Huracán, testimonio de un trabajador minero
Huracán, le dicen, tal vez por la fuerza de sus convicciones. Edgar Ramírez Santiesteban, trabajador minero, fue el dirigente más radical que ocupó la secretaría ejecutiva de la influyente Central Obrera Boliviana (COB).
Comenzó como trabajador de interior de mina en la Empresa Minera Unificada, una filial de la otrora poderosa Corporación Minera de Bolivia (Comibol), que explotaba los yacimientos de plata y estaño del mítico Cerro Rico de Potosí. Militante del Partido Comunista de Bolivia (PCB), en 1971 comenzó a sentir los rigores de la dictadura militar del entonces coronel Hugo Banzer, cuando fue exiliado hasta una isla de Chile.
Según su propio relato, Huracán ingresó a la FSTMB, en 1978, como responsable de la regional Potosí de la organización sindical minera. Electo como secretario de Cultura de su Federación, en 1980 se trasladó a La Paz.
Durante la dictadura militar de Luis García Meza y Luis Arce Gómez el hombre que había recomendado a los bolivianos caminar con el testamento bajo el brazo, Ramírez estuvo en la clandestinidad por casi dos años, sin salir del país, aunque en todo ese tiempo organizó la resistencia contra la dictadura. "Todo lo que se conoce y todo lo que se desconoce de la resistencia contra García Meza, lo hicieron los compañeros que se quedaron en el país", comenta él mismo.
Pero su labor no ha concluido, ahora más que nunca dice se necesita organizar un partido para la revolución.
Aquí presentamos su testimonio.
De la ofensiva a la resistencia
Como trabajador de base, Ramírez participó en la Asamblea Popular, el soviet boliviano que hizo creer a más de uno que Bolivia sería el primer país latinoamericano que repetiría la experiencia de la revolución rusa.
"Fui delegado en Potosí; allí la Asamblea debería inaugurarse en agosto, pero reventó cuando estábamos en plena labor de organización. No funcionó ni un solo día".
Pero en el proceso previo hubo avances importantes, como la consolidación de un Control Obrero en la Universidad estatal.
En Potosí el rector de la Universidad Tomás Frías fue Julio García, pero no como consecuencia de un trabajo sistemático para que en la Universidad hubiera presencia obrera sino que es una de esas casualidades donde las disputas hacen que los hombres busquen una alternativa y ubiquen al mejor representante.
A comienzos del 71 se inicia lo que se llamó la Revolución Universitaria, porque el rector A. Villalpando, militante del Partido Comunista de Bolivia (PCB), fue intervenido por un Consejo Supremo de la Universidad conformado por representantes de las diferentes facultades (en ese entonces no habían carreras), por estudiantes y docentes, pero también administrativos de la universidad.
Había dos propuestas, la de los que apoyaban a Pérez Alcalá, y la de los que apoyaban a A. Villalpando. La disputa llegó hasta la COD, se discutió el problema y al final, en otro ampliado departamental, se decidió destituir a los dos rectores y nombrar a un tercero que era el Secretario Ejecutivo de la COD: Julio García (quien era militante del Partido Obrero Revolucionario, POR). Aunque él era un viejo trotskista, era un buen dirigente sindical.
Pero la participación de Huracán Ramírez en el sindicalismo apenas había comenzado en 1971.
"He estado prácticamente en todos los acontecimientos del movimiento obrero y popular, no hubo uno solo en el que no estuve. Siendo trabajador de base hasta el 71 no era dirigente sindical aunque sí ya tenía una larga trayectoria política, fui apresado.
"En Potosí, el golpe del coronel Hugo Banzer (21 de agosto de 1971) no tuvo las características de La Paz, donde hay una derrota militar de las fuerzas revolucionarias y Banzer se impone con los tanques. Al amanecer el día 22, después que habíamos decidido replegarnos a la mina, al escuchar las informaciones transmitidas por las radioemisoras, salimos al enfrentamiento con el Ejército, pero nosotros mismos decidimos suspender todo acto de hostilidad porque el golpe de Estado se había consolidado. Los que éramos los dirigentes más visibles nos declaramos clandestinos, aunque después nos apresaron".
