El Colectivo En Defensa del Marxismo (España) nos acusa de ignorar: a) el carácter de la guerra librada en Yugoslavia; b) la existencia de una cuestión nacional en la difunta Federación y la actual cuestión nacional bosnia; c) la política del imperialismo norteamericano frente a la guerra y, d) finalmente, nos acusa de seguir una política de neutralidad. Así, bajo la cubierta de un “acuerdo general” con las "muy importantes definiciones de principios" que contendría el artículo de nuestra revista (1), el CEDM (E) realiza una impugnación de fondo a la política del PO frente a la guerra de los Balcanes. Veamos qué cosas nos enseña esta crítica.
Sobre la naturaleza de la guerra
En su afán por criticar a las corrientes morenistas en su definición de la ‘lucha por la liberación nacional’ de Bosnia y Croacia contra Serbia se cae en lo contrario… se acaba sugiriendo que los tres bandos son reaccionarios y antinacionales por igual", dicen nuestros críticos. El CEDM (E) impugna nuestra caracterización de la guerra… pero no formula ninguna propia. En lo que más se acerca a una, sostienen que “la guerra no tiene, desde luego, un carácter progresista y de liberación nacional —caracterización que se atribuye al Mst y que nosotros no hemos leído.
Creemos que detrás de cada bando han habido y hay aparatos armados de fracciones burocráticas asociados a diferentes sectores del imperialismo… pero esto no debería ocultar el que hubiera reivindicaciones nacionales irresueltas en el Estado obrero degenerado yugoslavo".
Antes que nada, señalemos que la ignorancia nunca puede ser utilizada como argumento para el debate, por lo menos entre personas y grupos políticos mayores de edad. Mucho menos cuando se la utiliza para ‘sugerir’ que el PO deformó las posiciones del Mst, “en el afán de criticar a las corrientes morenistas". Pues bien, informemos a los compañeros del CEDM (E) lo que dicen ignorar. En su prensa, el Mst ha escrito frecuentemente barbaridades como ésta: “Si el imperialismo quiere que los serbios ganen la guerra es porque es la guerra de una nacionalidad opresora, los serbios, contra una nacionalidad oprimida, los musulmanes" (2). Como el Msl—al igual que el CEDM (E)—forma parte de la Ayuda Obrera a Bosnia, nos atrevemos a sospechar que ‘no hay peor ciego que el que no quiere ver'. ¿A este franeleo se referiría el CEDM (E) cuando afirma que su política pretende ‘situar el debate con las corrientes morenistas en otro plano"?
Ahora bien, si la guerra no tiene, ‘desde luego’, un carácter progresivo debemos colegir—aunque el CEDM (E) no lo dice— que es, ‘desde luego’, reaccionaria. Incluso de parte de Bosnia, ya que el CEDM (E) se refiere a la guerra en general, sin establecer diferencias entre los bandos. El Mst, por lo menos, llamó a apoyar a Bosnia porque consideraba que la guerra de ésta era progresiva (ya que impulsa la liberación nacional de una nación oprimida contra su opresor). ¡Pero el CEDM (E) llega al colmo de llamarnos a apoyar a Bosnia… al mismo tiempo que caracteriza a la guerra que libra Bosnia como “desde luego, no progresista ni de liberación nacional”! Debemos confesar que tanta incoherencia nos abruma.
La confusión del CEDM (E) acerca del carácter de la guerra —al igual que en todas las restantes cuestiones referidas a la cuestión balcánica— es tan manifiesta que uno de sus principales miembros escribió que “no se puede hablar seriamente de que la guerra en la antigua Yugoslavia esté producida por un enfrentamiento nacional entre los pueblos sino que se trata de un choque entre distintos aparatos burocráticos apoyados en el ejército y por las bandas parami-litares” (3). ¿En qué quedamos, muchachos? ¿Es una lucha de aparatos burocráticos armados o es un enfrentamiento nacional? ¿La guerra es progresiva o es reaccionaria? Decídanse, por favor. Mientras tanto, lo único que ‘no es serio ’ es la pretensión de polemizar de una organización que carece de posiciones y de política, que un día dice blanco y al día siguiente dice negro.
