Por la refundación de la IVª Internacional


I. El capitalismo mundial se encuentra actualmente ante una extraordinaria impasse. Durante las últimas semanas, la generalización de la crisis financiera internacional ha destruido la idea de que el llamado neoliberalismo sería capaz de resolver las contradicciones del capitalismo por un largo período histórico. El colapso de los Estados obreros (degenerados) de la ex Unión Soviética y Europa del Este inyectó una gran dosis de confianza en los capitalistas, lo que constituyó la base política del incontrolado proceso de especulación financiera de los últimos años. Los cada vez peores crashes de los mercados de valores, la fuga de capitales y la crisis política derivada de esta situación, muestran claramente la base ilusoria de todo este proceso. En sólo una década, el neoliberalismo victorioso ha agotado sus posibilidades y es incapaz de realizar sus promesas de un desarrollo capitalista progresivo y pacífico.


 


Esta crisis tiene su raíz en la naturaleza del capitalismo y su período de irreversible declinación histórica. Los mal llamados "treinta gloriosos años", en realidad, expandieron la base parasitaria del capital financiero y exacerbaron el desarrollo desigual de su sistema internacional, que ha conducido ya a dos guerras mundiales. En medio de esta crisis, el capital intentó escapar a sus contradicciones mortales por medio de la globalización. Esto condujo a la virtual eliminación de una serie de economías nacionales, desde entonces ligadas al dólar, la moneda de reserva internacional.


 


Las características típicas del capitalismo exacerbado desarrollo desigual y opresión de los países atrasados han sido llevadas al paroxismo. La especulación y el endeudamiento monstruosos revelan la contradicción entre la posición dominante de los EE.UU. en el mundo y la economía mundial como tal. La crisis de superproducción agudiza la competencia internacional, provocando devaluaciones, una tras otra, que hacen explotar la magia de la dolarización. En el cuadro de la globalización, puede verse la clara tendencia a la fragmentación del mercado mundial, exacerbada por la rivalidad interimperialista.


 


La generalización de la crisis financiera revela la base puramente especulativa del proceso en curso. La devaluación de las monedas y capitales cuestiona los programas de privatización en los estados capitalistas, los países atrasados y los ex países socialistas. La crisis de las bolsas y la fuga de capitales produjeron la pérdida de todo lo acumulado en años de privatizaciones y expoliación, en apenas unas horas. La perspectiva es una deflación económica y una depresión en el largo plazo. El colapso de la pirámide albanesa fue sólo la primera señal del colapso de la pirámide de Wall Street.


 


El capitalismo mundial carece de una salida progresiva y estable, incluso en el corto plazo. Bajo presión, sólo puede descargar el peso de sus contradicciones sobre las espaldas de los trabajadores a través de la desocupación, la flexibilidad laboral, rebajas salariales y recortes de los servicios públicos y gastos sociales, sin lograr encontrar una salida a su crisis por esta vía.


 


La descomposición capitalista pone de relieve la actualidad de la revolución proletaria mundial. Para la lucha de la clase obrera, el período de las soluciones parciales o de corto plazo pertenece al pasado. Sólo la acción internacional de las organizaciones obreras contra el desempleo y la superexplotación abre una perspectiva realista. La reorganización de la economía mundial sobre una nueva base social se plantea no sólo como una necesidad histórica, sino también como una necesidad inmediata.


 


II. La destrucción de los Estados obreros burocráticamente deformados, hipotéticamente podría permitir al imperialismo ir lejos en la estabilización de su sistema, a través de la completa restauración del capitalismo en estos países y su transformación en semicolonias superexplotadas. Pero para esto existen obstáculos insuperables, así como los hay para los otros elementos de una hipotética re-estabilización del imperialismo: reestructuraciones en los países capitalistas avanzados, penetración neoliberal en las semicolonias, atenuación de las rivalidades interimperialistas a través de acuerdos globales sobre el libre flujo de bienes y capitales, y la explotación de los avances tecnológicos de los últimos 25 años.


 


El imperialismo querría completar el proceso de restauración capitalista, convirtiendo a los ex Estados obreros en semicolonias. Pero no tiene los medios económicos o político-militares para hacerlo, a excepción de los países más avanzados de Europa del Este.


 


Las viejas y nuevas elites de los antiguos Estados obreros querrían completar el proceso de restauración capitalista, convirtiéndose ellas mismas en una oligarquía financiera a la cabeza de nuevos Estados imperialistas.


 


La perspectiva para la ex Unión Soviética, Europa del Este, China y el resto de los antiguos Estados obreros es de una profundización de la crisis y el incremento de la resistencia obrera, a medida que continúa el proceso de restauración capitalista.


 


Mientras que pueden diferir las valoraciones acerca de cuán lejos ha ido el proceso de restauración capitalista en estos países, está claro que en muchos de ellos ciertamente en la ex Unión Soviética y China este proceso no puede ser completado pacíficamente. La concreción de las ambiciones tanto del imperialismo como de las clases capitalistas emergentes en estos países, requeriría el uso de la violencia en una escala terrible dictaduras militares, fascismo, conflictos nacionales y guerra.


