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Sobre “Estrategia Militante, acá y ahora” de Juan Marino y Vladimir Cerrón

No hay nada peor que un renegado

El diputado “kirchnerista” Juan Marino, autoproclamado dirigente fundador del “Partido Piquetero”, ha editado un libro: “Estrategia Militante, acá y ahora”. Orientado directamente a intervenir en la campaña electoral en curso. No sólo como hacen muchos candidatos para promocionarse, sino como arma de lucha política a favor de las candidaturas oficialistas del actual “superministro” de Economía Sergio Massa para la fórmula presidencial, Axel Kicillof para su reelección en la gobernación bonaerense y Victoria Tolosa Paz que encabeza la lista de diputados en la Provincia de Buenos Aires de la Unión por la Patria. 

El libro en realidad es una “coproducción” junto a Vladimir Cerrón, secretario general del partido Perú Libre, que llevó como candidato en el 2021 al electo presidente peruano Pedro Castillo, depuesto por un golpe el 7 de diciembre del 2022. Sobre lo cual hablaremos más adelante.

En realidad se trata de un arma de ataque contra la izquierda y en particular contra nuestro Partido Obrero y el Polo Obrero, llamando a votar por las listas de Massa. (Y de apoyo bastante directo a la lista de Myriam Bregman del PTS en la interna del FIT-U).

El libro y la intervención político-electoral de Marino, tienen como propósito impedir que la bronca contra la política ajustadora del gobierno peronista sobre las masas trabajadoras se vuelque hacia la izquierda revolucionaria. El mismo que se ha propuesto Juan Grabois, presentando su candidatura en las PASO de la Unión por la Patria, pero como “complementarias” a la de Massa. Anunciando que finalizada las mismas participará a pleno en la campaña presidencial de la lista oficialista. Se trata de dos variantes con un mismo propósito: solo que la de Marino es explícita y grotescamente militante contra la izquierda.

Marino es directo. Plantea que la gran disyuntiva es entre Democracia y Dictadura. La primera representada (con sus posibles defectos) por las listas oficialistas del peronismo contra las derechistas de Juntos por el Cambio y/o Milei.

Propugna entonces un gran frente político-electoral pluriclasista de apoyo a la lista de Massa. Para ello dice que el problema no es “sociológico” sino político-partidario. Lo “sociológico” sirve para desplazar la lucha de clases, para tapar que no importa la definición de clase de ese frente, sino que la Unión por la Patria se enfrenta electoralmente a las formaciones derechistas, que amenazan con reprimir como ha y está haciendo en Jujuy el gobernador del radicalismo (UCR), Morales. 

Marino, afirma que la política ajustadora de la derecha, que pretenderá llevar adelante los planes y dictámenes del FMI, obliga a la represión por su carácter expoliador del pueblo. Pero… esa política ajustadora contra el pueblo es la que también ya está ejecutando el actual gobierno de Alberto, Cristina y Massa (más del 40% de la población debajo del nivel de pobreza) y que todos saben se incrementará después de su eventual triunfo electoral. 

Marino no es, por supuesto, nada original. Defiende la política de los llamados “frentes populares” donde las masas trabajadoras y explotadas se subordinan (y se contienen en sus reclamos) a los representantes “democráticos” de la burguesía contra la burguesía derechista que amenazaría con políticas fascistas represivas. Los Frentes Populares de conciliación de clases, se vienen implementando hace más de un siglo en todo el mundo y, particularmente, en las últimas décadas en América Latina para desmovilizar las rebeliones populares. Boric, en Chile, ha subido al poder apoyado en este principio, anunciando su pretensión de superar a la derecha. Pero está ejecutando un programa de salvataje de las conquistas reaccionarias del pinochetismo contra las masas (jubilación privada, educación arancelada, salud privada, etc.). Lo mismo ocurre con Lula en Brasil. Su consigna en “defensa de la democracia” contra el fascista Bolsonaro,  ha disfrazado que fue apoyado por el gran capital del Brasil e imperialista, antes bolsonarista y ahora “democrático”.  Ninguna de las conquistas destruidas por Temer y Bolsonaro (reformas reaccionarias laboral y previsional, etc.) han sido recuperadas. Y se ejerce un fuerte freno a cualquier movilización independiente de las masas trabajadoras, para no ahuyentar a la burguesía “democrática” que “apoya” al gobierno lulista mientras este no avance en derogar las privatizaciones y las reformas antiobreras y superexplotadoras.

