas, que sintetizó las lecciones de la revolución de 1905, Trotsky incluyó la siguiente referencia a El obrero norteamericano:


 


“Kautsky, en su trabajo sobre el proletariado norteamericano, recientemente editado, señala que no hay ninguna analogía directa e inmediata entre las fuerzas políticas del proletariado y la burguesía, por un lado, y el grado de desarrollo capitalista, por el otro. ‘Son sobre todo dos estados –dice– que se contraponen como dos extremos, y de los cuales cada uno contempla el efecto desproporcionadamente fuerte (es decir mayor de lo que corresponde al nivel de su desarrollo) que produce cada uno de estos dos elementos del modo de producción capitalista: América, la clase de los capitalistas; Rusia, la de los proletarios. En América, más que en ningún otro lugar, se puede hablar de la dictadura del capital. El proletariado en lucha, en cambio, no ha obtenido, bajo ningún concepto, la importancia que en Rusia, y esta importancia tendrá que aumentar, y lo hará, ya que este país tan sólo acaba de comenzar a contemplar luchas de clase y de concederles, en cierto modo, un cierto margen de libertad para su libre desenvolvimiento’. Después de la mención de que Alemania puede estudiar, en cierta medida, su futuro en Rusia, Kautsky continúa: ‘La verdad es que constituye un fenómeno peculiar el que sea precisamente el proletariado ruso quien deba indicarnos nuestro futuro, no en lo que toca a la organización del capital sino en lo que toca a la rebelión de la clase obrera; pues Rusia es el Estado más atrasado entre los grandes Estados del mundo capitalista. Eso parece estar en contradicción con la concepción materialista de la historia, según la cual el desarrollo económico forma la base del político. Sin embargo está solamente en contradicción con aquella clase de concepción materialista de la historia que presentan nuestros adversarios y críticos que entienden por ello un patrón hecho y no un método de investigación’.10 Estas líneas hay que recomendarlas especialmente a aquellos marxistas nacionales que sustituyen el análisis independiente de las relaciones sociales por la interpretación de textos preseleccionados por ellos y aplicables a todos los casos de la vida. ¡Nadie compromete el marxismo tanto como estos marxistas nominales! Por tanto, siguiendo a Kautsky, Rusia está caracterizada en el terreno económico por un nivel relativamente bajo del desarrollo capitalista, y en la esfera política por la falta de importancia de la burguesía capitalista y por el poder del proletariado revolucionario. Esto conduce a que la lucha por los intereses de toda Rusia corresponda a la única clase fuerte actualmente existente, al proletariado industrial. ‘Como consecuencia de esto, al proletariado industrial le corresponde una gran importancia política; por lo tanto, la lucha en Rusia por la liberación del pulpo asfixiante del absolutismo ha llegado a ser un duelo entre éste y la clase de obreros industriales, un duelo en el cual el campesinado otorga un apoyo importante pero sin que pueda desempeñar un papel dirigente’.11 Todo esto, ¿no nos da derecho a concluir que el ‘siervo’ ruso puede llegar al poder antes que su ‘amo’?”.12


 


El trabajo de Kautsky fue también mencionado como un “análisis penetrante” por el principal economista de la Segunda Internacional, el austríaco Rudolf Hilferding, en su libro El capital financiero.13


 


Werner Sombart y los teóricos marxistas clásicos


 


Durante los primeros estadios de su carrera académica Sombart estuvo cercano al marxismo, o al menos estudió la teoría marxista cuidadosamente. En su “Suplemento y agregado al tercer volumen del Capital”, Engels escribió: “En el Archiv für soziale Gesetzgebung, editado por Braun (Vol. VII, N° 4) Werner Sombart ofrece una síntesis del sistema marxista que es, en general, excelente. Es la primera vez que un profesor universitario alemán consigue ver en los escritos de Marx lo que éste realmente dice, y declara que la crítica del sistema marxista no puede consistir en una refutación (‘que los arribistas políticos se ocupen de eso’) sino simplemente en su desarrollo”. El 11 de marzo de 1895 Engels inclusive le envió una carta a Sombart ampliando esta idea e indicando lo que él consideraba como las concepciones erróneas de Sombart sobre la ley del valor y el proceso histórico de formación de una tasa media de ganancia.14 Pero, sin embargo, unos meses más tarde ya encontramos al prominente historiador y revolucionario marxista Franz Mehring defendiendo al libro de Engels La situación de la clase obrera en Inglaterra contra la defensa que Sombart hizo de la supuesta “refutación detallada” de Bruno Hildebrand, un miembro de la “escuela histórica” alemana de economía burguesa fundada por Wilhelm Roscher.15


 


Un año más tarde, Mehring reseñó el libro de Sombart El socialismo y la cuestión social en el siglo diecinueve y lo hallo un típico intento profesoral de “sublimar” al marxismo a fin de tranquilizar el público burgués. Aunque enfatizando que él no consideraba a Sombart como “un típico ideólogo capitalista ignorante”, Mehring sostuvo que su intento de volver legal y respetable al marxismo, separando la economía de la política, la teoría de la práctica, la evolución de la revolución, etcétera, no lo conduciría a ninguna parte. Mehring señaló el ejemplo de otro académico, Ferdinand Tönnies, que también empezó por defender una ética suspendida por encima de la lucha de clases que luego había salido en defensa de los trabajadores portuarios de Hamburgo, y concluyó: “Es de esperar que el señor Sombart también evolucionará, pero no debemos olvidar que la quintaesencia del socialismo que acaba de publicar contiene todos los elementos que le permitirán redactar más adelante un reconfortante breviario para el filisteo alemán titulado La falta de perspectivas de la socialdemocracia”.16


 


La respuesta de Sombart fue lanzar contra Mehring “una batería de los más groseros insultos personales”.17 De allí en más ambos chocaron varias veces, por ejemplo cuando Sombart, alabando a Marx como “no sólo el preceptor Germaniae, sino el preceptor del mundo entero,” rechazó su teoría de la ganancia en favor de la del economista liberal Schulze-Delitsch, quien la definía como un “salario intelectual” (geistigen Arbeitslohn) similar al de los policías, los inventores, los oficinistas y los profesores.18 En otra ocasión, Mehring criticó a Sombart por arguir, en una “asociación cultural” creada para una audiencia obrera (el Goethebund de Bremen), que el materialismo histórico era insostenible porque Goethe no había escrito el Fausto por motivos económicos.19 El padre del marxismo ruso, Georgii Plejanov, también criticó las “correcciones” de Sombart a la teoría de la lucha de clases en su brillante introducción a la segunda edición rusa del Manifiesto Comunista.20


 


Rosa Luxemburg tomó parte activa en el debate contra Sombart, refutando por ejemplo su teoría de las crisis basadas en la desproporcionalidad entre las distintas ramas de la producción, que Sombart atribuía a causas naturales tales como la naturaleza de la producción del oro y los alimentos.21 Sobre todo, Rosa Luxemburg criticó el intento de Sombart de enfrentar a los sindicalistas alemanes con los líderes socialistas con argumentos nacionalistas derivados de la economía burguesa. Su primer artículo sobre este tema, escrito a iniciativa de Mehring y con un prefacio suyo, apareció en 1900. 22 Su famoso panfleto sobre la huelga de masas, escrito siete años más tarde como un resumen de las lecciones de la revolución rusa de 1905, contiene la siguiente referencia a Sombart:


 


“Del ocultamiento de los límites objetivos impuestos por el orden social burgués a la lucha sindical surge una hostilidad a cualquier crítica teórica que haga referencia a estos límites en conexión con los objetivos últimos del movimiento obrero. La obsecuencia más obscena y el optimismo acrítico son considerados condiciones de rigor para todo ‘amigo del movimiento sindical’. Pero dado que la tarea de la Social Democracia consiste precisamente en luchar contra el optimismo parlamentario acrítico, surge un frente contra la teoría marxista: hay quienes quieren una ‘nueva teoría sindical’ que abra perspectivas ilimitadas de progreso económico para la lucha sindical dentro del sistema capitalista, en oposición a la doctrina social demócrata. Esa teoría existe desde hace algún tiempo: es la del profesor Sombart, quien la promulgó con la intención expresa de separar a los sindicatos de la Social Democracia en Alemania, para llevarlos a posiciones burguesas”.23


 


En su trabajo pionero sobre la cuestión judía, Kautsky denunció y refutó uno de los aspectos más desagradables de su nacionalismo (su antisemitismo), que lo llevaría a transformarse en un simpatizante de los nazis durante la última década de su vida (Sombart murió en 1941).24 Abraham León dedicó toda una sección de su libro sobre la cuestión judía (que a pesar de su definición problemática de los judíos como un “pueblo” es el principal estudio materialista sobre el tema) a refutar la tesis de Sombart, postulada en su libro Los judíos y el capitalismo moderno, de que los judíos fueron “los fundadores del capitalismo moderno”.25 Pero a pesar de todas sus deficiencias, los trabajos de Sombart, por su riqueza de datos históricos y por la perspicacia que le proporcionó su conocimiento de la teoría marxista, siguieron siendo objeto de un gran interés para los teóricos marxistas. Este es especialmente el caso de su extenso Magnum opus Der moderne Kapitalismus. Cuando la primera parte apareció en 1902, Hilferding la reseñó detalladamente, 26 y 37 años más tarde Trotsky aún la consideraba lo suficientemente importante como para criticarla en uno de sus últimos libros.27


 


El debate revisionista


 


El obrero norteamericano es una continuación de la polémica de Kautsky contra el ala derecha revisionista de la socialdemocracia alemana, como puede verse por la referencia explícita, en la sección sobre el “ministerialismo proletario”, al “enfant terrible del revisionismo”, Eduard Bernstein. Originariamente un amigo cercano de Friedrich Engels, Bernstein sufrió durante su período de exilio en Londres la influencia de la Fabian Society, y en una serie de artículos originariamente publicados en Die Neue Zeit y reunidos en un libro en 1899 bajo el título Las precondiciones del socialismo y las tareas de la socialdemocracia, llevó adelante una revisión reformista del marxismo.28 Presionado por líderes marxistas rusos, polacos y (extrañamente) ingleses, tales como Plejanov, Parvus, Rosa Luxemburg y Belfort Bax,29 Kautsky finalmente criticó el ataque de Bernstein a los postulados centrales del marxismo en las páginas de Die Neue Zeit. Sus artículos fueron recogidos en 1899 bajo el título Bernstein una das sozialdemokratische Programm. Eine Antikritik. El libro fue traducido casi inmediatamente a media docena de idiomas y se transformó en uno de los clásicos de la literatura socialista.30 Gracias a él y a su libro sobre la cuestión agraria, publicado el mismo año, Kautsky estableció su reputación como la principal autoridad teórica del marxismo internacional hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial.


 


La sección de El obrero norteamericano que trata del “ministerialismo proletario” también contiene una referencia crítica explícita a la primera aplicación práctica de los principios revisionistas: en 1899 el diputado socialista francés Alexandre Millerand se sumó al “gobierno de defensa republicana” burgués encabezado por Waldeck-Rousseau (que incluía además al carnicero de la Comuna de París de 1871, el general Gallifet) usando como excusa el juicio a Dreyfus, en una aplicación temprana de la política de “frente popular” de Stalin. Lenin resumió de esta manera las lecciones de esa experiencia en ¿Qué hacer?:


 


“Por si la crítica teórica de Bernstein y sus anhelos políticos estaban aún poco claros para ciertas personas, los franceses se han cuidado de demostrar palmariamente lo que es el ‘nuevo método’. Francia se ha hecho una vez más acreedora de su vieja reputación de ‘país en el que las luchas históricas de clase se han llevado siempre a su término decisivo más que en ningún otro sitio’ (Engels, en el prólogo a la obra de Marx El 18 Brumario de Luis Bonaparte). En lugar de teorizar, los socialistas franceses han puesto manos a la obra; las condiciones políticas de Francia, más desarrolladas en el aspecto democrático, les han permitido pasar sin demora al ‘bernsteinianismo práctico’ con todas sus consecuencias. Millerand ha dado un brillante ejemplo de este bernsteinianismo práctico: ¡por algo Bernstein y Vollmar se han apresurado a defender y ensalzar con tanto celo a Millerand! En efecto, si la socialdemocracia es, en esencia, ni más ni menos que un partido de reformas y debe tener el valor de reconocerlo con franqueza, un socialista no sólo tiene derecho a entrar en un ministerio burgués sino que incluso debe siempre aspirar a ello. Si la democracia implica, en el fondo, la supresión de la dominación de las clases, ¿por qué un ministro socialista no ha de cautivar a todo el mundo burgués con discursos acerca de la colaboración de las clases? ¿Por qué no ha de seguir en el ministerio, aun después de que los asesinatos de obreros por gendarmes hayan puesto de manifiesto por centésima y milésima vez el verdadero carácter de la colaboración democrática de las clases? ¿Por qué no ha de participar personalmente en la felicitación al zar, al que los socialistas franceses no dan ahora otro nombre que el de héroe de la horca, del látigo y de la deportación (‘knouteur, pendeur et déportateur’)? ¡Y a cambio de esta infinita humillación y este autoenvilecimiento del socialismo ante el mundo entero, a cambio de pervertir la conciencia socialista de las masas obreras –única base que pueda asegurarnos el triunfo–, a cambio de todo eso, ofrecer unos rimbombantes proyectos de reformas tan miserables que eran mayores las que se lograban obtener de los gobiernos burgueses!”.31


 


Las teorías revisionistas de Bernstein fueron condenadas en septiembre de 1903 en el congreso de Dresden del partido socialdemócrata alemán, y el ministerialismo de Millerand sufrió una suerte similar un año más tarde, en el congreso de Amsterdam de la Segunda Internacional. Pero la “victoria” de Dresden contra el “revisionismo teórico”, como la subsecuente “victoria” en el congreso de Jena de la socialdemocracia alemana, reunido en septiembre de 1905, contra el revisionismo “sindical” o “práctico”, resultó ser ilusoria, como veremos a continuación.


 


La revolución rusa de 1905 y la socialdemocracia alemana


 


El obrero norteamericano fue, por sobre todas las cosas, un producto de la revolución rusa de 1905. Más específicamente, nació de un intento de ofrecer un análisis materialista del hecho aparentemente paradójico de que la revolución liderada por la clase obrera estuviera teniendo lugar en una de las áreas más atrasadas de Europa, mientras que el movimiento socialista continuaba siendo relativamente débil en el país industrialmente más desarrollado: los Estados Unidos.


 


La revolución rusa de 1905 por primera vez enfrentó a los partidos de la Segunda Internacional con tareas revolucionarias prácticas, después del período de reacción de más de treinta años que siguió a la masacres de los communards de París en 1871.Las masas rusas, al crear los consejos de diputados obreros (soviets) y al implementar medidas tales como el control obrero de la producción, fueron en la práctica más allá del marco del Estado y la sociedad burgueses, y forzaron literalmente a los mejores teóricos marxistas del período a enfrentarse con un tema crucial: el lazo entre el programa mínimo de reformas políticas y sociales alcanzables en la sociedad burguesa, y el programa máximo que demanda la expropiación de la burguesía y la socialización de los medios de producción.


 


El centro de la elaboración teórica marxista antes del estallido de la Primera Guerra Mundial no era el imperio de los zares sino Alemania, el país de Marx y Engels y del Sozialdemokratische Partei Deutschlands (SPD), el mayor partido de la Segunda Internacional. La fuente indiscutida de teoría marxista para al movimiento socialista mundial era el órgano teórico del SPD, Die Neue Zeit, editado por Kautsky. En un artículo de 1908 conmemorando el 25 aniversario de la revista, Trotsky describió la relación entre el socialismo alemán y el ruso con estas palabras: “El reproche más frecuente que se le hace al partido socialdemócrata ruso desde su creación es que ve la vida rusa a través de anteojos alemanes (…) La razón de este reproche es la influencia profunda de la socialdemocracia alemana sobre el partido ruso. Pero esa influencia sólo fue posible porque los anteojos alemanes habían sido diseñados según las leyes de la óptica internacional de la lucha de clases (…) Uno de los órganos más importantes de esa influencia del partido alemán sobre la socialdemocracia rusa fue Die Neue Zeit.”32 


 


Después de explicar el rol crucial de la revista en la propagación de las ideas marxistas entre la intelectualidad rusa, especialmente durante la controversia revisionista, Trotsky continuó:


 


“Aun antes del comienzo de la revolución rusa, cuando muchos camaradas europeos, por razones fácilmente comprensibles, se negaban a tomar en serio a los socialistas rusos, Die Neue Zeit apoyó incansablemente los intereses de la revolución rusa ante el forum del socialismo europeo. Durante la revolución, estuvo con nosotros y para nosotros, no sólo durante nuestros períodos de éxito, sino también durante los momentos difíciles de nuestras derrotas. Mientras los innumerables raisonneurs susurraban sermones venenosos en nuestros oídos; mientras la escoria liberal repetía interminablemente que no teníamos nada en común con la razonable táctica legal, respetable y moderada de los partidos socialistas europeos; mientras la prensa reaccionaria gritaba ensordecedoramente que no éramos sino anarquistas que nos cubríamos con la túnica honesta de la socialdemocracia alemana para ocultar nuestros propósitos criminales; nosotros siempre pudimos, con absoluta confianza, mostrarles el último número de Die Neue Zeit y decir con orgullo a nuestros enemigos: ‘Somos carne de la carne y sangre de la sangre del socialismo internacional’.”33


 


Podemos ver que en aquel entonces aun los líderes de las corrientes más extremas de la socialdemocracia rusa se consideraban discípulos fieles de los líderes del SPD, Bebel y Kautsky, y no parte de una tendencia de izquierda dentro de la Segunda Internacional. En palabras de Trotsky, hasta el 14 de agosto de 1914 “Lenin consideró a Kautsky como su maestro y enfatizó este punto siempre que pudo (…) Hablando del menchevismo como el ala oportunista de la socialdemocracia, Lenin comparaba a los mencheviques no con el kautskismo, sino con el revisionismo. Además, veía en el bolchevismo la forma rusa del kautskismo, que a sus ojos era en aquel período idéntico con el marxismo.”34 A fin de entender la significación de El obrero norteamericano, es importante comprender por qué Lenin se vio a sí mismo durante tanto tiempo como “sólo una traducción al lenguaje de las condiciones rusas de la tendencia de Bebel-Kautsky”.35


 


La teoría de la revolución permanente entre 1850 y 1905


 


