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Por qué decidí romper con el PTS y sumarme al Partido Obrero

Por qué decidí romper con el PTS y sumarme al Partido Obrero

Natalia López es docente universitaria de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu).

Los motivos son políticos y por ende estratégicos, pero antes de mencionarlos y desarrollarlos me parece importante remarcar que la militancia siempre es o debería ser una tarea muy consciente, me refiero a que tiene que ser una práctica que se revisa constantemente al calor de los acontecimientos y de las intervenciones, que somete a prueba sus caracterizaciones, su orientación política, que se mide, sin inmediatismos y de la manera más precisa posible, pero no militamos por una cuestión moral, ni caritativa, ni por amiguismo, por pasatiempo ni nada de eso, entonces cuando uno rompe con su organización no debería haber tabúes sino debates y esa es la intención. 

Uno puede acercarse y llegar de diversas maneras y ritmos a adoptar una tarea militante, incluso se puede empezar a militar hasta de manera intuitiva, elemental, por defensa propia, yo fui una activista y me empecé a organizar porque en el terciario cursando en el subsuelo cayeron desechos del baño que estaba arriba -no mentimos cuando decimos que las escuelas se caen-, hoy después de trece años se construyó un edificio propio; pero pudo haber sido eso o la cuestión salarial, o la defensa de la universidad etc.; como todo el tiempo nos atacan sobran motivos.

En esa experiencia elemental uno se va dando cuenta que ese problema no me afecta solo a mí, tratas de juntarte con el resto de los afectados para pelear y que haya una solución a ese reclamo, se lo exigís a los responsables, te das cuenta que es mejor y más eficiente luchar acompañado que solo entonces se abren posibilidades de alianzas, de unidad y ahí te das cuenta que actúan otros sectores, sectores que parece que pelean por el interés general, pero ocultan intereses particulares, se buscan las mejores herramientas para poder lograr ese objetivo, podes ganar, perder o ninguna inmediatamente. Cuando esa experiencia es acompañada, cuando se pueden brindar las herramientas teórico-científicas para explicar cómo ese hecho está relacionado con otros y que no es aislado, que tiene que ver con la forma en que se organiza la sociedad, que hay sectores que tienen intereses diferentes, entender los fundamentos, bueno el marxismo puede explicar la naturaleza de los hechos del más simple al más complejo y sus interrelaciones, el porqué de los ataques, las respuestas, como también la naturaleza del Estado. Y además cuando hay una historia y una tradición de lucha a la que podemos apelar para prepararnos, para organizarnos en las peleas elementales como aquellas que nos permiten pegar un salto en nuestra conciencia, poder precisar cuáles son los intereses propios, distinguir al enemigo, y que provea una perspectiva de cómo superar este estado de cosas, ahí la militancia se hace una tarea consciente, pero como todo proceso el ritmo y la experiencia puede ser diferente. 

Hoy para caracterizar la etapa histórica en la que estamos, discutimos la pertinencia de la definición de crisis, guerras y revoluciones traída por Lenin, es un momento muy importante que exige ser muy conscientes y serios con qué estrategia nos preparamos y qué tareas se desprenden. Esa es la discusión, los partidos tienen una estrategia, un programa y el desafío de expresar de la mejor manera los intereses de la clase. Entonces reconocer las presiones, desvíos, abandonos, que te alejan en última instancia de esa estrategia, es la reflexión que me aleja del PTS y me acerca al Partido Obrero.

Intervención en la lucha de clases 

La intervención en la lucha de clases es la clave para medir a un partido revolucionario y no me refiero a medirlo por sus resultados es decir un triunfo o una derrota, sino en el sentido de cuánto aporta al desarrollo y al desenvolvimiento del proceso de lucha. En cualquier conflicto inciden múltiples factores para suprimirlo, desviarlo, dividirlo o desarrollarlo, por eso el partido debe actuar con todas sus fuerzas, herramientas y medios a disposición, intervenir en común, acompañar esa experiencia que permita sacar conclusiones, balances, en función de hacer avanzar la conciencia de tornar más clara la necesidad de la organización de las y los trabajadores con un carácter independiente. 

Y para poder intervenir en las luchas en la mayoría, en todas las que se pueda, hay que prepararlas, es decir implica una estructuración, una organicidad, conquistar puestos de lucha, influencia política, promover métodos propios, y para esto es necesario una orientación política que se proponga esta tarea: disputar la dirección del movimiento obrero, con la perspectiva en términos estratégicos de la huelga general. 

Hoy estamos en un cuadro de ajuste y retroceso histórico, Milei nos declaró la guerra a las y los trabajadores, no solo por el ataque estructural a las condiciones de vida, sino porque tiende a reconfigurar la relación de fuerzas con el conjunto de la clase trabajadora. Sabemos que Milei no gobierna solo y que su gran apoyo es la casta política, las centrales sindicales y las direcciones burocráticas que dejan pasar todo tipo de ataques, desmovilizan y boicotean la voluntad de lucha. La reforma laboral que profundizará las formas de inserción laboral cada vez más precarias; la ofensiva contra los derechos conquistados, los convenios colectivos de trabajo o el derecho a huelga -además de las acciones macartistas, discursos violentos y fascistas cada vez más recurrentes- refuerza la necesidad de recuperar y defender los sindicatos. 

No se puede pensar la intervención en la lucha de clases como un “apoyo”. El PTS sostiene como orientación el apoyo a todas las luchas en curso. En el caso de las figuras parlamentarias nadie niega que el rol de las bancas como tribunos del pueblo permite la amplificación de ese reclamo, denuncia o lucha y es un activo, como la influencia política del FIT-U en general. El problema es que el último tiempo el PTS priorizó este carácter y estas vías como forma de intervención, el apoyo de las figuras que termina actuando como factor ajeno a la lucha o la confianza de que la influencia política pueda desenvolver la movilización que no queda claro cómo se concreta o a través de qué engranajes se materializa, ponen en evidencia el marcado retroceso y la debilidad en la construcción de agrupaciones clasistas independientes que peleen por recuperar los sindicatos de manos de la burocracia, a través de diversos argumentos como las presiones propias del terreno y la lucha sindical, el corporativismo, es decir la pelea por las reivindicaciones elementales de un determinado sector -que entienden como un obstáculo para el desarrollo de la conciencia- o directamente señalar a los gremios como simples aparatos, terminan por justificar su abstencionismo frente a esta tarea. 

Siendo conscientes de las características que fueron tomando las organizaciones sindicales, su relación con el Estado o las transformaciones durante el peronismo, la pelea por su recuperación es una tarea de primer orden y hay vastas experiencias en la historia reciente que demuestran su rol fundamental. En períodos de radicalización de lucha de clases, levantamientos y revueltas, la consigna de la huelga general no puede ser una consigna abstracta o un ultimátum para las y los trabajadores que no pueden tomarla, esa perspectiva solo empieza a tomar cuerpo cuando se preparan las condiciones para su realización, agitar la consigna de la huelga general sin pelear por la dirección del movimiento obrero es imposible. 

El PTS en los hechos termina contraponiendo la construcción de organismos de autoorganización frente a los sindicatos. La construcción de estos organismos de doble poder como fueron los soviets en Rusia es la orientación que se plantea y con la cual interviene en todos los conflictos para unir y desarrollar la vanguardia. En este sentido el PTS caracterizó por ejemplo a las asambleas barriales que se realizaban en la Ciudad de Buenos Aires durante las sesiones de la ley Bases, como organismos capaces de “nuclear las fuerzas para imponer desde abajo la perspectiva de la huelga general política para derrotar a Milei” como lo señala una nota en LID. 

En Jujuy venimos de una enorme lucha en 2023 encabezada por las y los docentes que empezó como una lucha salarial y se convirtió en un reclamo generalizado de trabajadores, estudiantes, comunidades originarias contra la Reforma Constitucional de Gerardo Morales. La potencialidad desplegada con más de un mes de paro, movilizaciones de lo que fuimos parte, cortes de ruta con delegaciones permanentes del Polo Obrero en cada localidad, enfrentamientos y episodios de represión feroz, lograron el aumento del 100% de salario docente, y el retroceso en puntos de sobremanera polémicos y antidemocráticos de la reforma que se excluyeron. Sin embargo, se impuso un desvío, con la desmovilización sin realizar asambleas por localidad para preparar un verdadero paro provincial, la división de CeDEMS y Adepa la hora de levantar el paro, el resurgimiento de la Multisectorial negando la participación de la izquierda y la institucionalización con pedido de intervención de la provincia o la judicialización con el pedido de inconstitucionalidad de la reforma, que fue la línea del peronismo local. 