La evolución política
"No sé qué posición política tengo actualmente, pero soy un trabajador que ingresa a la actividad sindical con formación política. Milité desde comienzos de 1960 en la Juventud Comunista de Bolivia (JCB), trabajé en una sastrería, fui activista de esta organización y cuando entré a trabajar en el 69 en la dirección sindical, ya tenía una larga trayectoria política.
"Fui miembro del Comité Regional de Potosí de la JCB, fui dirigente nacional y promovido al PCB donde fui parte de su comisión política. En todo el período de los años 80 al 82, estuve a la cabeza del PCB, junto con otros que se quedaron en la clandestinidad, entre ellos Humberto Ramírez, Ramiro Barrenechea, Remberto Cárdenas, Oscar Salas y Walter Morales.
"Pero en 1982 yo soy expulsado del PC, no oficialmente. Hubieron problemas que me diferenciaron del PCB, ya durante el periodo clandestino, principalmente responder a la pregunta ¿dónde había que estar?. Donde estaban las masas.
"Así, estuvimos en la huelga de la reconquista sindical en 1981, que terminó en diciembre de ese año con la libertad de muchos detenidos. Estuve en Huanuni con Walter Veizaga, el Rompecatres y Mario Ortuño, quien era de la Federación de Mineros. Cuando entramos a Huanuni, entre los tres hicimos equipo de la Federación.
"En Siglo XX, Julio Cossio Victoria, un relacionador nominado por la dictadura, buscó contacto con nosotros y nos ofreció convocar a una asamblea para proponer la organización del sindicato, el desconocimiento y expulsión de los relacionadores y elegir a la dirección sindical.
"Por esa razón, Cossio fue apresado, lo metieron al cuartel de Uncía, donde según un informe de Derechos Humanos lo amarraron del cuello con un cable eléctrico y lo arrastran por todo el patio. Llegó a Oruro muerto, con la cabeza totalmente calva, desnudo. Allí, lo llevaron a la morgue donde lo presentaron como un aparapita (cargador de bultos) que había sido encontrado muerto por congelamiento.
"Cuando el médico un ex trabajador de Comibol que tenía que dar certificado de defunción lo vio, lo reconoció y avisó de la muerte a una religiosa de la parroquia Pío XI, de quien no recuerdo el nombre, pero que aún trabaja en Derechos Humanos.
"El otro dirigente destacado es Pedro Gómez, quien en ese entonces estaba haciendo sus primeras armas. Se puso a la cabeza del sindicato en Catavi.
"Lo contrario ocurre con los relacionadores del PCB.
"Rosendo Ossorio, organiza una reunión con ellos. El relacionador principal era un dirigente de apellido Murillo, también militante del PCB.
"Cuando con Hugo Orozco, quien era miembro de la Federación, entramos a Siglo XX, les planteamos la necesidad de hacer una asamblea para desconocer a los relacionadores. En respuesta recibimos la amenaza de que si nosotros seguíamos "fregando", nos iban a denunciar a la policía. Y nos denunciaron.
"Actitudes de ese tipo hacían que sea dudosa inclusive su militancia, porque después de eso vino la represión. En 1981 hubo una huelga de 68 días en todas las minas de la Comibol y de la privada. Por la represión, en Huanuni varios caen presos.
"Al término de la huelga suspendieron la represión, liberaron a los presos y se legitimaron los comités de bases que se habían formado en toda la minería boliviana. Tras 68 días de huelga y varios presos, heridos y una represión sañuda y muertos como la de Julio Cossio, ya no había más relacionadores.
