Documento presentado por Ricardo Galíndez a la Dirección Ampliada del equipo de El Topo Obrero. Discutido los días sábado 23 y domingo 24 en un Pleno de militantes y aprobado sus ejes centrales por unanimidad, más las respectivas modificaciones hechas por aportes de varios camaradas.
Lo primero que debemos destacar es que el año 2009 ha sido el más conflictivo de todos los que ha vivido la etapa que lidera el presidente Chávez desde el 1998. El movimiento obrero asumió un rol de vanguardia de la lucha social en el país en el año 2008, que tuvo su momento culminante durante la discusión del contrato colectivo y la conflictividad que culminó con la destitución del Ministro del Trabajo José Ramón Rivero y la nacionalización de la empresa Sidor. Ese rol se vio afianzado en el año 2009. Conflictos importantes -como la lucha de los trabajadores de la Mitsubishi, la de los portuarios de Puerto Cabello; la lucha de los trabajadores de Ferrominera del Orinoco, de CVG, Alcasa y Venalum; de los trabajadores y estudiantes de la ULA; la de los trabajadores de Iosa e Inferca en Barquisimeto; del sector alimentos (de Bananera y Lácteos Yaracuy en Yaracuy, de la Procesadora de sardinas Fextun en Cumaná, estado de Sucre) y de los petroleros a nivel nacional—marcaron la pauta de centenares de conflictos en toda la geografía nacional y en todos los sectores laborales, tanto del sector público como del privado.
Durante 2009 continuó el desarrollo de los enfrentamientos entre la clase obrera y las patronales, con un incremento del 40% en el número de manifestaciones de protesta con respecto al 2008, según datos de las organizaciones de derechos humanos Provea y Espacio Público, por lo que puede decirse que ha sido el año del bautismo del movimiento obrero en su lucha contra el patrón gobierno. Este crecimiento de las luchas es el inicio de un mayor número de confrontaciones y de una mayor amplitud en todos los sectores y en toda la geografía nacional.
Con toda la importancia de este desarrollo, debemos tener claro que estas luchas se caracterizan por ser luchas atomizadas, aisladas y de corta duración. Se han desarrollado algunas tomas de empresas y marchas, pero todavía se está en una primera fase, que puede ser superada en el presente año por la agresividad con que amenazan la inflación y otros problemas, por lo que incluso pueden trascender lo reivindicativo. En buena medida, las debilidades aquí señaladas se deben fundamentalmente a las características de la dirección político-sindical de las mismas y que en general es poco lo que se ha avanzado en su superación, por lo que en este año 2010 pueden convertirse en un gran obstáculo a la hora de responder positivamente al plan anticrisis que ha diseñado y comenzado a ejecutar el gobierno bolivariano.
El gobierno
El gobierno del presidente Chávez argumentaba, a mediados del año 2007, que estábamos blindados ante los efectos de la crisis económica mundial. A finales de ese año, lanzó un llamado a "apretarse el cinturón" y a evitar "los gastos superfluos". Había querido negar los efectos de la crisis del capitalismo internacional, pero se vio enfrentado a los mismos así como a la disyuntiva de radicalizar sus medidas económicas y políticas. ¿Qué camino tomar? ¿Dar un salto cualitativo anticapitalista o defender la estructura económica capitalista semicolonial? En febrero de 2009 decidió tomar partido por la segunda alternativa con un paquete anticrisis de neto corte capitalista. Fue un primer momento decisivo de clara definición político-económica.
Este primer gran momento del paquete contuvo medidas como el aumento del IVA en 3 puntos (33%), reducción inicial del presupuesto nacional en un 14% y el anuncio de un endeudamiento con la banca privada en 15.000 millones de dólares. Caracterizamos dicho paquete, inmediatamente luego de su anuncio, como las primeras medidas de un paquete más completo que incluiría el aumento en los servicios públicos, la devaluación del Bolívar y el aumento de la gasolina. Al día de hoy, sólo falta el aumento general de los servicios (agua, luz, aseo) y el de la gasolina, y debemos señalar que el aseo domiciliario ya ha sido aumentado en algunas ciudades por sus respectivas alcaldías. La segunda parte de ese paquete se dio a conocer con el anuncio de la devaluación del Bolívar a dos bandas oficiales: 2,60 y 4,30 más una tercera que pretende bajar el dólar a 5,00 Bs, cuando actualmente se encuentra a 6,05.
Además se deja correr que se está estudiando el aumento de servicios como el del agua y la electricidad bajo la excusa de empujar al ahorro en su consumo, cuando lo cierto es que tan sólo se necesita continuar tapando los huecos surgidos en las arcas del Estado, las que siguen deficitarias a raíz de la crisis capitalista internacional que hizo caer los precios petroleros y por el hueco negro que ha significado mantener una política económica dentro de los marcos de "un Estado burgués, burocrático, con una voracidad creciente e insaciable por recursos económicos".