Definir el carácter de la guerra es caracterizar los regímenes sociales enfrentados y su lugar histórico. El CEDM (E) no hace ni una cosa ni la otra. No señala el carácter restauracio-nista de todas las fracciones burocráticas enfrentadas cuando, precisamente, ésa es la clave, porque la guerra tuvo por objeto proceder a una división de los territorios, activos y riquezas de la vieja Federación entre las tres camarillas. Por su incapacidad para realizar este análisis de clase, el CEDM (E) llega a la barbarie de sostener que la burocracia bosnia no sería restauracionista, cuando afirma que “independientemente del carácter de la burocracia de Itzebegovich, no cabe la neutralidad entre quienes defienden las conquistas sociales y democráticas y los que las agreden…" (subrayado nuestro). ¡Así que los burócratas bosnios defienden las conquistas sociales de la revolución! Semejante afirmación merecería ser incluida en el libro de récords Guiness… en el rubro delirios.
Contra lo que afirma el CEDM (E), resulta demasiado obvio que Itzebegovich—y en esto no tiene diferencia alguna con Milosevic y Tudjman— pretende destruir lo poco que aún queda en pie de la economía planificada, del monopolio del comercio exterior y de la expropiación del capital, es decir de las conquistas sociales de la revolución. Y lo mismo pretende la oposición bOsnia a Itzebegovich, a la cual muy ligeramente reivindica el CEDM (E).
Pretendiendo demostrar que los tres bandos enfrentados no son "reaccionarios y antinacionales por igual, el CEDM (E) ha terminado encubriendo y embelleciendo a los restauracionistas bosnios. ¿Dónde está el supuesto ‘acuerdo general' que nuestros críticos dicen sostener con nosotros?
Sobre la cuestión nacional en la antigua Yugoslavia
El CEDM (E) nos acusa de afirmar la inexistencia de problemas nacionales en Yugoslavia y de ignorar que “hubiera reivindicaciones nacionales irresueltas en el Estado obrero degenerado yugoslavo. Como consecuencia de todo esto, el PO sería “verdaderamente simplista", al “pretender explicar todo lo ocurrido por presiones imperialistas hacia la guerra y el interés en dividir Yugoslavia en cantones que acabarían siendo colonias.
Hemos señalado que en la antigua Yugoslavia, el régimen de Tito intentó nivelar por medios burocráticos las diferencias existentes entre las distintas repúblicas y mantener la cohesión de la Federación mediante un reparto pactado de cargos y prebendas entre los diversos componentes -nacionales’ de la burocracia. Sin embargo, el derrumbe de la burocracia provocado por las presiones del imperialismo (acuerdos con el FMI, deuda externa) y por el propio saqueo burocrático de las riquezas nacionales—desbarató este esquema y provocó un desarrollo extraordinariamente desigual entre los distintos componentes nacionales de Yugoslavia.
La solución progresiva a estas diferencias nacionales no es el fraccionamiento de la Federación en repúblicas condenadas a ser títeres del imperialismo, sino la revolución política El derrocamiento de la burocracia y la conquista del poder por los trabajadores debería haber permitido un desarrollo de las fuerzas productivas que permitiera una resolución pacífica de la 'cuestión nacional' yugoslava que es la de la convivencia pacífica y la unidad de los distintos componentes étnicos y nacionales de los Balcanes en el marco de un Estado federal único.
