Introducción
La marcha universitaria de Abril de 2024, inmensa por lo multitudinaria y por la profundidad del reclamo, fue la respuesta contundente de una sociedad que enfrenta el ataque más feroz de la burguesía sobre la universidad pública a través de la licuadora y la motosierra del liberfacho Javier Milei. Un ataque no solo al derecho al acceso libre y gratuito a los estudios de grado sino al desarrollo de la ciencia y la técnica. Es necesario en este punto definir claramente que la política antiuniversitaria de Milei está inscripta en el marco del derrotero de reformas capitalistas de la educación y de la mercantilización del conocimiento y la ciencia. Es interesante y necesario seguir el rastro de las políticas educativas de los últimos 40 años que profundizan la decadencia legitimada con las leyes anti educativas de Carlos Menem y Néstor Kirchner.
Todo el arco de los partidos políticos patronales que gobernaron la Argentina en los últimos 40 años desfinanciaron la educación, la vaciaron de contenidos, pusieron el conocimiento al servicio de las políticas de entrega y… fracasaron aun en función de sus propios intereses.
En ese marco la organización y la lucha de las comunidades universitarias enfrentando las políticas antieducativas tienen un largo recorrido. Una historización de ese derrotero es un ejercicio interesante no solo de memoria sino de recopilación de experiencias para avanzar en la recuperación de las organizaciones populares de la universidad siguiendo el camino de la Asociación Gremial Docente de la Universidad de Buenos Aires (AGD UBA). Para rescatar en ese recorrido hay que poner bajo estudio la formidable unidad obrero estudiantil del Cordobazo, recuperar la experiencia de la FUBA piquetera hija del Argentinazo y de las luchas contra los brutales recortes del presupuesto universitario que intentaran De La Rúa y López Murphy.
Ese camino de organización programa y lucha en la Argentina nace en Córdoba en 1918 con sus luces y sombras.
Junio de 2018. Fastuoso en el inicio de la zona sur de la ciudad de Córdoba. Espectáculo. Monumentos. Debates. Fanfarrias, el centenario de la Reforma. Las largas tradiciones de buscar legitimación y desvincular los procesos históricos de sus contextos, de sus múltiples determinaciones.
El sociólogo Guy Debord hablaba de la sociedad el espectáculo. Como ejemplo aparece un discurso distorsionado sobre el Mayo Francés que evita un análisis dialéctico y el hecho histórico de masas: una protesta social que hizo temblar la burguesía francesa enlazando las barricadas con las ocupaciones de fábrica y las huelgas obreras. Pero aparece, en los relatos ideologizados, como un avance marxista derrotado o como una bocanada de aire fresco frente al consumismo capitalista
La burguesía busca romantizar en sus discursos y con sus intelectuales a la juventud en el afán de ocultar los reales procesos de masas que se desenvuelven en su seno, la lucha de tendencias, los retrocesos, los saltos hacia adelante. Los ajusticiadores de la ciencia y la educación pública vistiendo togas con rostros ceremoniosos discurseando sobre las bondades del conocimiento y desfinanciando la educación pública. Mercantilización, espectacularizacion y miseria.
Abril de 2024: un millón o más de personas en la calle en defensa del presupuesto universitario. El CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) apropiándose de la convocatoria. Un diputado radical con el moco fácil (Rodrigo de Loredo) escapando de la marcha en la que participaba, siendo repudiado por los manifestantes.
La tentativa de apropiarse de los procesos de luchas de las masas, en este caso de una marea humana que se opone de hecho a la mercantilización educativa es poderosa por un rato, pero a la larga se muestra como gigante con pies de barro.
De todas maneras es central en que se anclan sus discursos (Macri reformista, De Loredo defensor de la educación pública). Es una tarea pendiente no solo para mostrar y desnudar esos límites, sino avanzar en sentido contrario. Poder desbrozar las urdimbres, delimitar los sentidos del sinsentido. Tareas para despejar el velo.