El año pasado nos permitió visualizar por segunda vez -y sin ninguna distorsión—la posición del gobierno frente a una situación de definición frente al capitalismo. Esta vez se pudo ver durante la crisis bancaria de noviembre de 2009, cuando el gobierno mostró su determinación de defender el sistema capitalista en su conjunto -y del capital financiero en particular. Apenas iniciada la crisis -en la cual estaban vinculados banqueros boliburgueses, altos miembros del gobierno y banqueros de la vieja burguesía— el gobierno usó todos los recursos en sus manos para salvar a la gran banca nacional y multinacional, comprometiendo 40 millones de Bolívares fuertes del Estado en el procedimiento. La incautación de bienes no cubre ni una parte sustancial de los dineros invertidos. El gobierno sólo aprovechó el momento para propagandizarse como mejor guardián de los intereses del capitalismo, disfrazándolos como los intereses de los ahorristas, señalando fuertemente una comparación con lo sucedido durante la crisis financiera de los ’90, en vez de crear un área económica financiera bajo control obrero y social, que hubiese significado un golpe noble al capitalismo, representado por el capital especulativo, y un paso importantísimo hacia la
democratización de la gestión económica del país.
Pero el gobierno no sólo ha profundizado su giro hacia la derecha con en clara defensa del capitalismo en lo económico, sino que frente a la radicalización social se ha plantado ante la clase obrera y el pueblo con actitudes autoritarias y antisindicales, como por ejemplo en el caso de la discusión del contrato colectivo del Metro de Caracas, o el de los profesores de educación media, empleados públicos, Mitsubishi y petroleros. En estos casos, el Ejecutivo ha aplicado tácticas dilatorias y argucias legales en la discusión de los contratos colectivos apoyándose en algunos casos en otros poderes del Estado como el CNE a través de la figura de mora electoral, figura que ha impedido la discusión de un gran número de contratos en los que el Estado es el patrón. También actuó con amenazas a la clase obrera y dando apoyo a sus ministros, como pasó con los trabajadores de Guayana, a quienes amenazó con la policía política y dio un apoyo abierto a su ministro Rodolfo Sanz, el cual tiene un alto rechazo en la zona. También fueron represivas -con un claro rasgo policial- militar—sus acciones en los casos de CVG, Ferrominera, Molvenca, Supermercados Éxito, mineros en el estado Bolívar y el más emblemático de Mitsubishi, donde incluso la clase obrera pagó con la sangre de dos trabajadores su rebelión contra la multinacional. Hubo represión a los pueblos originarios en el cuerpo de los Yucpas; represión de movilizaciones populares en el estado de Mérida. Mención aparte merece la criminalización sistemática de la protesta obrera y social, la que mantiene en la cárcel o en juicios a unos 130 trabajadores y dos caciques indígenas, cuyo objetivo es intimidar y desarticular al pueblo que se moviliza por sus derechos.
Aparte de esta intensificación de la criminalización de la protesta obrera y popular, otros tres hechos resaltan este año en relación a los trabajadores y el tratamiento que les da el gobierno. El primero es la actitud antiobrera y propatronal del gobierno frente al conflicto de los trabajadores de Mitsubishi, en la que levantamiento de la huelga ocurrió bajo amenaza y con el despido de los once dirigentes clasistas para debilitar a los trabajadores y su lucha. En segundo lugar, en la posición abierta de la empresa PDVSA y del gobierno en las elecciones de la FUTPV, con el fin de imponer una junta directiva para poder firmar un convenio colectivo a la medida de los planes de reducción de los costos laborales. En tercer lugar, el cuasi cierre técnico de las empresas Sidor, Alcasa y Venalum, que afecta los ingresos salariales de los trabajadores pero deja intactos los de la gerencia de estas empresas. Lo mismo ocurre en la CVG y el Miban.
El gobierno de Chávez, que tiene como objetivos domesticar tanto al capital como a los trabajadores -esto último mediante las políticas antiobreras anteriormente señaladas— dicta medidas de expropiación como la compra de la cadena comercializadora franco-colombiana Éxito, que es publicitada como parte de la lucha contra la especulación y el castigo a la violación de los derechos de los trabajadores. Otras acciones de este tipo son la expropiación de empresas en Guayana; del Café, de Sardinas, etc. y el llamado a desarrollar las APC para combatir la especulación.
Con este tipo de medidas busca mantener aún su liderazgo sobre la globalidad de los trabajadores, incluso da alimento a sectores de la oposición burguesa por mantener su crítica a la política del gobierno.
Aparte de mantener el beneficio del decreto de inamovilidad por segundo año consecutivo, el gobierno mantiene una política salarial de corte neoliberal y empuja el promedio salarial a la baja, aumentando sólo el salario mínimo (10 + 15%), lo que se hace por debajo del índice inflacionario en momentos en que los beneficios de las Misiones se han reducido y en que los entes públicos están recortando el empleo precario sin aumentar el fijo -lo que ha impedido ocultar la realidad de un aumento del desempleo de 7,5 a 8%.
La burguesía
La actitud de la oposición burguesa fue durante el año pasado cada vez menos beligerante contra el gobierno. Las críticas contra algunas medidas del gobierno no pasan de observaciones y esto no se debe solamente a la incapacidad de movilizar su base social sino porque, por un lado, la crisis del capitalismo le ha restado fuerza a su planteamiento económico y, por el otro, a que el gobierno ha ido suavizando su discurso "socialista" y ha ido asumiendo medidas cada vez más claramente capitalistas (como el paquete anticrisis de febrero de 2009, la intervención bancaria de noviembre pasado y la devaluación de la moneda en enero de 2010).
Un primer y fuerte síntoma de la postura de la burguesía en su conjunto frente al gobierno fue dado por Fedecámaras y la Asociación Bancaria, las cuales declararon de manera pública —y hasta enfrentando de hecho a algunos dirigentes de la oposición política—su respaldo a la manera en que el gobierno "solucionó" la crisis bancaria con la intervención de ocho entidades financieras con la utilización de recursos del Estado -producto de la explotación a la clase obrera—para evitar una extensión de la crisis a los grandes bancos.