 


El imperialismo había esperado que la restauración capitalista en los ex Estados obreros pudiera ayudarlo a reestabilizar su sistema. Pero los regímenes stalinistas de estos Estados eran un importante elemento en el equilibrio establecido después de la segunda guerra mundial. Su destrucción ha tenido y tendrá un efecto profundamente desestabilizador en el capitalismo mundial.


 


III. Todo el período de ataques neoliberales en los 80 y 90 se ha cerrado con el total fracaso económico y político del neoliberalismo. Como resultado, una serie de gobiernos neoliberales de derecha ha caído, incluyendo al thatcherismo en Gran Bretaña, que inició internacionalmente la ofensiva neoliberal.


 


Todas las formas de dominación política del capital enfrentan una profunda crisis. Las antiguas formas burocráticas de mediación de las contradicciones entre capital y trabajo, a través de intermediarios reformistas y/o stalinistas, han colapsado. La bancarrota del stalinismo después de 1989 es irreversible. La socialdemocracia, por su parte, se está desintegrando políticamente, en la medida en que las bases materiales para las políticas keynesianas y las concesiones reformistas han sido destruidas por la crisis.


 


Como consecuencia de esta impasse histórica del capitalismo y de la incapacidad de las burocracias para cumplir su rol con los antiguos métodos, el capitalismo gira hacia nuevas formas de control político de las masas. La colaboración de clases es nuevamente vital para sus fines. Es movilizada en nuevas alianzas del tipo de los frentes populares, bajo la rúbrica diversionista de coalición de centro-izquierda.


 


El centro-izquierda es muy diferente de los bloques políticos del mismo nombre en el período de posguerra. Entonces, sus maniobras estaban basadas en medidas keynesianas y concesiones. Ahora, no hay ningún keynesianismo o reformismo, sino las más brutales medidas del neoliberalismo, que deben ser impuestas a las masas por los gobiernos de sus propios representantes políticos.


 


Estos nuevos frentes populares de colaboración de clases tienen, además, otra diferencia cualitativa con los frentes populares del pasado. Entonces estaban conectados, en una forma u otra, con la burocracia stalinista de la URSS, y usurpaban el prestigio de la Revolución de Octubre para maniatar a la clase obrera al orden burgués y aplastar sus aspiraciones revolucionarias.


 


Luego de la caída del muro de Berlín, de la implosión de la Unión Soviética y del giro abierto de las burocracias stalinistas hacia la restauración capitalista, los nuevos frentes populares de centro-izquierda no sólo no tienen ninguna conexión o referencia con la Revolución de Octubre, sino que, por el contrario, organizan sus traiciones en nombre del "fracaso de la Revolución de Octubre y del comunismo" y de "la clausura del ciclo histórico abierto en 1917", etc.


 


En este esfuerzo ideológico, tienen la ayuda directa no sólo del imperialismo y de las fuerzas burocrático-restauracionistas, sino además de los elementos desmoralizados de la antigua extrema izquierda en el mundo capitalista, que se mueven rápidamente hacia la derecha.


 


La democracia pura, como una alternativa fraudulenta al famoso fracaso del comunismo, se convierte en el grito de unidad de la contrarrevolución. El objetivo de los promotores burgueses de la democracia no es un ideal democrático supra-clasista, sino paralizar a la clase obrera, debilitar la resistencia popular, imponer la contrarrevolución neoliberal contra las condiciones de vida y derechos sociales de las masas obreras.


 


El frente popular de hoy, en contradicción con el del pasado, es una agencia anticomunista social-neoliberal abierta del imperialismo.


 


Así como el propio neoliberalismo ha fracasado en enfrentar la crisis económica, también los frentes populares de centro-izquierda están condenados al fracaso. La cuestión crucial es si serán derrotados por la revolución socialista, o si fuerzas de extrema derecha de tipo fascista capitalizarán su bancarrota.


 


IV. Es urgente para la clase obrera internacional, en esta nueva situación mundial, armarse con una organización revolucionaria, una estrategia, un programa y una teoría en una escala mundial. El desafío en el umbral del milenio, en las nuevas condiciones históricas mundiales, sólo puede ser encarado por una Internacional obrera revolucionaria.


 


Una Internacional de esta clase sólo puede ser construida como continuación de la Revolución de Octubre y el Marxismo revolucionario. Es decir, sólo puede ser la Cuarta Internacional, incorporando todas las experiencias de este siglo.


 


En la lucha por superar el pasado en una dramática nueva situación mundial, llamamos a realizar una campaña internacional en todo el movimiento obrero mundial por una conferencia internacional para discutir la refundación inmediata de la Cuarta Internacional.


 


 


Oposición Trotskista Internacional (ITO)


Liga Trotskista (Estados Unidos)


Sección inglesa de la ITO


Asociación Marxista Revolucionaria Proposta (Italia)


Partido Obrero Revolucionario (Grecia)


Partido de los Trabajadores (Uruguay)


Oposición Trotskista del POR (Bolivia)


Partido Causa Operaria (Brasil)


Colectivo En Defensa del Marxismo (España)


Partido Obrero (Argentina)


 

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