Retrospectivamente es claro que el resultado teórico más importante de la revolución rusa de 1905 fue el redescubrimiento por parte de un grupo de intelectuales marxistas de la teoría de la revolución permanente, elaborada por primera vez por Marx y Engels en marzo de 1850 en su Circular del Comité Central de la Liga Comunista.36 Este grupo incluía, además de Trotsky, a rusos como Parvus (Alexander Helphand), polacos como Rosa Luxemburg, y alemanes como Franz Mehring y Karl Kautsky; aunque no todos ellos emplearon el término en el sentido acabado que le dio Trotsky, es decir implicando la socialización completa de los medios de producción.37 El mentor y colaborador cercano de Trotsky durante la revolución, Parvus, por ejemplo, limitó sus perspectivas a una democratización radical de la vida política y económica rusa y a la instauración de un gobierno laborista reformista según el modelo australiano.38


 


Después de su primera formulación en la Circular del Comité Central de la Liga Comunista de marzo de 1850, Engels mencionó dos veces más la teoría de la revolución permanente. En ocasión del primer aniversario de la muerte de Marx, Engels publicó en el Sozialdemokrat del 13 de marzo de 1884 el artículo “Marx y la Neue Rheinische Zeitung”(1848-49),donde declaró que, como Marat en 1793,Marx “no quería que la revolución fuera declarada terminada, sino en permanencia” [nicht für abgeschlossen,sondern in Permanenz erklärt wissen].39


 


En 1885, un par de años después de la muerte de Marx, Engels esperaba que Europa fuera sacudida por una nueva erupción revolucionaria. En estas circunstancias, Engels reimprimió el panfleto que Marx escribió en 1853,El reciente proceso de Colonia, agregándole como apéndice las dos circulares del Comité Central de la Liga Comunista de marzo y junio de 1850 –es decir, las directivas que aconsejaban transformar la revolución “socialrepublicana” pequeño burguesa en una revolución comunista. El contexto político en el que Engels decidió reimprimir esta exposición clásica de la teoría de la revolución permanente es también importante. Engels advirtió acerca del peligro de una futura contrarrevolución democrática,que se materializaría después de la revolución bolchevique y cuya teoría fue más ampliamente elaborada por el Kautsky senil. Engels declaró que:


 


“La Circular [de marzo de 1850], redactada por Marx y por mí, tiene todavía hoy interés, pues la democracia pequeño burguesa sigue siendo aún el partido que en la próxima conmoción europea, que no tardará en producirse (…) será, necesariamente, el primero en empuñar el timón de Alemania, como salvador de la sociedad frente a los obreros comunistas. Por tanto, muchas de las cosas que decimos allí todavía siguen teniendo aplicación hoy.”40


 


Los principales documentos de la historia de la teoría de la revolución permanente entre los discípulos de Marx, desde 1889 hasta la publicación de Balance y perspectivas de Trotsky en 1906, han sido recientemente reunidos en inglés en la antología The Renaissance of Permanent Revolution publicada por la editorial Brill. 41 Estos son los hitos centrales:


 


En 1889 apareció el libro de Kautsky sobre la revolución francesa Los antagonismos de clase en 1789, originalmente publicado como una serie de artículos en Die Neue Zeit. 42 Una versión francesa apareció en 1901, 43 y cuatro ediciones rusas fueron publicadas antes y durante la revolución de 1905. 44 En una carta a Kautsky enviada desde Londres y fechada el 20 de febrero de 1889, Engels expresó algunas críticas sobre este libro,45 pero es notable la descripción que Kautsky hace de la política de los sansculottes en 1793-94 como de una Revolution in Permanenz. 46 Ese capítulo fue luego republicado junto con el artículo de Kautsky “Old and New Revolution” y el de Rosa Luxemburgo “La revolución rusa” en el Festschrift 1649-1789-1905.


 


Kautsky fue el primero en considerar la posibilidad de que los obreros rusos actuarían como la vanguardia de la revolución europea en su artículo Los eslavos y la revolución, publicado en Iskra el 10 de marzo de 1902. 47


 


Al año siguiente, en 1903, Kautsky escribió una introducción a la edición polaca del Manifiesto Comunista que contenía una referencia explícita a la Circular del Comité Central de la Liga Comunista de marzo de 1850 y a “una revolución burguesa que, volviéndose permanente, va más allá de sus límites originales y se transforma en una revolución proletaria”. La versión alemana de este artículo apareció en julio de 1904 en el Leipziger Volkszeitung, uno de los órganos principales del ala izquierda del SPD, bajo el título “¿Hasta qué punto está obsoleto el Manifiesto Comunista?”.48


 


Kautsky empleó por primera vez la expresión “revolución permanente” para analizar los eventos de la revolución rusa de 1905 en una serie de artículos publicados en julio de 1905 en Die Neue Zeit bajo el título “Las consecuencias de la victoria japonesa y la socialdemocracia”49 –la segunda mención de esta frase en la prensa marxista de Europa occidental desde la publicación del artículo de Rosa Luxemburgo “Después del primer acto” en febrero de 1905. 50 El artículo de Kautsky sobre las consecuencias de la guerra ruso-japonesa fue traducido al ruso y apareció en cuatro ediciones diferentes, una de ellas en el periódico de Lenin Proletarii.


 


En diciembre de 1905 Kautsky publicó el artículo “Revoluciones viejas y nuevas”, mencionado más arriba, donde declaró que la revolución rusa “promete inaugurar una era de revoluciones europeas que culminará con la dictadura del proletariado, que preparará el terreno para el establecimiento de una sociedad socialista”.51


 


Finalmente,en agosto de 1908 Kautsky escribió su respuesta al cuestionario de Plejanov sobre el carácter de la revolución rusa y las tareas de los socialistas rusos, Fuerzas motoras y perspectivas de la revolución rusa,52 que Trotsky describió como “la mejor exposición teórica de mis propias ideas”.53 Volveremos a la apreciación de Lenin sobre este documento más adelante.


 


El segundo teórico alemán de primera línea que adoptó el punto de vista de la revolución permanente fue Franz Mehring, quien ya en 1899,durante la controversia revisionista, había defendido este concepto contra las acusaciones que Bernstein le hacía de “blanquismo” (putschismo).54 Tres años más tarde, en 1902, Mehring reimprimió la Circular del Comité Central de la Liga Comunista en el tercer volumen de su edición de las obras escogidas de Marx, Engels y Ferdinand Lassalle.55 En noviembre de 1905, durante la revolución, Mehring publicó en Die Neue Zeit el artículo “La revolución en permanencia”, donde se puede leer: “Es precisamente con la ‘revolución permanente’ que la clase obrera rusa debe replicar, y, según todas las informaciones llegadas hasta el momento, ha replicado efectivamente, ante el grito angustiado de la burguesía pidiendo ‘la calma a cualquier precio’”.56


 


El concepto de “revolución permanente” fue introducido en la socialdemocracia rusa por Riazanov (un futuro miembro de la Organización Inter Distritos de Trotsky en 1917 y director del Instituto Marx-Engels-Lenin después de la revolución bolchevique),en tres documentos publicados en Ginebra en 1902-03 por el grupo Borba (Lucha) bajo el título Materiales sobre el programa del partido obrero, parte segunda: El borrador de programa de Iskra y la tareas de los socialdemócratas rusos.57 Dos años más tarde, “En el otoño de 1905 Riazanov se sumó [nuevamente] al debate revolucionario con un nuevo panfleto publicado en Ginebra. Además de admoniciones a la unidad entre las fracciones, el panfleto contenía partes seleccionadas de sus publicaciones anteriores. En vez de ‘revolución in permanentia’[en permanencia],Riazanov proponía ahora la ‘revolución in Permanenz’ [permanente]. Esta era la única diferencia con su trabajo anterior [de 1903]”.58


 


Pero a pesar del rol de pionero, virtualmente desconocido hasta hoy, jugado por Riazanov, el representante más famoso e influyente de la teoría de la revolución permanente en la socialdemocracia rusa antes de 1917 es León Trotsky. Según Hartmut Mehringer,59 Trotsky elaboró gradualmente la teoría de la revolución permanente en el curso del año 1905 en tres trabajos, más tarde resumidos en su libro Balance y Perspectivas 60:el panfleto “Antes del nueve de enero”,61 con un prefacio de Parvus; el prefacio de Trotsky a la edición rusa del libro de Marx La comuna de París, titulado “Treinta y cinco años después:1871-1906”6263


 


Trotsky y Lenin sobre la teoría de la Revolución Permanente


 


Trotsky rechazó la limitación artificial de la revolución rusa a las demandas democrático burguesas y defendió la idea de que la dictadura del proletariado podía ser instaurada en la Rusia atrasada, donde la servidumbre había sido abolida en 1861.Trotsky argumentó que el campesinado, geográficamente disperso y políticamente desorganizado, era incapaz de jugar un rol político independiente: sólo podía llegar al poder bajo el liderazgo del sector revolucionario de la población urbana. Dado que la burguesía rusa se había pasado al campo de la contrarrevolución, sólo el proletariado industrial, numéricamente pequeño pero altamente concentrado y con conciencia de clase, podía proveer ese liderazgo. Una vez en el poder, el proletariado se vería obligado a ir más allá de las tareas democráticas y a poner al colectivismo a la orden del día: la revolución rusa sólo podía triunfar como una revolución socialista. La supervivencia del gobierno obrero establecido sobre una base económica tan atrasada dependería, en última instancia, del éxito de la revolución socialista en el occidente.64


 


La revolución de 1905 encontró a los marxistas rusos divididos en dos tendencia principales: los bolcheviques y los mencheviques. Esta escisión no respondió, en un principio, a motivos estratégicos sino organizacionales. Lenin demandaba un mayor grado de centralización que sus oponentes debido a la falta de libertades democráticas del régimen autocrático ruso. La revolución condujo a una división programática entre ambas tendencias. Mientras que los mencheviques se aferraron a la idea de que el futuro de la revolución democrática dependía de mantener una alianza entre el proletariado y la burguesía, Lenin adoptó una posición intermedia entre Plejanov y Trotsky. El objetivo de la revolución rusa, según Lenin, era crear las mejores condiciones posibles para el desarrollo del capitalismo y, en consecuencia, su problema central era la cuestión agraria. La burguesía, sin embargo, era incapaz de solucionar este problema debido a que el nivel relativamente alto de diferenciación de clases dentro del tercer estado había conducido a la degeneración reaccionaria del liberalismo. Temerosos de la lucha de clases, los capitalistas estaban dispuestos a alcanzar un compromiso con los terratenientes y el zar (es decir, a traicionar la reforma agraria), lo que hubiera conducido a un desarrollo lento y penoso del capitalismo ruso según el modelo prusiano. Lenin, por lo tanto, se opuso a la estrategia menchevique de una alianza entre el proletariado y la burguesía, sosteniendo que la revolución sólo podía triunfar como resultado de una alianza entre el proletariado y el campesinado, y que en consecuencia se vería forzada a realizar expropiaciones mucho más masivas que las revoluciones burguesas clásicas. El proletariado y el campesinado, después de tomar el poder, establecerían una “dictadura democrática” conjunta y proclamarían la república, la jornada de ocho horas y la reforma agraria más radical (incluyendo la nacionalización de la tierra),lo que le permitiría a Rusia embarcarse en lo que Lenin llamó “la vía americana de desarrollo burgués”.65 Llevarían, además, la revolución a occidente, donde asumiría inmediatamente un carácter socialista. Pero, puesto que el campesinado ocuparía el rol central en el gobierno revolucionario, en Rusia misma la revolución no llegaría a la socialización total de los medios de producción.


 


En la atmósfera embriagadora de la revolución, Lenin a veces hizo declaraciones que iban más allá de ese esquema. Por ejemplo en septiembre 1905 escribió: “De la revolución democrática comenzaremos inmediatamente, en la medida de nuestras fuerzas, la fuerzas del proletariado organizado y con conciencia de clase, a pasar a la revolución socialista. Estamos a favor de la revolución ininterrumpida. No nos detendremos en la mitad del camino”.66 Y en una nota escrita pocos meses después, pero no publicada hasta 1926, Lenin agregó que la derrota de los obreros rusos era segura a menos que el proletariado socialista de Europa occidental lo socorriera. “La segunda victoria será la revolución socialista en Europa. Los obreros europeos nos mostrarán ‘cómo hacerlo’, y entonces, junto con ellos, llevaremos a cabo la revolución socialista”.67 Pero a pesar de los insights que estas líneas ofrecen sobre la dinámica del pensamiento de Lenin (y en el de sus seguidores obreros), no fueron sino expresiones de entusiasmo que contradicen las exposiciones oficiales de la política bolchevique, elaborada en los escritos teóricos de Lenin en el período anterior a 1917.


 


Kautsky, Lenin y Trotsky


 


Ya hemos visto más arriba que en agosto de 1908 Trotsky le escribió a Kautsky diciendo que su respuesta al cuestionario de Plejanov, Fuerzas motoras y perspectivas de la revolución rusa, era “la mejor exposición teórica de mis propias ideas” –en otras palabras, que consideraba a la respuesta de Kautsky como una exposición brillante de la teoría de la revolución permanente.


 


Curiosamente, en una reseña del mismo escrito de Kautsky publicada en el órgano bolchevique Proletarii, Lenin la describió como “una brillante vindicación de los principios fundamentales de la táctica bolchevique”, agregando: “El análisis de Kautsky nos satisface totalmente. Ha confirmado plenamente nuestra aseveración de que estamos defendiendo la posición de la socialdemocracia revolucionaria contra el oportunismo, y no creando ninguna tendencia bolchevique ‘especial’”.68 Lenin retomó esta idea en su libro El programa agrario de la socialdemocracia en la primera revolución rusa, 1905-07:


 


“Los bolcheviques, desde el comienzo de la revolución en la primavera y el verano de 1905, indicaron claramente la fuente de nuestras divergencias tácticas enfatizando el concepto de revolución campesina como una de las variantes de la revolución burguesa, y definiendo la victoria de la revolución campesina como una ‘dictadura democrático-revolucionaria del proletariado y el campesinado’. Desde entonces el bolchevismo ha ganado su más grande victoria ideológica en la socialdemocracia internacional con la publicación del artículo de Kautsky sobre las fuerzas motrices de la revolución rusa.”69


 


A primera vista el hecho de que tanto Trotsky como Lenin hayan suscripto el análisis de Kautsky puede parecer paradójico. Ambos líderes rusos podían ver en la respuesta de Kautsky a Plejanov una confirmación de su propio análisis porque el teórico alemán, que no sabía ruso y no podía interiorizarse sobre la vida política del país de primera mano, no quería dar una respuesta definitiva a la cuestión estratégica que separaba a Lenin de Trotsky, a saber: si sería el campesinado o el proletariado la clase que lideraría el gobierno revolucionario. Kautsky sólo quería dejar en claro que, dada la correlación de fuerzas en la sociedad rusa, la posibilidad de un bloque de los obreros con la burguesía liberal representada por los Cadetes quedaba, en su opinión, excluida. La reforma agraria era el eje de la revolución democrática, y la burguesía estaba demasiado ligada a los terratenientes y al capital extranjero, y tenía demasiado temor a los obreros, como para apoyar una confiscación de los latifundios sin compensación. La pequeña burguesía urbana, a su vez, era demasiado débil como para jugar el rol central que había desempeñado en la Comuna de París durante la revolución francesa. Los obreros socialdemocráticos se verían por lo tanto obligados a tomar el poder junto con los campesinos a fin de llevar a cabo la revolución democrática, y de allí en más toda una serie de escenarios era posible, de acuerdo a la profundidad de la guerra campesina, la extensión de la revolución más allá de la fronteras de Rusia, etcétera.


 


En general el análisis de Kautsky tendía a apoyar más la fórmula de Trotsky “dictadura del proletariado apoyándose en el campesinado” que la fórmula de Lenin “dictadura democrática del proletariado y el campesinado” –por ejemplo en sus artículos antes mencionados:“¿Hasta qué punto está obsoleto el Manifiesto Comunista?” (julio de 1904),“Las consecuencias de la victoria japonesa y la socialdemocracia” (julio de 1905) y “Revoluciones viejas y nuevas” (diciembre de 1905). Pero cuando se vio confrontado con la revolución socialista en 1917-1918, Kautsky abandonaría su antiguo análisis revolucionario, como veremos más adelante.


 


Los escritos tempranos de Kautsky sobre el socialismo norteamericano


 


Volviendo al artículo El obrero norteamericano, algunos lectores pueden preguntarse cuáles eran las calificaciones de Kautsky para escribir sobre este tema, ya que nunca había vivido en los Estados Unidos. En su defensa puede decirse que no sólo era el principal líder teórico de una organización obrera mundial (la Segunda Internacional), sino que sabía inglés perfectamente, ya que había vivido en Londres entre 1885 y 1890, además de manejar otros cuatro idiomas modernos y dos lenguas muertas. Kaustky claramente seguía la vida política americana con atención.


 


Además, su interés en el movimiento obrero de ese país no era ocasional ni producto de una mera curiosidad. El Sachregister de la bibliografía de los escritos de Kautsky compilada por Blumenberg lista 31 ítems sobre temas políticos y económicos norteamericanos, desde 1880 hasta 1934, de los cuales 19 tratan específicamente del movimiento obrero de ese país.70 Entre los últimos, además del artículo sobre Sombart, encontramos una nota de 1880 sobre las federaciones obreras norteamericanas, un artículo de 1886 sobre los Knights of Labor (Caballeros del Trabajo) y la lucha por la jornada de ocho horas, un artículo de 1887 sobre “Socialismo en Rusia y Norteamérica”, y cinco cartas a periódicos obreros norteamericanos.71 De este material reseñaremos sólo los artículos que aparecieron en Die Neue Zeit, que como órgano teórico tendía a publicar trabajos más largos que resumían las polémicas entabladas en los diarios como el Vorwärts.


 


En 1889 Kautsky publicó una reseña de la famosa novela utópica de Edward Bellamy Looking Backward, 2000-1887, que consideró carente de valor como obra de arte. El argumento era absurdo, los personajes era tontos, y el autor no parecía tener idea del movimiento obrero moderno. La república socialista del futuro estaba llena de amas de casa, predicadores y gente rica que ya no sentía ansiedad por perder su fortuna. Pero Kautsky considera que el libro era de todos modos significativo:


 


“El socialismo ha sido hasta ahora una planta exótica en Norteamérica; era considerado un producto alemán. De hecho el movimiento socialista, si no compuesto exclusivamente de alemanes, era un apéndice del socialismo alemán. La tarea de crear, sobre la base del socialismo científico internacional, un partido obrero realmente norteamericano, con su propia literatura, programa y táctica, recién está comenzando a ser emprendida ahora. Dada esta situación, el libro de Bellamy tiene una gran significación como síntoma. Muestra el poder del movimiento obrero norteamericano; el hecho de que fuerza a enfrentarse con los problemas sociales aun a círculos burgueses que no están ni teórica ni prácticamente bajo la influencia del socialismo europeo.”72


 


Dada la mentalidad de los obreros americanos, hostil a toda teoría, Kautsky concluyó que Looking Backward podía incluso ser útil como material de propaganda. El libro eventualmente dio a luz una red de los llamados “clubes nacionalistas”, durante varios años numéricamente considerables, que estaban compuestos mayormente de empleados públicos y académicos de clase media, y que demandaban la nacionalización de los medios de producción.