Aunque no corresponde a hechos acontecidos en 2009, por su importancia y repercusiones para el año 2010 tenemos que mencionar la devaluación del Bolívar en el llamado "viernes rojo" del gobierno, que es una macrodevaluación que va desde el 21% para el dólar de 2,60, hasta el 100% para el dólar petrolero de 4,30; con un promedio de un 61%. Esta devaluación muestra cómo el gobierno se decide por una medida económica que afecta de manera drástica la capacidad de adquisición de todos los trabajadores manuales e intelectuales de la ciudad y el campo, la cual incluso golpea a los pequeños propietarios de la ciudad y del campo así como a la pequeña burguesía de profesionales asalariados. La forma en que la devaluación afecta a la población se ha podido puede sentir desde los primeros días y se profundizará en las próximas semanas y meses, cuando el gobierno no pueda seguir culpando a la remarcación de los precios como la responsable de la creciente inflación. Como punto de referencia histórico para entender la dinámica a futuro de esta medida, tenemos la espiral inflacionaria que se desató bajo el gobierno de Lusinchi y el incremento de la corrupción (enriquecimiento de sectores de la burocracia en conjunto y de sectores burgueses afines al gobierno, a través de mecanismos no 'ortodoxos' de apropiación de la plusvalía generada por la clase obrera) cuando se estableció la doble banda de 7,50 y de 14,50 Bs el dólar junto con el famoso Recadi. La devaluación a dos (tres) bandas va a empujar los precios hacia la banda del valor del dólar más alto. Es la dinámica del capital; en Venezuela ya hemos vivido esa experiencia.
Uno de los planteos que el gobierno señala -para diferenciarse de las devaluaciones hechas por los gobiernos adecos y copeyanos— es que se ha establecido un fondo para ayudar a los empresarios a mejorar su capacidad de producción para el mercado interno y para la exportación. Mayor claridad sobre la posición de clase del gobierno es imposible: le saca al pueblo trabajador parte de su salario -alcanzado en duras discusiones de las contrataciones colectivas o en los aumentos por decreto—mediante la devaluación y, por otro lado, anuncia que parte de ese dinero se lo va a regalar a los empresarios para que éstos aumenten sus ganancias al hacer que la clase obrera produzca más por menos salarios.
En esta oportunidad ya no fue sólo la burguesía "roja rojita" la que salió a apoyar al gobierno, como ocurrió en la crisis bancaria sino que, además de Fedecámaras (que dio su apoyo sin ninguna observación de fondo y sí pidiendo que se continuase en el mismo camino con otras medidas), el demonizado Fondo Monetario Internacional entró en escena declarando su apoyo a la medida. Esto también fue hecho por las agencias de riesgo internacional, que han elevado la calidad de la deuda gubernamental como muestra de la alegría que ha causado en los capitales internacionales la medida devaluacionista. Chávez logró unificar a toda la burguesía nacional e internacional, o por lo menos a los sectores fundamentales de ésta en torno a su política.
Estas declaraciones de Fedecámaras y de otros organismos empresariales nacionales e imperialistas tienen otro efecto: dejan un poco descolgada a la oposición, la que no tiene ya un piso firme para denunciar al gobierno como contrario a los intereses del capital —cosa que, de consolidarse este nuevo cuadro, le restaría gran fuerza a la oposición política al gobierno.
En el seno del pueblo, la reacción ha sido de total contrariedad. Todos los explotados y oprimidos saben por experiencia que la devaluación de la moneda significa una deterioro en su capacidad de compra. Hasta ahora, la clase obrera y sectores populares no han dado una respuesta de rechazo a la devaluación -a excepción de sectores sindicales como C-Cura y, a nivel político, la USI y Opción Obrera.
Los trabajadores y sus luchas
El importante aumento de las luchas obreras y populares se ve reflejado en el informe anual de Provea. Las mismas aumentaron un 40% con respecto al año pasado. No vivimos una lucha de las dimensiones de Sidor, que marcó el año 2008, pero sí conflictos importantes como los de la Mitsubishi, Ferrominera, trabajadores del aluminio en Guayana (Carbonorca, Bauxilum, Venalum Y Alcasa; obreros y estudiantes de la ULA; trabajadores de una decena de empresas en la zona Chivacoa-Nirgua del estado Yaracuy; trabajadores eléctricos a nivel nacional, del Metro de Caracas, petroleros, mineros del estado Bolívar y transportistas de las empresas básicas; un tímido despertar de la lucha estudiantil en la escuela de Sociología de la UCV; universitarios en Guayana; obreros de Remavenca Cumaná, Iosa e Inferca en Barquisimeto; trabajadores de las clínicas populares; trabajadores informales en Catia y El Cementerio en Caracas. En el estado de Mérida, el jueves 1° de octubre del año pasado, los habitantes de El Ejido, El Vigía y de la propia capital de Mérida realizaron un cacerolazo y cornetazo masivo como protesta por los constantes apagones que se vienen suscitando en este estado. También los de trabajadores de las gobernaciones de los estados de Bolívar y de Aragua, así como los de la Alcaldía Metropolitana han realizado protestas. También las minorías étnicas han iniciado un proceso de respuestas ante los incumplimientos del gobierno en la demarcación de tierras, como los Yukpas en la Goajira.