El PTS como forma de promover organismos de autoorganización-no solo a destiempo, sino también con un carácter alternativista o superficial al proceso real- impulsó La Asamblea del Pueblo como vía para reagrupar a la vanguardia y superar las direcciones burocráticas. Avanzado el conflicto y en momentos decisivos de lucha política al interior de los sindicatos para imponer el paro en perspectiva de la huelga general, el rol de La Asamblea del Pueblo confundía los niveles de intervención y coordinación tornándose impotente. En cambio, las asambleas por localidad con pliegos y reivindicaciones comunes que articulen y permitan la coordinación del interior con el epicentro de la lucha, lo que muchos sindicatos se negaron a hacer, fortaleciendo la participación y lucha política en sus respectivos gremios y organizaciones habría permitido construir una asamblea provincial de trabajadores. 

Tampoco se puede intervenir en la lucha de clases poniendo por delante la autoconstrucción, éste es otro aspecto problemático de la intervención del PTS porque termina generando en la conciencia aspectos de atraso. Durante un conflicto sobre la base de lo actuado y la experiencia común, es necesario pelear por fracciones que avancen en su conciencia, pero estás fracciones tienen que ser el producto de la correcta intervención, y el desarrollo del conflicto en general. Si prima uno sobre otro, la intención de hacer fracciones en cada conflicto corre el riesgo de leerse como una acción divisionista que pone por delante la autoconstrucción. A su vez durante el último conflicto universitario, el PTS en toda su intervención intentó contraponer a independientes y no agrupados con las direcciones de centros o gremios recuperados señalándolos como aparatos que imponen sus medidas, una falsa oposición y desprestigio que desconoce el rol de las direcciones clasistas e impacta negativamente en la experiencia y subjetividad de los independientes y autoconvocadxs. 

La lucha universitaria y frente único

Después de la histórica marcha del 23 de abril, la primera con esas dimensiones contra el gobierno de Milei y la crisis salarial más grave de los últimos cuarenta años, docentes y no docentes continuamos con paros y medidas de fuerza que se extendieron los meses siguientes instalando en la agenda que lo que el gobierno había anunciado como solución al reclamo era falso. La Ley de Financiamiento Universitario que planteaba una recomposición del presupuesto, la pelea por su aprobación y contra el veto ya anunciado por Milei fueron el impulso para empezar a preparar la segunda marcha federal. Durante esta parte el PTS careció de una orientación e iniciativa propia para el sector, con cierta estructuración de militantes e independientes referenciados en el FIT durante todo el conflicto no tuvo una política de agrupamiento e intervención común para sus docentes universitarios.

Frente al rol desmovilizador de las autoridades del CIN y las direcciones nucleadas en el Frente Sindical, el boicot en ADIUNJu fue evidente, al calor de esta experiencia se cristalizó un sector opositor en el gremio jugando un rol significativo, en la Facultad de Humanidades donde se concentró el activismo estudiantil y docente se impulsó la Asamblea Interclaustro e Interfacultades, instancias democráticas, representativas, que fueron una muestra clara de unidad desde donde se votó la toma, decenas de clases públicas, acciones de visibilización, movilizaciones con un claro diferenciamiento de las autoridades y burocracias. A estas instancias el PTS se negó a organizar este sector poniendo por delante el desarrollo de fracciones, señalando un carácter “oportunista” y desjerarquizado esta tarea, y esto no es producto de una mala caracterización, sino de una política profunda que da la espalda a la intervención sindical.

Por último, otro elemento que confirma esta posición es que en la Facultad de Humanidades de la UNJu, bastión de la juventud del PTS en Jujuy, hace cinco años que no hay centro de estudiantes, la burocracia estudiantil y las autoridades liquidan el órgano y la posibilidad de organización y representación a las y los estudiantes por cinco años y se naturaliza esa situación, se coexiste en estas condiciones sin reclamar y sin hacerle pagar ningún costo político a las autoridades y sus agrupaciones. Fue en el último tramo del conflicto que las y los estudiantes reunidos en asamblea democrática que sacan la conclusión de pelear por la recuperación el centro, reformar el estatuto y llamar a elecciones. Sin embargo, el balance del PTS sobre el conflicto universitario, no es llamar a recuperar los sindicatos o refundar los centros de estudiantes sino “revolucionarlos” y transformarlos” en mi opinión un eufemismo para no pelear nuevamente por las direcciones. 

En este sentido, en semejante cuadro de crisis y avance de la derecha la táctica de unidad del frente único es una herramienta para disputar las direcciones a toda burocracia, lo que permite acompañar la experiencia en la acción común, con avances, retrocesos, sin ocultar, ni moderar tu política, pero generando las condiciones para la maduración y la ruptura con las direcciones traidoras peronistas, y no a priori. Claro que hay sectores defraudados del peronismo que ya no confían en sus direcciones, pero no reconocen de antemano la tuya y eso se construye, no se resuelve con “influencia política” que además el PTS concentra en periodos electorales, la táctica del frente único como decía Trotsky se desprende necesariamente de la caracterización de las condiciones objetivas del proletariado.

Electoralismo

Las presiones electorales y la intervención parlamentaria son objetivamente muy fuertes en general para cualquier partido que se reclame de izquierda y revolucionario, pero la situación para el PTS y particularmente en Jujuy por las características que ya conocemos las profundizan, lo que a mi consideración ha llevado al PTS tanto nacional como provincialmente a una adaptación, a concentrar sus fuerzas, responsabilidad e intervención en este terreno, lo que no sólo se puede ver en el inmoderado cambio y anuncio de las candidaturas en el 2023, o las lecturas del conflicto universitario donde se señala con énfasis el crecimiento de la imagen de Myriam Bregman promoviendo su candidatura o el posicionamiento favorable de la figura de Luca Bonfante como vocero joven. 

Para el PTS la influencia que tienen sus candidatos, entiéndase sobre todo en periodos electorales, le permite avanzar en la inserción y organicidad en el movimiento obrero ¿de qué manera? y si bien ha problematizado esta relación ya que no se traduce mecánicamente en organización y construcción por la brecha evidente sobre todo en Jujuy, por ejemplo, insiste a través de encuestas, proyecciones, focus group en medir cómo avanza la conciencia de las masas, lo que termina siendo el insumo fundamental para la caracterización, el ángulo para el contenido de campaña y programático y el termómetro para la intervención.

Es decir, se mide la experiencia de las masas en periodos electorales, una influencia que nadie desprecia si se responde en función de qué. Influenciar es producir sobre otros ciertos efectos, ¿cuáles serían? ¿la identificación con la izquierda? ¿cómo se expresa eso, hay adhesión a su programa? Lo preocupante es que allí sí se juega a disputar una base crítica y defraudada con el peronismo que lo lleva a un galanteo constante con el nacionalismo burgués, pretendiendo una ruptura ¿electoral? ¿Cómo se traduce, votando bien? El contraste es preocupante, por ejemplo, el PTS entiende como un mérito y “homenaje” los dichos de Martín Menem durante la sesión de la ley Bases, cuando dijo “son cinco, pero parecen cien”, lo que no es un mérito personal, sin embargo en la misma respuesta entiende que la pelea por recuperar los sindicatos, los centros o la organización de los desocupados como una tarea degradante y administrativa, en textuales palabras, reivindican “no haber puesto rentados a sacar fotocopias” o “administrar planes sociales”.

Si la intervención electoral es una táctica y como toda se piensa en función de la construcción de un partido revolucionario sobre la base de la agitación, propaganda y organización, ¿qué consigna está agitando el PTS a más de un año de un gobierno que impone un ajuste brutal e histórico? para acompañar y desenvolver la movilización, y utilizar esa influencia para canalizar la bronca y el descontento, contra la idea del peronismo de “votar bien en 2025”. La consigna de Fuera Milei es hacer política con lo que hay y no con lo que debería haber como decía el propio Trotsky, la pregunta que le sigue de “¿qué hacemos después?” te lleva a una posición conservadora; la consigna te permite explicar a través de qué métodos, es decir abre la posibilidad de crear y madurar condiciones promoviendo la organización. 

