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“El giro de Trump no es pacifista, es de alta agresividad imperialista”

“El giro de Trump no es pacifista, es de alta agresividad imperialista”

Con este título se realizo el 11 de marzo último, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, una mesa debate. Esto, como parte de la campaña resuelta en el Plenario Internacionalista realizado en enero pasado, en torno al tercer aniversario de la guerra de Ucrania entre la OTAN y Rusia. En la misma intervinieron Facundo Miño (dirigente de la agrupación antiburocrática del sindicato de los trabajadores judiciales, miembro del PO y colaborador asiduo de Prensa Obrera sobre temas de la guerra), Pablo Heller (integrante del Comité Nacional del PO y miembro de su Comisión Internacional) y Gabriel Solano (legislador del PO/FITU en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y miembro del Comité Nacional del PO). Se trata de la edición simplificada de sus intervenciones en dicha jornada.

Lo importante es tener claro la naturaleza y el alcance de la guerra en curso en Ucrania. La pregunta es: ¿estamos simplemente ante un conflicto de características regionales? El Partido Obrero señaló que no se puede tomar el caso de Ucrania como un conflicto aislado.

No solamente tenemos la guerra del Medio Oriente, que no se circunscribe a Gaza, sino que se ha extendido. También la guerra en el Pacífico y si no me equivoco, el día de ayer, la situación se ha vuelto muy preocupante con Corea. Hay síntomas también de que se puede llevar a un enfrentamiento de tipo militar. Ni hablemos del conflicto en torno a Taiwan.

De manera que -para el Partido Obrero- estamos ante una tendencia general. Esto tiene hilo conductor, que responde también al título que le hemos colocado a esta charla: si estamos o no ante una tendencia a la reproducción de una guerra mundial.

Les quiero hacer notar que en el momento en que terminó la Segunda Guerra se dijo que quedaba disipada la posibilidad de la recreación de una nueva Guerra Mundial.

Naturalmente, y todavía más, cuando cayó el Muro de Berlín y vino la disolución de la Unión Soviética: se dijo que ya no estaba el “enemigo comunista” y por lo tanto estaba erradicada la posibilidad de guerras. No solamente de la “Guerra Fría”, menos aún de una guerra de características mundiales. Pero la situación actual está reproduciendo a una escala superior el escenario que se vivió previo a la Segunda Guerra Mundial.

Tenemos que ser conscientes de esto. Entender que la guerra responde a una necesidad de fondo del capitalismo. Es imposible entender este escenario bélico al margen de la crisis capitalista mundial.Estamos ante el hecho de que las contradicciones capitalistas son cada vez más brutales. No nos va a dar el tiempo para agotar todos los aspectos. Pero hemos vivido nuevamente un “lunes negro” en el día de ayer, con una caída brutal de la bolsa norteamericana ¡a 40 días del ascenso deTrump!

Y Trump ya está anunciando que no hay que descartar que Estados Unidos entre en una recesión. Este es el cuadro.

Decadencia de Estados Unidos

Esta crisis capitalista mundial, tiene también algo específico que se ha dado en todos los procesos históricos de las grandes crisis. Que es que cuando una crisis es de fondo, la potencia dominante, la potencia que es en este caso Estados Unidos, tiene una pérdida de hegemonía: como pasó en el pasado, en las anteriores guerras que llevaron a la decadencia de Gran Bretaña.

Hoy tenemos que esta crisis capitalista mundial coincide con el declive histórico de Estados Unidos, que es ni más ni menos, la primera potencia mundial. Y este declive histórico de Estados Unidos se observa en todos los indicadores. Entre los indicadores más importantes está justamente que si uno lo compara con los índices de la posguerra, Estados Unidos producía entonces casi el 50% del producto bruto mundial.

Hoy se ha reducido a menos del 25%. Hay un proceso de desindustrialización en Estados Unidos y esto también ha redundado en una pérdida, un retroceso en el liderazgo político, la iniciativa política. Para poder entender qué es lo que está en juego en Ucrania hay que entenderlo como parte de una tentativa por parte del imperialismo, pero particularmente de Estados Unidos, de recuperar la iniciativa perdida y tratar de ver cómo puede lograr una nueva etapa de florecimiento.

