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Manifiesto de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS) – Partido Obrero

Por una juventud socialista para terminar con el gobierno libertario y la barbarie capitalista

Manifiesto de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS) – Partido Obrero

Por una juventud socialista para terminar con el gobierno libertario y la barbarie capitalista

Este manifiesto constituye el documento político de convocatoria al Congreso Nacional de la Unión de Juventudes por el Socialismo - Partido Obrero a realizarse el sábado 4 de octubre en CABA. El Congreso de la UJS será abierto a toda la juventud que quiera organizarse para echar al gobierno de Milei. El propósito del mismo es ofrecer un canal de discusión, propaganda, organización y lucha para miles de jóvenes en todo el país.

La juventud de nuestro país y el conjunto del pueblo trabajador enfrentan el mayor desafío de las últimas décadas. La Casa Rosada está ocupada por la banda “libertaria” de Javier Milei, que encarna el gobierno más reaccionario que tuvo Argentina desde la última dictadura militar. No es casual, por eso, que los amigos de Milei defiendan a la dictadura, incluido las torturas, violaciones y robos de bebés ejecutados por los militares. Por eso, también, niegan a los 30.000 compañeros y compañeras detenidos-desaparecidos.

Pero a diferencia de la dictadura, Milei llegó al gobierno no por un golpe de estado sino ganando las elecciones. Se valió para ello del fracaso histórico de la democracia capitalista en Argentina, que ya superó las 4 décadas. Los sucesivos gobiernos, sean peronistas, kirchneristas, macristas o radicales no hicieron más que hundir al país y al pueblo en el atraso y la pobreza mientras los grandes empresarios la levantaron en pala. El último clavo en el cajón lo puso la gestión desastrosa de Alberto Fernández-CFK-Massa que agravaron aún más la crisis y allanaron la llegada al poder de Milei.

El triunfo electoral de la ultraderecha no es un hecho exclusivo de la Argentina. En varios países, empezando por los EEUU, fachos y reaccionarios logran atraer transitoriamente el voto de una parte de la población ante la desilusión que generan los partidos y políticos tradicionales, sean de derecha o los llamados progresistas. Unos y otros no han hecho otra cosa que intentar superar la bancarrota de fondo del sistema capitalista descargando la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y la juventud. Para ello no solo aplican medidas de ajuste, sino que impulsan en todo el planeta guerras de exterminio y de opresión nacional, genocidios como ocurre ahora con el pueblo palestino y la destrucción ambiental del planeta. 

Milei: relato y realidad

Para explotar en su favor la bronca del pueblo con todas las fuerzas políticas que nos han gobernado, Milei prometió que la “motosierra” sería aplicada a la casta que se enriqueció durante los sucesivos gobiernos. Sin embargo, sucedió lo contrario. Su partido, la Libertad Avanza, se nutrió de los políticos más rancios que gobernaron durante años, los cuales fueron beneficiados con cargos y prebendas de todo tipo. Peronistas, macristas, radicales se reciclaron en “libertarios” para ocupar cargos muy bien remunerados en la estructura del Estado. 

Pero, mientras la casta se llena los bolsillos el gobierno impone un brutal ajuste contra el pueblo trabajador: aumento de la desocupación, salarios por debajo de la inflación, mayor precarización laboral—especialmente entre la juventud—, jubilaciones de miseria, desfinanciamiento de la salud y la educación pública, represión, ataques a las mujeres y diversidades, discursos negacionistas sobre la dictadura, y un vaciamiento sistemático de la cultura y los espacios de memoria. El carácter criminal del ajuste en marcha lo prueba la desfinanciación del Garrahan, el principal hospital pediátrico del país y de la región. 

Milei y su banda libertaria se valieron también del fracaso del gobierno del Frente de Todos para presentar que el ajuste al gasto del estado no es solo inevitable sino también deseable para los trabajadores y los sectores más empobrecidos. Esta presentación interesada buscó y busca confundir deliberadamente el gasto del Estado que se embolsan los capitalistas con lo que se utiliza para sostener los presupuestos de salud o educación. La emisión monetaria realizada bajo la pandemia por el gobierno kirchnerista terminó incrementando las ganancias de los grandes capitalistas mientras el pueblo parecía el golpe inflacionario que reducía sistemáticamente sus escasos ingresos. Ni bien llegó al poder Milei ejecutó una devaluación aun más fuerte que agravó la inflación y por esa vía licuó aun más los ingresos populares. Es lo que explica que luego de más de un año y medio de mandato los salarios estén por detrás de octubre del 2023 y las jubilaciones hayan perdido varios puntos. 

El ajuste y la motosierra encubrieron y encubren una transferencia de riqueza de los trabajadores a la clase capitalista. El instrumento principal para esta confiscación es el uso del poder totalitario del Estado, él mismo Estado que supuestamente Milei venía a destruir por representar al “maligno”. Mediante el Estado devaluaron la moneda para desvalorizar más el salario; con disposiciones estatales aumentaron tarifas de los servicios públicos y combustibles para que ganen más los estafadores de Edesur y Edenor entre otros; también con decretos del Estado le redujeron impuestos a los ricos (bienes personales) mientras aumentaban los impuestos a los trabajadores cobrando Ganancias sobre el salario; con el Estado incrementaron notablemente la deuda y subieron la tasa de interés para que los bancos y especuladores la levanten en pala; fue también con una decisión del Estado que congelaron durante más de un año el bono a los jubilados, redujeron el presupuesto universitario y el de los hospitales nacionales. 

El relato libertario se reveló como una estafa al servicio de los poderosos. Si hasta el propio Banco Central que Milei iba a hacer estallar con una bomba terminó siendo usado para justificar un nuevo endeudamiento con el FMI del orden de los 20.000 millones de dólares. Ni siquiera sobrevivió la defensa del “libre mercado”, porque cuando los trabajadores conquistaron en sus paritarios aumentos superiores a la inflación el gobierno se negó a aprobarlas, en nombre de la lucha contra la inflación. Así, por arte de magia, Milei y sus econochantas pasaron de repetir como loros que la inflación era un fenómeno exclusivamente monetario para hacer suyo el falso discurso que los salarios generan inflación. 

