La clase obrera cordobesa fue de las primeras que inició la movilización contra el “Rodrigazo” en 1975, que rápidamente se desarrolló en Córdoba y en todo el país, hasta transformarse en una Huelga General Política de Masas contra el gobierno peronista.
A fines de febrero de 1974, el gobierno provincial de Obregón Cano y Atilio López cae por un golpe de estado del jefe de la policía provincial, junto a la burocracia sindical peronista y lúmpenes parapoliciales. Se produce el “Navarrazo” o el Anti Cordobazo de Perón. El combativo proletariado cordobés –que había protagonizado el Cordobazo en 1969 y otras muchas gestas históricas después- casi no llego a movilizarse. Le fue cedida a la policía el control de las calles. Las direcciones combativas del proletariado cordobés –en primer lugar Atilio López, vicegobernador y dirigente del sindicato de choferes (UTA)- quedaron presas de su política de subordinación al gobierno de Perón y a los partidos burgueses. Por esa razón, anclaron la suerte de la clase obrera a variantes de la burguesía. En aras de evitar un supuesto aislamiento, confiando en convencer a Perón y de buscar aliados, permitieron avanzar al loperreguismo y a la burocracia sindical. Fue un golpe. Pero lo peor, era no sacar un balance claro de lo sucedido. Pocos días después se realizó en Villa Constitución un Plenario Nacional Sindical Combativo convocado por la recuperada seccional del sindicato metalúrgico (UOM). Allí Tosco (Luz y Fuerza Córdoba), Salamanca (Smata Córdoba), el PC, el PCR, la JP y el foquismo del PRT, se negaron a constituir una Coordinadora Nacional de Lucha contra el Pacto Social. Moción presentada por numerosas delegaciones sindicales combativas y antiburocráticas, por el Partido Socialista de los Trabajadores (PST) y por nuestro Partido (Política Obrera, antecesor del actual Partido Obrero).
Con todo el “navarrazo” iba a ser solo una derrota episódica. Las enormes reservas de lucha de los trabajadores cordobeses iban a tener oportunidad de desplegarse en las batallas subsiguientes.
En la mañana del 4 de junio de 1975 el recientemente nombrado Ministro de Economía del gobierno de María Estela Martínez de Perón, Celestino Rodrigo, anunciaba un plan de fortísimo ajuste y ataque al movimiento obrero y sectores populares. Plan que venía a intentar enmendar el fracaso del Pacto Social de 1973 y el zurcido de las medidas empantanadas que intentó implementar Gómez Morales.
Con el nombramiento de Alfredo Gómez Morales como ministro de Economía, el 21 de octubre de 1974, se desnudaba la endeblez del Pacto Social impuesto en 1973. La situación económica estaba en crisis: se desata un proceso inflacionario, precedido por el desabastecimiento ante la crisis de un congelamiento de precios que no se cumplía y devoraba el poder adquisitivo de los salarios, con una sobrevaluación del peso, pronunciado desequilibrio de la balanza de pagos.
En ese contexto se produce la convocatoria de paritarias para renovar los Convenios Colectivos de Trabajo. Se conforman 1400 procesos de negociación salarial con diversos sindicatos. El Pacto Social -armado por el Gobierno de Cámpora, la CGT y la CGE (Cámara Patronal) en 1973- había postergado la discusión de paritarias por dos años, congelando salarios y precios (previamente disparados por la patronal).
Finalizaban los dos años y las paritarias debían volver a funcionar. Gómez Morales pretendía que los aumentos salariales fueran “controlados” por debajo de la inflación. En marzo había otorgado un ajuste salarial por decreto de 40 mil pesos. Junto con una devaluación monetaria del 50%. Totalmente insuficiente y rápidamente superado por los aumentos de precios. El fracaso de controlar la situación frente a los reclamos salariales (y demás variables) provoca la renuncia de Gómez Morales.
