El 29° Congreso Nacional del Partido Obrero ratifica la Propuesta de Documento Internacional presentada por el Comité Nacional saliente publicada en el Boletín Interno N° 1 (2/1/2024). Y adopta la siguiente Resolución Política Internacional.
1) La guerra ha dado un salto, colocándose abiertamente en el centro de la crisis mundial. Ucrania está en retroceso y cerca de un colapso militar. Los diarios señalan que estamos ante “un giro clave en la guerra de Ucrania”: la OTAN ha autorizado al gobierno de Zelensky atacar con los cohetes y misiles que le provee, objetivos en el territorio ruso. Se termina con la farsa de que las fuerzas armadas imperialistas no intervienen físicamente en la guerra: los misiles son programados y guiados directamente por personal militar imperialista que actúa sobre el terreno. La mayoría de los países de la OTAN aprobó esta resolución. Algunos gobiernos (España, Italia, Portugal) cuestionan la medida pero, entretanto, dejan que la OTAN avance en la implementación de esta nueva escalada. Desde ya que los EEUU, uno de los principales proveedores de misiles y mercenarios, al igual que Canadá respaldaron la decisión. Macron viene planteando no solo de bombardear Rusia, sino también enviar tropas francesas y la OTAN a Ucrania y reimponer el servicio militar obligatorio a la juventud francesa. Similar posición ha levantado el gobierno socialdemócrata de Alemania y otros: Suecia, Polonia, etc. La política de rearme se alimenta de fuertes presupuestos militares. En abril, el Congreso norteamericano voto un plan de ayuda militar para Ucrania de 60 mil millones de dólares.
Diversos presidentes europeos han llamado a desarrollar una “economía de guerra” y prepararse para una guerra mundial en un par de años. Putin, por su parte, declaró que este nuevo paso guerrerista de la OTAN, lo habilitaba a atacar bases militares de los países participantes y de usar armas atómicas tácticas. A su vez, los países de la OTAN vienen realizando maniobras militares en las fronteras más cercanas a Rusia para enfrentar eventuales ataques con armas atómicas tácticas.
Se estuvo en una situación similar en la llamada crisis de los misiles de 1962 en Cuba -por la puesta de cohetes soviéticos en la Isla, para defenderla de las amenazas de desembarco yanqui en el marco bloqueo imperialista que sufría la isla.
Siendo la más grave, no es la única guerra en desarrollo. El estado sionista de Israel continúa con su política de genocidio contra el pueblo palestino de Gaza y Cisjordania. Israel viene montando provocaciones para extender la guerra a todo el Medio Oriente: Líbano, Siria, Irán. Amenaza con bombardeos “preventivos” contra Irán. Y fuerzas marítimas conjuntas de la OTAN patrullan el Mediterráneo y el Mar Rojo, bombardeando a los hutíes de Yemen.
Por su parte en el Mar de China, se recalienta la situación militar en torno a Taiwán. La flota yanqui incursiona en mares chinos y los EEUU vienen armando alianzas militares, similares a la OTAN, con Japón, Corea del Sur y Australia. Con numerosas provocaciones, que bordean el estallido de una guerra contra China y también contra Corea del Norte.
En la actualidad, han tenido lugar 56 conflictos bélicos, el registro más alto de la historia contemporánea de las últimas décadas. Estamos ante un cuadro de transición hacia una guerra mundial, que no es un camino lineal sino que en su recorrido está llamado a atravesar crisis y realineamientos hasta abrir paso a una configuración definitiva de fuerzas en disputa.
2) La guerra es la máxima catástrofe social que enfrenta la humanidad. Es producto directo de la crisis del sistema capitalista. Lo que el capitalismo no puede superar por métodos económicos, se ve obligado a acudir al uso de la fuerza: a la guerra.
La crisis del 2008 no ha terminado de ser superada y recae constantemente en nuevas catástrofes y recesiones.
La economía de Europa está estancada o en retroceso (¡Alemania!). China que en la crisis del 2008, fue una locomotora reactivadora para la economía mundial por su gran crecimiento, ha disminuido drásticamente su ritmo de desarrollo en medio de una gigantesca crisis inmobiliaria y un endeudamiento explosivo. Los EEUU, que venían escapando a las tendencias recesivas mundiales, creció en el primer trimestre de este año mucho menos de lo esperado: 1,6% en vez del 2,5% pronosticado. El Banco Mundial prevé que en 2024/25 el crecimiento del mundo será inferior al promedio de la década de 2010 (que ya era anémico) en casi el 60% de las economías, que comprenden más del 80% de la población mundial. El mismo Banco Mundial acaba de pronosticar una reducción del crecimiento para América Latina: 1,6% rectificando el anterior del 2,3%.