Movimiento piquetero

El abstencionismo del PTS frente a la organización del movimiento de desocupados no sé si es solo un problema de caracterización; si así lo fuere, el movimiento de desocupados ha atravesado por diferentes etapas, desarrollos, configuraciones, pero nunca dejó de jugar un rol fundamental en la lucha de clases; y su organización frente a la fragmentación y atomización, y la pelea por su dirección e independencia política, es una tarea revolucionaria. Y en esto no hay ninguna fetichización, ni se sustituye el sujeto, está de más decir que no hay dos sujetos si se entiende que ocupados y desocupados son parte de la misma clase y que las y los revolucionarios peleamos por su reconstrucción. Como partido te pueden dar más o menos las fuerzas para intervenir en un frente, pero las tareas se deducen de definiciones políticas, sin embargo para justificar su posición el PTS recurre a otros argumentos, soslayando la pelea por demandas inmediatas y urgentes o poniendo un signo igual entre el movimiento piquetero independiente con organizaciones que responden a los gobiernos de turno, señalando la organización del movimiento de desocupados como administración y control de planes con métodos clientelares y una tarea degradante. 

En los años 90, el movimiento de desocupados en Jujuy protagonizó los levantamientos más importantes contra los despidos, cierres y privatizaciones de empresas con el menemismo, el puntapié entre otros puntos del país que culminaron con las jornadas revolucionarias de 2001. En el año 1992 se privatiza Altos Hornos Zapla en Palpalá que venía ya de un proceso de desguace y reducción de planta, se cerraron las minas lo mismo que Forestal, dejando 3.000 obreros despedidos. Entre el 92- 94 se producen despidos masivos en la empresa Ledesma, en el año 95 ante una nueva quiebra y concurso de acreedores donde asume una nueva administración se suspende el pago de haberes en el Ingenio La Esperanza en San Pedro de Jujuy y en el 97 mis padres ambos fueron despedidos de la empresa y el hospital respectivamente, dejando a la vez un tendedero de desocupados en la localidad. 

Entre el 19 y el 31 de mayo de 1997 desocupadxs llevan adelante aproximadamente 22 cortes de ruta en la provincia, mi mamá ya desocupada participó activamente de esos cortes, desde Palpalá, Alto Comedero, San Salvador, Ledesma, San Pedro, que luego se extienden hasta el norte, Humahuaca, Abra Pampa, que concentra un gran número de desocupados provenientes de las minas, bajo la exigencia de fuente de trabajo genuino y subsidios; hubo represión y enfrentamientos como la emblemática pueblada en Ledesma que termina por hacer retroceder a la gendarmería, este proceso se combina con un paro y posterior huelga que llevaba adelante el Frente de Gremios Estatales por el pago de salarios atrasados contra el gobierno de Carlos Ferraro. En este proceso de lucha que, como en todos, actúan diversos sectores, la Multisectorial Jujuy que contenía dirigentes de gremios, cámaras empresarias, partidos políticos, incluida la iglesia que jugó un rol decisivo para desviar, constituyeron un frente policlasista o de conciliación de clases que intervino para disputar la dirección del proceso, encarnado por el PCR-CCC. 

El rol, los métodos burocráticos y la posterior conciliación fueron ampliamente rechazados, dirigentes quedaron expuestos e incluso muchos fueron abucheados, lo destacable fue la amplia participación de los desocupados con métodos de democracia directa y horizontalidad y las acciones comunes y concertadas con el movimiento obrero. Sin embargo, este no es un balance que la izquierda lleve hasta el final disputando una nueva tradición en la provincia, entre el 90 y 98 renunciaron cinco gobernadores en Jujuy, es decir hay una fuerza que puede actuar de manera decisiva. Lo que le sigue es la aceptación de la promesa del gobierno de crear puestos de trabajo y la implementación de Planes Trabajar marcando un rumbo de la política nacional que terminará con el avance y la cooptación de grandes sectores de desocupados por parte del estado. 

Muchos años después y posterior a la lucha en Guernica el PTS ve la necesidad de organizar sectores de masas e impulsa lo que denomina Asamblea Permanente bajo los principios de: “poner en pie un movimiento único de las organizaciones combativas del movimiento de desocupados, independiente del Estado, con pluralidad de tendencias y dirigentes revocables, que se plantee la unidad con los trabajadores ocupados para pelear por trabajo genuino”. Una abstracción después de casi dos décadas de desarrollo, configuraciones, lucha política, de la que no fueron parte.

El rol fundamental del movimiento piquetero independiente en la lucha de clases se corrobora por la cantidad y la gravedad de los ataques que reciben bajo todos los gobiernos, así como se intenta cooptarlos e institucionalizarlos a través de subsidios, proyectos o figuras como la llamada “economía popular” o las promesas de reconversión de la ayuda social en “trabajo genuino” quea su vez sostienen y disfrazan la precarización, también se intenta desarticularlos con recortes y a través de la persecución y criminalización, ofensiva que pegó un salto bajo este gobierno por las causas armadas que llevan adelante contra las organizaciones y luchadores en general y el ensañamiento contra Eduardo Belliboni y otros dirigentes del Polo Obrero en particular. 

En el año 2022 el movimiento de desocupados juega un rol muy dinámico en la lucha de clases a nivel nacional y en la provincia, durante el segundo mandato de Gerardo Morales después de haber metido presa a Milagro Sala apenas asumió en 2015 a través del Código Contravencional redactado por el exgobernador del PJ, Fellner, y sancionado por el radicalismo, encabeza una campaña nacional antipiquetera como propaganda de lo que fue su frustrada candidatura a presidente. Morales se pasea por los medios nacionales afirmando que “el que corta una ruta es un delincuente” y pone como ejemplo el laboratorio represivo que puso en pie en la provincia, días después se producen allanamientos en locales, detenciones y se conoce como actuaban grupos de inteligencia al interior de las organizaciones. 

Situación internacional y guerra

Al principio mencione la definición que Lenin propone en su clásica obra “Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo” de 1916, sobre crisis, guerras y revoluciones, Lenin escribe este libro en el marco de la Primera Guerra Mundial como manera de describir aspectos centrales y explicar las configuraciones del capitalismo en esta nueva etapa histórica, como la concentración y centralización del capital y el surgimiento del capital financiero, así también en discusión abierta con otras elaboraciones teóricas de marxistas de la época y directa con la socialdemocracia alemana que en 1914 votaba a favor de otorgar los créditos de guerra, traicionando y abandonando principios fundamentales.

Para entender la pertinencia y reactualizar este concepto es necesario analizar cada uno de sus elementos en la medida de las posibilidades formales de este escrito, poder mesurar el carácter de la crisis, la situación internacional y los conflictos bélicos en curso, el fenómeno de la lucha de clases y sus perspectivas revolucionarias, reflexiones de las que se desprenden las tareas de un partido revolucionario. 

El carácter de la crisis capitalista es un debate muy importante sino se vulgariza, es decir los que no adhieren a la idea del agotamiento y colapso del capitalismo pretenden refutar esta noción como si fuera una profecía que no se cumple porque el capitalismo sigue en pie, pero no es el caso porque no es una profecía, es una categoría para estudiar la realidad, el concepto de crisis que propuso Marx como elemento inherente al capitalismo permite entender el desarrollo, el desenvolvimiento y las tendencias históricas del sistema. Esto no es solo un error teórico, sino que conduce al corto o largo plazo a una adaptación y concepción reformista, negar lo que significa la acumulación de las crisis, afirmar la ciclicidad y/o sobreestimar la capacidad de regeneración del capitalismo pueden llevar a un abandono de una política revolucionaria y a luchar por lograr conquistas o reformas en el marco de la “larga vida del capitalismo” o directamente a una posición escéptica y pasiva. 

También hay posiciones ambivalentes en cuanto al análisis de las crisis capitalistas, hay quienes ponen el énfasis en el debate sobre los planes de elaboración del Capital de Marx y qué libros quedaron excluidos en la publicación final, esto no para subrayar una faltante en la reflexión porque efectivamente los capítulos sobre el Estado, el comercio exterior y sobre el mercado mundial y las crisis existen, sino para remarcar la jerarquía que establece el propio Marx a la hora de publicarlos y la necesidad de complejizar la relación entre economía, Estados capitalistas y tendencias actuales, lo cual es correcto como método pero no puede conducir en última instancia a la omisión de la categoría. 

Como producto de las contradicciones propias del proceso y desarrollo histórico del sistema capitalista, se presentan periodos de inestabilidad, Marx veía que a diferencia de otras formaciones sociales y sistemas económicos donde las crisis se presentaban sobre todo como periodos de escasez debido al bajo desarrollo de las fuerzas productivas, las crisis y periodos de inestabilidad en el sistema capitalista se generaban por una sobreproducción de mercancías, la excesiva masa de productos que introduce el sistema en el mercado no encuentra consumidores, ni compradores, la propia lógica lleva a una gran concentración del capital dejando al resto sin acceso a esas mercancías. 

