En una edición previa (1) se publicó el artículo Crítica a la teoría de la superioridad y la neutralidad del mercado, de Duan Zhong Qiao. El texto, con enjundiosas citas de El Capital y los Grundisse, da un mentís fundamental a la pretendida filiación marxista de ambas tesis, vastamente difundidas en círculos políticos, intelectuales y académicos occidentales.
Contra la supuesta neutralidad o superioridad del mercado, Duan Zhong Qiao pone de relieve el carácter históricamente condicionado de los instrumentos mercantiles. El autor muestra que, en una economía capitalista, el mercado opera como su regulador natural, en forma ciega y anárquica, bajo el imperio de la ley del valor, llevando sistemáticamente a la sociedad a las crisis. Zhong Qiao advierte correctamente acerca del viejo error de pretender escindir la regulación mercantil de su fundamento *la propiedad privada y el trabajo asalariado*, y de presentar al mercado como un instrumento capaz de regular cualquier sociedad *y en particular una sociedad basada en principios igualitarios o socialistas. "El error fundamental de los socialistas de mercado *dice* radica en que no ven a la economía de mercado como una totalidad de relaciones sociales de producción que fijan el carácter de una sociedad."
Hasta aquí, el autor nos dice que la humanidad no va a abolir el capitalismo e instalar una sociedad sin clases ni explotación, para preservar la regulación mercantil. Una sociedad socialista actuará de acuerdo a un plan central, como previó Marx.
Por su procedencia y el lugar en que fue expuesto, el artículo de Duan Zhong Qiao adquiere particular importancia. Este autor es un profesor chino, de una universidad de Pekin, que presentó ese texto en una Conferencia Internacional en el 150º aniversario del Manifiesto Comunista, en Atenas, organizada por el EKK, cuartainternacionalista, de Grecia.
Desde el momento en que el texto parece consistente en el plano de la teoría marxista, llama la atención la ausencia de cualquier referencia concreta del autor a su propio país, China, que es hoy el paradigma del socialismo de mercado. Es que Zhong Qiao confronta el modelo de socialismo de mercado para los países centrales, donde las fuerzas productivas han alcanzado un altísimo desarrollo, con el modelo de la planificación de la URSS y los países de Europa del Este. Pero se vale de esto para sacar conclusiones con las que hay que polemizar.
¿En los países atrasados vale la economía de mercado?
Desconocemos los motivos por los que Zhong Qiao restringió su análisis a los textos de Marx citados, que son tan importantes como abstractos. Zhong Qiao se priva de la experiencia histórica concreta de la lucha socialista, desde 1917 por lo menos. Curiosamente, no coteja los debates habidos, en el Partido Bolchevique en la década del 20, o con la propia experiencia china tras la revolución, y aún más recientemente.
La mayoría de los autores que Zhong Qiao menciona sucumbieron al derrumbe del stalinismo identificado con socialismo. Zhong Qiao los acusa de haber "confundido la economía planificada que existía en la URSS y los países de Europa del Este con la economía prevista por Marx". Como ya dijimos, Zhong Qiao, sintomáticamente, omite no sólo el caso de su país, sino de todos los otros asiáticos *Vietnam, Lagos, Camboya, Corea del Norte* y de Cuba, que como China siguieron el modelo de la URSS stalinizada después de la Segunda Guerra Mundial.
Dejando de lado esto, ¿qué dice Zhong Qiao respecto de esaconfusión? Sorprende cuando adjudica virtualmente la autoría de esa confusión a sus vulgares contrincantes y omite la paternidad de la burocracia rusa y china de ese concepto.
Zhong Qiao dice que "el hecho de que la URSS y los países de Europa del Este cambiaran de una economía planificada a una economía de mercado solamente prueba que la economía planificada prevista por Marx no puede establecerse a menos que la economía de mercado se haya desarrollado suficientemente y convertido en una traba para el desarrollo de las fuerzas productivas". Es decir que estamos ante una justificación de la economía de mercado en los Estados obreros. En otro párrafo dice: "Ellos *suponemos que se refiere a Lenin e igualmente a sus epígonos stalinistas* intentaron saltar la fase de desarrollo completo de la economía de mercado y establecer directamente una economía planificada sobre las bases de lo que aún era, en alto grado, una economía natural" (itálicas y texto entre guiones, míos).
La crítica de nuestro autor vale entonces sólo para los países capitalistas avanzados *Zhong Qiao se refiere concretamente a los EE.UU. y Gran Bretaña*. Allí el socialismo de mercado *dice* "es insostenible": la planificación "presupone el desarrollo completo de una economía capitalista o de mercado" (ídem). Por el contrario, "para algunos países una economía de mercado puede ser más compatible con el crecimiento de sus fuerzas productivas". Así, "no tiene sentido decir abstractamente cuál es mejor".
Ciertamente, si el punto de partida es el desarrollo de las fuerzas productivas en toda Asia, y en particular en China y las otras naciones mencionadas de la región, Zhong Qiao nos está diciendo que en la inmensa mayoría del planeta deberían imponerse las prácticas del socialismo de mercado. En tal caso, se da por supuesto el mercado mundial, y se define al socialismo de mercado como la forma social del socialismo en un solo país.