La huelga general educativa de junio de 1918 en la más que centenaria Universidad Nacional de Córdoba (conocido proceso como Reforma Universitaria) puso sobre el tapete frente a la opinión pública necesidades urgentes de mejoras y ampliación de la inserción en la educación superior y dotó a las demandas de un programa. La justeza, la pertinencia y la fortaleza de la juventud cordobesa en el medio de un ascenso producto de la hondura de la crisis capitalista; época de guerras y revoluciones, en la asertiva descripción de Lenin.
Sin embargo, los límites fueron más fuertes y truncaron las tareas.
Reintroducirse en esa dimensión, reconocer sus hitos más importantes, destacando brevemente los antecedentes, dimensionar los debates de la época, examinar las consecuencias nacionales y continentales de la experiencia, y avanzar en el análisis del desarrollo salvaje y así como salvaje, resistido de la Contrarreforma son los ejes que pretendemos poner a debate a 106 años de la gesta universitaria de Córdoba.
La Reforma del 18
La huelga general universitaria protagonizada por los estudiantes cordobeses de las Facultades de Medicina, Ingeniería y Derecho el 15 de Junio de 1918 es un acontecimiento que condensa en sí mismo una serie de procesos que la desencadenaron, y de consecuencias inmediatas y a largo plazo que explican las profusas, variadas e inabarcables investigaciones, trabajos, artículos seminarios que se ocupan de esa jornada, que pasa en la construcción histórica a ser el hecho central de lo que conocemos como REFORMA UNIVERSITARIA.
Para el espectador interesado, la segunda década del siglo XX presenta en nuestro país una serie de transformaciones. Un crecimiento demográfico vertiginoso, un desarrollo económico basado en las delicias pampeanas del modelo agrario exportador, con una industrialización subordinada, propia del desarrollo desigual que la época imperialista impone a los países semicoloniales. Este desarrollo económico fue configurando una sociedad que se ha ido complejizando a medida que avanza el siglo. La formación de una clase obrera que desde fines del siglo anterior se ha robustecido con el desarrollo de Sociedades de Resistencia primero y luego de Sindicatos. En su interior se producían cruces fecundos entre las luchas reivindicativas por la jornada laboral, contra el trabajo nocturno y de mujeres y niños, las condiciones de higiene, y por el salario; cruces con la dirección de esos procesos encarnados por las tendencias que anidaban en el seno de la clase trabajadora: anarquistas, sindicalistas revolucionarios y socialistas.
Las aspiraciones sociales de los millones de inmigrantes que llegaron a Argentina en busca de una mejor condición de vida, que venían a cultivar la tierra, y que vieron truncada esa posibilidad desde el momento de su arribo, los llevaron a armar su vida y organizar sus familias postergando sus aspiraciones. Depositaron la tarea de superación personal en los hijos. Este fenómeno aparece en toda su potencia en el crecimiento de la búsqueda del ingreso a la educación y en la emergencia desde el 1900 de los sectores medios en la sociedad argentina, que manifiestan nuevas aspiraciones, una de ellas quizás la más importante el acceso a la educación en general y a la educación universitaria en particular como un trampolín del ascenso social.
Esas clases medias van a convertirse luego de las leyes de sufragio universal y de empadronamiento de 1912, en la base electoral de la Unión Cívica Radical y de Hipólito Yrigoyen. Es decir en su sustento político. El caudillo radical expresa con su triunfo electoral, el agotamiento de una forma de dirigir el Estado, y más que ser la expresión de las presiones de una sociedad por democratizarse es una manera que tiene la oligarquía de resolver el agotamiento de un régimen político. El radicalismo en ese sentido no es un partido de las clases medias, sino que las clases medias son su base electoral.
