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En respuesta a Lutte Ouvrière


En marzo de 1997, representantes del Partido Obrero, de la Oposición Trotskista (Bolivia), del Partido Causa Operaria (Brasil), de la Asociación Marxista Revolucionaria-Proposta (Italia), de la Liga Trotskista (Estados Unidos) y de la Oposición Trotskista Internacional se reunieron con la dirección de Lutte Ouvrière (Francia), a la que le propusieron realizar un trabajo conjunto en pro de una Conferencia Mundial para la refundación de la IVª Internacional, en los términos de la declaración conjunta que esas organizaciones habían acordado en Génova pocos días antes (1).


 


Poco después, Lutte Ouvrière formuló una respuesta por escrito a esta propuesta (ídem). Esta respuesta fue analizada por Jorge Altamira (ver en la presente revista).


 


En la reunión de partidos trotskistas realizada en San Pablo en noviembre último, la delegación del PO planteó que se elaborara, en común, una respuesta a la carta enviada por Lutte Ouvrière. Una comisión redactó una respuesta con la que no hubo acuerdo. La delegación del PO presentó entonces un texto, que fue sometido a debate. Finalmente, se aprobó la moción de que no fuera enviada ninguna respuesta a Lutte Ouvrière.


 


Para conocimiento de nuestros lectores, publicamos el texto que la delegación del Partido Obrero presentó en la reunión de San Pablo.


 


San Pablo, 7/11/97


 


Compañeros de la dirección de Lutte Ouvrière:


 


Las organizaciones y partidos que suscribimos la presente carta, apreciamos enormemente el hecho de que ustedes hubieran respondido por escrito a los planteos en la reunión de París, en marzo pasado, y al texto de nuestra propuesta para iniciar una campaña para refundar la IVª Internacional sobre la base del marxismo.


 


Aunque ustedes son categóricos en contestarnos que no aprueban ni los términos ni la tentativa a la que apunta nuestra propuesta, resultan harto menos categóricos cuando se trata de decir si están de acuerdo o no con los puntos que hemos presentado como una base de principios para iniciar una discusión. En ningún lado expresan su acuerdo o desacuerdo con el planteo de la dictadura del proletariado; con la caracterización del frente popular como un recurso político del imperialismo; con el método de acción política basado en el programa de las reivindicaciones transitorias; con la caracterización de que en los ex Estados obreros se han instalado regímenes de restauración capitalista y, por lo tanto, la recuperación del legado de Octubre del 17 exige ahora también una revolución social; o, incluso, con nuestra caracterización del Secretariado Unificado como una organización internacional que no puede ser reformada con el objetivo de reconstruir la IVª Internacional.


 


En ningún lugar de vuestra carta ustedes toman una posición sobre esto. En lugar de proceder a clarificar vuestra posición sobre estos puntos de principios, ustedes prefieren esconderse detrás de la aventurada suposición de que nuestro propósito sería armar un bloque sin principios contra el Secretariado Unificado.


 


Vuestra especulación es falsa, sin embargo, por partida doble. Ni queremos un bloque sin principios, sea contra el SU o contra quien fuere, ni tampoco nuestro objetivo estratégico está subordinado a maniobras o falta de maniobras con relación al SU, sino a un debate político y a un cuadro organizado que nos permita reconstruir la IVª Internacional dentro de los plazos más breves posibles y como único marco metodológico para discutir las diferentes posiciones de los revolucionarios de diferentes partes del Mundo.


 


Es verdad que ustedes reafirman la necesidad de una Internacional revolucionaria sobre la base de las ideas trotskistas. Pero se niegan a definir cuáles son exactamente esas ideas, al revés de lo que hacemos nosotros, a pesar del manoseo o la desvirtuación de esas ideas en el último medio siglo.


 


Lo que ustedes sí dicen enfáticamente es lo contrario de una precisión sobre los principios cuartainternacionalistas y de un acuerdo sobre esos principios, debidamente restablecidos, definidos, precisados o delimitados. Lo que ustedes dicen es que están dispuestos a colaborar con cualquier organización que se reclame trotskista cualesquiera sean las divergencias políticas que puedan separarlos de ella. Tratándose de una colaboración que es confinada a un grupo especial de organizaciones, las llamadas trotskistas, esta disposición a colaborar políticamente sin que importen las divergencias políticas, sean ellas tácticas, estratégicas o de principios, significa precisamente plantear una política de acuerdos sin principios.