Donde más se destacó el uso del Estado fue para la represión. Este uso represivo y selectivo del Estado no es una anomalía del mileismo: responde a la lógica misma del Estado, que siempre interviene para sostener el poder de una clase sobre otra, en este caso de la burguesía sobre la clase trabajadora. Pero en su versión “ultraliberal” y reaccionaria, Milei empuja al régimen hacia formas cada vez más autoritarias y excluyentes, reduciendo los márgenes democráticos y normalizando prácticas de censura, vigilancia y represión.

A esto se suma su ofensiva ideológica: el mileismo promueve el individualismo extremo como base de su proyecto político. La solidaridad, los derechos colectivos y las “políticas de reparación social” son presentadas como obstáculos. Bajo esta lógica, incluso los derechos de personas con discapacidad fueron atacados públicamente por funcionarios del gobierno, promoviendo un discurso brutal que culpa a las familias por su existencia y rechaza cualquier tipo de protección social.

Quienes votaron a Milei en nombre de la libertad, obtuvieron represión, autoritarismo y miseria. Otra estafa más de un proyecto reaccionario que, lejos de resolver los problemas estructurales del país, los profundiza al servicio del capital financiero y el saqueo imperialista.

El fracaso del peronismo

El ascenso de Javier Milei no puede comprenderse sin reconocer el colapso del último gobierno peronista-kirchnerista. Esta experiencia fracasada descalifica por completo al peronismo como alternativa frente a la ultraderecha. Durante su gobierno se enriquecieron los mismos capitalistas que hoy apoyan y gobiernan con Milei. Creció el trabajo precarizado, el vaciamiento de la ANSES, la desfinanciación de la salud y la educación, el extractivismo y la crisis ambiental. De fondo, los puntos de continuidad entre un gobierno y otro se explican por la naturaleza capitalista de ambos. 

Ahora mismo el peronismo y el kirchnerismo buscan adaptarse a las demandas del capital para disputarle a Milei el apoyo de los grandes empresarios. La propia Cristina Kirchner se pronunció en favor de la reforma laboral y previsional, de asociar a los grandes monopolios internacionales en la explotación de los recursos naturales y en el ataque a los trabajadores y sus derechos de huelga. Hasta el slogan vacío de “estado presente” fue criticado por la expresidenta, cuestionando las luchas de docentes y trabajadores de la salud. Semejante adaptación al discurso libertario es el resultado de la presión del gran capital sobre todas las fuerzas políticas defensoras del sistema. 

La dirigencia peronista —Cristina Fernández, Kicillof, Massa— ha demostrado una voluntad sistemática de garantizar la gobernabilidad del régimen. Pactaron con Milei para nombrar jueces, no impulsaron ninguna movilización real ni siquiera contra la proscripción de Cristina, y en las provincias donde gobiernan, como Buenos Aires, vehiculizan el ajuste libertario. A esta política no es ajeno Grabois y su fuerza Patria Grande, que se han incorporado al PJ como expresión menor a cambio de un par de cargos. Grabois, que quiere aparecer como un elemento crítico, oficia como un defensor del Vaticano y la jerarquía de la Iglesia Católica. Desde ese lugar ha disparado una y otra vez contra los trabajadores que reclaman, presentándolos como privilegiados.

El cuadro de honor a los traidores se lo lleva la dirección de la CGT y toda la burocracia sindical, alineada con las distintas fracciones del peronismo. Sin la complicidad escandalosa de esta burocracia con el gobierno nacional, Milei no hubiese podido llevar adelante el brutal ajuste contra el pueblo. La necesidad de terminar de una vez por todas con esta burocracia sindical y recuperar los sindicatos para los trabajadores es hoy más urgente que nunca. 

Este fracaso del peronismo se extiende a otras fuerzas de América Latina que se reclaman “nacionales y populares”. El lulismo en Brasil, el chavismo en Venezuela, el MAS en Bolivia o el progresismo chileno con Boric, enfrentan hoy crisis estructurales o mutaciones reaccionarias. En Brasil Lula gobierna con la derecha que en el pasado desplazó mediante un golpe de estado al PT del gobierno y que al llegar al poder preservó las contra-reformas ejecutadas por Bolsonaro. El nacionalismo burgués latinoamericano ha mostrado que las burguesías nacionales son incapaces de desarrollar a nuestros países, incrementar la productividad y la industrialización, mejorar la calidad de vida de los pueblos y unir América Latina contra el imperialismo mundial.

Juventud, precarización y el fracaso del mileismo

Según todas las encuestas Milei llegó al gobierno con el voto favorable de una porción mayoritaria de la juventud. ¿Pero el gobierno de Milei favoreció a la juventud que lo votó? A casi dos años del gobierno de Milei, la respuesta es categórica: no. La juventud trabajadora está más empobrecida y precarizada que nunca. Más del 70% de les jóvenes que trabajan lo hacen sin derechos, sin estabilidad, sin cobertura, y con salarios que no alcanzan siquiera para cubrir la canasta básica, es decir para no ser pobres. Incluso quienes logran acceder a un empleo formal destinan más del 50% de sus ingresos al pago del alquiler de un monoambiente, como muestran estudios recientes en la Ciudad de Buenos Aires. La mayoría ni siquiera alcanza ese nivel de “privilegio”.

El mercado laboral promovido por Milei se basa en la precarización total: monotributo, contratos basura, sin vacaciones ni aguinaldo, sin obra social ni posibilidad de organización sindical. Es un esquema que condena a la juventud al empobrecimiento crónico y a la marginación social. A esto se suma la imposibilidad material de estudiar en un contexto de ajuste brutal, y la falta total de expectativas de progreso. Además, Milei trabaja con las autoridades universitarias en contra-reformas universitarias cuyo eje es la privatización progresiva de las universidades. De lograrlo, significaría mayores restricciones para el estudio de la juventud trabajadora. El gobierno libertario pretende avanzar de lleno en el arancelamiento universitario usando de chivo expiatorio a los estudiantes migrantes, un recurso típico de los fascistas. No podemos permitir que esto ocurra. Los socialistas defendemos la gratuidad universitaria y el ingreso irrestricto sin importar nacionalidades.

