Somera reseña sobre la Mesa/Debate respecto a la cuestión judía y palestina en el Evento Trotsky
Una de las mesas que más expectativas creó en el III Evento Internacional León Trotsky, fue la realizada el miércoles 23/10, sobre “Los trotskismos, la cuestión judía y Palestina”. La sala donde se desarrolló estaba llena, rebalsando la audiencia al pasillo circundante. Fue también la que más panelistas tuvo (siete): Julián Luciano (Nuevo MAS), Rafael Santos (Partido Obrero), Norberto Malaj (Política Obrera), Guillermo Iturbide (PTS), Raúl Gómez (MST), Laura Marrone (IS) y Enzio Agretti (Partido Socialismo y Libertad).
Es importante considerar, desde ya, que todos los panelistas se pronunciaron inequívocamente por el cese del fuego y el retiro de las tropas y los bombardeos sionistas contra el pueblo palestino en Gaza, Cisjordania y Jerusalén. Todos denunciaron el genocidio palestino a manos del sionismo/imperialismo.
Pero a partir de ahí, se desarrollaron diversos matices y divergencias. En primerísimo lugar, sobre la crítica a los métodos de lucha desarrollados por Hamas y la resistencia palestina. Tanto el MAS, como el MST y el PSL pusieron por delante –con diferente énfasis y matices- la diferenciación con los métodos usados en el levantamiento del 7 de octubre del 2023. (Ver video de la mesa del Evento). Quién más se destacó en este punto fue el panelista del PTS. En su primera intervención este trató de no referirse al tema de la defensa incondicional de la resistencia palestina. Para ello se dedicó a analizar los “orígenes” de la “cuestión judía”, remontándose a la política de la zarina rusa Catalina la Grande en los 1700. Pasando luego por el alemán Bauer en las primeras décadas del siglo XIX, por la crítica de Marx a este, por las posiciones de Kautsky, etcétera. Así “gastó” su tiempo de intervención sin referirse al tema central de la política adoptada frente a la resistencia palestina. Interrogado por preguntas del público asistente reconoció las discrepancias de su Partido con los métodos usados (asesinato de civiles, etc.) en el levantamiento del 7 de octubre. Llegó a plantear que de la misma manera que la izquierda revolucionaria no apoyó las acciones armadas de los Montoneros en la década del 70, no se debía ahora apoyar los “métodos” de Hamas. La diferencia, surge rápido, para cualquiera: los Montoneros hacían acciones armadas de carácter foquista, para traer de vuelta a Perón en el marco de una lucha interburguesa, mientras los palestinos enfrentan una guerra nacional contra la alianza sionista/imperialista y el 7 de octubre fue la oportunidad de un real levantamiento armado de masas contra el ejército opresor.
También es incorrecto plantear que la liberación de Palestina, solo será posible con una dirección comunista. Estratégicamente, es cierto, que hasta que no triunfe el socialismo en todo el mundo, no habrá verdadera liberación nacional y social para los pueblos oprimidos. Pero a nadie se le escapa que parte de esa lucha internacional es la que plantea apoyar las luchas contra la opresión imperialista que se desarrollan en las colonias y semicolonias. Muchas de las cuales pueden llegar a no estar dirigida por los socialistas revolucionarios y si por sectores nacionalistas (burgueses o pequeñoburgueses) y en las cuales los marxistas revolucionarios debemos intervenir en primera línea para profundizarlas y tratar de que superen en su triunfo los marcos puramente nacionales. El compañero del PTS se oponía así, por ejemplo, a la poderosa revolución iraní, que tiró abajo al régimen proimperialista del Sha en 1979.
Un triunfo político-militar de una nación oprimida contra una potencia imperialista opresora, acelerará la crisis del imperialismo y abrirá mejores perspectivas revolucionarias tanto en una como en otra (Vietnam, Argelia, etc.). Su desarrollo posterior depende de la calidad e intervención de las organizaciones socialistas revolucionarias en esos procesos. Y no de un curso de adoctrinamiento de las masas en la teoría del socialismo.
Publicamos a continuación la ponencia presentada en el Evento Trotsky por nuestro compañero Rafael Santos.