El 3 de junio, Celestino Rodrigo asume como ministro de Economía. Con su asunción se termina de perfilar un control total del gobierno por parte de José López Rega, Ministro de Bienestar Social. El 4 de junio a la mañana anuncia su plan que congela el salario mínimo en 3300 pesos suspendiendo las paritarias en curso (y las futuras). Aplica un tarifazo brutal de la nafta y el gas, del 30 % al 60%; electricidad del 45% al 75% y del 100% del autotransporte de pasajeros. Y devalúa la moneda al 100%. El salario mínimo “aumenta” de 2000 a 3300 pesos, es decir de 70,55 a 62,26 dólares. Un claro retroceso en un par de meses, y la inflación sigue su ritmo.Isabel Perón anunciará por televisión que ningún salario superará el tope del 45% de aumento frente a la devaluación golpeando la mesa como un gesto de autoridad que, como veremos será desautorizado por la clase obrera mediante una huelga general que pasará a ser una de las más importantes de la historia argentina.
El anuncio de Rodrigo implicaba un plan de guerra contra la clase obrera.
En Córdoba, luego de la caída del gobierno de Obregón Cano y Atilio López por el golpe de Estado del Navarrazo, se produce la intervención a la provincia y es designado interventor Diulio Brunello, enviado por Perón para disciplinar al frente interno del PJ y atacar al movimiento obrero combativo. Con la muerte de Perón es reemplazado por Raúl Lacabanne.
La intervención de Lacabane se desarrolla por medio de la represión. Es el hombre de López Rega. Tiene el acompañamiento de la burocracia sindical peronista “ortodoxa” y el soporte del Tercer Cuerpo de Ejército y de las fuerzas de seguridad provincial.
Desde el inicio de su gestión llevó adelante una política de represión y persecución a los dirigentes del llamado peronismo revolucionario y a los líderes de los sindicatos combativos. En esa perspectiva encuadró a la UTA de Atilio López en las 62 organizaciones, intervino los sindicatos de Smata y Luz y Fuerza y libró la orden de captura de Tosco y Salamanca. Atilio López sería asesinado por la triple A en septiembre de 1974. Prohibió todas las asambleas gremiales y las actividades sindicales, que no obstante se seguirán desarrollando en todo el movimiento obrero cordobés.
Pero la contención del ascenso obrero por parte del gobierno peronista y las represiones llevadas adelante por las intervenciones federales terminaron fracasando en su intento de quebrar el ascenso obrero que inauguró el Cordobazo.
El gobierno había intervenido la CGT Regional y los sindicatos combativos, expulsando a sus directivas. Ante esta situación se constituyó en Córdoba la Coordinadora de la llamada Mesa de los Gremios en Lucha (1974),conformada por el Sindicato de Motores Livianos de Perkins, el Sicatraaf (sindicato del caucho), los docentes de la Uepc, los lecheros de Atilra, los sindicatos de gastronómicos, prensa, obras sanitarias, gráficos, viajantes. La intervención gubernamental/burocrática de los sindicatos de Luz y Fuerza y el Smata (las grandes fábricas metalmecánicas), no pudo hacer pie en los cuerpos de delegados de las fábricas. En el gremio bancario se organizaría una coordinadora de delegados combativos de los bancos más importantes que desafiaría por completo el poder de la directiva seccional Córdoba de La Bancaria, en ella militaron delegados del cuerpos de delegados del Banco de la Provincia de Córdoba, la Comisión Interna del Banco Hipotecario y del Banco Galicia y delegados del Banco Nación (con fuerte presencia del PO que dirigía las Comisiones Internas del Galicia y el Hipotecario, con importante presencia en el Banco de la Provincia y en menor medida en el Nación, a través de la agrupación Voz Bancaria, todos junto a sectores independientes de izquierda). Representantes de los 3000 afiliados del Luz y Fuerza y 18000 afiliados del Smata (comisión interna de IKA Renault, Fiat, Transax, etc.) también participaban, así como los delegados bancarios, fábricas de ATE del Área Material Córdoba, delegados ferroviarios.
El sindicato del caucho y el sindicato de la fábrica Perkins pusieron sus estructuras al servicio de la Mesa Coordinadora. Por lo general las reuniones se hicieron en sus locales, porque la mayoría de los gremios estaban intervenidos. En pocos meses de desarrollo coordinó todas las luchas masivas en Córdoba, rebasando en los hechos a la CGT local burocrática y entreguista, convertida en un organismo vacío de representatividad ante la clase obrera cordobesa.