Mientras tanto, se impone un discurso aspiracional y alienante, promovido por influencers y estafadores digitales que venden falsas promesas de riqueza inmediata: criptomonedas, apuestas online, “secretos del mercado”, coaching meritocrático. Son el rostro cultural de un modelo económico que sólo enriquece a unos pocos y hunde al resto. El caso “Libra”, con Milei como referente y promotor, es un ejemplo grotesco de esta estafa a gran escala.

Detrás del relato libertario no hay futuro. Solo podemos esperar más frustración, aislamiento, depresión, descomposición personal y colectiva. Pero el problema no es individual, es profundamente social y político. Por eso, la única salida real para la juventud no está en reproducir el canibalismo capitalista sino en organizarse colectivamente, con una perspectiva socialista que cuestione de raíz las condiciones de explotación impuestas por el capitalismo y ofrezca un canal para superarlas.

¿Cuál es la libertad que reivindica Milei? La libertad de los capitalistas de superexplotar a los trabajadores y a su juventud. Dicho de otro modo, la “libertad” de los trabajadores de poder elegir entre ser esclavos asalariados o morirse de hambre. No existe libertad ni plena realización material ni personal posible en una sociedad que se apoya en la explotación de una mayoría por una minoría privilegiada. No hay libertad si la fuerza creadora de la mayoría de los trabajadores es sustraída para el beneficio de un grupo minoritario de capitalistas chupasangre. ¿Puede ser libre un joven que pedalea 10 hs por día entregando pedidos simplemente para poder vivir y al día siguiente volver a pedalear? La única forma de ser libres es transformando las bases sociales en las que nos desarrollamos, enterrar a la sociedad capitalista y abrir curso a una nueva sociedad, basada en la planificación, la cooperación, la ciencia, que libere el crecimiento de las fuerzas productivas de las relaciones de producción que la frenan y permita la distribución de los productos según las necesidades sociales e individuales. 

¿Faro de la libertad o pichón de fascista?

Javier Milei se presenta como el “faro de la libertad”, aunque en los hechos se postula como un subordinado fiel del imperialismo norteamericano, especialmente del ala más reaccionaria representada por Donald Trump. Este alineamiento coloca a la Argentina en el campo belicista de la OTAN y del imperialismo mundial contra los pueblos del mundo. Milei es un fanático defensor del genocida Netanyahu, que a la cabeza del Estado de Israel es el ejecutor del peor genocidio del siglo XXI. En menos de dos años ha asesinado a casi 200.000 palestinos, con la complicidad directa de la llamada “comunidad internacional”. 

Estados Unidos, en pleno declive económico y político, busca reorganizar el mercado mundial a su favor por medio de la guerra, la represión interna y el despojo de derechos. Trump es quien mejor encarna esta estrategia, con un programa profundamente antiobrero y antipopular: persecución a migrantes, ataque a sindicatos, represión a las diversidades. Su segundo mandato ha profundizado las crisis internas: enfrentamientos con actores clave como Elon Musk, aumento de la conflictividad laboral y movilizaciones populares contra sus políticas.

En Europa, el escenario no es más estable. La guerra entre Rusia y Ucrania -que actúa bajo las órdenes de la OTAN- lejos de concluir se extiende geográfica y temporalmente. Gobiernos autoritarios como el de Meloni en Italia enfrentan fuertes resistencias obreras y sociales. La ultraderecha, aunque avanza, enfrenta obstáculos serios.

A nivel mundial, el genocidio del Estado de Israel contra el pueblo palestino ha encendido la solidaridad internacional, con protestas masivas protagonizadas por la juventud que exigen el fin de la masacre. En este conflicto, Milei se destaca como el presidente más alineado con el sionismo genocida. Defender la causa palestina desde Argentina es una tarea urgente y profundamente transformadora, pues enfrenta directamente al bloque imperialista que Milei representa.

El ascenso de la ultraderecha en varios países muestra que el capitalismo en su etapa de descomposición engendra guerras, catástrofes sociales y ambientales y también tendencias al fascismo. La persecución a los migrantes se reproduce en muchos países, así como también el florecimiento de la islamofobia e ideologías que se usan para perseguir a la diversidad sexual, a los movimientos de la mujer o de la cultura. El mecanismo del fascismo está presente de modo nítido, buscando responsabilizar a ciertos sectores populares del crecimiento generalizado de la pobreza, la caída de los ingresos y la desocupación. En esta versión fascistoide, la desocupación es responsabilidad del migrante y no del capitalista que despide trabajadores para reforzar la superexplotación de la clase obrera. El desfinanciamiento de la salud y la educación es culpa de “gastos” para atender reclamos como la educación sexual integral y no del saqueo del estado para pagar la deuda externa. Milei es un claro exponente de esta ideología reaccionaria, que expresa en el plano de las ideas una ofensiva reaccionaria del capital en su etapa de decadencia.   

Por una juventud obrera y socialista para derrotar al gobierno de Milei y enfrentar la barbarie capitalista

No es casual que como parte de su campaña reaccionaria Milei en Argentina y la ultraderecha a nivel internacional hayan elegido de enemigo a la izquierda y al socialismo. Los mismos que décadas atrás afirmaban que el socialismo había muerto y quedaba reservado como pieza de museos, ahora lo elevan al estatus de enemigo estratégico. Bien visto, tienen razón. Sucede que las variantes centroizquierdistas y progresistas tienen solo diferencias de grado con la ultraderecha, pues en definitiva son todas formaciones políticas defensoras del orden capitalista. Solo la izquierda que levanta las banderas del socialismo expresa una oposición estratégica y consecuente de lucha contra la ultraderecha y contra todas las fuerzas defensoras del capital.  