No se está frente a una ola ascendente del comercio y la producción mundial. Por el contrario crecen las medidas proteccionistas, impulsando las guerras económicas. EEUU coloca altas barreras aduaneras a China y a México (en este último país se vienen instalando algunas empresas chinas para burlar las medidas arancelarias que bloquean sus exportaciones). La UE se apresta a hacer lo mismo con las exportaciones chinas. China está respondiendo de la misma forma.
La Organización Mundial de Comercio –que está paralizada- afirma que China tiene un exceso de inversiones en capacidad productiva, que vuelca a la exportación. China retruca que EEUU subsidia industrias (autos eléctricos, microprocesadores, etc.). Todo eso es cierto: estamos ante una crisis histórica de sobreproducción de mercancías, que proviene de una sobreacumulación de capitales, que no tienen posibilidades de inversión en términos rentables. Asistimos a una tendencia a una baja de la tasa de ganancia, que provoca una creciente huelga de inversiones capitalistas productivas.
El mundo está altamente colonizado por el capital financiero imperialista y para obtener nuevos nichos de superganancias, hace falta reordenar el orbe, eliminando competidores y avanzando en una mayor colonización de los países atrasados y mayor explotación de los trabajadores.
La guerra imperialista es una expresión directa del impasse capitalista. Las contradicciones que se crean en la lucha por la sobrevivencia entre los capitalistas, no se pueden resolver con los métodos económicos tradicionales de la competencia capitalista. En la época del capital financiero imperialista, el proceso de depuración capitalista pasa a estar dominado por los métodos extraeconómicos. No se puede resolver por medios pacíficos.
No habrá resolución de la crisis que esquive la necesidad de la depuración de monopolios y ramas enteras que son sostenidas por los diferentes gobiernos imperialistas. Las medidas de tipo keynesiano de rescate financiero por parte de los estados al capital en crisis se han ido agotando, sin lograr producir una reactivación productiva consistente y duradera. En cambio se han incrementado notablemente las deudas públicas de todos los estados imperialistas. La deuda nacional de Estados Unidos alcanzó un nuevo récord de 34,6 billones de dólares en abril. Viene creciendo a razón de un 8% anual desde la crisis del 2009. La deuda China orillaba casi el 300% de su PBI a fines del 2023.
La euforia de las “burbujas” de acciones en las Bolsas es altamente especulativa y típica de preanuncios de nuevos estallidos financieros que se van gestando.
No hay “aterrizaje suave” a la crisis capitalista, el desenlace será violento, será un desenlace que plantea un cuadro de quiebras, bancarrotas y defaults empresarios y soberanos y pasara inevitablemente por guerras y catástrofes. Estamos frente a un escenario explosivo de recesión con inflación. El aumento de la tasa de interés establecido por la Reserva Federal estadounidense y demás bancos centrales de los países imperialistas no ha logrado erradicar la inflación pero ha alimentado las tendencias a una desaceleración económica y al riesgo de una depresión. La FED estadounidense no subió las tasas este año, pero aún no las bajó según lo prometido. Es decir que teme tanto a la inflación como a la recesión que se está viviendo a nivel mundial. La creciente atomización y choque entre los estados, conspira contra cualquier acción coordinada para morigerar la crisis y agrava las tendencias a la guerra comercial y monetaria y a un dislocamiento de la economía mundial (que podría ir de la mano de un abandono del dólar como medio de pago internacional y el refugio en el oro u otros activos más seguros, como ha ocurrido históricamente frente a grandes crisis en el pasado)
3) Ya hemos visto este panorama en la 1ra y 2da guerras mundiales. La 3ra. Guerra mundial hacia la que marchamos tiene, sin embargo, sus propias características.
La escalada guerrerista tiene como objetivo enfrentar el deterioro de los EEUU en su creciente pérdida de hegemonía descargando la crisis sobre otros competidores imperialistas, sobre las masas trabajadoras y, especialmente, avanzando en la colonización de los países que vienen de restaurar en los que está en marcha el proceso de restauración del capitalismo (Rusia y China).
La restauración capitalista es un proceso nuevo que históricamente no hemos vivido en el pasado y debe ser estudiado como tal. A diferencia de lo ocurrido con las grandes potencias tradicionales, el capitalismo irrumpe en escena no en su etapa de ascenso sino de decadencia y agotamiento histórico. En ese sentido, la restauración capitalista está íntimamente ligada a las tendencias a una colonización de ambas naciones por el imperialismo. Esto supone someter a China y Rusia a los apetitos del gran capital internacional. En este contexto, la burguesía china no ha logrado consolidarse como clase dirigente y es lo que explica su debilidad que persiste hasta el día de hoy. Este escenario acentúa el lugar que ocupa el estado, quien ha mantenido, y aun reforzado, su papel de árbitro y maneja los principales hilos de la conducción política y económica. El régimen estatal restauracioncita fue apuntalado por el imperialismo, más aún, ha sido un sostén principal del mismo, pero su desarrollo, contradictoriamente, se ha ido transformando en un riesgo y una amenaza. Esto es la que está en la base de la escalada imperialista contra China y el ex espacio soviético. El capital internacional sólo concibe la restauración capitalista en Rusia y China bajo su tutela y, por lo tanto, como un engranaje subordinado de las grandes potencias imperialistas. Esto es lo que explica la transición entre el acople chino/ norteamericano al escenario actual de guerra comercial y tendencias bélicas en desarrollo.