Rediseño geopolítico del planeta 

Por eso decía que no se podía entender Ucrania como algo aislado y que Ucrania forma parte de un avance que se está dando y, particularmente de Estados Unidos, por rediseñar geopolíticamente todo el planeta. Es decir, para poder avanzar en un liderazgo, en una primacía, necesita avanzar por un lado, respecto a lo que era el espacio soviético y también, como tiro por elevación, contra China.

Estamos ante un una tentativa de un rediseño internacional. Y ese rediseño, ya tiene otras manifestaciones en el Medio Oriente, porque Estados Unidos había perdido terreno después de la fracasada tentativa en Irak. El control de la situación había empezó a reducirse progresivamente y más con el papel que jugaba Rusia en la región

Y ahora con toda esta ofensiva bélica en Cisjordania, que se extiende al Líbano, que llegó a Siria y que ya les anticipo, hay discusiones de cómo se va hacia el desplazamiento del actual régimen iraní para colocar otro de características más afines y “dialoguista”. Irán está atravesando muchas contradicciones. El objetivo imperialista apunta a un desenlace golpista.

Una cosa más para poder entender este fenómeno, es que este rediseño, esta ofensiva por parte norteamericana, no solamente se circunscribe a Rusia y a China y en general a todos los países coloniales, sino que también tiene como objetivo ir contra sus viejos y antiguos socios occidentales.

La guerra de Ucrania tiene un doble componente, cosa que muchas veces ha pasado inadvertido o no se le da la suficiente importancia.

El imperialismo va por la alteración del régimen político ruso. Recuerden que en el pasado, relativamente reciente, ya había habido un antecedente con Yugoslavia, con todo el proceso de fragmentación que sufrió. Esta es la tentativa que hoy también persigue Estados Unidos con Rusia.

Pero no solamente eso, sino que hay, al mismo tiempo, una segunda guerra más subterránea contra Europa. Estados Unidos golpea por partida doble: contra Rusia, pero al mismo tiempo tenía interés en golpear las relaciones que Europa mantenía con Rusia. Acuérdense de ciertas ventajas que tenía Europa por la energía barata que compraba con sus acuerdos con Rusia. Incluso Europa había logrado avanzar mucho más que Estados Unidos en la colonización de Rusia.

Entonces, vemos el intento por parte de Estados Unidos por cortar ese vínculo, esa asociación entre Rusia y Europa. Y al mismo tiempo rompiendo y quebrando la relación energética con Rusia, facilitar el terreno para que en vez de que la energía sea provista por Rusia, pase a ser provista por las corporaciones norteamericanas. Hoy tenemos que prácticamente los suministros energéticos que venían de Rusia se han reducido de forma muy notable, hay un desembarco enorme por parte de las corporaciones norteamericanas y estamos ante un intento de avanzar en un proceso de sometimiento de Europa..

En el lenguaje que tiene Trump, Estados Unidos quiere crecer no solamente impulsando la industria dentro de los Estados Unidos, sino también a expensas de sus tradicionales socios europeos. Esto para poder ir al grano, porque después lo demás lo vamos a dejar para las preguntas.

Expansionismo y choque interimperialista

Sobre esta noticia de la propuesta del cese del fuego, empezó toda una campaña que parece que el lobo se ha vestido de cordero porque presenta a Trump como el supuesto exponente de la paz. El se presenta a sí mismo diciendo -en sus delirios- que al igual que el ex presidente Obama, se merece recibir el Premio Nobel de la Paz.

La pregunta es: ¿estamos ante una variante pacifista? Es todo lo contrario y la expresión más grande es que no significa una política de tipo proteccionista o defensiva, sino que el imperialismo yanqui tiene una política expansionista. Y miren, si hay alguna duda, en que prácticamente no se recuerda un discurso de ese nivel de belicosidad en el Capitolio cuando hizo la inauguración de las sesiones señalando que se quiere quedar con Groenlandia, que Canadá es una provincia norteamericana y tendría que ser el estado número 56 (si no me equivoco) y lo que hace con el Canal de Panamá. En términos generales se trata de una política de características tremendamente agresivas para mostrar en realidad en qué consisten estas tratativas de “paz”. 

