La Unión de Educadores de la Provincia de Córdoba (UEPC) es uno de los sindicatos más masivos y poderosos de Córdoba. Su capacidad de movilización y de lucha ha sido socavada por el rol histórico de la burocracia sindical Celeste. Su ascenso, a principios de los ’90, se extendió durante más de tres décadas logrando mantener la dirección del sindicato hasta 2023. Sin embargo, ese año sufrió derrotas significativas en los departamentos de Capital y Río Cuarto. El papel fundamental jugado por el clasismo desde los años 90 y su perspectiva, su programa y su delimitación, construyendo una oposición antiburocrática y con independencia de clase en todo su desarrollo, se coronó con la conquista de la dirección de UEPC Capital.
Buscamos poner en debate y sacar las conclusiones del posicionamiento teórico, político y reivindicativo de Tribuna Docente (agrupación docente del Partido Obrero) en ese proceso, la lucha a brazo partido contra el Estado y la burocracia sindical y contra las posiciones burocráticas y oportunistas de las agrupaciones que actúan al interior de la riquísima vida política del sindicato.
A su vez, y desde esta mirada, no tendría objeto llevar adelante este trabajo sin anclarla en las enormes tareas que por delante tiene la docencia cordobesa, y que sólo pueden ser llevadas adelante en línea de una política consecuente en la lucha por una dirección clasista del gremio.Es en ese sentido que estas tesis tienden a ofrecer además un balance del año de gestión de UEPC Capital. Y la perspectiva de elaborar las políticas para desarrollar las tareas que se deben abordar, en primer lugar, la recuperación de UEPC Provincial.
I. Antecedentes históricos
La provincia de Córdoba tiene una larga tradición y una profunda relación con las luchas sociales, los movimientos obreros organizados, las autoconvocatorias y, especialmente, con las luchas estudiantiles y del ámbito educativo. Un hito fundamental de esta tradición a considerar en la contextualización de nuestro análisis es el Cordobazo en 1969. Lejos del carácter espontáneo que algunos interesados han intentado imprimir sobre el Cordobazo, se trató de un proceso de larga gesta provincial y nacional; por ejemplo, el hecho de que las movilizaciones obreras de la época se desarrollaran de manera simultánea al ascenso del activismo estudiantil. Esa unidad obrera-estudiantil desarrollada durante la segunda mitad de la década del ‘60 fue un arma fundamental para la preparación del Cordobazo. Con el paro activo de 36 horas del 29 de mayo de 1969, comenzó a ser sepultada la feroz dictadura de Onganía. Se trató de una fenomenal rebelión popular acaudillada por la clase obrera del SMATA y Luz y Fuerza, a la que se sumaron otros sindicatos, un núcleo fuerte de estudiantes y sectores autoconvocados de la sociedad en general.
El Cordobazo abre una situación revolucionaria en el país, donde se van a ir produciendo levantamientos obreros y populares en todo el territorio nacional y que va a desembocar en la huelga general de junio-julio de 1975. En el medio, se produce el retorno de Perón y la creación de la Triple A (Alianza Anticomunista Argentina) como recursos últimos para derrotar el ascenso obrero. Finalmente, la burguesía nacional y el imperialismo norteamericano con la complicidad de los partidos patronales, la Iglesia y la burocracia sindical, llevarán adelante el golpe genocida de 1976 que cerrará la etapa abierta por el Cordobazo, con 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos.
En 1973, UEPC es una de las impulsoras de la conformación de CTERA y promotora también del perfil más luchador y próximo a las disputas obreras del momento, que se plasmó en la línea política asumida por el gremio nacional. En 1974, se consiguió un importante triunfo mediante la sanción de la Ley de Jubilaciones que permitía a los docentes retirarse con el 82% móvil después de 25 años de aportes. Sin embargo, este proceso de organización sindical fue truncado por la dictadura militar (1976-1983), la cual significó un duro golpe para las organizaciones obreras. El golpe militar del año 1976 “se ensañó particularmente con el ámbito de la cultura” (Ansaldi y Giordano, 2012). El denominado “Proceso de Reorganización Nacional” fue similar para todas las provincias; la persecución ideológica, la censura y la represión se ensañaron con el sector educativo, buscando desarticular cualquier intento de organización y resistencia.
Sin embargo, los educadores cordobeses, al igual que sus pares en otras provincias, desarrollaron diversas estrategias de resistencia, como la formación clandestina, la difusión de materiales subversivos, entre otras. Durante este período, la composición política de UEPC posicionó al gremio dentro de las filas combativas del movimiento sindical provincial. La participación activa en los acontecimientos del momento, trajo pérdidas muy significativas para la docencia atacada por el aparato represivo. A mediados de 1979, comenzó a surgir el Frente de Recuperación Sindical, conformado por docentes, ex dirigentes y nuevos militantes ligados a la línea del peronismo de izquierda y a la izquierda quienes se reunían con el objetivo de promover la reorganización de las bases sindicales. Desde ese momento, comienzan a resurgir los cuerpos de delegados y asambleas docentes, quienes movilizarán al sector por fuera de la estructura sindical hasta lograr que cese su intervención.
A nivel nacional, tendremos muestras de estas expresiones de lucha docente contra la dictadura. El 1° de junio de 1983 la Unión de Educadores de La Matanza y Morón, que luego se unificaron en SUTEBA junto a otros distritos, realizan el primer paro docente en territorio bonaerense contra la dictadura cívico militar, medida que se replicará en el territorio cordobés en agosto del mismo año. Todo este proceso de organización se materializó en Córdoba con la convocatoria a elecciones internas en UEPC durante 1984.
II. La lista Celeste en la dirección de UEPC
Con el regreso de la democracia burguesa, en Córdoba va a gobernar la Unión Cívica Radical (UCR), un partido patronal que había participado del gobierno militar y tenía como agenda atacar los derechos y las organizaciones de trabajadores. Los gobiernos anti obreros radicales fueron enfrentados fuertemente por la docencia cordobesa.
Habiendo participado de la reorganización del sindicato de los ‘70, la lista Celeste llega a la conducción de UEPC de la mano de Walter Grahovac, quien asumió como Secretario General de la Junta Ejecutiva Provincial en 1988. Este ascenso se dio en el marco de un profundo proceso de movilización de la docencia que recorría el país. Ese mismo año, se llevó adelante una huelga de 42 días por salario unificado, paritarias nacionales y una ley nacional de financiamiento educativo. Se trató de la primera acción nacional impulsada por CTERA desde el regreso de la democracia y tuvo su punto cúlmine en la Marcha Blanca del 23 de mayo, donde miles de docentes confluyeron en la Plaza de Mayo luego de movilizarse desde distintos puntos del país.