 


Es curioso que aun en este planteo de colaboración política por encima de las ideas ustedes excluyan nada menos que al SU y solamente al SU, pues en vuestro texto ustedes se refieren exclusivamente a las organizaciones que adhieren al SU, es decir que dejan de lado a su dirección y organización internacionales.


 


Esto sí que podría ser calificado como la tentativa de armar un bloque para condenar, aislar o lo que fuere, al SU.


 


Vuestra disposición a una colaboración política incondicional con quienes se reclaman del trotskismo, ofrece una explicación al porqué ustedes no se pronuncian en relación a las cuestiones principistas de base de nuestra propuesta. O están en contra de ellas, pero no lo dicen, o las juzgan irrelevantes.


 


Para ustedes las cuestiones de programa o de estrategia tienen menos importancia que las de procedimiento, pues denuncian expresamente los procedimientos políticos habituales de numerosas organizaciones, entre las que sí incluyen al SU como organización internacional, como los responsables de que las llamadas organizaciones trotskistas abandonen sus ideas en la práctica. Para ustedes, entonces, no corresponde proceder a una discusión política, sino crear personalidades organizativas que tuvieran la capacidad para proceder de acuerdo a lo que serían sus ideas. Este enfoque idealista está fuera de lugar.


 


Aunque admiten la colaboración política sin que importen las divergencias y sin que importe siquiera discutirlas, esgrimen las divergencias para rechazar la posibilidad de una disciplina común, que ninguno de nosotros ha planteado antes de proceder a un debate político. Pero en ningún lugar dicen cuáles son esas divergencias. Nosotros hemos constatado, en otras reuniones que realizamos en Europa, que esas divergencias son precisamente la dictadura del proletariado, el frente popular, la naturaleza de los cambios en los ex estados obreros y consecuentemente en la situación mundial que sobrevino a esos cambios, el programa de transición y la necesidad o no de ofrecer a la vanguardia obrera que lucha, un centro de reagrupamiento y organización política internacionales, es decir, refundar la IVª Internacional.


 


Ustedes también señalan que las condiciones internacionales no serían propicias para refundar o reconstruir la IVª, o para superar divergencias. Que para ello tendría que producirse primero un ascenso obrero mundial. En relación a esto les entregaremos las conclusiones de la última reunión que precisamente redactó la presente carta. Pero opinamos que la invocación de las condiciones internacionales es una enorme abstracción a la hora de tener que definir las relaciones positivas entre organizaciones revolucionarias, o sea que constituye una distracción respecto a lo concreto: ¿están o no de acuerdo con los puntos planteados?, ¿es necesario ampliarlos o reducirlos?, ¿es necesario profundizarlos? Nosotros defendemos esos puntos, metodológicamente, porque son la herencia fundamental del movimiento revolucionario y porque son pertinentes en una situación mundial donde una de sus principales características es el pasaje de los stalinistas reconvertidos al campo de la democracia pura y a la formación de gobiernos centro-izquierdistas, en lo cual han sido seguidos, a su manera, por el SU, cuando no fue su precursor. Recordemos para ello sus tesis sobre la democracia socialista. Algunos de sus principales dirigentes dicen ahora que quedó clausurada la época abierta por la Revolución de Octubre. Esto explica muy bien porqué se oponen a la dictadura del proletariado y admiten la colaboración de clases con el neocomunismo y la socialdemocracia, o sea la nueva versión del frente popular.


 


La corta experiencia con nuestra campaña por la refundación de la IVª Internacional nos ha permitido verificar el acierto de nuestros acuerdos en Génova, porque nos ha permitido avanzar en el plano de la realización práctica de nuestro objetivo refundador sobre la base de métodos principistas. Tendremos oportunidad de informarles al respecto en la próxima reunión que desearíamos tener con ustedes.


 


Esperamos vivamente que quede abierta entre nosotros la posibilidad de profundizar estos problemas y para ello reivindicamos desde ya la franqueza y transparencia de nuestros procedimientos.


 


Saludos revolucionarios.


 


 


Notas:


 


1. En Defensa del Marxismo Nº 17, junio de 19972.


2. Ver pág. XXX a pág. YYY, en la presente edición de En Defensa del Marxismo)


 

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