Quién tiró a Cavallo
Ya cuando se produjo la primera gran crisis política entre Cavallo y el clan menemista, señalamos: “Contra lo que puedan hacer suponer los pronunciamientos capitalistas de apoyo a Cavallo, es probable que el desenlace de una crisis ministerial sea la salida de Cavallo, porque al imperialismo se le plantea ahora, más que el rescate de un ‘plan económico’, el salvataje de un gobierno y de un régimen político” (editorial de Prensa Obrera, 13/6/95).
El 4 de julio pasado decíamos en Prensa Obrera que el desbarranque de la situación económica “plantea desde hace mucho la necesidad de alterar la política económica, algo que viene haciendo el propio Cavallo en abierta violación del llamado ‘plan de convertibilidad’. Es este fracaso el que conduce a la caída de Cavallo. Pero en el panorama nacional se está agregando otro factor más para esa caída, lo que los consultores llaman el ‘riesgo político’ que encierra la alta tasa de desocupación, o sea la rebelión de los desocupados. Estos factores fueron, precisamente, los que provocaron en su momento la caída de Krieger Vasena (1969), el hundimiento del plan de Martínez de Hoz (1981) y el final de Sourrouille y el ‘plan austral’
"Cavallo se va a ir por el fracaso total del menemismo y del imperialismo —las intrigas palaciegas son el lado menor y grotesco de la historia”.
Los analistas patronales, en cambio, caracterizan ahora que Cavallo se fue debido a que su “fuerte personalidad" lo llevaba a chocar con el Congreso y los restantes miembros del poder ejecutivo.
En la edición anterior de Prensa Obrera (18/7) titulábamos en la tapa: “¿El principio del fin?", y señalábamos que “el choque contra Cavallo… tiene lugar con el fondo de una gran bronca popular, que realmente asusta a las patronales… En las próximas semanas se podría plantear, entonces, la salida de Cavallo. Este hecho no debe abrir en los trabajadores ninguna expectativa. El sucesor pretenderá aprovecharla para lanzar nuevos paquetazos. Los trabajadores tenemos que armarnos de un programa, cuyo eje es éste: que se convoquen a paritarias con delegados elegidos en asamblea. De este modo pondremos en pie de lucha al movimiento obrero y barreremos con la burocracia sindical. Por una vez, que la crisis de los de arriba sea plenamente aprovechada por los de abajo".
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Para la izquierda, Cavallo seguía
El conjunto de la izquierda aseguró que Cavallo no iba a caer.
El PC, en su periódico (Propuesta, 25/7), un día antes del despido de Cavallo, planteaba: “Ni Menem ni Duhalde cuentan con el tiempo ni el escenario para reemplazar a Cavallo más aún cuando ese cambio no se justificaría en ninguna alteración de la actual política…”. Para el PC, una caída de Cavallo sería incluso intrascendente.
El Ptp, en su periódico (Hoy, 24/ 7) caracterizaba que "Ese miedo al desborde popular y a la posibilidad de que la renuncia de Cavallo haga colapsar la economía y precipite la crisis política fueron determinantes para que la cúpula del PJ —con Duhalde a la cabeza— pasara de la crítica al apoyo de las medidas tomadas por el ministro". Para el Ptp-"Está claro entonces que lo único que permite la sobrevivencia del plan Cavallo son los sucesivos ajustes contra el pueblo y la mayor entrega y sometimiento nacional, en un tirabuzón sin fin hacia abajo". Pero, a diferencia del PC, al Ptp le interesa que se “transforme todas las deudas y activos financieros en moneda extranjera a la moneda nacional", para “permitir revertir la actual situación de ahondamiento de la crisis económica y social". Es, precisamente, lo que preparan muchos economistas burgueses, para lanzar una devaluación monetaria que perjudique a las masas sin tocar las posiciones de la burguesía endeudada en dólares, marcos o yenes.
Para las corrientes del tronco ‘morenista’ (Mas, Pts, Mst), cuyas prensas salen más espaciadas y tienen análisis aún más rudimentarios, la burguesía seguía apoyando también a Cavallo y a su ‘plan’.
El fracaso de la izquierda argentina para pronosticar la caída de Cavallo traduce su completa incomprensión de las contradicciones del régimen capitalista y de la crisis catastrófica de su economía y de su política.