Bujarinismo
El desarrollo completo de una economía capitalista no tendrá lugar nunca en los países atrasados y semicoloniales, desde el momento en que la economía mundial arribó a su estadio imperialista. Bien mirado, dicho desarrollo completo ni siquiera ha tenido lugar dentro de las propias naciones imperialistas, donde las desigualdades y desequilibrios interiores no han hecho más que acentuarse brutalmente en los últimos 100 años.
En las condiciones de aislamiento de la revolución a mediados de la década del 20, Bujarin sostuvo que la construcción del socialismo en un país atrasado como la URSS debía desarrollarse a pequeños pasos, sobre la base del desarrollo de las fuerzas del mercado.
Trotsky dejó en claro su opinión de que los mecanismos de mercado, "por todo un período histórico" serían "una base material indispensable" en las economías en transición al socialismo (2), hasta tanto los principios igualitarios no tuvieran una base material y social adecuada para efectivizarse. Pero Trotsky encuadraba esa transición en un plano mundial; la revolución mundial elevaría a los países atrasados a un nivel superior de desarrollo, como parte de una nueva era de armonización universal de las fuerzas productivas. En la época del imperialismo, la madurez de las naciones para el socialismo no está dictada por sus posibilidades nacionales consideradas aisladamente, sino por la madurez de la economía mundial. El estrangulamiento que impone la dominación del capital financiero (de los grandes monopolios capitalistas) a su desarrollo, pone un límite histórico al desarrollo de las fuerzas productivas de las naciones atrasadas.
La Nueva Política Económica (NEP) no se practicó para completar el insuficiente desarrollo del país, sea capitalista o socialista, sino para ganar tiempo en el proceso de la revolución mundial.
En 1921, tras la guerra civil y el comunismo de guerra, la NEP combinaba la planificación central de la industria nacionalizada con una economía privada (mercantil) en el campo. La circulación de las mercancías debía servir a la "soldadura" (3) entre los campesinos y la industria nacionalizada, es decir, al afianzamiento de las perspectivas socialistas. Partiendo de niveles bajísimos, en dos años (1922/3) se duplica la producción. En 1926 se alcanzan los niveles de preguerra (diez veces superiores a los de 1920). La economía privada crece, pero lo hace aún más velozmente el sector estatizado, aumentando su participación proporcional en la producción. La tendencia contraria es la que se manifiesta hoy en el socialismo de mercado de China.
Lenin impone límites muy estrictos a la acumulación privada de capital. La circulación del dinero implica necesariamente un cierto grado de acumulación de capital y un cierto grado de diferenciación social en la esfera del consumo. Pero, al mismo tiempo, la dictadura proletaria combate la confiscación económica que acompaña la restauración del capital. Esto mediante: a) el mantenimiento de la propiedad nacionalizada de la tierra y de la gran industria *lo que limita la acumulación monetaria en manos de los kulaks (los campesinos ricos en la ex URSS) y su transformación en capital*; y b) el mantenimiento del monopolio estatal del comercio exterior. Un ejemplo de experiencia opuesta a los bolcheviques, en la NEP, fue seguida por los sandinistas que, con el desarrollo de las fuerzas productivas mediante mecanismos mercantiles, intentaron poner en pie una burguesía en córdobas. Terminaron en la bancarrota y llevaron a Nicaragua al desastre.
Bujarin teorizó acerca de la necesidad de completar la etapa capitalista en la Rusia atrasada, y fue quien, por primera vez, elaboró acerca de la construcción del socialismo en un solo país, a paso de tortuga, en coexistencia pacífica con el capitalismo mundial. Más adelante lanzó la consigna restauracionista "Kulaks, enriqueceos", copiando al historiador francés que postulaba esta vía para adquirir los derechos políticos.
Trotsky y la Oposición de Izquierda advirtieron tempranamente acerca del carácter de estos planteos. En un determinado punto, la desigualdad social en el campo y al enriquecimiento de los kulaks, habilitarían a éstos para reclamar la desnacionalización de la tierra y el fin del régimen proletario.
Planificación burocrática y mercado
En la URSS de Stalin la política bujarinista llegó muy lejos, pero cuando los kulaks se apropiaron del control de muchos soviets rurales, la burocracia reaccionó ciegamente contra ellos. Entonces se impuso la colectivización forzosa, cuyos resultados desastrosos pusieron al régimen soviético al borde del derrumbe.
Esa colectivización fue una expresión extrema de la irracionalidad burocrática. Pero de aquí no se desprende que toda planificación, en los países atrasados, está descartada hasta tanto el capitalismo complete el desarrollo de las fuerzas productivas. La historia del siglo XX reveló con creces que la organización planificada de la economía fue una palanca de desarrollo y de relativa emancipación para los países atrasados (4).