La situación de las masas trabajadoras en la Argentina se ha ido agravando como nunca. No vamos a insistir en este texto sobre la pérdida salarial sufrida por la clase obrera ocupada, el nivel de pauperismo instalado entre los trabajadores precarizados, la debacle de las jubilaciones, el deterioro de las prestaciones de salud y educación, el drama de los alquileres y la vivienda para la familia trabajadora, el acrecentamiento de la represión policial en las barriadas y los negociados de la droga que esta lleva adelante contra las condiciones de vida de la juventud.

Para Marino esto es “secundario”: “Hay que ir a votar –por Massa, nos dice- no porque estemos bien, sino porque lo que prepara la derecha es infinitamente peor. En esta elección no se resuelve más o menos la inflación. En esta elección se define si queremos vivir en democracia o en la dictadura de Morales”.

El kirchnerismo con su política “democrática” llevó adelante una creciente política ajustadora, que en el último período se ha convertido en feroz. Para empezar, Kirchner no anuló las privatizaciones de los servicios públicos que vienen desangrando el bolsillo del pueblo y/o de las finanzas públicas. Tampoco cortó el chorro -que se ha transformado en un torrente- de pagos de la deuda pública interna (leliqs, bonos, etc.) y externa (en dólares). El gobierno de Cristina y Alberto Fernández ha llevado la política ajustadora contra el pueblo a niveles inauditos en la historia nacional. No ha sido solo Macri, sino también Cristina y Alberto los que se subordinan al diktat de los planes del FMI, pero no solo por cobardía política, sino por los beneficios que recibe la gran burguesía nacional íntimamente asociada a este curso de esquilmar las finanzas públicas y hambrear al pueblo, que el movimiento nacionalista burgués, el peronismo, intenta representar.

¿Garantía contra la derecha?

Marino, afirma que hay que votar por Massa y la Unión por la Patria para impedir que la política represiva del gobierno de Jujuy se “nacionalice”. Pero, en primer lugar, el kirchnero-massismo en el poder nacional no ha podido impedir la reforma constitucional reaccionaria de Jujuy. Por el contrario, esta fue apoyada por la bancada de diputados peronistas en la Constituyente. Si bien Marino, denuncia a Rubén Rivarola por votar la propuesta reaccionaria de Morales, oculta que la “intervención del PJ” en Jujuy ha habilitado, posteriormente, las listas de este para las PASO dentro de las de la Unión por la Patria. Rivarola, va como candidato a senador nacional por Jujuy. Así que puede ser que lo tengamos en la bancada oficialista-massista del Senado. Tienen a la derecha reaccionaria dentro. 

Marino, también olvida toda la política represiva que desarrollo el gobierno de los Fernández en estos cuatro años (el desalojo violento de los vecinos de Guernica por un verdadero ejército policial dirigido por Bernie-Kicillof, la violenta represión contra los choferes, etc., etc.). Cada vez que el pueblo se defiende con su movilización aparece la represión. Hay miles de procesados por las luchas obreras y piqueteras con la espada de Damocles sobre su libertad. 

La represión no se desatara, si el pueblo trabajador acepta resignada y mansamente el super ajuste que se prepara con el próximo gobierno ejecutando los planes fondomonetaristas (devaluación salvaje, derogación de derechos en reforma laboral y/o en Convenios Colectivos entregados por la burocracia sindical propatronal, etc.). 

Pero Jujuy marca un camino para la lucha popular. Es necesario fortalecer las posiciones combativas e independientes de los trabajadores y explotados.

Massa: ¿el “salvador”?

