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Boletín Interno del PO, días antes del Cordobazo

En un nuevo aniversario del Cordobazo, reproducimos el Boletín (interno) N°2 de Política Obrera (antecesor del Partido Obrero) titulado "La situación política actual", con fecha del 25 de mayo de 1969.

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Se cumple un nuevo aniversario del Cordobazo, una huelga política de masas con centro en Córdoba pero que fue acompañada al día siguiente, 30 de mayo, por un masivo paro general en todo el país.

Como parte de la memoria de ese evento histórico presentamos un documento que es un valioso testimonio de cómo la organización Política Obrera (que en 1982 pasó a llamarse Partido Obrero) caracterizaba la situación y se preparaba para intervenir en esos momentos decisivos.

Es el Boletín Interno Nº 2 emitido el 25 de mayo de 1969, es decir, 4 días antes del Cordobazo.

Lo primero que debemos destacar es cómo PO participaba activamente de lo que se venía. El joven comité de Córdoba, formado e impulsado  por compañeros enviados a radicarse en la ciudad y que ingresaron a las plantas automotrices, entre los que se destacan Marcelo Martin (Ernesto Foix) y Christian Rath.

Marcelo llegó a Buenos Aires pocos días antes con un detallado informe de cómo los obreros automotrices preparaban su intervención en las jornadas que se avecinaban. Para evitar complicaciones, trajo sus apuntes en papeles escondidos en su calzado. Su vívido relato era también el resultado recogido por la intensa agitación que PO venía realizando en las fábricas automotrices con la joven agrupación VOM (Vanguardias Obrera Mecánica).

El informe de Marcelo fue muy detallado y transmitió los preparativos con los que los obreros automotrices se preparaban para la jornada del paro activo. Cómo iban a salir desde las fábricas y, para no llevar consigo los elementos para enfrentar a la policía, los fueron dejando a la vera de los caminos que iban a utilizar para ir hacia el centro. La provisión de municiones para hacer resbalar a los caballos que utilizaba la policía estarían distribuidas a lo largo de la ruta, junto a otros recursos para enfrentar a la represión. También, cómo se coordinarían las distintas columnas para dispersar a las fuerzas policiales y cómo ordenar las columnas y sus recursos de movilidad.

Teniendo en cuenta que una gran cantidad de obreros automotrices concurrían al trabajo en motonetas y motocicletas, se previó toda la logística de la marcha teniendo en cuanta los destacamentos que tendrían mayor movilidad para distraer y desorganizar a las fuerzas represivas. El informe ponía de relieve que la vanguardia de los trabajadores automotrices se había preparado minuciosamente para la jornada de paro activo. El hecho de que durante la jornada del 29 las columnas de trabajadores hayan derrotado a la policía en las calles no fue un hecho casual, sino que estuvo precedido por un fuerte compromiso de la vanguardia para preparar las condiciones para lograrlo.

El Cordobazo en su concreción fue un logro genuino y propio de una vanguardia obrera, especialmente automotriz, pero que también tuvo sus columnas de apoyo en los trabajadores de Luz y Fuerza y que marcó un cambio de etapa en la situación política. El Bi que presentamos intentaba abarcar estas nuevas condiciones que se avecinaban.

El documento que presentamos muestra cómo se construía una organización revolucionaria con el oído pegado a las masas y el vínculo estrecho con esa juventud obrera automotriz que va a protagonizar el Cordobazo, buscando una comprensión de conjunto de cómo esa iniciativa de la vanguardia activa se inscribía en la situación política de conjunto.

Con ese punto de partida se aborda el debate con las corrientes de izquierda que se identificaban con la CGT de los Argentinos (liderada por Ongaro) con cuya dirección PO había polemizado y criticado a través de nuestra agrupación VM (Vanguardia Metalúrgica), hermana de VOM. También una caracterización de conjunto del rol de las burocracias de ambas CGT (y del peronismo en su conjunto). Y una crítica a la corriente  que se menciona como “La Verdad” que era la fracción del PRT liderada por Nahuel Moreno y que ponía el eje en la unidad de ambas CGT.