Él CEDM (E) no ha comprendido que la ‘cuestión nacional’ yugoslava no reside en las ‘cuestiones’ serbia, croata, húngara o bosnia —es decir, en los reclamos de las camarillas 'nacionales’ de la burocracia— sino en la superación de la incapacidad de la burocracia de dar un carácter verdaderamente nacional al Estado federal que surgió de la derrota del nazismo. En esta dirección, la única consigna que puede dar cuenta de las aspiraciones nacionales de las masas yugoslavas es la de la revolución política y la de la unidad libre y socialista de los pueblos de los Balcanes. El V° Congreso del PO captó esta especificidad de la cuestión nacional yugoslava cuando señaló que "mientras es partidario de la independencia de las repúblicas de la URSS, el Partido Obrero es partidario y lucha por 7a unión libre y socialista de los distintos componentes de Yugoslavia’… porque nuestro punto de vista respecto de la cuestión nacional es la democracia y las vías para el desarrollo de la conciencia de las masas" (4).
Las reivindicaciones nacionales irresueltas en el seno de la vieja Federación no condujeron a la guerra. Los factores que la desencadenaron fueron las fuerzas centrífugas de la restauración capitalista, que en Yugoslavia venían operando desde muy antiguo. Por eso caracterizamos la guerra como “una expresión de la crisis mundial".
El CEDM (E) hace mención a “problemas (¡qué palabra equívoca y confusa!) nacionales”, pero se cuida muy bien de analizar su carácter y su contenido social. ¿Existía en Yugoslavia una opresión nacional serbia sobre los restantes pueblos, como sostiene el Mst, aunque los compañeros del CEDM (E) lo desconozcan? Es evidente que no. ¿O la agudización de la diferenciación del desarrollo económico entre los distintos componentes históricos de Yugoslavia no era más que la consecuencia del derrumbe de la burocracia, de su lucha por apropiarse de los despojos de la vieja federación en el curso de la restauración capitalista y de la penetración imperialista, como sostiene el PO? En el primer caso, las 'reivindicaciones nacionales' serían un factor de movilización de las masas contra sus opresores; en el segundo, son un instrumento reaccionario en manos de las camarillas burocráticas para quebrar la unidad de la clase obrera yugoslava, liquidar la Federación y proceder a la restauración capitalista en sus propias ‘repúblicas’. El CEDM (E) no que es establecer el carácter y el contenido social de las ‘reivindicaciones nacionales irresueltas’ en la difunta Federación, porque es por completo incapaz de comprender el carácter específico de la ‘cuestión nacional’ yugoslava o, lo que es lo mismo, es incapaz de distinguir entre la revolución y la contrarrevolución.
Antes de finalizar, nuevamente nos vemos en la ingrata tarea de informar al lector acerca de la incoherencia de números críticos. En un lado nos dicen que “ese Estado (Yugoslavia)… no sólo no logró superar los problemas nacionales sino que mantuvo los desequilibrios sociales y abismales diferencias de desarrollo territorial y de las repúblicas. En otro, por el contrario, sostienen que "durante la época de Tito, Yugoslavia se manifestó como un país perfectamente estable … la mayor parte de la población y en especial la juventud se sentía profundamente yugoslava y había superado los viejos antagonismos con los que el viejo imperio austro-húngaro pretendía dividir a los pueblos eslavos" (5). ¿Sí o no?
La política del imperialismo y la cuestión del bloqueo
El ‘apoyo norteamericano a croatas y musulmanes’ — dicen nuestros críticos— no es tal, sino un modo de contrapesar los intereses políticos europeos y rusos en la región. Una cosa no impide la otra; más bien la presupone, porque… ¿cómo podrían haber ‘contrapesado’ los norteamericanos a los europeos y los rusos sin un cierto apoyo político y material a los croatas y a los bosnios? “En el plano militar-continúan— no cabe hablar de apoyo norteamericano directo, sino de un ‘mirar para otro lado 'mientras Croacia compraba armas checas y alemanas, o algunos países islámicos enviaban cargamentos de armas ligeras a la Armija del gobierno de Sarajevo". ¡Curiosos marxistas estos que so ven el ‘apoyo imperialista’ cuando se lo establece por medio de tratados públicos firmados ante las cámaras.