“Cuando comienzan las luchas contra el Plan Rodrigo, la docencia de Córdoba hace punta. El Frente Gremial Docente nuclea a UEPC, SEPPAC, DNA, Municipales y FADUC. Convoca a una Asamblea General el 23 de mayo que es prohibida por el gobierno. El 13 de junio finalmente se hace la Asamblea a la que concurren alrededor de 800 docentes. Se vota un paro de 24 horas el 18 de junio. Se pide aumento salarial, la reincorporación de los docentes cesanteados de la universidad y de la DINEA (300) y el rechazo al proyecto de ley de educación presentado por Ivanisevich” (Memorias de las luchas por la Educación, Laura Marrone).
Lo de los docentes cordobeses, se va repitiendo en casi todas las fábricas y sindicatos de trabajadores, antes de que Rodrigo anunciara su “Rodrigazo”: reclamos salariales y paritarias libres, se van sumando a los reclamos de cada sector.
Ya en febrero, presionado por la agitación salarial en la masa fabril, la Intervención “normalizadora” burocrática del Smata, convocó a un plenario de delegados de la gran fábrica Santa Isabel de Renault. Su objetivo era maniobrar para empezar a tener una incidencia entre los trabajadores de la planta. Pero el tiro le salió por la culata: 130 compañeros presentes obligaron con sus mociones críticas a que la burocracia firmara un acta comprometiéndose a: “estudiar la realización de una campaña por la libertad de los presos del Smata. Elegir delegados paritarios por Asamblea de Planta. Hacer elegir delegados en las secciones que no los tienen. Considerar reivindicaciones pendientes por salubridad” (Política Obrera N° 221, 6/2/1975). “Además el plenario exigió la normalización de la Seccional” (ídem): para sacarse de encima a la intervención burocrática. Este clima se estaba desarrollando entre las bases de todo el gremio mecánico: en la fábrica Grandes Motores Diesel, el Cuerpo de Delegados hizo elegir en Asamblea a los delegados paritarios. En Transax una Asamblea desbarató una maniobra de la burocracia que trataba de imponer como paritarios a dos de sus matones, etc.
En Lesa, fábrica del vidrio, se desarrolló un férreo quite de colaboración -que bajó la producción al 50%- durante 15 días, reclamando un aumento de emergencia de 100 mil pesos. Lograron 55 mil. Un paso adelante, que les permitió luego, durante el desarrollo de las jornadas de lucha contra el Rodrigazo, imponer una nueva dirección combativa y antiburocrática (la que garantizo la lucha salarial), desplazando a la dirección patotera y burocrática.El antecedente fue la enorme lucha “contra el descuento” que era la práctica de la burocracia de quedarse con el primer mes de aumento (en algunos casos dos y hasta tres) de cada paritaria, lucha dirigida contra el “Chancho Luján”, burócrata odiado en un movimiento encabezado por las dos principales fábricas, Lesa (luego Osram) y Cive, bajo la dirección de militantes del PO en ese gremio.
En mayo, una combativa Asamblea, con más de 6000 obreros, de IKA-Renault, rechazó los paritarios digitados por la burocracia y eligió paritarios de base. Les dio el mandato de reclamar un aumento de salarios del 100% en el anteproyecto de Convenio, “un ajuste periódico de salarios de acuerdo a la carestía” y que “la aprobación del convenio definitivo fuera por Asamblea” (PO 228, 7/5/1975). En otras plantas había procesos similares. Un giro espectacular en la situación del proletariado cordobés: un triunfo político/sindical que galvanizó al resto de la clase. Se planteaba, la coordinación entre todas las plantas mecánicas para superar la loza de la intervención burocrática “normalizadora”.
Este empuje de las bases obreras tiene como referencia a la coordinación del Plenario de Gremios en Lucha. Los trabajadores veían venir el tarifazo; ya estaba en las gateras y en marcha el diseño del Rodrigazo. El tarifazo en curso arrasaría con las paritarias.
Por eso, antes que terminara el discurso anunciando el Rodrigazo (4 de junio), los trabajadores mecánicos comenzaron a parar y movilizarse, al margen y por encima de la burocracia sindical intervencionista. Los trabajadores de Perkins hicieron punta –ya venían parando desde hacía una semana reclamando un aumento del 100%- en Asamblea resolvieron hacer un abandono de planta y marcha. Se dirigieron hacia Thompson Ramco y Fiat, donde sendas Asambleas decidieron también parar y sumarse al abandono de fábrica. Grandes Motores Diesel también paro. En Santa Isabel una Asamblea votó el abandono de planta y reclamar a la directiva “normalizadora” del Smata un plan de lucha general. En Perdriel y Transax, sendas Asambleas repudiaron el plan Rodrigo y reclamaron medidas de lucha. A primera hora de la tarde, los trabajadores de Materfer (a los que habían disuelto sus sindicatos clasistas y obligados a encuadrarse en la UOM de Lorenzo Miguel) paraban y abandonaban la planta.