El BI muestra, además, la búsqueda de los caminos para desenvolver la comprensión de la vanguardia obrera y activista “para arrastrar a toda la masa de trabajadores y su enlace con los estudiantes y en especial con los secundarios”. Que esto era una guía para la acción lo demuestra el importante crecimiento de nuestra organización entre los secundarios cordobeses en el periodo del Cordobazo.

El BI desenvuelve la necesidad de impulsar el Frente Único como método para ampliar y extender el alcance de las luchas que se estaban desarrollando en las semanas previas. Y hace eje en las reivindicaciones centrales a desenvolver para integrar e incorporar a las luchas en curso a las más amplias masas, evitando todo tipo de petardismo.

El BI desarrolla la necesidad de plantearse una política de conjunto orientada a la formación de comités de base y al impulso al Congreso de bases de las centrales sindicales como método para hacer intervenir a la vanguardia de los trabajadores y darle una perspectiva de independencia política frente a la dictadura, en un planteo de poder ante la crisis política que estaba en curso. Ayudando a elevar a la vanguardia obrera como sujeto dirigente de la movilización obrera, estudiantil y popular.

El BI llama a levantar la consigna de Gobierno Obrero y Popular, que va a ser coreada en las calles cordobesas cuatro días más tarde.

Este valioso testimonio ayuda a comprender cómo nuestra joven organización se preparaba para intervenir en una de las etapas más importantes y revolucionarias de las últimas décadas.

Andrés Roldán

El carácter de la situación política actual

1) La movilización del miércoles 14 de los obreros mecánicos de Córdoba, el paro provincial del viernes 16, la impresionante movilización popular del miércoles 21 en Rosario y el paro general en Rosario y Santa Fe el viernes 23, en Rosario bajo el estado de emergencia militar, constituyen un viraje fundamental en la situación política del país. Este viraje consiste en un vuelco de los sectores de vanguardia del proletariado y de amplios sectores de las masas obreras y populares provinciales hacia una definida movilización política antidictatorial. Los rasgos de esta movilización antidictatorial están constituidos por las consignas y los métodos de lucha callejeros de los obreros mecánicos cordobeses, que fueron acompañados por el paro general, por la conciencia de lucha contra la represión político-policial y los métodos militantes de la movilización rosarina, y por la huelga general en Rosario, en plena vigencia del estado de excepción militar.

2) El rol de vanguardia de esta movilización lo jugó, y lo sigue jugando, el proletariado mecánico de Córdoba, en especial los compañeros de Kaiser; las acciones y paros que se preparan para esta semana en esa ciudad lo ratifican ampliamente, así como el extraordinario nivel de actividad y conciencia que se manifestó en las plantas en la semana que acaba de terminar. Los sucesos cordobeses abrieron la perspectiva de las movilizaciones estudiantiles que le siguieron, en especial en Rosario, y finalmente de nuevo en Córdoba en el Barrio Clínicas el viernes 23. En todos estos acontecimientos ha quedado claramente reflejada la tendencia fundamental de la lucha de clases contra la dictadura militar; el proletariado más avanzado acaudilló la movilización y le abrió su horizonte, lo que recibió un enorme impulso con las movilizaciones impulsadas por el sector antiimperialistas y militante del movimiento estudiantil acompañado, a su vez, por una solidaridad activa de obreros y vecinos. La realización de la manifestación del miércoles 21 en Rosario fue apoyada por todas las agrupaciones estudiantiles y por todos los sectores de la población rosarina, incluido el diario “La Capital”.

3) Pero un rasgo decisivo de todos estos acontecimientos fue el enorme eco nacional que lo acompañó, al punto que la conmoción general se mantiene y acrecienta a más de diez días del choque en el Córdoba Sport. Esto refleja la tensión social general creada por tres años de dictadura y de aplicación de un feroz plan económico. Toda la perspectiva política y social de la dictadura ha quedado plebiscitada en los últimos diez días. Todas las fracciones burguesas y pequeño burguesas descontentas con el plan económico han hecho llegar sus protestas contra la represión, amagando en favor de una liberalización de la situación actual. Incluso los sectores entongados con la línea proimperialista actual han planteado necesidades de recambio para preservar la presente orientación de un naufragio político. Lo que se está preparando, de hecho, es una abierta crisis política en el seno de la dictadura, lo que ha despedazado los planes de reestructuración participacionista de Onganía. La lucha proletario-popular, y no la lucha interburguesa, ha abierto un periodo de crisis política en el país, en el marco de la resistencia social generalizada a los planes económicos actuales. Los planes de recambio de gabinete anteriores al 14 de mayo estaban previstos en forma ordenada y controlada. Ahora, toman la forma de una crisis política.