El imperialismo los ataca para avanzar más a fondo, liquidar las barreras bonapartistas defensivas y colonizar a fondo sus riquezas y territorios. Esto supone alterar sus regímenes políticos, barrer su autonomía política y consagrar gobiernos dóciles al capital internacional. No hay que descartar que, tal como hizo con Yugoslavia, termine impulsando la ruptura de la unión nacional de estos estados para mejor poder colonizarlos. No se nos puede escapar que la guerra, más en el marco de la época de decadencia capitalista, ha llevado históricamente a un trastocamiento de todas las relaciones sociales y es un factor de conmoción política extrema. No olvidemos que el estallido de grandes conflictos internos e internacionales ha ido de la mano de grandes convulsiones sociales y situaciones revolucionarias. Un choque entre EEUU y China, no va a ser la excepción Un enfrentamiento entre ambas naciones está llamado a dirimirse en el marco de la lucha de clases nacional e internacional.
La posibilidad, en definitiva, de que estos países en los que está en marcha el proceso de restauración al capitalismo se transformen en plenamente imperialistas deberá pasar por guerras y conflictos internacionales previamente.
La tesis sobre la naturaleza imperialista de la ex naciones de propiedad estatizada, no sólo sortea esta cuestión, sino que embellece la presente etapa histórica. En lugar de encarnar una fase senil, parasitaria y terminal, el imperialismo, de acuerdo a esta óptica, habría establecido una nueva base para un relanzamiento del capitalismo y la sustitución de las viejas potencias hegemónicas en retroceso por nuevas potencias en ascenso. Dentro de este rango, no sólo incluyen a China sino también a Brasil, India, Turquía, etc., a los cuales ligeramente se los cataloga de “imperialistas”. Lejos, sin embargo, de la emergencia de un “mundo multipolar”, asistimos a un deshilachamiento del orden imperialista, sin que haya podido ser sustituido por un orden nuevo.
Rusia ha retrocedido productivamente: se ha desindustrializado con la restauración capitalista. Es un país mayoritariamente centrado en el extractivismo de materias primas (gas, petróleo, etc.). Mantiene una fuerza militar atómica de importancia como herencia de la Unión Soviética. Encarna un imperialismo atrasado, de viejo tipo (variante del zarismo de ocupación militar burocrática de zonas de influencia).
China, a su turno, lejos de sacar al mundo de la crisis capitalista ha sido arrastrada por ella. No olvidemos que el gigante asiático ha crecido a caballo de las inversiones imperialistas que se han producido, como parte de la llamada “globalización” impulsada por el imperialismo, para aprovechar la superexplotación de mano de obra barata. Para analizar el carácter de cada país, no se debe considerar solo el lugar de origen de la producción que se exporta, sino la procedencia de las empresas, sus paquetes accionarios y los bancos y fondos financieros que las controlan. El alto crecimiento económico a “tasas chinas” se debe a la política de “acople” desarrollada por el imperialismo yanqui. Desde que esto se ha ido rompiendo con Trump y con Biden, para iniciar una guerra comercial, estas tasas han disminuido drásticamente y hay emigración de capitales.
Aún hasta el día de hoy, la organización social china no ofrece una “seguridad jurídica” para el capital y la propiedad privada. La frontera entre la propiedad estatal y privada sigue siendo borrosa y confusa (ver nota The Economist https://www.infobae.com/economist/2023/11/27/el-control-de-xi-jinping-sobre-las-empresas-chinas-se-hace-incomodamente-estrecho/).
En este marco, la burguesía china no se ha afianzado como sujeto dominante. La burocracia gobernante es la que tiene el timón de la vida económica, social y política del país. Esta inseguridad jurídica también afecta al propio capital extranjero, quien apunta a romper este impasse, avanzando en la colonización del país y sometiéndolo a su tutela.
En esta lucha por la sobrevivencia frente a la crisis capitalista, los choques interimperialistas del capital financiero occidental están también plenamente presentes. La economía de la UE ha retrocedido respecto a la de EEUU. Hace 15 años eran más o menos similares en tamaño. Hoy en día la yanqui es un tercio mayor. Por un lado, está el Brexit, con la ruptura de Gran Bretaña de la UE. Pero la UE fue retrocediendo: las 7 principales empresas tecnológicas son yanquis, en semiconductores paso del 25 al 8%, etc.