En los periodos de crisis capitalista se derrumban los precios, cierran industrias, aumentan los ritmos laborales, crece la masa de desocupados, la pauperización, como también las tendencias a mayor lucha de clases. Pero como sabemos a través de diversos mecanismos el capitalismo logra salir de los periodos de crisis y vuelve a regenerarse, sin embargo, esto no significa que se reinicia la historia y empieza un nuevo ciclo, las contradicciones se acumulan, están encadenadas y tienden a profundizar cada vez más sus contradicciones, la idea de ciclicidad y de que las crisis se repiten hasta el infinito con ciertos niveles de equilibrio y desequilibrio, excepcionalidades, pierden de vista la lógica más general. 

¿Cuál es? Para salir de las crisis el capitalismo tiende a destruir sus propias fuentes de riqueza, la naturaleza, la fuerza de trabajo, las fuerzas productivas, pero esto no es un círculo infinito porque, así como aumenta su capacidad de producción, de recursos, tecnológicos, inversamente su capacidad de destrucción, hasta que el desarrollo mismo de la capacidad de destrucción anula o imposibilita la capacidad de desarrollo.

Otro argumento contra el carácter general de las crisis y la concepción “catastrofista” recurre a críticas sostenidas por corrientes de corte posestructuralista y posmodernas para señalar un supuesto determinismo económico en los planteos de Marx, para hacer materia casi exclusiva de las reflexiones las relaciones entre política, guerra, Estado, restauración capitalista, o los mecanismos de regeneración, que son sumamente importantes y deben entenderse siguiendo el método marxista como la acumulación de determinaciones históricas que concretizan el concepto, formas complejizadas, sofisticadas, pero que no reemplazan el fundamento, una cita por demás elemental en el Manifiesto Comunista, dice lo siguiente: 

“Y todo eso, ¿por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no favorecen ya el régimen burgués de la propiedad; por el contrario, resultan ya demasiado poderosas para estas relaciones, que constituyen un obstáculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas productivas salvan este obstáculo, precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de la propiedad burguesa. Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno.”

Marx lleva este razonamiento dialéctico hasta el final, y de ninguna manera economicista, habla de crisis civilizatoria, aunque con ironía porque cuando habla de “demasiada” civilización esta es inversa y proporcional a la barbarie que engendra, el desarrollo se convierte en un proceso de destrucción colosal, la “civilización” no anula la barbarie la genera.

A la vez que se niega el carácter catastrófico de la crisis capitalista, sí se adopta un catastrofismo ambiental, lo que de ninguna manera se puede negar, pero mucho menos escindido de la crisis general. Efectivamente nos encontramos en un contexto de desequilibrio y riesgo ecológico lo que preocupa y suscita debates y acciones en todo el mundo. En sintonía el PTS trae a reflexión y propone relecturas de la obra de Marx y su pensamiento ecológico, para esto editaron dos obras del filósofo japonés Kohei Saito quien propone la idea de “Comunismo decrecentista”, con piruetas y permisos teóricos se “revaloriza” el planteo al grado de entenderlo como una “opción estratégica” por el carácter anticapitalista de la propuesta, señalando el inconveniente que el autor no desarrolla la cuestión del sujeto, pero se complementa en el debate con perspectiva propia. 

En esa intención de empalmar con los movimientos ambientalistas y sumarse al debate el PTS refuerza ideas erróneas o al menos contradictorias, por ejemplo, el autor sostiene que su crítica también está orientada a lo que él llama “socialismo productivista” una lectura equivocada de que el marxismo promueve una dominación-destrucción de la naturaleza, pro industrial-tecnológica y por lo tanto antiecológica, la comprensión de un crecimiento ilimitado de la producción y el consumo que conduce inevitablemente a la catástrofe ambiental. A mi entender supone y mantiene la idea de que el capitalismo puede seguir brindando un mayor desarrollo, lo que lleva a Saito a concluir con la propuesta decrecentista solo realizable en una sociedad comunista, este planteo tiene aspectos problemáticos por un lado asimila o relaciona el decrecionismo a las ideas del marxismo lo que puede conducir a una falsa contraposición de desarrollo capitalista y socialismo “antidesarrollo”. 

El PTS no adhiere a la idea de que la profundidad de las crisis nos ubican en una etapa de agotamiento del capitalismo, la opción teórica que adopta es la noción de Crisis Orgánica de Antonio Gramsci con la cual el autor explica crisis económicas, políticas y sociales muy profundas y no coyunturales, en las que la clase dominante pierde la dirección intelectual y política de la sociedad, más estrictamente se expresa como una crisis de representatividad abriendo fenómenos complejos de tensión y disputa entre representantes y representados, es decir partidos tradicionales y sus instituciones respecto de las masas. La lucha por una nueva dirección de la sociedad es la lucha por la hegemonía y esta aunque dependa de otros elementos como la lucha de clases, se podría decir que tiene “territorios propios” donde se disputa, en esa pelea a mi entender el PTS concentra fuerzas en la influencia política, en los márgenes de las instituciones burguesas en períodos electorales, en la lucha ideológica que tiende a adaptarse a las presiones de la academia o impulsar una “cultura de izquierda”. 

Respecto de la guerra, el dossier que publicó el Partido Obrero para el Encuentro León Trotsky el año pasado sobre la situación internacional afirma que se encuentran 183 conflictos armados, es decir estamos abiertamente en un periodo de enfrentamientos, invasiones, guerra, se dice que el gasto militar armamentístico de las potencias mundiales se ha multiplicado y sobre todo Estados Unidos. 

Los focos principales de esta escalada guerrerista se encuentran como sabemos en Ucrania entre la Otan y Rusia, o el gobierno israelí junto con Estados Unidos llevan adelante un genocidio brutal contra el pueblo Palestino en Medio Oriente, ayer fue el mismo Trump con la aprobación Netanyahu quien anunció que Estados Unidos tomará el control de Gaza, que poseerá y demolerá la franja expulsando a su población, una ofensiva histórica que puede marcar los inicios de una guerra generalizada.

La agudización de la crisis va marcando el rumbo y las vías de resolución que se disputarán las potencias imperialistas, que no serán ya de guerra comercial o carrera tecnológica sino de enfrentamiento directo, de destrucción, de apelación a métodos de exterminio. En este marco de mayor pauperización, de sobreexplotación de la fuerza de trabajo, de pérdida de derechos y el surgimiento de gobiernos facistoides que atacan al conjunto de la clase trabajadora como Milei que lleva adelante un ajuste histórico, condiciones que pueden ir gestando cambios bruscos, mayor tendencia a la lucha de clases y respuestas insurreccionales. 

En este sentido, la pelea por la perspectiva revolucionaria se encuentra en la tarea principal que es la construcción de un partido obrero, internacionalista, de combate, que pelee en todos los terrenos por una salida superadora a la barbarie capitalista, que se proponga conducir y encauzar una fuerza social capaz de imponer esta salida. 

Desafíos

Yo creo que los desafíos tienen que ver con revisar constantemente los fundamentos teóricos y programáticos, las lecciones y conclusiones de cada intervención y de cada organización, en función de la tarea principal, insisto, que es la construcción de un partido revolucionario capaz de incidir en la realidad de manera decisiva, una organización que sea capaz de articular y reflejar los intereses históricos de una clase que es heterogénea, por eso la complejidad, hay que poder encarnar esa identidad de la clase con un partido capaz de dirigir una fuerza social e imponer esa voluntad, utilizar de manera estratégica cada lugar, por eso peleamos por la recuperación de los sindicatos, centros de estudiantes, bancas, y no como un fin en sí mismo, sino para que cada una de esas conquistas en momentos decisivos puedan combinarse de tal manera que se puedan imponer asambleas, un paro general, que se detenga la producción, desarrollar la movilización, impulsar la huelga general, etc. 

Combinarse en un sentido estratégico para que de una vez por todas, la clase obrera pueda vencer. No creo que estemos en momentos ultraprepatorios es por eso, sin inmediatismos, que hay que fortalecer la militancia consciente, con la mayor formación de cuadros, que levanten y que defiendan esta tradición. Hace poco el Partido Obrero cumplió 60 años, esto no es un hecho menor, es sumamente importante porque encarna la pelea por mantener en pie y vigente una salida revolucionaria y la tradición trotskista.

Natalia López es docente universitaria de la Universidad Nacional de Jujuy (UNJu).