El sionismo surgió a fines del siglo 19 frente al auge antisemita en Europa, manifestación de la descomposición social capitalista. Fue un movimiento creado por la gran burguesía judía de Europa occidental, que se había ido integrando a la clase capitalista y veía amenazada sus posiciones económico-sociales. La creciente llegada de judíos pobres de Europa central y del Este, expulsados por la persecución antisemita del Zar ruso –que los usaba como “chivo emisario” para distraer al pueblo ruso de las penurias sociales que provocaba su reaccionario régimen- creaba tensiones en las sociedades occidentales. Fueron utilizados por la derecha, como hoy día se usa en Europa y EEUU, la xenofobia y el chauvinismo contra la afluencia de refugiados e inmigrantes de los países atrasados.
El sionismo proponía como “solución” escapar a la agitación y las persecuciones antisemitas, concentrando a las masas judías en un territorio fuera de Europa.
El sionismo no enfrento la agresión antisemita
Esto fue tarea de las organizaciones socialistas (Bund, Partido Bolchevique, etc.), organizando incluso a los judíos perseguidos. Estas enfrentaron los pogroms del zar y las persecuciones nazis; no los sionistas. La decidida acción de los socialistas atrajo a la lucha anticapitalista y revolucionaria a sectores importantes de la juventud y los trabajadores judíos.
Los sionistas trataron de constituir compañías de colonización y ponerlas al servicio de las potencias imperialistas. Montándose en la tendencia colonizadora que desarrollaron las burguesías imperialistas (Francia, Gran Bretaña, Alemania, etc.) para pasar a dominar a los países atrasados. Como hizo Cecil Rodhes, creando la Compañía Británica de Sudáfrica, desde la cual colonizó y explotó Rodhesia.
El sionismo se ofreció primero al Zar, que venía ejecutando salvajes progroms contra los judíos, presentándose como un arma para desviar las tendencias revolucionarias que anidaban en el pueblo judío. Luego al Sultán Otomano que tenía el control imperialista territorial de todo el Medio Oriente (incluida Palestina); al Kaiser de Alemania; al gobierno de la República francesa y al imperio británico que tenían la propiedad y el control del Canal de Suez. Logro de Gran Bretaña, la Declaración Balfour, en 1917 en la que prometía un “Hogar Judío en Palestina”. Sería una de las potencias que salió triunfante de la primera guerra mundial y se repartió con Francia, los despojos del imperio Otomano.
A partir de aquí comenzó la “inmigración” organizada de colonos judíos europeos blancos a Palestina, usados como fuerza de choque contra los palestinos y árabes. Hasta la segunda guerra mundial, fue escasa. Esto debido a que el pueblo judío rechazaba ser llevado como carne de cañón a un nuevo gueto, instalado en Medio Oriente. Y la parte más activista y luchadora se sumaba a las fuerzas socialistas revolucionarias. Lenin, Trotsky y la III Internacional, se opusieron a la política sionista de migración al servicio imperialista. El sionismo se ofrecía, a las potencias imperialistas, como un elemento de diversión respecto a las tendencias socialistas mayoritarias que existían en el pueblo judío que se unía a la Revolución Rusa y a los Partidos Revolucionarios. El sionismo negocio con Hitler. No luchó contra el nazismo, sino que colaboró y coordinó con él mismo, para que facilitara la emigración judía Palestina.
Trotsky denunció la política colonialista del sionismo, el ascenso del nazismo y la marcha de este hacia la guerra mundial. Señalando que en esta se corría el peligro de un holocausto contra el pueblo judío.
El sionismo no encaro la lucha contra el nazismo y el aniquilamiento de los judíos. Se mantuvo en forzar la colonización de Palestina, bajo paraguas de diversos imperialismos.
Hacia el final de la 2da. guerra mundial, el sionismo gira de su asociación con los británicos hacia los yanquis, previendo el retroceso en que entraba el primero.
Un estado creado por la burocracia stalinista y el imperialismo
En 1948 logra, apoyado por EEUU y la URSS stalinista, que la ONU decrete la “partición” de Palestina, en dos estados, creando al Estado sionista de Israel. El estado palestino nunca terminará de ser constituido. La guerra lanzada por las fuerzas sionistas, con apoyo de armas y pertrechos de la URSS, ejecutara la “Nakba” (en árabe: la Catástrofe): expulsión violenta de más de 800 mil palestinos y la ocupación de sus tierras. El resto del territorio será ocupado por Egipto y Jordania. Israel se potencia como una abierta avanzada colonialista militar, sostenida por los imperialismos para enfrentar a las masas palestinas y árabes en cualquier intento de avanzar hacia una lucha antiimperialista y socialista.
