Hace medio siglo ya, el 13 de diciembre de 1974, fueron secuestrados, a la salida de la fábrica Miluz, donde trabajaban, los compañeros Jorge “Pato” Fischer y Miguel Angel Bufano. Fueron bajados a los golpes de un colectivo de línea por una patota de una banda parapolicial que había armado el gobierno de Perón y Lopez Rega.
Fischer era delegado general de esta fábrica del sindicato de la Pintura. Bufano, uno de los principales activistas gremiales.
Ambos integraban la dirección de zona norte del Gran Buenos Aires, de Política Obrera (antecesora del actual Partido Obrero). Fischer había sido elegido, poco tiempo antes, para el Comité Nacional del PO.
La vanguardia obrera combativa y antiburocrática
En 1972, Fischer entra en Miluz. Un año más tarde es elegido delegado por sus compañeros. Bufano, que ya había sido delegado en la fábrica Atma, se integra un poco después. Fueron partícipes de la constitución de una agrupación sindical antiburocrática contra la dirección sindical burocrática-patronal.
En junio de 1973, una ocupación de fábrica triunfante, dirigida por un Comité de Lucha electo en Asamblea, obtuvo un conjunto de reivindicaciones obreras y –fundamental- la convocatoria a elecciones para renovar el Cuerpo de Delegados. Estas elecciones se realizaran a fines de agosto y darán un rotundo triunfo a la lista del activismo: 218 votos contra 83 de la burocracia. La lista del activismo, fue armada a través de una selección en asambleas de sección. La burocracia del Sindicato y la patronal quisieron impugnarla porque a dos de los candidatos le faltaban pocos días para cumplir con el plazo estatutario. Rotundas y combativas asambleas ratificaron a los compañeros seleccionados como candidatos por sus compañeros y al final patronal y burocracia se resignaron.
Este proceso de organización sindical en Miluz no fue un rayo en cielo sereno. Estábamos en pleno gobierno camporista -que había asumido en mayo de ese año. Los intentos de frenar las luchas y la radicalización obrera, apelando a maniobras verborragicas que buscaban salvar la regimentación sindical, fracasaban. Por todas partes surgían nuevas direcciones combativas y se multiplicaban las luchas y reclamos por conquistas perdidas bajo la dictadura. Los trabajadores pasaban a la acción directa y seleccionaban a nuevas dirigentes combativos, antiburocráticos y clasistas.
Esto llevó a que, apoyándose en la burocracia sindical y con el beneplácito de las Fuerzas Armadas y la oposición burguesa (UCR, etc.) se diera un golpe palaciego que terminará con la renuncia de Cámpora y la convocatoria de nuevas elecciones para que asumiera el gobierno directamente Perón. Este venía a aplicar toda su “autoridad” política para con maniobras por una parte y la fuerza represiva por otra, detener el avance de la corriente clasista en el movimiento obrero, sostener a la burocracia sindical y defender el Pacto Social que habían firmado Cámpora, la CGT y la central empresaria para mantener congelado el salario, los reclamos obreros y la lucha independiente de los trabajadores.
La nueva Comisión Interna de Miluz logro, apoyándose en la organización y la democracia sindical (Asambleas) avanzar -con medidas de acción directa- en la obtención de numerosas conquistas. En diciembre de 1973 una Asamblea General de fábrica elevo un pliego de reclamos. Se obtuvieron la casi totalidad: pago de un doble aguinaldo, aumento salarial de emergencia, nuevas categorías, cese de la política de despidos y suspensiones que practicaba asiduamente la patronal, baja en los ritmos de producción, mejora sustantiva en la seguridad industrial, etc. La Asamblea reclamó también al Sindicato para que se convocara a “paritarias libres inmediatas” desconociendo el corset del “Pacto Social”, denunciando su carácter propatronal y antiobrero.
Miluz estaba en la vanguardia de la ola de reclamos que crecientemente recorría al movimiento obrero, perforando la coraza antiobrera del Pacto Social y acelerando el surgimiento de nuevas direcciones combativas y clasistas (el SMATA Córdoba, las fábricas siderúrgicas del cordón de Villa Constitución, etc.).
Contra este poderoso ascenso obrero, Perón presidente organiza una ofensiva regimentadora y represiva: nueva Ley de Asociaciones Profesionales para atornillar más firmemente en sus sillones a la burocracia sindical; reforma represiva del Código Penal para perseguir a la izquierda y al movimiento obrero combativo; etc.