Apenas un año después de la sanción de la ley de educación 1420, en 1885 se sanciona la ley universitaria de Avellaneda. Hacia 1918 existían en la Argentina tres Universidades Nacionales: en La Plata, Buenos Aires y Córdoba (UNC) y dos casas de altos estudios provinciales en Santa Fe y Tucumán.
La organización y el gobierno de la educación universitaria estaban estructuradas en base a las Academias que gobernaban las facultades. Sus integrantes eran vitalicios. Esas Academias elegían las autoridades nombraban los profesores, aprobaban planes y programas, establecían aranceles y matriculas. Ante la renuncia o fallecimiento de algún miembro de la Academia sus nuevos miembros eran elegidos por la misma.
Esta situación en Córdoba se agravaba, porque la Academia estaba direccionada por la CordaFrates, es decir por el arzobispado de Córdoba.
En pleno desarrollo del siglo XX mientras el mundo experimentaba el horror de la guerra y se sofisticaba la relación de explotación, la UNC exhibía en su escudo las iníciales jesuíticas y el nombre de Cristo. La facultad de Derecho estaba separada por una medianera baja del convento.
Se enseñaba Teología, Derecho canónico, Derecho Público Eclesiástico (para aprobar sus exámenes, los estudiantes debían decir que el matrimonio religioso era más importante que el civil, que la Iglesia debía supervisar la educación primaria y que el Estado debía subordinarse a la Iglesia). En la facultad de Derecho se estudiaban “los deberes para los siervos”. La Universidad que buscaban los sectores medios emergentes como una alternativa para el conocimiento y el ascenso social nada tenía que ver con esta estructura y esta línea de contenido. El descontento era generalizado y crecía de manera importante el sentimiento anticlerical.
En las otras dos universidades hacia 1918 producto de algunas acciones de estudiantes y profesores se habían producido algunas modificaciones. El suicidio en Buenos Aires de un estudiante de provincia en 1876, una serie de reformas estatutarias acerca de la elección de profesores en 1906, precedida por un reclamo por la reforma de la ordenanza de exámenes parciales con una consiguiente huelga en la universidad bonaerense comenzaron a vislumbrar una incipiente organización de los reclamos universitarios que se ampliaron exigiendo la docencia libre, un nuevo sistema de exámenes, la disminución de los aranceles (las universidades en esa época eran aranceladas aunque el arancel era mínimo y también debían pagarse los derechos a exámenes).
En función de esos desarrollos es que en 1908 se funda la FUBA y en 1916 se desarrolla en Buenos Aires el primer Congreso de Estudiantes de América.
El conflicto que dio lugar a la Reforma Universitaria en Córdoba se inicia a fines del año 1917, cuando el Centro de Estudiantes de Ingeniería protestó por el régimen de asistencia a clases que exigía mayores obligaciones y dificultaba la cursada de estudiantes que trabajaban. Mientras en Medicina los estudiantes protestaron por el cierre del internado del Hospital de Clínicas, lo que limitaba la posibilidad de muchos estudiantes del interior (hijos de chacareros en su gran mayoría) de contar con alojamiento. Al no dar respuesta las autoridades a estos reclamos se constituyó el Comité Pro Reforma, que proclamó la huelga general el 31 de marzo de 1918. El 2 de abril, el Consejo Superior decidió clausurar la Universidad y dos días después el Comité Pro Reforma pidió la intervención del gobierno nacional, la cual se efectivizó una semana después, cuando el presidente Yrigoyen nombró interventor al entonces procurador general de la Nación, José Nicolás Matienzo.
La intervención de Matienzo es vista, por algunas perspectivas, como una expresión del carácter pro reformista de Yrigoyen. Esa afirmación no pasa de ser un relato legitimador desde el momento que el caudillo radical va a establecer políticas represivas y va a mermar el presupuesto de las Universidades. Evidentemente la situación de la Universidad de Córdoba es utilizada por el presidente como una ocasión para ganar adeptos y enfrentar a los caudillos conservadores que apoyados en las estructuras clericales eran elementos de la oposición política al radicalismo gobernante. El enviado reabre el internado del Clínicas, y procede a organizar la elección del Rector por parte de los profesores. Los estudiantes ven allí una oportunidad de hacer intervenir sus demandas. Cuando el 15 de junio se produce la elección, el candidato de los estudiantes, luego de tres votaciones es derrotado por el postulante Antonio Nores, representante de la CordaFrates.
