En primer lugar, debemos caracterizar que se trata de una cooptación material y política por parte del Estado. Así debemos tomar la decisión de apropiarse de la banca, que es una conquista de la clase obrera en general y de nuestro partido en particular. Todos los candidatos del Partido Obrero asumimos los cargos legislativos con el compromiso de que la banca es una conquista colectiva y que su orientación e intervención la deciden los órganos partidarios. Nunca es un emprendimiento personal de quien resulta electo. En la misma línea se establecen los compromisos de que los recursos de las bancadas pertenecen al partido y que los legisladores cobramos el equivalente a la canasta familiar. Esta es una cuestión esencial de principios que Arturo Borelli ha abandonado.
Nuestra denuncia sobre la usurpación política consiste en dos aspectos. Por un lado, estamos frente a una apropiación de una conquista del Partido Obrero. Por el otro, una estafa al pueblo que votó al Partido Obrero, bajo un programa y una agenda que, al mejor estilo del carrerismo de los partidos tradicionales, Arturo Borrelli usurpa con la apropiación de esta conquista. La burguesía va a tratar de apoyarse en Borrelli en su rol de “arrepentido” para reforzar sus ataques y golpear al Partido Obrero: no negocian, son impotentes, no proponen, etc., todos planteos de los cuales Arturo Borelli se ha hecho portavoz. No podemos dejar de lado que este golpe lo intentarán montar en momentos en los que se procesa una intensa lucha docente, que comienza a abrir un camino para el conjunto de los trabajadores de la provincia, y donde el gobierno busca golpear a una perspectiva independiente de la clase trabajadora.
El abandono de los principios va más allá de la usurpación de la banca
En su texto, Arturo Borelli abandona:
a) el Programa de Transición, fundante de la IV Internacional -o sea, del internacionalismo proletario de nuestros tiempos. En su denuncia plantea que el límite es que abre un fuerte economicismo en el partido y de abandono de una estrategia política. Retoma una revisión de todo un sector de la izquierda, que niega este programa de consignas transitorias que permite elevar la conciencia de los trabajadores desde las reivindicaciones mínimas hacia los planteos de poder;
b) el desarrollo de la lucha de clases y la intervención del partido con consignas transitorias que ayuden a plantear la independencia política de la clase trabajadora y la lucha por la dictadura del proletariado es tachado de puro economicismo, que nos lleva a la rastra del nacionalismo burgués. A Borelli ya no le interesa el desarrollo de la clase obrera como sujeto de la revolución social. Caracteriza que la Argentina no es un país oprimido y semicolonial, de allí deduce que los revolucionarios no debemos darnos una política para que la clase obrera dispute el liderazgo de la nación a la burguesía, uniendo la lucha por la emancipación nacional a las tareas propias del socialismo. Esto lo hace, justamente, cuando lo que tenemos en frente es un fuerte tutelaje del FMI al régimen político. La cuestión decisiva del peso de la deuda externa y el carácter pro-imperialista e impotente de todas las facciones burguesas para defender la autonomía nacional plantea, más que nunca, la disputa de la clase obrera para convertirse en el caudillo nacional, superando al nacionalismo burgués;
c) la lucha de clases como la vía para la conquista del poder por la clase trabajadora es sustituida por la capacidad de la izquierda de formular un “programa integral” de salida para el desarrollo de la Argentina o para que la Argentina deje de ser un “perdedor histórico”, como dice su comunicado. Propone “un sistema crediticio viable” y una serie de recomendaciones para cuidar el ambiente. Sin expropiar al capital. En esta línea plantea contraponer un programa económico de los trabajadores al de los capitalistas. Las polémicas, históricas en el Concejo Deliberante y en su último texto, son profundamente ilustrativas en este punto. Si bien dice que “no abandona la causa de los trabajadores”, claramente ya no son el sujeto principal de su acción. Lo cambia por una acción ciudadana, mostrando que un plan de reformas es posible sin una transformación de fondo de un régimen que, como se ha mostrado largamente en la historia, es incapaz de establecer una salida a los problemas de la sociedad;
d) en esta línea ha inscripto su bloque con el nombre “Planifiquemos Salta”, una planificación que no es obrera, que no se propone revolucionar el orden social será, en el mejor de los casos, un enmascaramiento de que el capitalismo es pura anarquía, destrucción de fuerzas productivas, catástrofes sociales y, en definitiva, la barbarie. Un ejemplo es que el régimen es incapaz de desenvolver siquiera una planificación del tratamiento de la basura, como lo muestra nuestra larga batalla contra el Vertedero San Javier. La única vía posible es un gobierno de trabajadores, que coloque al tratamiento y recolección de la basura bajo control obrero;
e) Arturo Borelli coincide con la burguesía local en relación con el balance de nuestra bancada de nueve concejales. Entre otras cosas, afirma que no quisimos la presidencia en 2013. En las polémicas, llegó a plantear que era necesario un acuerdo lisa y llanamente con el romerismo. Es decir que, por el contrario de desenvolver toda una campaña política para conquistarla, lo que plantea y planteó es que deberíamos haber transado con algún ala de la burguesía para llegar a la presidencia.
Sus posiciones terminan por ser un planteo burgués. Por eso, entre otras razones, afirmamos que Arturo Borelli no sólo renuncia al Partido Obrero sino a la causa del socialismo.
