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China copia a Wall Street

Las modificaciones de las tasas de interés de China y Japón

Luego que las autoridades de la Reserva Federal, el Banco Central de Estados Unidos, decidieran reducir la tasa de interés, los bancos centrales de China (BPCh) y de Japón (BofJ) también modificaron las tasas de interés. Esto, evidentemente, es una expresión más de la crisis mundial y de la guerra comercial, ya que la tasa de interés tiene un impacto directo en el encarecimiento o abaratamiento de sus monedas y, por ende, de su producción.

En este caso, los cambios de los bancos centrales de la segunda y tercera economía mundial tuvieron un impacto importante no solo en las finanzas de sus países, sino también en las finanzas globales. Actualmente los mercados financieros muestran una interconexión casi absoluta, donde los contagios son imparables y la política de cada uno impacta directa e indirectamente en la del resto de los países.

La reducción de las tasas de interés de la Reserva Federal (18/8) fue acompañada con diferencia de días de modificaciones del  par chino que además de recortar las tasas  le sumó el anunció de una catarata de medidas para tratar de contener la caída de la actividad en el gigante asiático: facilitar la liquidez financiera, dar crédito al sector financiero para apoyar la cotizaciones de las Bolsas y otorgar créditos a las empresas para que compren sus propias acciones y así dar un impulso a sus cotizaciones. Maquillajes que promueven cursos especulativos para enmascarar la crítica realidad.

También apoyar con facilidades financieras al sector inmobiliario impulsando reducciones en los intereses de los préstamos hipotecarios y mayores facilidades para la compra de viviendas, en un intento de dinamizar el sector que atraviesa una profunda crisis, con quiebras de los mayores desarrolladores de emprendimientos de viviendas. La burocracia china ha tomado nota de que en medio de la guerra comercial con los EEUU no puede darse el lujo de desacelerar el “desarrollo” de su mercado interno.

La burocracia del Partido Comunista chinoy el sector financiero

Recordar lo ocurrido desde el debut de la empresa de comercio por internet Alibaba (una especie de Amazon), en su salida a la Bolsa en Nueva York en 2014, permite una visión más amplia del cambio producido con las facilidades financieras ahora anunciadas. El inicio de la cotización de las acciones de la empresa más grande de China fue un éxito, siendo la mayor oferta pública de la historia, contando con el apoyo del gobierno chino.

El estelar estreno significaba la apertura de China a Wall Street, abriéndole al capital financiero internacional las puertas para participar en las ganancias de las empresas chinas.  La atracción de inversiones en acciones llevó a una gran suba de las empresas vinculadas a la tecnología y de las Bolsas chinas, que comenzaron a cotizar en Wall Street. Aunque existe un “cortafuegos” donde varias empresas de Estados Unidos no son permitidas funcionar en China (Facebook, Google, Instagram, WhatsApp, etc.), fue facilitada la inversión en empresas chinas, donde cotizan más de 200 en Wall Street. 

Seis años después, en diciembre de 2020, fue anunciada la salida en la bolsa de Nueva York del brazo financiero de Alibaba, AntGroup. Pocos días antes de su lanzamiento, su mayor accionista Jack Ma, hizo declaraciones cuestionando a las autoridades chinas, comparó a los bancos chinos con “casas de empeño” y al marco regulatorio financiero como un “club de personas mayores”. Los “reguladores” en cuestión de horas suspendieron la salida de AntGroup de 34.000 millones de dólares (nuevamente una empresa china, sería la mayor de la historia) de la que Jack Ma era un socio mayoritario. 

A los pocos días, las autoridades financieras impusieron una multa a Tencent Holdings, una empresa del grupo, aduciendo no informar a las autoridades la compra de una empresa. También Alibaba fue multada por inversiones en empresas que no fueron informadas a las autoridades. 

Las medidas seguidas por la prensa internacional daban claros signos de la oposición del gobierno de chino a la consolidación independiente de empresas chinas con el capital financiero por fuera de su control y adhesión. Ahora sus decisiones serían observadas con una nueva ley antimonopolio. Se establecieron nuevos niveles de multas, muy superiores a las vigentes y que podían alcanzar el 10 por ciento de la facturación, cifras gigantescas. 

El cambio del gobierno buscó un disciplinamiento de los empresarios a las autoridades. El nuevo clima de semi hostilidad hacia sectores de la “nueva burguesía” produjo el inicio de una caída en los precios de las acciones que se extendió desde inicios de 2021 y que parece haberse revertido con el reciente anuncio de medidas de facilidades financieras.