Las clases y los partidos ante la situación política

4) La clase burguesa se encuentra dividida básicamente de acuerdo al desigual resultado que ha tenido sobre ella el plan económico. Mientras que de conjunto existe un acuerdo en rechazar, a corto plazo, la vuelta a cualquier forma de democracia liberal, o en reconocer que no es posible de inmediato la convocatoria electoral, se va evidenciando un creciente desacuerdo sobre las perspectivas del plan económico y, por lo tanto, del control de una salida política futura. Por este motivo, la burguesía se limita a la necesidad de un recambio de gabinete, y diverge sobre su futura composición y política. Las acusaciones que se lanzan unos a otros en la actual situación consisten justamente en tratar de explicar los “desbordes” populares por la ineficacia de la política del otro. “La Prensa” acusa a la demagogia de Borda; el frigerismo y el alendismo al plan económico y al “falso” participacionismo, etc. Aún la oposición encarnada en la UCRP y el peronismo (Perón) se mueve dentro de estos límites: a pesar de la intensa agitación reinante, no se han lanzado a exigir elecciones inmediatas, lo cual significa la renuncia del gobierno, sino que han acompañado con críticas generales el debate interburgués: quieren intervenir en el recambio de gabinete.

El ejército en particular está alineado por Lanusse en la tendencia de “La Prensa”. En primer lugar plantea la represión abierta a través del Estado policial, y, por esto, no alienta reorganizaciones de gabinete mientras dure el movimiento actual. Pero, en segundo término, exige la liquidación de todo intento participacionista, mientras esto signifique la legalidad para sectores sindicales no controlados. Onganía trata aún de preservar el conjunto de su política mientras la polarización no lo haga imposible: por esto, mientras apoya con todo la represión de las movilizaciones actuales, ha dado manija a las reuniones con sindicatos, ha exigido a los gremios participacionistas que se opongan a todo paro y es posible que le otorgue algunas concesiones (elecciones en algunos gremios intervenidos).

5) La burocracia sindical ha sido colocada en una situación de embretamiento por el desborde de la acción obrera y estudiantil. Para conservar su base de maniobra ha desempolvado su verborragia y su apoyo de palabra al movimiento de lucha. Desbordada, ha tenido que aprobar los paros en Córdoba y Rosario, pero sin que mediara ningún esfuerzo organizativo suyo, y mucho menos incorporando al activo sindical a militar en las manifestaciones; en Buenos Aires no ha informado siquiera en fábrica de los acontecimientos. La característica maniobrera más saliente estriba en su carencia de programa, lo que significa que la dirección sindical no está dispuesta a un compromiso inequívoco con las actuales movilizaciones, sino que se adapta a ellas con sus propios y limitados métodos. La ausencia de programa releja la disposición de la burocracia de negociar el movimiento sobre una base puramente oportunista, adulterando los objetivos antidictatoriales consecuentes de la movilización en favor de sus propios intereses de negociación proburguesa.

El participacionismo está en contra del movimiento actual y defiende los planes políticos del gobierno, pero desarrollando en los pasillos ministeriales la oposición a Krieger Vasena. El recambio político es un gabinete desarrollista, “que defienda la industria nacional”, y que prepare elecciones que garanticen la participación del peronismo, aunque sea con un esquema electoral retaceado, para mantener su margen de presión acompaña desde lejos al movimiento actual. El ongarismo es el sector que más resueltamente quiere capitalizar la situación actual, en especial los burócratas del interior. Por esto mismo es el que más agudamente refleja su carencia de programa y, por lo tanto, el que propone fortalecer posiciones a través de una operación “prestigio”, y de anulación de los actuales planes políticos, sin ofrecer alternativa, para entrar como fuerza negociadora en el curso de una crisis política abierta. A la zaga del ongarismo está la izquierda. PC, CNRR, El Combatiente, MLN, etc. sin programa en unos casos o con el del gabinete de coalición en otros. A la derecha de este sector de la izquierda está La Verdad, por haber levantado como consigna eje de su táctica la unificación de la CGT (Consigna que analizamos más adelante).