Marino, de acuerdo a la liturgia kirchnerista, plantea que los problemas de las masas se han potenciado a partir de la política del  gobierno de Macri, que negoció un acuerdo con el FMI, endeudando al país en más de 50 mil millones de dólares (el préstamo más alto tomado alguna vez por un gobierno argentino y el mayor otorgado por el FMI). Pero el kirchnerismo, en lugar de denunciarlo y desconocerlo, uno de sus primeros actos fue reconocerlo y se propuso negociar el pago de la deuda. Fueron cuatro años de desangre del país y de ataque a las condiciones de vida de las masas. Para el diputado Marino, la crisis vino con “la renuncia intempestiva, irresponsable y desestabilizadora de Martín Guzmán en 2022” que creó una “intentona golpista”. Donde “la asunción de Sergio Massa al frente del Ministerio de Economía logró como resultado principal y más importante superar ese cuadro de inestabilidad”.

Sergio Massa es conocido como el político que más asiste a la embajada norteamericana. Un hombre de la derecha que cuando asumió Macri lo acompañó en su viaje presidencial a Davos, la cumbre mundial de los financistas. En aquél momento, fue Mauricio Macri, el que señaló públicamente desde Davos, que Sergio Massa, era el futuro jefe de la oposición peronista. Un visionario “estadista”.  

Ahora Marino se deshace en méritos sobre Massa, como el hombre que vendría a contener el ajuste y salvar la democracia, a diferencia del derechismo macrista o mileista. Pero en noviembre de 2016, el diputado Marino declaraba: “Repudiamos a Massa, Bossio, Pichetto y Gioja por votar el presupuesto de Macri”. ¡Como se panquequea (da vuelta) Marino! Ahora Massa ya no vota presupuestos fondomonetaristas, sino que hace -y reajusta constantemente- los acuerdos de sumisión al FMI que dicta directamente los presupuestos que el gobierno debe ejecutar. Marino enaltece a quién está llevando al pueblo argentino trabajador a beber hasta la última gota del veneno colonizador imperialista. “Tanto es así que se ha debido recurrir a las reservas en yuanes para pagar el último desembolso al FMI”, nos dice en su libro. Marino es partidario de la consigna de pagar la deuda fraudulenta con la explotación y miseria no solo de nuestra generación, sino de la de nuestros hijos. Muy atrás quedaron sus poses de “juventud” de no pagar la deuda.

Sin programa alternativo

Marino, en su lucha por la “democracia” ni se molesta en plantear un programa alternativo para enfrentar la crisis. Su máxima aspiración es lograr un “Salario Básico Universal (SBU)” “a través del cual planteamos una salida ante la creciente inflación y el consecuente aumento de la indigencia y la pobreza”, nos dice. Nos recuerda que en julio de 2022 publicó una declaración (reproducida en el libro) donde “explica el carácter estratégico de la consigna y como se postulaba como un eje para reorientar al gobierno en plena crisis económica y política”. 

Se trataba de un nuevo “plan” para los desocupados. Fue un proyecto presentado ante el parlamento por el diputado Itai Hagman y avalado por diputados kirchneristas, entre ellos Juan Marino. El proyecto planteaba un subsidio que era poco más de un cuarto aproximado del salario mínimo. En aquel momento daba poco menos de $15.000 mensuales. Un subsidio de miseria. Pero para Marino, era una prueba de “ética” frente a los pobres. Debía servir para garantizar las 4 comidas diarias (algo financieramente imposible para cada trabajador y familia). El SBU era individual, no podían recibirlo otros integrantes del grupo familiar. El proyecto inicialmente señalado para unos 7 millones de ciudadanos se fue reduciendo con sucesivas reglamentaciones y correcciones a no más de 1,7 millones. Encima al llamarlo “Salario” estaba inscripto que sería parte de un subsidio a las patronales que contrataran con salarios de miseria a estos ciudadanos. El proyecto nunca llegó a ser tratado, fue otro engañapichanga para entretener (y paralizar) la organización y movilización independiente de los trabajadores desocupados y precarizados. Marino se empeñó -nos marca en su libro- en señalar la mezquindad de la clase patronal, planteando que en algunos países imperialistas se logró aplicar alguna de estas alternativas y en otros se discutía. 