 


Kautsky volvió al tema de los obreros norteamericanos seis años más tarde, en una nota corta pero muy interesante en defensa de Friedrich Sorge, cuya historia del movimiento obrero norteamericano estaba siendo serializada en Die Neue Zeit. Sorge había criticado al Socialist Labor Party por su sectarismo. El SLP se había negado a tomar parte en la campaña electoral de Nueva York en 1886 (el candidato de los obreros era Henry George, pero Sorge sostenía que los marxistas debían tomar parte en su movimiento como una tendencia organizada, porque había despertado el entusiasmo de las masas y la elección podía por lo tanto ofrecer una oportunidad excelente para educar y reclutar cuadros obreros), había apoyado al Progressive Labor Party (el ala izquierda que se había escindido de la lista obrera en las elecciones de 1886) sólo unos días antes de las elecciones de 1887, y no había defendido a los mártires de la plaza de Haymarket en Chicago en 1886 porque eran anarquistas. Sobre todo, Sorge rechazó como un callejón sin salida sectario el intento del SLP de crear sus propios “sindicatos rojos” minúsculos,con el pretencioso nombre de Socialist Trade and Labor Alliance of the United States and Canada. El diario, editado por Daniel De Leon, contestó esta crítica llamando a los escritos de Sorge “artículos humorísticos” y “arlequinadas”, y describiendo a su autor como “un habitante alemán de Hoboken, pacífico y respetuoso de la ley”.


 


Kautsky quedó visiblemente shockeado por la brutalidad del ataque a Sorge:


 


“Nuestros informes desde Norteamérica, enviados por el compañero F.A. Sorge, son generalmente reconocidos, aun en círculos enemigos, como contribuciones extraordinariamente valiosas e instructivas para comprender el movimiento obrero americano. Sin embargo, el órgano de nuestro partido hermano en Norteamérica, The People, editado en Nueva York, no comparte esa opinión (…) En Europa es, por decirlo de alguna manera, bastante inusual que un órgano partidario emplee semejante lenguaje contra un camarada, que no es un jovencito recién llegado, sino un veterano que tomó parte en las grandes batallas de 1848 y 1849, y que desde su emigración a Norteamérica ha sido un trabajador incansable por la causa proletaria, un amigo personal de Marx y Engels, y el alma de la [Primera] Internacional en América.”


 


Kautsky atribuyó el estilo brutal del SLP a un sectarismo nacido de las condiciones americanas, particularmente hostiles:


 


“Hasta ahora la socialdemocracia nunca ha tenido que hacer frente a tantos obstáculos como en Norteamérica. La desunión y las luchas mezquinas entre las diferentes organizaciones socialistas son aun mayores que en Inglaterra. Mientras que en esta última los obstáculos han sido parcialmente contrarrestados por grandes avances en la conciencia socialista del proletariado, la efervescencia mental que últimamente se observa en los Estados Unidos no ha redundando hasta ahora en beneficio del movimiento socialista. Por el contrario, algunas organizaciones socialistas incluso han declinado. Si la culpa la tienen los obreros americanos o los socialistas, si los primeros son demasiado limitados y egoístas o los últimos no comprenden suficientemente a los obreros, o finalmente si ambos son responsables por esta situación, es difícil de determinar desde aquí. Pero es claro que semejante situación requiere ser criticada, y que debe también conducir a reacciones particularmente irritables.”


 


Kautsky le pidió a los seguidores de Daniel De Leon parar el torrente de invectivas (“llamémoslas americanismos”) y concluyó:


 


“Los informes de Sorge no pueden ser vindicados más efectivamente que por el artículo de The People. Tenemos la satisfacción de anunciar el lanzamiento, en los próximos números de Die Neue Zeit, de una larga serie de artículos escritos por nuestro compañero, que están a nuestra disposición desde hace tiempo pero cuya publicación se vio demorada debido a falta de espacio.”73


 


En este punto Kautsky estaba por completo de acuerdo con Engels, quien recomendó la publicación del trabajo de Sorge como un libro a la casa editorial del SPD, aunque este proyecto finalmente no fue ejecutado. En una carta desde Londres fechada el 12 de mayo de 1894, Engels escribió a Sorge:


 


“La Social Democratic Federation comparte con tus socialistas alemano-americanos [el SLP] la cualidad de ser los únicos partidos que han conseguido reducir la teoría marxista del desarrollo en una ortodoxia rígida, a la que los obreros no deben acceder a través de sus sentimientos de clase, sino que deben tragar de golpe como un artículo de fe, sin ningún desarrollo. Es por eso que ambas siguen siendo meras sectas y van, como diría Hegel, de la nada, a través de la nada, hacia la nada.”74


 


El libro de Sorge fue finalmente publicado en inglés en 1977-87 en dos tomos, es primero de ellos con una introducción del historiador estalinista Philip Foner.75


 


Kautsky y los corresponsales norteamericanos de “Die Neue Zeit”


 


Kautsky recibía informes regulares sobre las condiciones norteamericanas de los corresponsales de Die Neue Zeit que vivían en los Estados Unidos o los visitaban. Los visitantes incluyeron a la hija de Marx, Eleanor Marx Aveling y su compañero Edward Aveling, cuyo libro sobre la situación de la clase obrera en los Estados Unidos apareció originariamente como una serie de artículos en Die Neue Zeit.


76 El publicista austro-inglés e historiador del socialismo Max Beer también pasó varios años en Nueva York y escribió muchos artículos sobre temas norteamericanos.77 Pero la mayor parte de los informes provenían de líderes socialistas norteamericanos como Sorge, Algie Simons, Louis Boudin 78,Algernon Lee, Morris Hillquit 79,William English Walling y, finalmente, Hermann Schlüter, el historiador del movimiento obrero y editor del órgano de la federación alemana del Socialist Party of America, el New Yorker Volkszeitung (Schlüter fue también autor de libros importantes sobre la historia del movimiento obrero en los Estados Unidos y el Inglaterra).80


 


En el primer apéndice a El obrero norteamericano, Kautsky alabó al órgano teórico del ala izquierda del partido socialista liderado por Eugene Debbs, el International Socialist Review, en ese entonces editado por Algie Martin Simons, quien también tradujo al inglés, junto con su mujer May Wood Simmons, dos de los mejores libros de Kautsky: The Social Revolution (1902) y The Road to Power (1909).81 En la sección quinta de El obrero norteamericano (“El capitalismo en los Estados Unidos”) hay una referencia explícita al panfleto de Simons Class Struggles in America, publicada por primera vez en 1903, como “el excelente trabajo del compañero Simons, de reciente aparición, que ofrece una sinopsis del desarrollo socioeconómico de los Estados Unidos desde sus comienzos”. El librito de Simons, publicado por la editorial de Charles H.Kerr, identificada con el ala izquierda del partido socialista norteamericano, creció de 32 páginas en la primera edición de 1903 a 64 en la segunda edición de 1906 (citada por Kautsky) y a 120 páginas en la tercera edición de 1907. Una versión alemana fue publicada en 1909 como un suplemento de Die Neue Zeit.82 Cuando una versión inglesa de 325 páginas,corregida y aumentada, fue publicada por MacMillan dos años más tarde bajo el título un tanto equívoco de Social Forces in American History 83,Kautsky la alabó con estas palabras:


 


“No es necesario ofrecer una descripción de los contenidos de este libro a los lectores de Die Neue Zeit. Ya hemos publicado como un suplemento, en 1909, un trabajo del compañero Simons llamado Las luchas de clases en América, que contenía las ideas centrales de este libro. Simons ahora aumentó y corrigió aquella corta exposición, haciéndola más clara y persuasiva. Es de esperar que aparezca en alemán. Es valiosa como una ilustración de lo fructífero de la concepción materialista de la historia, y servirá de elemento constitutivo para la construcción de la historia materialista universal, que está siendo gradualmente completada. En su forma presente, el libro presupone que el lector ya conoce los eventos más importantes de la historia americana. Pero no será difícil para los lectores alemanes agregar por sí mismos la información necesaria. Van a recibir a cambio una clara visión panorámica de la historia de los Estados Unidos.”84


 


Los elogios de Kautsky al libro de Simons no deberían ser vistos como una aprobación sin reservas de sus tesis, que para un lector contemporáneo están claramente distorsionadas por prejuicios populistas y racistas, especialmente en el análisis de la Guerra Civil y la Reconstrucción.


 


Cuando el libro de Simons The American Farmer apareció en 1902 85,Kautsky escribió una reseña laudatoria, en la que sin embargo advertía que el libro tendía a borrar la línea divisoria entre los obreros y la clase media rural.


 


Kausky sostenía que, aunque ambas clases debían luchar en contra de sus explotadores comunes, debían organizarse por separado, porque el partido socialista no podía alentar los prejuicios de una clase históricamente condenada a desaparecer.86 Es importante recordar en este contexto que el libro de Kautsky La cuestión agraria,87 que había aparecido tres años antes, había nacido, como el libro contra Bernstein, de una polémica contra los revisionistas pequeño burgueses dentro del SPD. En el congreso de Frankfurt de 1894 y en el congreso siguiente, reunido en Breslau en 1895, los marxistas dentro del SPD polemizaron duramente con los líderes del “revisionismo agrario”, Eduard David y Georg von Vollmar. La tendencia que estos últimos representaban tenía su base en el sudoeste de Alemania, una región en la que la clase de pequeños campesinos era particularmente numerosa, y demandaba medidas proteccionistas para retardar su extinción, aun a expensas de las condiciones de vida de los obreros. Kautsky detectaba síntomas similares en el trabajo de Simons. Recordemos que la década anterior el movimiento populista (People’s Party) había tenido mucha fuerza en el oeste y el sur de los Estados Unidos.88


 


Simons no entendió o no prestó atención al consejo de Kautsky. En la edición de diciembre de 1905 del International Socialist Review Simons reimprimió el ensayo de Frederick Jackson Turner sobre la significación de la frontera en la historia norteamericana con una introducción que describía a este ensayo racista, que celebra la limpieza étnica de los pueblos originarios en Norteamérica, como “sin duda la mayor contribución hecha hasta el presente a la aplicación de la concepción materialista de la historia a la condiciones americanas”.89 Siete años más tarde lo encontramos arguyendo, en un artículo titulado “Ningúnpopulismo en el partido socialista norteamericano”, que el programa agrario adoptado a iniciativa suya por la convención del partido reunida en Indianápolis en mayo de 1912 no hacía ninguna concesión de principios a los pequeños capitalistas agrícolas.90 Como resultado de estas contradicciones irresueltas, Simons comenzó a girar a la derecha después de 1905, y después del estallido de la Primera Guerra Mundial degeneró completamente, convirtiéndose en un organizador de la Wisconsin Loyalty Legion, director del departamento de personal de una corporación industrial, profesor de administración de empresas en la Universidad de Wisconsin, apoyando a Hoover en 1928, y finalmente haciendo campaña para la American Medical Association en contra de la adopción de un seguro médico público.91


 


La revolución rusa de 1905 y los Industrial Workers of the World


 


Retrospectivamente, la parte más insostenible de El obrero norteamericano parecería ser su conclusión: “Debemos esperar un florecimiento del socialismo en América, no sólo en la generaciones venideras, sino considerablemente antes”, de manera tal que “América quizá nos dará, aun antes que Europa, el ejemplo de un proletariado conquistando el poder económico y político, y estableciendo una sociedad socialista”.92 A fin de entender la razón de este optimismo aparentemente exagerado, es necesario analizar el impacto de la revolución rusa de 1905 sobre el movimiento obrero norteamericano, especialmente sobre su organización más revolucionaria: los Industrial Workers of the World (popularmente conocidos como “Wobblies”).


 


“Cuando la convención fundadora de los IWW se reunió en Chicago en junio de 1905”,escribió James Cannon, el líder histórico del trotskismo norteamericano y un antiguo “Wobbly”,“la huelga general con la que se inició la primera revolución rusa ya había comenzado, y sus reverberaciones se podían sentir en la sala de convenciones. Los dos eventos coincidieron para dar al mundo una anticipación del futuro. Los líderes en Chicago saludaron la revolución rusa como un triunfo para su propia causa. Las dos acciones simultáneas, que surgieron independientemente en los dos confines del mundo, marcaban el comienzo de un siglo revolucionario.”93


Las actas de la convención fundacional de la IWW 94 muestran claramente la influencia de la primera revolution rusa en los eventos norteamericanos. Para citar las palabras de uno de los líderes más destacados, la famosa anarco-comunista afro-americana Lucy E. Parsons:


 


“Ustedes, compañeros y compañeras, deberían estar imbuidos del espíritu que muestran las masas en la lejana Rusia y la lejana Siberia, donde creíamos que habían sido completamente deshumanizadas. Sigamos su ejemplo. Vemos a la clase capitalista fortalecerse detrás de sus Citizen’s Associations y Employer’s Associations a fin de aplastar al movimiento obrero americano. Observemos la lejana Rusia y derivemos inspiración y coraje de quienes luchan allá, y de las noticias que inspiran terror en la clase capitalista del mundo entero -la bandera roja, el emblema que ha aterrorizado a los tiranos a lo largo de la historia, ha sido izada en Rusia (aplausos).”95


El delegado Charles Kiehn, representando al sindicato Longshoremen’s Union of Hoboken, N.J., presentó la siguiente resolución “sobre la lucha del pueblo ruso”:


 


“Considerando, que en este momento se está llevando a cabo en la lejana Rusia una enorme lucha de la clase obrera, contra vejaciones, opresiones y crueldades intolerables y por condiciones más humanas para la clase obrera de ese país; y “Considerando, que el resultado de esa lucha es de la mayor importancia para los miembros de la clase obrera de todos los países en su lucha emancipatoria; y “Considerando, que esta convención se reunió con el propósito de organizar a la clase obrera americana en una organización que le permita sacudirse el yugo de la opresión capitalista; “Resolvemos que nosotros, los sindicalistas industriales de América reunidos en asamblea, alentamos a nuestros hermanos obreros de Rusia en su lucha, y expresamos nuestra sincera simpatía para con las víctimas de las vejaciones, opresiones y crueldades, ofrecemos nuestro apoyo moral y prometemos ayuda financiera en la medida de nuestras posibilidades a nuestros camaradas perseguidos, que luchan y sufren en la lejana Rusia.”96


 


La moción fue adoptada por el Comité de resoluciones. Los sucesos revolucionarios en Rusia enriquecieron el debate de la convención en puntos centrales como el carácter político de la lucha obrera, que los anarquistas negaban en su rechazo a la táctica parlamentaria de la mayoría socialista. El delegado Goodwin declaró:


 


“¿Creen ustedes, delegados aquí reunidos, que esta unión económica de la clase obrera va a permanecer puramente en el plano económico? Los eventos del Mar Negro han probado que la lucha en Rusia es finalmente política. No hay urnas en Rusia, y los rusos no las necesitan, porque bajo sus condiciones deben luchar sin elecciones. La declaración de la convención dice: ‘Su propósito final es la abolición de la esclavitud asalariada y la completa libertad de la clase obrera en posesión de los medios de producción y distribución’. Si éste es realmente el propósito de esta organización, niega de hecho el párrafo anterior, que sostiene que éste no es un movimiento político. El acto mismo de organizar a la clase obrera en este sindicato, de apoderarse de los medios de producción y distribución, es político, y yo sostengo que la mera existencia de un sindicato que se propone arrancar esas cosas de manos de la clase capitalista y dárselas a la clase obrera es en sí misma un hecho político.”97


 


Aun más importante que la cuestión de la táctica electoral era la cuestión de la insurrección armada como el inevitable estadio culminante de la revolución social. Mientras que muchos movimientos de protesta posteriores en los Estados Unidos, nacidos de la lucha contra la política exterior imperialista del país, tendrían una estrategia pacifista (una de las principales conquistas del movimiento contra la guerra de Vietnam, por ejemplo, fue la abolición de la conscripción), algunos de los delegados a la convención fundadora de los IWW comprendían que el triunfo de su causa requería la organización de una insurrección armada, y que ésta, a su vez, requería el entrenamiento militar y el armamento de las masas obreras. La propuesta de resolución sobre el militarismo decía:


 


“Considerando, que el capitalismo contemporáneo está incrementando la violencia organizada para perpetuar el espíritu de despotismo; y Considerando, que el resultado de este espíritu será una degradación y opresión aun mayores de la clase obrera; Resolvemos, que condenamos el militarismo en todas sus formas y funciones, que amenazan nuestros derechos y privilegios constitucionales en la lucha entre el capital y el trabajo; y además Resolvemos, que cualquier persona que se sume a la milicia o acepte un cargo de los sheriffs o la policía, o como miembros de agencias de detectives o matones de los empleados en tiempos de luchas industriales, será excluida para siempre de las filas de esta organización.”


