En octubre de 2007 se editĂł el libro Las izquierdas en la polĂtica argentina. Las izquierdas sientan posiciĂłn sobre los principales aspectos de la polĂtica y la economĂa en la Argentina y el mundo. AllĂ, Federico Shinzato y Norberto Zanzioth compilaron una serie de entrevistas a referentes polĂticos de la izquierda argentina. El volumen fue publicado por la editorial Divino Tesoro.
Por el Partido Obrero fue entrevistado, a principios de abril de ese año, Pablo Rieznik. A todos los entrevistados se le hicieron las mismas preguntas: sobre los 70, el rol de la dictadura, el alfonsinismo, el menemismo y el kirchnerismo, sobre el colapso de la URSS, los movimientos revolucionarios del siglo XX, la crisis argentina del 2001, el movimiento piquetero y la izquierda.
Reproducimos, en este nuevo aniversario de su fallecimiento, la entrevista completa realizada a Pablo Rieznik.
M.C.
Una presentación…
Me llamo Pablo Rieznik y tengo 57 años. Soy Profesor Titular de la UBA e investigador en el lnstituto Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales, donde dirijo la cátedra de economĂa que deben cursar los futuros sociĂłlogos. La tarea docente me encuentra tambien en las carreras de Historia y GeografĂa de la Facultad de FilosofĂa y Letras, y supo hacerme recorrer varias otras casas de estudio del paĂs e inclusive del exterior. Fue en Brasil, en los años 80 donde la vocaciĂłn, la necesidad y el azar me convirtieron en “joven profesional” en los años del exilio.
Más joven todavĂa, una elecciĂłn vital me impulsĂł a la militancia y al PO, que entonces se denominaba PolĂtica Obrera. Fue hace casi 40 años, como parte de la generaciĂłn del Cordobazo y en las filas de la Tendencia Estudiantil Socialista Revolucionaria (TERS). En su nombre, fui miembro de la Junta Ejecutiva de la FederaciĂłn Universitaria Argentina (FUA) en 1972, como protagonista del movimiento universitario de la Ă©poca.
VolvĂ a nacer un 25 de mayo de 1977. Un reclamo internacional que llegĂł a la embajada Argentina en ParĂs, organizado por la FederaciĂłn Estudiantil Francesa (UNE) contribuyĂł a que emergiera de las catacumbas en las que me habĂa desaparecido la dictadura. En los 80s estaba de vuelta, en el trabajo militante en la Universidad, identificado como dirigente del PO. Varias veces ocupĂ© las tribunas electorales y, en 1999, fui candidato en la fĂłrmula presidencial que encabeza Jorge Altamira.
No fui peronista en los 70, ni alfonsinista en los 80; tampoco menemista en los 90 o kirchnerista en el debut del siglo. La construcciĂłn de una alternativa obrera y socialista, organizada y conciente, sigue siendo un impulso de vida; nunca una moda.
¿Qué es el PO y cuáles son sus objetivos?
El PO es una organizaciĂłn de militantes, un partido que se agrupa en torno a un programa, que no es otra cosa que una apreciaciĂłn del momento histĂłrico que nos toca vivir. Y, sobre esa base, se plantea contribuir a la transformaciĂłn social que corresponde a una Ă©poca marcada por el agotamiento histĂłrico del capitalismo y su consecuencia, que es la miseria social y la pauperizaciĂłn creciente e irreversible de millones de seres humanos.
Es decir, el PO lucha por una alternativa obrera y socialista. Obrera porque designa de ese modo a la clase que es capaz de realizar los cambios revolucionarios que esa transformaciĂłn requiere. Y socialista porque designa el cometido de la aboliciĂłn de la explotaciĂłn del hombre por el hombre y la instauraciĂłn de una asociaciĂłn fraternal entre ellos.
Años 70, dictadura y gobierno radical
¿Por qué fueron derrotadas las izquierdas en los años 70 en la Argentina?
Precisamente porque se pretendiĂł sustituir las tareas que corresponden a una polĂtica de construcciĂłn obrera y socialista, y la organizaciĂłn de la militancia para tal fin, por atajos que resultaron inviables. Y me refiero, por un lado, a lo que podrĂa denominarse en tĂ©rminos genĂ©ricos la peronizaciĂłn de la izquierda -lo cual no era otra cosa que el abandono de los objetivos estratĂ©gicos del socialismo- y, por otro lado, al guerrillerismo, que se mostrĂł absolutamente ineficaz por pretender pasar por alto los pasos necesarios para desarrollar una vanguardia conciente que asuma la tarea revolucionaria.