Arturo Borelli “funcionario”
En el comunicado (del 14/3/19) dice que seguiría con la banca con una agenda mínima. Es decir, haciendo trámites parlamentarios para que se concrete la construcción del Jardín Botánico y alguna regulación para la localización del basural. Se excusa, al mismo tiempo, diciendo que él sabe que no siempre las leyes se cumplen, pero que va a hacer lo que pueda en su “gestión de la banca” usurpada. Esto es lo que Lenin definía como cretinismo parlamentario. Con el jardín botánico tuvimos una polémica abierta. Mientras planteábamos una gran campaña de cara a la población, que nos permitiera un reagrupamiento y organización de profesionales, de estudiantes y docentes en favor de la ley, el excompañero redujo nuestra acción a un lobby parlamentario de presión sobre los legisladores. Lo mismo se presentó para la reglamentación de la ley.
Sobre el tratamiento del debate con Arturo Borelli por parte de la dirección
Decimos en nuestro comunicado que la renuncia de Arturo Borelli fue intempestiva a un debate en el partido justo cuando está en pleno desarrollo el congreso partidario. Pero debemos agregar que el partido viene desenvolviendo una lucha política. Ahora él, de espaldas al partido, clausuró esa lucha política. Su comunicado reza “sus métodos de construcción no los comparto ni creo que pueda modificarlos”. Renunció siempre a dar una lucha política de cara al partido para revertir, si así correspondiere, la orientación que llevamos adelante. Es que nuestro partido viene de una larga tradición de lucha contra la tendencia social reformista y burguesa que representa Arturo Borelli.
Siendo esto justo, no termina de explicar que esta ruptura es el punto final de una larga serie de divergencias de Arturo Borelli con la orientación del partido, que motivó una lucha política al interior del Partido Obrero, cuyo desarrollo y tratamiento debemos balancear de manera crítica. De un modo general, hemos polemizado con sus posiciones de contenido democratizante, pero la polémica no ha sido sistemática ni rigurosa en nuestra regional.
En el congreso del año pasado, Borelli presentó un documento que fue al Boletín Interno Nacional, que no fue respondido, ni hemos abierto una polémica abierta con todos los militantes para que se expongan sus posiciones de mejor manera. A su vez, Arturo Borelli fue electo delegado congresal, pero no asistió a defender su posición. A mediados del año pasado presentó un documento a la dirección que terminó por retirar. En el documento rechazaba nuestra denuncia de la preventiva de CFK. Una revisión de una posición de principio pero, sobre todo, cediendo a una presión conservadora. Por otra parte, en su círculo se desenvolvieron polémicas también en relación con la situación en Brasil y Venezuela. Sobre Venezuela planteó el “Fuera Maduro”, que lo termina por colocar objetivamente a la par del golpe del imperialismo y no partiendo de la denuncia a ese golpe apoyado por el grupo Lima, con Macri a la cabeza. Para el Comité regional, en un debate de principios de marzo, ya estaba claro que las divergencias de Borelli eran estratégicas y que esta era la base su alejamiento de la actividad militante. Arturo Borelli propuso una transición en estos meses que le quedaban de mandato, que incluía que comenzara a trabajar tiempo parcial mientras mantenía una actividad limitada pero centralizada; aceptamos. Nos equivocamos de punta a punta, debimos haberle planteado la renuncia, porque ya estaban todos los elementos para hacerlo. Tomamos la dirección contraria para no producir una crisis, pero terminó por ser peor. Nosotros tenemos que elegir los mejores terrenos para ir hacia una delimitación política.
En un balance más extendido en el tiempo y riguroso, llegaríamos a la conclusión de que esta delimitación debió haber ocurrido mucho antes y hasta pone en cuestión que lo hayamos propuesto en 2015 como candidato a diputado. Lo que podemos entender como una adaptación de hecho, en la expectativa de que se podían resolver las divergencias en un terreno de lucha común. Ese escenario se terminó reduciendo a una acción en el Parlamento, donde de mayor manera se plantea una presión democratizante, que deviene en el reformismo.
Es importante que esta experiencia sirva para superar sus límites y revisar nuestros mecanismos de defensa del partido. Debemos abrir un debate hacia el interior: ¿qué clases de candidatos/voceros queremos? ¿Deben ser constructores probados del partido o sólo alcanza con que sean los más instalados “referentes políticos”? ¿Cómo actuamos frente a nuestra acción en el Parlamento? ¿Qué métodos nos damos para mejorar la centralización política de la tarea parlamentaria de manera sistemática, por parte del Comité, ligado a un desarrollo político del partido? Con un plan de trabajo y una rendición de cuentas periódica.
Seguiremos reclamando que Arturo Borelli renuncie y denunciando la usurpación de la banca.
Abordamos esta crisis de frente, exponiendo a toda la población qué clase de ruptura es esta y reafirmando nuestra política revolucionaria. Hacemos de esta crisis una oportunidad para exponer nuevamente nuestros principios y nuestros métodos, para delimitarnos de los partidos burgueses descompuestos, en donde la borocotización es un hecho cotidiano. Esta circular es sólo un primer aporte para abrir el debate y clarificar posiciones.
15/3/2019