Existe una lucha feroz entre los imperialismos europeos y el yanqui: el nordstream 2, que traía gas barato de Rusia a Alemania, fue volado por “terroristas anónimos” yanquis (importando combustible caro de USA, etc.) para descolocar sus exportaciones manufactureras que retroceden. La competencia interimperialista está en pleno desarrollo. Alemania, tratando de proteger sus inversiones en China, no acompaña por completo, la guerra comercial que impulsan los yanquis
También debe destacarse el lugar del movimiento de mujeres y de lgbti, que se han demostrado como de los más dinámicos en los últimos años, por sus choques contra el régimen político patronal. La izquierda revolucionaria debe luchar contra su cooptación política y por la independencia de clase, además de enfrentar los ataques oscurantistas contra los derechos conquistados (aborto legal, matrimonio igualitario, etc.). En este contexto, denunciamos que el salto en las tensiones y enfrentamientos bélicos está provocando un agravamiento en la cuestión ambiental. La estrategia del imperialismo yanqui en el marco de la guerra de Ucrania ha sido cortar el abastecimiento gasífero y petrolero ruso a Europa, lo que disparo los precios de la energía y motivo la reactivación de plantas de carbón en China, India y hasta Alemania. Esto sumado a las emisiones de la industria armamentista y la devastación ambiental y humanitaria de las propias guerras. Esto se inscribe en el marco de un salto en la depredación del medio ambiento, en un carrera y competencia cada vez más desenfrenada entre las grandes corporaciones y estados capitalistas por la apropiación y saqueo de los recursos naturales del planeta.
4) El cuadro político mundial es de gran volatilidad e inestabilidad política. La crisis capitalista ha ido horadando y descomponiendo a los gobiernos y los partidos burgueses tradicionales en los que se sustentaban. Esto en la Argentina lo estamos viviendo con la crisis de la UCR, el peronismo, e incluso el PRO surgido para intentar reemplazarlos. Pero es un fenómeno internacional que se manifiesta en los países atrasados y en las metrópolis. En una primera etapa surgieron y/o se desarrollaron movimientos centroizquierdistas o nacionalistas pequeñoburgueses (Syriza, Podemos, Francia Insumisa, Perú Libre, etc.). Pero ahora vemos, también un auge de sectores ultraderechistas, algunos de los cuales se proclaman como neonazis. En las recientes elecciones para el parlamento europeo ha habido un avance de la ultraderecha. Aunque menor a lo pronosticado, ha crecido en algunos países centrales (triunfo de Le Pen en Francia contra la derecha tradicional de Macron; segunda fuerza en Alemania de la AfD, desplazando a la socialdemocracia; etc.). Pero este crecimiento de la ultraderecha no implica la imposición de un cuadro de fascistización mundial. Ya los derechistas fascistoides habían triunfado en EEUU (Trump) y Brasil (Bolsonaro) y terminaron siendo desplazados por Biden y Lula, respectivamente.
Mundialmente, la clase capitalista prefiere seguir apostando por regímenes burgueses asentados en la democracia burguesa y representativa, que son manipulables por las clases dominantes. El fascismo es guardado como último recurso contra la amenaza más o menos directa de la revolución y/o para la construcción de regímenes totalitarios para “unificar” a la opinión pública con vistas a encarar la guerra que como se ha dicho viene incubándose. Es importante considerar que la ultraderecha avanza allí donde la centroizquierda y el llamado “progresismo” viene gobernando y viene ejecutando los planes de ajuste contra el pueblo. Los demócratas vienen impulsando la guerra de la OTAN. Y lo mismo sucede con los gobiernos centristas (de derecha y de izquierda) de la UE. La ultraderecha ha expresado ciertos reparos para profundizar la ofensiva de la OTAN y criticando su costo social (inflación, etc.). No es casual que al AfD alemana crezca con más fuerza allí donde antes dominaba la centroizquierda. Pero en varios países, donde la ultraderecha se incorporó a coaliciones de gobierno se ha producido retrocesos de estas corrientes (Finlandia, Suecia, Portugal, etc.). La ultraderecha paga así también la pérdida de apoyo de quienes esperaban soluciones a sus problemas (carestía, desocupación, etc.) por una acción decidida.
La ultraderecha ha ido abandonando las posiciones soberanistas, de ruptura con la UE. El ejemplo más importante es el de Meloni en Italia. Desde que asumió el gobierno ha renunciado a sus planteos rupturistas e incluso ahora está negociando su incorporación a la conducción de la UE. La ultraderecha se ha concentrado en planteamientos racistas y contra los inmigrantes. No se plantean romper con la UE, que aparece incluso como una especie de “santa alianza” de salvaguarda, para defender a los gobiernos burgueses frente a una amenaza revolucionaria directa.