La agrupación Celeste, cuyo origen está íntimamente vinculado a la militancia peronista de los ‘70, llega al poder en UEPC montada sobre un proceso ascendente de movilización de los trabajadores en lucha abierta contra el ajuste de los gobiernos radicales. Durante la convulsionada década de los ’90, se va a consolidar en la conducción del sindicato al calor del desarrollo huelguístico que marcó la lucha de clases en Córdoba. Presionada por este proceso desde las bases, la conducción Celeste adoptó el método del paro y la movilización.
A principios de los ‘90 la situación en Córdoba era convulsiva. La UCR gobernó la provincia de manera ininterrumpida desde 1983 a 1999, primero bajo el gobierno de Eduardo Angeloz, y luego de la mano de Ramón Mestre. Durante estos años, la política de reformas estructurales y administrativas significaron una avanzada ajustadora sobre la educación. Con la asunción de Carlos Menem a la presidencia de la Nación, rápidamente el gobierno radical se puso en sintonía, profundizando sus políticas de ajuste al salario, las jubilaciones y recortes presupuestarios en áreas sensibles para la población. La respuesta de los trabajadores cordobeses no se hizo esperar; “la combinación de Angeloz y Menem para destruir el salario y liquidar las condiciones de vida de los explotados levantó una ola de reclamos y luchas que recorren varios gremios” (Prensa Obrera, 1992).
En 1991, la docencia agrupada en UEPC había concretado más de cinco jornadas de paro en el año, con importantes movilizaciones, a pesar de los descuentos impuestos por el gobierno de Angeloz. El año 1992 arrancó con fuertes movilizaciones estatales. A pesar de las dilaciones de las conducciones estatales, quienes levantaron varias medidas de fuerza alegando la necesidad de “oxigenar” la lucha, para mayo, más de 4.000 trabajadores estatales se movilizaban en el centro de Córdoba. En junio, el gobierno de Angeloz arremetió nuevamente contra los estatales, esta vez imponiendo una reforma jubilatoria que elevó la edad mínima para jubilarse de los empleados del estado provincial de 55 a 56 años y de 60 y 65 (para mujeres y hombres respectivamente). A la vez, avanzó con 4.000 retiros voluntarios de estatales. El ataque provocó una nueva movilización masiva de estatales.
El período que va desde 1993 a finales de 1994, tras la sanción de la resistida Ley Federal de Educación, es atravesado por una escalada de conflictos que terminan hiriendo de muerte al gobierno de Angeloz y se agudizan bajo el gobierno de Mestre. Como relata Avalle, “a nivel local, los docentes provinciales registraban atrasos de hasta 4 meses en sus salarios, y no les era respetado el derecho de huelga a quienes ejercían su labor de manera interina. El año concluye con recortes presupuestarios en educación, el cambio de Ministro en esa área y un explícito pedido a los docentes a deponer medidas de fuerza y garantizar el inicio del ciclo lectivo del próximo año.” (Reformas educativas y conflictividad sindical docente en Córdoba, Avalle 2017).
El 20 de mayo se produjo una movilización política inédita, miles de estatales se volcaron a las calles para reclamar el pago de los salarios adeudados, y rechazar las políticas del gobierno nacional, que comenzaba a avanzar en las reformas laborales privatistas. La capacidad de contención de la CGT se encontraba dinamitada por su postración frente a la arremetida antiobrera. Es así que las conducciones estatales reeditan la “Coordinadora de Gremios Estatales”, con el objetivo de contener por izquierda. La coordinadora trataba de distanciarse de la política de parálisis de la CGT, sin embargo, se esforzó por atomizar y dilatar las tendencias crecientes a la movilización. En la misma línea, a comienzos de 1994 se conformó el Movimiento de Organización y Acción Sindical (MOAS) integrado por 30 gremios provinciales, entre ellos UEPC, desde donde emitieron un pronunciamiento crítico contra la conducción de la CGT.
Hacia fines de marzo de 1994, la intención del gobierno de modificar el Estatuto Docente para avanzar en la flexibilización y precarización laboral motivó un nuevo paro docente. En abril del mismo año, se efectuaron dos huelgas más, dinámica que comenzó a replicarse en otros ámbitos de los trabajadores estatales. Entre mayo y junio tuvieron lugar cuatro huelgas docentes más, con duraciones que superaron las 24 horas.El 10 de junio de 1994 se va a desarrollar el primer paro general en la provincia de Córdoba tras nueve años de gobierno radical, donde confluyeron las tres centrales locales (CTA, CGT y MOAS). Días previos, Tribuna Docente y el Partido Obrero habían defendido el planteo de paro provincial en la asamblea de gremios y partidos de izquierda, que fuera tomado inicialmente por el MOAS y luego por el resto de las organizaciones gremiales de la provincia (Prensa Obrera, 15/6/1994).
El paro fue impuesto y defendido desde las bases, tanto en los gremios industriales como estatales. En UEPC, la asamblea de delegados de Capital ratificó con una votación contundente el paro del 3 de junio y la adhesión al paro provincial del 10. Tribuna Docente batalló tanto contra las posiciones conservadoras como las de conciliación que se apoyaban sobre la base de argumentar que el paro del 3 podría dividir al departamento Capital del resto de la provincia. Esta dinámica continuó durante todo el período.Ese mismo año, el gobierno provincial firmó el “Pacto Federal Educativo” con la Nación, que imponía la transferencia de las escuelas nacionales a las provincias. Esto provocó un nuevo ciclo de reforma educativa, cierre de edificios escolares, recorte presupuestario, retrasos y ajustes salariales. La respuesta de la conducción Celeste fue la de un “ayuno voluntario” de la dirigencia de UEPC con el apoyo del episcopado (Prensa Obrera 6/10/1994).
El año 1995 inició sin clases. Hacia finales de marzo se declaró el “estado de alerta permanente” a raíz de la multiplicación de las asambleas escolares. Ésta fue la antesala de una huelga por tiempo indeterminado declarada por el gremio a comienzos de abril, que duró varios meses. El ataque a las escuelas públicas se combinó con la suspensión de los subsidios a la educación privada, lo que llevó a la huelga a las escuelas confesionales. El 12 de abril se produjo una enorme movilización de UEPC junto a las escuelas privadas y cooperadoras de padres contra las medidas de ajuste de Angeloz. La marcha conocida como “Marca de las Antorchas” congregó alrededor de 20.000 personas y suscitó una enorme adhesión popular del conjunto de la población.