Ante los anuncios, el lunes 9, que las paritarias tendrían un tope del 38%, volvió a estallar la movilización. “La jornada del martes 10 marca un salto colosal” (PO N° 232 11/6/1975). El “plan económico” antiobrero estaba quebrado. Ya la huelga general se estaba abriendo camino en todo el país pero Córdoba una vez más estaba a la vanguardia. El 12 se transforma en Córdoba en una gran huelga general. A las fábricas mecánicas y metalúrgicas se suman los docentes de la UEPC, las obreras de la fábrica de alimentación LIA, etc. Política Obrera (N° 233, 18/6/1975) decía: “Cierto es que fueron las movilizaciones en todo el país las que hundieron los propósitos oficiales, pero la jornada del jueves 12 fue la real vanguardia del combate nacional, la segunda en importancia después del “Cordobazo”. La del jueves fue una real huelga política de masas, manifestación típica de la conformación de una situación prerrevolucionaria”. Esta ola de huelgas se desarrolló por encima de las direcciones burocráticas de la intervenida CGT Regional y de las “62 organizaciones” de la “ortodoxia” peronista. Las huelgas continuaron y se extendieron después del 12 de junio. Las paritarias retomaron su deliberación y fueron acordando aumentos, en muchos casos, superiores al 100%. El gobierno no los quería homologar y volvió a tratar de frenar este proceso. La dirección cegetista convocó a una huelga general de 4 horas (de 10 a 14 horas) para el 27 de junio. Sólo un grupo de gremios firmaría los topes de Isabel y López Rega y su ministro Rodrigo, la construcción y gráficos entre ellos, este último con una dirección que había desalojado a Raimundo Ongaro a punta de pistola.
No solo había oposición obrera a los topes en las paritarias del 38%, que inútilmente sería extendido al 45% por el gobierno buscando echar lastre. Tampoco cerraba la base salarial desde la cual se otorgarían los aumentos. Muchas empresas se habían visto obligadas a firmar aumentos-por la lucha de los trabajadores- rompiendo con el Pacto Social. Las patronales querían que esos aumentos anteriores fueran absorbidos por los nuevos aumentos que se acordaran en las paritarias. Lo cual era un golpe para las fábricas más combativas que se verían postergadas. Otro punto tenía que ver con incorporar nuevas cláusulas en los Convenios Colectivos, nuevas conquistas en las condiciones laborales. Tener en cuenta que hacía tiempo no se discutían los Convenios Colectivos de Trabajo. Los famosos “convenios del 75” serían un objetivo a destruir por la burguesía hasta sus resabios en el día de hoy. Su destrucción fue todo un eje en los ’90 de Menem.
En Córdoba la Mesa Coordinadora de los Gremios En Lucha convocó para ese día a un paro general, con abandono de plantas y marcha hacia el centro. Fue total. Dos grandes columnas marchan, una desde el este, desde Materfer donde estaban las fábricas Fiat (Materfer, Grandes Motores Diesel, Concord); la otra desde IKA-Renault en el sur. Arrastrando a su paso a otras empresas (Perkins, etc.). Había Estado de Sitio y fuertes dispositivos represivos, así como presencia de grupos parapoliciales. Pero las marchas eran imparables. El gobierno bloqueó su avance, pero tuvo que negociar. Acepto que la concentración y el acto se hicieran en la Plaza de las Américas. Como la decisión había sido común, de las dos columnas obreras, el gobierno trasladó en helicóptero a dirigentes de una columna hacia la otra. No habría represión, a pesar del Estado de Sitio que prohibía las marchas. Se calcula que más de 50 mil trabajadores se movilizaron al acto de la Plaza de la Américas. En la Capital Federal, bajo una jornada lluviosa, pasaron más de 250 mil trabajadores por la Plaza de Mayo. A pesar de que la burocracia había convocado la marcha para apoyar al gobierno de Isabel Martínez de Perón, las columnas que entraban a la Plaza cordobesa venían cantando consignas contra la presidenta: “Isabel la puta que te pario”. En Buenos Aires y otros puntos (Santa Fé, etc.) las consignas eran mayoritariamente contra López Rega. Pero era claro que la clase obrera se había levantado en un paro general contra un gobierno peronista, que se presentaba como “abanderado de los trabajadores” y estaba ejecutando un feroz ajuste contra el pueblo y a favor de los patrones.