 


El delegado Murtaugh criticó la propuesta de resolución en estas palabras:


 


“Creo que el pasaje de la resolución por esta convención sería un error, porque estaríamos negándonos la oportunidad de usar precisamente el arma que quizá nos veremos obligados a usar para emancipar a la clase obrera. La esperanza de Rusia hoy, su única esperanza, es que el ejército ruso se impregne de espíritu revolucionario. La revolución francesa tuvo éxito porque ese espíritu llegó al ejército. La razón de los atropellos en Colorado es que no tuvimos personas imbuidas con ese espíritu en la milicia de Colorado. Si dejamos que el gobierno organice gente en contra nuestra, los proveerá de armas superiores, y nos encontraremos absolutamente indefensos. Si tenemos suficiente inteligencia como para ir a la milicia organizadamente, ya verán cómo se oponen a nuestra política. No deberíamos, por lo tanto, agregar nuestra propia oposición. Quisiera que cada obrero en los Estados Unidos, cada obrero organizado al menos, fuera también un miembro de una compañía de milicia y estuviera armado con las mejores armas disponibles.”98


 


Es interesante el hecho de que los delegados a la convención fundadora de los IWW identificaban a los soviets rusos (consejos de delegados obreros) con el sindicato industrial revolucionario que ellos estaban intentando establecer en los Estados Unidos. William E. Trautmann, un líder de la United Brewery Worker’s Union y secretario de la convención, sostuvo que “los obreros de Rusia han estado organizándose durante los diez últimos años de la misma manera en que los obreros americanos se organizarán de ahora en más; es decir, según los modelos del sindicalismo industrial, siguiendo las líneas de organización económica de la clase obrera, con el poder y la determinación de declarar una huelga cuando lo consideren oportuno”, agregando un tanto fantasiosamente que los obreros rusos “organizaron en cada comunidad, en cada región, en cada país, sindicatos industriales como los Industrial Workers of the World están tratando de organizar en este país”.99


 


En el discurso de clausura de la reunión de ratificación, Bill Haywood, secretario general de la Western Federation of Miners, futuro líder del comunismo norteamericano inicial, y presidente de la convención fundadora de los IWW, hizo un llamado a los obreros americanos a “organizarse industrialmente como los obreros de Rusia están organizados (aplauso) –en una organización que incluye cada hombre, mujer y niño que trabaja en una industria”, y expresó su deseo de ver al nuevo movimiento “crecer en todo el país hasta incluir a la gran mayoría de los trabajadores, y que esos trabajadores se levanten en revuelta contra el sistema capitalista como la clase obrera rusa lo está haciendo hoy (gran aplauso)”.100


 


El imperialismo y la aristocracia obrera


 


El principal defecto de El obrero norteamericano, aparte de su casi ausencia de análisis de la cuestión negra, que constituían más del diez por ciento de la población norteamericana en 1910 (casi 10 millones en un total de 92 millones de habitantes),101 es la escasa atención que Kautsky prestó a la cuestión del imperialismo y de su impacto sobre el movimiento obrero,especialmente su rol en el desarrollo de una aristocracia y una burocracia obreras en los países imperialistas. Eso se debió a que, aunque el término imperialismo comenzó a ser utilizado en círculos socialistas en 1900 para designar el último estadío de desarrollo capitalista,102 los teóricos marxistas europeos comenzaron a analizar detenidamente el tema sólo a partir del congreso de Stuttgart de la Segunda Internacional, que tuvo lugar en 1907, es decir un año después de la publicación del artículo de Kautsky.103 Como parte de esta controversia, Parvus publicó su libro La política colonial y el colapso del capitalismo 104 y Kautsky su estudio sobre el socialismo y el colonialismo.105 Tres años más tarde, el economista austro-marxista Rudolf Hilferding publicó su magnum opus, El capital financiero.106 Junto con el estudio del economista británico John A. Hobson Imperialism: A Study, publicado en 1902, el libro de Hilferding proveyó la base teórica para el famoso libro de Lenin El imperialismo, la etapa superior del capitalismo, cuyo objetivo inmediato era descubrir las causas económicas y de clase para el estallido de la Primera Guerra Mundial y el colapso de la Segunda Guerra Mundial.107


 


El análisis del rol de la aristocracia proletaria y la burocracia sindical como base social del reformismo dentro del movimiento obrero fue iniciado por dos teóricos ultraizquierdistas:el americano Daniel De Leon en su panfleto de 1903 Two Pages from Roman History,108 y el “tribunista” holandés Anton Pannekoek en su libro The Tactical Differences in the Labor Movement (1909).109 Pero las conclusiones que extrajeron de este análisis fueron nonsequiturs: sectarismo organizacional y creación de sindicatos paralelos revolucionarios (“dual unionism”) en el caso de De Leon; oposición a la participación de los comunistas en las elecciones parlamentarias y en los sindicatos, oposición del “comunismo de los consejos obreros” al partido, y una versión temprana del tercermundismo en el caso de Pannekoek.110


Kautsky analizó un aspecto de estos fenómenos (el ascenso de una burocracia sindical contrarrevolucionaria) en la última serie de artículos que escribió sobre los Estados Unidos:una polémica con el ala derecha del SPD sobre las estadísticas acerca del estándar de vida de los obreros norteamericanos y sobre el burócrata sindical Samuel Gompers, líder de la American Federation of Labor, en ocasión de su visita a Alemania hacia fines de 1910.A fin de entender el carácter áspero de la polémica y sus implicaciones, es necesario ver cómo la declinación política de la izquierda europea que se produjo después del fracaso de la revolución rusa de 1905 afectó la vida interna del SPD.


 


Bajo la influencia de la revolución de 1905, el congreso de Jena del SPD, reunido en septiembre de ese año, había adoptado una resolución planteando el uso de la huelga general política en la lucha por los derechos electorales y democráticos, aunque a pedido de Bebel la huelga general política fue descripta como una táctica defensiva contra el ataque previsto de la burguesía ante el avance del partido obrero. Sin embargo, el 16 de febrero de 1906 tuvo lugar una conferencia secreta entre el comité central del SPD [Parteivorstand] y la comisión general de los sindicatos “libres” (es decir, socialdemócratas), liderados por su secretario Carl Legien, en la cual el comité central del SPD se comprometió a “tratar de prevenir una huelga general en la medida de lo posible”. Si de todas maneras la huelga estallaba, el partido asumiría sólo la responsabilidad de su liderazgo: los sindicatos no participarían en ella oficialmente, y sólo se comprometieron a “no acuchillarla por la espalda”. Los costos financieros de la huelga general debían ser cubiertos por el partido; algo obviamente imposible. El acuerdo significaba una anulación en la práctica de la resolución del congreso de Jena, y fue ratificado poco después por la resolución del congreso de Mannheim, que tuvo lugar en septiembre de 1906. Esta resolución, nuevamente a sugerencia de Bebel, reconocía explícitamente que el comité central del partido no podía iniciar ninguna acción de masas sin la aprobación de los sindicatos, dándoles de facto el control de la política del SPD.El Lepiziger Volkszeitung, editado por Rosa Luxemburg y Franz Mehring, sacó de estos acontecimientos la amarga conclusión de que diez años de lucha contra el revisionismo habían sido en vano, “porque el revisionismo que matamos en el partido resurge con mayor fuerza en los sindicatos”.111


 


Los líderes sindicales fueron capaces de imponer su línea al SPD debido a dos causas principales: la gran cantidad de miembros de los sindicatos y sus todavía mayores recursos financieros en comparación con el partido. Los sindicatos “libres” socialdemócratas crecieron de 215.000 miembros en 1892,a más de un millón en 1904 y a dos millones y medio de miembros en 1913, dejando muy atrás tanto a los sindicatos liberales Hirsch-Duncker como a los sindicatos cristianos, los cuales tenían, respectivamente, 106.000 y 218.000 miembros en 1913. En 1906, cuando el SPD llevó a cabo su primer censo, se descubrió que el número de miembros registrados era 348.327 mientras que el de los sindicatos libres llegaba a 1.689.709. En 1913 la proporción era aun dos y medio a uno en favor de los sindicatos. Además, el ingreso del partido para el año fiscal 1906-07 fue 1.191.819 marcos, mientras que el de los sindicatos libres era 51.396.784 marcos, es decir cincuenta veces mayor.


 


La evolución del movimiento socialista norteamericano antes de la Primera Guerra Mundial fue muy similar a la del SPD y a la de la gran mayoría de los partidos que pertenecían a la Segunda Internacional. Creada como una federación de partidos obreros europeos (en los Estados Unidos, europeoamericanos) en 1889, las secciones nacionales de la Segunda Internacional pronto comenzaron a girar a la derecha como resultado del largo período de crecimiento económico gradual que duró desde la segunda mitad de los 1890 hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914. Otra causa importante fue la transición de la mayoría de los países en los que la Segunda Internacional estaba basada al imperialismo. Aunque los burócratas sindicales nunca fueron parte del Socialist Party of America, debido al peso mucho menor del socialismo en los Estados Unidos, el crecimiento del cáncer reformista en el partido siguió un curso similar. Aun la cronología de la declinación del socialismo alemán y norteamericano es muy similar: la reacción contra el ala izquierda comenzó en los Estados Unidos después de los malos resultados de las elecciones presidenciales de 1908, muy similares a las así llamadas “elecciones de los Hotentotes” en Alemania en 1907, que también resultaron en un revés para el SPD y en un fortalecimiento del ala derecha del partido.112


 


La polémica de Kautsky con la burocracia sindical (Gompers)


 


Durante la polémica contra la burocracia sindical, hasta fines del año 1909, Kautsky siguió siendo el líder más reconocido del ala izquierda del SPD, cuyos puntos fuertes dentro del aparato partidario eran la organización de mujeres, el movimiento de la juventud y la escuela del partido. La segunda edición del libro de Kautsky La revolución social, publicada en 1907 y revisada para incluir las lecciones de la revolución rusa de 1905,fue celebrado como un triunfo para el bolchevismo por Lenin.113 En 1905 Kautsky escribió una introducción llena de entusiasmo al libro de Henriette Roland-Holst (una colaboradora cercana de Rosa Luxemburg) sobre la huelga general, que alarmó al cauteloso Bebel.114 Finalmente, en mayo de 1909 Kautsky publicó su libro El camino al poder, que Lenin llamó “el último y el mejor de los trabajos de Kautsky contra los oportunistas”.115 En este libro Kautsky defendió las ideas marxistas tradicionales de que el ministerialismo y la votación a favor de los presupuestos estatales burgueses en el parlamento significaban un suicidio moral y político, y analizó con mayor detenimiento las implicaciones revolucionarias del imperialismo. El comité central del SPD se opuso a la publicación del libro y pidió eliminar o corregir una serie de pasajes, temiendo que resultara en un juicio de alta traición contra el partido (Karl Liebknecht estaba entonces cumpliendo una sentencia de prisión por su libro Militarismo y antimilitarismo). Kautsky finalmente accedió a presentar las tesis del libro como una opinión personal y no como una exposición oficial de la política del partido, o que causó una gran indignación a su amiga Clara Zetkin, una futura líder del Spartakusbund.116


 


En El camino del poder Kautsky, usando estadísticas del United States Bureau of Labor, había mostrado que el poder de compra de los salarios en Norteamérica se había estancado durante más de una década, a pesar de todas las luchas sindicales de los obreros norteamericanos. Kautsky sostuvo que el alza en los salarios nominales había sido más que contrarrestada por el alza en los precios –debido entre otras cosas a la aparición de trusts (monopolios) y de asociaciones de empleadores– y por el incremento en la intensidad del trabajo, como lo demostraba especialmente el crecimiento del trabajo a destajo. Los sindicatos se verían por lo tanto forzados a entrar en la arena política y a colaborar estrechamente con el Partido Socialista si querían ser capaces de hacer frente a la presión de los empleadores y defender el estándar de vida de sus miembros. Este análisis condujo a una polémica furiosa con los órganos sindicales como el Grundstein y especialmente el Korrespondenzblatt der Generalkomission der Gewerkschaften Deutschlands, que lo acusó de ser “un oponente de la organización sindical” y de “menospreciar y subestimar” el trabajo sindical.117


 


La Comisión General de los Sindicatos Libres de Alemania (Generalkommission der Freien Gewerkschaften Deutschlands), es decir la federación de sindicatos socialdemócratas, había sido creada en noviembre 1890 por una Conferencia de Ejecutivos Sindicales reunida en Berlín. El presidente de la Comisión desde 1890 hasta su muerte en 1920 fue Carl Legien (1861- 1920),un miembro del ala derecha de la socialdemocracia alemana y un defensor acérrimo de la independencia de los sindicatos con respecto al partido socialista. Legien también ejercía una influencia decisiva sobre la política de la Comisión como editor de su periódico, el Korrespondenzblatt. Además ocupaba una serie de cargos importantes. En 1893 fue elegido al Reichstag, en 1902 fue nombrado secretario del Bureau Internacional de Sindicatos Socialistas, y en 1913 se transformó en presidente de la Federación Internacional de Sindicatos creada en Zürich.118 Durante la Primera Guerra Mundial Legien se transformó en un chauvinista declarado y después de la revolución alemana de 1918 en un promotor de la cooperación entre los empleadores y los sindicatos.119


 


Kautsky respondió a las críticas de la Comisión General arguyendo que las luchas sindicales podían elevar los salarios en un momento dado, pero no determinar su evolución a largo plazo, que dependía de causas económicas más profundas. Dada una tendencia al alza de salarios, los sindicatos podían aumentarlos más rápidamente; dada una tendencia a la baja, podían retardar su disminución. Pero no podían controlar esas tendencias, como los reformistas sostenían. Los sindicatos era capaces de “mantener los salarios a un nivel relativamente más alto que el que alcanzarían en otras circunstancias, pero no pueden garantizar su alza absoluta ininterrumpida”.120 Si los sindicatos querían ser capaces de hacer frente al poder concentrado de los capitalistas y de su Estado, estaban forzados a politizarse y a emplear su arma más poderosa: la huelga general política.


 


“Los sindicatos ingleses entendieron perfectamente bien que no podían seguir avanzando con métodos puramente sindicales, y se constituyeron en un partido político, que ya les ha dado una influencia considerable. La fuerza del proletariado austríaco también descansa en la colaboración estrecha entre el partido y los sindicatos. Nunca se les ocurrió separar rigurosamente ambos campos. Cada lucha política de la socialdemocracia es a la vez una lucha por los sindicatos, y cada lucha sindical también concierne al partido. En Alemania, las esferas de influencia de ambas organizaciones están aún fuertemente separadas, debido a causas históricas que no favorecieron la lucha de clases proletaria. Pero las grandes batallas que nos esperan unirán estrechamente al partido con los sindicatos en una poderosa falange, en la que cada parte no trabará a la otra, sino por el contrario, cada una alentará y fortalecerá a la otra para la lucha. Fomentar este proceso, enfatizando los grandes objetivos que sólo pueden ser alcanzados mediante una lucha en común del partido y los sindicatos, y acentuando la impotencia creciente a la que el aislamiento condena a ambas partes –esa fue una de mis tareas principales cuando me propuse escribir El camino del poder. En ese momento no me di totalmente cuenta de que, al hacer esto, estaba generando antagonismo entre los rutinarios cuyo entusiasmo ha sido debilitado por los esquemas tradicionales. Pero aun entre ellos esperaba más comprensión de la que encontré en mis críticos del Korrespondenzblatt. Se han alineados con Rexhäufer y Gompers.”121


 


La disputa sobre las estadísticas americanas fue sólo el primer round en la polémica entre Kautsky y los órganos sindicales del SPD.Cuando Samuel Gompers, el líder de la American Federation of Labor, visitó Alemania en julio de 1909, fue alabado por Legien, como “un verdadero revolucionario que quiere unir a las masas proletarias”. Kautsky le recordó a Legien que “Gompers es no sólo un oponente de la forma especial que el movimiento socialista ha asumido en América, sino un enemigo de la lucha de clases proletaria en general”.122 


Después de citar una de las típicas filípicas a lo Panglos de Gompers sobre la confianza que debería reinar entre los capitalistas, su gobierno y sus esclavos asalariados, Kautsky agregó:


 


“No puede decirse que esta confianza ciega es producto del hecho de que en América el gobierno y los capitalistas son especialmente amistosos hacia los trabajadores. Es poco probable que haya una clase capitalista más vulgar e inescrupulosa que la norteamericana, o un país en el que la clase capitalista tenga un control más absoluto de los instrumentos del poder, en el que las leyes sean más desvergonzadamente manipuladas (y, en caso de necesidad, violadas) en beneficio de los capitalistas y en detrimento de los trabajadores, que los Estados Unidos. Sin embargo, Gompers está lleno de confianza. Estas declamaciones sentimentales sobre la armonía no son meramente frases ocasionales dichas para ganar la aprobación de la burguesía, sino el contenido del su trabajo político. Gracias a él, Gompers ha sido nombrado primer vicepresidente de la [National] Civic Federation, una fundación capitalista de los últimos años, 123 que surgió debido al ascenso del socialismo americano, y que se ha abocado a la tarea de promover la colaboración entre obreros y burgueses. En realidad es una organización de lucha contra el socialismo y contra la lucha de clases proletaria, que conduce una propaganda enérgica gracias a los amplios medios financieros de los que dispone.124


 


Al ver la influencia mucho mayor del movimiento socialista en Europa, el burócrata sindical americano ocultó cuidadosamente esos hechos de sus audiencias europeas: Gompers juega su doble rol de presidente de la American Federation of Labor y vicepresidente de la Civic Federation sólo en América. En Europa aparece solamente en el papel de presidente de la federación sindical. Olvidó su rol de vicepresidente de la Reichsverband [la Liga contra la socialdemocracia alemana] mientras cruzaba el Atlántico. Mr. Gompers trabaja como comedor de socialistas sólo en escenarios donde su claque está asegurada. La prudencia es no menos importante que la valentía.”125


 


En realidad, Gompers había viajado a Europa para encontrar apoyo en el viejo continente, después de que el fracaso espectacular de sus políticas había hecho peligrar su posición en los Estados Unidos:


 


“Gompers elogia su ‘política obrera’ como si a ella se debiera el hecho de que el estándar de vida en América es más alto que en Europa. Esa es una patraña ridícula. El estándar de vida más alto de los obreros norteamericanos no ha sido ganado durante las últimas décadas sino heredado de sus antepasados. Fue, sobre todo, un producto de la disponibilidad de tierras para los colonos, de las cuales todo el que quisiera ser independiente recibía lo que necesitaba. Esa disponibilidad de tierras ‘libres’ es la razón principal de que el estándar de vida norteamericano en general, y el de los obreros asalariados en particular, sea mucho más alto que en Europa


Pero esta superioridad, de la que el señor Gompers está tan orgulloso, está desapareciendo rápidamente.


 


Un claro testimonio de ello es la completa interrupción de la emigración alemana a Norteamérica. Unas pocas décadas atrás, un obrero alemán aun mejoraba considerablemente su situación emigrando a los Estados Unidos. Por esta razón muchos fueron allá a probar su suerte. Hoy la superioridad del estándar de vida norteamericano es tan mínima, que la emigración no vale más la pena.


 


El nivel de vida del obrero alemán en general ha aumentado durante las últimas décadas, mientras que el del obrero americano ha declinado. De acuerdo a las estadísticas antes mencionadas, el poder de compra de los salarios americanos en 1896 estuvo 4,2% por encima del promedio para la década 1890-99. En 1905 estaba sólo 1,5% por encima de ese promedio, y aun ese punto y medio debe haberse perdido como consecuencia de la crisis.


 


Precisamente durante la década en la cual el movimiento obrero americano estuvo dominado por Gompers, el ascenso de la clase obrera americana se estancó.


 


Sabemos muy bien que eso dependió de factores de los cuales Gompers no es responsable. El agotamiento de la reserva de tierras libres, el influjo masivo de obreros con estándares de vida más bajos, la aparición de empresas industriales a gran escala en el sur, y finalmente el fortalecimiento de las asociaciones de empresarios han sido los causantes de esta situación.


 


Pero de todas maneras, esto prueba que Gompers no tiene motivos para vanagloriarse de la superioridad de las condiciones de trabajo americanas sobre las europeas, y para presentarlas ente los obreros europeos como el fruto de su política de armonía y confianza.


El señor Gompers no ha creado las tendencias degradantes del capitalismo que son tan evidentes hoy en día en América, pero ha hecho todo lo posible para allanarles el camino, porque su política de colaboración de clases condenó al proletariado a una impotencia política completa.