La experiencia del Brexit (separación de Gran Bretaña de la UE en el 2020), ha terminado en un fiasco que le está costando la caída de los gobiernos conservadores. Gran Bretaña marchó a un acuerdo con el imperialismo yanqui que no ha hecho sino agravar su condición declinante. Esta experiencia ha actuado también sobre las corrientes burguesas soberanistas que –en muchos casos- fueron alentadas en la búsqueda de alianzas con los yanquis.
La amenaza fascista podría provenir en un futuro de los EEUU, encabezando una alianza guerrerista. Para ello deberá derrotar previamente a las masas norteamericanas, en donde se viene desarrollando un nuevo sindicalismo más combativo y la juventud se vuelca a causas antiimperialistas (a favor de Palestina, etc.).
En torno a las próximas elecciones presidenciales en EEUU se desarrolla una lucha en el seno de la burguesía imperialista sobre el curso a seguir. Un eventual triunfo de Trump, no repetiría, sin embargo, el cuadro anterior. Hay una experiencia política recorrida en el primer mandato de Trump y existe una desconfianza y reservas respecto al ex mandatario al menos en un parte de los trabajadores y la población estadounidense. Trump ha prometido que en caso de triunfar concretaría un acuerdo con Putin para parar la guerra de Ucrania. Su propósito es llevar a Rusia a abandonar un campo común con China, para poder centralizar mejor la perspectiva de guerra contra China.
5) En la volatilidad política mundial juega un rol importante la tendencia a la irrupción de la lucha de clases, incluyendo rebeliones y revoluciones, para enfrentar la ofensiva capitalista contra las condiciones de vida de las masas. La “primavera árabe” con algunos movimientos revolucionarios como los de Egipto (considerado como el que históricamente más masas tuvo en las calles), siguió con Grecia y sus huelgas generales, los levantamientos de Chile, Ecuador, Colombia, Bolivia, Sri Lanka, etc. Y en las metrópolis: Francia y los chalecos amarillos primero y la huelga general contra la reforma previsional antiobrera el año pasado. Las grandes huelgas en Alemania, en Gran Bretaña (que insinuaron, por primera vez después de un siglo, la posibilidad de una huelga general), etc., producto de la inflación y ataque a las conquistas. Es de destacar el proceso de sindicalización y huelgas que se viene desarrollando en EEUU. Hay un ataque general al sistema previsional (elevar edades de retiro, disminuir montos, transformarlo en un evento asistencial de subsistencia, etc.): Argentina, Francia, Uruguay (que ha logrado imponer un referéndum contra la reforma reaccionaria para octubre próximo), etc.).
La guerra es una alteración completa de todas las relaciones sociales y políticas e históricamente ha sido cuna de revoluciones: Rusia, Alemania, etc. en la primera guerra mundial. China, Yugoslavia, levantamientos en Grecia, Italia, etc. duramente reprimidos o contenidos, con la segunda guerra mundial y la revolución colonial (Vietnam, Argelia, etc.). La guerra también refracta en América Latina, en choques entre las grandes potencias y realineamientos, como en Guyana. La marcha hacia una tercera guerra mundial atemoriza también a la burguesía como amenaza potencial del desencadenamiento de la revolución. Pensar solo en que millones de proletarios chinos, puedan ponerse de pie e irrumpir en la escena política
La guerra de Palestina puede ir creando situaciones revolucionarias en Medio Oriente.
6) La guerra divide aguas. Las dos guerras mundiales dividieron a la izquierda entre alas revolucionar y alas oportunistas que se alinearon con los imperialismos.
La Guerra de Ucrania también. El SU y las corrientes morenistas (PSTU de Brasil y la LIT, el MST argentino y la LIS, IS y la UIT, Convergencia Socialista y la RCCI, el PCL, el NPA, etc.) apoyan al imperialismo de la OTAN. Dicen que Ucrania es un país semicolonial atacado por el imperialismo ruso y se alinea con el primero porque se trataría de una “guerra nacional antiimperialista”. Pero Ucrania, armada hasta los dientes durante más de una década por el imperialismo, es parte principal de la ofensiva de recolonización imperialista del centro de Europa, de los ex Estados Obreros y de Rusia. La Otan creada en 1949, ha ido -desde la disolución de la URSS en 1989/91- cercando militarmente a Rusia.