El Programa de las actuales movilizaciones

6) La cohesión de un movimiento dependen de sus objetivos, de la claridad de su programa; el puro encadenamiento constante de las movilizaciones tiene como límite el cansancio inevitable de los sectores más atrasados. En su fase actual, el movimiento antidictatorial está objetivamente ligado a 4 reivindicaciones que todo el mundo plantea difusamente, pero que ninguna dirección sostiene como exigencia concreta contra el gobierno militar y como proclama de los fines para el conjunto de las masas. Estas 4 reivindicaciones son: el levantamiento inmediato e incondicional del estado de emergencia en Rosario; el desarme de la policía, el levantamiento de la intervención en la Universidad, y el aumento general del 50%. El planteo inequívoco de este programa permitirá unificar todas las movilizaciones y homogeneizarlas por la conquista de estos objetivos.

Para introducir un puente más amplio de movilización, nuestro partido debe plantear el paso del poder a una Asamblea Constituyente soberana. Es cierto que el gobierno no puede ceder a esta reivindicación, como tampoco a las anteriormente mencionadas, pero permite que un movimiento popular unificado programáticamente haga la experiencia de conjunto de la resistencia de la dictadura a una salida democrática amplia, como forma de elevarlos a un curso abiertamente revolucionario.

7) Los grupos de izquierda proongarista están en la línea ultraizquierdista de alimentar la hoguera de las movilizaciones con acciones de grupos preparados, fundamentalmente en el terreno estudiantil. Este no es el camino para extender las movilizaciones hacia los sectores de masas que aún no han intervenido, y que son mayoría. Se trata por el contrario de mostrar a esas masas que la movilización tiene objetivos concretos, que levanta reivindicaciones sentidas por las que vale la pena meterse en la lucha, que todo esto no es solo “una cuestión de estudiantiles”. Pero la izquierda proongarista entiende solamente el puente hacia la clase obrera a través de la burocracia ongarista, que debe ser precisamente, a su vez, por desbordantes manifestaciones estudiantiles.

La crisis de dirección y la perspectiva de la movilización actual

8) Las movilizaciones actuales carecen de dirección en el sentido más elemental de la palabra. Esto se manifiesta esencialmente en el aislamiento entre el interior y el gran Buenos Aires y en el aislamiento de la van guardia obrera y estudiantil del interior respecto a la masa de obreros, que se refleja en el distinto nivel de militancia unos y otros.

Pero la crisis de dirección se manifiesta también entre los sectores de vanguardia que se han planteado un curso antidictatorial conciente. Así, los compañeros de Kaiser se mueven presionando directamente a la burocracia, pero sin organización independiente o de bases, y se debaten en una gran confusión programática, aunque discuten en forma abierta el problema del gobierno que debe reemplazar a Onganía. Asimismo, su táctica de operaciones de lucha es la de salir a cada momento, dársela a la policía, ocupar el centro de la ciudad, y reiterarse en este camino sin prepararse para dirigir a todo el movimiento obrero hacia una huelga general bajo su propia dirección, a través de una red de comités de acción y de huelga. Mientras discuten con gran agitación, no han planteado todavía el recambio de la dirección torrista por un comité de huelga de todo el gremio.

9) Por esta crisis de dirección, el movimiento actual ha seguido el curso de presionar a las burocracias cegetistas, en particular Ongaro, a través de movilizaciones extrasindicales, callejeras, impulsadas por lo obreros y estudiantes más resueltos, por las agrupaciones de izquierda, etc. En este proceso de presión extrasindical sobre la burocracia, el proletariado mecánico de Córdoba está a la cabeza, discutiendo concientemente una salida antidictatorial; le sigue el movimiento estudiantil de Córdoba y Rosario y el proletariado de Rosario, que por haber ido a la huelga en el estado de emergencia, incluso los gremios intervenidos, ha roto con las prevenciones al sistema de represión instaurado el 28 de junio.