 


El proletariado sólo puede conquistar el poder político uniéndose en una organización política de clase propia. Gompers y sus acólitos han ejercido toda su influencia para volver esa organización imposible. Los proletarios no deben construir un partido obrero especial, sino vender sus votos al mejor postor entre los candidatos burgueses. Sólo que no deben hacerlo en el sentido vulgar de vender sus votos por dinero, sino dárselos a aquellos candidatos burgueses que les hagan más promesas.


 


Una política más ridícula, corrupta y políticamente desmoralizante para el proletariado es difícil de imaginar. Gracias a ella no hay ningún país industrializado democrático en el que los obreros sean tratados con más desprecio por el gobierno, y especialmente por los tribunales, que los Estados Unidos.”126


 


En las elecciones presidenciales de 1908 Gompers había convencido a la AFL de que apoyara al candidato demócrata William Jennings Bryan, que fue derrotado por el candidato republicano William Howard Taft. Después de este fiasco Gompers había partido rumbo a Europa para buscar apoyo entre los burócratas sindicales del viejo continente. Kautsky concluyó su artículo con este consejo:


“Los compañeros deben recordar siempre, al tratar con Gompers, que cada palma que levantan para aplaudirlo será usada para dar una bofetada a los miembros de nuestro partido hermano en los Estados Unidos, cuyo enemigo más peligroso y venenoso es Samuel Gompers.”127


 


Dos meses y medio después de publicar este artículo sobre Gompers, Kautsky escribió una secuela llamada “Die Civic Federation,” donde defendió al principal órgano de la federación alemana del partido socialista norteamericano, el New Yorker Volkszeitung, que había sido acusado por el Korrespondenzblatt de incitar a una escisión en las filas de la AFL, o sea de apoyar a los Industrial Workers of the World, una acusación negada por los editores del periódico. Kautsky concluyó llamando a la Civic Federation “una banda de nuestros enemigos más sucios y encarnizados”, y preguntándose cómo Legien podía considerarse un amigo de Gompers.128 Este artículo dio lugar a otra ronda de polémicas sobre Gompers y la National Civic Federation en las páginas de la prensa socialdemócrata alemana.129


 


Las posiciones de Kautsky y de Lenin sobre los sindicatos


 


La crítica de Kautsky a Gompers fue una proyección de la lucha contra la burocracia sindical alemana llevada a cabo por el ala revolucionaria de la socialdemocracia, que demandaba la subordinación de los sindicatos al partido.130 Las críticas de Lenin a los líderes sindicales alemanes seguían la línea de Kautsky. El 31 de enero de 1911,es decir después de la ruptura de Kautsky con Rosa Luxemburg, Lenin le envió una carta pidiéndole que escribiera un artículo para la revista marxista rusa Mysl, en contra de la neutralidad de los sindicatos hacia el partido.131


 


La posición de Lenin sobre Gompers y la American Federation of Labor puede hallarse en su artículo “En America”, escrito en diciembre de 1912, que es un comentario sobre la trigésimo segunda convención anual de la AFL. Lenin describió a la AFL como “una reliquia viva del pasado: de las viejas tradiciones liberales y burguesas de los sindicatos de obreros calificados (craft unions) que son tan fuertes entre la aristocracia obrera norteamericana”. Lenin describió con optimismo los 5.074 votos recibidos el año anterior por el candidato socialista a la presidencia de la AFL, Max Hayes, que fueron casi la mitad de los 11.974 votos recibidos por Gompers. Obviamente, Lenin apoyaba la política de “taladrar desde adentro” (“boring from within”) la AFL más que la política de formar sindicatos revolucionarios separados como los Industrial Workers of the World. La línea de Lenin se convirtió más tarde en la política sindical oficial del partido comunista norteamericano, que patrocinaba a la Trade Union Educational League dirigida por William Z. Foster.132


 


Lenin indicó que “Gompers no sólo acepta totalmente el mito burgués de la ‘armonía entre el trabajo y el capital,’ sino que lleva adelante una política abiertamente burguesa en la Federación contra los socialistas, aunque declare apoyar la completa ‘neutralidad’ política de los sindicatos”. Lenin remarcó que “ese estado de cosas en el movimiento obrero norteamericano nos muestra, como en Gran Bretaña, la división claramente visible entre la política sindical y la política socialista, la escisión entre la política obrera burguesa y la política obrera socialista”. Lenin atribuyó la fuerza de la política burguesa en las filas del movimiento obrero a las condiciones excepcionalmente favorables para el desarrollo del capitalismo en los Estados Unidos. “Estas condiciones han tendido a producir dentro de la clase obrera una aristocracia que ha seguido a la burguesía, traicionando a su propia clase”.133


 


La actitud de Kautsky ante la táctica del partido obrero (Labour Party)


 


En el congreso del Bureau Socialista Internacional que tuvo lugar en octubre de 1908,Lenin criticó la resolución de Kautsky apoyando la afiliación del British Labour Party a la Segunda Internacional. Lenin estaba de acuerdo con su admisión, pero dado que el Labour Party no era una organización socialista con una política independiente de la burguesía, Lenin propuso enmendar la resolución de Kautsky, describiendo al partido como “el primer paso de parte de las organizaciones realmente proletarias de Gran Bretaña hacia una política con conciencia de clase y hacia un partido obrero socialista”. La rectificación de los errores sectarios de la Social Democratic Federation (el partido socialista previamente existente en el país) no podía ser hecha dando “ni el más mínimo aliento a otros errores, indudables y no menos importantes de los oportunistas británicos que lideran el así llamado Independent Labour Party”.134 Aunque en ese entonces Lenin describió al incidente como “sólo una ligera torpeza en la resolución de Kautsky”,es retrospectivamente significativo debido a la involución política posterior de Kautsky, y también porque su último escrito significativo sobre el movimiento obrero americano fue un artículo polémico, escrito 1909 contra Karl Radek, acerca de las perspectivas para la formación de un partido obrero (Labour Party) en Gran Bretaña y los Estados Unidos, y de la actitud que los marxistas deberían adoptar hacia él. Como en muchos de los trabajos de Kautsky, este análisis histórico brillante culmina en una serie de conclusiones políticas equívocas, que conducían en la práctica a una adaptación a la burocracia reformista de los sindicatos y del partido.


 


Kautsky distinguió entre dos modelos de desarrollo histórico: el modelo continental europeo, cuyo mejor ejemplo era la socialdemocracia alemana, y el modelo anglosajón, que podía ser estudiado más claramente en Gran Bretaña, pero también en Norteamérica y Australia. La gran diferencia entre el mundo anglosajón y el continente europeo consistía en el hecho de que el desarrollo político del último tuvo lugar bajo la bandera de la revolución francesa de 1789, mientras que la revolución burguesa en Inglaterra fue completada en 1688, es decir, con más de un siglo de antelación. La revolución burguesa anglosajona tuvo lugar, por lo tanto, bajo condiciones menos desarrolladas, y no podía producir la enorme transformación en la vida espiritual y política que produjo la revolución francesa. Los subsecuentes avances políticos de las clases revolucionarias en Inglaterra y sus colonias norteamericanas desde 1688 asumieron normalmente la forma de luchas aisladas por objetivos particulares, que no envolvían al conjunto de la sociedad, y constituyeron, por ende, un campo mucho menos fértil para el desarrollo de ideas revolucionarias. Por el contrario, las clases revolucionarias en el continente europeo, cuyas ideas fueron influenciadas por la revolución francesa, eran mucho más propensas a considerar a la sociedad como un todo y a fijarse objetivos que implicaban transformaciones sociales globales. En consecuencia, estaban más predispuestas que sus contrapartes inglesas a considerar la conquista del poder político como un medio indispensable para la realización de la revolución social.


 


En el continente europeo, Kautsky arguyó, la organización política del proletariado –un partido de masas con un programa marxista– se había desarrollado antes de su organización sindical, mientras que en los países anglosajones (en Inglaterra después de la declinación del cartismo) todo el interés de la clase obrera se centraba en el movimiento sindical, y un partido político independiente parecía superfluo, dado que no había obstáculos legales a su actividad política individual. En estas condiciones, sólo era posible formar un partido obrero independiente de masas uniendo a los sindicatos en una organización política común, como un estadio de transición hacia la creación de un partido obrero revolucionario con un claro programa marxista. Kautsky esperaba que la American Federation of Labor fuera capaz de jugar ese rol en los Estados Unidos.135 Más tarde, a pesar de la amarga experiencia de los comunistas americanos con el fiasco del Federated Farmer-Labour Party de 1924,Trotsky y sus seguidores norteamericanos finalmente adoptaron la consigna de crear un partido obrero basado en los sindicatos (labour party) durante la Gran Depresión y el estallido de huelgas masivas que condujeron a la formación de una nueva federación de sindicatos industriales, el Congress of Industrial Organizations (CIO).136


 


Del marxismo revolucionario al centrismo 


 


En Balance y perspectivas (1906) Trotsky escribió:


 


“La función de los partidos socialistas fue y es revolucionar la conciencia de la clase obrera, así como el desarrollo del capitalismo revolucionó las relaciones sociales. Pero el trabajo de agitación y organización en las filas del proletariado tiene una inercia interna. Los partidos socialistas europeos, particularmente el mayor de ellos, la socialdemocracia alemana, se han vuelto conservadores a medida que las grandes masas han abrazado la causa socialista y se han organizado y disciplinado. Como consecuencia, la socialdemocracia, como organización que expresa la experiencia política del proletariado, puede en cierto momento transformarse en un obstáculo al conflicto abierto entre los obreros y la reacción burguesa. En otras palabras, el conservatismo propagandista de los partidos obreros socialistas puede en un cierto momento obstruir la lucha directa del proletariado por el poder político.”137


 


Desgraciadamente, esta profecía resultó ser correcta y, por así decirlo, encarnó en la persona del viejo Kautsky.


 


Kautsky había advertido sobre la creciente burocratización del partido ya en septiembre de 1906,en el congreso de Mannheim del SPD.138 En una carta dirigida a Hugo Haase el 14 de febrero de 1909,en el contexto de la oposición del comité central del SPD a la publicación de su libro El camino del poder, Kautsky escribió: “Lo que más me deprime de todo este asunto es la debilidad de August [Bebel],que seguramente se debe a su mal estado de salud. Me reprochó incluso mi reseña del libro de Cunow en el Vorwärts, que consideró ¡demasiado revolucionaria!139 La palabra revolución parece causarle un malestar físico. En su obituario de Natalie Liebknecht habla de los ‘años del movimiento’ y no de los ‘años revolucionarios.’ La situación es tal que, hoy por hoy, el partido socialdemócrata más poderoso del mundo tiene el comité central más servil del mundo. August ha perdido toda su fuerza, y durante los últimos años él era el único político con una visión amplia entre nosotros. Singer tiene buenos instintos y trabaja excelentemente con Bebel, pero sin él, y aún menos contra él, no está en condiciones de poner en movimiento la masa indolente”.140 Ambos líderes murieron poco después: Paul Singer en 1911 y Bebel en 1913.


 


En una carta dirigida a Victor Adler el 26 de septiembre de 1909, Kautsky confesó su pesimismo ante lo que llamó el Überwuchern des Bürokratismus que, comenzando en los sindicatos, se había extendido al partido, transformando a sus casi tres mil funcionarios pagos en meros administradores de un enorme aparato, y extinguía toda iniciativa audaz. Kautsky esperaba que una acción de masas inyectara, una vez más, el ímpetu necesario en el cuerpo inerte de la burocracia partidaria y sindical.141 Sin embargo, en los años siguientes la burocracia reformista incrementaría su dominio del Comité Central del partido, que pasó a ser controlado por Friedrich Ebert.


 


La declinación de Kautsky comenzó unos meses más tarde, cuando comenzó a acomodarse a las presiones reformistas de la burocracia y la aristocracia obreras. En 1909 había escrito, en el último capítulo de El camino del poder, titulado “Un nuevo período de revoluciones”:


“La tarea inmediata del proletariado en Alemania es luchar enérgicamente por la democracia, tanto en la federación como en los distintos Estados, especialmente Prusia y Sajonia. Desde el punto de vista internacional, su tarea más urgente es la lucha contra el imperialismo y el militarismo. No menos evidente que la tarea misma son los medios a nuestra disposición para llevarla a cabo. A los que empleamos hasta ahora, debemos agregar la huelga general, que hemos adoptado teóricamente desde el comienzo de los 1890, y cuya eficacia en circunstancias favorables ha sido probada varias veces.”142


 


Sin embargo, un año más tarde, Kautsky se negó a publicar en las páginas de Die Neue Zeit un artículo de Rosa Luxemburg llamando a utilizar la huelga general para obtener el sufragio universal en Prusia, levantando el slogan de la república como una demanda transicional a fin de transformar la cuestión de la reforma electoral en una vía de acción revolucionaria.143 Este choque resultó en la ruptura de las relaciones personales de Kautsky con Rosa Luxemburg y, un año más tarde, también con Franz Mehring (que fue removido del equipo editorial de Die Neue Zeit en 1912),así como en una serie de polémicas con Rosa, Karl Radek, Anton Pannekoek y Paul Lensch, que marcaron el comienzo de la separación entre el centro y el ala izquierda del SPD y de la Segunda Internacional.


 


En el curso de este debate,Kautsky asumió el rol de teórico de los centristas en el SPD y desarrolló su infame “estrategia del desgaste” (Ermattungsstrategie) en la lucha contra el capitalismo. Irónicamente, el antiguo lí- der de la polémica contra el revisionismo, que había comenzado con un artículo contra Bernstein escrito por el socialista inglés Belfort Bax, titulado “Nuestro converso alemán al fabianismo,” se encontró a sí mismo recomendando emular la estrategia de Fabius Cunctator.144 Cuando, en el curso de la polémica, Kautsky comenzó a referirse a los miembros del ala izquierda del SPD como “nuestros rusos,” Rosa Luxemburg le recordó que, unos años antes, él también había sido llamado “ruso” y un predicador del “romanticismo revolucionario”, y que su política actual no era “nada sino parlamentarismo”.145


 


En lo referente a la cuestión central de la política moderna, el imperialismo, Kautsky comenzó a sostener que el conflicto de intereses entre los poderes imperialistas no era una necesidad económica, y a defender la política ilusoria de luchar contra la carrera armamentista abogando por acuerdos internacionales que limitaran el armamento en el marco de la sociedad imperialista.146 Como dijo Radek, Kautsky se vio forzado a revisar su vieja teoría de que el militarismo era una producto inevitable del imperialismo, no porque el imperialismo hubiera cambiado su naturaleza, sino porque su estrategia fabiana de “agotar al enemigo” no podía ser sostenida por su análisis anterior.147


 


Cuando estalló la controversia entre el centro y el ala izquierda del SPD, la mayor parte de los líderes revolucionarios rusos no tomaron partido por Rosa Luxemburg. En julio de 1910 Trotsky le escribió a Kautsky que nadie en el partido ruso, “ni siquiera entre los bolcheviques”, se atrevía a apoyar a Rosa Luxemburg, y que él admiraba su “noble impaciencia” pero consideraba absurdo “elevarla a una principio estratégico para el partido”.148 El comentario más lúcido fue el de Parvus, quien indicó a Kautsky que “todo el asunto es una copia fiel de la discusión entre los bolcheviques y los mencheviques antes de la revolución rusa [de 1905]”.149 Pero Lenin tenía un número de divergencias teóricas con Rosa Luxemburg y su organización polaca, sobre temas tales como la cuestión nacional 150 y la organización del partido151, así como la crítica que ella había hecho de los esquemas de reproducción ampliada de Marx, en la que Rosa Luxemburg había basado su teoría del imperialismo.152


 


Por sobre todas las cosas, Lenin estaba mucho menos al tanto que Rosa Luxemburg del avanzado estado de burocratización del SPD. Sus primeros choques con el liderazgo centrista de la Segunda Internacional se produjeron en 1912, cuando Lenin se opuso a la iniciativa de unificación del partido ruso por parte del Bureau Socialista Internacional, después de la escisión definitiva entre bolcheviques y mencheviques.153 Una reunión tuvo finalmente lugar en Bruselas en julio de 1914, en la cual los bolcheviques rechazaron toda tentativa de unificación por considerar que no había una base programática común. Pero en lo relativo a la política alemana e internacional, Lenin siguió considerándose un discípulo fiel de Kautsky hasta el estallido de la Primera Guerra Mundial.


 


Cuando el SPD traicionó el principio más elemental del internacionalismo proletario, plasmado en el slogan que había sido siempre la base de su agitación (“a este sistema, ni un hombre ni un centavo”) votando por los créditos de guerra en el Reichstag el 4 de agosto de 1914,Lenin revirtió drásticamente su posición y reconoció la validez de la crítica de Rosa Luxemburg al centrismo de Kautsky. En la sección de su libro El Estado y la revolución que trata de la controversia entre Kautsky y Pannekoek sobre la huelga general política, Lenin escribió:


 


“Pannekoek se levantó contra Kautsky como uno de los representantes de aquella tendencia ‘radical de izquierda’ que contaba en sus filas a Rosa Luxemburgo, a Karl Radek y a otros, y que, defendiendo la táctica revolucionaria, abrigaban unánimemente la convicción de que Kautsky se pasaba a la posición del ‘centro’, el cual, vuelto de espaldas a los principios, vacilaba entre el marxismo y el oportunismo. Que esta apreciación era exacta vino a demostrarlo plenamente la guerra, cuando la corriente del ‘centro’ (erróneamente denominada marxista) o del ‘kautskismo’ se reveló en toda su repugnante miseria.”154


 


El bolchevismo y la contrarrevolución democrática


 


Siempre hubo un dualismo no resuelto en la concepciones de Kautsky entre su fe en las virtudes milagrosas de la democracia parlamentaria burguesa y su defensa del gobierno obrero –de allí que Trotsky lo llamara “medio renegado” en relación a sus propias ideas, ya que no a las de Marx.155 La expresión más clara de las contradicciones de Kautsky en esta cuestión es su libro El parlamentarismo, la legislación popular y la socialdemocracia, donde defendió la noción de que el parlamentarismo es una mera forma política que podía recibir cualquier contenido de clase 156, así como la todavía más sorprendente idea de que el parlamento podía transformarse en un instrumento de la dictadura del proletariado:


 


“Sólo un ciego político puede sostener hoy que el sistema representativo asegura la dominación de la burguesía aun bajo un régimen de sufragio general, y que a fin de derrocar esa dominación es necesario ante todo, eliminar al sistema representativo. Comienza a ser claro hoy en día que un régimen parlamentario real puede ser tanto un instrumento para la dictadura del proletariado como un instrumento para la dictadura de la burguesía.”157


 


No es de sorprenderse que el principal exponente de la “vía parlamentaria al socialismo” en Francia, Jean Jaurès, en su prefacio a la edición francesa del libro de Kautsky, haya visto en él “una defensa del parlamentarismo desde el punto de vista socialista” y que haya considerado como su parte más interesante “el capítulo en el cual Kautsky parece prever la necesidad de un parlamento, es decir de un régimen de transición, aun durante la revolución socialista”.158


 


Como otros aspectos del pensamiento de Kautsky, también sus posiciones sobre este tema se radicalizaron mucho durante la primera revolución rusa. En El camino del poder, Kautsky les recordó a sus oponentes que Marx y Engels habían “acunado la frase dictadura del proletariado, que Engels defendió en 1891, poco antes de su muerte 159160 Pero como Rosa Luxemburg notó aun antes de la Primera Guerra Mundial, Kautsky retornó a sus posiciones parlamentaristas cuando se trasformó en el ideólogo del ala centrista del SPD.