Isabel Perón dio a conocer al día siguiente un cronograma de aumentos escalonados en varios meses, pero por debajo de lo que venían firmando las paritarias. Las huelgas continuaron. Días más tarde la CGT Nacional convocó a un paro nacional de 48 horas para los días 7 y 8 de julio. Cosa que aprovechó la burocrática CGT Regional Córdoba para llamar a levantar las luchas en curso y acatar el paro nacional. No se le hizo caso y las huelgas y marchas continuaron hasta que toda Córdoba (y el país) quedaron totalmente paralizados.
Ante el desarrollo del paro general de 48 horas, el gobierno dio marcha atrás en toda la línea y decidió homologar los convenios colectivos con 100% y más de aumentos. Otro punto, fue que el ministro López Rega, factótum central de la Triple A y la represión terrorista contra las luchas del pueblo trabajador, fue destituido y echado del país. Un triunfo. Pero… se trataba de una victoria que quedaba por debajo de la perspectiva histórica que el movimiento mismo requería. Porque ya el movimiento había sobrepasado el reclamo de las paritarias y estaba en juego una perspectiva de poder. Cuestión que trasciende el objetivo de esta nota. Lo veremos próximamente en otra nota de esta revista EDM.
La movilización de la clase obrera cordobesa se produce junto a un tremendo impulso de las masas en todo el país, que expresan su desilusión del gobierno peronista y las deplorables condiciones de existencia.
Ese empuje desde abajo es el que potencia a la clase obrera cordobesa.
Este señalamiento es importante para ubicar el proceso de junio del 75 frente a la historia del proletariado cordobés. El sector más activo fueron los cuerpos de delegados y comisiones internas del Smata, la comisión interna de IKA Renault, Transax, Thompson Ramco, Perdriel, Ilasa, Grandes Motores Diésel, fábricas bajo la UOM como Materfer y Concord que luego de la derrota del clasismo habían quedado bajo la tutela del sindicato metalúrgico. Nuevas fábricas en las calles, alimenticias, papeleras, del caucho, bancarios, docentes y estatales. Sectores de esa nueva vanguardia recogen la “tradición” de independencia de clase del Cordobazo, son hijos de la rebelión de mayo del 69 y de la puesta en pie del clasismo de Sitrac-Sitram. Importantes fracciones de activistas van superando lentamente los planteos de Tosco y Salamanca, que políticamente siempre plantearon formas de seguidismo al peronismo y a una alianza en la búsqueda de sectores de la burguesía pretendidamente progresistas. En el caso de Tosco con el FAS y en el caso del PCR de Salamanca subordinando su estrategia al apoyo al propio gobierno de Isabel Perón.
También juega en ese proceso la crisis de la CGT cordobesa copada por la derecha lopezrreguista después del Cordobazo. Es una regional en crisis que no puede quebrar la conciencia combativa e independiente del proletariado cordobés. La crisis del régimen peronista, organizado en torno al “Gran Acuerdo Nacional” con las Fuerzas Armadas y la burguesía ‘opositora’, también se manifestara al interior del peronismo en el enfrentamiento entre el loperreguismo y las 62 organizaciones y de estos con la JP y el camporismo.
El 11 de julio, en su editorial, PO titula “la burocracia frustró la victoria de la huelga general”, presentando una detallada cronología de las acciones de la huelga general. Explica cómo se levanta la huelga, haciendo hincapié en el carácter burocrático e inconsulto con el que el Comité Central Confederal decide el levantamiento como antes había buscado por todos los medios desactivar el proceso sin consultar a las bases protagonistas de la acción de masas: “la huelga estaba planteando tanto objetiva como subjetivamente una barrida a fondo de la reacción”. En ese contexto levantar la huelga que tiene una tarea inmensa y que es limitada al comienzo y luego crece en programa y objetivos es criminal. La CGT levantando la huelga general, permitió la reconstitución del destartalado frente burgués.