10) El objetivo de la presión extrasindical sobre la burocracia es llegar hacia el conjunto del movimiento obrero a través de la resolución de una huelga nacional. La vanguardia del movimiento obrero es conciente de que solo puede progresar el conjunto del movimiento, y su propia posición dentro de este conjunto, por medio de una generalización de la lucha a través de un paro nacional. Por este mismo motivo, la burocracia ha retenido la línea del paro, el ongarismo espera un acuerdo con el vandorismo, y, en definitiva, quiere limitar la perspectiva de huelga a un paro aislado.

Por un plan de paros nacionales obrero-estudiantiles, por la formación de Comités de acción, interfabriles, etc. Por la formación de grupos de obreros y estudiantes armados sobre la base de comités de acción, piquetes de huelga e interfabriles. Por un Congreso de Bases.

11) El objetivo de nuestro partido en el momento actual es desarrollar todos los métodos de presión extrasindical, transformándolos en métodos organizados, concientes y clasistas. La agitación por un inmediato paro nacional y por un plan de paros tiene como objetivo incorporar a la masa del movimiento obrero y popular a la actividad de su vanguardia, y debe ser entendido como un método fundamental para dar nuevo impulso al conjunto de la movilización, incorporando a los activistas del Gran Buenos Aires, a una actividad militante.

12) Planteamos un plan de paros nacionales escalonados por las siguientes razones: a) para combatir la maniobra de la burocracia de un paro nacional aislado; b) para combinar el movimiento de huelga con la agitación y organización fabril que una huelga por tiempo indeterminado haría imposible, la que, además, para ser garantizada requiere como condición esa organización de la mayoría del proletariado. La línea de huelga general con ocupaciones de fábrica no está a la orden del día por la pasividad actual del proletariado del Gran Buenos Aires y por el aislamiento de los obreros de vanguardia del interior respecto a las respectivas masas obreras.

13) Llamamos a un plan de paro obrero-estudiantil nacional y no a un paro de las dos CGTs, o de la CGT unificada, no porque estemos en desacuerdo con una unidad alrededor del paro nacional (para un paro apoyamos esa unidad con todo), sino porque no anteponemos la unidad para el paro al lanzamiento del paro por la CGT ongarista. Primero está el paro, lo declare quien lo declare, después el problema de que sea conjunto; más aún, como se demostró en Córdoba, el paro conjunto fue impuesto por la decisión de SMATA y Metalúrgicos, luego la Regional ongarista y después todo el azopardismo. Como objetivo en sí la unidad burocrática de la CGT sigue siendo un objetivo reaccionario, en el sentido de que como tal solo se propone fortalecer a la burocracia para negociar con el gobierno. Nosotros apoyamos una unificación condicionado a la resolución de la huelga nacional conjunta. “La Verdad”, que insiste con el objetivo del unidad de la CGT como tal, acompañado del planteo de elecciones libres, se mueve por entero dentro de los objetivos de la burocracia, que es arrancar un gabinete que prepare alguna forma de retorno electoral.

14) Es indudable que el conjunto del movimiento no puede progresar si no defiende sus movilizaciones de la represión policial. En este sentido el Comité Estudiantil y el Comité de Córdoba han incorporado medidas de autodefensa de las manifestaciones conjuntas, como de las planificadas por nuestro partido. Todos los comités deben estar preparados para un desarrollo similar. Pero lo que hay que promover de inmediato en este sentido es la formación de comités de acción, de resistencia, de interfabriles, etc. que a la vez que se plantean la conquista del conjunto de los obreros para las movilizaciones y el paro, deben organizar la autodefensa de todas las actividades programadas. Hay que promover comités de acción por medio de la agitación y hay que promover piquetes para el cumplimiento del paro nacional. La articulación de esto en interfabriles permitirá ganar la calle en las zonas fabriles y los barrios.