La decisión del gobierno de China de un indisimulado apoyo a la suba de precios de las acciones tuvo un rápido efecto con subas generalizadas en las Bolsas chinas (Beiging; Shangai; Shenzen y Hong Kong). En menos de dos semanas las subas alcanzaron a 50 por ciento en promedio, en un cambio violento a la caída que sus precios protagonizaban desde 2021.

Los hechos son un giro de la burocracia del PC Chino de respaldo al sector financiero similar a las llamadas “Facilidades Cuantitativas” que implementó el gobierno de Estados Unidos y la FED para impulsar la economía y las finanzas después de la gran crisis financiera del 2008 y de la pandemia de 2020. 

Además de la suba de la Bolsa, se ha producido un fortalecimiento del Yuan (Renminbi) con una suba del 2,5 por ciento desde Agosto y una mejora en los bonos de deuda del gobierno chino, lo que refleja un ingreso de capitales. 

Los giros de la burocracia, incluyendo el anunciado apoyo a las empresas y el otorgamiento de créditos para que compren sus propias acciones, muestran que el poder sigue concentrado en los funcionarios antes que en la burguesía. La burguesía existe subordinada al aparato del Estado dominado por la burocracia del Partido Comunista. El giro que impulsa al sector financiero es una nueva demostración de ello.

En el pasado varios empresarios “desaparecieron” o fueron encarcelados. Ahora se fugan al extranjero. El aparato del Partido Comunista Chino monopoliza el poder del Estado y dirige el proceso de restauración capitalista. 

La quiebra de Evergrande y la crisis inmobiliaria 

De la mano del impulso al sector financiero se anunciaron medidas para promover la compra de viviendas. El Banco Central anunció reducciones en las tasas de los créditos hipotecarios y se facilita la compra de varias viviendas por familia o persona. En un intento de reavivar el mercado inmobiliario en recesión y precios en caída luego de la quiebra de Evergrande, un desarrollador gigante que dejó deudas enormes.

Los problemas de Evergrande comenzaron en 2021, cuando la empresa entró en default. Al no poder pagar  más de US$100 millones a sus acreedores extranjeros, la deuda offshore o extraterritorial, sacó a la luz una crisis del sector inmobiliario chino que aún sigue escalando.

Las deudas de Evergrande ascendían a más de US$300.000 millones. Y dejó a más de un millón de sus clientes sin entregarles la vivienda, luego que adelantaran parcial o totalmente el pago.

El auge del mercado inmobiliario ocurre cuando, para dar impulso a la actividad económica, el gobierno impulsó la compra de una “segunda vivienda” como “ahorro”. El sector se dinamizó mientras los precios de las viviendas subían. Cuando se estancaron, las deudas eran superiores a los precios de las viviendas, los desarrolladores como Evergrande dejaron de entregarlas y no pudieron hacer frente a sus deudas. 

Ahora nuevamente, ante las dificultades de demanda a sus exportaciones limitadas por sanciones y prohibiciones (semiconductores; automóviles, etc) el gobierno intenta dar impulso a la economía interna, otorgando facilidades al sector financiero, bajando las tasas y facilitando el crédito. Dicho de otra manera, endeudando más al Estado. 

El banco central de Japón sube las tasas ante la inflación creciente

En el caso de Japón, el banco central SUBIÓ las tasas de interés y generó el mayor derrumbe de la Bolsa en años, (una caída del 12 por ciento en un día, con varias empresas de primer nivel hundiéndose hasta 25 por ciento). La suba de tasas que pasó de 0 a 0,25% estuvo motivada por un aumento de la inflación. Se produjo una importante suba del yen que se fortaleció y perjudicó al sector exportador que había sido favorecido por una persistente devaluación de la moneda japonesa.

En agosto, las autoridades financieras de Estados Unidos, Japón y China han tomado importantes decisiones de cambios en las tasas de interés que afectan a las monedas de sus países y al comercio internacional. Por el tamaño de sus economías es indudable que nos enfrentamos a transformaciones significativas en el marco de la guerra comercial.

El común denominador en todos los casos es  el apoyo del Estado al sector financiero. En el caso de China, el apoyo a las Bolsas no es el primero, pero no debemos de desconocer que impulsan la compra de acciones con dineros del Estado para favorecer al capital financiero internacional. 