Los métodos burocrático-totalitarios de la burocracia stalinista nada tuvieron que ver con un intento por parte de ésta de saltar etapas en el desarrollo histórico. El salto de etapas fue la ideología justificadora de la salida despótica, puramente empírica, a la que recurrió el stalinismo para hacer frente a la retención del grano por parte de los kulaks y aun de los campesinos empobrecidos. La liquidación del campesinado sirvió indudablemente para proceder a una enorme totalitarización del Estado. La "abolición de la propiedad privada" condujo a un régimen de apropiación parasitaria del excedente económico por parte de una burocracia que aún no había resuelto la satisfacción de sus aspiraciones sociales.
La burocracia no tiene programa ; esto es un reflejo de su carácter de accidente histórico. Su línea de conducta zigzagueante está determinada por la evolución del conflicto entre las principales clases de la sociedad a nivel mundial.
El derrumbe de la perestroika en la URSS, tras un largo proceso de integración de toda Europa del Este al mercado mundial *acuerdos de Helsinski, colaboración contrarrevolucionaria sin precedentes en todo el planeta*, dio piedra libre a una tendencia restauracionista a ultranza, que ya estaba fuertemente presente con anterioridad. No casualmente, Bujarín fue el primero de los caídos en las grandes purgas stalinistas en ser restablecido.
¿Qué tiene que ver esto con China y los mecanismo de mercado puestos en marcha allí? Pues que en las dos últimas décadas China se ha transformado en el principal centro de acumulación capitalista mundial. ¿Puede China esquivar las contradicciones que resultan de este hecho capital?
Imperialismo y fuerzas productivas
Para el profesor Zhong Qiao, "indudablemente diferentes países del mundo tienen diferentes fuerzas productivas"; en consecuencia, "una economía de mercado puede ser más compatible" para unos que para otros y "no tiene sentido decir abstractamente cuál es mejor". Es indudable que, llegado a este punto, aparece una omisión fundamental: el imperialismo.
¿Cómo se compatibiliza el desarrollo de las fuerzas productivas a escala de los diferentes países con el predominio del mercado mundial? ¿Puede abstraerse de un análisis del socialismo de mercados nacionales la dominación a escala planetaria de un puñado de grandes monopolios, que bajo la férula de sus Estados *imperialistas, opresores* subyugan a la inmensa mayoría de los otros *oprimidos, semicolonias*?
Para el marxismo, las fuerzas productivas son una categoría universal. El desenvolvimiento de las fuerzas productivas está condicionado por los límites de las relaciones de propiedad capitalistas-imperialistas. Las crisis capitalistas de las que nos habla el texto de Zhong Qiao no son más que expresiones de esa contradicción, siempre más explosiva.
Identificar el desarrollo de las fuerzas productivas con el índice de crecimiento del producto bruto es sucumbir a la economía vulgar. En los últimos 20 años los países atrasados que tuvieron los índices más altos de crecimiento del producto han sido los más expoliados económicamente por el capital financiero. Es claro que el crecimiento de estos países está muy lejos de ser una expresión de la vitalidad de los medios mercantiles y de un desenvolvimiento de las fuerzas productivas de la humanidad. Al menos un tercio del crecimiento del consumo en los Estados Unidos es atribuido a las ganancias bursátiles. Se trata más bien, entonces, de la expresión de la putrefacción del capitalismo contemporáneo a escala mundial.
Economía y política
En su polémica contra los socialistas de mercado occidentales, Zhong Qiao recurre a un reduccionismo doblemente peligroso. Del carácter ciego de la ley económica fundamental de la sociedad capitalista, la ley del valor, desprende la imposibilidad de que una acción de "gobierno" o "democrática" pueda combatir la anarquía de la producción y la crisis económica. "Es completamente imposible resolver los problemas originados en la esfera de la economía a través de medios políticos", dice Zhong Qiao.
Pero la ley del valor es negada en el mismo proceso de la explotación capitalista, bajo las distintas formas de monopolio. Marx ya había puesto de relieve cómo los capitalistas ponían límites a la tendencia decreciente de la tasa de ganancia mediante recursos económicos y políticos, lo que significa restricciones al funcionamiento de la ley del valor. La concentración cada vez mayor de la propiedad capitalista produce una socialización generalizada de la producción. Es la acción política la que deberá resolver este antagonismo, mediante la expropiación de los expropiadores. El desenvolvimiento contradictorio de la ley del valor es, precisamente, el fundamento económico del intervencionismo estatal, el cual sería rechazado por la sociedad si ese fundamento no estuviera presente. La ley del valor no es una categoría fija. Precisamente, la historia del capitalismo es, en última instancia, el proceso de la negación de la ley del valor y de su posterior negación de la negación. De aquí mismo se desprende la tendencia a la socialización de la producción, que bajo un gobierno obrero *mediante la planificación central y la revolución mundial* debe llevar al socialismo (comunismo).
NOTAS:
1. Ver En Defensa del Marxismo Nº 23, marzo-mayo de 1999.
2. Ver La Revolución Traicionada, de León Trotsky.
3. Idem anterior.
4. Todas las verdaderas revoluciones contemporáneas, como la gran revolución china de 1949, la yugoslava, la vietnamita o la cubana, lograron un gran salto inicial de las fuerzas productivas recurriendo a medidas de planificación social. Todas ellas triunfaron contra la voluntad de la burocracia soviética.