15) Un rol especial para la extensión del movimiento hacia las zonas obreras y para la promoción de los comités de acción la tienen los compañeros secundarios. Por la ramificación de los colegios, por su composición social más popular, por los alumnos obreros de las zonas suburbanas y de los nocturnos y por su proclividad a la recepción más directa de las presiones obreras y populares, este sector puede ser movilizado con amplitud, y por medio de él sacar el movimiento estudiantil de la Capital de su estrechez e influir en los medios obreros. Con este fin hay que impulsar en el movimiento estudiantil los métodos de lucha de clases, es decir, de lucha junto a los obreros en las zonas fabriles, y la organización de comités para  que intervenga una masa más amplia en la acción.

16) El planteo de organizar comités obreros al margen de las  organizaciones sindicales no significa abandonar el medio sindical como terreno para impulsar medidas de lucha. En definitiva, el curso más probable de los comités que se consigan formar es obtener la realización de asambleas de fábrica y la formación de piquetes sindicales. En el terreno sindical mismo, sin embargo, debemos subvertir la línea puramente sindical, haciendo elegir nuevos delegados con mandato y en favor de un Congreso de Bases que sea el organismo centralizador de la movilización obrera.

La Asamblea Constituyente y el gobierno obrero y popular

17) El movimiento de masas actual aun cuando parcializado y sin asumir un carácter revolucionario es un movimiento político antidictatorial que tiene a la cabeza a un sector del proletariado del interior y del movimiento estudiantil y que ha abierto una etapa de crisis política en la dictadura. Por este motivo, aun cuando no tiene a la orden del día el asalto directo al poder, sí tiene planteado el formularse una alternativa política opuesta a todos los sectores que le quieren arrebatar sus objetivos democráticos y anticapitalistas.

En el terreno de la alianza democrática de los obreros y las masas no proletarias debemos sostener más que nunca la salida de la Asamblea Constituyente. Sostener frente al movimiento actual la consigna de las elecciones libres es proscribir políticamente a los obreros de vanguardia que no se expresan a través de los partidos desplazados, incluso el peronismo, y que en cambio las condiciones de una Asamblea Constituyente soberana, le permite el ejercicio de la presión política a través de la acción directa. Es en el terreno de la Asamblea Constituyente en el que debemos defender el derecho al retorno de Perón.

Es indudable que la Asamblea Constituyente sólo puede ser impuesta por un gobierno obrero y popular, pero esta reivindicación democrática debe ser levantada desde ya como método para que las masas vayan comprendiendo la necesidad del gobierno obrero y popular para imponerla.

18) Por todo lo dicho, debemos exponer con claridad nuestra consigna política principal, de poder, capaz de garantizar la aplicación del programa mínimo levantado y de todo el curso anticapitalista que está en la raíz de la movilización actual. Esta fuera de toda duda de que esta consigna de poder debe ser la de un gobierno basado en las organizaciones obreras que rompan políticamente con la burguesía, es decir, que ascienda y se sostenga, no por el mecanismo de la democracia burguesa sino de la acción revolucionaria y la expropiación política de los capitalistas; este poder es la forma más elemental y primitiva de dictadura proletaria; su carácter de transición consiste en que prepara las condiciones de una dictadura, ampliamente desarrollada institucionalizando el poder soviético, de los consejos obreros armados, y dirigido por el partido obrero revolucionario.

En la situación actual toda la orientación de la acción callejera y fabril de la vanguardia se dirige a arrancar de la CGT, en especial la ongarista, la centralización huelguística nacional del movimiento. Las regionales de Córdoba, Rosario y Santa Fe de las dos CGT ya han dado un paso en este sentido, y el propio ongarismo nacional ha hecho limitadamente lo mismo al aprobar un paro nacional en principio, para esta semana. Tenemos aquí el fenómeno contradictorio de las CGTs que quieren adaptarse a la situación para negociar con el gobierno por migajas y la presión de la vanguardia obrera y estudiantil que presiona con luchas concretas por una efectiva centralización antidictatorial consecuente a escala nacional.