"En este proceso también estuvo Oscar Salas (quien llegó a ocupar la secretaría ejecutiva de la COB y ahora es diputado de la coalición de gobierno). Oscar estuvo clandestino junto conmigo y era parte de la Federación de Mineros. El estaba en La Paz coordinando el problema nacional. A través de Ana María Acuria, una religiosa ( ya muerta), se logró que uno de los obispos abriera un contacto con el representante del Vaticano, Alfio Rapisarda, para pedirle su intervención en procura del respeto a las vidas de los presos y que trate de presionar al gobierno para que retroceda.
"Oscar me mandó la respuesta del nuncio apostólico con Emil Balcazar (otro dirigente minero): dijo que no iba a hacer nada, que ellos estaban de acuerdo con lo que estaba ocurriendo en el país, que respaldaban al gobierno. Por esa razón nosotros tuvimos un contacto con los curas y las monjas de abajo. Gracias a ellos, pudimos salir de Oruro, donde el obispo, monseñor Julio Terrazas dio la cara por todos".
Las diferencias
"Después de ese período, tenía posiciones divergentes con el PCB.
"No estaba de acuerdo con las nuevas elecciones porque la posición del MIR era que el parlamento (electo en 1980) elija a Hernán Siles como presidente. La posición del PCB era que esa correlación de fuerzas que había en el parlamento era adversa a la Unidad Democrática y Popular (UDP) y que debía haber nuevas elecciones. Incluso hicieron cálculos del tiempo que se necesita para hacer nuevas elecciones.
"Yo no estaba de acuerdo con esa posición, les dije que no había que hacer parlamento del 80, ni nuevas elecciones, porque ambas opciones hacían depender el desenlace político de lo que pasara en el Parlamento, a una supuesta correlación que se debía dar al margen de las masas. Las masas deberían ser la fuerza en la que nos apoyemos y deberíamos hacer depender el desenlace de la correlación de fuerzas y de lo que pase en las masas. Estaba hablando de que las masas debían tener sus mecanismos de participación en ese poder.
"Pero en esta posición se estaba cruzando la empresa privada que estaba apostando a lo que iba a pasar en el parlamento.
"En ese instante con sinceridad digo no tenía conciencia de lo que podía pasar a partir de ese momento en Bolivia. Lo que planteé acerca de que no hay que hacer depender la situación de lo que pase en el parlamento, ni con nuevas elecciones ni con el parlamento de los 80, sino con la fuerza de las masas, era una especie de intuición".
La ruptura
"Cuando se realizó el congreso minero de Huanuni, hubo un documento político que el PCB presentó. En la fracción del partido, que tenía más de 200 delegados entre ellos siete miembros del comité central se decidió que en el Presidium debían estar Oscar Salas y Simón Reyes, y que Edgar Ramírez debía ir a la Comisión Política para defender el documento.
"Sin embargo, les dije que defendería el documento, sólo si se incorporaba una frase: que los trabajadores lucharemos para derrotar a la dictadura, sin renunciar a ninguna de las vías, incluida la parlamentaria.
"Eso quería decir que nosotros presuponíamos que lo más importante era lo otro, y esa modificación ustedes la encuentran si revisan ambas versiones para un estudio más concienzudo de la experiencia de la UDP.
"Allí estaban Simón Reyes y Oscar Salas en el Presidium, Simón tratando de disputarse el puesto con Juan Lechín, quien tenía el mérito de haber ingresado al país (diciembre del 81 o enero del 82) cuando todavía la dictadura estaba en su auge, para ponerse a la cabeza del movimiento. Simón no ingresa; eso pesaba.
"Después, el 8 de octubre como era miembro de la Federación de Mineros soy propuesto para ocupar el cargo de diputado. Mi rechazo fue total. Yo les pregunté cómo era posible que habiendo estado en contra del parlamento del 80, iba a jurar como diputado.
"Les dije no voy y por eso me bajan de miembro del comité central, que era hasta entonces, a soldado raso. Me quitan todos los grados que me había ganado con muchos méritos, incluso con más que algunos que ahora están como dirigentes del partido.