Los motivos son políticos y por ende estratégicos, pero antes de mencionarlos y desarrollarlos me parece importante remarcar que la militancia siempre es o debería ser una tarea muy consciente, me refiero a que tiene que ser una práctica que se revisa constantemente al calor de los acontecimientos y de las intervenciones, que somete a prueba sus caracterizaciones, su orientación política, que se mide, sin inmediatismos y de la manera más precisa posible, pero no militamos por una cuestión moral, ni caritativa, ni por amiguismo, por pasatiempo ni nada de eso, entonces cuando uno rompe con su organización no debería haber tabúes sino debates y esa es la intención. 

Uno puede acercarse y llegar de diversas maneras y ritmos a adoptar una tarea militante, incluso se puede empezar a militar hasta de manera intuitiva, elemental, por defensa propia, yo fui una activista y me empecé a organizar porque en el terciario cursando en el subsuelo cayeron desechos del baño que estaba arriba -no mentimos cuando decimos que las escuelas se caen-, hoy después de trece años se construyó un edificio propio; pero pudo haber sido eso o la cuestión salarial, o la defensa de la universidad etc.; como todo el tiempo nos atacan sobran motivos.

En esa experiencia elemental uno se va dando cuenta que ese problema no me afecta solo a mí, tratas de juntarte con el resto de los afectados para pelear y que haya una solución a ese reclamo, se lo exigís a los responsables, te das cuenta que es mejor y más eficiente luchar acompañado que solo entonces se abren posibilidades de alianzas, de unidad y ahí te das cuenta que actúan otros sectores, sectores que parece que pelean por el interés general, pero ocultan intereses particulares, se buscan las mejores herramientas para poder lograr ese objetivo, podes ganar, perder o ninguna inmediatamente. Cuando esa experiencia es acompañada, cuando se pueden brindar las herramientas teórico-científicas para explicar cómo ese hecho está relacionado con otros y que no es aislado, que tiene que ver con la forma en que se organiza la sociedad, que hay sectores que tienen intereses diferentes, entender los fundamentos, bueno el marxismo puede explicar la naturaleza de los hechos del más simple al más complejo y sus interrelaciones, el porqué de los ataques, las respuestas, como también la naturaleza del Estado. Y además cuando hay una historia y una tradición de lucha a la que podemos apelar para prepararnos, para organizarnos en las peleas elementales como aquellas que nos permiten pegar un salto en nuestra conciencia, poder precisar cuáles son los intereses propios, distinguir al enemigo, y que provea una perspectiva de cómo superar este estado de cosas, ahí la militancia se hace una tarea consciente, pero como todo proceso el ritmo y la experiencia puede ser diferente. 

Hoy para caracterizar la etapa histórica en la que estamos, discutimos la pertinencia de la definición de crisis, guerras y revoluciones traída por Lenin, es un momento muy importante que exige ser muy conscientes y serios con qué estrategia nos preparamos y qué tareas se desprenden. Esa es la discusión, los partidos tienen una estrategia, un programa y el desafío de expresar de la mejor manera los intereses de la clase. Entonces reconocer las presiones, desvíos, abandonos, que te alejan en última instancia de esa estrategia, es la reflexión que me aleja del PTS y me acerca al Partido Obrero.

Intervención en la lucha de clases 

La intervención en la lucha de clases es la clave para medir a un partido revolucionario y no me refiero a medirlo por sus resultados es decir un triunfo o una derrota, sino en el sentido de cuánto aporta al desarrollo y al desenvolvimiento del proceso de lucha. En cualquier conflicto inciden múltiples factores para suprimirlo, desviarlo, dividirlo o desarrollarlo, por eso el partido debe actuar con todas sus fuerzas, herramientas y medios a disposición, intervenir en común, acompañar esa experiencia que permita sacar conclusiones, balances, en función de hacer avanzar la conciencia de tornar más clara la necesidad de la organización de las y los trabajadores con un carácter independiente. 

Y para poder intervenir en las luchas en la mayoría, en todas las que se pueda, hay que prepararlas, es decir implica una estructuración, una organicidad, conquistar puestos de lucha, influencia política, promover métodos propios, y para esto es necesario una orientación política que se proponga esta tarea: disputar la dirección del movimiento obrero, con la perspectiva en términos estratégicos de la huelga general. 

Hoy estamos en un cuadro de ajuste y retroceso histórico, Milei nos declaró la guerra a las y los trabajadores, no solo por el ataque estructural a las condiciones de vida, sino porque tiende a reconfigurar la relación de fuerzas con el conjunto de la clase trabajadora. Sabemos que Milei no gobierna solo y que su gran apoyo es la casta política, las centrales sindicales y las direcciones burocráticas que dejan pasar todo tipo de ataques, desmovilizan y boicotean la voluntad de lucha. La reforma laboral que profundizará las formas de inserción laboral cada vez más precarias; la ofensiva contra los derechos conquistados, los convenios colectivos de trabajo o el derecho a huelga -además de las acciones macartistas, discursos violentos y fascistas cada vez más recurrentes- refuerza la necesidad de recuperar y defender los sindicatos. 

No se puede pensar la intervención en la lucha de clases como un “apoyo”. El PTS sostiene como orientación el apoyo a todas las luchas en curso. En el caso de las figuras parlamentarias nadie niega que el rol de las bancas como tribunos del pueblo permite la amplificación de ese reclamo, denuncia o lucha y es un activo, como la influencia política del FIT-U en general. El problema es que el último tiempo el PTS priorizó este carácter y estas vías como forma de intervención, el apoyo de las figuras que termina actuando como factor ajeno a la lucha o la confianza de que la influencia política pueda desenvolver la movilización que no queda claro cómo se concreta o a través de qué engranajes se materializa, ponen en evidencia el marcado retroceso y la debilidad en la construcción de agrupaciones clasistas independientes que peleen por recuperar los sindicatos de manos de la burocracia, a través de diversos argumentos como las presiones propias del terreno y la lucha sindical, el corporativismo, es decir la pelea por las reivindicaciones elementales de un determinado sector -que entienden como un obstáculo para el desarrollo de la conciencia- o directamente señalar a los gremios como simples aparatos, terminan por justificar su abstencionismo frente a esta tarea. 

Siendo conscientes de las características que fueron tomando las organizaciones sindicales, su relación con el Estado o las transformaciones durante el peronismo, la pelea por su recuperación es una tarea de primer orden y hay vastas experiencias en la historia reciente que demuestran su rol fundamental. En períodos de radicalización de lucha de clases, levantamientos y revueltas, la consigna de la huelga general no puede ser una consigna abstracta o un ultimátum para las y los trabajadores que no pueden tomarla, esa perspectiva solo empieza a tomar cuerpo cuando se preparan las condiciones para su realización, agitar la consigna de la huelga general sin pelear por la dirección del movimiento obrero es imposible. 

El PTS en los hechos termina contraponiendo la construcción de organismos de autoorganización frente a los sindicatos. La construcción de estos organismos de doble poder como fueron los soviets en Rusia es la orientación que se plantea y con la cual interviene en todos los conflictos para unir y desarrollar la vanguardia. En este sentido el PTS caracterizó por ejemplo a las asambleas barriales que se realizaban en la Ciudad de Buenos Aires durante las sesiones de la ley Bases, como organismos capaces de “nuclear las fuerzas para imponer desde abajo la perspectiva de la huelga general política para derrotar a Milei” como lo señala una nota en LID. 

En Jujuy venimos de una enorme lucha en 2023 encabezada por las y los docentes que empezó como una lucha salarial y se convirtió en un reclamo generalizado de trabajadores, estudiantes, comunidades originarias contra la Reforma Constitucional de Gerardo Morales. La potencialidad desplegada con más de un mes de paro, movilizaciones de lo que fuimos parte, cortes de ruta con delegaciones permanentes del Polo Obrero en cada localidad, enfrentamientos y episodios de represión feroz, lograron el aumento del 100% de salario docente, y el retroceso en puntos de sobremanera polémicos y antidemocráticos de la reforma que se excluyeron. Sin embargo, se impuso un desvío, con la desmovilización sin realizar asambleas por localidad para preparar un verdadero paro provincial, la división de CeDEMS y Adepa la hora de levantar el paro, el resurgimiento de la Multisectorial negando la participación de la izquierda y la institucionalización con pedido de intervención de la provincia o la judicialización con el pedido de inconstitucionalidad de la reforma, que fue la línea del peronismo local. 