El creciente endeudamiento de Estados Unidos anula el efecto de las medidas de la FED

En contraste a la inmediatez vista en la Bolsa china, la baja de las tasas de la FED ha tenido efectos muy pobres en las primeras semanas. Esto se ve en que no logra impulsar  la suba de los bonos del Tesoro, claves para facilitar las renovaciones de deuda. Tampoco logró una capitalización de las acciones tecnológicas que tuvieron grandes caídas y solo recuperaron parte de sus pérdidas.

Los efectos de la reducción de tasas muestran la contradicción de tratar de impulsar la economía y prevenir una nueva crisis financiera. Esto se debe, en parte, a la enorme deuda del Tesoro que ya supera los 35 billones de dólares y el 120 por ciento del PBI.  

El flujo de dinero que se observa desde Estados Unidos hacia China y que se refleja en la devaluación del dólar frente al Yuan de China podría ser muy superior si el Banco Popular de China no hubiese reducido las tasas de interés, como ocurrió. 

Lo que estamos presenciando es una incipiente salida de capitales de Estados Unidos hacia China y Japón. En el primer caso se observa en la suba de las Bolsas de China y en el caso de Japón se han desarmado las deudas contraídas en yenes para invertir en Estados Unidos luego de la suba de tasas del Banco de Japón (lo que llaman “carry trade”) y se verifica en la suba del yen. 

Estos flujos internacionales indican el ingreso de Wall Street a una zona de turbulencias tanto en sostener las valuaciones de las empresas como en impulsar los bonos de deuda y lograr reducir la tasa de retorno. Necesidades importantes del Tesoro de Estados Unidos ya que los compradores de los bancos centrales extranjeros están en retirada. 

China hace años que viene reduciendo la exposición a los bonos de deuda de Estados Unidos, de 1,3 billones en bonos (2018) han  disminuido sus tenencias 0,765 billones en Julio último. Mientras la deuda de Estados Unidos sube, la compra de los extranjeros cae. 

Japón mantiene sus tenencias sin reinvertir los intereses lo que significa que no acompaña el mayor endeudamiento de Estados Unidos. Y la brusca reducción de la exposición de China ha llevado a que el mayor tenedor de deuda  sea… la propia Reserva Federal.

La Reserva Federal está sustituyendo la falta de demanda de los bancos centrales extranjeros. Así pasó de tenencias de menos de 0,5 billones en 2009, a superar los 6 billones de dólares en 2022.1https://fred.stlouisfed.org/series/FDHBFRBN

El principal gasto del presupuesto de Estados Unidos es el servicio de la deuda

La capacidad de endeudamiento del déficit del presupuesto y del comercio exterior está reducida y ha llevado que a la creciente deuda se agregan tasas de interés superiores cuando se renuevan los vencimientos. Pasando a ser el principal gasto del presupuesto nacional. El servicio de la deuda del Tesoro supera el gasto militar y no debemos olvidar que es el mayor presupuesto militar de todos los países del planeta.

El déficit presupuestario de este año va camino de superar los 1,9 billones de dólares, o más del 6% de la producción económica, un umbral que solo se alcanzó en la época de la Segunda Guerra Mundial, la crisis financiera de 2008 y la pandemia de Covid-19. La deuda federal en manos del público (la suma de todos los déficits) acaba de superar los 28 billones de dólares, o casi el 100% del PIB”. (WSJ, 16/9/24)

El aumento de la deuda está íntimamente vinculada al financiamiento al sector financiero, como en la crisis del 2008 y a facilitar la reducción de impuestos a la burguesía. Durante el gobierno de D. Trump, la reducción de impuestos a las ganancias empresarias incrementó la deuda en 7 billones de dólares. El financiamiento de las pérdidas de Wall Street por la crisis del 2008 superó los 16 billones de dólares, cifras de una auditoría del Congreso. El Wall Street Journal, dice que los candidatos no hablan de la gigantesca y creciente deuda porque sus partidos son los responsables y no tienen nada para decir ni hacer.

Como vemos, el sector financiero está atravesado por las enormes tensiones geopolíticas que se vive en todo el mundo. La crisis capitalista mundial no da tregua y no hay política monetaria ni tasa de interés capaz de escapar de este escenario. Por el contrario, cada paso cimienta una nueva etapa de una crisis que tendrá nuevos capítulos convulsivos. 

4/10/24

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