A 50 años de las jornadas de junio y julio de 1975, se hace cada vez más evidente la tarea de preparar la Huelga General para derrotar el ajuste de Milei y los gobernadores. La clase obrera y el pueblo irán madurando la certeza de que es incompatible la concreción de las más elementales aspiraciones de las masas con la permanencia de Milei en el gobierno nacional.
Hoy, en Córdoba, como en el resto del país, la CGT y las CTAs no unifican a los trabajadores, ni los convocan a reclamar frente al gobierno provincial ajustador; esto a pesar de que están rebelados los judiciales, los municipales, los trabajadores de salud, los estatales, lucifuercistas, los docentes, el movimiento piquetero. La colaboración y la entrega de los reclamos obreros que hacen las centrales sindicales constituyen un sostén para el gobierno provincial y el facho de Milei.
Frente a este cuadro, laUepc-Capital recuperada y otros sindicatos y agrupaciones, impulsaron la convocatoria a un Plenario de Trabajadores y la Juventud , con el objetivo de unificar las luchas en curso en la perspectiva de un paro provincial y un plan de lucha que derrote el ajuste de Llaryora: sindicatos y cuerpos de delegados combativos, movimientos piqueteros independientes, y organizaciones de jubilados en lucha, de la juventud, del movimiento de mujeres y disidencias.
Dicho plenario sesionó el 12 de junio en la sede del Sindicato de Luz y Fuerza con la presencia de la docencia de UEPC Capital, trabajadores del Sindicato de Químicos y Petroquímicos de Río Tercero, ATE Río Tercero, Cispren, Sutna, Unión de Trabajadores de Salud (UTS), la Junta Interna de ATE Conicet, docentes universitarios de Lista Roja y Negra de Adiuc, la agrupación Judiciales Alternativa 16N, judiciales autoconvocadxs, delegades del Hospital Rawson, de UOM, de Suoem, de ATE No Docentes UNC, la oposición del SEP, trabajadores activistas de Luz y Fuerza. También fueron parte diferentes agrupaciones de jubilados y jubiladas, entre ellas el PTJ de capital y Calamuchita; y la Asamblea Ni Una Menos de Córdoba. Participaron agrupaciones del movimiento de la juventud que lideró las ocupaciones de facultades en defensa de la universidad en 2024. Y participó como destacado convocante el Polo Obrero que organiza a los trabajadores y a la juventud de las barriadas contra el hambre y el gatillo fácil haciendo frente a las persecuciones y las políticas de hambre de los gobiernos patronales, junto al Teresa Vive y la agrupación Marta Juárez.
“Fuera Milei, Bullrich y el FMI. Abajo el ajuste de Llaryora. Plan de lucha ya. Paro provincial. Unidad de todas las luchas”, fue una de las consignas acordadas en un plenario que desbordó el salón principal de la sede que es histórica para el movimiento obrero cordobés.
Madura una movilización provincial a las puertas de la Casa de Gobierno, por el salario, las jubilaciones y, fundamental, contra los despidos. Junto a la lucha del Garraham por el salario y contra el vaciamiento, de las discapacidades, la reacción de los cuerpos de delegados de UTA contra la entrega de la burocracia, la persistente y heroica lucha de los jubilados, la consecuente lucha del SUTNA. La tarea de la clase obrera pasara por preparar la huelga general poniendo en pie un Plenario Nacional Combativo de sindicatos, piqueteros y jubilados.
Bibliografía:
- https://www.marxists.org/espanol/tematica/kiosko/argentina/politica_obrera/ números 197, 234,235,236,237
- BRENNAN, JAMES Las guerras obreras en Córdoba 19-1976. Editorial sudamericana Buenos Aires 1994
- WERNER RUTH Y AGUIRRE FACUNDO Insurgencia obrera en la Argentina 1969-1976. Ediciones IPS Buenos Aires 2016
- FLORES MONTENEGRO, RAFAEL Pasión y caída. Memoria de la Mesa de Gremios en Lucha. Argentina 1973-1976. Editorial Abrazos Buenos Aires 2008
- SERVETTO, ALICIA Tensiones y contradicciones del tercer gobierno peronista en Córdoba (1973-1976) en CÓRDOBA BICENTENARIA. Centro de Estudios Avanzados UNC Córdoba. Ferreyra Editor 2010