En realidad, el imperialismo norteamericano hizo mucho más que ‘mirar para otro lado’. Montó una verdadera red de abastecimiento de armas con la participación de regímenes proimperialistas hasta los tuétanos como e de Turquía y Argentina—y hasta el propio consejero de seguridad nacional norteamericano, Anthony Lake, acaba de reconocer que Clinton dio ‘luz verde para que un conjunto de países —entre ellos Irán Proveyeran armamento a Croacia y para que esas armas a través el territorio croata para llegar a las milicias bosnias ( las denuncias de que los norteamericanos estaban suministro de armas y entrenamiento a los croatas y a los bosnios que tan numerosas que hasta el ya citado Enric Mompó – otra vez para oprobio del CEDM (E)—escribe que ‘Norteamérica y Alemania han armado a los ejércitos croata y bosnio con la intención de forzar a Milosevic …"(7).
La función del empecinamiento del CEDM (E) en ocultar – o al menos disimular- algo que toda la prensa mundial puso en evidencia – y que el PO se limitó a reflejar – radica en que le permite ocultar los acuerdos políticos establecidos entre el imperialismo y la fracción de Itzebegovih, que tuvieron su punto más alto en la formación de la Confederación croata-bosnia bajo los auspicios de Washington. Estos acuerdos señalan el pasaje abierto, declarado y sin cortapisas de la burocracia bosnia al campo de la partición étnica de Bosnia. ¿Cómo un elemento que actúa en acuerdo y en complicidad con el imperialismo y a favor de la partición de su propia nación, puede ser la cabeza de un ‘campo nacional’?
Los norteamericanos, naturalmente, no se limitaron a maniobrar con los bosnios y con los croatas. También maniobraron, negociaron y establecieron acuerdos con la burocracia de Milosevic… al punto que, al final del conflicto, las tres fracciones burocráticas se habían convertido en títeres del imperialismo norteamericano.
Nunca ha sido sano – ni honesto – criticar a un adversario sin citarlo rigurosamente. Exactamente eso es lo que hace el CEDM (E) cuando dice que “según el PO n°404, esa consigna (el ‘levantamiento de embargo de armas’) equivaldría a reclamar la intervención directa del imperialismo”.
Cualquier lector de Prensa Obrera o de En Defensa del Marxismo sabe que el PO jamás planteó semejante cosa. Desde nuestro primer planteamiento, frente al inicio de las hostilidades en Croacia y Eslovenia (en 1991), planteamos “Fuera la ONU), “Fuera el imperialismo”, lo que implicaba, naturalmente, el repudio al envío de tropas argentinas y al bloqueo dictado por la ONU. Pero nunca planteamos como un eje la cuestión del bloqueo porque siempre consideramos que para la defensa de la unidad y la independencia de Bosnia, el problema fundamental no eran las armas sino la política – reaccionaria y antinacional – que seguía la dirección burocrática bosnia. Quienes como el MST o el CEDM (E) ponían en el primer plano el problema del embargo o de las armas, razonaban como si éstas pudieran resolver la cuestión nacional por sí mismas – y con independencia de la política de la dirección bosnia—
Así, mientras un conjunto de corrientes —entre ellas el CEDM (E)—continuaban cacareando sobre el levantamiento del embargo, la burocracia bosnia hacía ya rato que había ‘resuelto’ eI problema del aprovisionamiento de armas con la complicidad del imperialismo norteamericano. Y con las armas en la mano, la burocracia de Itzebegovich pasó a impulsar abiertamente una política de ‘musulmanización’ de Bosnia, de partición étnica de la república, de acuerdos políticos con las restantes camarillas de Croacia y Serbia para la determinación de ‘áreas de influencia' en la propia Bosnia, y de subordinación política, militar y económica con el imperialismo norteamericano. Es decir, una política reaccionaria y antinacional… que el CEDM (E) no denuncia.