En medio de la campaña electoral provincial, se multiplicaron los escraches a los domicilios de los funcionarios públicos y, para junio de ese año, maduraba un nuevo paro general. La asamblea de delegados de capital crecía en masividad y combatividad; cada vez más escuelas elegían delegados y lograban imponer la voluntad de la docencia en la asamblea, incluso ganando a parte de los delegados Celestes. El 22 de junio, una asamblea de UEPC Capital con más de 100 delegados y barra votó la convocatoria a asambleas escolares, la “retención de servicios” el resto de la semana y nuevo plenario de delegados para el lunes siguiente para resolver cómo continuar, contra la posición Celeste de levantar las medidas de lucha. La posición de Tribuna Docente, empalmó con el espíritu de rebelión de las escuelas, en busca de “convertir la ‘retención’ en una huelga activa y el mandato de ‘retención’ hasta que se pague al último docente” (Prensa Obrera 27/6/1995). Este proceso derivó en las ocupaciones de dependencias del Ministerio de Educación. El 23 de junio se produce una manifestación masiva de gremios, partidos políticos y otras organizaciones, en el marco de un caldeado clima social, agudizado por la falta de pago de los sueldos a los empleados públicos. Hubo enfrentamientos con la policía y más de un centenar de detenidos. Al pasar frente al Patio Olmos, un grupo prendió fuego a la Casa Radical. Dos semanas después, Angeloz renunciaba y dejaba el cargo a Ramón Mestre.
El levantamiento de docente y estatales, combinado con un reguero de luchas obreras que recorrían la provincia, pusieron fin alos 12 años de gobierno de Angeloz.La llegada de Mestre, sin embargo, no hizo más que agravar la crisis política y profundizar el estado de movilización entre los estatales. En los primeros meses de su gobierno, redujo en un 30% los salarios de todos los estatales. La modificación del cálculo de los adicionales por antigüedad para los docentes significó una rebaja salarial promedio del 27,5%. Autorizó el alargamiento del ciclo lectivo y una mayor dedicación horaria; eliminó del presupuesto los cargos de los docentes suplentes e interinos; redujo un 5% las jubilaciones, eliminó el 82% móvil y autorizó el pago de un porcentaje del salario en bonos. Mientras se recortaban los fondos para las escuelas, se avanzó en una reforma educativa para liquidar la educación pública.
Esta ofensiva encontró una respuesta contundente en el “Cordobazo educativo” del ‘96. Una verdadera pueblada en defensa de la educación: “50.000 estudiantes, docentes y padres marcharon encolumnados con el objetivo de quebrar la liquidación de la educación pública: municipalización de las escuelas primarias y jardines, cierre de secundarios (sobre todo en el interior), pase de la educación especial a la convencional, cierre de institutos de arte y escuelas técnicas, desaparición de las escuelas terciarias de formación docente, etc.” (Prensa Obrera 29/8/1996).
La falta de respuesta gubernamental a las demandas salariales unificó al sector docente a nivel nacional. En 1997, la CTERA lideró una movilización de gran envergadura, materializada en la instalación de la Carpa Blanca en la Plaza de los Dos Congresos y en un ayuno docente. Esta medida de fuerza se extendió más de mil días, con réplicas en la provincia de Córdoba, golpeando sobre el gobierno menemista y los gobiernos provinciales. Funcionó como un acicate para presionar por la creación del Fondo Nacional de Incentivo Docente (FONID).
III. La Celeste en el gobierno: La burocracia como patronal
Las luchas de la docencia y estatales, que lideraron una verdadera movilización popular en todo el período de la década del ´90, terminaron con el gobierno de Angeloz y desgastaron rápidamente al gobierno de Mestre quien, ante el peligro de un nuevo renunciamiento, tuvo que adelantar las elecciones para el 20 de diciembre de 1998, donde salió electo el peronista Jose Manuel De la Sota. El período estuvo marcado por un fuerte ascenso de lucha de la docencia y del movimiento obrero en general; es el tiempo de la emergencia del movimiento piquetero en Córdoba y en todo el país. En el marco de ese ascenso, se desarrollaron paros y huelgas generales que duraron meses, piquetes y ocupaciones de establecimientos, masivas manifestaciones populares, e incluso se llegó a la quema de la sede partidaria del partido radical gobernante. Se impulsaron coordinadoras de delegados y de los gremios en lucha, como así también un fraccionamiento de la CGT. En ese proceso, participó la docencia y su sindicato dirigido por la Lista Celeste. Pero los intereses no eran iguales. Mientras la docencia luchaba por sus derechos, la conducción Celeste participaba con la mira puesta en el relevo gubernamental a manos del peronismo. El período estuvo marcado por una fuerte crisis del Estado capitalista, y la burocracia Celeste actuó como correa de transmisión de ese Estado y de uno de sus partidos, justamente el que estaba llamado a cerrar ese proceso de lucha. A partir de ese momento asistimos a un salto de calidad en la traición de la burocracia.
Con la llegada del peronismo al gobierno provincial en julio de 1999, se produce un quiebre dentro del sindicato. Para el nuevo gobierno pejotista, disciplinar y contener la organización y lucha de la docencia era una cuestión de Estado. Es en este cuadro que se acelera el proceso de burocratización de la conducción Celeste, traicionando en forma abierta y palmaria el programa por el cual había llegado a la dirección de UEPC. Por diversas vías, la Celeste se suma al gobierno delasotista. Se convierte ella misma en patronal para hacer pasar reformas precarizadoras, la tercerización laboral y la flexibilización de la labor docente. Durante este período, se va a consolidar una burocracia sindical integrada al Estado que busca transformar al sindicato, cuya función histórica es la lucha, en instrumento de contención y regimentación del Estado capitalista.
En septiembre de 1999, la burocracia de UEPC firma el Pacto de Calidad Educativa con el gobierno delasotista. El acuerdo apuntaba a destruir el Estatuto Docente. El salario quedaría sujeto a evaluaciones permanentes; se pierde el derecho otorgado por la antigüedad al perfeccionamiento docente y la estabilidad laboral que quedaría sujeta a la evaluación permanente. Mediante la creación de una comisión ad hoc el gobierno se reservaba el derecho a resolver situaciones laborales por fuera de la paritaria, es decir, una vía directa para modificar el Estatuto. El pacto entre Grahovac y De la Sota sella el proceso de integración al Estado provincial. Posteriormente, el ingreso de Carmen Nebreda al gabinete de José Manuel De la Sota, como Secretaría de Educación de la Provincia, cristalizó este proceso. Nebreda, del riñón de Grahovac, había sido autoridad de UEPC durante la década del ‘90. De este modo, la propia casta dirigente se convierte en un funcionariado del gobierno, siendo quienes diseñan las propuestas salariales de ajuste y las políticas antieducativas.