En esta situación concreta, en que el movimiento de lucha toma una forma precisa, no basta con levantar la consigna de gobierno obrero y popular en forma genérica. Hay que precisar quién y cómo. Mientras el movimiento se oriente a exigir su centralización huelguística a través de la CGT, debemos plantear el gobierno obrero y popular como gobierno revolucionario de la CGT, exigiendo que por este medio rompa con la dictadura y burguesía. El problema de cómo la CGT toma el poder no se plantea por el lado de su unificación; unificada o no debe exigirse alrededor de las que centralicen el movimiento y alrededor de aquel que las masas presionen por la centralización huelguística. El eje es que en cualquiera de los casos “la CGT al poder” solo puede imponerse si esta se organiza políticamente en Congreso de Bases, unificada o no; el eje no es la unificación sino la orientación hacia la centralización huelguística de las luchas actuales: en este sentido, la unidad del movimiento obrero se puede alcanzar al margen de las burocracias remisas, como ya está planteado para los gremios participacionistas que se oponen al paro nacional.

Pero la consigna de gobierno obrero y popular de la CGT organizada en Congreso de Bases es aún insuficiente: cómo impone la vanguardia este curso al que se opone abiertamente la burocracia. El único camino que está a la vista es formando comités de acción que impongan la línea de Congreso de Bases, de paro nacional, de la autodefensa y del impulso de la lucha callejera en todos los niveles: obrero, estudiantil, popular. Para reflejar esta orientación la consigna debe ser: por un gobierno obrero y popular de la CGT organizada en Congreso de Bases impulsado mediante la formación de comités de acción y piquetes armados.

La consigna de gobierno obrero y popular así formulada se corresponde por entero con la perspectiva revolucionaria de la lucha actual. La movilización actual consiste en una combinación de los métodos de presión extrasindicales por un lado, y de exigencia al paro nacional por la CGT, por el otro. La vanguardia no ha elaborado una dirección independiente: desarrolla una actividad independiente para presionar a la dirección existente. El jueves pasado varios centenares de activistas de SMATA Córdoba tuvieron en jaque al plenario de delegados que se vio obligado a aprobar un paro de 48 horas y la formación de grupos de obreros de acción. La consigna de poder que levantamos se propone llevar la situación actual hasta sus últimas consecuencias, impulsando al máximo los métodos de presión de bases, con organización clasista, sobre la dirección nacional y regional actual de la CGT.

19) Si con el argumento de que las burocracias van a pactar con la dictadura, lo que es cierto, seguimos con la fórmula genérica de gobierno obrero y popular, renunciamos a la presión política contra la capitulación cegetista y disolvemos la acción obrera en una serie de presiones difusas, quebrando su posibilidad de desarrollo nacional, y de su organización independiente. La fuerza de la burocracia reside en que controla el aparato de movilización de la mayoría de las masas, menos activas; por eso, la vanguardia la presiona para que largue el paro nacional. Solo un desenvolvimiento más masivo de la situación actual puede imponer nuestra consigna, o incluso replantearla en favor de un gobierno basado en comités de acción o consejos obreros.

20) Nuestra política en el momento actual debe estar comprometida con un programa bien claro en relación al curso inmediato de la lucha, que son los cuatro puntos mencionados, y con una orientación concreta respecto a la salida política que se desprende de la lucha presente. Solo una agitación que explique la importancia de estos dos aspectos puede convencer en favor de la urgencia de organizar en forma independiente al activismo obrero, y de ligarlo a la unidad de acción con el conjunto de la masa proletaria y popular.

Todos los peligros que acechan a la movilización tiene un origen común en la brutal crisis de dirección, crisis que ha colocado a la cabeza nacional del movimiento a la burocracia ongarista, sin que mediara por parte de esta mayor esfuerzo. En primer lugar, está el peligro de una dilución del movimiento a pesar de los deseos militantes de su vanguardia; un resultado de este tipo persigue el paro nacional aislado. En segundo lugar, está el peligro de la declaración del estado de sitio, del estado de emergencia nacional, que inicie una cacería masiva con allanamientos de activistas y clausuras de sindicatos, en condiciones en que no está prevista una organización clandestina de recambio. En ambos casos el peligro está basado en el liberalismo, diletantismo y confianza proburguesa de la dirección cegetista, y en ausencia de arraigo de una organización revolucionaria dentro de los obreros avanzados.

