“¡Nos moriremos si no sabemos aguantar! ¿Por qué esperarlo todo de afuera? ¿Acaso no podemos socorrernos a nosotros mismos?”
Desde hace varios meses que se viene publicitando, y al final, en los últimos días del mes de abril se estrenó la primera temporada de la homónima serie en la aplicación Netfilx. Con una excelente y gran producción, e importante elenco actoral, desarrollan una historia, basada en una histórica historieta, que ha marcado a más de una generación. Relatando una historia con fuertes metáforas, pero con un mensaje claro, la lucha y la resistencia. Bajo la consigna “Nadie se salva solo” haciéndole frente al avance del imperialismo masacrador.
El Eternauta y la historia de la lucha de clases Argentina
La producción audiovisual lleva el mismo nombre del cómic escrito por Héctor Germán Oesterheld y dibujado por Francisco Solano López. Presentada en entregas, desde 1957 hasta 1959, en el suplemento semanal Hora Cero. En tres páginas semanales.
Ganadora de grandes premios nacionales e internacionales. Reconocida como la historieta más importante del país y de Latinoamérica. El cuatro de septiembre, fecha de salida de la primera entrega. se definió como día de la historieta.
Explorando la ciencia ficción, con viñetas dibujadas y pintadas en blanco y negro, con tinta china, retrata la historia de un pueblo, de un barrio, de una ciudad y de un país, que se organiza para ganar las calles. Todo se inicia una noche de verano, en el hogar de la familia Salvo, donde el padre (trabajador) mientras jugaba en una tradicional partida de truco junto a sus amigos y vecinos, escuchan en el noticiero radial, que una misteriosa explosión se había producido en el mar. Acto seguido se corta la energía eléctrica, y un hecho atípico: comienza a nevar en Buenos Aires. Singularidad extraña, tomando en cuenta la estación climática. Por otro, que antes de haberse publicado El Eternauta, copos de nieve cayeron solo una vez en la ciudad, a inicios del siglo XX. Pero lo que cae no es simplemente nieve, sino una sustancia mortal al solo tocarla. Como respuesta, la población sobreviviente, se “organiza” para hacerle frente a este extraño suceso. Vestidos con improvisados trajes especiales, que incluye una particular mascarilla, que filtra el aire contaminado.
Entrevistado, en enero de 1976, a pocos meses de ser “desaparecido”, por la dictadura cívico militar, el guionista explica su visión sobre la solidaridad del pueblo argentino, reflejado en la historieta. “…Algunos me lo han señalado como una característica mía. Ahora yo pienso que por algo tengo esa característica. Debe ser algo que está en nosotros. No querer el héroe tan individualista, sino el héroe en grupo. Justamente El Eternauta, una característica que distingue de tantas historias es esa. No hay un héroe específico. El mismo Eternauta, que le da el nombre a la historia es uno más dentro de la historia. Es más, cuando va avanzando la historia, el héroe que copa la situación es uno que no aparece al principio, Franco, un obrero, un tornero”.
Héctor Germán Oesterheld nació el 23 de julio de 1919 en la Ciudad de Buenos Aires. En su adolescencia estudió y se graduó de geólogo en la Universidad de Buenos Aires. Pero nunca la practicó como oficio. Su verdadero amor siempre fueron las letras, y su primera labor lo efectuó como corrector y redactor de pequeños cuentos para niños.
Padre de Estela, Diana, Beatriz y Mariela, con treinta y un años ingresa a la reconocida Editorial Abril, donde incursiona en las viñetas, creando a Bull Rockett. Un año más tarde presenta al sargento Krik. “Logró hacer una obra como el sargento Krik que jamás se hubiera hecho acá (…) la compañía del indio de acá y no de Norteamérica. Desde el punto de vista sensible, en cuanto a la defensa de la libertad del ser humano, era formidable. Ese soldado que va a la frontera y que se convierte en indio, al ver las injusticias y la barbarie que se hacía…” explica Elsa Sánchez, esposa del guionista, para la producción El Eternauta – Documental sobre Oesterheld, de la Universidad de La Matanza (2012).