El párrafo del PO que el CEDM (E) impugna no estaba referido al bloqueo sino a la consigna del Mst que exigía el envío de “armas para los musulmanes de Bosnia" (8) — que, como se reveló con el escándalo de la venta ilegal de armas argentinas a Croacia por el gobierno menemista, era por cierto una consigna proimperialista—y con la cual coquetea abiertamente el CEDM (E) . Reclamar armas para los musulmanes, no para una Bosnia pluriétnica, equivale a sostener la ‘limpieza nacional'.
La cuestión nacional en Bosnia
Según el CEDM (E), el PO desconoce la cuestión nacional bosnia —que consistiría en la lucha por su independencia y unidad — que en la guerra estaría siendo defendida por el bando encabezado por Itzebegovich. “El error de partida dicen— está en que la guerra en Bosnia no es una pelea interburocrática sin más, sino que en el bando mal llamado ‘musulmán’ (ya que no se define una nacionalidad por creencias religiosas) están los defensores de la república Bosnia, mientras que en el bando serbio y croata son apéndices de las repúblicas vecinas que buscan destruirla y repartírsela". La acusación del CEDM (E) es falsa por partida doble.
La especificidad de la causa nacional bosnia ha sido señalada hace ya bastante tiempo por el PO: “la ‘causa nacional1 que está en juego en Bosnia no es ‘musulmana (ni la serbia ni la croata) sino la unidad de estos tres componentes en un marco estatal o republicano independiente. Esta característica de la ‘cuestión nacional' bosnia se reproduce a escala del conjunto de la ex Yugoslavia, donde los componentes nacionales mencionados también existen (serbios en Croacia, croatas en Serbia, albaneses en Kosovo y Macedonia, húngaros en Serbia), lo que justifica el planteo de la unión federal de las naciones de la ex Yugoslavia. Por las características del conjunto yugoslavo, la defensa de los ‘intereses nacionales’ separados de musulmanes, croatas o serbios conduce a la guerra entre pueblos” (9).
En la medida en que Bosnia concentra la mescolanza étnica propia de toda la ex Yugoslavia, la cuestión nacional bosnia —la de su unidad estatal y la convivencia democrática de todos sus componentes étnicos— es por completo inseparable de la Unión Socialista de las repúblicas yugoslavas. A la inversa, sólo la existencia de una Federación de repúblicas socialistas yugoslavas puede garantizar la independencia y la convivencia multiétnica en Bosnia. La fragmentación de la Federación lleva, inevitablemente, a la fragmentación étnica de Bosnia, porque si los distintos componentes del conjunto yugoslavo 'no pueden vivir bajo un mismo techo' en el plano federal, ¿cómo podrían hacerlo en el marco más estrecho de una república?
El planteamiento de la independencia de Bosnia en oposición a la Unión federal de las repúblicas yugoslavas —el planteamiento propio de la burocracia bosnia— no es progresivo sino reaccionario, porque encubre el reclamo de esta burocracia de apropiarse para sí de una parte del botín de la vieja Federación. La burocracia bosnia estaba obligada a levantar el planteo de la unidad de Bosnia, porque mientras las burocracias de Serbia y Croacia quieren anexar partes de Bosnia a sus propias repúblicas, la burocracia de Itzebegovich tiene impedido este camino.
En su aspecto estrecho, el nacionalismo bosnio de la burocracia es reaccionario. Esto es lo que explica que esa misma burocracia haya pasado de plantear la ‘unidad multiétnica’ de Bosnia a defender su partición según líneas étnicas, se haya subordinado al imperialismo (es decir, a la opresión nacional por excelencia) y haya establecido acuerdos de coexistencia con las restantes burocracias. Los acuerdos de Dayton son la expresión más descarnada del carácter reaccionario que asumió la ‘posición nacional’ de la burocracia bosnia.