No es la primera vez que hay un giro de esta naturaleza. Quizás lo más emblemático de todo esto, fue el giro que dio Nixon, que en un momento determinado hizo el acuerdo con China.Y la acción era en ese momento del acuerdo con China, aislar a la principal potencia más preocupante, que era Rusia. Ahora se han invertido los terrenos. El cálculo de Trump es poder atraer a Rusia, sacarla de la órbita potencial de China para poder avanzar hacia una política agresiva abierta que tiene como blanco fundamental China. Y para que no haya dudas, yo no les puedo leer todo, tengo acá la declaración del nuevo jefe del Pentágono, que también fue al Congreso de Estados Unidos, en que dice que el eje de la política norteamericana es prepararse para la guerra con China y recibió un cerrado aplauso. Recordemos, como ocurrió con Nixon, que la aproximación a China fue el puntapié para un proceso enorme de colonización económica de China, incorporándola al ciclo más general de la acumulación capitalista. Lo mismo está planteado ahora respecto a Rusia. El hecho de que golpea a China no significa que Estados Unidos renuncie estratégicamente a aplastar a Rusia.

Trump trata de apelar a que la gente tiene poca memoria. Pero los cuatro años de su primer mandato Estados Unidos mantuvo la misma política que había sostenido Obama y que incluso profundizó las sanciones. Trump mantuvo la política de armamento, de todo el Este, y particularmente de Ucrania, a rajatabla. Recién ahora está tratando de hacer una maniobra porque le salió el tiro por la culata.

Y está el peligro presente de que una derrota ignominiosa en el este por parte de Rusia, con un desenlace totalmente desfavorable para Ucrania sea un factor de desestabilización.

Así como se presenta Estados Unidos como adalid de la paz, tenemos a los europeos que ahora se colocan como demócratas y dicen que ellos son los que están defendiendo los valores occidentales de la democracia. Lógicamente esto no tiene nada que ver con la realidad, porque ellos están lejos de defender el interés nacional ucraniano.

Lo que están defendiendo son sus propios bolsillos, sus propios intereses y quieren quedarse -lo que está en discusión- es con una parte sustancial en un reparto del botín. Acá las víctimas y el pato de la boda son exactamente los pueblos. Después vamos a ir a esto con mayor interés. 

Reagrupamiento internacionalista

Por último, no podía dejar de señalar qué pasa y qué responsabilidad tienen los partidos que se reclaman revolucionarios.

Las grandes crisis internacionales en el pasado y las guerras dividieron a la izquierda. Recordemos, algunos solo tienen presente que cuando vino la Primera Guerra Mundial se produjo la bancarrota de la Segunda Internacional y tuvimos la mayoría de los partidos alineándose con sus propias burguesías y participando de la carnicería imperialista.

Hoy mundialmente tenemos un escenario parecido. Tenemos a la mayoría de la izquierda alineada con la OTAN. Incluso podemos agregar, y ya saben que forma parte del debate, que nuestros socios en el FITU, han hecho campañas brutales para tratar de alistar armas y recursos a favor de Ucrania.Y tenemos una minoría que se ha alineado con Putin. Entonces yo quería terminar recalcando la importancia de la Declaración que sacamos con diversas organizaciones internacionales contra la guerra imperialista –que hemos repartido y ustedes tienen en su poder- porque en este cuadro resalta más la importancia de que se ha creado un reagrupamiento internacionalista que denuncia ambos campos y que opone a la carnicería imperialista la necesidad de la unidad internacional de los trabajadores y señala que la única vía para realmente crear una confraternidad de los pueblos, una paz, pasa por el derrocamiento de los gobiernos responsables del hambre y la guerra a nivel mundial, empezando obviamente con Putin y con Ucrania.

Ese es el sentido de la Declaración y hemos dado avances, de manera que tenemos la satisfacción de señalarles que el año pasado se hizo un Plenario Internacional en la Argentina. Y los internacionalistas nos estamos desarrollando.

Inclusive, como consuelo lo digo, (hay que saber guardar las distancias), recuerden que al principio -cuando viene la guerra- Lenin decía que los internacionalistas cabían en un sofá. La mayoría se desbarranca. Bueno, somos más: entramos más que en un diván, somos bastante más, la izquierda internacionalista está creciendo y se ha trazado toda una agenda de trabajo: en junio vamos a realizar una Conferencia Internacional, también por propuesta del Partido Obrero, pero esta vez ya no en Buenos Aires, sino que se va a hacer en Europa, que hoy es el corazón, donde está la guerra.