De aquí la importancia del conjunto del programa político que levantamos, porque dirige concientemente y organiza la presión de la clase obrera y su vanguardia sobre la dirección actual.

Nuestras tareas

21) El viraje profundo de la situación nacional del movimiento obrero, estudiantil y popular nos plantea de inmediato una tarea bien evidente: incrementar la labor de propaganda y agitación en favor de la organización independiente y antiburocrática, como los comités, y en favor de la presión por medidas de lucha escalonadas de alcance nacional, profundizando las consignas políticas que levantamos, haciendo el eje en planteos más avanzados, en reivindicaciones más revolucionarias, porque son estas reivindicaciones y planteos los que están a la orden del día como eje inmediato de la unidad de acción. Hay un desplazamiento hacia adelante, más radical, del eje político de la actividad inmediata.

El defecto comprobado hasta ahora es de incomprensión de este salto político de tareas por el conjunto de los comités, y de una tendencia a la labor puramente organizativa de manifestaciones en estudiantil. Agitar y propagandear es explicar; tenemos que explicar la nueva situación, sus perspectivas y sus peligros. Tenemos que ganar la conciencia de los obreros avanzados para nuestra política si queremos ser promotores reales de la acción efectiva y unificada de los obreros. Tenemos que capitalizar el desarrollo actual a través de la iniciativa para la acción y de la lucha política por el programa.

22) Hay que tomar de inmediato la iniciativa de poner en movimiento a todas las agrupaciones sindicales, comités y simpatizantes ligados a nuestro partido para que se definan públicamente y militen. Aparte del grave peligro de que los sectores organizados alrededor nuestro se diluyan en la presente situación, está el peligro más grave de que se comporten tan pasivamente como los sectores más atrasados, y queden, por este motivo, desligados por un período de la actividad revolucionaria. Las agrupaciones deben empezar a militar por sus propios medios: en este momento podemos ganar a sus activistas para una militancia amplia si explicamos con claridad nuestra táctica y objetivos.

23) El Comité estudiantil debe elaborar un plan concreto para intervenir tanto en las movilizaciones puramente estudiantiles como en la promoción de movilizaciones obrero-estudiantiles. Hay que librar una lucha política por esta orientación en el movimiento estudiantil que encabeza la FUA. Para todo esto hay que distribuir frentes entre todos los sectores ligados al partido,  sea la TESR como los comités de resistencia. En el caso especial de secundarios hay que orientarse hacia los nocturnos y las zonas obreras. La movilización de los estudiantes, más aún en la Capital y La Plata, solo puede prosperar con el método de la lucha de clases.

24) En todos los frentes hay que estimular la acción conjunta con todas las corrientes y partidos que apoyan militantemente la lucha actual. Debemos impulsar en estas acciones la aceptación de nuestro programa y de los métodos que proponemos. Pero debe entenderse como progresiva toda acción conjunta que agite u organice en favor de la organización independiente y de base de los activistas.

25) La preparación por la dictadura de represalias abiertas y fascistizantes debe ser tenida muy en cuenta por los comités. Hay que vigilar más que nunca la clandestinidad, y hay que tener preparados recursos para enfrentar una ola de allanamientos.

En el terreno de la autodefensa los comités deben organizar la fabricación de los elementos más elementales y clásicos de la lucha callejera.

26) Desde la iniciación de los sucesos actuales se ha puesto en evidencia un serio déficit de disciplina en amplios sectores de militantes. Esto es un reflejo directo del liberalismo que viene arrastrando y de la incomprensión del fenómeno actual y de las posibilidades  que encierra para el crecimiento del partido revolucionario. Si el incremento de actividad supone para los compañeros proletarizados un sacrificio superior, hay que darlo. La DN ha resuelto seguir un régimen estricto de sanciones para con los incumplimientos en la aplicación práctica de las resoluciones emanadas de los organismos superiores.

27) Llamamos a incrementar estas actividades en la presente semana frente al inminente paro nacional de la CGT. Deben salir volantes por todos los comités y agrupaciones. Hay que hacer actos relámpagos. Pero lo fundamental: organizar piquetes masivos y con enlaces para el viernes.

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