"Decidieron emplazarme para que yo asuma la diputación o me sancionarían (expulsión). Yo les dije que me sancionaran.
"Pero hubo un tercer ingrediente adicional, en ese pleno en el que deciden mi separación del PCB. El gobierno de Siles estaba discutiendo las medidas económicas y que iban a subir los precios de cuatro artículos: el pan, el azúcar, el arroz y la carne.
"Yo no soy economista, pero el solo hecho de que suba el precio del pan a mí me daba cosa. Yo decía: ¿Si va subir el pan, dónde están nuestras diferencias? ¿Dónde está la diferencia de nuestras medidas económicas de izquierdistas con las medidas económicas de la dictadura?
"Inclusive las mismas medidas tenían el mismo molde, el paquete económico, estaban en la misma dirección. No soy economista y por lo tanto no podía indagar en profundidad los aspectos técnicos de la administración de la economía. Pero el solo hecho de que suba el pan para mí era suicida. Ya no hubo necesidad de que me emplacen a nada. Decidí salir del partido.
"Las posiciones de descontento que se desenlazan en el 85, tres años después de mi salida, no tienen características coyunturales del 85, ni son por la mala experiencia del PCB en la UDP.
"Cuando me pidieron volver al partido, les dije: He meditado mucho, estoy renunciando a 22 años de mi vida, pero lamento decirles que he llegado al convencimiento de que me he equivocado, que he militado en un partido reformista, en un partido en el que cuando hay que decidir lo fundamental, el problema del poder, asumimos posiciones de que hay que mantener el poder del enemigo, no tocarlo, sino adaptarnos a él e incorporarnos. Eso es reformismo químicamente puro.
"Les dije: pienso que he entrado a vivir en una casa que no es la mía, el dueño pienso que son tales y tales personas, esos que están a la cabeza, entonces, como quieres tú le dije a Ramiro Barrenechea votar al dueño de su casa.
"Empecé a leer, a estudiar y planteé, con otros compañeros, la necesidad de la Cogestión Obrera que, entre otras cosas, su aspecto principal no era lo que se hizo público.
"El debate esencial estaba en el artículo quinto del decreto que elaboramos en la Federación de Mineros y el razonamiento era que la cogestión obrera debía servir para modificar todo el ordenamiento jurídico, económico, de política empresarial, social, comercio de minerales, política financiera, debería modificar todo. El proyecto del gobierno de la UDP era que la cogestión debía respetar el ordenamiento jurídico, es decir lo que estaba hecho.
"Nosotros hicimos un bloque, una tendencia que defendía la cogestión como mecanismo de incorporación de las masas en las definiciones de carácter político, en la disputa de la economía y del poder. En esa tendencia estaban Víctor López, Juan Lechín, Líber Forti, Cirilo Jiménez, Guillermo Dalence y compañeros, prácticamente de toda la izquierda, que se unen en ese grupo. Al otro lado estaba la militancia del PCB porque los otros partidos no tenían miembros, ni en el sindicato ni en la Federación de Mineros.
"El problema de la cogestión fue uno de los eslabones de la participación de los trabajadores buscando su propia opción, sin plegarse a lo que estaba hecho por el Estado de la burguesía. Pero el poder no era nuestro.
"Después ya van a haber varias posiciones como la de la resistencia al neoliberalismo propuesto en La Chojlla y otras que son también de disputa".
Los partidos de izquierda
Casi marginado de la dirigencia sindical, el Huracán evalúa a los partidos de izquierda y la vigencia de sus planteamientos, si los tienen, en el movimiento obrero popular.
"Yo pienso que no están inventando nada, están intentando reverdecer árboles que están resecos. Pero lo que me interesa es el problema de nuestra izquierda, porque no tenemos que buscar incorporarnos en el modelo o combatirlo echándole migas en su cama, tenemos que enfrentarlo afectando el modelo y afectándolo de muerte.
"Bolivia necesita una revolución socialista y eso se va a dar al margen de que nosotros querramos o no. Los revolucionarios lo único que podemos desear es ser partícipes de ese proyecto.