En definitiva, la lecciĂłn es que nada puede reemplazar la construcciĂłn de un partido obrero, cuyo objetivo es separar en el plano polĂtico a los trabajadores de sus explotadores y desenvolverse sobre la base de lo que desde hace un siglo y medio se plantea como el destino histĂłrico propio del proletariado para acabar con la mayor explotaciĂłn que el hombre haya conocido, que es el rĂ©gimen capitalista.
Entonces, el fracaso de los 70 es el fracaso, más que de las izquierdas, de un tipo determinado de izquierda que no solo no pudo alcanzar lo que se proponĂa, sino que sufriĂł una masacre espantosa y, por Ăşltimo pero no menos importante, que fue incapaz de sacar un balance claro de lo que entonces sucediĂł. Al revĂ©s, retrocediĂł polĂtica e ideolĂłgicamente y terminĂł por adaptarse al orden existente, que es lo que buscaba, segĂşn declaraba, destruir y superar. Es la izquierda setentista la que hoy gobierna en AmĂ©rica Latina, integrada al imperialismo, si se tienen en cuenta los ejemplos paradigmáticos de Brasil y Uruguay.
¿Cuáles fueron las consecuencias más importantes de la última dictadura militar?
En consonancia con la respuesta anterior, y para decir algo original, una de las peores consecuencias de la dictadura fue reavivar el cadáver polĂtico de la democracia, es decir, de la democracia que prefiriĂł cederle el terreno al genocidio a enfrentar al golpe militar y que, para no ser tan abstracto, terminĂł cogobernando con los militares. Si tenemos en cuenta el conocido dato de los centenares de intendentes radicales y peronistas que formaron parte del rĂ©gimen de entonces.
Es la democracia que, luego del desastre en el cual se hundiĂł con la experiencia dictatorial, encubriĂł su propia obra e inclusive asegurĂł el continuismo del rĂ©gimen anterior en lo que respecta a la polĂtica a favor del gran capital. Con la democracia siguiĂł gobernando la misma clase social que gobernĂł con los Videla y Massera. Esta es la base de la impunidad con la cual se beneficiĂł a los genocidas y sus cĂłmplices.
La dictadura desarrollĂł un plan que favoreciĂł la concentraciĂłn del capital, la inversiĂłn extranjera y lo que comĂşnmente se denomina imperialismo. Pero esto fue continuado por la democracia, y esa polĂtica que se continĂşa en democracia y que despuĂ©s se llamĂł neoliberalismo no debe imputarse a una consecuencia de la dictadura, sino a la identidad de clase, si se me permite decirlo, entre el rĂ©gimen democrático y el rĂ©gimen militar; aunque, naturalmente, sus caracterĂsticas y sus dominios sean formalmente distintos.
Y lo mismo sucede despuĂ©s. Porque, en la Ă©poca actual, y estoy refiriĂ©ndome a la administraciĂłn kirchnerista, en nombre de la crĂtica al neoliberalismo, se continĂşa la obra del neoliberalismo, que a su turno continuaba los dictados de MartĂnez de Hoz. ÂżO se han revertido las privatizaciones? ÂżO se ha liquidado la precarizaciĂłn laboral? De ningĂşn modo. Entonces, lo que me interesa destacar, finalmente, es esa idea que yo llamĂ© al principio original, no en funciĂłn de lo que digo, sino por la poco frecuentada afirmaciĂłn que ahora yo estoy señalando. Y que, sin embargo, es casi un lugar comĂşn: la dictadura tuvo como consecuencia reavivar el cadáver polĂtico de la democracia, que la prohijĂł y la sucediĂł.
¿Qué opinión le merece el gobierno de Raúl Alfonsin?
La pregunta anterior ya responde a buena parte de este interrogante. Agrego: el de AlfonsĂn fue el primer intento obligado para maniobrar frente a los reclamos de un pueblo insurreccionado ante las barbaries que se conocĂan de los militares. Fue el primer intento, insisto, por utilizar una polĂtica de derechos humanos para preservar el aparato policial y el Estado con los cuales los propios militares habĂan cometido el genocidio. ÂżPor quĂ© el primer intento? Porque el segundo es ahora, en forma todavĂa más audaz.
El fin del siglo XX “corto”
ÂżQuĂ© consecuencias tuvieron la caĂda del Muro de BerlĂn y el colapso de la URSS?
En relaciĂłn a este tema surgen tres consideraciones. En primer el lugar, ampliĂł el horizonte de la explotaciĂłn capitalista, extendiĂł el mercado mundial y fomentĂł una competencia mayor entre la clase obrera a nivel internacional, como es evidente a partir de la intervenciĂłn en ese mismo mercado de la tropa mercantil china -haciendo alusiĂłn en este caso al territorio en el cual se da la fabricaciĂłn de estas mercancĂas, más que al origen nacional, ya que muchos de esos productos tienen el sello de la gran industria norteamericana y extranjera en general, que opera en China.