El PTS como forma de promover organismos de autoorganización-no solo a destiempo, sino también con un carácter alternativista o superficial al proceso real- impulsó La Asamblea del Pueblo como vía para reagrupar a la vanguardia y superar las direcciones burocráticas. Avanzado el conflicto y en momentos decisivos de lucha política al interior de los sindicatos para imponer el paro en perspectiva de la huelga general, el rol de La Asamblea del Pueblo confundía los niveles de intervención y coordinación tornándose impotente. En cambio, las asambleas por localidad con pliegos y reivindicaciones comunes que articulen y permitan la coordinación del interior con el epicentro de la lucha, lo que muchos sindicatos se negaron a hacer, fortaleciendo la participación y lucha política en sus respectivos gremios y organizaciones habría permitido construir una asamblea provincial de trabajadores. 

Tampoco se puede intervenir en la lucha de clases poniendo por delante la autoconstrucción, éste es otro aspecto problemático de la intervención del PTS porque termina generando en la conciencia aspectos de atraso. Durante un conflicto sobre la base de lo actuado y la experiencia común, es necesario pelear por fracciones que avancen en su conciencia, pero estás fracciones tienen que ser el producto de la correcta intervención, y el desarrollo del conflicto en general. Si prima uno sobre otro, la intención de hacer fracciones en cada conflicto corre el riesgo de leerse como una acción divisionista que pone por delante la autoconstrucción. A su vez durante el último conflicto universitario, el PTS en toda su intervención intentó contraponer a independientes y no agrupados con las direcciones de centros o gremios recuperados señalándolos como aparatos que imponen sus medidas, una falsa oposición y desprestigio que desconoce el rol de las direcciones clasistas e impacta negativamente en la experiencia y subjetividad de los independientes y autoconvocadxs. 

La lucha universitaria y frente único

Después de la histórica marcha del 23 de abril, la primera con esas dimensiones contra el gobierno de Milei y la crisis salarial más grave de los últimos cuarenta años, docentes y no docentes continuamos con paros y medidas de fuerza que se extendieron los meses siguientes instalando en la agenda que lo que el gobierno había anunciado como solución al reclamo era falso. La Ley de Financiamiento Universitario que planteaba una recomposición del presupuesto, la pelea por su aprobación y contra el veto ya anunciado por Milei fueron el impulso para empezar a preparar la segunda marcha federal. Durante esta parte el PTS careció de una orientación e iniciativa propia para el sector, con cierta estructuración de militantes e independientes referenciados en el FIT durante todo el conflicto no tuvo una política de agrupamiento e intervención común para sus docentes universitarios.

Frente al rol desmovilizador de las autoridades del CIN y las direcciones nucleadas en el Frente Sindical, el boicot en ADIUNJu fue evidente, al calor de esta experiencia se cristalizó un sector opositor en el gremio jugando un rol significativo, en la Facultad de Humanidades donde se concentró el activismo estudiantil y docente se impulsó la Asamblea Interclaustro e Interfacultades, instancias democráticas, representativas, que fueron una muestra clara de unidad desde donde se votó la toma, decenas de clases públicas, acciones de visibilización, movilizaciones con un claro diferenciamiento de las autoridades y burocracias. A estas instancias el PTS se negó a organizar este sector poniendo por delante el desarrollo de fracciones, señalando un carácter “oportunista” y desjerarquizado esta tarea, y esto no es producto de una mala caracterización, sino de una política profunda que da la espalda a la intervención sindical.

Por último, otro elemento que confirma esta posición es que en la Facultad de Humanidades de la UNJu, bastión de la juventud del PTS en Jujuy, hace cinco años que no hay centro de estudiantes, la burocracia estudiantil y las autoridades liquidan el órgano y la posibilidad de organización y representación a las y los estudiantes por cinco años y se naturaliza esa situación, se coexiste en estas condiciones sin reclamar y sin hacerle pagar ningún costo político a las autoridades y sus agrupaciones. Fue en el último tramo del conflicto que las y los estudiantes reunidos en asamblea democrática que sacan la conclusión de pelear por la recuperación el centro, reformar el estatuto y llamar a elecciones. Sin embargo, el balance del PTS sobre el conflicto universitario, no es llamar a recuperar los sindicatos o refundar los centros de estudiantes sino “revolucionarlos” y transformarlos” en mi opinión un eufemismo para no pelear nuevamente por las direcciones. 

En este sentido, en semejante cuadro de crisis y avance de la derecha la táctica de unidad del frente único es una herramienta para disputar las direcciones a toda burocracia, lo que permite acompañar la experiencia en la acción común, con avances, retrocesos, sin ocultar, ni moderar tu política, pero generando las condiciones para la maduración y la ruptura con las direcciones traidoras peronistas, y no a priori. Claro que hay sectores defraudados del peronismo que ya no confían en sus direcciones, pero no reconocen de antemano la tuya y eso se construye, no se resuelve con “influencia política” que además el PTS concentra en periodos electorales, la táctica del frente único como decía Trotsky se desprende necesariamente de la caracterización de las condiciones objetivas del proletariado.

Electoralismo

Las presiones electorales y la intervención parlamentaria son objetivamente muy fuertes en general para cualquier partido que se reclame de izquierda y revolucionario, pero la situación para el PTS y particularmente en Jujuy por las características que ya conocemos las profundizan, lo que a mi consideración ha llevado al PTS tanto nacional como provincialmente a una adaptación, a concentrar sus fuerzas, responsabilidad e intervención en este terreno, lo que no sólo se puede ver en el inmoderado cambio y anuncio de las candidaturas en el 2023, o las lecturas del conflicto universitario donde se señala con énfasis el crecimiento de la imagen de Myriam Bregman promoviendo su candidatura o el posicionamiento favorable de la figura de Luca Bonfante como vocero joven. 

Para el PTS la influencia que tienen sus candidatos, entiéndase sobre todo en periodos electorales, le permite avanzar en la inserción y organicidad en el movimiento obrero ¿de qué manera? y si bien ha problematizado esta relación ya que no se traduce mecánicamente en organización y construcción por la brecha evidente sobre todo en Jujuy, por ejemplo, insiste a través de encuestas, proyecciones, focus group en medir cómo avanza la conciencia de las masas, lo que termina siendo el insumo fundamental para la caracterización, el ángulo para el contenido de campaña y programático y el termómetro para la intervención.

Es decir, se mide la experiencia de las masas en periodos electorales, una influencia que nadie desprecia si se responde en función de qué. Influenciar es producir sobre otros ciertos efectos, ¿cuáles serían? ¿la identificación con la izquierda? ¿cómo se expresa eso, hay adhesión a su programa? Lo preocupante es que allí sí se juega a disputar una base crítica y defraudada con el peronismo que lo lleva a un galanteo constante con el nacionalismo burgués, pretendiendo una ruptura ¿electoral? ¿Cómo se traduce, votando bien? El contraste es preocupante, por ejemplo, el PTS entiende como un mérito y “homenaje” los dichos de Martín Menem durante la sesión de la ley Bases, cuando dijo “son cinco, pero parecen cien”, lo que no es un mérito personal, sin embargo en la misma respuesta entiende que la pelea por recuperar los sindicatos, los centros o la organización de los desocupados como una tarea degradante y administrativa, en textuales palabras, reivindican “no haber puesto rentados a sacar fotocopias” o “administrar planes sociales”.

Si la intervención electoral es una táctica y como toda se piensa en función de la construcción de un partido revolucionario sobre la base de la agitación, propaganda y organización, ¿qué consigna está agitando el PTS a más de un año de un gobierno que impone un ajuste brutal e histórico? para acompañar y desenvolver la movilización, y utilizar esa influencia para canalizar la bronca y el descontento, contra la idea del peronismo de “votar bien en 2025”. La consigna de Fuera Milei es hacer política con lo que hay y no con lo que debería haber como decía el propio Trotsky, la pregunta que le sigue de “¿qué hacemos después?” te lleva a una posición conservadora; la consigna te permite explicar a través de qué métodos, es decir abre la posibilidad de crear y madurar condiciones promoviendo la organización. 

Movimiento piquetero

El abstencionismo del PTS frente a la organización del movimiento de desocupados no sé si es solo un problema de caracterización; si así lo fuere, el movimiento de desocupados ha atravesado por diferentes etapas, desarrollos, configuraciones, pero nunca dejó de jugar un rol fundamental en la lucha de clases; y su organización frente a la fragmentación y atomización, y la pelea por su dirección e independencia política, es una tarea revolucionaria. Y en esto no hay ninguna fetichización, ni se sustituye el sujeto, está de más decir que no hay dos sujetos si se entiende que ocupados y desocupados son parte de la misma clase y que las y los revolucionarios peleamos por su reconstrucción. Como partido te pueden dar más o menos las fuerzas para intervenir en un frente, pero las tareas se deducen de definiciones políticas, sin embargo para justificar su posición el PTS recurre a otros argumentos, soslayando la pelea por demandas inmediatas y urgentes o poniendo un signo igual entre el movimiento piquetero independiente con organizaciones que responden a los gobiernos de turno, señalando la organización del movimiento de desocupados como administración y control de planes con métodos clientelares y una tarea degradante. 