Con el fin de liberarse de los límites y prohibiciones que les oponían las grandes editoriales y el Estado, junto a su hermano crea Frontera, y años más tarde Hora Cero. En esta última presenta El Eternauta. El dibujante, Francisco Solano López, consultado cómo nació esta enorme y fantástica historia, explica que fue “…un producto de la casualidad y del inconsciente colectivo que anidaba en nuestras personalidad y se manifestaba en nuestras personalidades y en nuestro trabajo, y que a su vez, se encontraba con la sensibilidad y cierta manera de captar el relato que podían tener los jóvenes de la época. Porque la existencia de una dictadura militar, de persecuciones políticas, de resistencia a la interrupción de la democracia permitía esas lecturas”.
Para aquellos años todas las historietas eran cosas de y solo para niños. Con un mensaje de enriqueciendo la cultura y la historia norteamericana. La única que reflejaba un contexto nacional, con imágenes del desierto pampeano, desarrollaba a un aborigen bruto y torpe. La llegada de El Eternauta es el primero en traer a las páginas dibujos y calcos de paisajes urbanos, rápidamente reconocidos, tanto en la década de los 50 como en la actualidad. Como son la Avenida General Paz, Plaza Congreso, Avenida Santa Fe, estaciones del subte, la cancha de River, y elementos tan populares como el mate y la pava, únicos en el Río de La Plata.
Demostrando su ideología combativa y de izquierda. Influenciado por la revolución cubana de 1959, escribe, nueve años más tarde, y tan solo a tres meses de su asesinato en Bolivia, la historieta “La Vida del Che”, una biografía en viñetas, sobre el líder revolucionario. Pocos meses después de su presentación, fue prohibida y quemada, por la dictadura de Juan Carlos Onganía.
El golpe de estado del 24 de marzo de 1976 encuentra al guionista y sus hijas militando en Montoneros. La segunda parte de El Eternauta la escribe de forma clandestina. Que sale en la revista de comics Scorpio, pero atravesada por una fuerte censura por la dirección de dicha publicación. Esta segunda parte fue una fuerte denuncia indirecta a las atrocidades de la dictadura, e incrementaba la necesidad de ganar las calles, para resistirla. Obra denunciada por el Proceso como “Manifiesto Montonero”.
El 2 de abril de 1977 un grupo de tareas lo secuestra, en la ciudad de La Plata, junto a sus hijas, yernos y nietos. Hasta el día de hoy continúan desaparecidos. Por datos brindados por sobrevivientes, pasó por los centros clandestinos de detención y torturas de Campo de Mayo, El Vesubio y El Sheraton. Martín Mortola Oesterheld, nieto del guionista y sobreviviente de El Vesubio, entrevistado afirma que “La última vez que vi a mi abuelo fue cuando estaba en El Vesubio, y tuvimos una especie de despedida. Yo tenía cuatro años y no entendía lo que pasaba. Y todo esto que está pasando es una manera de recuperarlo en sus lectores y en las generaciones que nuevamente lo abrazan” (Tiempo Argentino, 04/05).
Eduardo Arias, sobreviviente de la tortura recuerda: «Su estado era terrible. Permanecimos juntos mucho tiempo. […] Uno de los recuerdos más inolvidables que conservo de Héctor se refiere a la Nochebuena del ’77. Los guardianes nos dieron permiso para sacarnos las capuchas y para fumar un cigarrillo. Y nos permitieron hablar entre nosotros cinco minutos. Entonces Héctor dijo que por ser el más viejo de todos los presos, quería saludar uno por uno a todos los presos que estábamos allí. Nunca olvidaré aquel último apretón de manos. Héctor Oesterheld tenía sesenta años cuando sucedieron estos hechos. Su estado físico era muy, muy penoso» (Nunca Más, Editorial Siglo XXI, Buenos Aires. 1984).
Juan Salvo, Favalli, Alberto Franco, Elena Salvo y Ruperto Mosca, personajes principales, primeros a salir a las calles, con el traje similar a un buzo, de neopreno, no solo se enfrentan a la nieve fosforescente, alienígena (que no solo mata al tocarla y respirarla, sino que comienza a contaminar las napas y el curso de agua de consumo popular). Sino también a personajes como Los Cascarudos, similares a las cucarachas o los escarabajos, pero de tamaño gigante. Sus armas son tanques y cañones láser y su propia saliva ácida. Poseedores de un casco en su pequeño cráneo, con el cual Los Manos los controlan a distancia.