En 2002 se produce un enroque; sale Grahovac del sindicato y asume Nebreda como Secretaria General de UEPC por parte de la Lista Celeste, mientras que Grahovac se integra como funcionario del Ministerio de Educación de la provincia, el que terminaría dirigiendo a partir de 2007 yhasta 2023. En 2009 llega a la Secretaría General de UEPC Juan Monserrat, el delfín de Grahovac en el sindicato; mientras que Nebreda se retira nuevamente de la arena sindical para asumir como Diputada Nacional por el kirchnerismo. Hasta la actualidad la burocracia Celeste integra importantes cargos en el gobierno de Martín Llaryora.
La contracara de este proceso de integración de la burocracia al Estado patronal fue la constitución de la Lista Fucsia, compuesta por la gran mayoría de los agrupamientos de izquierda de la provincia junto a grupos de activistas sin partido. La colaboración de la dirigencia sindical con las políticas de ajuste del gobierno, combinada con la profunda crisis económica de 2001, llevó el salario docente a su nivel más bajo del período, según los datos relevados por el estudio que presentó en septiembre de 2024 el Observatorio Salarial de UEPC Capital. Durante todo este período, Tribuna Docente, agrupación docente del Partido Obrero, batalló sistemáticamente por sostener una política de independencia de clase frente a los gobiernos, promoviendo la organización y la lucha desde las escuelas para enfrentar el ajuste educativo.
Sobre esta base y con la táctica del frente único se forjó la Lista Fucsia que debutó en las elecciones del 2002. El método para definir la lista fue mediante una asamblea de afiliados, donde se votó un programa y se estableció el orden de los candidatos, constituyendo así una primera experiencia de elecciones internas para la oposición combativa docente. La bancarrota nacional y la crisis política abierta por el “Argentinazo” potenció el proceso antiburocrático que se desarrollaba en torno a la Lista Fucsia. En esta primera elección,la Fucsia perdió la delegación Capital por escasos 200 votos, que provenían de la mesa de jubilados. En un enorme proceso de movilización política, la Lista Fucisa consagró 4 delegados departamentales por Capital y un delegado departamental en el departamento Colón. La integración de la burocracia a la patronal hizo emerger una necesidad vital en toda la docencia: recuperar el sindicato para ponerlo al servicio de los derechos y los intereses de las y los trabajadores de la educación.
A medida que avanzaba la colaboración de clases llevada al extremo por la conducción burocrática, se profundizaba la regimentación interna del sindicato. La amañada Asamblea de Delegados Departamentales jugó y juega un papel fundamental en este aspecto, pues la representación se encuentra desfigurada por departamentos y no por cantidad de docentes, y porque los delegados departamentales no deben respetar el mandato de las asambleas de bases. La propia conducción fue adquiriendo una postura cada vez más autoritaria, que ha llegado al extremo de regimentar y restringir la elección de delegados de escuelas y de acallar a la oposición combativa con métodos porteriles.
IV. La lucha por la recuperación de UEPC
El proceso de recuperación sindical abierto en 2001, que tuvo en 2002 una enorme selección de la Lista Fucsia, fue rápidamente abortado por la propia oposición dentro de UEPC. Las posiciones de adaptación y componenda con la burocracia adoptadas por varias de las agrupaciones de izquierda e independientes bloqueó el desarrollo de un frente único de clase capaz de desplazar a la burocracia Celeste del sindicato. El mandato de las elecciones de 2002 era claro, se debía fortalecer el frente único, la lucha, el método de asamblea y la independencia política. Sin embargo, varias agrupaciones desconocieron este mandato, se dedicaron a distintos enjuagues con la burocracia y apostaron por la división.
Durante 2003, en una política de integración al gobierno nacional kirchnerista, Patria Libre (la agrupación que había ganado la interna en la Lista Fucsia en 2002 imponiendo a Daniel Moccia como candidato a Sec. General), rompe el frente único y con el apoyo de la propia burocracia sindical Celeste, conforma la Lista Magenta para las elecciones de 2005. El escenario era de una burocracia debilitada por la crisis y una oposición fortalecida por la unidad e independencia política. No obstante, al dividirse esa unidad opositora, se allanó el camino para que la oficialista Lista Celeste consiguiera un triunfo sin mayores dificultades.
En 2008, en medio de la lucha contra la reforma jubilatoria, se desarrollaron las elecciones en UEPC de Córdoba. En esta oportunidad la conducción Celeste se presentó dividida en la delegación Capital. El Secretario General Celeste, Sergio Cornatosky, conformó la Lista Naranja, junto a sectores alineados con Luis Juez, la UCR y la Lista Magenta. Esta división interna de la Lista Celeste no implicaba una ruptura programática, sino que se trataba de una fractura promovida por el propio gobierno para dividir a la oposición. Finalmente, Cornatosky un funcionario del Estado ya había apoyado el tope salarial del 17% para todo el año y había acordado con la “armonización” del régimen jubilatorio, que reclamaba la Nación, y que representaba la pérdida del enganche, del 82% y de la movilidad.
En este escenario, Alternativa Docente (la agrupación docente del MST) rompe con la Fucsia e intenta por todos los medios integrarse al armado de Cornatosky. No obstante, y ante el fracaso se esa integración a la Lista Naranja, Alternativa Docente (MST) conformó la Lista Violeta con el PCR, contribuyendo a la dispersión de la oposición. El resultado de esta política divisionista fue un escaso 3% en el departamento Capital. Vale recordar que por esos días el MST se encontraba defendiendo a los sojeros de la Mesa de Enlace junto al juecismo y los radicales. Esta posición va a expresarse luego en la integración del MST a los partidos burgueses de Proyecto Sur de Pino Solanas y Frente Cívico de Luis Juez, que recién finalizará en 2015.
En 2011, como resultado de la política de cooptación del gobierno nacional sobre los sindicatos y del oportunismo presente en algunas agrupaciones de izquierda, la Lista Fucsia sufrió una nueva ruptura. Esta vez,Docentes en Marcha (Izquierda Socialista), se retiró del frente antiburocrático para formar una alianza denominada “Lista Pluricolor” con la burocrática Lista Naranja, el MST, el PCR y el agrupamiento “independiente” liderado por Alejandro Rivas (sin partido). Es importante tener en cuenta que la Lista Pluricolor no tenía nada de plural ni de democrática, y mucho menos participaba de los reclamos de las bases docentes. Se trataba de un armado burocrático con todas las letras. Las decisiones se tomaban desde la Lista Naranja (comandada por ex celestes) en forma exclusiva, y el acuerdo electoral establecía que, si se ganaban las elecciones, la mitad más uno de los cargos de la Delegación correspondería a Lista Naranja, mientras que los otros grupos de izquierda quedaban en absoluta minoría.
