Las leyes laborales de la Rusia soviética

Crítica de William C. Redfield, presidente de la Cámara de Comercio ruso-americana

En el ejemplar de Rusia Soviética del 21 de febrero, la Oficina Soviética publica en su totalidad el nuevo Código de leyes laborales de la Rusia Soviética. Aparentemente, se trata de propaganda para impresionar a los obreros estadounidenses con sus ideas avanzadas en cuanto al derecho al trabajo, la jornada de ocho horas, la protección de las mujeres y los niños en la industria, y el seguro de desempleo y de discapacidad.

En los hechos, sin embargo, muestra un estado de cosas con relación al trabajo, que es cualquier cosa menos algo avanzado. Con dicho código, el trabajo se pone nuevamente en un estado de servidumbre y opresión no conocido desde hace un siglo. Si cada trabajador estadounidense pudiera leer este código de trabajo cuidadosamente, quedaría totalmente desilusionado en cuanto a la afirmación de que el gobierno soviético de Rusia es el gobierno del hombre trabajador, o que se ha interesado en el bienestar del trabajo. Por el contrario, impone una tiranía que ha privado al trabajo de todos los derechos y privilegios alcanzados hasta ahora.

En primer lugar, todos los ciudadanos de la Unión Soviética entre los 16 y 50 años que no estén incapacitados por lesión o enfermedad están sujetos a la obligación de trabajar.

Todos los trabajadores están divididos en categorías determinadas por las autoridades y están sujetas a las escalas salariales y las condiciones de trabajo establecidas por ellas. Cada trabajador debe llevar un cuadernillo de trabajo, que es como un pasaporte. En éste se debe ingresar cada pago que recibe, las horas que trabaja o está ausente, el grupo y la categoría a la que ha sido asignado por la Comisión de Valoración, y cualquier otro detalle de su vida y actividad. Un asalariado debe presentar su libreta a solicitud de cualquiera de las autoridades o instituciones.

Un asalariado no tiene permitido cambiar de un trabajo a otro, excepto con el permiso debidamente certificado por la autoridad laboral, en virtud de los cuales se convierte prácticamente en un siervo industrial ligado a su trabajo. Si un hombre desea dejar de trabajar, debe asegurarse un certificado de la oficina de expertos médicos que acrediten su discapacidad, y si la misma es temporal o permanente.

Las licencias podrán concederse por acuerdo entre la dirección de las empresas y los comités de obreros, pero un asalariado no tiene permitido trabajar en forma remunerada durante su licencia.

Ningún trabajador estadounidense debería aceptar ni por un momento tal sistema tiránico y opresor. Una lectura de este código muestra claramente hasta qué punto la autocracia en Moscú ha ido en dirección de la reacción y la destrucción de la libertad y el derecho de los individuos.

Nuestra respuesta al Sr. Redfield

El señor Redfield opina que bajo la ley soviética “la mano de obra se pone de nuevo en un estado de servidumbre y opresión no conocido desde hace un siglo”. Que el gobierno soviético ha “impuesto una tiranía que ha privado al trabajo de todos los derechos y privilegios alcanzados hasta ahora”. El trabajador se ha convertido “virtualmente, en un siervo atado a su trabajo”.

“Una lectura de este código muestra claramente -exclama el Sr. Redfield- hasta qué punto la autocracia en Moscú ha ido en la dirección de la reacción y la destrucción de la libertad y el derecho de los individuos”.

Las acusaciones del señor Redfield a la tiranía soviética se pueden enumerar en cinco puntos:

1. Todos los ciudadanos sin discapacidades de Rusia soviética de entre 16 y 50 años están sujetos a la obligación de trabajar.

2. Todos los trabajadores están clasificados por las autoridades y están sujetos a las escalas salariales y las condiciones de trabajo establecidas por las autoridades.

3. Un asalariado no tiene permitido cambiar de un trabajo a otro, excepto con permiso especial de las autoridades laborales.

4. Un trabajador no tiene permitido trabajar en forma asalariada durante su licencia.

5. Cada trabajador debe llevar una libreta de trabajo, que es como un pasaporte.

Examinemos cada uno de estos cargos.