Estamos frente a una guerra interimperialista entre la Otan y Rusia. Nos oponemos a los dos bandos, considerando que la responsabilidad mayor es la de la OTAN. Propugnamos la confraternización entre los soldados y trabajadores de Ucrania y de Rusia, planteando el cese de la guerra, enfrentando a los gobiernos militaristas, luchando por el desalojo del poder de Zelensky, Putin y de todos los gobiernos responsables de la guerra y su sustitución por gobiernos de los trabajadores tanto en Ucrania como en Rusia y a escala internacional .A los gobiernos de ambos lados del mostrador, le oponemos la unidad internacional de los trabajadores en el marco de la lucha por la unidad socialista de Europa, incluida Rusia. La izquierda otanista disfraza su capitulación ante el imperialismo occidental alegando que se trata de una guerra de “carácter dual”. Un invento pseudo dialectico: por un lado se trataría de una guerra de “resistencia nacional” y por otra un conflicto interimperialista. Ellos apoyarían activamente la “resistencia nacional” contra los rusos en la misma trinchera que Zelensky y sus ejércitos otanistas. Algunos de estos sectores de la izquierda oportunista son los más otanistas: critican a los gobiernos de la OTAN por no enviar más armas y más letales contra Rusia. El pueblo ucraniano es carne de cañón del imperialismo para debilitar a Rusia, impulsar un cambio del régimen de Putin y una eventual guerra de colonización de Rusia.
La política revolucionaria planteada por Lenin en la 1ra. Guerra y defendida por la III Internacional y Trotsky es la del derrotismo revolucionario. El principal enemigo está dentro de nuestro propio país, en este caso del protectorado de la OTAN. Su derrota es para los ucranianos el mal menor. La izquierda otanista dice que no apoya a Zelensky (por otra parte, abiertamente antiobrero), pero apoyan la “resistencia” del ejército de Zelensky y la OTAN.
La lucha contra la guerra plantea también la ruptura de la UE. La UE europea es una institución imperialista reaccionaria y no se puede transformar en una construcción progresista y menos socialista. Es necesario hacer una distinción entre la política nacionalista que acicatean sectores de la burguesía de una acción emprendida por los trabajadores. No se trata de volver al soberanismo burgués, sino de un paso para luchar por la revolución proletaria y la instauración de gobiernos de trabajadores, para impulsar la lucha por la Unidad Socialista de Europa, incluyendo a Rusia. En este caso, la ruptura de la UE y la vuelta circunstancial a las fronteras nacionales bajo un gobierno obrero sería un eslabón de la lucha por impulsar la revolución en todo el continente y avanzar en una unidad europea sobre nuevas bases sociales.
7) La guerra genocida del sionismo contra Gaza y el pueblo palestino es parte de las tendencias a la guerra mundial. Se trata de una nueva Nakba para expulsar casi 2 millones de palestinos (un millón fue expulsado en 1948), para anexar a una Gran Israel esos territorios. Pero la tendencia es a regionalizar la guerra contra El Líbano, Siria, Irán, Rusia, China. Israel actúa como agente directo del imperialismo yanki que se propone quebrar el régimen iraní.
La mayoría de la izquierda internacional repudia la agresión sionista, pero hay sectores que han sido reticentes a apoyar las acciones de la resistencia palestina. Critican el carácter islámico/clerical de Hamas y hasta critican acciones como la toma de rehenes. En el marco de una guerra sin cuartel como la que desarrolla el sionismo, que tiene miles de rehenes palestinos presos en las cárceles de Israel, es legítimo tomar rehenes sionistas. Defendemos el derecho de los palestinos a rebelarse con todos los medios a su alcance. Este es un viejo debate desarrollado por Marx, Engels, Lenin y Trotsky respecto a la Comuna de Paris y la guerra civil en la Rusia soviética. En una guerra abierta el terror fascista debe ser combatido también con la toma de rehenes por los que se rebelan.
Sectores de esa izquierda defienden la existencia del estado de Israel y dicen que propugnan su democratización, luchando contra el apartheid. Bregan también por la existencia de los dos estados. Es la línea imperialista de la partición de Palestina implementada en 1948 y recreada luego de las Intifadas en la década del 80 del siglo pasado, que ha convertido a Gaza y Cisjordania en campos de concentración del pueblo palestino.
Pero a diferencia de Sudáfrica no estamos frente a un régimen de apartheid, utilizado para encerrar a las comunidades negras en determinadas zonas para garantizar mejor su disciplinamiento y explotación. El régimen sionista es un régimen de colonización (tardía comparado con las que se realizaron en los siglos 19 y primeras décadas del 20). Su objetivo es expulsar a los palestinos de sus tierras y constituir una base político/militar proimperialista contra las rebeliones de los pueblos árabes.
Hay corrientes de izquierda que afirman que solo apoyan las rebeliones protagonizadas por direcciones proletarias contra el capital y el imperialismo. Pero los problemas nacionales existen y la opresión imperialista sobre los países atrasados los amplifica y recrea, formando corrientes nacionalistas burguesas o pequeño burguesas que en determinadas situaciones se enfrentan con el imperialismo. Las luchas nacionales son y serán inevitables. En ese caso los revolucionarios socialistas estamos, en el campo de la lucha nacional con la nación atrasada -aunque su dirección no sea socialista, ni proletaria- contra el imperialismo. Golpeamos juntos al imperialismo, luchando por profundizar la lucha antiimperialista, buscando superar las inconsecuencias de sus direcciones burguesas nacionalistas y abrir el paso a una estrategia y dirección revolucionaria proletaria consecuente en el desarrollo de la lucha en curso.