A la luz de esta compresión de la etapa histórica que tenemos que abordar la gran conclusión es la necesidad de reforzar la construcción de una salida socialista contra los gobiernos de la barbarie, las motosierras criminales, las guerras y la persecución. El socialismo ha sido nuevamente puesto en los primeros lugares de la agenda mundial por su principal enemigo, la ultraderecha y los fachos. 

La juventud del Partido Obrero —la Unión de Juventudes por el Socialismo— asume el desafío en la Argentina y hace un llamado urgente a la juventud trabajadora a organizarse bajo las banderas del socialismo revolucionario para enfrentar la catástrofe global que nos impone el imperialismo, sus gobiernos y sus regímenes de hambre, ajuste y represión.

La pérdida de credibilidad de la democracia burguesa entre las nuevas generaciones no es una tragedia: es un resultado de su propio funcionamiento como régimen de explotación. Puede conducir al desastre si es explotada por la derecha fascistoide, o abrir una oportunidad histórica si se abre paso la perspectiva de superarla mediante un gobierno de los trabajadores.

No puede ser Milei — que representa la expresión más brutal del saqueo capitalista— quien canalice ese rechazo. No podemos permitir que el odio legítimo hacia los políticos de siempre lo capitalice la fracción más rancia de la misma casta. La tarea urgente es organizar esa rabia en la lucha directa por un gobierno de trabajadores y por una transformación socialista de la sociedad.

Luchar por el socialismo no es una utopía del pasado: es una necesidad del presente. El capitalismo, en su fase imperialista, ha llegado a su límite histórico. La concentración del capital a escala global y la crisis ecológica, social y económica que arrastra, confirman su bancarrota. Lo que colapsó no fue el socialismo, sino su negación burocrática y nacionalista —el “socialismo en un solo país” del estalinismo. El socialismo de Marx, Engels, Lenin y Trotsky sigue vigente porque aun no logro ser realizado en toda su potencia. El capitalismo, en cambio, perece por haber llevado al máximo sus premisas históricas.

Construir una juventud revolucionaria no es una consigna abstracta. Es intervenir en cada lucha real, fundirnos con la vanguardia obrera, levantar el programa socialista en cada lugar de trabajo y estudio, poner el cuerpo donde está el conflicto. Es acompañar las luchas de los trabajadores del Garrahan, del SUTNA, de Morvillo, de Georgalos, de los docentes, no docentes y estudiantes que defienden la universidad pública. Es respaldar con todas nuestras fuerzas e incondicionalmente a nuestros compañeros del Polo Obrero -perseguidos por este gobierno infame por el hecho de organizar la lucha contra el hambre en los barrios.

La UJS es la principal fuerza estudiantil en la UBA y se encuentra en la mayoría de las universidades de la provincia de Buenos Aires, en Córdoba, Rosario y en casi todo el país. Milita en terciarios y secundarios. En cada lugar de estudios damos la batalla política para que la juventud se emancipe de las fuerzas políticas conciliadoras con el Estado Burgués, sobre todo con el kirchnerismo. Luchamos para que en los centros de estudiantes avancen posiciones de independencia política con el objetivo de defender la educación pública y ligar las reivindicaciones estudiantiles a una estrategia de unidad con los trabajadores. Nuestra pelea por los centros de estudiantes tiene como base este programa político de transformación. No escindimos la lucha estudiantil de la lucha general por construir una juventud socialista de masas que se ligue a la clase obrera para terminar con los gobiernos capitalistas y por el gobierno de los trabajadores. 

Con lxs compañerxs de la juventud del Polo Obrero batallamos por la organización independiente de los pibes y las pibas en las barriadas, separando a la juventud de los punteros o de las doctrinas reaccionarias de la iglesia.

Una juventud socialista debe prepararse para gobernar. Formarse en los problemas políticos históricos y de la etapa, aprender de la historia, extraer sus conclusiones y volcarlas a favor de la lucha de clases de los oprimidos. A los libertarios hay que derrotarlos en todos los planos, también en el ideológico. 

Luchar por el socialismo es movilizarse contra toda injusticia, desde las luchas locales hasta las internacionales, como lo hacemos hoy exigiendo el fin del genocidio del pueblo palestino a manos del Estado sionista de Israel. No vamos a ser la generación que mire para otro lado: vamos a ser la que levante la bandera de la solidaridad internacionalista hasta que cese la masacre imperialista.

Una de las tareas de primer orden que se nos presenta en lo inmediato es lograr una gran movilización política de la juventud trabajadora para luchar por el voto al Frente de Izquierda-Unidad en las elecciones legislativas que quedan por delante. El voto al FITU es el único que sirve para pegarle a Milei y a los gobernadores. Representa un voto por la independencia política de la juventud y de la clase obrera. Es un voto por el Fuera Milei a la vez que es una impugnación al conjunto de las fuerzas capitalistas opositoras responsables del empobrecimiento de las masas e incapaces de darle una salida a los grandes problemas nacionales. Para nosotros la lucha por conquistar millones de votos al Frente de Izquierda está unido a la tarea de organizar bajo las banderas del socialismo revolucionario nuevos sectores de jóvenes, de estudiantes, de trabajadores.

Somos conscientes de que el poder no se proclama: se organiza y se conquista. Y que como decía León Trotsky Las revoluciones son imposibles hasta que se vuelven inevitables. La victoria de la clase trabajadora será obra de sus propias manos, de su juventud y de su partido revolucionario. Nuestro objetivo es claro: echar a Milei y su pandilla de estafadores, enterrar el régimen capitalista y abrir paso a gobiernos de trabajadores en Argentina, en América Latina y en el mundo.

Llamamos a la juventud argentina a sumarse a esta tarea histórica. A tomar la bandera de los 30.000 desaparecidos, de Darío y Maxi, de nuestro compañero Mariano Ferreyra, asesinado por luchar junto a los tercerizados del ferrocarril contra la burocracia sindical peronista.

De pie, juventud trabajadora. Llamamos a toda la juventud de Argentina a encender la llama de la revolución.

Que la bronca se convierta en organización. Que la indignación se transforme en programa. Que el futuro sea nuestro, y que sea socialista.