"La revolución boliviana necesita que tengamos una organización política que esté adecuada para las características de este país, no porque querramos encontrar otras clases sociales sino porque nosotros tenemos que tomar en cuenta que la revolución y las luchas se enfrentan en el terreno, no se hacen en abstracto y por eso tenemos que tener localizados los eslabones esenciales a los que debemos atacar. Y en cuanto a los sectores de la clase obrera: No es igual organizar a la clase obrera en Pando que a la clase obrera de Santa Cruz, de Cochabamba que de La Paz o de las minas. No estoy queriendo decir con eso que nosotros queremos que esa organización política se constituya en Estado.
"En segundo lugar, estamos obligados a conocer de manera adecuada la realidad del país, el problema agrario no se resuelve igual que en Cuba o igual que en la URSS o que en la Argentina y creo que la estructura económica tampoco es la misma que en el Brasil o en el Perú. Tenemos que tener conocimiento de nuestra realidad y por tanto el programa de la revolución tiene que ser el resumen de ese conocimiento de la realidad de nuestro país.
"En tercer lugar, no es suficiente decir las clases sociales que nosotros tomamos en cuenta son la clase obrera, la pequeña burguesía, etc. No podemos nosotros pensar en redimir a los obreros y al mismo tiempo defender al patrón, hay necesidad de la fuerza social con la que debemos contar para hacer la revolución, pero no como un referente estadístico (¿somos 20.000 o somos 30.000?) sino para concretar lo que debe hacer la organización política que ha sido estructurada para la revolución sobre la base de esas clases sociales.
"No vamos a importar revolucionarios, no van a venir de la Luna, tienen que surgir de esos diversos sectores de la sociedad, pero nosotros tenemos que saber cuáles son.
"También tenemos que decidir obligatoriamente el método. Cuando un partido se defina por utilizar cualquier vía, cualquier método de lucha, es un partido que está decidiendo no participar en la revolución jamás, un partido, un destacamento organizado, no se hace para utilizar todos los métodos. El método tiene mucho que ver con el destino de la organización.
"Para mí, por las experiencias históricas de la lucha obrera y también por las características que tiene el enemigo ahora, el desenlace tendrá que ser insurreccional. Entonces el partido tiene que ser un partido que se defina por el método insurreccional, eso quiere decir que tiene que ser un partido ligado con las masas, que piense que la definición es rápida, no hay luchas prolongadas.
"Entonces lo del método significa que estamos hablando de un problema que es esencial. Es falso aquello de que el partido se adapta.
"Estas cosas tienen que ser parte no de un debate académico sino de una evaluación que tenga destino: la estructuración de la organización política, el partido de la clase obrera.
"Estamos en un período de definiciones, estamos frente a un Estado oligárquico. Que no participa el resto de la burguesía es falso, sí participa, pero el destacamento de vanguardia de esa burguesía es la fracción oligárquica, que ha logrado adueñarse de la economía, el poder y utiliza al resto de la burguesía para sus fines.
"Incluso estará tratando de estructurar la economía para fortalecer no solamente sus intereses económicos sino su base social de sustentación.
"Cuando hablan de microempresas, de que no hay que hacer depender la solución del desempleo del Estado sino del trabajo, de la empresa privada, nos están hablando que tenemos que incorporarnos a su bando.
Enfrentar el poder económico
En primer lugar, éste es el Estado que tiene que ser enfrentado; en segundo lugar, la organización debemos estructurarla en el eje político, pero también en el eje económico de donde proviene su fortaleza para ser poder.
"Hay grandes proyectos relacionados con las materias primas, los minerales y los hidrocarburos, geográficamente se han extendido. Hay proyectos que están marchando en el oriente boliviano y también en el occidente.