 


La Primera Guerra Mundial finalmente condujo al estallido de una nueva revolución en Rusia en febrero de 1917, cuyo curso no correspondió a los esquemas usuales del bolchevismo. Aunque la revolución fue realizada por los obreros y los campesinos, no condujo al establecimiento de una “dictadura democrática” sino a un régimen de doble poder en el cual un gobierno burgués se vio enfrentado a los consejos de diputados obreros y soldados (soviets) liderados por los social-revolucionarios y los mencheviques. Lenin rearmó el partido con sus tesis de abril, que abrían la perspectiva de tomar el poder y establecer la dictadura del proletariado en el futuro inmediato, como Trotsky, entonces un exiliado en los Estados Unidos, demandaba desde la lejana New York. Después de esta adopción de hecho de la teoría de la revolución permanente por Lenin y el partido bolchevique, Trotsky y los otros miembros de su organización interdistrito se sumaron al partido bolchevique y jugaron un papel de liderazgo en la revolución de octubre.


 


A principios de 1917, las frases “pacifistas” del presidente racista de los Estados Unidos, Woodrow Wilson, fueron celebradas ruidosamente por Kautsky y los otros líderes centristas del SPD, como Hugo Haase y George Ledebour,161 que de hecho sentaron las bases del rol que jugaría la socialdemocracia europea después de la Primera Guerra Mundial como “agencia política del capitalismo norteamericano”.162 Después de la revolución bolchevique, Kautsky condenó la disolución de la asamblea constituyente en enero de 1918,se postró ante los fetiches del parlamentarismo burgués, y se sumó al campo de la contrarrevolución democrática montada por el imperialismo. Su colaborador más cercano en el partido socialdemócrata independiente (USPD: Unabhängige Sozialdemokratische Partei Deutschlands) fue Eduard Bernstein, que nunca había renunciado a sus concepciones revisionistas. Kautsky escribió tres libros en defensa de la contrarrevolución democrática, dos de los cuales fueron respondidos por Lenin y Trotsky. La revolución proletaria y el renegado Kautsky (1918) de Lenin fue una respuesta al libro de Kautsky La dictadura del proletariado (1918), y el libro de Trotsky Terrorismo y comunismo (1920) es una crítica de otro libro de Kautsky del mismo título. En 1921 Kautsky escribió un tercer tomo en contra de la revolución bolchevique, titulado De la democracia a la esclavitud estatal: Una polémica con Trotsky.163


 


En su panfleto de 1922, Las vías de la revolución bolchevique, Radek citó largos pasajes del ensayo de Kautsky Las fuerzas motoras y perspectivas de la revolución rusa (1907) mostrando que contradecía sus afirmaciones posteriores de que la revolución rusa debería haberse limitado a llevar adelante tareas puramente burguesas, agregando:


 


“Este señor quiere crear la impresión que ha sido un menchevique de nacimiento. Pero como estas citas lo prueban, no sólo estuvo del lado de los bolcheviques sobre la cuestión decisiva del rol de la burguesía en la revolución rusa, sino que donde se desviaba de ellos iba aún más allá y predecía el pasaje de la revolución rusa a una lucha directa por el socialismo. El respetado Kautsky puede argüir en su defensa que sus ideas presentes son un eco de las de Martov, y que en 1905-06 repetía las ideas de Rosa Luxemburg. Los argumentos de Kautsky en 1906 reflejaban los de la tendencia cuyos representantes durante la primera revolucion rusa eran Trotsky, Parvus y Rosa Luxemburg, una tendencia que, como dijimos, estaba fuera de ambas fracciones de la socialdemocracia rusa. Los representantes de esta tendencia indicaron que, aun si el campesinado representaba una gran fuerza revolucionaria que la clase obrera debe a toda costa intentar desarrollar y en la que debía apoyarse, no era capaz de llevar adelante una política independiente debido a su atomización social, a su dispersión, y a su bajo nivel de desarrollo. Mientras que Lenin y los bolcheviques hablaban acerca de una dictadura del proletariado y el campesinado, los marxistas antes mencionados levantaban la consigna de la dictadura del proletariado apoyándose en el campesinado”.164


 


En su panfleto de 1919 “La dictadura proletaria y el terrorismo”, escrito en respuesta a Kautsky,Radek describió en esta palabras la imagen que de él tenían los revolucionarios en aquel entonces:


 


“Mientras largas filas de popes con incensarios oscilantes marchan al frente de las tropas de Kolchak, buscando quebrar el coraje de los campesinos del ejército rojo con las imágenes de sus íconos, Karl Kautsky muestra al proletariado ruso y europeo un ícono de la milagrosa democracia en una mano y una imagen terrible del despotismo proletario en la otra.”165


 


Radek concluyó diciendo que Kautsky evidentemente nunca había asimilado las lecciones de la Comuna de París de 1871, que fue también una insurrección contra los resultados del sufragio universal en Francia, puesto que la Asamblea Nacional elegida después de la caída de Luis Napoleón incluía 400 representantes monárquicos y 200 republicanos. La contrarrevolución democrática sería luego repetidamente empleada por la burguesía para confundir a los líderes revolucionarios de la clase obrera, por ejemplo a los jóvenes cuadros de la Cuarta Internacional durante el período revolucionario que se abrió en Europa occidental inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial.166


 


Pero el triste final de Kautsky no disminuye el valor de los escritos de su período revolucionario, de los cuales El obrero norteamericano es un ejemplo notable. Como Trotsky escribió en su obituario: “Recordamos a Kautsky como nuestro antiguo maestro, de quien aprendimos mucho, pero que se separó de la revolución proletaria y del cual tuvimos por consiguiente que separarnos nosotros mismos”.167


 


 


NOTAS


 


(*) Comentarios y críticas pueden ser enviadas por correo electrónico a: [email protected] 1. Ver, por ejemplo, Seymour Martin Lipset, Why No Socialism in the United States? en Seweryn Bialer y Sophia Sluzar (eds.), Sources of Contemporary Radicalism, Boulder, Colorado: Westview Press, 1977, pp. 31-149; Eric Foner, “Why Is There No Socialism in the United States?”, History Workshop, Vol. 17 (Spring 1984) 57-80; Jean Heffer y Jeanine Rovet (eds.), Why Is There No Socialism in the United States? – Pourquoi n’y a-t-il pas de socialisme aux Etats-Unis? Paris: Ecole des Hautes Etudes en Sciences Sociales, 1988; y Seymour Martin Lipset y Gary Marks, It Didn't Happen Here: Why Socialism Failed in the United States, New York: W.W. Norton & Co., 2000. 


 


2. Karl Kautsky, “Der amerikanische Arbeiter”, Die Neue Zeit, Vol. 24, N° 1 (1906) 676-83, 717-27, 740-52 y 773-87.


 


3. Kautsky, “Old and New Revolution”, en Daniel Gaido y Richard Day, The Renaissance of Permanent Revolution: The Impact of the 1905 Russian Revolution on the European and American Labor Movement, Leiden & Boston: Brill Academic Publishers, 2006. 


 


4. F. A. Tscherewanin [seudónimo de Fedor Andreevich Lipkin], Das Proletariat und die russische Revolution, Mit einer Vorrede von H. Roland-Holst und einem Anhang vom Übersetzer S. Lewitin, Stuttgart : J.H.W. Dietz, 1908. Series: Kleine Bibliothek, Nr. 2 


 


5. Trotsky incluyó su reseña del libro de Cherevanin como un apéndice a la edición de 1922 de su libro 1905, New York: Random House, 1971, Chap. 24: The Proletariat and the Russian Revolution: On the Menshevist Theory of the Russian Revolution. http://www.marxists.org/archive/trotsky/works/1905/ch24.htm Ver también la reseña del libro de Cherevanin hecha por Rosa Luxemburg, "Die Lehren der Drei Dumas" (May 1908), en Luxemburg, Internationalismus und Klassenkampf: Die polnischen Schriften, Berlin: Luchterland, 1971, pp. 339- 71, que fue explícitamente mencionada como una reivindicación de la teoría de la revolución permanente por su discípulo Karl Radek en su excelente panfleto The Paths of the Russian Revolution, in Al Richardson (ed.), In Defence of the Russian Revolution: A Selection of Bolshevik Writings, 1917-1923, London: Porcupine Press, 1999, pp. 35-75. 


 


6. Kautsky K., Allerhand Revolutionäres, Die Neue Zeit, Vol. 22, N° 1 (1904) 588-98, 620-27, 652-57, 685-95, 732- 40. Esta fue la respuesta de Kautsky a la crítica de su libro La revolucion social hecha por el socialista polaco Ljusnia, cuyo verdadero nombre era C. V. Kelles Krauz. Ver las extensas citas de este estudio hechas por Trotsky en el capítulo siete de su libro Resultados y perspectivas ("Un gobierno obrero en Rusia y el socialismo"). http://www.marxists.org/archive/trotsky/works/1931-tpv/rp08.htm 


 


7. Kautsky, Triebkräfte und Aussichten der russischen Revolution", Die Neue Zeit, Vol. 25, N° 1 (1907), pp. 284-90, 324-33. English: “The Driving Forces of the Russian Revolution and Its Prospects”, con una introducción de Lenin, en Neil Harding (ed.), Marxism in Russia: Key Documents, 1879-1906, Cambridge: Cambridge University Press, 1983, pp. 352-403. 


 


8. Leon Trotsky, 1905, New York: Random House, 1971, p. VIII, énfasis mío. http://www.marxists.org/archive/trotsky/works/1905/pre.htm 


 


9. Moira Donald, Marxism and Revolution: Karl Kautsky and the Russian Marxists, 1900-1924, New Haven: Yale University Press, 1993, Appendix, nos. 115-19, 190, 213, pp. 296, 300, 301.


 


10. K. Kautsky: El obrero norteamericano y el ruso, San Petersburgo, 1906 (nota de Trotsky). 


 


11. Ibid (nota de Trotsky).


 


12. Trotsky, Resultados y perspectivas, capítulo IV: "Revolución y proletariado". http://marx.org/espanol/trotsky/balance/byp4.htm 


 


13. Rudolf Hilferding, Finance Capital: A Study of the Latest Phase of Capitalist Development, London: Routledge and Kegan Paul [1910], 1981, p. 431, note 17.


 


14. Werner Krause, Ein unveröffentlicher Brief von Friedrich Engels über die Werttheorie, Beiträge zur Geschichte der Deutschen Arbeiterbewegung, Vol. 3, No. 3 (1961), pp. 636-40. 


 


15. Franz Mehring, Einiges über den jungen Engels (October 1895), reimpresa en Aufsätze zur Geschichte der Arbeiterbewegun g (Gesammelte Schriften, Band 4), Berlín: Dietz, 1963, pp. 26-32. 


 


16. Mehring, Politik und Sozialismus (December 1896), Ibid., pp. 135-43. 


 


17. Mehring, Ein französischer Sombart (March 1902), Ibid., pp. 222-28. 


 


18. Mehring, Marx in Hühnerhof (January 1904), reimpreso en Politische Publizistik, 1891 bis 1904 (Gesammelte Schriften, Band 14), Berlin: Dietz, 1964, pp. 628-33. 


 


19. Mehring, Recht so! (April 1905), reimpreso en Politische Publizistik, 1905 bis 1918 (Gesammelte Schriften, Band 15), Berlin: Dietz, 1966, pp. 28-33. 


 


20. Plekhanov, The Initial Phases of the Theory of the Class Struggle, en Selected Philosophical Works, Moscow: Foreign Languages Publishing House, 1981, Vol. II, pp. 449-450.


 


21. Rosa Luxemburg, “In Rate der Gelehrten”, Die Neue Zeit, Vol. 22, No. 1 (1903), pp. 5-10; reeimpreso en Gesammelte Werke, Berlin: Dietz, 1972, Band 1, Nr. 2, pp. 382-90. http://www.sozialistische-klassiker.org/Luxemb/Luxmb37.html 


 


22. Rosa Luxemburg, “Die ‘deutsche Wissenschaft’ hinter den Arbeitern”, Die Neue Zeit, Vol. 18, No. 2 (1899-1900), 740-47 and 773-82; reimpreso en Ibid., Band 1, Nr. 1, pp. 767-90. http://www.sozialistische-klassiker.org/Luxemb/Luxmb28.html 


 


23. Rosa Luxemburg, The Mass Strike, the Political Party and the Trade Unions, 1906, Chapter VII: Need for United Action of Trade Unions and Social Democracy. http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1906/mass-strike/index.htm 


 


24. El libro de Sombart de 1912 El futuro de los judíos ya incluye gemas como ésta: “¿Quién querría mezclar a la Judiths y a las Miriams? Por el contrario, deberían retener su pureza. No podemos tolerar esta mezcla de morochas y rubias". Sombart, Die Zukunft der Juden, Lepizig, 1912, p. 72. Citado en Kautsky, Are the Jews a Race?, London: Jonathan Cape, 1921, Chapter IV: Differences and Oppositions between the Races of Man, p. 80. http://www.marxists.org/archive/kautsky/1914/jewsrace/ch04.htm Sombart estaría feliz de saber que su oposición a la "mezcla de morochas y rubias" es apoyada hoy en día a rajatabla por una cierta corriente política dentro del judaísmo moderno. 


 


25. Abraham Leon, The Jewish Question: A Marxist Interpretation, New York: Pathfinder Press, 1970, Chapter 4, Section A: The Jews in Western Europe after the Renaissance: The Thesis of Sombart. http://www.marxists.org/subject/jewish/leon/ch4.htm#a


 


26. Rudolf Hilferding, Werner Sombart, Der moderne Kapitalismus, in Zeitschrift für Volkswirtschaft, Sozialpolitik und Verwaltung, 12 (1903), S. 446-53. Reprinted in Bernhard vom Brocke (ed.), Sombarts "Moderner Kapitalismus": Materialien zur Kritik und Rezeption, München: Deutscher Taschenbuch Verlag, 1987, pp. 147-60. 


 


27. León Trotsky, Marxism in Our Time, introducción a The Living Thoughts of Karl Marx, Greenwich, Conn.: Fawcett Publications [1939], 1963, pp. 24-51. http://www.marxists.org/archive/trotsky/works/1939/1939-cri.htm 


 


28. Eduard Bernstein, The Preconditions of Socialism, editada y traducida por Henry Tudor, Cambridge: Cambridge University Press, 1993. http://www.marxists.org/reference/archive/bernstein/works/1899/evsoc/index.htm 


 


29. Una buena selección de documentos de la primera fase de la controversia revisionista, es decir antes de la publicación de los libros de Bernstein y Kautsky, es H. Tudor y J. M. Tudor (eds.), Marxism and Social Democracy: The Revisionist Debate 1896-1898, Cambridge: Cambridge University Press, 1988. Los artículos de Rosa Luxemburg contra los revisionistas fueron recogidos en su libro Social Reform or Revolution. http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1900/reform-revolution/index.htm Los artículos de Plejanov en defensa del materalismo dialéctico contra Bernstein y Conrad Schmidt aparecen en el segundo volumen de sus Selected Philosophical Works, 1981. 


 


30. Kautsky, La doctrina socialista: Respuesta a la crítica de Eduard Bernstein, traducción y nota preliminar de Pablo Iglesias y Juan A. Meliá, Madrid: Francisco Beltrán, 1930.


 


31. V. I. Lenin, ¿Qué hacer? (1902), I: Dogmatismo y "libertad de crítica": ¿Qué significa la "libertad de crítica"? http://marx.org/espanol/lenin/1900s/quehacer/qh1.htm


 


32. Trotsky, “Über den Marxismus in Rußland (Zum fünfundzwanzigjährigen Jubiläum der ‘Neuen Zeit’)”, Die Neue Zeit, Vol. 26, N° 1 (1908) p. 7. 


 


33. Ibid., p. 10, énfasis en el original. 


 


34. Leon Trotsky, “Hands Off Rosa Luxemburg”, en Writings, 1932, New York: Pathfinder Press, 1973, p. 132, énfasis en el original.


 


35. Ibid., p. 132. 


 


36. Marx y Engels, Circular del Comité Central a la Liga Comunista (marzo de 1850). http://marx.org/espanol/m-e/1850s/50_circ.htm Ver también el artículo primero del Règlement de la société universelle des communistes révolutionnaires, adoptado el 1° de abril de 1850 por representantes de la Liga Comunista alemana (Marx, Engels y August Willich), un grupo de reugiados blanquistas en Londres (Adam y J. Vidil) y el ala revolucionaria del cartismo (George J. Harney): "Le but de l'association est la déchéance de toutes les classes privilégiées, de soumettre ces classes à la dictature des prolétaires en maintenant la révolution en permanence jusqu'à la réalisation du communisme, qui doit être la dernière forme de constitution de la famille humaine". Marx-Engels Gesamtausgabe (Mega), Berlin: Dietz, 1977, Erste Abteilung, Band 10, pp. 568-69 and 1080-81. 


 


37. La frase “revolución permanente” fue usada para analizar la revolucion rusa de 1905, independientemente de Trotsky, en orden cronológico, por las siguientes personas: 1) Rosa Luxemburg, "Nach dem ersten Akt", Die Neue Zeit, Vol. 23, N° 1 (February 4, 1905) 610-14, reimpreso en Gesammelte Werke, Berlin: Dietz, 1971, Band 1, Nr. 2, pp. 485-90; http://www.marxists.org/deutsch/archiv/luxemburg/index.htm. 2) Kautsky, “Die Folgen des japanischen Sieges und die Sozialdemokratie”, Die Neue Zeit, Vol. 23, N° 2 (July 2, 1905) 460-68, 492-99, 529-37. 3) Franz Mehring, "Die Revolution in Permanenz", Die Neue Zeit, Vol. 24, N° 1 (November 1, 1905) 169-72, reimpreso en Politische Publizistik, 1905 bis 1918 (Gesammelte Schriften, Band 15), pp. 84-88. 


 


38. La principal colección de los artículos de Parvus sobre la revolución rusa de 1905 no ha sido traducido: Rossiia i revoliutsiia, St Petersburg: Izdanie N. Glagoleva, 1906. 