La integración de la conducción Celeste al gobierno provincial y la neutralización de la oposición en un frente burocrático, controlado y regimentado por la Lista Naranja (Pluricolor), permitió el deterioro acelerado del salario retrocediendo a niveles observados en 2006 (Informe del Observatorio Salarial de UEPC Capital). En este contexto, emergió una nueva experiencia de frente único de activistas, el FURU impulsado por Tribuna Docente y lo que quedaba de la Lista Fucsia, que logró agrupar a un activismo independiente que protagonizó autoconvocatorias en diversas partes de la provincia, con mayor concentración en la ciudad Capital.
En 2019, la Celeste vuelve a ganar el sindicato en medio de un fuerte proceso de desgaste. Para ello no sólo contó con el apoyo directo del gobierno provincial (PJ) y nacional (K), sino que contó con la Pluricolor. Indudablemente, “la lista Naranja representó un arma para la conducción Celeste decisiva, pues dividió a la oposición y mantuvo a sectores del activismo y la izquierda, particularmente Docentes en Marcha (IS), la Azul y Blanca (PCR) y Alternativa Docente (MST), atrás de una variante burocrática que estuvo negociando hasta último momento con la Celeste y con Monserrat el armado de una lista única mientras atacaba públicamente a Tribuna Docente y a la Lista Fucsia” (Prensa Obrera, 26/8/2019). En esa elección se produce un derrumbe electoral de la Pluricolor, que perdió un 35% de su votación anterior en el departamento Capital, lo que expresa el agotamiento de esta experiencia de frente con la burocracia. Aun así, Docentes en Marcha (IS) y Alternativa Docente (MST) sostuvieron este armado dándole la espalda al proceso emergente que se abría paso de la mano del FURU. Prefirieron conservar su lugar marginal en esa lista burocrática, persiguiendo pequeños cargos, a sabiendas de la orientación general de la Pluricolor y de su rol nefasto en la división de la oposición, y como correa de transmisión del Estado patronal.
Durante dos décadas se fue retrasando el proceso de recuperación sindical que había iniciado en 2001. Detrás de la división y de la cooptación de las agrupaciones combativas, siempre estuvo la burocracia sindical, los partidos patronales y el propio Estado capitalista. Pero para que esa política de derrota prosperara, se necesitaba de la participación de los propios agrupamientos combativos (MST, IS, Independientes), que fueron sumándose a la burocracia, al mismo tiempo que fueron renegando de la lucha. La conclusión es muy clara al respecto, la lucha y la independencia política de la burguesía, son principios fundamentales para la clase obrera y sus intereses, inmediatos e históricos.
V. El clasismo en UEPC: Tribuna Docente
La actuación de la militancia del Partido Obrero en UEPC se remonta a la década del ´70 y a la lucha contra la intervención del sindicato por la dictadura genocida. En la década del ´80, se funda a nivel nacional la agrupación clasista Tribuna Docente, impulsada y orientada por la militancia del PO. Tribuna y el PO adhieren a “El Programa de Transición” de León Trotsky, que en su apartado sobre los sindicatos expresa: “En la lucha por las reivindicaciones parciales y transitorias, los obreros necesitan, ahora más que nunca, organizaciones de masa, ante todo sindicatos (…) Los Bolchevique Leninistas se encuentran en las primeras filas de todas las formas de lucha, aún allí donde se trata de los intereses de los más modestos de la clase obrera. Toman parte activa en la vida de los sindicatos de masa, preocupándose de robustecer y acrecentar su espíritu de lucha. Luchan implacablemente contra todas las tentativas de someter los sindicatos al estado burgués y de maniatar al proletariado con “el arbitraje obligatorio” y todas las demás formas de intervención policial, no sólo son fascistas sino también “democráticas” (…) Hace falta plantear aquí como un principio inconmovible: el auto-aislamiento cobarde fuera de los sindicatos de masas, equivalente a la traición a la revolución, es incompatible con la pertenencia a la IV internacional. Al mismo tiempo la IV Internacional rechaza y condena resueltamente todo fetichismo de los sindicatos, propio de los treadeunionistas y de los sindicalistas. (…) Las secciones de la IV Internacional deben esforzarse constantemente no sólo en renovar el aparato de los sindicatos proponiendo atrevida y resueltamente en los momentos críticos nuevos líderes dispuestos a la lucha en lugar de funcionarios rutinarios y carreristas, sino también de crear en todos los casos en que sea posible, organizaciones de combate autónomas que respondan mejor a los objetivos de la lucha de masas contra la sociedad burguesa, sin arredrarse, si fuese necesario, frente a una ruptura abierta con el aparato conservador de los sindicatos. Si es criminal volver la espalda a las organizaciones de masas para contentarse con ficciones sectarias, no es menos criminal tolerar pasivamente la subordinación del movimiento revolucionario de las masas al contralor de pandillas burocráticas abiertamente reaccionarias o conservadoras disfrazadas de “progresistas”. El sindicato no es un fin en sí, sino sólo uno de los medios a emplear en la marcha hacia la revolución proletaria”.
Fiel a su programa revolucionario, Tribuna Docente defendió de manera consecuente y en todos los terrenos el desarrollo las tendencias crecientes a la lucha y la independencia política en la docencia. La organización de Tribuna Docente constituyó un punto de reagrupamiento clave para el clasismo dando batalla por la completa y total independencia del sindicato frente al Estado, organizando a los sectores más conscientes y combativos del activismo docente. Toda la actuación de Tribuna Docente sentó las bases para hacer madurar una dirección de lucha capaz de convertir al sindicato en el órgano más amplio de organización de los trabajadores al servicio de las necesidades de la clase trabajadora.
Frente a la crisis abierta en el 2001 producto de la integración de la directiva Celeste al gobierno delasotista, Tribuna Docente no sólo luchó contra la intromisión del Estado en el sindicato, vía burocracia sindical, sino que se plantó contra todas las tendencias reformistas y de conciliación de clase que se disciplinaron a la burocracia y al Estado patronal. En este sentido, trabajó en el desarrollo del proceso abierto por la combativa Lista Fucsia, impulsando la táctica del frente único para recuperar la dirección del sindicato. En las elecciones del 2005, frente a la división de la Magenta (Patria Libre, hoy Libres del Sur), Tribuna Docente sostuvo el carácter independiente de la Lista Fucsia combativa, denunciando la política divisionista de Libres del Sur que traicionaba el mandato de lucha de las escuelas para integrarse a un armado con la oposición patronal de la UCR y el juecismo.