Combatimos el antisemitismo, como el antiislamismo. Denunciamos la propaganda imperialista que asimila el antisionismo con el antisemitismo. El sionismo es una política nacionalista reaccionaria y proimperialista que propicia e impulsa el Estado de Israel. Impulsamos entre los trabajadores y jóvenes judíos la formación de corrientes antisionistas, socialistas revolucionarias. Saludamos la formación de “Judies por Palestina” en esta perspectiva y promovemos que se pueda articular internacionalmente con organizaciones similares. Bregamos por el derecho al retorno de los palestinos a las tierras que fueron expulsados, por una Palestina única y laica y socialista, por una Federación Socialista de los pueblos árabes del Medio Oriente.
A diferencia de lo sucedido con Ucrania, se ha desarrollado en el mundo un importante movimiento antiimperialista y antisionista de solidaridad con el agredido pueblo palestino. Rechazamos las represiones de los gobiernos burgueses contra las manifestaciones antisionistas (en Alemania están prohibidas las movilizaciones que usen la palabra “genocidio” para rechazar la matanza de Netanyahu, etc.). Llamamos al más amplio frente único mundial para movilizarnos y obligar al cese del fuego sionista contra los palestinos, al retiro de las tropas sionistas de Gaza, a derribar los muros que encierran al pueblo palestino, a permitir el retorno de los refugiados y la llegada de alimentos y medicamentos y a la libertad de los presos palestinos.
En la Argentina, planteamos la expulsión de la “empresa” de aguas sionista Mekorot (que viene pactando “acuerdos” con gobiernos provinciales), que juega un papel activo en el ataque a las comunidades palestinas de Cisjordania y Gaza, desviando las aguas que históricamente riegan sus tierras, para así facilitar así su expulsión.
En este contexto, cabe señalar que la izquierda que se moviliza contra el ataque sionista, tiene una posición contradictoria: condena al imperialismo en Palestina pero lo apoya en Ucrania, respaldando a Zelensky (que salió a defender el genocidio sionista) y los ejércitos de la OTAN en la región.
8) La guerra divide campos y plantea también reagrupamientos. Se ha avanzado en la conformación de un polo internacionalista que reúne al SEP de Turquía, el NAR de Grecia, los compañeros italianos del TIR y SI Cobas junto con el Partido Obrero y otras organizaciones europeas y latinoamericanas. Hemos realizado algunas actividades de u y acciones internacionales en común y venimos de publicar una declaración con motivo del 1° de mayo junto a otros agrupamientos que han levantado posiciones internacionalistas revolucionarias enfrentando los oportunismos proimperialistas.
El reagrupamiento producido no parte de una delimitación ideológica, sino de una posición política y de acción y lucha contra la guerra imperialista. Es necesario profundizar este camino, lanzando una campaña contra la guerra imperialista, interesando a otras corrientes que se han colocado en este campo de lucha.
La tendencia, por cierto mayoritaria, dentro de la izquierda, incluida la que se reclama revolucionaria, a alinearse en el campo de la OTAN no obedece solo a un error de caracterización o inmadurez. Expresa una adaptación a las presiones del estado y la clase capitalista y un acomodamiento frente a la presión pública manipulada por las grandes medios de comunicación. Esta conducta se inscribe –a veces más desembozada y otras más sutilmente- a una deriva democratizante, electoralera y parlamentaria y, en esa medida, al abandono de una perspectiva revolucionaria.
Esta es nuestra experiencia en la Argentina con el FIT. Frente a la guerra, dos de sus integrantes (MST/LIS e IS/UIT) han levantado planteos proOtan abiertos, mientras que el PTS/FT-CI lo ha hecho en forma centrista.
De cara al escenario aquí expuesto, la construcción de partidos socialistas revolucionarios es la tarea central de este período. Porque las rebeliones y revoluciones que van estallando necesitan de direcciones revolucionarias para culminar en victorias revolucionarias, las cuales no pueden ser improvisadas. Gran parte de esta izquierda democratizante plantea, en cambio, la construcción de “partidos amplios”, de tendencias orgánicas permanentes, que no se preparan para impulsar procesos revolucionarios. No son partidos de combate, de acción, que se organicen sobre la base del centralismo democrático, esencial para la unidad de acción. Sino que cada corriente lleva adelante “su” orientación y, por lo tanto, no tienen una intervención común en la lucha de clases. Se unifican solo en la elección de candidatos para ir a elecciones y ganar diputaciones. Esto persiste, a pesar de la experiencia desarrollada con el NPA de Francia y el PSOL de Brasil, modelos casi universales de “partidos amplios”. El primero renunció explícitamente a la lucha por el gobierno de trabajadores y derivo en un enjambre liquidacionista de toda una generación de militantes que ha fundido. Se inició con más de 10 mil militantes y vienen de dividirse los últimos 1000 en dos grupos. El correspondiente a lo que era la corriente del Secretariado Unificado oportunista se orienta a su disolución directa en el frente popular centroizquierdista de la Francia Insumisa. El otro núcleo, que rechazó esta disolución, ha levantado una posición proOtan en la guerra de Ucrania.