 


39. Engels, Marx y la Neue Rheinische Zeitung (1848-1849) Der Sozialdemokrat, N° 11, del 13 de marzo de 1884. http://marx.org/espanol/m-e/1880s/1884-nrz.htm


 


40. Engels, Contribución a la Historia de la Liga de los Comunistas, originalmente publicado como prefacio al libro Karl Marx Enthüllungen über den Kommunisten-Prozess zu Köln, Hottingen-Zürich, 1885, y en el periódico Der Sozialdemokrat, números 46-48, del 12, 19 y 26 de noviembre de 1885. http://marx.org/espanol/m-e/1880s/1885-hist.htm 


 


41. Richard B. Day and Daniel F. Gaido, The Renaissance of Permanent Revolution: The Impact of the 1905 Russian Revolution on the European and American Labor Movement, Leiden & Boston: Brill Academic Publishers, 2006. 


 


42. Karl Kautsky, Die Klassengegensätze von 1789: Zum hundertjährigen Gedenktag der großen Revolution, Stuttgart: Dietz, 1889. Separat-Abdruck aus der Neuen Zeit, 1889, Vol. 7, pp. 1-9, 49-56, 97-108, 145-57. Una segunda edición apareció en 1908 con el título Die Klassengegensätze im Zeitalter der Französischen Revolution: Neue Ausgabe der Klassengegensätze von 1789, 2. Auflage, Stuttgart: Dietz, 1908. 


 


43. Karl Kautsky, La Lutte des classes en France en 1789; traducido por Édouard Berth, Paris: G. Jacques, 1901, Bibliothèque d'études socialistes, 3, pp. 79-87; reimpreso en Paris: Centre d'Études et de Recherches sur les Mouvements Trotskyste et Révolutionnaires Internationaux, Les cahiers du Cermtri, No. 95, 1999. 


 


44. St. Petersburg, 1902, traducido por G. F. L’vovich; Kiev, 1902, traducido por I. S. Bisk, Rostov, 1903, y Rostov: Donskaia Rech, 1905. 


 


45. Friedrich Engels to Karl Kautsky, 20 February 1889. En Marx y Engels, Selected Correspondence, Moscow: Foreign Languages Publishing House, 1953, pp. 481-86. 


 


46. Karl Kautsky, Die Sansculotten der französischen Revolution" (Aus: "Die Klassengegensätze von 1789") en Festschrift 1649-1789-1905", Berlin: Buchhandlung Vorwärts, 1905, pp. 11-12. Originalmente publicado como Die Klassengegensätze von 1789: Zum hundertjährigen Gedenktag der grossen Revolution, Stuttgart : Dietz, 1889, pp. 51-52. 


 


47. Kautsky, "Slaviane i revoliutsiia", Iskra, Nr. 18, March 10, 1902 . http://www.marxists.org/archive/kautsky/1904/xx/manifesto.htm 


 


48. Kautsky, "Zur polnishen Ausgabe des Kommunistichen Manifesto u.d.T.: Wie weit is das Kommunistische Manifest veraltet?" Leipziger Volkszeitung, N° 169, 179, 172 – 23., 25., 27. Edición en inglés: "To What Extent is the Communist Manifesto Obsolete?" Social Democrat, Vol. 9 (1905) pp. 155-64.


 


49. Karl Kautsky, "Die Folgen des japanischen Sieges und die Sozialdemokratie," Die Neue Zeit, Vol. 23, N° 2 (July 2-19, 1905), pp. 460-468, 492-499, 529-537. 


 


50. Rosa Luxemburg, "Nach dem ersten Akt", Die Neue Zeit, 23 (1), February 4, 1905, pp. 610-14. Edición online: http://www.sozialistische-klassiker.org/Luxemb/Luxmb41.html 


 


51. Karl Kautsky, Alte und neue Revolution, en Festschrift "1649-1789-1905", Berlin: Buchhandlung Vorwärts, 1905, pp. 3-5. 


 


52. Karl Kautsky, “Triebkräfte und Aussichten der russischen Revolution”, Die Neue Zeit, November 1907, Vol. 25, N° 1, pp. 184-90, 324-33. 


 


53. Trotsky to Kautsky, 11 August 1908, Kautsky Archive, IISG (International Institute of Social History, Amsterdam). Citado en Donald, op. cit., p. 91. 


 


54. Franz Mehring, "Eine Nachlese", Die Neue Zeit, Vol. 17, N° 2, 1899, pp. 147-54. 


 


55. Aus dem literarischen Nachlass von Karl Marx, Friedrich Engels und Ferdinand Lassalle, Stuttgart: J.H.W. Dietz Nachfolger, 1903. http://www.ceip.org.ar/boletin8/gz.htm. 


 


56. Franz Mehring, "La revolución permanente", Die Neue Zeit, 24º año, 1er. Volumen, 1 de noviembre de 1905. 


 


57. N. Riazanov, Materialy dlia vyrabotki partiinoi programmy, vyp.2, Proekt programmy "Iskry" i zadachi russkikh sotsial-demokratov.


 


58. Riazanov, Ocherednie voprosi nashego dvizheniia, Geneva, 1905, p. 41. Reidar Larsson, Theories of Revolution: From Marx to the First Russian Revolution, Stockholm: Almqvist & Wiksell, 1970, pp. 177-95, 303. Riaza nov was later killed by Stalin. Riazanov sería, más tarde, asesinado por Stalin. 


 


59. Hartmut Mehringer, Permanente Revolution und Russische Revolution: Die Entwicklung der Theorie der permanenten Revolution im Rahmen der marxistischen Revolutionskonzeption 1848-1907, Frank furt am Main: Peter Lang, 1978. 


 


60. Trotsky, Balance y Perspectivas (1906). http://marx.org/espanol/trotsky/balance/index.htm 


 


61. Trotsky, Do devjatogo janvarija (Before January 9th ), reproducción en Vol. II, Part I of Trotsky's Sochineniia (Complete Works), en el que aparece con el título Nasha pervaia revoliutsiia (Our First Revolution). Una edición francesa del prefacio de Parvus está disponible en Internet en: http://www.trotsky-oeuvre.org/05/01/050100p.html), Sankt Petersburg, 1905. 


 


62. Trotsky, "Cerez tridcat' pjat' let 1871-1906", in Karl Marx, Parizhskaia kommuna, Sankt Petersburg: Knigoizd-vo "Molot", 1906. 


 


63. Prefacio de Trotsky a F. Lassalle, Rec pered sudom prisjaznych (Ferdinand Lassalle, Rede vor dem Geschworenengericht). 


 


64. Para un análisis más detallado de estos temas ver Leon Trotsky, “Three Conceptions of the Russian Revolution”, en Writings, 1939-1940, New York: Pathfinder Press, 1973, pp. 55-73. Edición online: The Character of the Russian Revolution as Foreseen by Plekhanov, Lenin and Trotsky. http://www.marxists.org/archive/trotsky/works/1940/1940-russia.htm


 


65. Acerca del análisis de Lenin sobre "la vía americana de desarrollo burgués" ver sus libros The Agrarian Program of the Social Democracy in the First Russian Revolution, 1905- 1907, en Collected Works, Vol. XIII, pp. 217-431. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1907/agrprogr/index.htm y New Data on the Laws Governing the Development of Capitalism in Agriculture, en íbid., Vol. XXII, pp. 13-102. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1915/newdev/index.htm 


 


66. Lenin, "Social-Democracy's Attitude Towards the Peasant Movement", Proletarii, Nr. 16 (1 September 1905), en Ibid., Vol. IX, pp. 236-37. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1905/sep/05e.htm 


 


67. Lenin, The Stages, the Trend and the Prospects of the Revolution, escrito a finales de 1905 o al comienzo de 1906, en íbid., Vol. X, pp. 91-92, énfasis en el original. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1905/dec/3.htm


 


68. Lenin, “The Proletariat and Its Ally in the Russian Revolution”, en Collected Works, Vol. XI, pp. 372-73, énfasis en el original. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1906/dec/20.htm 


 


69. Lenin, The Agrarian Program of the Social Democracy in the First Russian Revolution, 1905-1907, Chapter IV. Political and Tactical Considerations in Questions of the Agrarian Programme, Section 5: A Peasant Revolution Without the Conquest of Power by the Peasantry?, in Collected Works, Vol. XIII, p. 353, emphasis in the original. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1907/agrprogr/ch04s5.htm


 


70. Werner Blumenberg, Karl Kautskys literarisches Werk: Eine bibliographische Ubersicht, Internationaal Instituut voor sociale Geschiedenis, Amsterdam: Mouton, 1960. 


 


71. “Karl Kautsky on American Socialism”, St. Louis Labor (St. Louis, Missouri), Nr. 96, 6 December 1902. “Letter to the editor”, The Socialist (Seattle), Nr. 108, 31 August 1902. “On the American labor movement”, Appeal to Reason (Girard, Kansas), 22 June 1907. “[Schreiben zum Jubiläum der Zeitung]”, New Yorker Volkszeitung, Sonntagsblatt, 23 February 1908. Versión en inglés: The Socialist (Seattle), Nr. 1015, Sonntagsblatt 23 February 1908. “Karl Kautsky to Call Readers”, The New York Call, Nr. 219, 13 September 1909. 


 


72. Kautsky, “Der jüngste Zukunftsroman”, Die Neue Zeit, Vol. 7 (1889) 268-76.


 


73. Kautsky, “Unsere amerikanischen Berichte”, Die Neue Zeit, Vol. 8 (1895) 183-85. http://www.marxists.org/archive/kautsky/1895/05/sorge-de-leon.htm 


 


74. Karl Marx and Frederick Engels, Letters to Americans, 1848-1895: A Selection, New York: International Publishers, 1953, p. 263. 


 


75. Friedrich A. Sorge’s Labor Movement in the United States: A History of the American Working Class from Colonial Times to 1890, edición por Philip S. Foner y Brewster Chamberlin, Westport, Conn.: Greenwood Press, 1977, y Friedrich A. Sorge’s Labor Movement in the United States: A History of the American Working Class from 1890 to 1896, traducido por Kai Schoenhals, Westport, Conn.: Greenwood Press, 1987. Sobre Sorge ver tambien el obituario de Franz Mehring “F. A. Sorge †,” Die Neue Zeit, Vol. 25, N° 1 (1906-07) 145-47; reinpreso en Aufsätze zur Geschichte der Arbeiterbewegung, pp. 487-89. http://www.marxists.org/archive/mehring/1906/xx/sorge.htm 


 


76. Edward Aveling y Eleanor Marx Aveling, The Working-Class Movement in America, New York: Arno Press [1891] 1969. http://www.marxists.org/archive/eleanor-marx/works/wcia.htm


 


78. El principal trabajo de Boudin es The Theoretical System of Karl Marx, in the Light of Recent Criticism, Chicago: Charles H. Kerr, 1906. Una versión alemana con una introducción de Kautsky sobre la teoría burguesa subjetiva del valor (la teoría de la "utilidad marginal") y la ética individualista fue publicada en 1909: Das theoretische System von Karl Marx, Aus dem Englischen übersetzt von Luise Kautsky; mit einem Vorwort zur deutschen Ausgabe von Karl Kautsky, Stuttgart: J. H. W. Dietz Nachf. Internationalen Bibliothek, 46, 1909. Una versión rusa del libro, traducido por Vera Zasulich, fue publicada en San Petersburg en 1908, y republicada después de la revolución bolchevique en 1920. 


 


79. La versión alemana del libro de Hillquit, History of Socialism in the United States, era la principal fuente de información sobre el tema para los socialistas del continente europeo: Geschichte des Sozialismus in den Vereinigten Staaten, autorisierte Übersetzung von Karl Müller-Weinberg, Stuttgart: J. H. W. Dietz, 1906. 


 


80. Herman Schlüter, Die Internationale in Amerika: Ein Beitrag zur Geschichte der Arbeiter-Bewegung in den Vereinigten Staaten, Chicago: Deutsche Sprachsgruppe der Sozialist Partei der Vereinigten Staaten, 1918, and Die Chartisten-Bewegung: Ein Beitrag zur Sozialpolitischen Geschichte Englands, New York: Socialist Literature Company, 1916. Schlüter wrote an important historical work in English: Lincoln, Labor and Slavery: A Chapter from the Social History of America, New York: Russell & Russell, [1913] 1965. Ver la reseña de Mehring de su primer libro, “Hermann Schlüter, Die Anfänge der deutschen Arbeiterbewegung in Amerika”, Die Neue Zeit, Vol. 26, N° 1 (1907- 08) pp. 347-49. http://www.marxists.org/archive/mehring/1907/xx/schlueter.htm 


 


81. Karl Kautky, El camino del poder, traducción del alemán: Helga Parlowsky, Barcelona: Fontamara, 1979. Versión inglesa: The Road to Power: Political Reflections on Growing into the Revolution, Chicago, Ill.: S.A. Bloch, 1909. http://www.marxists.org/archive/kautsky/1909/power/index.htm 


 


82. Algie Martin Simons, “Klassenkämpfe in der Geschichte Amerikas”, Übersetzt von B. L., Die Neue Zeit, Vol. 28, N° 1 (1909), Ergänzungshefte, Heft 7, 40 pp. 


 


83. Algie Martin Simons, Social Forces in American History, New York: Macmillan, 1911. http://www.ku.edu/carrie/texts/carrie_books/simons/index.html


 


84. Kautsky, “A. M. Simons, Social Forces in American History”, Die Neue Zeit, Vol. 30, N° 2 (1912) 631. http://www.marxists.org/archive/kautsky/1912/xx/simons.htm 


 


85. Simons, The American Farmer, Chicago: C.H. Kerr, 1902, Reimpresión: New York: Arno Press, 1975. 


 


86. Kautsky, “Socialist Agitation among Farmers in America”, International Socialist Review, Vol. 3 (September 1902) 148-160. http://www.marxists.org/archive/kautsky/1902/09/farmers.htm 


 


87. Kautsky, La cuestión agraria: Estudio de las tendencias de la agricultura moderna y de la política agraria de la socialdemocracia, Barcelona: Laia, 1974.


 


88. Massimo Salvatori, Karl Kautsky and the Socialist Revolution, 1880-1938, London: NLB, 1979, pp. 48-59. 


 


89. Gretchen y Kent Kreuter, An American Dissenter: The Life of Algie Simons, Lexington: University of Kentucky Press, 1969, pp. 66, 71, y David Shannon, The Socialist Party of America, Chicago: Quadrangle Books, 1967, p. 18-19. 


 


90. Simons, “Kein Populismus in der amerikanischen sozialistischen Partei”, Die Neue Zeit, Vol. 31, N° 1 (1912) 597-602.


 


91. William A. Glaser, “Algie Martin Simons and Marxism in America”, Mississippi Valley Historical Review, Vol. 41 (1955) 419-34. Este artículo hostil escrito por un historiador burgués contiene algunos insights notables sobre la mezcla peculiar de populismo y marxismo que caraterizaba a Simons. 


 


92. Karl Kautsky, "Der amerikanische Arbeiter", Die Neue Zeit, February 1906, Vol. 24, N° 1, p. 787. 


 


93. James P. Cannon, "The I.W.W.", Fourth International, Vol. 16, N° 3, Summer 1955. http://marx.org/archive/cannon/works/1955/iww.htm 


 


94. Proceedings of the Founding Convention of the Industrial Workers of the World: Founded at Chicago, June 27- July 8, 1905, Stenographically reported by W.E. McDermut; Revised and approved by William E. Trautmann, Secretary of the Convention, New York, N.Y.: Labor News Company, 1905. http://www.marxists.org/history/usa/unions/iww/1905/convention/index.htm 


 


95. Ibid., Third Day, Afternoon Session (Thursday, June 29).


 


96. Ibid., Fifth Day’s Session.


 


97. Ibid., Sixth Day, Afternoon Session.


 


98. Ibid., Seventh Day, Morning Session. 


 


99. Ibid., Appendix, Part I: Speeches at Ratification Meeting. 


 


100. Ibid., Appendix, Part I: Speeches at Ratification Meeting.


 


101. Para rectificar esta situación, el cuarto congreso de la internacional comunista, reunido en noviembre de 1922, creó una comisión sobre la cuestión negra, cuyos miembros incluían a Claude McKay y Otto Huiswood. Las tesis del Comintern describían a los afro-americanos como "la vanguardia de la lucha por la liberación negra" en las colonias. Ver Fourth Congress of the Communist International, “The Black Question” (30 November 1922), en Alan Adler (ed.), Theses, Resolutions and Manifestos of the First Four Congresses of the Third International, London: Ink Links, 1983, pp. 328-31. http://www.marxists.org/history/international/comintern/4th-congress/blacks.htm 


 


102. Ver por ejemplo el artículo de Heinrich Cunow, "Handelsvertrag und imperialistische Expansionspolitik", Die neue Zeit, Vol. 28, N° 2, 1900, pp. 215ff., 239ff. 


 


103. Ver Lenin “The International Socialist Congress in Stuttgart, Proletary, Nr. 17 (20 October 1907), en Collected Works, Vol. XIII, pp. 75-81. 


 


104. Parvus (Alexander Helphand), Die Kolonialpolitik und der Zusammenbruch, Leipzig: Verlag der Leipziger Buchdruckerei Aktiengesellschaft, 1907. Ver la reseña positiva de Rudolf Hilferding en Die Neue Zeit, Vol. 25, N° 2 (1906- 07), pp. 687-88. 


 


105. Karl Kautsky, Socialism and Colonial Policy, 1907. http://www.marxists.org/archive/kautsky/1907/colonial/index.htm 


 


106. Rudolf Hilferding, El capital financiero: [Un estudio de la ultima fase de desarrollo capitalista], Madrid: Tecnos, 1985. Ver la reseña de Kautsky, “Finanzkapital und Krisen (Rudolf Hilferding, Das Finanzkapital)”, Die Neue Zeit, Vol. 29, N° 1 (1911) 764-72, 797-804, 838-64, 874-83. Versión parcial en inglés: Finance Capital and Crises. http://www.marxists.org/archive/kautsky/1911/xx/finance.htm 


 


107. (The main book on the history of the theory of imperialism in the SPD is Hans-Christoph Schröder) El principal libro sobre la historia de la teoría del imperialismo en el SPD es Sozialismus und Imperialismus: Die Auseinandersetzung der deutschen Sozialdemokratie mit dem Imperialismusproblem und der "Weltpolitik" vor 1914, Bonn-Bad Godesberg: Neue Gesellschaft, 1975. 