Marino que se proclama marxista (y hasta trotskista revolucionario) se empeña, sin embargo, en dejar de lado la lucha de clases. Para él se trata de políticos derechistas y capitalistas “malos” que “no solamente no son solidarios sino que tampoco tienen ningún problema en joderle la vida al resto con tal de lograr sus objetivos personales. Son la definición misma de una mala persona”. Como si el objetivo del Capital no fuera incrementar sus ganancias sobre la base de una creciente explotación, que sólo puede limitar el accionar organizado del movimiento obrero y los explotados.

El burdo lamento moralista de Marino oculta que la lucha de clases es el motor de la historia. La lucha de cada clase, que es más recia en cuanto esta es más consciente de sus intereses, es la que define la base de la lucha política de los partidos que pretenden representarla. Marino sale a defender a Massa contra los políticos derechistas que le piden al FMI que no le preste más dinero a la Argentina, para precipitar una crisis. “Son mala gente –nos dice Marino- porque no les importa nada ni el futuro, ni el presente de la gente, ni del país”.

¿No suena a la impotente queja de Pugliese, el ministro de Economía de Alfonsín, cuando devaluación mediante, el gran capital le descargo la artillería de la hiperinflación?. En aquel 1989, Pugliese lloriqueo: “les hable con el corazón y me contestaron con el bolsillo”, refiriéndose a los “malos” empresarios. No casualmente, Marino, hace un llamado a la militancia de la UCR: “Todo militante radical en este país tiene que elegir: o estás con la democracia de Alfonsín o estás con la dictadura de Morales”. 

¿Se olvida que la “democracia de Alfonsín” reconoció la deuda pública de los negociados de la dictadura, hambreo al pueblo, y terminó en un mar de represión, decretando el estado de sitio, allanando los locales del Partido Obrero y metiendo en cana a gran parte de su dirección y numerosos militantes? 

Ataque al FIT, al PO y a los piqueteros

Para Marino, “el objetivo en estas elecciones es claro: garantizar llegar al 10 de diciembre, evitar que Milei ingrese al ballotage; que Unión por la Patria logre tener el candidato más votado en las PASO”. La candidatura interna de Grabois, nos dice, es “sumamente valiosa” es “expresiva de un sector de la militancia”. Pero reconociendo que “la candidatura de Grabois es complementaria a la de Massa (forman parte de una misma alianza electoral)” llama a votar por Massa para disputar la elección a la derecha. 

Queda claro que si votas por Grabois te sale Massa.  

Aunque para el diputado kirchnerista-massista “la candidatura de Grabois puede jugar un rol progresivo, también, si se les muestra a las y los votantes de izquierda que hay una lista de izquierda, piquetera, que no es sectaria, que lucha contra la proscripción y contra la derecha golpista. Si este es el eje de la campaña de la campaña del compañero Grabois, se podrá lograr que crezca Unión por la Patria, que estemos en mejores condiciones electorales contra la derecha y que contribuyamos a construir una izquierda piquetera y antimacrista”.

Marino está haciendo un llamado a respaldar la campaña de Grabois contra la izquierda revolucionaria y piquetera. 

“En este punto –nos dice Marino- cabe desarrollar un debate con el Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad. El FIT-U va a unas paso entre Gabriel Solano (PO) – Vilma Ripoll (MST) por un lado, contra Myriam Bregman – Nicolás del Caño (PTS) por el otro”. 

Marino se coloca “en este punto” contra el PO-MST y a favor de la lista del PTS. En su texto, afirma, transcribiendo un editorial de Prensa Obrera: “El PO plantea que “Bregman levanta el argumento del kirchnerismo, que agita una proscripción que no existe y acusa un intento golpista de la derecha (…) Para el Frente de Izquierda esta orientación implica su disolución política (….) Pasaría a ser una colateral de izquierda de una variante constituida para defender los intereses capitalistas en contra de los de los trabajadores”. 