Con este título se realizo el 11 de marzo último, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, una mesa debate. Esto, como parte de la campaña resuelta en el Plenario Internacionalista realizado en enero pasado, en torno al tercer aniversario de la guerra de Ucrania entre la OTAN y Rusia. En la misma intervinieron Facundo Miño (dirigente de la agrupación antiburocrática del sindicato de los trabajadores judiciales, miembro del PO y colaborador asiduo de Prensa Obrera sobre temas de la guerra), Pablo Heller (integrante del Comité Nacional del PO y miembro de su Comisión Internacional) y Gabriel Solano (legislador del PO/FITU en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y miembro del Comité Nacional del PO). Se trata de la edición simplificada de sus intervenciones en dicha jornada.

Lo importante es tener claro la naturaleza y el alcance de la guerra en curso en Ucrania. La pregunta es: ¿estamos simplemente ante un conflicto de características regionales? El Partido Obrero señaló que no se puede tomar el caso de Ucrania como un conflicto aislado.

No solamente tenemos la guerra del Medio Oriente, que no se circunscribe a Gaza, sino que se ha extendido. También la guerra en el Pacífico y si no me equivoco, el día de ayer, la situación se ha vuelto muy preocupante con Corea. Hay síntomas también de que se puede llevar a un enfrentamiento de tipo militar. Ni hablemos del conflicto en torno a Taiwan.

De manera que -para el Partido Obrero- estamos ante una tendencia general. Esto tiene hilo conductor, que responde también al título que le hemos colocado a esta charla: si estamos o no ante una tendencia a la reproducción de una guerra mundial.

Les quiero hacer notar que en el momento en que terminó la Segunda Guerra se dijo que quedaba disipada la posibilidad de la recreación de una nueva Guerra Mundial.

Naturalmente, y todavía más, cuando cayó el Muro de Berlín y vino la disolución de la Unión Soviética: se dijo que ya no estaba el “enemigo comunista” y por lo tanto estaba erradicada la posibilidad de guerras. No solamente de la “Guerra Fría”, menos aún de una guerra de características mundiales. Pero la situación actual está reproduciendo a una escala superior el escenario que se vivió previo a la Segunda Guerra Mundial.

Tenemos que ser conscientes de esto. Entender que la guerra responde a una necesidad de fondo del capitalismo. Es imposible entender este escenario bélico al margen de la crisis capitalista mundial.Estamos ante el hecho de que las contradicciones capitalistas son cada vez más brutales. No nos va a dar el tiempo para agotar todos los aspectos. Pero hemos vivido nuevamente un “lunes negro” en el día de ayer, con una caída brutal de la bolsa norteamericana ¡a 40 días del ascenso deTrump!

Y Trump ya está anunciando que no hay que descartar que Estados Unidos entre en una recesión. Este es el cuadro.

Decadencia de Estados Unidos

Esta crisis capitalista mundial, tiene también algo específico que se ha dado en todos los procesos históricos de las grandes crisis. Que es que cuando una crisis es de fondo, la potencia dominante, la potencia que es en este caso Estados Unidos, tiene una pérdida de hegemonía: como pasó en el pasado, en las anteriores guerras que llevaron a la decadencia de Gran Bretaña.

Hoy tenemos que esta crisis capitalista mundial coincide con el declive histórico de Estados Unidos, que es ni más ni menos, la primera potencia mundial. Y este declive histórico de Estados Unidos se observa en todos los indicadores. Entre los indicadores más importantes está justamente que si uno lo compara con los índices de la posguerra, Estados Unidos producía entonces casi el 50% del producto bruto mundial.

Hoy se ha reducido a menos del 25%. Hay un proceso de desindustrialización en Estados Unidos y esto también ha redundado en una pérdida, un retroceso en el liderazgo político, la iniciativa política. Para poder entender qué es lo que está en juego en Ucrania hay que entenderlo como parte de una tentativa por parte del imperialismo, pero particularmente de Estados Unidos, de recuperar la iniciativa perdida y tratar de ver cómo puede lograr una nueva etapa de florecimiento.