Los Manos son extraterrestres “pacíficos”. De aspecto humanoide, e idénticos, como clones, ellos mismos. Su particularidad es que llevan diez dedos en cada una de sus manos. Se encuentran esclavizados, mentalmente, por Los Ellos. Y utilizados como fuerza de choque para conquistar nuevos planetas. Manos, poseedores en su cuerpo de la glándula del terror. Cuando una persona tiene miedo le inyectan un veneno en su sangre que los exterminan. Mismo ganglio y toxina se activan en su contra, si los propios Manos se rebelan contra el imperialismo de Los Ellos. Al momento de morir cantan una canción de cuna, retrotrayéndose a momentos de la infancia, cuando aún eran libres.
Por otro lado, gracias a complejos sistemas de teledirección, Los Manos retienen a seres humanos y los convierten en Hombres Robots. Quitándoles la libertad, controlados para secuestrar y aniquilar a miembros de la resistencia.
Los Gurbos son bestias enormes del universo. Miden entre cinco y diez metros de altura. Sus cuatro pies provocan grandes cráteres en el suelo y derriban edificios. Al igual que los robots y los cascarudos, son controlados por Los Manos.
Vladimir Ivanov Lenin, líder del Partido Bolchevique y de la revolución rusa de 1917, explica que el imperialismo es una etapa superior del capitalismo. Donde los grandes pulpos burgueses entran en riña criminal, con guerras y colonias, por la conquista de nuevos mercados. Esos son Los Ellos. Seres extraterrestres que pese a no aparecer físicamente en ningún momento del cómic, uno de los integrantes de la resistencia, explica que son “seres invisibles”. Pero ¿lo son? O es una metáfora política, describiendo a aquellos que manejan los hilos del poder del Estado, los grandes ceos y corporaciones, que dominan y oprimen desde las tinieblas. Consultado: ¿Quiénes son Los Ellos? en el 76, el guionista explicaba que “Eso queda en la imaginación de cada cual. Yo no voy a traicionar a la mía misma. Justamente por ello le puse ese nombre, ni siquiera le puse un nombre de fantasía. Simplemente Los Ellos”.
“Se acerca el pesado galopar… detrás el aullar de la jauría… pasan de largo. Pronto se apagan en la distancia de nuevo es el señoría del incansable vendaval…” así comienza El Eternauta II. Obra que trae a escena nuevos personajes, como Los Zarpos, hombres cavernícolas creados por Los Ellos, en laboratorios. Monstruos asexuados con aspecto símil animal, con una fuerza física extraordinaria. Desarrollados para controlar a los Hombres “Buenos”. Manejándose con armas de fuego, y en grupos de tareas. Una clara denuncia a la represión del Estado, tanto en la Triple A de Perón y López Rega como la dictadura genocida de Videla.
En la tercera parte, producida sobre escritos escondidos por Oesterheld, siguiendo con los seres alienígenos, están Los Mefistos, criaturas formadas por Los Ellos, para enfrentar a la resistencia, de una Buenos Aires arrasada. Dichas abominaciones son parte de una sociedad, que vienen del futuro, llamada Los Cóndores. Dos apreciaciones al respecto. Por un lado el escritor ya anticipa un futuro oscuro, demostrando que el régimen político, económico y social que dirige nos lleva a mayor barbarie. Por otro lado: su nombre. No es casual que se llamen Los Cóndores. El Plan Cóndor fue una asociación entre los gobiernos golpistas y masacradores latinoamericanos, con el apoyo de los Estados Unidos, en la década de los 70, con el fin de liquidar los movimientos populares en alza, mediante la represión, tortura y muerte.
Pero El Eternauta no hace referencia solo al golpe de 1976. También hay referencias para pensar en un mensaje denunciante del derrocamiento cívico militar del segundo gobierno peronista en 1955, conocido como el inicio de la “Revolución Libertadora”. El nieto de Oesterheld, y consultor creativo y productor ejecutivo de la serie, afirma que “El Eternauta no hubiera existido si no hubieran bombardeado la Plaza de Mayo en el 55. El bombardeo genera una relación diferente entre la ciudad y la periferia. Y es, sobre todo un hecho histórico muy negado. Ese bombardeo marcó la pérdida de la inocencia de lo que era la ciudad y por otro lado, la historia tiene una especie de voluntad documental. Que está en el desarrollo a través del tiempo. Se publicó entre 1957 y 1959 y, en términos artísticos, va documentando, lateralmente, lo político. En el 58, por ejemplo, se ve esa pintada furtiva de “Vote Frondizi” que se inscribe en el pacto Perón-Frondizi” (Tiempo Argentino, 04/05).