1. El Sr. Redfield cree que “ningún trabajador estadounidense debería (o sea que podría, N. del autor) aceptar a tal sistema tiránico y opresor”. Redfield parece no ser consciente de la existencia de leyes contra la vagancia en la mayoría de los Estados Unidos, por no hablar de las leyes promulgadas en muchos estados durante la última guerra, que requieren que todos los hombres aptos trabajen un cierto número de horas por semana. La única diferencia entre la legislación soviética y la americana sobre el tema es que, bajo las leyes de la Rusia soviética, el deber de trabajo tiene su correlato en el derecho al trabajo, mientras que, en Estados Unidos, un trabajador que no puede encontrar empleo puede ser enviado a prisión por vagancia.

¿Ha escuchado el señor Redfield acerca de las chain gangs (grupos de prisioneros encadenados y sometidos al trabajo forzado) en los Estados del Sur, donde los desempleados negros son condenados a penas de prisión por vagancia y contratados por las autoridades a los contratistas privados para trabajar en la vía pública? En Rusia soviética, en virtud del artículo 10 del Código de Leyes Laborales, “todos los ciudadanos capaces de trabajar tienen derecho a un empleo de acuerdo con sus vocaciones”. Esto no es un mero derecho teórico. En virtud del artículo 3 del código, el derecho al trabajo se hace cumplir a través del aparato estatal del gobierno soviético. Cada asalariado desempleado es provisto de trabajo por el Departamento de Distribución del Trabajo.

En caso de que no se le pueda encontrar ningún trabajo, tiene derecho a un beneficio al desempleado, que debe ser igual a su salario regular, fijado por el comité de escala salarial de su sindicato (artículo y apéndice a la sección 79: Reglas relativas al desempleado y pago de subsidios, secciones 5 y 6). En la medida en que el gobierno soviético se compromete a proporcionar a cada desempleado un trabajo y pagarle una prestación por desempleo, si no se puede encontrar un empleo para él, el gobierno exige a todos los trabajadores a aceptar un empleo de su propio oficio, siempre que los salarios y las condiciones de empleo se ajusten a normas sindicales (sección 24). Sin embargo, en el caso de que no pueda encontrar trabajo en su propio oficio y se le ofrezca un trabajo de grado inferior, se le paga con cargo al fondo de desempleo la diferencia entre la escala regular de su oficio y los salarios recibidos por él en su empleo temporal.

Sospechamos fuertemente que muchos hombres del sindicalismo americano podrían estar inclinados a someterse a esta forma de “tiranía”.

2. Los trabajadores se clasifican por las autoridades y la escala salarial es proporcionada por las autoridades de cada clase de trabajo, objeta el señor Redfield.

Parece ignorar el hecho de que prácticamente todas las “fábricas” (según la definición de la Oficina del Censo de Estados Unidos) han sido nacionalizadas en la Rusia soviética.

En la práctica, entonces, esta regla significa que el gobierno de la Rusia soviética clasifica sus funcionarios y fija su remuneración. ¿Es el ex secretario de Comercio conciente del hecho de que los empleados del gobierno de Printing O&E y del Bureau of Engraving and Painting en Washington DC son clasificados por el Congreso, y que sus sueldos y salarios son igualmente fijados por éste? ¿Ha olvidado la existencia de la War Labor Board, cuyo objetivo era ajustar los salarios en las fábricas privadas que trabajaban con contratos del gobierno? ¿No eran los asalariados de estos establecimientos también clasificados con la aprobación de la War Labor Board? ¿No son los trabajadores de la United States Steel Corporation clasificados por la administración de la corporación? Fue informado a la prensa pública que el Sr. Gary hizo excepción al reclamo de los trabajadores de tener voz en la fijación de sus salarios.

Veamos, a continuación, cómo las escalas salariales se fijan en la Rusia soviética. Bajo las secciones 8 y 9 del Código de leyes laborales, las normas que rigen los salarios y las condiciones de trabajo en todos los establecimientos, ya sean públicos o privados, están enmarcadas por los sindicatos y aprobadas por el Comisariado del Pueblo de Trabajo, que es el equivalente ruso del Departamento del Trabajo estadounidense. “En los casos en que es imposible llegar a un entendimiento con los directores o propietarios de establecimientos”, las escalas salariales son elaboradas por los sindicatos y sometidos a la aprobación de Comisariado del Pueblo de Trabajo: es de público conocimiento que los voceros de la clase patronal estadounidense se han negado con demasiada frecuencia a hablar con los representantes de los sindicatos, así como también de las condiciones de empleo.