Hasta aquí, una muestra de algunas de las centenares de luchas desarrolladas a lo largo y ancho del país llevadas a cabo por diferentes grupos de explotados y oprimidos del país, tanto del sector público como del privado, en los que la clase obrera fue la más dinámica, convirtiéndose así en un factor determinante que la afianza como vanguardia del proceso social revolucionario que se vive en nuestro país desde hace más de una década y que, luego de años de reorganización de sus organizaciones sindicales, profundiza su proceso de concientización con luchas cada vez más fuertes. Una característica importante es que, a pesar del peso de Chávez en el conjunto del movimiento de trabajadores, se está entrando en una etapa de enfrentamientos cada vez más abiertos con el patrón gobierno. En esta confrontación, resulta importante que el aumento del descontento y de las luchas no ha llevado a un crecimiento de la influencia de las direcciones de la oposición burguesa al gobierno de Chávez.
El PSUV
De las organizaciones políticas, la más significativa es sin duda el PSUV El aparato organizativo montado desde el gobierno en sustitución de MVR no ha resultado mejor que su antecesor. En su interior predominan los grupos nacionales y regionales no programáticos, vinculados a uno u otro dirigente nacional y regional, que se mueven por sus intereses particulares. El Congreso Ideológico mostró este carácter burocrático, aunque militantes con total o cierto grado de autonomía de estos agrupamientos internos lograron salir electos, pero teniendo menos peso que en el Congreso Fundacional. A la hora de la toma de decisiones sobre el programa del partido, así como pasó cuando fue la elección de las autoridades nacionales, el propio Chávez — su entorno—es el que decide.
En el llamado I Congreso Ideológico desarrollado en 2009, la disputa por las delegaciones fue todo un concierto afinado de las diversas corrientes burocráticas que se han venido incubando de manera rápida al interior del partido. En esta oportunidad, el peso de las direcciones se hizo sentir con mucha más fuerza que en el Congreso Fundacional. Los listados de votantes fueron filtrados por una Comisión nombrada a dedo, que al final fue la que decidió desde arriba según criterios antidemocráticos. El debate sobre el carácter del partido fue decidido de hecho por el propio Chávez en su discurso de apertura, en el que dejó sentado el carácter policlasista de éste.
Todas estas situaciones están generando un movimiento inicial de distanciamiento o ruptura por la izquierda de militantes, quienes plantean, en el mejor de los casos, la apertura de la discusión de la construcción de espacios organizativos al margen del PSU.
La "crisis" del PSUV, que está en sus comienzos, se desarrolla en paralelo y sintonía con la crisis económica y social del país, también la desmistificación del liderazgo de Chávez corre a la par. Lo más significativo se refleja en el desgranamiento de los militantes más comprometidos con la lucha social deseosos de una real alternativa anticapitalista, no burocrática, más que en la conformación de una corriente programática en su interior. No estamos afirmando que estamos en presencia de una desbandada de la militancia y el acabose del partido como aparato burocrático clientelar y electoral, sino que se trata del inicio de una dinámica que ha de continuar en los próximos meses y que tienen la posibilidad de acelerarse en la medida en que las masas entren en combate contra los efectos de la crisis capitalista y las medidas del gobierno. En la medida en que el gobierno golpee más el poder adquisitivo de los salarios, que golpee los empleos y asuma posiciones cada vez más represivas y antidemocráticas, que muestre sus contradicciones entre el discurso antiimperialista y su política real — en la medida en que las organizaciones revolucionarias nos postulemos como dirección política concreta de esas luchas—se hará factible la conformación de importantes corrientes de izquierda al interior del PSUV y, sobre todo, de polos revolucionarios al exterior del mismo, y que ambas tendencias corran paralelas por un período hacia la posible conformación de una dirección política revolucionaria de masas de carácter marxista. La segunda tendencia empieza a manifestarse con fuerza en sectores como los petroleros, donde el 30% de los trabajadores votaron por una corriente que el propio gobierno ha catalogado como antichavista y contrarrevolucionaria -y esto que sólo estamos al comienzo de la crisis.
Una cosa hay que tener clara: que la militancia del PSUV y los chavistas en general están profundizando la búsqueda de salidas a la crisis y no están dispuestos a sacrificarse en la hoguera de un bolivarianismo abstracto, todavía más burocrático y al servicio del capital. Esto lo vemos no sólo en el resultado de las elecciones petroleras, sino en Guayana, en Aragua, en el oriente, en Yaracuy, lugares donde las luchas se multiplican presentando cada vez menos atención a los discursos que las identifican con los "escuálidos". Las luchas se multiplican generando direcciones sindicales y políticas que, si bien no se declaran antigobierno, tampoco se apegan a los dictados de éste. También al exterior del PSUV, militantes y agrupaciones están desarrollando una dinámica de acercamientos que puede generar núcleos de dirección revolucionaria, hacia los cuales hay que tender puentes de fraternidad política.
Plantearse una política de frente único es vital en esta etapa, teniendo en cuenta que si bien las masas no se amarran al gobierno y que van en una dinámica de mayores enfrentamientos con éste, apenas están dando los primeros pasos, sobre todo a nivel sindical —ej.- vindicativo en general—por lo que el método tiene que ser más el llamado a la unidad en la lucha, al pedido fraternal a todas las organizaciones y dirigentes asuman el papel de defensa de los derechos y reivindicaciones obreras y populares, para mantener una posición de clara independencia política de clase cada vez que el gobierno se aleje más de sus propias propuestas políticas y sociales nacionalistas, antiimperialistas y defienda políticas capitalistas. Trotsky lo esboza muy bien en "La lucha contra el Fascismo en Alemania" y más concretamente en "Carta a un obrero socialdemócrata", que forma parte de tan extraordinaria obra educativa.