La causa nacional bosnia —la de su unidad multiétnica y la de su independencia en el marco de un estado federal de las repúblicas yugoslavas— no tuvo defensores en la guerra de Bosnia. No ya entre la burocracia, cuya ‘aspiración nacional’ se reducía a acaparar para sí la mayor cantidad posible de territorio, sino tampoco entre la izquierda, y en particular la ‘trotskista’, que capituló en toda la línea frente a las pretensiones ‘nacionales’ de la burocracia bosnia y asumió como propio el punto de vista chauvinista de ésta, con la excusa de la ‘autodeterminación nacional’. El CEDM (E) es un ejemplo palmario de esta capitulación.
El internacionalismo es otra cosa
La pretensión de nuestros críticos de que el PO habría seguido una política de neutralidad frente a la guerra es una completa canallada. El PO se ubicó en el campo de la defensa de los explotados de todas las repúblicas balcánicas y de la causa nacional yugoslava y bosnia, planteando la unidad de los explotados de las distintas nacionalidades para expulsar al imperialismo y a las camarillas burocráticas, por la unidad y la independencia de Bosnia y por la unidad socialista de los pueblos y los componentes nacionales de Yugoslavia. Sólo puede caracterizar como neutral’ esta posición quien esté enfeudado a alguna de las camarillas restauracionistas.
Para el CEDM (E), sin embargo, al PO le faltó “ la práctica concreta". No; lo que le faltó al PO fue una base política común con otras organizaciones para emprender —sobre la base de una caracterización y una política-una acción práctica concreta. La ausencia de esta base política común obedeció a que la inmensa mayoría de las organizaciones de la izquierda mundial asumió una posición chauvinista de apoyo a una o a otra burocracia. Allí está el CEDM (E) para probarlo.
El CEDM (E), sin embargo, no se toma el trabajo de explicar cómo la ‘práctica concreta' de un conjunto de organizaciones, con políticas chauvinistas y de apoyo a las 'aspiraciones nacionales’ de la camarilla de Itzebegovich, de distinta naturaleza, puede dar como resultado el 'internacionalismo consecuente’. En realidad, a lo que han dado lugar es a un ‘chauvinismo inconsecuente’. Tomemos el ejemplo de la promocionada Ayuda Obrera a Bosnia.
Que nosotros sepamos, la Ayuda Obrera a Bosnia se ha reducido al envío, bajo ‘protección’ de la ONU, de unos cuantos camiones con ayuda humanitaria —alimentos, ropas, medicamentos— que fueron distribuidos (cuando lograron llegar) entre la población bosnia.
Pero si la causa de la independencia bosnia—en el sentido chauvinista y reaccionario que le otorgaba la burocracia y que la izquierda defiende—era progresiva, reducir a ayuda a un contenido ‘humanitario’ es simplemente criminal, porque de lo que se trata en una guerra es de derrotar a los enemigos, para lo cual se necesitan armas y hombres. Ya que el propio CEDM (E) ha traído a colación el ejemplo de la Guerra Civil española, ¿dónde están las armas que logró comprar recolectando colaboraciones de los trabajadores y los sindicatos?, ¿qué boicot activo organizó en sus países contra los intereses serbios – y los de las potencias que lo defendían?
Pero si la ‘ayuda’ es tan sólo ‘humanitaria’, es decir, destinada a aliviar el sufrimiento y las privaciones de los pueblos afectados por la guerra, ¿por qué no extenderla a los demás pueblos de la ex Yugoslavia?, ¿por qué no socorrer, por ejemplo, a los serbios de Krajina, sometidos a la ‘limpieza étnica’ y a la expulsión de sus casas y de sus tierras por el ejército croata, con la misma brutalidad con que las bandas serbias persiguieron a los bosnios? ¿Acaso consideran que los explotados serbios no deben ser socorridos porque serían los serbios —como pueblo, y no sólo los burócratas— los responsables de la guerra? ¿Sólo el pueblo bosnio merece ser considerado 'digno’ de la ‘ayuda obrera’? Sólo el nacionalismo más estrecho — combinado con el acomodamiento a la opinión pública pequeñoburguesa europea— puede oponer de manera tan extrema a los pueblos, considerando a uno ‘réprobo’ y a otro ‘elegido’. A los integrantes de la Ayuda Obrera a Bosnia les es por completo ajeno el internacionalismo que le permitió a León Trotsky, en el curso de las guerras balcánicas de principios de siglo (a las que asistió como corresponsal de guerra) criticar sin medias tintas y sin excepción las barbaries contra los pueblos cometidas por todos los ejércitos, incluso las cometidas por los serbios, a quienes Trotsky caracterizaba como el bando progresivo en la guerra.