Pero lo de Perón no fue solo esto. Simultáneamente, armo una guerra abierta a través del terrorismo paraestatal de las Triple A y la burocracia sindical. Colocando al frente de estas bandas la sede (el depósito) del Ministerio de “Bienestar Social” dirigido por Lopez Rega. Actuando en conjunto con las fuerzas policiales (que otorgaban “zonas liberadas” para los operativos ilegales de los parapoliciales) y militares, segaron decenas de vidas de militantes obreros, estudiantiles y de izquierda.
El objetivo central era quebrar el desarrollo clasista e independiente de la clase obrera.
El Plenario Nacional Antiburocrático convocado por la UOM de Villa Constitución
Los metalúrgicos de Villa Constitución que habían recuperado las comisiones internas de las grandes fábricas siderúrgicas, convocaron para el 20 de abril de 1974, un Plenario Nacional Antiburocrático. Se convirtió en una instancia de gran importancia para el futuro del movimiento sindical clasista. Pocas semanas antes, había estallado un golpe derechista/fascistoide en Córdoba (el Navarrazo) que con bandas parapoliciales (y el apoyo del gobierno nacional de Perón) logró la destitución del gobernador ligado a la izquierda peronista y se concentró en atacar a Luz y Fuerza, el SMATA Córdoba y otras expresiones combativas y clasistas de la provincia.
El Plenario de Villa Constitución aparecía como una instancia decisiva para organizar una respuesta de conjunto.
Fischer y Bufano, en acuerdo con el cuerpo de delegados de Miluz, llevaron a la Asamblea de Fábrica la moción de concurrir a dicho Plenario. Fue votado masivamente. Miluz, fue parte de una importante delegación de delegados y activistas coordinados por el Frente Único Clasista, el agrupamiento sindical que impulsaba el PO. Dora Balumelli, flamante dirigente de la Comisión Interna de la fábrica Panam, un micro entero de la gráfica Editorial Abril, metalúrgicos de Santini, Ema, etc., etc. la integraban.
Fischer fue la voz cantante de este agrupamiento clasista en el Plenario de Villa. Participaban más de 2000 dirigentes, comisiones internas y delegados, agrupaciones y activistas clasistas de todo el país. La mayoría de las corrientes combativas y clasistas estaban allí.
Fischer planteó la necesidad de conformar una Coordinadora Nacional de las fuerzas antiburocráticas, para apoyar la lucha contra el Pacto Social antiobrero y fortalecer a los sectores combativos que estaban siendo atacados por el accionar represivo “legal” y paraestatal.
El delegado general de Miluz, planteó que una de las primeras tareas sería la de convocar a un acto independiente para el inmediato 1° de mayo.
La moción de Fischer fue acompañada desde las tribunas por centenares de voces coreando: “llegó la hora de la Coordinadora”, coincidiendo parcialmente con el PST y numerosas organizaciones de base.
Pero tuvo la oposición abierta del PCR (Salamanca del SMATA) que ya andaba coqueteando con el gobierno peronista, la del PC (Tosco) y la del guerrillerismo foquista (PRT) que no querían constituir un polo político clasista opositor al gobierno de Perón y buscaba alianzas con sectores del PJ. La Juventud Peronista (JP), para evitar definiciones, directamente boicoteo su presencia en el Plenario Nacional de Villa Constitución. A partir de esta “ausencia” los demás se echaron a la retranca.
Desde la tribuna, contrapusieron la consigna “no rompan más las bolas con la Coordinadora”.
Lamentablemente, el Plenario terminó en una frustración, en el declaracionismo vacío de contenido y de accionar independiente.
El 1° de Mayo de 1974
Perón convocó al acto del 1° de mayo en la Plaza de Mayo. La JP movilizó importantes columnas con el propósito de impresionar y presionar a Perón para que adoptara un curso más antiimperialista y se despegara de la burocracia sindical. Pero… recibió el tiro por la culata. Desde el histórico balcón, Perón salió en defensa de la burocracia derechista y vapuleo a la JP (“estúpidos”, “imberbes”). Las columnas de la JP, espontáneamente, se fueron retirando mientras Perón seguía con su perorata de apoyo a los burócratas sindicales.
La propuesta lanzada por Fischer en el Plenario de Villa Constitución, 10 días antes, fue tomada por el PO que convocó a la izquierda (PC, PST y otros) a organizar en conjunto un acto obrero independiente el mismo 1° de mayo. Y convocó a realizarlo en la Federación de Box. Estas corrientes no contestaron. El 1° de Mayo, un fuerte operativo policial, bloqueó el ingreso a la Federación. Hicimos un acto relámpago frente a las puertas del estadio, mientras la policía apuraba la desconcentración.