Las organizaciones políticas y reivindicativas de la clase
El aumento en la lucha social se debió fundamentalmente a la presión de las propias masas en respuesta ante problemas reivindicativos y como respuesta a las amenazas del gobierno. Petroleros, empresas básicas de Guayana, trabajadores eléctricos son un ejemplo de esto. También se dieron como respuesta al accionar de los empresarios que se negaron a responder positivamente a exigencias contractuales o reivindicativas de la clase: los trabajadores de la zona de Nirgua en Yaracuy, Mitsubishi, Remavenca, Cumaná, etc.
Las direcciones sindicales agrupadas en la UNT o en la UST se caracterizaron, en general, por ser incapaces de articular campañas de solidaridad con los diferentes conflictos, de contribuir a fortalecer aquéllos donde la clase se vio forzada a salir al combate, asumiendo cuando mucho un accionar de solidaridad propagandística y hasta en este campo muy débil. Ante los conflictos más importantes, corrientes como Marea Socialista, la FSBT, CTR, el PCV mantuvieron en diferentes grados una actitud casi contemplativa, sino fue la de colocarse al lado del patrón gobierno.
Al final de año, y como una consecuencia de la división existente en las filas de la UNT, un sector de ésta convocó un Congreso que tuvo más las características de un encuentro, donde aparte de marginar de la convocatoria a una corriente tan importante como C-Cura a pesar de los graves problemas que gravitaban sobre la clase y del accionar del gobierno que mostraban el giro a la derecha y antiobrero, los participantes no fueron capaces de sacar ni una declaración desde el punto de vista de clase sobre el método capitalista de salvación de la Banca o ante el despido de los dirigentes de la Mitsubishi.
Lo más importante que lograron los dirigentes de Marea Socialista, CTR, PCV y otros que se reunieron fue convocar para principios del año 2010 una reunión para discutir la convocatoria de un nuevo Congreso donde se elegirían las autoridades de la UNT, la cual resultó en una competencia entre ellos sin que se sepa a qué conclusiones llegaron.
Perspectivas económicas y sociales
La crisis económica del capitalismo internacional ha entrado en una etapa de recuperación parcial e inestable en algunos países, que han salido de la recesión sin que ello signifique que la penuria para las masas haya terminado, siendo el aumento del desempleo la principal causa de dichas penurias, junto con la desvalorización salarial.
Producto de las billonarias sumas en dólares que gobiernos de los Estados Unidos, Europa, Japón, China y otros han usado para salvar al sistema bancario internacional, dinero que está siendo usado para continuar con la especulación financiera, las bolsas de valores han logrado una recuperación de la economía especulativa, pero que muestra sus debilidades como ocurrió con la amenaza de cesación de pago de su deuda de Dubai. La economía real, a excepción de China, no muestra signos importantes de recuperación.
Los capitalistas han recomenzado su loca carrera especulativa en las bolsas de valores, que se refleja en el aumento de los precios de algunas materias primas como el petróleo, nuestro principal producto de exportación, sin que ello permita prever que la producción y los precios lleguen a los niveles que adquirieron en el año 2008 —más cuando se hacen presentes las sombras de la explosión de una nueva crisis.
La crisis recesiva en la que se vio sumida la economía nacional en el año 2009, con un decrecimiento global del 2,8%, un crecimiento del desempleo al 8% y una inflación del 25% -todo según cifras del Banco Central de Venezuela que son poco creíbles es prácticamente imposible se revertir para el año 2010. Todo nos indica que la crisis se va seguir reflejando durante el año 2010 con signo de recesión con inflación y una merma considerable del poder adquisitivo de los salarios, así como con el aumento del desempleo.
El mismo gobierno, más allá de los discursos optimistas de la fortaleza de la economía y de poder seguir "bajando" la inflación, se ha visto obligado a devaluar la moneda manejando el criterio de dos bandas, una a 2,60 y una segunda a 4,50; pero admitiendo -lo que hasta ahora no quería hacer—la existencia del dólar permuta o tercera banda, el cual mantiene un valor de entre 5,80 y 6,05 Bs.F a pesar de la venta de bonos de la deuda pública. Se calcula que para bajar de manera sensible este valor a 5 Bs.F que se ha planteado como meta, el gobierno deberá quemar unos 50 millones de dólares diarios, lo que es una verdadera sangría para las finanzas del Estado. Bajo estas condiciones, Alí Rodríguez Araque ha tenido que admitir que la devaluación va a incidir en unos 5 puntos en la inflación del año 2010.
Que el gobierno mantenga su estimación de una inflación por debajo del 27% para el año 2010 no nos debe extrañar. Durante meses en el año 2008 sostuvo que nuestra economía estaba blindada ante la crisis del capitalismo internacional. Durante años sostuvo que no iba a devaluar el Bolívar. Tan sólo el año pasado gastó miles de millones de dólares tratando de bajar el precio del dólar paralelo, del cual decía que no existía y que quien anunciase su valor, sencillamente podía ser penado por la ley. Ahora es el propio gobierno quien por radio y televisión anuncia su existencia y el combate que va a librar para bajar su cotización a por lo menos 5 Bs.F.