En los 50, la URSS dará un paso atrás en su apoyo abierto a Israel (cuya existencia siempre defenderá).
El régimen sionista interviene en la guerra imperialista junto a fuerzas británicas y francesas, contra la nacionalización por Egipto del Canal de Suez. Y sucesivamente, librara guerras contra palestinos, egipcios, sirios, libaneses, etc. como un puntal imperialista en la zona.
El stalinismo y sectores de izquierda, apoyaron la creación de Israel. También apoyaron los Acuerdos de Oslo (1993), que –frente a la insurgencia palestina- replanteaban la creación de “dos estados” en Palestina: el de Israel (con nuevas anexiones) y un estado títere en el resto: Cisjordania y Gaza. Posición que muchos mantienen en la actualidad.
Los trostskistas defendemos el “derecho al retorno” de los palestinos expulsados a sus tierras, la destrucción del Estado sionista colonialista de Israel y la constitución de una Palestina Unica, Laica y Socialista. Esto en la perspectiva estratégica de la revolución en toda la zona y la formación de una Federación Socialista del Medio Oriente.
La dimensión internacional de la guerra de Netanyahu contra los palestinos
La actual ofensiva genocida de Netanyahu contra Gaza no es solo una respuesta al asalto del 7 de octubre del 2023 de la resistencia palestina contra los muros del apartheid. No es, “simplemente”, una guerra sionista más contra el pueblo palestino, como tantas que se han venido dando desde principios del siglo 20, incrementados con la Nakba de 1948 y posteriores. Netanyahu se propone llevar adelante una nueva y definitiva Nakba, aniquilando y expulsando al pueblo palestino del territorio histórico de Palestina, para crear un “Gran Israel”. Esto se continuara con la expulsión de los palestinos de Cisjordania y Jerusalén (ya “anexionada” al estado sionista).
La actual guerra genocida del sionismo/imperialismo contra los palestinos debe ser inscripta en la tendencia guerrerista imperialista que está evolucionando hacia una nueva guerra mundial. Los ataques sionistas se extienden a El Líbano, Siria, Irak, Yemen e Irán.
El Medio Oriente ha sido uno de los escenarios centrales de las dos guerras mundiales vividas en el siglo XX. En la primera se trato de la lucha por terminar con el Imperio Otomano y repartirse esta zona entre los imperialismos francés y británico. Los acuerdos de Sykes/Picot se dividieron el Medio Oriente expropiando, nuevamente, la soberanía de los pueblos árabes. Y en la segunda guerra, el Medio Oriente fue uno de los campos de lucha entre el imperialismo nazi/fascista y el británico/francés, con el inicio de la intervención directa del yanqui, para volver a rediseñar el mundo árabe a favor de los intereses de los monopolios petroleros imperialistas.
Ahora también, Israel actúa como punta de lanza imperialista para rediseñar las fronteras y los regímenes políticos del Medio Oriente a favor del dominio directo del imperialismo asociado al régimen sionista y las burguesías árabes colaboracionistas. Todas las potencias capitalistas intervienen en este escenario de guerras y levantamientos del Medio Oriente.
Pero, a diferencia de la guerra interimperialista de la OTAN contra Rusia, la barbarie de la ofensiva sionista/imperialista ha llevado a una creciente movilización internacional de la juventud y de masas trabajadoras en todo el mundo, especialmente en los países imperialistas (EEUU, Gran Bretaña, etc.) contra la intervención activa de estos en apoyo al régimen genocida de Netanyahu. En la guerra de Ucrania, gran parte de la izquierda se puso del lado de la OTAN, apoyando el desarrollo de esta guerra que ya lleva casi tres años, contra Rusia. Esto ha introducido gran confusión en las masas. Pero en el caso de Palestina, va creciendo el apoyo a los palestinos y el repudio activo a la agresión genocida sionista.
Diferencias en la izquierda respecto al apoyo a la resistencia palestina
La propaganda sionista/imperialista ha pintado la lucha armada del pueblo palestino como una acción terrorista contra Israel, pretendido bastión de la “democracia y la paz” en Medio Oriente. Cuando es exactamente lo contrario: el estado sionista de Israel se construyo sobre la base de la expulsión terrorista del pueblo palestino con decenas de miles de muertos y la colonización de un territorio expropiado a sangre y fuego. Viene aplicando criminales políticas racistas y de apartheid contra el pueblo palestino, para garantizar la supremacía sionista en la zona.