Esta lectura de Marino le alcanza para colocarse del lado ‘progresivo’ del PTS contra el PO: “Es decir que el PO va a la campaña electoral a pedir el voto repudiando explícitamente la lucha contra la proscripción de Cristina y negando la existencia del golpismo derechista”. 

Como ya es un hecho superado por la realidad, no entraremos al debate de porqué Cristina Kirchner no se presentó como candidata, luego de haber fracasado el operativo “clamor”, tomando nota de que no contaba con apoyo popular electoral.  

Pero Marino, va más allá, en su caracterización de las diferencias internas del FIT-U: “A esto el PO le agrega –dice el diputado k massista- que el PTS no forma parte del movimiento piquetero que viene movilizándose por distintos reclamos durante los últimos años, lo cual es cierto”. Se trata de un reconocimiento directo de que el PTS no tiene una base social obrera y entre los explotados, que es un fenómeno puramente superestructural electoralista, abierto al kirchnerismo.

Para Marino, “sin embargo, el PO no es el canal para que el movimiento piquetero dispute el poder e intervenga correctamente en la situación política”. 

¿El movimiento de lucha piquetero debe coexistir con la ministra de Desarrollo Social, Victoria Tolosa Paz, que va segunda en la lista de diputados bonaerenses de Massa, y que viene arrasando con la comida de los comedores populares y eliminando miles de planes de desocupados para ajustarse a los dictados del FMI? ¿El movimiento piquetero debe votar por sus verdugos o enfrentarlos como hace el Polo Obrero y la Unidad Piquetera en las calles y también en las urnas? Tolosa Paz ni siquiera está de los dos lados del mostrador, solo se ubica del lado de los ajustadores.

Para Marino, el PO debería aceptar ser cooptado y tener una posición subordinada al peronismo y al gobierno, como la que tienen la Corriente Clasista y Combativa (CCC) del llamado Partido Comunista Revolucionario (PCR) o el “Partido Piquetero” del propio Marino. Marino vuelve con un planteo aclasista: “Corresponde insistir en un determinado método de análisis para fijar una posición correcta: antes que un criterio sociológico, hay que tener un criterio programático y político”. El carácter de clase desaparece –para Marino- bajo el término de “criterio sociológico”, que sería superado por “criterios políticos”…. participacionistas de integración al gobierno y apoyo a Massa.

Marino pretende autocongratularse afirmando que “la posición del PO es minoritaria dentro de las organizaciones sociales y piqueteras que, en su mayoría, militamos dentro de la Unión por la Patria”. Llama entonces, contra el FIT-U y el PO, que “para lograr diputadas y diputados piqueteros, hay que votar a Unión por la Patria”. En este punto, Marino, no aplica criterios no solo “sociológicos”, de clase, sino tampoco programáticos y políticos. Como si al haber entrado como diputados Marino o el dirigente de la CCC, Alderete, no hubieran servido para que en el parlamento no fueran oficialistas en contra de los intereses de su propia clase (en el caso de este último).