Rediseño geopolítico del planeta 

Por eso decía que no se podía entender Ucrania como algo aislado y que Ucrania forma parte de un avance que se está dando y, particularmente de Estados Unidos, por rediseñar geopolíticamente todo el planeta. Es decir, para poder avanzar en un liderazgo, en una primacía, necesita avanzar por un lado, respecto a lo que era el espacio soviético y también, como tiro por elevación, contra China.

Estamos ante un una tentativa de un rediseño internacional. Y ese rediseño, ya tiene otras manifestaciones en el Medio Oriente, porque Estados Unidos había perdido terreno después de la fracasada tentativa en Irak. El control de la situación había empezó a reducirse progresivamente y más con el papel que jugaba Rusia en la región

Y ahora con toda esta ofensiva bélica en Cisjordania, que se extiende al Líbano, que llegó a Siria y que ya les anticipo, hay discusiones de cómo se va hacia el desplazamiento del actual régimen iraní para colocar otro de características más afines y “dialoguista”. Irán está atravesando muchas contradicciones. El objetivo imperialista apunta a un desenlace golpista.

Una cosa más para poder entender este fenómeno, es que este rediseño, esta ofensiva por parte norteamericana, no solamente se circunscribe a Rusia y a China y en general a todos los países coloniales, sino que también tiene como objetivo ir contra sus viejos y antiguos socios occidentales.

La guerra de Ucrania tiene un doble componente, cosa que muchas veces ha pasado inadvertido o no se le da la suficiente importancia.

El imperialismo va por la alteración del régimen político ruso. Recuerden que en el pasado, relativamente reciente, ya había habido un antecedente con Yugoslavia, con todo el proceso de fragmentación que sufrió. Esta es la tentativa que hoy también persigue Estados Unidos con Rusia.

Pero no solamente eso, sino que hay, al mismo tiempo, una segunda guerra más subterránea contra Europa. Estados Unidos golpea por partida doble: contra Rusia, pero al mismo tiempo tenía interés en golpear las relaciones que Europa mantenía con Rusia. Acuérdense de ciertas ventajas que tenía Europa por la energía barata que compraba con sus acuerdos con Rusia. Incluso Europa había logrado avanzar mucho más que Estados Unidos en la colonización de Rusia.

Entonces, vemos el intento por parte de Estados Unidos por cortar ese vínculo, esa asociación entre Rusia y Europa. Y al mismo tiempo rompiendo y quebrando la relación energética con Rusia, facilitar el terreno para que en vez de que la energía sea provista por Rusia, pase a ser provista por las corporaciones norteamericanas. Hoy tenemos que prácticamente los suministros energéticos que venían de Rusia se han reducido de forma muy notable, hay un desembarco enorme por parte de las corporaciones norteamericanas y estamos ante un intento de avanzar en un proceso de sometimiento de Europa..

En el lenguaje que tiene Trump, Estados Unidos quiere crecer no solamente impulsando la industria dentro de los Estados Unidos, sino también a expensas de sus tradicionales socios europeos. Esto para poder ir al grano, porque después lo demás lo vamos a dejar para las preguntas.

Expansionismo y choque interimperialista

Sobre esta noticia de la propuesta del cese del fuego, empezó toda una campaña que parece que el lobo se ha vestido de cordero porque presenta a Trump como el supuesto exponente de la paz. El se presenta a sí mismo diciendo -en sus delirios- que al igual que el ex presidente Obama, se merece recibir el Premio Nobel de la Paz.

La pregunta es: ¿estamos ante una variante pacifista? Es todo lo contrario y la expresión más grande es que no significa una política de tipo proteccionista o defensiva, sino que el imperialismo yanqui tiene una política expansionista. Y miren, si hay alguna duda, en que prácticamente no se recuerda un discurso de ese nivel de belicosidad en el Capitolio cuando hizo la inauguración de las sesiones señalando que se quiere quedar con Groenlandia, que Canadá es una provincia norteamericana y tendría que ser el estado número 56 (si no me equivoco) y lo que hace con el Canal de Panamá. En términos generales se trata de una política de características tremendamente agresivas para mostrar en realidad en qué consisten estas tratativas de “paz”. 