 


108. Daniel De Leon, Two Pages from Roman History: I. Plebs Leaders and Labor Leaders II. The Warning of the Gracchi, Palo Alto, CA: New York Labor News, 1988 (1903). http://www.marxists.org/archive/deleon/pdf/1902/two_pages.pdf En 1920 Lenin le escribió a Bujarin: “Pienso que deberíamos publicar en ruso el libro de De Leon Dos páginas de historia romana con la introducción y la notas de Fraina. También voy a escribir unas líneas. Si estás de acuerdo, por favor, anuncialo a través de la editorial estatal”. Lenin on the United States: Selected Writings, New York: International Publishers, 1970, p. 536, énfasis en el original. Louis Fraina (Lewis Corey), un discípulo de Daniel De Leon, fue el ideólogo del comunismo norteamericano durante sus primeros años. 


 


109. Die taktischen Differenzen in der Arbeiterbewegung, Hamburg: Erdmann Dubert, 1909. Ver los elogios a este panfleto en Lenin, “Differences in the European Labour Movement” (December 1910), in Collected Works, Vol. XVI, pp. 347-52. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1910/dec/16.htm


 


110. Sobre Pannekoek, Gorter y su tendencia ver Lenin Left-Wing Communism: An Infantile Disorder (May 1920), in Collected Works, Vol. XXXI. (http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1920/lwc/index.htm) y Trotsky, "On the Policy of the KAPD: Speech Delivered at the Session of the ECCI, November 24, 1920", en The First Five Years of the Communist International, 2nd ed., New York: Monad Press, 1972, Vol. I, pp. 137-52. http://mia.marxists.org/archive/trotsky/works/1924/ffyci-1/ch13.htm 


 


111. Carl E. Schorske, German Social Democracy, 1901-1917: The Development of the Great Schism, New York: Russell & Russell, 1970, pp. 28-58.


 


112. Para un punto de vista trotskista de la historia del Partido Socialista debsiano ver James P. Cannon, “Eugene V. Debs and the Socialist Movement of his Time”, Fourth International, Vol. 16, N° 1, (Winter 1955). http://www.marxists.org/archive/cannon/works/1956/debs.htm 


 


113. Karl Kautsky, The Social Revolution (1902), Charles Kerr & Co., 1903. http://www.marxists.org/archive/kautsky/1902/socrev/index.htm Lenin, The Agrarian Program of the Social-Democracy in the First Russian Revolution, 1905-1907, Chapter IV, Section 5, en Lenin, Collected Works, Vol. XIII, p. 354. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1907/agrprogr/ch04s5.htm#v13pp72-351 


 


114. Kautsky, Vorwort to Henriëtte Roland-Holst, Generalstreik und Sozialdemokratie, Dresden: Kaden, 1905. Bebel to Victor Adler, September 16, 1905, in Friedrich Adler (ed.) Victor Adler: Briefwechsel mit August Bebel und Karl Kautsky, Wien: Verlag der Wiener Volksbuchhandlung, 1954, pp. 467-469. 


 


115. Karl Kautky, El camino del poder, Barcelona: Fontamara, 1979. Lenin, The State and Revolution, Chapter VI, en Collected Works, Vol. XXV, 381-492.


 


116. Ursula Ratz, "Briefe zum Erscheinen von Karl Kautskys Weg zur Macht", International Review of Social History, Vol. 12 (1967), pp. 432-77. 


 


117. “Sisyphusarbeit oder positive Erfolge?” Correspondenzblatt der Generalkomission der Gewerkschaften Deutschlands, 1909, Vol. 9, pp. 501-05, 517-19, 529-32, 545-48, 561-564, 577-80, 617-24. Posteriormente publicado como un panfleto con el mismo título. 


 


118. Michael Schneider, A brief history of the German trade unions, Bonn: J. H. W. Dietz, 1991, p. 86. 


 


119. Sobre Legien ver Lenin, “What Should Not Be Copied from the German Labour Movement” (April 1914), Collected Works, Vol. 20, pp. 254-58. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1914/apr/00.htm


 


120. Kautsky, “Leichtfertige Statistik”, Die Neue Zeit, Vol. 27, N° 2 (1909) 523. 


 


121. Kautsky, “Nochmals die amerikanische Statistik”, Die Neue Zeit, Vol. 27, N° 2 (1909) 832. 


 


122. Kautsky, “Samuel Gompers”, Die Neue Zeit, Vol. 27, N° 2 (1909) 678, énfasis en el original.


 


123. La National Civic Federation fue creada en 1900 por la Chicago Civic Federation. Incluía a grandes empleadores y líderes sindicales. El primer presidente de la Civic Federation fue el senador republicano de Ohio, Mark Hanna. 


 


124. Ibid., pág. 679. 


 


125. Ibid., pág. 680.


 


126. Ibid., págs. 680-81, énfasis en el original. 


 


127. Ibid., pág. 685. 


 


128. Kautsky, “Die Civic Federation", Vorwärts, Nr. 256, 2 November 1909. Reimpreso en Die Neue Zeit, 28, N° 1 (1910): 132-37. 


 


129. Kautsky, Nochmals die Civic Federation, 253-54. Ver también Generalkommission der Gewerkschaften (Correspondenzblatt), “Immer noch ‘Civic Federation’”, y Kautsky’s response in Vorwärts, “Und doch noch einmal die Civic Federation” (November 23, 1909).


 


130 Ver, por ejemplo, Kautsky, "Partei und Gewerkschaften", Die Neue Zeit, Vol. 24, N° 2 (1905), págs. 716-35, 749- 54, y "Die Neutralisierung der Gewerkschaften", Die Neue Zeit, Vol. 18, N° 2 (1900), págs. 388-94, 429-33, 457-66, 492-97. Hay una edición francesa online del último artículo con el título "Politique et Syndicats". http://marx.org/francais/kautsky/works/1900/00/kautsky_19000000.htm 


 


131. “Fünf Briefe W.I. Lenins”, International Review of Social History, Vol. 9, N° 2 (1964), págs. 255-67. 


 


132. Ver el panfleto de Foster, “The Bankruptcy of the American Labor Movement”, Trade Union Educational League, 1922. http://www.marxists.org/archive/foster/1922/index.htm 


 


133. Lenin, “In America” (December 1912). Collected Works. Moscow: Progress Publishers, 1972, Vol. 36. Reimpreso en Lenin on the United States: Selected Writings. New York: International Publishers, 1970, págs. 56-57, énfasis en el original.


 


134. Lenin, "Meeting of the International Socialist Bureau", Proletarii, N° 37, 16 October 1908, Collected Works, Vol. XV, pp. 231-46, énfasis en el original. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1908/oct/16b.htm 


 


135. Karl Kautsky, "Sects or Class Parties", The Social Democrat (London), Vol. 13, N° 7 (July 1909), pp. 316-28. Originalmente publicado como "Sekte oder Klassenpartei?", Die Neue Zeit, Vol. 27, N° 2 (1909), pp. 4-14. http://www.marxists.org/archive/kautsky/1909/07/unions.htm


 


136. Leon Trotsky on the Labor Party in the United States, New York: Merit Publishers, 1969. 


 


137. Leon Trotsky, Results and Prospects, Chapter IX: Europe and Revolution. http://www.marxists.org/archive/trotsky/works/1931-tpv/rp09.htm 


 


138. Protokoll über die Verhandlungen des Parteitages der Sozialdemokratische Partei Deutschlands, Abgehalten zu Mannheim: vom 23, bis 29. September 1906, pág. 257. 


 


139. Kautsky, “Ein neues Buch über die französische Revolution”, Vorwärts, 1909, Nr. 32, February 7, 1909; una reseña de Heinrich Cunow, Die revolutionäre Zeitungsliteratur Frankreichs während der Jahre 1789 bis 1794, Berlin: Buchhandlung Vorwärts, reeditada en 1912 as: Die Parteien der grossen französischen Revolution und ihre Presse. 


 


140. Reproducido en Ratz, op. cit., pp. 432-77.


 


141. Adler (ed.), op. cit., págs. 500-502. 


 


142. Kautsky, Der Weg zur Macht, hrsg. und eingeleitet von Georg Fulberth, Frankfurt am Main: Europaische Verlagsanstalt, 1972, pág. 110, énfasis en el original. Versión en inglés: http://www.marxists.org/archive/kautsky/1909/power/ch09.htm 


 


143. El artículo fue finalmente publicado como “Was Weiter?” en el Dortmunder Arbeiterzeitung, March 14-15, 1910, y reimpreso en Rosa Luxemburg, Gesammelte Werke, Berlin: Dietz, 1971, Band 2, págs. 289-99. Edición en inglés: “The Next Step”, en Robert Looker (ed.), Rosa Luxemburg: Selected Political Writings, London: Jonathan Cape, 1972, págs. 148-59. http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1910/03/15.htm 


 


144. Kautsky, “Was nun?”, Die Neue Zeit, Vol. 28, N° 2 (1909-10), págs. 33-40, 68-80. Rosa Luxemburg, “Ermattung oder Kampf?” Die Neue Zeit, Vol. 28, N° 2 (1909-10), págs. 257-66, 291-305; reimpreso en Gesammelte Werke, Berlin: Dietz, 1972, Band 2, págs. 344-77. http://www.marxists.org/deutsch/archiv/luxemburg/1910/ermokampf/index.htm Kautsky, “Eine neue Strategie”, Die Neue Zeit, Vol. 28, N° 2 (1909-10), págs. 332-41, 364-74, 412-21. Rosa Luxemburg, “Die Theorie und die Praxis”, Die Neue Zeit, Vol. 28, N° 2 1910, págs. 564-78, 626-42; reimpreso en Gesammelte Werke, Band 2, págs. 378-420. Versión en inglés: Theory & Practice [A polemic against Comrade Kautsky's theory of the Mass Strike]. http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1910/theory-practice/


 


145. Kautsky, "Nachgedanken zu den nachdenklichen Betrachtungen", Die Neue Zeit, Vol. 31, N° 2 (1912-13), págs. 532-40, 558-68, 662-64. Rosa Luxemburg, "Das Offizi ö sentum der Theorie", Die Neue Zeit , Vol. 31, N° 2 (September 1913), pp. 828-43; reimpreso en Gesammelte Werke, Band 3, págs. 300-21. http://www.marxists.org/deutsch/archiv/luxemburg/1913/offiz/index.htm 


 


146. Ursula Ratz, "Karl Kautsky und die Abrüstungskontroverse in der deutschen Sozialdemokratie, 1911-12", International Review of Social History, Vol. 11 (1966), pp. 197-227. Irène Petit, "Kautsky et les discussions autour du problème de l'impérialisme dans le parti social démocrate allemand de 1907 à 1914", Revue d'Allemagne, Vol. i (Janvier-Mars 1969), pp. 325-37. 


 


147. Karl Radek, "Unser Kampf gegen den Imperialismus" (Die Neue Zeit, May 1912). 


(http://www.marxists.org/deutsch/archiv/radek/1912/05/imperial.htm) y "Wege und Mittel im Kampfe gegen den Imperialismus" (Bremer Bürger-Zeitung, 1912), http://www.marxists.org/deutsch/archiv/radek/1912/xx/kampfimp.htm en Radek, In den Reihen der deutschen Revolution, 1909-1919: Gesammelte Aufsätze und Abhandlungen von Karl Radek, München: K. Wolff, 1921, pp. 156-207. Radek como un seguidor de Rosa: ver Kautsky, “Krieg und Frieden. Betrachtungen zur Maifeier”, Die Neue Zeit, Vol. 29, N° 2 (1910-11), pp. 97-107; y Luxemburg, “Friedensutopien”, Leipziger Volkszeitung, Nr. 103-4 (Mai 1911); reimpreso en Gesammelte Werke, Band 2, pp. 491-504. http://www.marxists.org/deutsch/archiv/luxemburg/1911/05/utopien.htm 


 


148. Trotsky to Kautsky, 21 July 1910. Kautsky Archive, IISG (International Institute of Social History, Amsterdam). Citado en J.P. Nettl, Rosa Luxemburg, London: Oxford University Press, 1966, Vol. I, p. 433. 


 


149. Parvus to Kautsky, 10 June 1910. Kautsky Archive, IISG (International Institute of Social History, Amsterdam). Citado en Moira Donald, op. cit., pp. 183-84. 


 


150. Luxemburg, “The National Question: Selected Writings”, Monthly Review Press, 1976; http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1905/misc/polish-question.htm http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1896/07/polish-question.htm http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1909/national-question/index.htm Lenin, The Right of Nations to Self-Determination (February-May 1914), Moscow: Foreign Languages Publishing House, 1950. http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1914/self-det/ 


 


151. Luxemburg, Organizational Questions of Social Democracy (1904), en Rosa Luxemburg Speaks, ed. by MaryAlice Waters, New York: Pathfinder Press, 1970, pp. 112-30. http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1904/questions-rsd/index.htm 


 


152. Rosa Luxemburg, “The Accumulation of Capital” (1913), New York: Monthly Review Press, 1964. http://www.marxists.org/archive/luxemburg/1913/accumulation-capital/index.htm Lenin, “Marginal Notes on Luxemburg’s The Accumulation of Capital”, Research in Political Economy, Vol. 18 (2000), 225-38. Lenin recomendó tres críticas del libro de Rosa Luxemburg: Gustav Eckstein, "Rosa Luxemburg: Die Akkumulation des Kapitals. Ein Beitrag zur ökonomischen Erklärung des Imperialismus", en Vorwärts Nr. 40 vom 16. Februar 1913 (reimpreso como un apéndice a la edición de 1923 del libro de Luxemburg); Anton Pannekoek, "Rosa Luxemburg: Die Akkumulation des Kapitals. Ein Beitrag zur ökonomischen Erklärung des Imperialismus", en Bremer Bürger-Zeitung, Nr. 24 u. 25 vom 29. u. 30. Januar 1913; y Otto Bauer's article “The Accumulation of Capital”, History of Political Economy, Vol. 18, N° 1 (Spring 1986) 87-110 (originalmente publicado en Die Neue Zeit, Vol. 31, N° 1, 1913, págs. 831-38, 862-74).


 


153. Lenin, "A Good Resolution and a Bad Speech" (Proletarskaya Pravda, N° 6, December 13, 1913), in Lenin, Collected Works, Vol. XIX, págs. 528-530. (http://marx.org/archive/lenin/works/1913/dec/13.htm) and Lenin, "Kautsky's Unpardonable Error" (Proletarskaya Pravda, N° 8, December 15, 1913), in Collected Works, Vol. XIX, págs. 546- 47. http://marx.org/archive/lenin/works/1913/dec/15b.htm Ver también Georges Haupt, "Lénine, les Bolcheviks et la IIe Internationale", Cahiers du Monde Russe et Soviétique [France], Vol. 7, N° 3 (1966), págs. 387-407. 


 


154. Lenin, El Estado y la revolución, Capítulo 6, sección 3. (http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1917/staterev/ch06.htm) Ver los documentos en Antonia Grunenberg (ed.), Die Massenstreikdebatte, Frankfurt: Europaische Verlagsanstalt, 1970. 


 


155. Trotsky, “Karl Kautsky” (8 November 1938), en Writings, 1938-39, págs. 98-99. http://www.marxists.org/archive/trotsky/works/1939/1939-kautsky.htm 


 


156. “Que el sistema representativo está indisolublemente ligado a la dominación de la burguesía es uno de esos mitos que una sola mirada a la historia alcanza para destruir. El sistema representativo es una forma política, cuyo contenido puede divergir enormemente”, Kautsky, Karl, Parlamentarismus und Demokratie, 2. durchgesehene und verm. Auflage, Stuttgart: J.H.W. Dietz Nachf., 1911, págs. 95-96. Primera edición publicada en 1893 con el título: Der Parlamentarismus, die Volksgesetzgebung und die Sozialdemokratie.


 


157. Ibid., págs. 121-22. 


 


158. Karl Kautsky, Parlementarisme et socialisme: étude critique sur la législation directe par le peuple, traduit par Edouard Berth, préface de Jean Jaurès, Paris: Librairie G. Jacques, 1900, pp.V-IX. 


 


159. En referencia a la introducción de Engels (de 1891) en La guerra civil en Francia, donde él escribe: "Ultimamente, las palabras 'dictadura del proletariado' han vuelto a sumir en santo terror al filisteo socialdemócrata. Pues bien, caballeros, ¿quieren saber qué presenta esta dictadura? Miren a la Comuna de París. He ahí la dictadura del proletariado". (Of late, the Social-Democratic philistine has once more been filled with wholesome terror at the words: Dictatorship of the Proletariat. Well and good, gentlemen, do you want to know what this dictatorship looks like? Look at the Paris Commune. That was the Dictatorship of the Proletariat.”) Frederick Engels, On the 20th Anniversary of the Paris Commune. http://www.marxists.org/archive/marx/works/1871/civil-war-france/postscript.htm 


 


160. Karl Kautsky, “Der Weg zur Macht: Politische Bebrachtungen über das Hineinwachsen in die Revolution”, Berlin, Vorwärts 1909, Reimpreso en Frankfurt am Main: Europaische Verlagsanstalt, 1972, p. 20. 


 


161. Rosa Luxemburg, "Wilsons Sozialismus (April 1917)", Spartacus, Nr. 4, April 1917, reimpreso en Gesammelte Werke, Band 4, pp. 246-251. http://www.marxists.org/deutsch/archiv/luxemburg/1917/04/wilson.htm


 


162. Leon Trotsky, "Perspectives of World Development" (July 28, 1924), en Trotsky, Europe & America: Two Speeches on Imperialism, New York: Pathfinder, 1971, p. 23. http://www.marxists.org/archive/trotsky/works/1924/1924- world.htm 


 


163. Kautsky, Von der Demokratie zur Staats-Sklaverei: eine Auseinandersetzung mit Trotzki, Berlin: Verlagegenossenschaft "Freiheit", e.g.m.b.h., 1921. 


 


164. Radek, The Paths of the Russian Revolution, en Al Richardson (ed.), In Defence of the Russian Revolution: A Selection of Bolshevik Writings, p. 40, énfasis en el original.


 


165. Radek, Proletarian Dictatorship and Terrorism, Detroit, Mich.: The Marxian Education Society, 1921, Chapter I: Karl Kautsky’s Autumn Offensive against Soviet Russia, pp. 13-14. (http://www.marxists.org/archive/radek/1920/dictterr/ch01.htm). Ver también Lenin, “Theses and Report on Bourgeois Democracy and the Dictatorship of the Proletariat (March 4, 1919)”, adoptadas en el Primer Congreso de la Tercera Internacional, en Alan Adler (ed.), Theses, Resolutions and Manifestos of the First Four Congresses of the Third International, London: Ink Links, 1983, pp. 7- 19. (http://www.marxists.org/archive/lenin/works/1919/mar/comintern.htm) 


 


166. Ver Sam Bornstein y Al Richardson, The War and the International: A History of the Trotskyist Movement in Britain, 1937-1949, London: Socialist Platform, 1986, pp. 160-208. 


 


167. Trotsky, “Karl Kautsky” (8 November 1938), in Writings, 1938-39, pp. 98-99. http://www.marxists.org/archive/trotsky/works/1939/1939-kautsky.htm

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