¡Vamos a dar vuelta todo!

Unión de Juventudes por el Socialismo - Partido Obrero

Este manifiesto constituye el documento político de convocatoria al Congreso Nacional de la Unión de Juventudes por el Socialismo – Partido Obrero a realizarse el sábado 4 de octubre en CABA. El Congreso de la UJS será abierto a toda la juventud que quiera organizarse para echar al gobierno de Milei. El propósito del mismo es ofrecer un canal de discusión, propaganda, organización y lucha para miles de jóvenes en todo el país.

La juventud de nuestro país y el conjunto del pueblo trabajador enfrentan el mayor desafío de las últimas décadas. La Casa Rosada está ocupada por la banda “libertaria” de Javier Milei, que encarna el gobierno más reaccionario que tuvo Argentina desde la última dictadura militar. No es casual, por eso, que los amigos de Milei defiendan a la dictadura, incluido las torturas, violaciones y robos de bebés ejecutados por los militares. Por eso, también, niegan a los 30.000 compañeros y compañeras detenidos-desaparecidos.

Pero a diferencia de la dictadura, Milei llegó al gobierno no por un golpe de estado sino ganando las elecciones. Se valió para ello del fracaso histórico de la democracia capitalista en Argentina, que ya superó las 4 décadas. Los sucesivos gobiernos, sean peronistas, kirchneristas, macristas o radicales no hicieron más que hundir al país y al pueblo en el atraso y la pobreza mientras los grandes empresarios la levantaron en pala. El último clavo en el cajón lo puso la gestión desastrosa de Alberto Fernández-CFK-Massa que agravaron aún más la crisis y allanaron la llegada al poder de Milei.

El triunfo electoral de la ultraderecha no es un hecho exclusivo de la Argentina. En varios países, empezando por los EEUU, fachos y reaccionarios logran atraer transitoriamente el voto de una parte de la población ante la desilusión que generan los partidos y políticos tradicionales, sean de derecha o los llamados progresistas. Unos y otros no han hecho otra cosa que intentar superar la bancarrota de fondo del sistema capitalista descargando la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y la juventud. Para ello no solo aplican medidas de ajuste, sino que impulsan en todo el planeta guerras de exterminio y de opresión nacional, genocidios como ocurre ahora con el pueblo palestino y la destrucción ambiental del planeta. 

Milei: relato y realidad

Para explotar en su favor la bronca del pueblo con todas las fuerzas políticas que nos han gobernado, Milei prometió que la “motosierra” sería aplicada a la casta que se enriqueció durante los sucesivos gobiernos. Sin embargo, sucedió lo contrario. Su partido, la Libertad Avanza, se nutrió de los políticos más rancios que gobernaron durante años, los cuales fueron beneficiados con cargos y prebendas de todo tipo. Peronistas, macristas, radicales se reciclaron en “libertarios” para ocupar cargos muy bien remunerados en la estructura del Estado. 

Pero, mientras la casta se llena los bolsillos el gobierno impone un brutal ajuste contra el pueblo trabajador: aumento de la desocupación, salarios por debajo de la inflación, mayor precarización laboral—especialmente entre la juventud—, jubilaciones de miseria, desfinanciamiento de la salud y la educación pública, represión, ataques a las mujeres y diversidades, discursos negacionistas sobre la dictadura, y un vaciamiento sistemático de la cultura y los espacios de memoria. El carácter criminal del ajuste en marcha lo prueba la desfinanciación del Garrahan, el principal hospital pediátrico del país y de la región. 

Milei y su banda libertaria se valieron también del fracaso del gobierno del Frente de Todos para presentar que el ajuste al gasto del estado no es solo inevitable sino también deseable para los trabajadores y los sectores más empobrecidos. Esta presentación interesada buscó y busca confundir deliberadamente el gasto del Estado que se embolsan los capitalistas con lo que se utiliza para sostener los presupuestos de salud o educación. La emisión monetaria realizada bajo la pandemia por el gobierno kirchnerista terminó incrementando las ganancias de los grandes capitalistas mientras el pueblo parecía el golpe inflacionario que reducía sistemáticamente sus escasos ingresos. Ni bien llegó al poder Milei ejecutó una devaluación aun más fuerte que agravó la inflación y por esa vía licuó aun más los ingresos populares. Es lo que explica que luego de más de un año y medio de mandato los salarios estén por detrás de octubre del 2023 y las jubilaciones hayan perdido varios puntos. 

El ajuste y la motosierra encubrieron y encubren una transferencia de riqueza de los trabajadores a la clase capitalista. El instrumento principal para esta confiscación es el uso del poder totalitario del Estado, él mismo Estado que supuestamente Milei venía a destruir por representar al “maligno”. Mediante el Estado devaluaron la moneda para desvalorizar más el salario; con disposiciones estatales aumentaron tarifas de los servicios públicos y combustibles para que ganen más los estafadores de Edesur y Edenor entre otros; también con decretos del Estado le redujeron impuestos a los ricos (bienes personales) mientras aumentaban los impuestos a los trabajadores cobrando Ganancias sobre el salario; con el Estado incrementaron notablemente la deuda y subieron la tasa de interés para que los bancos y especuladores la levanten en pala; fue también con una decisión del Estado que congelaron durante más de un año el bono a los jubilados, redujeron el presupuesto universitario y el de los hospitales nacionales. 

El relato libertario se reveló como una estafa al servicio de los poderosos. Si hasta el propio Banco Central que Milei iba a hacer estallar con una bomba terminó siendo usado para justificar un nuevo endeudamiento con el FMI del orden de los 20.000 millones de dólares. Ni siquiera sobrevivió la defensa del “libre mercado”, porque cuando los trabajadores conquistaron en sus paritarios aumentos superiores a la inflación el gobierno se negó a aprobarlas, en nombre de la lucha contra la inflación. Así, por arte de magia, Milei y sus econochantas pasaron de repetir como loros que la inflación era un fenómeno exclusivamente monetario para hacer suyo el falso discurso que los salarios generan inflación. 