La ‘práctica concreta’ de la Ayuda Obrera a Bosnia revela, hasta un punto que sus defensores ni sospechan, la esencia de la política de la ‘izquierda’ y del ‘trotskismo frente a la guerra en los Balcanes: su completa subordinación a la política nacionalista y reaccionaria de la burocracia bosnia.
Conclusión
El mayor valor de la crítica del CEDM (E) es que sirve para caracterizar a sus autores. Un grupo con opiniones fluctuantes, que no desarrolla sus propias ideas sino que caracteriza 'por la negativa', es decir, ‘picoteando’ de las ideas de los demás; que no se preocupa porque sus afirmaciones guarden el menor rigor; que no pretende establecer una política sino desarrollar una ‘actividad concreta’, sin importarle a qué política responde; que no pretende establecer una delimitación política de principios sino practicar la diplomacia. Todo esto está presente en la crítica del CEDM (E) al PO.
El CEDM (E) es una organización en cuyo seno conviven militantes que oscilan entre diferentes tendencias trotskistas y que ha evitado por todos los medios definirse. Peor aún, el CEDM (E) pretende sobrevivir sobre la base de ese confusionismo.
Notas:
1. Luis Oviedo. “Cuatro años de guerra en los Balcanes”, en En Defensa del Marxismo N°9, Octubre de 1995
2. Semanario Socialista, N°16, 19/8/1992. Los mismos términos antimarxistas (¡”nacionalidad musulmana”!
¡”opresión nacional sebia”!) abundan también en la prensa de las otras corrientes morenistas.
3. Enric Mompó, E marxismo y la guerra en la antigua Yugoslavia.
4. Jorge Altamira, “La crisis mundial”, en En Defensa del Marxismo, n°4, septiembre de 1992.
5. Enric Mompó, Op. Cit.
6. El Cronista, 13/5/1996
7. Enric Mompó, Op. Cit.
8. “Cuando los morenistas reclaman armas para los ‘musulmanes’. ¿a quién se las reclaman? La consigna sólo puede estar dirigida a los gobiernos y a los estados existentes, pues las masas de Bosnia sólo pueden obtener armas por sí mismas arrancándoselas a las bandas de los burócratas de Serbia y de Croacia. El significado práctico de esta consigna puede entenderse en el pedido de resolución presentado por Luis Zamora en la Cámara de Diputados, donde se exige “al gobierno argentino a que se levante el embargo y se les suministre armas a los musulmanes bosnios” (Semanario Socialista. 25/8/93). Es decir, que sean los Menem y el ejército argentino, etc., quienes manden las armas. Lo que vale para Argentina también debería valer para los Estados Unidos, Gran Bretaña o Rusia. Que Clinton, Major, Mitterrand o Yeltsin manden armas para los ‘bosnios musulmanes'… De esto a la intervención imperialista directa hay un solo paso… Lo que resulta sorprendente es que se reclame simultáneamente el retiro de las tropas argentinas de la ex Yugoslavia, de un lado, y el envío de armas, del otro. ¡Al final, Menem es más consecuente! Salta a la vista la barbaridad de planteo: se trata nada menos que de un reclamo de intervención imperialista en la guerra de Bosnia, exactamente cuando el primer reclamo socialista debe ser '‘Fuera el imperialismo de Yugoslavia (Luis Oviedo. “¿Armas para los musulmanes de Bosnia , en Piensa Obrera. n°404, 19/10/93).
9 . Idem.