Esta traición del grupo de profesores frente a las expectativas del estudiantado produce inmediatamente la irrupción violenta de los estudiantes al recinto, la conformación de una Asamblea y el llamado a la Huelga General de los estudiantes. El 21 de junio en la Gaceta de la Universidad aparece el Manifiesto Liminar que es la declaración de principios y el programa del demos universitario. Es una importante pieza de valor programático donde se conjugan determinados planteos idealistas, con la enumeración de necesidades que establece la democratización de la educación.
Entre junio y agosto la lucha de los estudiantes cordobeses crece y se transforma en una gesta popular, las manifestaciones y los actos callejeros son multitudinarios, copan la ciudad, reciben la adhesión del movimiento obrero cordobés. Incluso el Partido Socialista que ha tenido una posición contraria a las demandas de la juventud universitaria sale en apoyo de la misma.
La parálisis en la que cae el gobierno nacional, se resuelve recién en setiembre, cuando a instancias de los estudiantes y con el rectorado tomado, Yrigoyen envía como delegado a su propio ministro de Educación, José Luis Salinas. Previamente la postulación para esa misión de Susini es rechazada de plano por la curia y los sectores reaccionarios por su posición progresista a ultranza.
Salinas instaura el régimen democrático, la conformación de órganos colegiados, la asistencia voluntaria a clases, se establece el principio de docencia libre y la desaparición de los bedeles como guardianes de la disciplina en los claustros.
En octubre se produce la elección de rector y es elegido Eliseo Solaje.
Luego el derrotero del horizonte reformista se va a desarrollar en tres congresos latinoamericanos de estudiantes: Córdoba, México y buenos Aires
Perspectivas
La reforma universitaria cordobesa es el puntapié inicial que fundó el movimiento estudiantil latinoamericano. Las circunstancias históricas comunes, el avance de la dominación semicolonial junto al surgimiento de sectores medios van potenciar la lucha de las juventudes y en ese camino tanto en Perú como en Cuba se van a desarrollar partidos políticos de tintes progresistas basado en el programa de la reforma universitaria cordobés. Luego las experiencias van a encaminarse por diversos senderos. Mientras en Perú el APRA de Haya de la Torre va a desarrollar un planteo político pequeño burgués en busca de alianzas con la burguesía nacional con una propuesta de conciliación de clase (lo que va producir la ruptura de Mariátegui con Haya de la Torre y la conformación del partido Socialista del Perú, afiliado a la tercera internacional en 1922). Julio Mella en Cuba va a desarrollar desde el ARPA cubano un camino diferente entroncando con la enorme tradición de lucha del proletariado cubano.
El proceso de contrarreforma se inicia con la llegada de Alvear a la presidencia y es un movimiento feroz que comienza a arrasar los logros de la reforma. La década del 20 va a ver desarrollar en el mundo en el marco de una relativa estabilización económica de la posguerra y tras la derrota de los procesos revolucionarios en Europa, el ascenso del fascismo.
En nuestro país la semana trágica de 1919 con la represión desatada por Yrigoyen sobre el movimiento obrero se verá potenciada con los sucesos de la Patagonia Trágica y la masacre de la Forestal.
En ese marco se produce la desarticulación y la contrarreforma.
Los desarrollos posteriores condujeron a una verdadera cooptación de las reivindicaciones, pues con ocasión de una segunda intervención de la Universidad, se recogieron todas aquellas que suponían la modernización de la enseñanza, en función de las necesidades de nuevos profesionales reclamados por la industria, por las empresas agropecuarias, por la organización del Estado comprometido con las obras de infraestructura y los planes de vivienda, salud y transporte, pero se eludieron aquellas relativas a una verdadera democratización del poder universitario y a la redefinición del vínculo de la Universidad con los problemas reales del país y sus masas trabajadoras.