En los años 90, el movimiento de desocupados en Jujuy protagonizó los levantamientos más importantes contra los despidos, cierres y privatizaciones de empresas con el menemismo, el puntapié entre otros puntos del país que culminaron con las jornadas revolucionarias de 2001. En el año 1992 se privatiza Altos Hornos Zapla en Palpalá que venía ya de un proceso de desguace y reducción de planta, se cerraron las minas lo mismo que Forestal, dejando 3.000 obreros despedidos. Entre el 92- 94 se producen despidos masivos en la empresa Ledesma, en el año 95 ante una nueva quiebra y concurso de acreedores donde asume una nueva administración se suspende el pago de haberes en el Ingenio La Esperanza en San Pedro de Jujuy y en el 97 mis padres ambos fueron despedidos de la empresa y el hospital respectivamente, dejando a la vez un tendedero de desocupados en la localidad. 

Entre el 19 y el 31 de mayo de 1997 desocupadxs llevan adelante aproximadamente 22 cortes de ruta en la provincia, mi mamá ya desocupada participó activamente de esos cortes, desde Palpalá, Alto Comedero, San Salvador, Ledesma, San Pedro, que luego se extienden hasta el norte, Humahuaca, Abra Pampa, que concentra un gran número de desocupados provenientes de las minas, bajo la exigencia de fuente de trabajo genuino y subsidios; hubo represión y enfrentamientos como la emblemática pueblada en Ledesma que termina por hacer retroceder a la gendarmería, este proceso se combina con un paro y posterior huelga que llevaba adelante el Frente de Gremios Estatales por el pago de salarios atrasados contra el gobierno de Carlos Ferraro. En este proceso de lucha que, como en todos, actúan diversos sectores, la Multisectorial Jujuy que contenía dirigentes de gremios, cámaras empresarias, partidos políticos, incluida la iglesia que jugó un rol decisivo para desviar, constituyeron un frente policlasista o de conciliación de clases que intervino para disputar la dirección del proceso, encarnado por el PCR-CCC. 

El rol, los métodos burocráticos y la posterior conciliación fueron ampliamente rechazados, dirigentes quedaron expuestos e incluso muchos fueron abucheados, lo destacable fue la amplia participación de los desocupados con métodos de democracia directa y horizontalidad y las acciones comunes y concertadas con el movimiento obrero. Sin embargo, este no es un balance que la izquierda lleve hasta el final disputando una nueva tradición en la provincia, entre el 90 y 98 renunciaron cinco gobernadores en Jujuy, es decir hay una fuerza que puede actuar de manera decisiva. Lo que le sigue es la aceptación de la promesa del gobierno de crear puestos de trabajo y la implementación de Planes Trabajar marcando un rumbo de la política nacional que terminará con el avance y la cooptación de grandes sectores de desocupados por parte del estado. 

Muchos años después y posterior a la lucha en Guernica el PTS ve la necesidad de organizar sectores de masas e impulsa lo que denomina Asamblea Permanente bajo los principios de: “poner en pie un movimiento único de las organizaciones combativas del movimiento de desocupados, independiente del Estado, con pluralidad de tendencias y dirigentes revocables, que se plantee la unidad con los trabajadores ocupados para pelear por trabajo genuino”. Una abstracción después de casi dos décadas de desarrollo, configuraciones, lucha política, de la que no fueron parte.

El rol fundamental del movimiento piquetero independiente en la lucha de clases se corrobora por la cantidad y la gravedad de los ataques que reciben bajo todos los gobiernos, así como se intenta cooptarlos e institucionalizarlos a través de subsidios, proyectos o figuras como la llamada “economía popular” o las promesas de reconversión de la ayuda social en “trabajo genuino” quea su vez sostienen y disfrazan la precarización, también se intenta desarticularlos con recortes y a través de la persecución y criminalización, ofensiva que pegó un salto bajo este gobierno por las causas armadas que llevan adelante contra las organizaciones y luchadores en general y el ensañamiento contra Eduardo Belliboni y otros dirigentes del Polo Obrero en particular. 

En el año 2022 el movimiento de desocupados juega un rol muy dinámico en la lucha de clases a nivel nacional y en la provincia, durante el segundo mandato de Gerardo Morales después de haber metido presa a Milagro Sala apenas asumió en 2015 a través del Código Contravencional redactado por el exgobernador del PJ, Fellner, y sancionado por el radicalismo, encabeza una campaña nacional antipiquetera como propaganda de lo que fue su frustrada candidatura a presidente. Morales se pasea por los medios nacionales afirmando que “el que corta una ruta es un delincuente” y pone como ejemplo el laboratorio represivo que puso en pie en la provincia, días después se producen allanamientos en locales, detenciones y se conoce como actuaban grupos de inteligencia al interior de las organizaciones. 

Situación internacional y guerra

Al principio mencione la definición que Lenin propone en su clásica obra “Imperialismo, Fase Superior del Capitalismo” de 1916, sobre crisis, guerras y revoluciones, Lenin escribe este libro en el marco de la Primera Guerra Mundial como manera de describir aspectos centrales y explicar las configuraciones del capitalismo en esta nueva etapa histórica, como la concentración y centralización del capital y el surgimiento del capital financiero, así también en discusión abierta con otras elaboraciones teóricas de marxistas de la época y directa con la socialdemocracia alemana que en 1914 votaba a favor de otorgar los créditos de guerra, traicionando y abandonando principios fundamentales.

Para entender la pertinencia y reactualizar este concepto es necesario analizar cada uno de sus elementos en la medida de las posibilidades formales de este escrito, poder mesurar el carácter de la crisis, la situación internacional y los conflictos bélicos en curso, el fenómeno de la lucha de clases y sus perspectivas revolucionarias, reflexiones de las que se desprenden las tareas de un partido revolucionario. 

El carácter de la crisis capitalista es un debate muy importante sino se vulgariza, es decir los que no adhieren a la idea del agotamiento y colapso del capitalismo pretenden refutar esta noción como si fuera una profecía que no se cumple porque el capitalismo sigue en pie, pero no es el caso porque no es una profecía, es una categoría para estudiar la realidad, el concepto de crisis que propuso Marx como elemento inherente al capitalismo permite entender el desarrollo, el desenvolvimiento y las tendencias históricas del sistema. Esto no es solo un error teórico, sino que conduce al corto o largo plazo a una adaptación y concepción reformista, negar lo que significa la acumulación de las crisis, afirmar la ciclicidad y/o sobreestimar la capacidad de regeneración del capitalismo pueden llevar a un abandono de una política revolucionaria y a luchar por lograr conquistas o reformas en el marco de la “larga vida del capitalismo” o directamente a una posición escéptica y pasiva. 

También hay posiciones ambivalentes en cuanto al análisis de las crisis capitalistas, hay quienes ponen el énfasis en el debate sobre los planes de elaboración del Capital de Marx y qué libros quedaron excluidos en la publicación final, esto no para subrayar una faltante en la reflexión porque efectivamente los capítulos sobre el Estado, el comercio exterior y sobre el mercado mundial y las crisis existen, sino para remarcar la jerarquía que establece el propio Marx a la hora de publicarlos y la necesidad de complejizar la relación entre economía, Estados capitalistas y tendencias actuales, lo cual es correcto como método pero no puede conducir en última instancia a la omisión de la categoría. 

Como producto de las contradicciones propias del proceso y desarrollo histórico del sistema capitalista, se presentan periodos de inestabilidad, Marx veía que a diferencia de otras formaciones sociales y sistemas económicos donde las crisis se presentaban sobre todo como periodos de escasez debido al bajo desarrollo de las fuerzas productivas, las crisis y periodos de inestabilidad en el sistema capitalista se generaban por una sobreproducción de mercancías, la excesiva masa de productos que introduce el sistema en el mercado no encuentra consumidores, ni compradores, la propia lógica lleva a una gran concentración del capital dejando al resto sin acceso a esas mercancías. 