En la Rusia soviética, si los directores o propietarios de establecimientos industriales no logran llegar a un acuerdo con el sindicato de los empleados, la controversia es resuelta por el Departamento de Trabajo del gobierno soviético, que es elegido por los trabajadores y los campesinos.

3. El Sr. Redfield afirma que bajo el Código soviético de leyes, el asalariado puede cambiar de un trabajo a otro sólo con el permiso expreso de las autoridades laborales. Al asalariado no se le permite dejar de trabajar hasta que se acepte su renuncia. Si desea dejar su trabajo, las razones de su renuncia deben pasar por el Comité de la rama de los trabajadores a la cual pertenece. Si dicho comité, tras la investigación, encuentra que la renuncia es injustificada, el asalariado debe permanecer en el trabajo, pero puede apelar la decisión del comité de su sindicato. La sanción prevista por la desobediencia de esta regla es la pérdida de beneficios de desempleado durante una semana (secciones 51, 52 y 53). No hay nada en las reglas que evite que, después de que se registre en la Oficina de Trabajo de Distribución, se le proporcione otro trabajo.

Es inútil negar que, en abstracto, estas normas implican una reducción de “la libertad y el derecho de la persona”, como dice el señor Redfield. Sin duda, en los países capitalistas, el asalariado está en la libertad de dejar de trabajar a voluntad. Lo hace, sin embargo, a riesgo de verse obligado a pasar hambre, a mendigar o robar. Por el contrario, en la Rusia soviética cada trabajador que está fuera de un puesto de trabajo tiene derecho a obtener de las arcas públicas sus salarios regulares hasta que el gobierno le provea de otro trabajo. ¿No es razonable que el gobierno, en tales circunstancias, tenga algo que decir en cuanto a si el trabajador debe dejar su empleo? El gobierno ejerce este poder de supervisión delegándolo en los compañeros de sector del trabajador. ¿Podría el señor Redfield sugerir cualquier otro acuerdo más favorable para el trabajador?

Supongamos, por el contrario, que todos los trabajadores están en libertad de dejar su trabajo a voluntad y aprovechar el tesoro público mientras están fuera de la órbita laboral. ¿No sería una tentación para muchos transformarse en un holgazán con fondos públicos? Hay que tener en cuenta, además, que esta reducción teórica del derecho del trabajador a renunciar a su trabajo a voluntad es compensada por la abolición del derecho del empleador a “despedir” al trabajador a voluntad. En virtud del artículo 46, un trabajador puede ser licenciado: 1) en caso de liquidación total o parcial de la empresa o de la cancelación de ciertas órdenes; 2) en caso de suspensión del trabajo durante más de un mes; 3) en el caso de evidente ineptitud del trabajador para el trabajo. En todos estos casos, el trabajador debe ser notificado con una antelación de dos semanas (artículo 47).

El despido de un trabajador por “ineptitud evidente” requiere la aprobación de su sindicato, y aquél puede apelar la resolución a la Oficina local del Trabajo. En caso de que la decisión final sea desfavorable para el trabajador, es introducido en las listas de desempleados por el Departamento de Distribución del Trabajo, el cual le debe proporcionar otro empleo o pagarle el beneficio regular de desempleado (sección 47) que, como se recordará, es igual a su salario.

El presidente de la Cámara de Comercio ruso-americana se unió en mostrar su aversión al trabajo obligatorio en la Rusia soviética a través del presidente de la Federación Estadounidense del Trabajo (American Federation of Labor -AFL). Sin embargo, de acuerdo con el Sr. Lincoln Eyre, corresponsal especial del New York World, en su edición del 13 de marzo, las leyes que rigen el trabajo obligatorio se han “originado con los sindicatos”, los cuales, según su testimonio, han sido “facultados para regular en conjunto con el Comisariado del Trabajo, todas las escalas de salarios, horas de trabajo y otros asuntos relacionados con el empleo”. La decisión final en todas estas cuestiones -dice el Sr. Eyre- es establecida por el gobierno. “En la práctica, sin embargo, es muy improbable que el gobierno soviético pueda negar cualquiera de las demandas de los poderosos sindicatos, a menos que sean terriblemente exorbitantes”.