Los anuncios del gobierno de que se va a convertir en importador distribuidor y comercializador de ciertos productos de línea blanca y de automóviles, los que va a vender a la tercera parte del precio al cual se expenden actualmente, de lograrse tan sólo va a sembrar nuevas distorsiones en el mercado capitalista que se pueden reflejar en una mayor desinversión por parte de empresarios privados en las áreas donde el Estado le compita.
La incidencia de esta competencia, dependiendo de la magnitud, puede ayudar a crear un índice inflacionario "aceptable" para el gobierno, pero que no impedirá la pauperización de nuevas capas de la población que no van a acceder a esos bienes comercializados por el gobierno, pero que sí ayudará al mercado "normal", donde los precios seguirán su rumbo ascendente, aparte de que por la manera burocrática en que se pretende hacer funcionar el mecanismo comercializador muy pronto veremos aparecer nuevos focos de corrupción que distorsionarán todo lo positivo que llevan las intenciones comercializadoras, y donde el anuncio de la "nacionalización" de la cadena de hipermercados Exito y el Sambil de Caracas pareciera formar parte del mecanismo pensado por el gobierno para vender los productos que haya decidido comercializar, lo que fortalecerá el clima de desconfianza existente en sectores burgueses.
El gobierno ha anunciado que la devaluación puesta en marcha va a terminar con los dólares baratos para los "especuladores" (léase empresarios y burócratas metidos a los negocios), para lo cual desde ya pronosticamos su fracaso, pues la sola existencia de dos bandas para el precio del dólar va a generar que una franja de empresarios bien ubicados con el gobierno van a conseguir esos dólares de 2,60 y venderán los productos al precio de dólar 4,30 -eso si no se le presenta la oportunidad de hacerlo al precio del dólar permuta que es bastante más alto, pero partiendo, hacia arriba, de los precios actuales. Las primeras ventas de bonos en dólares que se compran en bolívares por parte del BCV, por un monto de 140 millones de dólares, levantó la crítica de que prácticamente los mismos se colocaron a dedo, es decir a los grupos económicos (bancos e inversionistas financieros) más cercanos al gobierno.
Por otro lado, los "beneficios" que el gobierno espera de la devaluación, como es una baja de la inflación mediante la baja del precio del dólar permuta, obvia el hecho de que los empresarios ya han mostrado sus garras remarcando los precios o, sencillamente, colocando nuevos precios a la mercancía que entra nueva a la empresa. Así vemos que productos agrícolas como las semillas caraotas, eléctricos, de construcción (cemento y cabilla) han aumentado entre un 20 y un 100%.
Los anuncios de los beneficios que sobre la competitividad de los productos hechos en Venezuela tendrá la devaluación practicada no contempla que los trabajadores, al sentir los golpes de una inflación creciente de manera violenta, responderán con exigencias de aumentos de salarios que, de alcanzarse, anularán buena parte de los objetivos que el gobierno buscó con la devaluación, esto aparte de que, por un lado, se ahorran costos de producción y se obtienen más bolívares por dólar petrolero, pero por otro tendrá que sacar más por los bienes que se van a importar.
Pero ocurre que la búsqueda de reactivar la economía al punto de poder competir con los productos importados es realmente una ilusión en cuanto a la generalidad de los productos, entre otras razones porque en Venezuela los costos para los empresarios no están determinados sólo por los salarios, sino también por productos importados y, por otro lado, reactivar las miles de empresas que han sido cerradas no es un problema de unos pocos meses y de simples deseos. Además, en Venezuela no existe el parque industrial requerido para sustituir un volumen importante de importaciones, digamos siquiera en un 50%.
El que el gobierno vaya a manejar una mayor cantidad de bolívares producto de la devaluación, no significa que tenga igual o mayor capacidad para resolver los problemas de la población que durante el año 2008. El gobierno tendrá un menor margen de maniobra para satisfacer las demandas obreras y populares porque el presupuesto real, seguirá siendo menor que el del año 2009. Chávez verá cómo las Misiones continuarán deteriorándose, empujando con fuerza el desarrollo del descontento y hasta de movilizaciones en este sector, aparte de problemas en los servicios que generan descontento en el conjunto de la población.
Si ya la situación social se venía calentando ante los problemas irresueltos por la desmejora de beneficios sociales como las Misiones, por la violación de las contrataciones colectivas y por las aspiraciones de mejoría de las condiciones de vida y trabajo, se puede predecir que el aceleramiento de la inflación y el aumento del desempleo formal, producto de la devaluación y extensión de la recesión económica, van a servir de acicate para el descontento y la protesta obrera y popular, incluso a pesar de las campañas distraccionistas que implemente el gobierno sobre las amenazas de la contrarrevolución o de los infiltrados y del propio proceso electoral, en el cual desde hace unas semanas el propio Chávez anda en campaña hacia la nueva victoria que necesita obtener. Mención aparte para la problemática social que se va a agudizar en el presente año, que tiene que ver con el servicio eléctrico y del agua, que por problemas de falta de planificación e inversiones adecuadas se han deteriorado al punto de que los apagones y racionamientos se están convirtiendo en una cosa de rutina, lo que ha provocado protestas en varias ciudades del país, problemática que tiende a agravarse y cuya permanencia tiende a traspasar el presente 2010.