"Por esa razón, creo que incluso para que vuelvan a trasnocharse esos intelectuales que han descubierto que aquí no hay clase obrera o que la clase obrera se ha amalgamado tanto que ya no hay diferencia entre un universitario y un obrero, tienen que estudiar estos fenómenos en la estructuración de la economía boliviana.
"Hay informaciones procedentes de Brasil, de que los contingentes de trabajadores no sólo son numerosos sino que algunas medidas de protesta son más o menos en la misma dirección que nuestras preocupaciones. Lo mismo ocurre en la Argentina, en el que grandes contingentes que se ocupan de traer los recursos para la exportación se han sublevado y también las poblaciones.
"Yo creo que hay una especie de inicio de un flujo de la actividad revolucionaria, y eso, en contraposición de los signos de recesión económica universal. Lo de la crisis de Japón, de la bolsa de valores del Lejano Oriente, es conocido ya. Entonces, ¿quién puede poner las manos al fuego y decir que eso no va a llegar a Europa o que eso termina ahí con la crisis de la bolsa de valores de Nueva York?
"La debacle económico-financiera del planeta, tiene su explicación, porque ha terminado la época de la especulación meramente financiera, porque resulta que todos los indicadores de la producción decrecían, la actividad frenética de las bolsas no tenía ninguna relación con la producción y las grandes utilidades eran meramente especulativas y no el fruto de la reactivación económica material.
"Hay nuevas categorías que vamos a tener como eso de la obsolescencia prematura que es una de las causas que ha provocado la crisis del Lejano Oriente. Según los economistas, lo que estaba en crisis era la industria tradicional, la automotriz, la minería del acero, la siderurgia, la del carbón y no así los sectores nuevos como la informática, la cibernética, las telecomunicaciones, la biogenética, pero resulta que las causas de esa hecatombe en el Lejano Oriente, es del sector más dinámico, el nuevo. Las computadoras que se hacen ahora, a la otra semana ya son obsoletas, y las computadoras que no han sido ni etiquetadas, en el almacén ya han sido superadas por otra generación de computadoras.
Entonces, es un proceso de sobreproducción que tiene características nuevas, no es el fenómeno de la industria automotriz que fabrica y fabrica y ya no podía vender; aquí se fabrica y se fabrica y ni siquiera sirve.
"Nosotros los de izquierda tenemos que ponernos a elaborar ese proyecto haciendo un acto de renunciamiento en doble sentido, en primer lugar entrando al convencimiento de que nosotros no somos los únicos seres que vamos a protagonizar el desenlace, no vamos a ser las estrellas, pero podemos ser los protagonistas, parte del montón.
"Pero creo que el abrirnos a la discusión para debatir y dar soluciones a los problemas que debemos enfrentar es el desprendimiento más importante que tenemos que aceptar".
El partido en la época actual
"Hay muchas organizaciones que han decidido renunciar al partido y lo grave de ello es que dicen que se apoyan en Marx, Lenin y Engels. Lo grave es que están haciendo demasiado esfuerzo para encontrar propuestas de los clásicos, que jamás hicieron; la preocupación de esos teóricos fue la de estructurar una organización para derrotar a la burguesía. Marx, antes de participar en la redacción del Manifiesto Comunista, ya tiene trabajos importantes como La Sagrada Familia, La Ideología Alemana y otros. Empero esos trabajos importantes son sobre las características que tiene la explotación de la burguesía sobre la clase obrera o sobre las formas de expresión que tiene la ideología, pero sus mayores esfuerzos están dirigidos a tratar de estructurar a la clase obrera en un partido.
"De ahí que lo que creo que hay que rescatar del manifiesto del partido comunista es el nombre: Manifiesto del Partido, es el manifiesto del partido y el partido es organización.
"Marx tiene Comité Central, tiene Comité Regional. Existen cartas de emplazamiento a Marx para que entregue los borradores del Manifiesto del Partido Comunista que le encomendó el Congreso de diciembre de 1847, y no ha entregado hasta fines de enero, le amenazan con sanciones, no del espíritu santo, sino del Comité Regional de Bruselas. Eso muestra que ese esfuerzo no fue para hacer una pieza literaria, que jamás pierda vigencia, sino un instrumento que expresaba que los revolucionarios habían estado analizando los problemas por separado, llegando casi a las mismas conclusiones sobre la necesidad de la revolución, se reúnen para luchar juntos.