La autonomía, el cogobierno, la docencia libre, es decir las reivindicaciones democráticas de la reforma, nunca pudieron hacerse efectivas. Son tareas pendientes. El idealismo romántico y democrático de los postulados de la reforma universitaria desplegada por sus protagonistas, no son factibles y en eso radica su idealismo, en el marco de una sociedad clasista. La posibilidad de una educación moderna, transformadora, revolucionaria se encontró sin sujetos para dirigirla. Como decía Marx en “el 18 Brumario de Luis Bonaparte”: el contenido fue superado por la forma. La grandiosidad del Manifiesto Liminar, muestra la inexistencia de un sujeto real en que encarnarse. Entonces aparecieron los ángeles inmateriales (las almas jóvenes).
Su programa carecía de precisiones, y esa vaguedad permitió y permite que hasta los agentes del FMI se proclamen “reformistas”. Lo de De Loredo es un ejemplo. Hambrean al pueblo, desfinancian las universidades, precarizaran a los docentes pero… son reformistas de primera hora.
Como afirmaba Pablo Rieznik, en una reseña de la reforma: La cuestión educativa no puede resolverse al margen de la lucha de clases. Solo la clase obrera, como artífice de su propio destino, puede reconstruir la sociedad sobre una nueva base. La revolución educativa es inseparable de la revolución social. El balance de la Reforma Universitaria puede y debe poner de relieve esta conclusión fundamental, como enseñanza de la propia experiencia histórica.
En un trabajo sobre los sentidos de los relatos históricos, Laura Marina Vázquez en el número 1 de Hic Rhodus, revista del instituto Gino Germani, creación del entrañable Pablo Rieznik, desarrolla un análisis de la “teoría de los dos demonios” como un relato que busca crear una memoria emblemática, es decir una construcción basada en la despolitización del relato histórico. Luchar contra las fosilizaciones y los relatos justificadores es una tarea para rescatar los postulados de la reforma, criticarlos en su concepción original. Por ejemplo la cuestión del cogobierno que pone en pie de igualdad o sea con voto preferencial al claustro docente o permite las injerencias de los negocios capitalistas de las corporaciones profesionales al incluir a los graduados en el gobierno universitario. Y sobre todo desarrollar un programa que haga carne en las necesidades de los miembros de la comunidad universitaria. La lucha por el presupuesto, contra la precarización laboral, contra la mercantilización educativa, por la separación de la iglesia y el estado, por una universidad autónoma, cogobernada, con mayoría estudiantil. Por la desaparición de los posgrados pagos, por la real autarquía y por la unidad obrero estudiantil es una tarea que las juventudes deben encarar en la prosecución de una lucha conjunta del movimiento obrero y la juventud universitaria, que resignifique el Cordobazo, y retome las experiencias de la FUBA recuperada.
Frente al avance del desmantelamiento de la universidad pública, tarea para la que el gobierno de Javier Milei cuenta con la ayuda inestimable de todo el arco de los partidos capitalistas -desde el PRO hasta el nacionalismo burgués- que con su actitud cómplice buscan silenciar, ocultar, abortar las tendencias a la lucha, es una tarea de la izquierda revolucionaria darse las herramientas y el programa para orientar la rebelión educativa que asoma más temprano que tarde y que de la mano de la lucha de clase obrera buscara coronar en triunfo.
Bibliografía:
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Bastida Bellot Jonathan ¿Qué fue la Reforma Universitaria? Razón y Revolución biblioteca de la uni
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Gima Fredy https://prensaobrera.com/universidad/hace-20-anos-nacia-la-fuba-piquetera-hija-del-argentinazo