Dentro de este contexto, las propuestas reivindicativas del movimiento obrero y del movimiento popular seguirán tomando fuerza como elemento de demanda central de los mismos, sobre todo las de carácter salarial, a las que se le sumarán los reclamos por eficientes servicios de agua y luz. La defensa de las conquistas sociales será otro elemento que incentivará nuevas luchas, en las que los militantes revolucionarios tenemos que aportar nuestra presencia política para acrecentar nuestra influencia en desmedro de los sectores de la derecha burguesa o de los burócratas que le hacen el juego. Las luchas por la autonomía e independencia del movimiento sindical seguirán siendo una tarea principalísima del movimiento obrero clasista y revolucionario, por lo que estará a la orden del día puesto que el gobierno, ante su búsqueda de una alianza con sectores burgueses nacionales y multinacionales, tendrá que profundizar su búsqueda de contener al movimiento obrero, de desviar y desorganizar sus luchas y para lograrlo poner a las organizaciones sindicales a su servicio. De igual manera, se hará cada vez más evidente la necesidad de desarrollar luchas unitarias en defensa del derecho a huelga y contra la criminalización de la protesta obrera y popular, tareas todas estas que se combinarán en el espacio y tiempo, y donde los sectores marxistas revolucionarios tendremos la oportunidad de probar nuestros programas y métodos para contribuir al fortalecimiento de las filas proletarias y la conducción de dichas luchas por la senda de la revolución socialista.
En el presente año con el aumento de las luchas, la debilidad de la organización sindical deberá ser enfrentada con el desarrollo de una política de solidaridad activa que permita fortalecer y extender el campo de lucha y evitar así el aislamiento y asfixia de las mismas. Una política de solidaridad, desarrollada con una concepción también organizativa de la clase y la vanguardia revolucionaria, se puede convertir en un poderoso instrumento para la conquista de victorias y el crecimiento o fortalecimiento de una corriente político sindical revolucionaria de real implante nacional.
Guayana
Pero los problemas sociales para el gobierno no comienzan ni terminan con problemas de la inflación y el estancamiento económico. Uno de los problemas más agudos que ha de vivirse está en pleno desarrollo en Guayana. Aparte de los serios problemas que se venían viviendo en la zona con el deterioro de la capacidad productiva de empresas emblemáticas como Sidor, Alcasa, Venalum, Ferro- minera Carbonorca, más otras como Matesi, han entrado en una nueva etapa de su crisis al entrar en los planes gubernamentales de reducción de la producción para ahorrar unos 300 millones de gigavatios.
Alrededor de las empresas de la CVG se mueve la gran mayoría de las empresas de Guayana y su parálisis casi total las va a afectar, ya sea por la vía de la falta de materias primas o por la vía de verse obligadas a importar, además el problema de costos y de tiempos de entrega. No son sólo los trabajadores de Sidor, Alcasa y Venalum los que ven en peligro sus puestos de trabajo más allá de las promesas del gobierno, sino toda la clase obrera industrial de Guayana.
La reducción de la producción de Sidor, Alcasa y Venalum con el apagado de hornos y el cierre de celdas, incluso pasado el problema de la reducción del consumo de electricidad, no finaliza el problema que crea esta situación para los planes de producción nacional y de reactivación económica previstos por el gobierno, pues la reactivación de estas empresas lleva meses y un alto costo en bolívares que va a afectar todos los planes previstos.
Pero para el proletariado de Guayana, el problema va más allá de la reducción de los salarios y la inestabilidad en el trabajo. Como ya expresamos en una entrevista a los camaradas de la ISO a finales del año pasado, el gobierno ya se venía preparando para reducir los beneficios contractuales en empresas como Sidor, a la que ahora se añaden Alcasa y Venalum, bajo la excusa de la crisis y del sacrificio que ha hecho el gobierno para no despedir a miles de trabajadores. Es decir, el problema es el del desarrollo de todo un plan global para disminuir las conquistas contractuales alcanzadas por el conjunto de los obreros de las empresas básicas y de Edelca, todo lo cual pasa por domesticar al conjunto del movimiento sindical.
Aparte del plan inicial expresado en el "Plan Guayana", con el desarrollo colateral de las milicias y los batallones del PSUV como elementos de distorsión y amedrentamiento, el gobierno ya debe haber armado las nuevas ideas para cumplir el plan que anunció cuando el propio presidente Chávez, desde Guayana, dejó que los responsables de la crisis de las empresas básicas eran los trabajadores por los privilegios que gozaban con los contratos colectivos y que era necesario acabar con los mismos. El gobierno que acaba de arrancarle a los trabajadores del Metro, eléctricos y ahora a los petroleros importantes conquistas bajando con ello los costos de producción, no desaprovechará la oportunidad para alcanzar un nuevo logro sino una victoria clara.
La situación de Guayana en particular requiere que los sectores revolucionarios intensifiquemos nuestros esfuerzos por propagandizar un programa anticrisis para toda la zona, que defienda los intereses del proletariado, que es el de mayor concentración y el de mayor combatividad de los últimos dos años de nuestro país.
—Se trata de levantar propuestas que se eliminen los privilegios de la burocracia de la CVG y el Miban.
—Que las mesas de trabajo que se han constituido, se transformen en verdaderos comités que desarrollen el control obrero de todos los planes de contingencia que haya que aplicar hasta la plena normalización de las empresas. Hoy es más que evidente que el único sector que ha sido sacrificado es el de los trabajadores y es a los trabajadores a quienes se les está pidiendo que aporten sus conocimientos para sacar las empresas en mejores condiciones de cómo estaban cuando estalló la crisis energética. El desarrollo del control obrero tiene que pasar porque estos determinen el monto a pagar por sueldos y salarios de toda la gerencia de la CVG y el Miban, para empezar.