Marino apoya al gran oportunista y traidor de la rebelión popular peruana

El libro la “Estrategia Militante, acá y ahora” no está solo escrito por el diputado K massista, Marino, sino que es coautor del mismo Vladimir Cerrón, el secretario general del partido Perú Libre. Así figura en letras de molde en la tapa del libro y así lo está presentando Cerrón en el Perú. En el mismo  hay una nota donde se intenta volcar la “modesta experiencia de nuestro gobierno regional socialista en Junín” nos dice Cerrón. Este, al igual que Marino, es un pseudo marxista, que usa cada tanto frases de Lenin, el Che o Fidel, como adorno verborrágico, de sus posiciones oportunistas. Acusado de múltiples hechos de corrupción con las obras públicas, Cerrón fue -a diferencia de Cristina- impugnado judicialmente -siendo un señor poco conocido- para presentarse como candidato a presidente. Colocó, entonces, al frente de la lista de su partido Perú Libre a Pedro Castillo, pensando en que podría obtener alguna banca con la que medrar. Grande fue la sorpresa cuando Pedro Castillo canalizó la bronca popular y ganó las elecciones presidenciales. Luego de asumir, Cerrón impuso políticas oportunistas. No encaró ningún impulso a transformaciones sociales o antiimperialistas. Se caracterizó por intentar ser el “rey” de la maniobra contemporadizadora frente a la derecha, adaptándose a cada paso a sus reclamos. El gobierno de Pedro Castillo destituyó y cambió 70 ministros en poco más de un año, a exigencias de los partidos de la derecha. Cerrón intervino sistemáticamente en esta “lucha” interministerial en búsqueda de posiciones de poder. Hizo bolsa el fuerte bloque de diputados de Perú Libre que había sido electo, renunciando con fuertes denuncias una tras otro, al mismo. Cerrón acompañó el golpe contra el presidente Pedro Castillo y acaba de establecer un acuerdo con la derecha fascitizante de Keiko Fujimori para elegir a la nueva mesa del parlamento, donde a cambio de una vicepresidencia tercera, aseguró el mecanismo para que ante el eventual desplazamiento de la actual presidente golpista Dina Boularte, suba en la sucesión un personero fujimorista. Masivamente, la vanguardia de la lucha peruana, lo ha repudiado por esto y lo ha calificado de traidor. 

Al publicar este libro con la firma de Vladimir Cerrón, Marino pretende presentarse ante la comunidad migrante peruana en la Argentina como un luchador consecuente, para llamarla a votar por listas de Massa. La vanguardia de la militancia migrante debe tomar nota de esta impostura.

¿Es casualidad que el diputado K massista, Juan Marino, coincida con este elemento arribista-oportunista de Cerrón, que ya está inscripto en la historia peruana y latinoamericana como un vendido contra la lucha popular?

Marino se alejo del Partido Obrero, cuando era militante en su juventud, por ser un elemento intrigante. Denunciamos en aquel momento que sus posiciones lo iban a llevar rápidamente a las filas del peronismo, donde se integró como “piquetero” y “trotskista”. Esta es la imagen que quiere vender: la de un revolucionario marxista trotskista consecuente, pero “realista”, que no se deja atrapar por las utopías basadas en “categorías sociológicas” de clase. No es casual que en sus escritos al final de cada capítulo hace referencia casi obligada a Lenin, Marx, Trotsky o Rosa Luxemburgo, que terminarían apoyando…. la candidatura de Massa. Es típico de la experiencia seguida durante décadas por sectores de la izquierda, de seguidismo y, finalmente disolución, en forma oportunista dentro del peronismo.

Marino era un funcionario de la “Dirección Provincial de Organización Territorial” de la Provincia de Buenos Aires, bajo la cartera de Andrés ‘Cuervo’ Larroque. En las listas de diputados del kirchnerista Frente de Todos ocupó el lugar 29°. La renuncia de Massa a su banca, para asumir el ministerio de Economía, llevó a que pudiera entrar como diputado. Su actual renovado apoyo a Massa le valió que fuera nuevamente inscripto en las listas de Unión por la Patria (lugar 19°). Su “combate” a favor de la candidatura de Massa, le aseguraría, objetivamente, su eventual diputación.

Piqueteros, trabajadores, desocupados, precarizados, jubilados, migrantes: las páginas del libro de Marino son el mejor argumento, por la negativa, de porque hay que votar y organizarse junto a las listas del FIT del PO y el MST para defender la independencia de clase y nuestro futuro.

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2 comentarios en «No hay nada peor que un renegado»

  1. este tipo no tiene vergüenza: hay q votar a massa para contener a la derecha! jaja y se dice marxista y trotkista? la parte que dice que los marxistas no apoyamos ni integramos gobiernos burgueses parece q se la salteó, en fin muy buena crítica. coincido totalmente es un renegado vergonzante!

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  2. Las>:”peores”>:Traiciones”Históricas”del Marxismo surgieron”dentro” del Campo Ideológico marxista,(casi del mismo sistema bolchevique”histórico!”) cuando un”sector” bolchevique decide apoyar a Stalin, en”detrimento”de las buenas iniciativas de León Trosky con respecto al Concepto de Revolución”permanente”

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