Donde más se destacó el uso del Estado fue para la represión. Este uso represivo y selectivo del Estado no es una anomalía del mileismo: responde a la lógica misma del Estado, que siempre interviene para sostener el poder de una clase sobre otra, en este caso de la burguesía sobre la clase trabajadora. Pero en su versión “ultraliberal” y reaccionaria, Milei empuja al régimen hacia formas cada vez más autoritarias y excluyentes, reduciendo los márgenes democráticos y normalizando prácticas de censura, vigilancia y represión.

A esto se suma su ofensiva ideológica: el mileismo promueve el individualismo extremo como base de su proyecto político. La solidaridad, los derechos colectivos y las “políticas de reparación social” son presentadas como obstáculos. Bajo esta lógica, incluso los derechos de personas con discapacidad fueron atacados públicamente por funcionarios del gobierno, promoviendo un discurso brutal que culpa a las familias por su existencia y rechaza cualquier tipo de protección social.

Quienes votaron a Milei en nombre de la libertad, obtuvieron represión, autoritarismo y miseria. Otra estafa más de un proyecto reaccionario que, lejos de resolver los problemas estructurales del país, los profundiza al servicio del capital financiero y el saqueo imperialista.

El fracaso del peronismo

El ascenso de Javier Milei no puede comprenderse sin reconocer el colapso del último gobierno peronista-kirchnerista. Esta experiencia fracasada descalifica por completo al peronismo como alternativa frente a la ultraderecha. Durante su gobierno se enriquecieron los mismos capitalistas que hoy apoyan y gobiernan con Milei. Creció el trabajo precarizado, el vaciamiento de la ANSES, la desfinanciación de la salud y la educación, el extractivismo y la crisis ambiental. De fondo, los puntos de continuidad entre un gobierno y otro se explican por la naturaleza capitalista de ambos. 

Ahora mismo el peronismo y el kirchnerismo buscan adaptarse a las demandas del capital para disputarle a Milei el apoyo de los grandes empresarios. La propia Cristina Kirchner se pronunció en favor de la reforma laboral y previsional, de asociar a los grandes monopolios internacionales en la explotación de los recursos naturales y en el ataque a los trabajadores y sus derechos de huelga. Hasta el slogan vacío de “estado presente” fue criticado por la expresidenta, cuestionando las luchas de docentes y trabajadores de la salud. Semejante adaptación al discurso libertario es el resultado de la presión del gran capital sobre todas las fuerzas políticas defensoras del sistema. 

La dirigencia peronista —Cristina Fernández, Kicillof, Massa— ha demostrado una voluntad sistemática de garantizar la gobernabilidad del régimen. Pactaron con Milei para nombrar jueces, no impulsaron ninguna movilización real ni siquiera contra la proscripción de Cristina, y en las provincias donde gobiernan, como Buenos Aires, vehiculizan el ajuste libertario. A esta política no es ajeno Grabois y su fuerza Patria Grande, que se han incorporado al PJ como expresión menor a cambio de un par de cargos. Grabois, que quiere aparecer como un elemento crítico, oficia como un defensor del Vaticano y la jerarquía de la Iglesia Católica. Desde ese lugar ha disparado una y otra vez contra los trabajadores que reclaman, presentándolos como privilegiados.

El cuadro de honor a los traidores se lo lleva la dirección de la CGT y toda la burocracia sindical, alineada con las distintas fracciones del peronismo. Sin la complicidad escandalosa de esta burocracia con el gobierno nacional, Milei no hubiese podido llevar adelante el brutal ajuste contra el pueblo. La necesidad de terminar de una vez por todas con esta burocracia sindical y recuperar los sindicatos para los trabajadores es hoy más urgente que nunca. 

Este fracaso del peronismo se extiende a otras fuerzas de América Latina que se reclaman “nacionales y populares”. El lulismo en Brasil, el chavismo en Venezuela, el MAS en Bolivia o el progresismo chileno con Boric, enfrentan hoy crisis estructurales o mutaciones reaccionarias. En Brasil Lula gobierna con la derecha que en el pasado desplazó mediante un golpe de estado al PT del gobierno y que al llegar al poder preservó las contra-reformas ejecutadas por Bolsonaro. El nacionalismo burgués latinoamericano ha mostrado que las burguesías nacionales son incapaces de desarrollar a nuestros países, incrementar la productividad y la industrialización, mejorar la calidad de vida de los pueblos y unir América Latina contra el imperialismo mundial.

Juventud, precarización y el fracaso del mileismo

Según todas las encuestas Milei llegó al gobierno con el voto favorable de una porción mayoritaria de la juventud. ¿Pero el gobierno de Milei favoreció a la juventud que lo votó? A casi dos años del gobierno de Milei, la respuesta es categórica: no. La juventud trabajadora está más empobrecida y precarizada que nunca. Más del 70% de les jóvenes que trabajan lo hacen sin derechos, sin estabilidad, sin cobertura, y con salarios que no alcanzan siquiera para cubrir la canasta básica, es decir para no ser pobres. Incluso quienes logran acceder a un empleo formal destinan más del 50% de sus ingresos al pago del alquiler de un monoambiente, como muestran estudios recientes en la Ciudad de Buenos Aires. La mayoría ni siquiera alcanza ese nivel de “privilegio”.

El mercado laboral promovido por Milei se basa en la precarización total: monotributo, contratos basura, sin vacaciones ni aguinaldo, sin obra social ni posibilidad de organización sindical. Es un esquema que condena a la juventud al empobrecimiento crónico y a la marginación social. A esto se suma la imposibilidad material de estudiar en un contexto de ajuste brutal, y la falta total de expectativas de progreso. Además, Milei trabaja con las autoridades universitarias en contra-reformas universitarias cuyo eje es la privatización progresiva de las universidades. De lograrlo, significaría mayores restricciones para el estudio de la juventud trabajadora. El gobierno libertario pretende avanzar de lleno en el arancelamiento universitario usando de chivo expiatorio a los estudiantes migrantes, un recurso típico de los fascistas. No podemos permitir que esto ocurra. Los socialistas defendemos la gratuidad universitaria y el ingreso irrestricto sin importar nacionalidades.