En los periodos de crisis capitalista se derrumban los precios, cierran industrias, aumentan los ritmos laborales, crece la masa de desocupados, la pauperización, como también las tendencias a mayor lucha de clases. Pero como sabemos a través de diversos mecanismos el capitalismo logra salir de los periodos de crisis y vuelve a regenerarse, sin embargo, esto no significa que se reinicia la historia y empieza un nuevo ciclo, las contradicciones se acumulan, están encadenadas y tienden a profundizar cada vez más sus contradicciones, la idea de ciclicidad y de que las crisis se repiten hasta el infinito con ciertos niveles de equilibrio y desequilibrio, excepcionalidades, pierden de vista la lógica más general. 

¿Cuál es? Para salir de las crisis el capitalismo tiende a destruir sus propias fuentes de riqueza, la naturaleza, la fuerza de trabajo, las fuerzas productivas, pero esto no es un círculo infinito porque, así como aumenta su capacidad de producción, de recursos, tecnológicos, inversamente su capacidad de destrucción, hasta que el desarrollo mismo de la capacidad de destrucción anula o imposibilita la capacidad de desarrollo.

Otro argumento contra el carácter general de las crisis y la concepción “catastrofista” recurre a críticas sostenidas por corrientes de corte posestructuralista y posmodernas para señalar un supuesto determinismo económico en los planteos de Marx, para hacer materia casi exclusiva de las reflexiones las relaciones entre política, guerra, Estado, restauración capitalista, o los mecanismos de regeneración, que son sumamente importantes y deben entenderse siguiendo el método marxista como la acumulación de determinaciones históricas que concretizan el concepto, formas complejizadas, sofisticadas, pero que no reemplazan el fundamento, una cita por demás elemental en el Manifiesto Comunista, dice lo siguiente: 

“Y todo eso, ¿por qué? Porque la sociedad posee demasiada civilización, demasiados medios de vida, demasiada industria, demasiado comercio. Las fuerzas productivas de que dispone no favorecen ya el régimen burgués de la propiedad; por el contrario, resultan ya demasiado poderosas para estas relaciones, que constituyen un obstáculo para su desarrollo; y cada vez que las fuerzas productivas salvan este obstáculo, precipitan en el desorden a toda la sociedad burguesa y amenazan la existencia de la propiedad burguesa. Las relaciones burguesas resultan demasiado estrechas para contener las riquezas creadas en su seno.”

Marx lleva este razonamiento dialéctico hasta el final, y de ninguna manera economicista, habla de crisis civilizatoria, aunque con ironía porque cuando habla de “demasiada” civilización esta es inversa y proporcional a la barbarie que engendra, el desarrollo se convierte en un proceso de destrucción colosal, la “civilización” no anula la barbarie la genera.

A la vez que se niega el carácter catastrófico de la crisis capitalista, sí se adopta un catastrofismo ambiental, lo que de ninguna manera se puede negar, pero mucho menos escindido de la crisis general. Efectivamente nos encontramos en un contexto de desequilibrio y riesgo ecológico lo que preocupa y suscita debates y acciones en todo el mundo. En sintonía el PTS trae a reflexión y propone relecturas de la obra de Marx y su pensamiento ecológico, para esto editaron dos obras del filósofo japonés Kohei Saito quien propone la idea de “Comunismo decrecentista”, con piruetas y permisos teóricos se “revaloriza” el planteo al grado de entenderlo como una “opción estratégica” por el carácter anticapitalista de la propuesta, señalando el inconveniente que el autor no desarrolla la cuestión del sujeto, pero se complementa en el debate con perspectiva propia. 

En esa intención de empalmar con los movimientos ambientalistas y sumarse al debate el PTS refuerza ideas erróneas o al menos contradictorias, por ejemplo, el autor sostiene que su crítica también está orientada a lo que él llama “socialismo productivista” una lectura equivocada de que el marxismo promueve una dominación-destrucción de la naturaleza, pro industrial-tecnológica y por lo tanto antiecológica, la comprensión de un crecimiento ilimitado de la producción y el consumo que conduce inevitablemente a la catástrofe ambiental. A mi entender supone y mantiene la idea de que el capitalismo puede seguir brindando un mayor desarrollo, lo que lleva a Saito a concluir con la propuesta decrecentista solo realizable en una sociedad comunista, este planteo tiene aspectos problemáticos por un lado asimila o relaciona el decrecionismo a las ideas del marxismo lo que puede conducir a una falsa contraposición de desarrollo capitalista y socialismo “antidesarrollo”. 

El PTS no adhiere a la idea de que la profundidad de las crisis nos ubican en una etapa de agotamiento del capitalismo, la opción teórica que adopta es la noción de Crisis Orgánica de Antonio Gramsci con la cual el autor explica crisis económicas, políticas y sociales muy profundas y no coyunturales, en las que la clase dominante pierde la dirección intelectual y política de la sociedad, más estrictamente se expresa como una crisis de representatividad abriendo fenómenos complejos de tensión y disputa entre representantes y representados, es decir partidos tradicionales y sus instituciones respecto de las masas. La lucha por una nueva dirección de la sociedad es la lucha por la hegemonía y esta aunque dependa de otros elementos como la lucha de clases, se podría decir que tiene “territorios propios” donde se disputa, en esa pelea a mi entender el PTS concentra fuerzas en la influencia política, en los márgenes de las instituciones burguesas en períodos electorales, en la lucha ideológica que tiende a adaptarse a las presiones de la academia o impulsar una “cultura de izquierda”. 

Respecto de la guerra, el dossier que publicó el Partido Obrero para el Encuentro León Trotsky el año pasado sobre la situación internacional afirma que se encuentran 183 conflictos armados, es decir estamos abiertamente en un periodo de enfrentamientos, invasiones, guerra, se dice que el gasto militar armamentístico de las potencias mundiales se ha multiplicado y sobre todo Estados Unidos. 

Los focos principales de esta escalada guerrerista se encuentran como sabemos en Ucrania entre la Otan y Rusia, o el gobierno israelí junto con Estados Unidos llevan adelante un genocidio brutal contra el pueblo Palestino en Medio Oriente, ayer fue el mismo Trump con la aprobación Netanyahu quien anunció que Estados Unidos tomará el control de Gaza, que poseerá y demolerá la franja expulsando a su población, una ofensiva histórica que puede marcar los inicios de una guerra generalizada.

La agudización de la crisis va marcando el rumbo y las vías de resolución que se disputarán las potencias imperialistas, que no serán ya de guerra comercial o carrera tecnológica sino de enfrentamiento directo, de destrucción, de apelación a métodos de exterminio. En este marco de mayor pauperización, de sobreexplotación de la fuerza de trabajo, de pérdida de derechos y el surgimiento de gobiernos facistoides que atacan al conjunto de la clase trabajadora como Milei que lleva adelante un ajuste histórico, condiciones que pueden ir gestando cambios bruscos, mayor tendencia a la lucha de clases y respuestas insurreccionales. 

En este sentido, la pelea por la perspectiva revolucionaria se encuentra en la tarea principal que es la construcción de un partido obrero, internacionalista, de combate, que pelee en todos los terrenos por una salida superadora a la barbarie capitalista, que se proponga conducir y encauzar una fuerza social capaz de imponer esta salida. 

Desafíos

Yo creo que los desafíos tienen que ver con revisar constantemente los fundamentos teóricos y programáticos, las lecciones y conclusiones de cada intervención y de cada organización, en función de la tarea principal, insisto, que es la construcción de un partido revolucionario capaz de incidir en la realidad de manera decisiva, una organización que sea capaz de articular y reflejar los intereses históricos de una clase que es heterogénea, por eso la complejidad, hay que poder encarnar esa identidad de la clase con un partido capaz de dirigir una fuerza social e imponer esa voluntad, utilizar de manera estratégica cada lugar, por eso peleamos por la recuperación de los sindicatos, centros de estudiantes, bancas, y no como un fin en sí mismo, sino para que cada una de esas conquistas en momentos decisivos puedan combinarse de tal manera que se puedan imponer asambleas, un paro general, que se detenga la producción, desarrollar la movilización, impulsar la huelga general, etc. 

Combinarse en un sentido estratégico para que de una vez por todas, la clase obrera pueda vencer. No creo que estemos en momentos ultraprepatorios es por eso, sin inmediatismos, que hay que fortalecer la militancia consciente, con la mayor formación de cuadros, que levanten y que defiendan esta tradición. Hace poco el Partido Obrero cumplió 60 años, esto no es un hecho menor, es sumamente importante porque encarna la pelea por mantener en pie y vigente una salida revolucionaria y la tradición trotskista.

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