El acuerdo Perón-Frondizi, efectuado en febrero de 1958, entre la UCRI y el PJ, tenía el contexto de la prohibición por la “Libertadora” de poder presentarse el peronismo a las elecciones. Que tres años atrás lo derrocó y obligó a Perón a exiliarse, primero en Venezuela y luego en España. El acuerdo lleva al líder radical al gobierno, con el voto peronista. A cambio Arturo Frondizi debía levantar la proscripción. Legalizó a la burocracia sindical (mayoría peronista) a través de la Ley de Asociaciones Profesionales, pero no terminó de levantar la proscripción electoral del peronismo, provocando la ruptura del acuerdo.
Mientras El Eternauta llamaba a la resistir y combatir el avance del “imperialismo” criminal, el peronismo no llamaba a copiarlo. Así lo demuestra la carta escrita por Perón, el 19 de septiembre de 1955, al general militar Franklin Lucero. “Al ejército y al pueblo de la nación (…) Hace varios días que intenté alejarme del gobierno si ello era una solución para los actuales problemas políticos. Las circunstancias públicas conocidas me lo impidieron (,,,) Pienso que es menester una intervención desapasionada y ecuánime para encarar el problema y resolverlo. No creo que exista en el país un hombre con suficiente predicamento para lograrlo, lo que me impulsa pensar en lo que realice una institución que ha sido, es y será una garantía de honradez y patriotismo: el ejército. El ejército puede hacerse cargo de la situación, del orden, del gobierno (…) Si mi espíritu de luchador me impulsa a la pelea, mi patriotismo y mi amor al pueblo me inducen a todo renunciamiento personal (…) Hace algunos días… decidí ceder el poder… Ahora mi decisión es irrevocable. Decisiones análogas del vicepresidente y los diputados… El poder del gobierno pasa por ello automáticamente a las manos del ejército”. La posición de Perón es una contradicción con el mensaje luchador del primer libro de El Eternauta. La obra de Oesterheld ofrece, sin embargo, la perspectiva de una resistencia pluriclasista, no se atreve a avanzar hacia un análisis de clase.
Volviendo a la actualidad. El Eternauta no fue censurado solo en la dictadura cívico militar. Para 2012, Mauricio Macri como jefe de gobierno de la Ciudad de Buenos Aires prohíbe su lectura en los colegios públicos. Al mejor estilo ultra derechista, y demostrando como el acallamiento cultural no tiene límites, dándose en democracia como en dictadura, afirma que “El Eternauta definitivamente no entra a los colegios de la Ciudad”.
“Nadie se salva solo” inundó la ciudad, el país y las redes sociales, con la salida de la producción televisiva. El slogan fue adoptado por el peronismo, especialmente el kirchnerismo. Toma un mensaje de lucha, pero para no luchar. Porque lo acompaña con el “Hay que esperar al 2027”. Sucede que El Eternauta convoca a organizarse y a combatir en las calles, incluso con armas y barricadas. Como hacen, hoy día, los jubilados frente a la policía “brava” de Patricia Bullrich y Milei. La demostración clara, que la lucha contra los atropellos, no puede quedar en una simple frase bonita. Como dijera Ernesto Che Guevara en su famoso discurso brindado en Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1964 “No confiaremos en el imperialismo ni un tantico así”. Entonces, adoptando una famosa frase popular: quien no lucha no gana. Y quien convoca a no reclamar, otorga.
Su nombre ya es un mensaje para futuras generaciones. Entendiendo a Éter, de eterno, algo que trasciende en el tiempo. Y por otro lado Nauta, del griego Nautes, que significa viajero, navegante. Entonces, es el viajero de la eternidad o el navegante del tiempo. A más de medio siglo de su presentación, su mensaje sigue más vivo que nunca. Sucede que los poderosos financieros, que digitan el poder político, económico y cultural en la Argentina y el mundo, sigue siendo la misma clase burguesa, parasitaria. Que El Eternauta seguirá conquistando nuevas generaciones, más con la llegada de la serie. La lucha contra el imperialismo es responsabilidad de la clase obrera. A ganar las calles, a derrotar a Ceos-Ellos y sus gobiernos títeres. Más que nunca: ¡Fuera Milei!