El levantamiento del 7 de octubre del 2023 ha sido visto con orgullo por los pueblos árabes y palestino (y por todos los explotados del mundo) por haber enfrentado con valentía a la maquinaria guerrerista imperialista.
Pero hay corrientes de izquierda que se han hecho partícipes de la propaganda sionista/imperialista criticando pretendidos “métodos terroristas” de Hamas y el frente de resistencia palestina. El Partido Obrero es una organización socialista, no comulga con los principios clericales reaccionarios de los fundamentalistas musulmanes. Criticamos, asimismo, su apoyo político a los regímenes árabes proimperialistas y de conciliación con el sionismo. En décadas de opresión sionista y en más de un año de desarrollo del genocidio contra la población de la franja de Gaza, estos regímenes no se han movido en una solidaridad real y efectiva con la lucha de resistencia palestina. Son burguesías cómplices de la masacre de hambre, miseria y sangre que se viene descargando sobre las masas palestinas. Llamamos a los pueblos árabes a denunciar a sus burguesías enfeudadas con las campañas imperialistas/sionistas y a levantarse para ir en socorro de los explotados palestinos. El enemigo está dentro de cada país: son las burguesías cómplices del genocidio sionista/imperialista.
Pero, cuando hay un enfrentamiento armado entre una nación oprimida y el imperialismo opresor, estamos incondicionalmente en el campo de los oprimidos. Bregamos por dotar a esa lucha de una dirección más consecuente, para garantizar llevar la misma a derrotar a los reaccionarios guerreristas sionistas/imperialistas, pero estamos alineados en ese campo de lucha. Sin participar activa y decididamente en la trinchera de la lucha militar contra la opresión sionista no habrá ninguna posibilidad de aspirar a dotar al movimiento de resistencia de una dirección más calificada, de una dirección socialista revolucionaria internacionalista.
Hay, incluso, sectores que se reclaman trotskistas que consideran que ambos campos –el sionista de Netanyahu y Biden y el palestino de Hamas y el frente de resistencia- son igualmente terroristas y que es necesario no participar en ninguno y crear un tercer campo, “independiente”. La crítica al “campismo” oportunista y liquidador, de la corriente “Pablista” de la IV Internacional en la postguerra mundial, subordinándose y disolviéndose en el stalinismo y los movimientos nacionalistas burgueses, se ha transformado en una excusa, para no apoyar la lucha real de los pueblos oprimidos contra sus opresores nacionales.
La Fracción Trotskista-Cuarta Internacional (FT-CI) del PTS critica a la resistencia palestina por la “muerte de civiles” y la “toma de rehenes”. Se ha demostrado que la campaña mediática sobre las pretendidas aberraciones (violación de ancianas, decapitación de bebes, etc.) hechas por el levantamiento palestino es en un 99% falsa: que una parte considerable de los civiles israelíes caídos, han sido víctimas de la doctrina y el accionar militar sionista que dispararon contra su propia población (en el festival de música), etc.
Los kibutzim atacados por los palestinos son parte del sistema de “defensa”/agresión del ejercito sionista. Levantados en territorios de los que han sido violentamente expropiados los palestinos, son poblaciones de colonos, paramilitares, que van permanentemente armados, que cuentan con bunkers para “defenderse” y forman parte del dispositivo militar sionista de opresión. Estamos frente a una guerra permanente de los sionistas contra los palestinos. Es una vergüenza que la izquierda acompañe la crítica moral contra los palestinos cuando estos realizan, por primera vez, un levantamiento militar de masas.
Igualmente es necesario, defender la toma de rehenes israelíes, por parte del levantamiento palestino del 7 de octubre 2023. El propósito declarado fue el negociar su intercambio por los 10 mil presos palestinos (incluyendo niños y ancianos) encerrados, sin proceso alguno, en las cárceles sionistas. La toma de rehenes en una guerra de liberación es completamente justa y necesaria. Es para enfrentar el terror que trata de meter el ejército contrarrevolucionario contra el pueblo en lucha. Esto fue saludado por Marx (que criticó la falta de un criterio más feroz y audaz por los revolucionarios comuneros) en la Comuna de París en 1871, para enfrentar la detención y ejecución de centenares de obreros revolucionarios por la contrarrevolución de Versalles. La toma de rehenes fue también apoyada por Lenin y Trotsky en la revolución rusa contra las tropelías homicidas de bolcheviques y trabajadores por parte de los ejércitos blancos, en abierta oposición al “pacifismo” de Kautsky.