4. El Sr. Redfield se lamenta por el hecho de que en la Rusia soviética no se permite a un asalariado trabajar por un salario durante su licencia (secciones 106 y 107). Las leyes soviéticas aseguran a cada asalariado un mes de vacaciones cada año, siempre que todo el tiempo que estuvo en paro y obtuvo su salario regular en forma del beneficio al desempleado, se le imputen a sus vacaciones anuales. Si estuviera permitido realizar un trabajo remunerado durante sus vacaciones, en efecto, se le estaría pagando doble. Podría esperarse que un ex secretario de Comercio debiera saber que bajo las normas departamentales existentes en Washington DC, ningún empleado del gobierno tiene permitido tener dos puestos y recibir dos sueldos al mismo tiempo, a pesar de que puede hacer su trabajo durante el momento de sus vacaciones anuales. Así, el gobierno soviético ha introducido en sus instituciones simplemente la norma impuesta en el gobierno de Estados Unidos desde “tiempos inmemoriales”.

Hay muy buenas razones para esta norma en la Rusia soviética. En caso de enfermedad, el gobierno paga al trabajador una prestación que es igual a su salario regular (apéndice de la sección 5, normas relativas al pago de los subsidios de beneficios por enfermedad a los asalariados durante su padecimiento, las secciones 1, 2 y 3). Con el fin de que el trabajador pueda mantenerse vital, el gobierno soviético le concede un mes de licencia para que pueda descansar durante ese tiempo. Lógicamente, el gobierno espera que el trabajador pueda aprovechar ese descanso. Por otra parte, en la medida en que el gobierno debe proporcionar un trabajo a cada persona sin discapacidad o pagarle un beneficio de desempleo, sería ilógico permitir a un trabajador recibir paga doble, mientras que otros tienen que ser puestos en la lista de desempleados y recibir los subsidios por paro.

5. Lo último, pero no menos importante, que la libreta de trabajo “es como un pasaporte”, en la que se debe introducir “cada detalle de su vida y actividad” del trabajador.

Las normas relativas a las libretas de trabajo (apéndice de la sección 80) limitan las anotaciones en la libreta a los siguientes elementos:

  1. Nombre y edad del trabajador.
  2. Nombre y dirección de su sindicato.
  3. El grupo de trabajo al que ha sido asignado por el Comité de escala salarial de su sindicato.
  4. El trabajo realizado por él -ya sea pagado por tiempo o por pieza, así como el trabajo extra, y todos los pagos recibidos, como los salarios o beneficios por desempleo o enfermedad.
  5. El tiempo tomado de sus vacaciones anuales, así como las licencias por enfermedad.
  6. Todas las multas que le hayan sido impuestas.

Estos son todos los “detalles de su vida y actividad” que se pueden introducir en la libreta de trabajo.

El presidente de la Cámara Americana de Comercio, probablemente se sorprenderá al saber que las normas anteriores relativas a los cuadernos de trabajo no son más que una recreación, con mejoras, de la ley imperial sobre el tema. El código industrial que es una porción de Vol. II, parte 2, de los Estatutos compilados del Imperio Ruso, contiene disposiciones relativas a las libretas de trabajo en las secciones 92, 136, 137 y siguientes. La sección 137 dice lo siguiente: “en la libreta se debe introducir: 1) el nombre, patronímico y apellido del trabajador; 2) el término del empleo y la vigencia de su pasaporte; 3) el importe de los salarios, que especifica los métodos para su cálculo y las condiciones de pago; 4) el importe de la renta para el uso por parte del trabajador de las viviendas, baño, etc., proporcionado por la fábrica o molino; 5) otras condiciones de empleo que las partes contratantes consideren necesario escribir en la libreta; 6) entradas de las cantidades devengadas, con una declaración de la cuantía de las multas impuestas a los trabajadores, y la causa del mismo; 7) un extracto de las leyes y normas de la administración interna, que definen los derechos, deberes y responsabilidades de los trabajadores”.

El objeto principal de la libreta de trabajo es proporcionar al trabajador, en caso de litigio, una evidencia del trabajo realizado y el pago recibido por él.

Todo aquel que conoce la situación laboral en Estados Unidos sabe que los tribunales inferiores en todos los centros industriales están repletos de casos referidos a salarios. Con bastante frecuencia, el trabajador no puede probar su afirmación “por la preponderancia de la evidencia”. En la corte, la palabra del empleador es tan buena como la palabra del asalariado. La ley rusa lo ha previsto, a fin de evitar litigios interminables.

Traducción: Silvia Gabay.

Extractado de Russian Soviet Government Bureau (New York): The labor laws of Soviet Russia; with an answer to a criticism by William C. Redfield. Soviet Russia pamphlets, N° 1 (New York, 1920).

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