Posteriormente, frente a la ruptura burocrática de la Lista Naranja, Tribuna Docente “dio una gran batalla para que la lista Fucsia se convirtiera en un verdadero reagrupamiento del activismo, ligando la lucha contra la reforma previsional y por la reapertura de la negociación salarial” (PO 4/9/2008). Desde este frente, Tribuna Docente convocó a toda la oposición combativa a constituir un frente único de lucha, lo que permitiría ampliar el frente Fucsia postulándose como alternativa provincial. El planteo fue rechazado por el MST y Patria Libre. Aun así, la Lista Fucsia, integrada por el PO, IS, independientes y ala que se sumaría el PTS, desarrolló una intensa campaña que tuvo como ejes la restitución de la Ley Nº 8.024 (régimen previsional), la reapertura de la negociación salarial y la denuncia de la cooptación de la conducción por medio de la designación de Walter Grahovac con Ministro de Educación, logrando el tercer lugar en la elección de Capital. El acierto de la política se reveló en el hecho de que en el Departamento Colón la Lista Fucsia (única lista opositora) quedó a escasos votos de recuperar la delegación. En esta elección, se mantuvieron cuatro delegados departamentales de la Fucsia, ingresando por primera vez un delegado departamental de Tribuna Docente. Esta conquista tiene un valor adicional en un sindicato cuyo mayor órgano de regimentación ha sido históricamente la Asamblea Departamental.
En 2011, frente al proceso de cooptación del kirchnerismo sobre los sindicatos, Tribuna Docente sostuvo la defensa de la independencia política de los gobiernos, llamando a defender un punto de reagrupamiento del activismo y la docencia que lucha. Mientras Docentes en Marcha (IS) abandonaba esta tarea para disolverse junto al MST y el PCR en el burocrático Frente Pluricolor, dominado completamente por la burocracia ex celeste,Tribuna Docente defendió la constitución de la Lista Fucsia en un frente con Docentes de Base (PTS) y activistas independientes.
Ya para las elecciones de 2019, en un contexto caracterizado por el desgaste de la Lista Celeste y el agotamiento de la experiencia con la Lista Pluricolor, el agrupamiento independiente sostenido por Tribuna Docente que se expresaba en la Lista Fucsia, sirvió de base para ampliar el frente de lucha. Se estableció el FURU (Frente de Unidad para la Recuperación de UEPC). Esta lista conformada por Tribuna Docente y Docentes de Base (PTS) de la histórica Lista Fucsia, logró sumar a Carlos Fuentealba (MAS)-Lista Gris, Colectivo de Educadores desde el Sur- Lista Violeta, la Otilia Lescano, la Che Docente, y la agrupación Justa Ezpeleta del departamento Colón; estos últimos agrupamientos rompían con la fracasada experiencia de la Pluricolor.Durante la lucha por la constitución de este frente, Tribuna Docente desarrolló una intensa campaña dirigida a la burocrática Lista Pluricolor y especialmente a su parte izquierda (IS, MST, “Independientes”), en función de constituir un frente provincial de toda la oposición que le diera batalla a la desgastada burocracia Celeste.
El planteo de Tribuna Docente fue muy concreto al respecto, la lista debía conformarse en una asamblea general de docentes afiliados que apoyaran el frente común y los candidatos debían elegirse en votación proporcional de esa asamblea. Ante la negativa de esta propuesta por el conjunto de la Pluricolor, Tribuna Docente hizo una nueva propuesta más conveniente a la Pluricolor que consistía en conformar un frente y definir los candidatos en forma proporcional a los votos obtenidos en la elección anterior. La propuesta también fue rechazada, y se afirmó explícitamente que la Naranja nunca realizaría un frente con la militancia del PO. Quedaba claro una vez más, que a la burocracia Naranja no le importaba la recuperación del sindicato. Por el contrario, actuaba en función de los intereses de la burocracia Celeste y el gobierno peronista; su tarea siempre fue la de degradar y atacar la lucha de la docencia y dividir a la oposición para posibilitar la continuidad de la Celeste.
El FURU, liderado por Tribuna Docente, fue la única lista que enfrentó el pacto entre el schiarettismo y la burocracia del sindicato para pasar el ajuste contra las y los docentes. Con su campaña preparó a la docencia para enfrentar los ataques del gobierno, defendiendo la perspectiva de un sindicato independiente y de lucha. Este frente recuperó los mecanismos históricos que defendió Tribuna Docente en la Lista Fucsia, fomentando asambleas y reuniones abiertas donde el activismo y todas las agrupaciones de la oposición fueron convocados para debatir el programa y conformar las listas. Las elecciones resultaron en una reorganización del movimiento combativo en las áreas provinciales, consolidando el apoyo al FURU y la defensa de las conquistas obtenidas dentro de la Asamblea Departamental. En esta elección ingresan por primera vez a la Asamblea Departamental Franco Boczkowski y Alejandro Roqueiro, dirigentes de Tribuna Docente.
De la mano de Tribuna, la Lista Fucsia, antes y el FURU, después, enfrentó el marco legal que permite la intervención del Estado en los sindicatos para mantener un poder verticalista y antidemocrático, defendiendo en cambio los principios de democracia obrera. En 2019, en respuesta a la Reforma del Estatuto propuesta por el oficialismo Celeste, que buscaba ampliar el número de miembros de la Junta Ejecutiva Central y así aumentar el aparato burocrático, los delegados departamentales de Tribuna Docente presentaron una propuesta de reforma del Estatuto gremial.
Esta propuesta tenía como objetivo “democratizar el funcionamiento y las decisiones del sindicato y fortalecer su representación en las escuelas y lugares de trabajo”. Incluía la disolución de la Asamblea de Delegados Departamentales, proponiendo que las decisiones y resoluciones fueran tomadas por la asamblea general provincial de delegados de escuelas con mandato de las bases; la reducción de la cuota sindical; la representación y afiliación de todos los trabajadores de la educación por parte de UEPC, con igualdad de derechos sindicales sin importar su condición laboral; la elección de paritarios en asamblea y la representación de las minorías en la Junta Ejecutiva (Carta a Comisión a efectos de reforma del Estatuto Sindical).
VI: La recuperación de UEPC Capital y la táctica de Frente Único
El triunfo de la oposición clasista y antiburocrática el 4 de agosto en la elección de UEPC es la expresión consecuente, organizada y procesada de dos elementos que confluyeron y se interrelacionaron como determinantes: la docencia cordobesa en un franco proceso de movilización y rebelión latente por un lado; y por el otro, la tarea consecuente, abnegada y colectiva de Tribuna Docente que luchó a brazo partido contra todas y cada una de las posiciones burocráticas y oportunistas, que aparecieron a lo largo del camino en la construcción del frente único que cristalizó en Unidad de las Escuelas. Este frente ganó posiciones estratégicas no sólo en la docencia de la capital cordobesa, sino en las escuelas de toda la provincia, abriendo una nueva perspectiva para todo el movimiento obrero.