Mientras tanto, se impone un discurso aspiracional y alienante, promovido por influencers y estafadores digitales que venden falsas promesas de riqueza inmediata: criptomonedas, apuestas online, “secretos del mercado”, coaching meritocrático. Son el rostro cultural de un modelo económico que sólo enriquece a unos pocos y hunde al resto. El caso “Libra”, con Milei como referente y promotor, es un ejemplo grotesco de esta estafa a gran escala.

Detrás del relato libertario no hay futuro. Solo podemos esperar más frustración, aislamiento, depresión, descomposición personal y colectiva. Pero el problema no es individual, es profundamente social y político. Por eso, la única salida real para la juventud no está en reproducir el canibalismo capitalista sino en organizarse colectivamente, con una perspectiva socialista que cuestione de raíz las condiciones de explotación impuestas por el capitalismo y ofrezca un canal para superarlas.

¿Cuál es la libertad que reivindica Milei? La libertad de los capitalistas de superexplotar a los trabajadores y a su juventud. Dicho de otro modo, la “libertad” de los trabajadores de poder elegir entre ser esclavos asalariados o morirse de hambre. No existe libertad ni plena realización material ni personal posible en una sociedad que se apoya en la explotación de una mayoría por una minoría privilegiada. No hay libertad si la fuerza creadora de la mayoría de los trabajadores es sustraída para el beneficio de un grupo minoritario de capitalistas chupasangre. ¿Puede ser libre un joven que pedalea 10 hs por día entregando pedidos simplemente para poder vivir y al día siguiente volver a pedalear? La única forma de ser libres es transformando las bases sociales en las que nos desarrollamos, enterrar a la sociedad capitalista y abrir curso a una nueva sociedad, basada en la planificación, la cooperación, la ciencia, que libere el crecimiento de las fuerzas productivas de las relaciones de producción que la frenan y permita la distribución de los productos según las necesidades sociales e individuales. 

¿Faro de la libertad o pichón de fascista?

Javier Milei se presenta como el “faro de la libertad”, aunque en los hechos se postula como un subordinado fiel del imperialismo norteamericano, especialmente del ala más reaccionaria representada por Donald Trump. Este alineamiento coloca a la Argentina en el campo belicista de la OTAN y del imperialismo mundial contra los pueblos del mundo. Milei es un fanático defensor del genocida Netanyahu, que a la cabeza del Estado de Israel es el ejecutor del peor genocidio del siglo XXI. En menos de dos años ha asesinado a casi 200.000 palestinos, con la complicidad directa de la llamada “comunidad internacional”. 

Estados Unidos, en pleno declive económico y político, busca reorganizar el mercado mundial a su favor por medio de la guerra, la represión interna y el despojo de derechos. Trump es quien mejor encarna esta estrategia, con un programa profundamente antiobrero y antipopular: persecución a migrantes, ataque a sindicatos, represión a las diversidades. Su segundo mandato ha profundizado las crisis internas: enfrentamientos con actores clave como Elon Musk, aumento de la conflictividad laboral y movilizaciones populares contra sus políticas.

En Europa, el escenario no es más estable. La guerra entre Rusia y Ucrania -que actúa bajo las órdenes de la OTAN- lejos de concluir se extiende geográfica y temporalmente. Gobiernos autoritarios como el de Meloni en Italia enfrentan fuertes resistencias obreras y sociales. La ultraderecha, aunque avanza, enfrenta obstáculos serios.

A nivel mundial, el genocidio del Estado de Israel contra el pueblo palestino ha encendido la solidaridad internacional, con protestas masivas protagonizadas por la juventud que exigen el fin de la masacre. En este conflicto, Milei se destaca como el presidente más alineado con el sionismo genocida. Defender la causa palestina desde Argentina es una tarea urgente y profundamente transformadora, pues enfrenta directamente al bloque imperialista que Milei representa.

El ascenso de la ultraderecha en varios países muestra que el capitalismo en su etapa de descomposición engendra guerras, catástrofes sociales y ambientales y también tendencias al fascismo. La persecución a los migrantes se reproduce en muchos países, así como también el florecimiento de la islamofobia e ideologías que se usan para perseguir a la diversidad sexual, a los movimientos de la mujer o de la cultura. El mecanismo del fascismo está presente de modo nítido, buscando responsabilizar a ciertos sectores populares del crecimiento generalizado de la pobreza, la caída de los ingresos y la desocupación. En esta versión fascistoide, la desocupación es responsabilidad del migrante y no del capitalista que despide trabajadores para reforzar la superexplotación de la clase obrera. El desfinanciamiento de la salud y la educación es culpa de “gastos” para atender reclamos como la educación sexual integral y no del saqueo del estado para pagar la deuda externa. Milei es un claro exponente de esta ideología reaccionaria, que expresa en el plano de las ideas una ofensiva reaccionaria del capital en su etapa de decadencia.   

Por una juventud obrera y socialista para derrotar al gobierno de Milei y enfrentar la barbarie capitalista

No es casual que como parte de su campaña reaccionaria Milei en Argentina y la ultraderecha a nivel internacional hayan elegido de enemigo a la izquierda y al socialismo. Los mismos que décadas atrás afirmaban que el socialismo había muerto y quedaba reservado como pieza de museos, ahora lo elevan al estatus de enemigo estratégico. Bien visto, tienen razón. Sucede que las variantes centroizquierdistas y progresistas tienen solo diferencias de grado con la ultraderecha, pues en definitiva son todas formaciones políticas defensoras del orden capitalista. Solo la izquierda que levanta las banderas del socialismo expresa una oposición estratégica y consecuente de lucha contra la ultraderecha y contra todas las fuerzas defensoras del capital.  

A la luz de esta compresión de la etapa histórica que tenemos que abordar la gran conclusión es la necesidad de reforzar la construcción de una salida socialista contra los gobiernos de la barbarie, las motosierras criminales, las guerras y la persecución. El socialismo ha sido nuevamente puesto en los primeros lugares de la agenda mundial por su principal enemigo, la ultraderecha y los fachos. 