No es la primera vez que hay un giro de esta naturaleza. Quizás lo más emblemático de todo esto, fue el giro que dio Nixon, que en un momento determinado hizo el acuerdo con China.Y la acción era en ese momento del acuerdo con China, aislar a la principal potencia más preocupante, que era Rusia. Ahora se han invertido los terrenos. El cálculo de Trump es poder atraer a Rusia, sacarla de la órbita potencial de China para poder avanzar hacia una política agresiva abierta que tiene como blanco fundamental China. Y para que no haya dudas, yo no les puedo leer todo, tengo acá la declaración del nuevo jefe del Pentágono, que también fue al Congreso de Estados Unidos, en que dice que el eje de la política norteamericana es prepararse para la guerra con China y recibió un cerrado aplauso. Recordemos, como ocurrió con Nixon, que la aproximación a China fue el puntapié para un proceso enorme de colonización económica de China, incorporándola al ciclo más general de la acumulación capitalista. Lo mismo está planteado ahora respecto a Rusia. El hecho de que golpea a China no significa que Estados Unidos renuncie estratégicamente a aplastar a Rusia.

Trump trata de apelar a que la gente tiene poca memoria. Pero los cuatro años de su primer mandato Estados Unidos mantuvo la misma política que había sostenido Obama y que incluso profundizó las sanciones. Trump mantuvo la política de armamento, de todo el Este, y particularmente de Ucrania, a rajatabla. Recién ahora está tratando de hacer una maniobra porque le salió el tiro por la culata.

Y está el peligro presente de que una derrota ignominiosa en el este por parte de Rusia, con un desenlace totalmente desfavorable para Ucrania sea un factor de desestabilización.

Así como se presenta Estados Unidos como adalid de la paz, tenemos a los europeos que ahora se colocan como demócratas y dicen que ellos son los que están defendiendo los valores occidentales de la democracia. Lógicamente esto no tiene nada que ver con la realidad, porque ellos están lejos de defender el interés nacional ucraniano.

Lo que están defendiendo son sus propios bolsillos, sus propios intereses y quieren quedarse -lo que está en discusión- es con una parte sustancial en un reparto del botín. Acá las víctimas y el pato de la boda son exactamente los pueblos. Después vamos a ir a esto con mayor interés. 

Reagrupamiento internacionalista

Por último, no podía dejar de señalar qué pasa y qué responsabilidad tienen los partidos que se reclaman revolucionarios.

Las grandes crisis internacionales en el pasado y las guerras dividieron a la izquierda. Recordemos, algunos solo tienen presente que cuando vino la Primera Guerra Mundial se produjo la bancarrota de la Segunda Internacional y tuvimos la mayoría de los partidos alineándose con sus propias burguesías y participando de la carnicería imperialista.

Hoy mundialmente tenemos un escenario parecido. Tenemos a la mayoría de la izquierda alineada con la OTAN. Incluso podemos agregar, y ya saben que forma parte del debate, que nuestros socios en el FITU, han hecho campañas brutales para tratar de alistar armas y recursos a favor de Ucrania.Y tenemos una minoría que se ha alineado con Putin. Entonces yo quería terminar recalcando la importancia de la Declaración que sacamos con diversas organizaciones internacionales contra la guerra imperialista –que hemos repartido y ustedes tienen en su poder- porque en este cuadro resalta más la importancia de que se ha creado un reagrupamiento internacionalista que denuncia ambos campos y que opone a la carnicería imperialista la necesidad de la unidad internacional de los trabajadores y señala que la única vía para realmente crear una confraternidad de los pueblos, una paz, pasa por el derrocamiento de los gobiernos responsables del hambre y la guerra a nivel mundial, empezando obviamente con Putin y con Ucrania.

Ese es el sentido de la Declaración y hemos dado avances, de manera que tenemos la satisfacción de señalarles que el año pasado se hizo un Plenario Internacional en la Argentina. Y los internacionalistas nos estamos desarrollando.

Inclusive, como consuelo lo digo, (hay que saber guardar las distancias), recuerden que al principio -cuando viene la guerra- Lenin decía que los internacionalistas cabían en un sofá. La mayoría se desbarranca. Bueno, somos más: entramos más que en un diván, somos bastante más, la izquierda internacionalista está creciendo y se ha trazado toda una agenda de trabajo: en junio vamos a realizar una Conferencia Internacional, también por propuesta del Partido Obrero, pero esta vez ya no en Buenos Aires, sino que se va a hacer en Europa, que hoy es el corazón, donde está la guerra.

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