Ese avance en Capital fue la expresión más concentrada de un desarrollo que recorre al sindicato a nivel provincial. La rebelión docente desde fines de 2022 y comienzos de 2023 golpeó sobre una burocracia agotada y fracturada, incapaz de garantizar pacíficamente el ajuste exigido por el gobierno provincial. Las autoconvocadas docentes, que se impusieron desde las escuelas, fueron direccionadas por el combativo cuerpo de delegados de Capital, extendiéndose ese proceso a las autoconvocatorias que se desarrollaban en el resto de los departamentos. Esta lucha no sólo rompió el techo salarial de Schiaretti y puso en crisis de conjunto las paritarias estatales, sino que unificó a la docencia en una tarea estratégica: desplazar a la conducción Celeste del sindicato. El “Fuera Monserrat” coreado en las movilizaciones fue el mandato de las escuelas para encarar las últimas elecciones gremiales.
Antesala de este proceso fue la conquista de una mayoría de delegados escolares combativos en la Asamblea de Delegados de Capital, asamblea que nuclea a la mayor cantidad de afiliados de la provincia con una participación aproximada de 600 delegados. Durante todo el mandato previo a las elecciones de 2023, la conducción oficialista Celeste de la delegación Capital perdió sistemáticamente las asambleas donde buscaba imponer la aceptación de acuerdo salariales a la baja y reformas que degradan las condiciones laborales. El descontento docente que creció en las escuelas de la mano de la caída del salario fue canalizado por un sector de delegados opositores que, hacia fines del período, intervienen en unidad de acción dentro de la asamblea, en oposición a la burocracia Celeste.El proceso de autoconvocatorias en Córdoba se diferencia de los procesos abiertos en otras provincias en la medida que su dirección estuvo en manos de los delegados combativos, orientados por la persistente lucha consecuente desarrollada por Tribuna Docente. Si bien los sectores autoconvocados que se montaron sobre un proceso de rebelión docente y de desgaste de la burocracia lograron conquistar cierta influencia sobre la docencia, particularmente entre los sectores más atrasados del activo docente, lo cierto es que la dirección del proceso de las autoconvocatorias fue canalizado en los cuerpos de delegados opositores, particularmente el cuerpo de delegados de Capital, lo que permitió llevar el proceso a un enfrentamiento directo con la burocracia Celeste socavando su capacidad de disciplinamiento y maniobra dentro del sindicato. Esta experiencia sentó las bases para la posterior constitución del frente electoral, que ya venía funcionando de hecho en la lucha.
Impulsados por este movimiento y recogiendo el programa de lucha e independencia política que defendió Tribuna Docente a lo largo de toda su trayectoria dentro del sindicato, se logró la construcción del frente único que cristalizó en la Lista Unidad desde las Escuelas. Con un programa clasista y combativo y adoptando la táctica del frente único, la lista recuperó las mejores tradiciones de la primera Lista Fucsia del 2001-2002. El frente fue forjado al calor de plenarios abiertos por departamentos y asambleas provinciales. El orden de las candidaturas se definió mediante una elección interna abierta, donde todos los docentes afiliados que apoyaban al Frente estaban convocados a definir los candidatos. Tribuna Docente, agrupación mayoritaria dentro del frente, se impuso con el 30% de los votos sobre siete agrupaciones que presentaron postulaciones, siendo designado como candidato a Secretario General a Franco Boczkowski, junto a otros tres compañeros dirigentes de Tribuna Docente para integrar el Consejo de la Delegación Capital, Alejandro Roqueiro, Anabel Allochis y Milena Paponi.
El planteo de unidad para desplazar a la Celeste se impuso sobre la docencia de tal forma que incluso un sector no afiliado de los “autoconvocados” hicieron un llamado explícito a votar a la Lista Unidad desde las Escuelas. La lista ganó posiciones estratégicas no sólo en la docencia de la capital cordobesa, recuperando la delegación del departamento más grande, sino en las escuelas de toda la provincia. Junto a la recuperación de la delegación Capital, diferentes frentes opositores ganaron las delegaciones de Río Cuarto (Lista Negro) y General Roca (Lista Verde Mar, al tiempo que la Lista Unidad Provincial desde las Escuelas avanzó en la conquista de nuevos delegados departamentales y en la obtención de la minoría en el órgano de fiscalización del sindicato.El desplazamiento de la Celeste en el departamento más grandefue un duro golpe al mecanismo de contención de la burocracia, lo que se complementa con una nueva configuración de la Asamblea Departamental. Se configura, así, una nueva realidad en el sindicato y en perspectiva en todo el movimiento obrero cordobés.
VII: La tarea de recuperar UEPC provincial
La Lista Unidad desde las Escuelas logró canalizar las expectativas de amplias capas docentes en un frente conformado mayoritariamente por agrupaciones de Izquierda, con el objetivo concreto de desembarazarse de la burocracia sindical Celeste y con el mandato de defender el salario, las jubilaciones y las condiciones laborales. Como expresamos a lo largo del análisis, la recuperación de UEPC Capital hubiera sido imposible sin la lucha abnegada y consecuente de Tribuna Docente (PO), tanto en la lucha antiburocrática de los años anteriores, como en la formación del frente único y en el propio desarrollo de la campaña electoral, donde Tribuna desplegó una gran y audaz iniciativa para lograr una verdadera hazaña. Ahora enfrentamos el desafío de orientar una organización de masas, donde el agrupamiento clasista de Tribuna Docente tiene principal protagonismo y responsabilidad.
La recuperación de la delegación Capital y la extensión de la Lista Unidad a toda la provincia modifica el mapa político-gremial de la provincia; no sólo porque se trata del sindicato estatal más grande de Córdoba, sino que además ha sido siempre la paritaria testigo para el conjunto de las y los trabajadores. La derrota de la burocracia Celeste cambia la correlación de fuerzas entre los sindicatos estatales y el gobierno provincial, abriendo un nuevo escenario dentro del sindicalismo de Córdoba, donde UEPC Capital, por su método antiburocrático, de independencia política y frente único está llamada jugar un gran papel en el escenario abierto desde la asunción del gobierno facho-liberal de Milei y su motosierra, que es abrazada y aplicada por el propio gobierno peronista de Llaryora.
Sólo el primer año de mandato de la delegación Capital ha dejado un balance extraordinario. En ese período se afianzó la democracia obrera en el departamento con un funcionamiento regular de la asamblea de delegados escolares. La burocracia fue derrotada política y gremialmente en esa asamblea, hasta convertirse en una minoría. En los conflictos salariales que llegaron a congregar más de 30 mil trabajadores en las calles, la columna de Capital representaba en general las dos terceras partes de la movilización, y en esa columna no había banderines “Celestes”. La organización sindical se fue elevando al calor de defender todos los reclamos y reivindicaciones de la docencia, en contra de la burocracia sindical que había postrado al sindicato ante el gobierno que ella misma integra.