En el caso del PSOL, a su turno, la crisis viene no por la negativa (su disolución), sino por éxito que han venido teniendo, sacando en cada elección más diputados y concejales. El PSOL se ha integrado primero al frente popular de Lula/Alckmin (representante emblemático de la burguesía “liberal”) y luego directamente al gobierno frentepopulista con ministros y funcionarios diversos. Es un partido del orden burgués. Una parte de la izquierda que se reclama trotskista que venía militando en su seno durante décadas terminó rompiendo, pero otra continua (LIS).
La lucha por construir partidos revolucionarios y una Internacional socialista revolucionaria está en el centro de los problemas políticos a afrontar.
Contra todo ultimatismo, la unidad en la lucha contra el capitalismo debe ser encarada a través del frente único. Nos oponemos a todo frente de colaboración de clases, a todo frente popular con la burguesía progresista que pretendidamente se presenta como alternativa al fascismo. Denunciamos que estos frentes colaboracionistas son formas de prevenir la acción revolucionaria de los trabajadores. El frente único se establece con corrientes de lucha real, en una lucha real, contra la derecha y los explotadores. En su seno, nos empeñamos en desenvolver la perspectiva estratégica de la lucha por gobiernos de los trabajadores y la construcción de la Internacional Socialista Revolucionaria, que para nosotros es la Refundación Revolucionaria de la IV Internacional.
Por eso, hemos avanzado en un frente único contra la guerra con corrientes provenientes de diversos orígenes históricos/ideológicos, pero que encaran una lucha real contra la guerra imperialista.
9) Debemos denunciar que en materia internacional el gobierno de Milei se ha alineado incondicionalmente con el imperialismo yanqui y la OTAN. Su apoyo irrestricto a la masacre de Netanyahu contra los palestinos de Gaza y Cisjordania y a los ejércitos de la OTAN y Zelensky en la guerra contra Rusia; acogiendo en la Argentina a los prófugos inculpados por el intento de golpe contra el gobierno de Lula en Brasil; transformándose en un agitador fascistoide internacional en su apoyo a la ultraderecha internacional (Vox de España, etc.), etc. El Congreso del PO repudia el intento del gobierno argentino de desconocer la calidad de refugiados de la familia Villalba de Paraguay y su pretensión de extraditarlos, desconociendo la tradición democrática de proteger los derechos de los refugiados políticos. Contra los acuerdos de ajuste contra el pueblo trabajador con el FMI, planteamos la ruptura con este organismo y el no pago de las deudas externas contraídas por los gobiernos burgueses. Es necesario no solo una agitación política del Partido sobre las concentraciones obreras y de la juventud, sino también incrementar el trabajo de propaganda (charlas políticas y cursos) sobre los grandes temas internacionales (guerra de Ucrania, masacre del sionismo, etc.) y los debates teóricos que nos diferencien de la izquierda democratizante. Esto para reforzar el carácter internacionalista de nuestro partido y avanzar en la educación política de nuestros cuadros y, de un modo general, de la vanguardia obrera y juvenil
10) EL 29 Congreso del Partido Obrero denuncia y rechaza la represión desatada en Argentina, en Turquía, en Italia, en Chile, en Perú, en Cuba, en Ucrania y en Rusia contra las protestas y luchas populares. Uno de los principales blancos de estos ataques han sido los activistas, luchadores, organizaciones y partidos de izquierda que han estado a la cabeza de los movimientos de lucha y que han salido a desafiar la política capitalista furiosa de ajuste, hambre y ataque a las condiciones de vida de la población. También contra quienes defienden la causa palestina (Vanina Biasi, etc.). Del mismo modo, nos pronunciamos en apoyo y solidaridad con todas las luchas antiimperialistas en curso: las movilizaciones de protesta de Nueva Caledonia, la lucha por la independencia de Puerto Rico, de las juventudes mundiales contra la agresión sionista.
Llamamos a organizar una campaña internacional frente a estos ataques Se mandata a la delegación del Partido Obrero a impulsar resoluciones específicas de acción dirigidas a motorizar esta tarea en el marco del Plenario Internacional que se realizará el lunes 24 y martes 25 de junio.