—Es necesario que las mesas o comités de trabajadores entiendan que el verdadero control obrero no una cogestión de características de "calidad total" que sólo sirve para aumentar la explotación de la mano de obra asalariada -sólo podrá ser posible si se arranca en lucha contra la misma burocracia de la CVG y el Miban.
—Para poder desarrollar un plan de recuperación de la empresa de Guayana que sirva a la clase trabajadora y a un proceso revolucionario socialista es necesario que esas mesas o comités de trabajadores se constituyan en un solo comité o mesa de trabajadores de todas las empresas básicas que coordine todos los planes que los trabajadores aprueben.
—Pero el problema de Sidor, Venalum y Alcasa no es sólo de estas empresas, sino de todos los trabajadores de Guayana. Es necesario que se impulsen comités obreros en todas las empresas que discutan un plan para desarrollar de manera urgente el control obrero a todos los niveles en todas las empresas. Estos comités, al igual que los de las empresas básicas, funcionarán en cada departamento de las empresas y se coordinarán mediante direcciones compuestas por delegados elegidos democráticamente y revocables en el momento en que las bases que los eligieron así lo decidan. En esta coordinación, estudiarán la situación y se elaborarán los planes de contingencia necesarios para que la crisis no sea recargada sobre los hombros de ningún sector de los trabajadores.
Guayana será centro de las próximas y más importantes batallas por la independencia y autonomía de la clase obrera y sus organizaciones, pero además en defensa de las condiciones de trabajo, niveles salariales y otras reivindicaciones contractuales de nuestro país. Las batallas que se han de librar serán duras y en ellas las corrientes clasistas y combativas se batirán contra las corrientes burguesas y pequeñoburguesas de carácter reformista que, arropadas con un lenguaje patriotero bolivariano o marxistoide, tratarán de maniatar a la clase para que la patronal golpee lo más duro que pueda, tal y como lo hizo con los trabajadores petroleros, electricistas y otros.
Hoy, en otras condiciones, la clase tiene que desarrollar su capacidad de combate clasista y revolucionario, capaz de enfrentar y derrotar cualquier política que pretenda desmejorar sus condiciones de trabajo y salariales. En esta oportunidad, el reto de la clase es mucho mayor que cuando los sidoristas derrotaron a Techint, entre otras cosas porque los elementos de la crisis económica pesan en la conciencia y crean un ambiente menos favorable que en aquella oportunidad, pero su superación no es imposible y ello depende de la constitución de una dirección sindical clasista y revolucionaria. La clase tendrá que hacer gigantescos esfuerzos para vencer y seguir avanzando, ya no sólo por sus intereses reivindicativos, sino para derrotar un plan anticrisis concreto que se les está aplicando y a sus ejecutores, como es la burocracia de la CVG, Miban y los sindicaleros que le hacen el juego.
Los sectores revolucionarios y los marxistas en particular tenemos entonces una tarea en esta oportunidad, donde las batallas pueden tener una envergadura mayor y a escala nacional que cuando ocurrió lo de Techint. El reto está planteado. Es en todas estas batallas que se anuncian, donde se forjará la dirección política revolucionaria de los trabajadores y el pueblo. Tenemos con qué cumplir y vamos a hacerlo camaradas.
Desde la CSR —El Topo Obrero tenemos claro que tenemos un deber que cumplir, tareas que ejecutar para contribuir a la victoria de la clase tal y como hicimos durante la discusión del último contrato colectivo de Sidor al impulsar el comité de conflicto. Desarrollar un Frente Unico de Organizaciones Clasistas y Revolucionarias es un paso adelante a favor de la clase. El reto está planteado y hay que asumirlo.
Perspectivas generales
Sin discusión, los próximos meses serán escenario del crecimiento del descontento y de la multiplicación de las luchas en las filas del movimiento obrero y popular. Este descontento se verá alimentado por la creciente inflación y la desmejora de los niveles de vida, de trabajo y de estudio; por los problemas irresueltos en las comunidades, por la violación de derechos democráticos y la criminalización de la protesta social, por las posturas del gobierno en defensa cada vez más clara del capitalismo, más allá del discurso socialista que desarrolle, y por los problemas de la crisis de los servicios públicos como el agua y la energía eléctrica.
Las oportunidades de fortalecer las tendencias clasistas, combativas y revolucionarias en el seno del movimiento obrero florecerán. Por primera vez en décadas, la oportunidad de fortalecer la construcción de una alternativa de dirección política marxista revolucionaria a nivel nacional es un hecho real. La misma se ha de expresar con más fuerza en algunos sectores como alternativa real de masas. A nivel nacional, esta posibilidad se ve limitada por el gran peso que tiene todavía el "chavismo", la experiencia política de las masas y nuestra propias debilidades político organizativas, por lo que a este nivel, la posibilidad es la de crear núcleos que se fortalezcan en lo organizativo y en lo político. Núcleos necesarios que se pongan a la cabeza de ese descontento y esas luchas crecientes. El proceso electoral que se ha de desarrollar es una buena oportunidad para participar con una política que traspase lo reivindicativo y que ponga en el escenario nacional, para la discusión de la vanguardia social revolucionaria -la que se identifica con el chavismo y la que no—que permita acrecentar las fuerzas de los revolucionarios, para a su vez multiplicar nuestras intervenciones en la lucha social.