En noviembre de 2024, se realizaron nuevamente las elecciones de delegados en las escuelas públicas en toda la provincia. La burocracia Celeste, asesorada y dirigida por la Secretaría de Trabajo de la Provincia, orquestó un fraude para cercenar y suprimir la organización de las bases. El fraude se estableció en dos medidas, por un lado, se prohibió la elección por turnos de trabajo, y por otro, se restringió la votación a un candidato por trabajador. Contra esa maniobra, la Delegación Capital y la Lista Unidad organizaron las escuelas y el resultado terminó en una fuerte derrota burocrática. Sólo en Capital, más de cien escuelas se sumaron con nuevos delegados; lo mismo sucedía en varios departamentos del interior. Es claro que el proceso abierto por la recuperación de UEPC Capital tiende a extenderse a nivel provincial, haciendo emerger a la organización y a la lucha a una nueva camada de activistas docentes. Queda planteada, entonces, la preparación para avanzar en la recuperación de nuevas delegaciones y en la recuperación de la conducción provincial en tres años.
La tarea de la recuperación del sindicato está más que planteada y es sumamente necesaria, pues la burocracia Celeste sigue controlando los principales resortes del sindicato, como es el caso de la negociación salarial. Pero esa tarea no resulta de fácil acceso porque enfrentamos principalmente al Estado capitalista provincial y al gobierno peronista de Llaryora que sostienen a la burocracia. El poder político burgués buscará por todos los medios atacar y dividir la organización genuina de la docencia, como ya lo hizo con las elecciones de delegados.
En este punto es importante analizar lo sucedido recientemente en la delegación de Rio Cuarto, donde la Lista Negro terminó en una fuerte crisis interna divisionista y la renuncia de la mayoría de sus integrantes, quedando alineada la reducida delegación a la burocracia Celeste. Como se ve en Río Cuarto, el Estado y la burocracia van a intervenir en el gremio docente, incluso en la Capital, con el objetivo de frenar el proceso de recuperación sindical abierto en 2023. Sus tácticas y maniobras van desde la cooptación (traición) del activismo y de las agrupaciones combativas, hasta la persecución y la represión directa, como sucede actualmente con los referentes del Polo Obrero y el PO, Emanuel Berardo y Soledad Díaz, que han sido procesados por movilizarse. Lo mismo que hace Milei contra el Polo Obrero a nivel nacional, acusando a “Chiquito” Belliboni y otros militantes de coacción y extorsión por movilizar.
Para enfrentar a la burocracia y al gobierno peronista, hay que profundizar los métodos desarrollados hasta el momento. En primer lugar, resulta esencial la evolución política de los cientos de activistas que surgen en la lucha, hacia la conformación de un cuadro de militantes conscientes, abnegados y profesionales. No se puede enfrentar al Estado capitalista en un sindicato sin una organización política de la clase trabajadora, es decir, de la docencia. El reclutamiento hacia Tribuna Docente, y por su intermedio al Partido Obrero, resulta una tarea central para levantar cientos de cuadros conscientes capaces de pelear en el terreno político, gremial y organizativo. Esta lucha estratégica es la principal. La organización y defensa de los reclamos particulares y en las escuelas, puede conducir al crecimiento de la organización sindical clasista sólo a condición de que sean el punto de partida y elemento integrante de la actividad consciente. De lo contrario ello puede conducir a una lucha exclusivamente “sindical”, que configura un desperdicio de fuerzas en el mejor de los casos, o un terreno fértil para la burocratización del activismo, en el peor de los casos.
Al respecto es importante la siguiente conclusión de Lenin en su conocida obra “Qué hacer” (1902): “… Así pues, hemos podido convencernos de que el error fundamental de la “nueva tendencia” en la socialdemocracia rusa consiste en rendir culto a la espontaneidad, en no comprender que la espontaneidad de las masas exige de nosotros, los socialdemócratas, una elevada conciencia. Cuanto más crece la lucha espontánea de las masas, cuanto más amplio se hace el movimiento, tanto mayor, incomparablemente mayor, es el imperativo de elevar con rapidez la conciencia en la labor teórica, política y orgánica de la socialdemocracia”.
En segundo lugar, hay que luchar por la defensa de la más amplia democracia obrera dentro del sindicato que pasa por las asambleas de escuelas y los cuerpos de delegados de base donde se concentran las agrupaciones, el activismo y la representación de todas las escuelas de la provincia. UEPC Capital viene de un avance en la elección de delegados escolares, organizando unos 600 establecimientos con más de mil delegados. En varios departamentos del interior, Tribuna Docente y la Lista Unidad avanzaron en la representación de base y están en condiciones de disputar la dirección de esos departamentos. En dos años más tenemos nuevamente elecciones de delegados, donde hay que apuntar a dar un nuevo salto. Los cuerpos de delegados y las asambleas configuran además la fuerza de la docencia y son un arma efectiva para enfrentar la amañada y fraudulenta Asamblea Provincial de Departamentales.
En tercer lugar, tenemos la táctica del frente único. La Delegación Capital se recuperó mediante un frente de las corrientes combativas agrupadas en el FURU y las agrupaciones de izquierda que venían de la burocrática Pluricolor. Lo sucedido en Río Cuarto marca los riesgos que enfrenta el frente único. Además, no se pueden descartar nuevos fraccionamientos de la burocracia sindical, como ya sucedió con la Lista Dorado en la Capital u otros agrupamientos en el interior. Sea cual fuere la situación, debemos pelear por un frente único por la recuperación de UEPC provincial sobre la base de la lucha y la democracia obrera; es decir mediante una asamblea general de todo el activismo provincial y a nivel de los departamentos, con un programa independiente, democrático y combativo.
Esta tarea sólo puede desarrollarse de la mano de un forjar un agrupamiento político clasista dentro del sindicato, que dé batalla contra los embates del Estado. El desarrollo de Tribuna Docente, entonces, está ligado a la defensa de esta perspectiva, tal y como señala Trotsky “en la medida en que la organización gana en amplitud, pierde en profundidad. Las tendencias oportunistas, nacionalistas y religiosas que cunden en los sindicatos y en sus direcciones muestran que éstos no sólo reúnen a la vanguardia sino también a una pesada retaguardia. Así, las debilidades de los sindicatos surgen de lo que los hace fuertes. La lucha contra el oportunismo en las organizaciones sindicales significa fundamentalmente trabajar persistente y pacientemente para unir esa retaguardia con la vanguardia.” (Trotsky, 1933).
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