La “militancia” de Perón contra el clasismo, para sostener el Pacto Social antiobrero
A pesar de los ataques de Perón y la burocracia sindical, a pesar del terrorismo de las Triple A y la represión policial, las luchas obreras impulsadas por sectores antiburocráticos y clasistas siguieron creciendo y estaban hundiendo el Pacto Social. Perón tuvo que jugarse nuevamente. El “general” amenazó con renunciar y convocó a una concentración en la Plaza de Mayo para el 12 de junio. Esta fue impulsada por la burocracia sindical que organizó un “paro” para salir de las fábricas y marchar a la Plaza a apoyar a Perón. El viejo caudillo abrió la convocatoria también a la JP que 40 días antes había expulsado de la Plaza de Mayo. La necesitaba. La izquierda, entre ella la Juventud Trabajadora Peronista, crecía en las fábricas contra la burocracia. Perón estaba realizando una maniobra bonapartista y necesitaba que la dirección montonera ayudara a contener esta irrupción y aislara a la izquierda clasista. Pero se trataba de apuntalar el Pacto Social que hacía agua. Firmenich decidió reabrir expectativas en Perón y se plegó: la saludo como una movilización antiimperialista. La JP se hizo presente, pero sin columnas organizadas. También el PC apoyó la concentración. Posteriormente se constituyó un Frente Popular, el llamado Bloque de los 8, que congregaba a la UCR de Balbin y otros partidos opositores, incluyendo al PST de Coral y Nahuel Moreno.
La clase obrera, tomó la convocatoria de Perón y la burocracia sindical con mucha desconfianza. No hubo más de 30 a 40 mil personas en la Plaza de Mayo. La gran mayoría de los trabajadores salió de las fábricas, pero se fue para su casa.
Fischer, Bufano y el cuerpo de delegados de Miluz recibió la convocatoria de la burocracia sindical para marchar a la Plaza de Mayo. Convocaron a Asambleas en cada sección y plantearon su oposición: no podían ir a apoyar el Pacto Social. Las Asambleas votaron 7 a 1 “no firmarle un cheque en blanco a la patronal y al Pacto Social y presentar las reivindicaciones “. Los obreros de Miluz abandonaron la planta pero, conscientemente, no marcharon a apoyar a Perón y su Pacto Social a la Plaza de Mayo.
La burocracia y el accionar de las Triple A
La intervención de Fischer en Villa Constitución, la actividad de apoyo de los obreros de Miluz a las luchas obreras en la combativa zona norte del Gran Buenos Aires (Panam, etc.), sus métodos de democracia obrera en fábrica que eran ejemplo a seguir en todo el gremio de la pintura, sus triunfos antipatronales, su negativa a apoyar el Pacto Social, etc. llevaron a que la Interna de Miluz fuera colocada en la mira del gobierno. Usando para ello a la burocracia sindical y a los grupos terroristas paraestatales. La Secretaría Política de la Presidencia de la Nación envió un memorándum a la burocracia sindical del sindicato de la Pintura reclamando “medidas” contra la interna clasista de Miluz. En combinación con la patronal, se hizo entrar a la fábrica, elementos a sueldo de la burocracia, para organizar una agrupación peronista contra los delegados clasistas. Estos comenzaron a sacar volantes macartistas contra Fischer y la Comisión Interna, planteando su destitución (preparaban una intervención del sindicato y el Ministerio de Trabajo) y lanzando amenazas físicas y de muerte contra los compañeros. Pero las Asambleas de fábrica rechazan estas amenazas y votan masivamente la defensa de los delegados que ella eligió. Los provocadores son denunciados con nombre y apellido y aislados dentro de la masa fabril.
Junto a la burocracia pasan a actuar abiertamente las bandas paraestatales de las Triple A. El 22 de octubre es allanada de noche, la casa de los padres de Jorge Fischer. Una patota, con armas largas, se lleva secuestrado al padre de Fischer. Este se llama igual que su hijo. Cuando lo están por fusilar se percatan que Fischer, el obrero de Miluz, tiene 25 años y que ellos tenían a un Fischer de edad adulta avanzada. Con una feroz paliza lo tiran en la vía pública.
Una Asamblea de fábrica repudia el atentado y decreta paros de 2 horas por turno. Se adoptan medidas de seguridad y protección con Fischer y Bufano. Con pedidos de licencia médica y otras, se logra mantener la cohesión clasista del Cuerpo de Delegados de Miluz, impidiendo que la burocracia y la patronal puedan hacer pie.