"Ahora, a los que nos invitan a discutir que no hay que hacer partido, yo quisiera que le vayan a aconsejar al Goñi o a Banzer que no tengan partido, porque resulta que nos aconsejan a nosotros, a las víctimas, y no les aconsejan a los explotadores, a los opresores, nos aconsejan a nosotros que no nos dotemos de un instrumento de lucha, de emancipación.
"En torno del partido yo creo que giran los otros temas, como el del programa, la estructura del partido, las clases sociales y el problema agrario. Con lo que no estoy de acuerdo es que no hay que repetir las viejas experiencias".
Una convocatoria
"Hace 15 años, Edgar Ramírez no aceptaría nada para una revista de filiación trotskista. Si he aceptado hoy no es porque quiero una entrevista sino porque siento una necesidad.
"En este momento hay un vacío, que creo que estos compañeros están en la misma vereda que tantos otros muchos hombres y mujeres que estamos pensando en la necesidad de estructurar el partido para la revolución boliviana, y por eso yo creo que lo que hay que hacer es insistir con lo que dije del desprendimiento en ese doble sentido, personal; pero también de dejar nuestra supuesta verdad un poco al lado para discutir, porque hay otras verdades en la gente con la que no hemos querido discutir nunca. Pero si no hacemos esto, no vamos a tener respuesta para la revolución.
"Desde la década del ochenta se habla de la globalización de la economía mundial y esto se refiere al hecho de que unas cuantas transnacionales, que funcionan en todo el planeta, explotan a los trabajadores que se encuentran en diferentes países, trabajadores de la China y de Sudáfrica, del Canadá o los de Bolivia.
"El fenómeno de la internacionalización de la economía capitalista, que ya estaba dado desde principios del siglo XX y que últimamente se ha agudizado, ha internacionalizado en la práctica la lucha de los trabajadores contra el mismo patrón, por la consecución de las reivindicaciones económico-sociales y también la lucha por la conquista histórica de la clase obrera que no puede ser otra que la revolución socialista.
"Esos hechos objetivos nos obligan no simplemente a teorizar sobre estos problemas sino a poner en pie organizaciones internacionales de lucha sindical y política.
"Sin embargo, la necesidad de poner en pie un partido revolucionario a nivel mundial no tiene que darse simplemente en el papel, en el plano de la propaganda.
"Actualmente existen varias organizaciones que dicen ser internacionales pero eso no es más que apariencia, porque son individuos que no representan a organizaciones realmente existentes en los diferentes países.
"No me refiero solamente a las organizaciones que dicen representar a la IVª Internacional, sino también a lo que ocurrió con el llamado Movimiento Comunista Internacional, que aparecía como un monstruo, pero en muchos casos con expresiones débiles o casi inexistentes en cada país.
"Por eso, la concreción del partido internacional tiene que ser la culminación de las tareas de organización en el plano nacional. Esto no quiere decir que primero tengamos que dedicar nuestros esfuerzos en el plano puramente nacional y posteriormente recién iniciar el trabajo de construcción de la Internacional. Se trata de evitar que las organizaciones nacionales sean puro nombre o solamente estén en el papel, tienen que ser expresiones nacionales que aglutinen a todos los explotados y oprimidos de un determinado país, que tengan una real inserción en las masas.
"Por otro lado, debe evitarse que las organizaciones sean sunchu luminarias (grupos que se organizan al calor del entusiasmo y desaparecen en muy poco tiempo). Se debe estructurar una verdadera organización revolucionaria internacional. El hecho de que no exista una organización de estas características, en el panorama mundial actual, confirma la necesidad de luchar por poner en pie una organización de esta naturaleza.