La juventud del Partido Obrero —la Unión de Juventudes por el Socialismo— asume el desafío en la Argentina y hace un llamado urgente a la juventud trabajadora a organizarse bajo las banderas del socialismo revolucionario para enfrentar la catástrofe global que nos impone el imperialismo, sus gobiernos y sus regímenes de hambre, ajuste y represión.

La pérdida de credibilidad de la democracia burguesa entre las nuevas generaciones no es una tragedia: es un resultado de su propio funcionamiento como régimen de explotación. Puede conducir al desastre si es explotada por la derecha fascistoide, o abrir una oportunidad histórica si se abre paso la perspectiva de superarla mediante un gobierno de los trabajadores.

No puede ser Milei — que representa la expresión más brutal del saqueo capitalista— quien canalice ese rechazo. No podemos permitir que el odio legítimo hacia los políticos de siempre lo capitalice la fracción más rancia de la misma casta. La tarea urgente es organizar esa rabia en la lucha directa por un gobierno de trabajadores y por una transformación socialista de la sociedad.

Luchar por el socialismo no es una utopía del pasado: es una necesidad del presente. El capitalismo, en su fase imperialista, ha llegado a su límite histórico. La concentración del capital a escala global y la crisis ecológica, social y económica que arrastra, confirman su bancarrota. Lo que colapsó no fue el socialismo, sino su negación burocrática y nacionalista —el “socialismo en un solo país” del estalinismo. El socialismo de Marx, Engels, Lenin y Trotsky sigue vigente porque aun no logro ser realizado en toda su potencia. El capitalismo, en cambio, perece por haber llevado al máximo sus premisas históricas.

Construir una juventud revolucionaria no es una consigna abstracta. Es intervenir en cada lucha real, fundirnos con la vanguardia obrera, levantar el programa socialista en cada lugar de trabajo y estudio, poner el cuerpo donde está el conflicto. Es acompañar las luchas de los trabajadores del Garrahan, del SUTNA, de Morvillo, de Georgalos, de los docentes, no docentes y estudiantes que defienden la universidad pública. Es respaldar con todas nuestras fuerzas e incondicionalmente a nuestros compañeros del Polo Obrero -perseguidos por este gobierno infame por el hecho de organizar la lucha contra el hambre en los barrios.

La UJS es la principal fuerza estudiantil en la UBA y se encuentra en la mayoría de las universidades de la provincia de Buenos Aires, en Córdoba, Rosario y en casi todo el país. Milita en terciarios y secundarios. En cada lugar de estudios damos la batalla política para que la juventud se emancipe de las fuerzas políticas conciliadoras con el Estado Burgués, sobre todo con el kirchnerismo. Luchamos para que en los centros de estudiantes avancen posiciones de independencia política con el objetivo de defender la educación pública y ligar las reivindicaciones estudiantiles a una estrategia de unidad con los trabajadores. Nuestra pelea por los centros de estudiantes tiene como base este programa político de transformación. No escindimos la lucha estudiantil de la lucha general por construir una juventud socialista de masas que se ligue a la clase obrera para terminar con los gobiernos capitalistas y por el gobierno de los trabajadores. 

Con lxs compañerxs de la juventud del Polo Obrero batallamos por la organización independiente de los pibes y las pibas en las barriadas, separando a la juventud de los punteros o de las doctrinas reaccionarias de la iglesia.

Una juventud socialista debe prepararse para gobernar. Formarse en los problemas políticos históricos y de la etapa, aprender de la historia, extraer sus conclusiones y volcarlas a favor de la lucha de clases de los oprimidos. A los libertarios hay que derrotarlos en todos los planos, también en el ideológico. 

Luchar por el socialismo es movilizarse contra toda injusticia, desde las luchas locales hasta las internacionales, como lo hacemos hoy exigiendo el fin del genocidio del pueblo palestino a manos del Estado sionista de Israel. No vamos a ser la generación que mire para otro lado: vamos a ser la que levante la bandera de la solidaridad internacionalista hasta que cese la masacre imperialista.

Una de las tareas de primer orden que se nos presenta en lo inmediato es lograr una gran movilización política de la juventud trabajadora para luchar por el voto al Frente de Izquierda-Unidad en las elecciones legislativas que quedan por delante. El voto al FITU es el único que sirve para pegarle a Milei y a los gobernadores. Representa un voto por la independencia política de la juventud y de la clase obrera. Es un voto por el Fuera Milei a la vez que es una impugnación al conjunto de las fuerzas capitalistas opositoras responsables del empobrecimiento de las masas e incapaces de darle una salida a los grandes problemas nacionales. Para nosotros la lucha por conquistar millones de votos al Frente de Izquierda está unido a la tarea de organizar bajo las banderas del socialismo revolucionario nuevos sectores de jóvenes, de estudiantes, de trabajadores.

Somos conscientes de que el poder no se proclama: se organiza y se conquista. Y que como decía León Trotsky Las revoluciones son imposibles hasta que se vuelven inevitables. La victoria de la clase trabajadora será obra de sus propias manos, de su juventud y de su partido revolucionario. Nuestro objetivo es claro: echar a Milei y su pandilla de estafadores, enterrar el régimen capitalista y abrir paso a gobiernos de trabajadores en Argentina, en América Latina y en el mundo.

Llamamos a la juventud argentina a sumarse a esta tarea histórica. A tomar la bandera de los 30.000 desaparecidos, de Darío y Maxi, de nuestro compañero Mariano Ferreyra, asesinado por luchar junto a los tercerizados del ferrocarril contra la burocracia sindical peronista.

De pie, juventud trabajadora. Llamamos a toda la juventud de Argentina a encender la llama de la revolución.

Que la bronca se convierta en organización. Que la indignación se transforme en programa. Que el futuro sea nuestro, y que sea socialista.

¡Vamos a dar vuelta todo!

Unión de Juventudes por el Socialismo – Partido Obrero

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