La FT-CI se hace eco de la presión política/mediática del imperialismo y el sionismo. En la Argentina, en particular, existe una gran comunidad judía que en su mayoría es sionista. El apoyo condicionado del PTS (FT-CI) a la resistencia palestina (evidenciado también en la actitud “medida” asumida por algunas de sus figuras electorales) ¿busca no aparecer como demasiado radicalizado y no perder votos en un electorado “progre”? ¿Es otra cara de la falta de apoyo al movimiento piquetero de lucha acuciado por una fuerte campaña política y represiva burguesa?
¿Confraternizar con el proletariado israelí?
Uno de los argumentos de aquellos izquierdistas que se oponen a “los métodos de Hamas”, a su “terrorismo”, a las “víctimas civiles” que se han producido y a la “toma de rehenes” civiles, es que así no se podrá producir un acercamiento con el proletariado israelí. Consideran que las consecuencias del levantamiento del 7 de octubre ha sido un reforzamiento de la unidad nacional israelí en torno al gobierno sionista de Netanyahu.
Esto, no solo no es cierto, porque viene creciendo la movilización de masas reclamando que el gobierno negocie con Hamas por la liberación de rehenes (cosa que no hubiera podido ser posible, sino se hubieran tomado rehenes). Pero el planteamiento es incorrecto. Parte de una falsa caracterización: Israel no está sometida a un régimen de apartheid, sino que se ha constituido sobre la base de un proceso de colonización tardía (cuando estos procesos colonizadores imperialistas no solo ya habían culminado en el mundo, sino que estaban en crisis) que usa métodos racistas y de apartheid para mejor enfrentar y destruir a las masas palestinas. El planteo de los que piden la “confraternización” con las masas trabajadoras de Israel, es el del reconocimiento del Estado sionista de Israel. Esto es, en el mejor de los casos, el de la constitución de dos estados como impuso la ONU en 1948 y los acuerdos de Oslo (y posteriores) en 1993. Algo que no solamente es reaccionario, sino que se ha demostrado utópico. La llamada “Autoridad Palestina” se ha transformado en un títere directo del sionismo para mejor contener a la población palestina.
Llevada en forma consecuente esta propuesta de buscar una “política” de “confraternización” con el proletariado israelí, significaría levantar toda resistencia militar a la opresión sionista/imperialista. Limitarse a una política gandhiana de huelgas de hambre y otras paparruchadas por el estilo. Es decir, condenar la resistencia palestina a la impotencia total.
Los sectores israelíes que quieran romper con su papel de colonialistas al servicio del guerrerismo imperialista, deben realizar una política “derrotista revolucionaria”. Promover la derrota de su propia burguesía, de sus fuerzas armadas, de su estado y de su alianza con el imperialismo y apoyar el triunfo de la lucha del pueblo palestino. “Dos estados” es la continuidad de la guerra permanente, es la subordinación del Estado sionista al aventurerismo guerrerista imperialista. Es necesario romper con el criterio imperialista de que los judíos sobrevivientes del holocausto imperialista deben ser ahora carne de cañón del imperialismo. Encarar la lucha común por la liberación de Palestina: por una Palestina Unica, Laica y Socialista en alianza directa con los palestinos y su lucha. Hacia la constitución de una Federación Socialista de los pueblos del Medio Oriente.
El problema fundamental es, ahora, derrotar el aniquilamiento en marcha, del pueblo palestino. Impedir que se consuma el genocidio palestino y que avancen los planes de guerra imperialistas en Medio Oriente y en el mundo.
Antisionismo no es antisemitismo. Los mayores antisemitas de la derecha fascistoide del mundo apoyan al gobierno sionista de Netanyahu en su guerra de exterminio del pueblo palestino y en las aventuras de guerra imperialistas. Impulsamos la organización mundial de los judíos, en forma independiente de los partidos sionistas y del estado sionista. Defendemos a todos los que se enfrentan al sionismo/imperialismo y por eso, son acusados de antisemitas y antidemocráticos. El imperialismo, recordemos, no es el defensor ni de la democracia, ni del pueblo judío: es la reacción en toda la línea.