La patronal armó una trampa. El Gerente de Relaciones Laborales, días antes del secuestro y asesinato de Fischer y Bufano se va de viaje a los EEUU. Intenta presentarse como un Poncio Pilatos. Citados para un control médico, los dos compañeros, confiados en un trámite de pocos minutos y en el apoyo de los compañeros dentro de planta, concurren juntos. Desoyen la orientación votada por el Partido. Pero el operativo había sido armado: la zona liberada, varios vehículos y más de 20 patoteros armados, los esperaban. A la salida, toman un colectivo de línea que a las pocas cuadras es interceptado y los compañeros son sacados brutalmente y secuestrados. Fue el 13 de diciembre: 48 horas después, con 40 balas en su cuerpo aparecen acribillados.
Quién es Zambelletti
En enero de 1974, hace más de 50 años que asumió la secretaría general de la Unión de Personal de Fabricas de Pintura y afines ( U.P.F.P.A.), Pedro Victorio Zambeletti. Desde que asumió se dedicó a “limpiar” el gremio de opositores y perseguir a los activistas en convivencia con las patronales: Fischer y Bufano fueron dos víctimas de esa persecución. Pero Zambeletti es dirigente “vitalicio”. No permite la presentación de listas opositoras. En una de las últimas elecciones se jactó de que había sido elegido por el 99,8 % de los afiliados. Su historial de matonajes es larguísimo. Los obreros de la fábrica Vitecso de San Justo, montaron un acampe/piquete en la puerta, en una medida de lucha para reclamar la reincorporación de su delegado general (opositor a Zambelletti): 50 patotas rompieron violentamente el mismo.
En 2009 la ciudad de San Luis se vio conmovida por la llegada de grupos patoteriles liderados por Zambelletti cuya intención era acallar el reclamo de los obreros de la fábrica Tersuave. Según El Diario de la República (San Luis, 30/7/2009), el arribo de Zambelletti se produjo al grito de “se acabó la fiesta, no somos carmelitas descalzas, somos carapintadas”.
Y así podríamos seguir y seguir.
En un folleto, de características hagiográficas, sacado por la “Agrupación Justicialista 27 de enero del Gremio de la Pintura, Lista Blanca” al cumplir 30 años Zambelletti al frente del sindicato, se señala “la solidaridad del sindicato (con) la Iglesia Católica, Fuerzas de Seguridad, la Policía Federal Argentina, la Policía de la Provincia de Buenos Aires o las Fuerzas Armadas, la Prefectura Naval Argentina o el Ejército Argentino y su colegio militar”.
Zambelletti es el primero, es el dirigente sindical burocrático de más antigüedad en el cargo como secretario general, en la historia nacional.
Los asesinatos de Fischer y Bufano forman parte de la causa conocida como “AAA o Alianza Anticomunista Argentina” que investiga la “asociación ilícita creada por el ex ministro de Bienestar Social José López Rega, que tenía como objetivo la realización de diversos delitos como homicidios, lesiones, amenazas”. La causa cuenta con 681 casos. Pero esta demanda judicial solo se centró en la figura de López Rega, dejando de lado la complicidad que pudieron tener los sectores sindicales ligados al gobierno justicialista e incluso el rol histórico de Perón en la formación de este grupo parapolicial. Esa es una tarea pendiente en la lucha obrera y democrática en la Argentina.
Miluz; Fischer y Bufano; (meses más tarde el asesinato de Noriega, el compañero que se puso al frente de la Comisión Interna -y el rol nefasto del foquismo, con su accionar provocador, alejado de la organización obrera independiente- que desarrollaremos en una próxima nota), son una de las fuertes experiencias de la lucha clasista en la Argentina.
6 meses después del asesinato de Fischer y Bufano, iba a estallar la gran huelga general de junio/julio de 1975 que iba a enterrar el Pacto Social, impidió que el ajuste del “rodrigazo” lo pagaran los trabajadores y le dio un fuerte golpe a las bandas paraestatales de Isabelita y Lopez Rega (este último fue obligado a renunciar y fue puesto en un avión que lo llevo al exilio forzoso).
Fischer y Bufano trabajaron incansablemente por esa huelga y por las incipientes Coordinadoras que se constituyeron en su desarrollo. Lamentablemente, no estuvieron presentes, pero fueron bandera de esa geste histórica de la clase obrera argentina.