En segundo lugar, vino a probar que el llamado socialismo real, un eufemismo para lo que debe ser designado en tĂ©rminos de fenĂłmeno histĂłrico y polĂtico como stalinismo, no era otra cosa que un aborto realmente criminal de los planteamientos originales de la clase obrera y de los revolucionarios de principios de siglo, como desde muy temprano lo planteĂł la corriente histĂłrica que se identificĂł en primer lugar con la OposiciĂłn de Izquierda y, más tarde, con la figura de Trotsky.
En tercer lugar, el derrumbe del Muro de BerlĂn y la caĂda de la URSS han abierto un perĂodo histĂłrico que, para decirlo muy sintĂ©ticamente, vuelve a actualizar de un modo muy virulento, de un modo muy acuciante, aquella definiciĂłn que Rosa Luxemburgo planteara en 1915: socialismo o barbarie. Porque, de ningĂşn modo, pese a la válvula de escape que ese derrumbe y esa caĂda han significado para el capital, pueden resolver el problema que hace un momento mencionamos acerca de un sistema social que ha cumplido su misiĂłn histĂłrica y que, a partir de ahora, solo puede salvarse sobre la base de una destrucciĂłn total, inclusive de aquello que Ă©l mismo creĂł.
El otro tema es cĂłmo impactĂł esto en la izquierda. Lamentablemente, en muchos casos, desarrollando una confusiĂłn mayor que la que habĂa antes. Y, en otros, empujando violentamente a la izquierda al campo directo de las polĂticas capitalistas. Todo esto se ve con claridad si se toma en cuenta lo que ha ocurrido con buena parte de la izquierda latinoamericana, que ha llegado al gobierno para, en definitiva, actuar en defensa de los intereses del capital financiero y contra las masas explotadas de sus propios paĂses.
Peronismo, menemismo y años 90
ÂżCĂłmo define al peronismo? ÂżQuĂ© caracterĂsticas especĂficas definen a su variante menemista?
Parte del folklore nacional es hacer del peronismo un misterio. Pero no es ningún misterio. El peronismo es una de las expresiones de un fenómeno reiterado que, a lo largo del siglo XX, ha recorrido las más diversas latitudes en el mundo, que es el nacionalismo burgués. Es un fenómeno vinculado a la última etapa histórica del capitalismo, que es la del imperialismo, cuando la penetración de un capital muy desarrollado, monopólico, financiero, se impone a toda una parte del planeta que estaba muy lejos de haber llegado a lo que podemos denominar la modernidad. Y el nacionalismo fue una expresión de esa situación en la tentativa, ya definitivamente comprobada como inviable, de desenvolver, frente a esa presión externa, una suerte de capitalismo autóctono.
El peronismo ha sido en esto casi paradigmático. Aunque, si habrĂa que destacar una especificidad, podrĂamos mencionar su conservadurismo. Estos movimientos nacionalistas debutan con uno u otro desplante o enfrentamiento con el imperialismo y, tambiĂ©n, si no trascienden los lĂmites polĂticos y sociales originales, como es la norma, concluyen en la descomposiciĂłn y en las manifestaciones más extremas de reacciĂłn polĂtica. Lo cual acá fue evidente, casi tambiĂ©n como modelo, en la degeneraciĂłn lopezrreguiana e isabeliana del tercer gobiemo peronista. O, como una descomposiciĂłn postmoderna, si se me permite el tĂ©rmino, en la experiencia del menemismo, que se transformĂł en una agencia directa del capital financiero, eliminando cualquier veleidad de tipo nacionalista. Eso fue el menemismo.
¿Qué cambios produjeron las dos presidencias de Carlos Menem ?
Menem debe ser identificado fundamentalmente con una tarea de depredaciĂłn social y econĂłmica que terminĂł con un siglo de conquistas obreras.
Claro que, como vimos, los llamados polĂticos antineoliberales que se pusieron de moda con el duhalde-kirchnerismo han actuado, de hecho, sobre la base de la irreversibilidad de la tarea desarrollada por el menemismo, con lo cual ya no se trata de las consecuencias del menemismo, sino de las consecuencias del antimenemismo, del antineoliberalismo que, con un discurso aparentemente antagĂłnico al de la dĂ©cada del 90, mantiene en lo decisivo polĂticas que, en ese entonces, fueron llevadas a extremos muy agudos que todos los argentinos conocemos.
La crisis del 2001 y despuĂ©s…
ÂżQuĂ© fue el levantamiento popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 y cuál fue el significado de la consigna “¡Que se vayan todos!”?
Se tratĂł de una gesta histĂłrica contra el rĂ©gimen polĂtico que debe ser inscripta en la tradiciĂłn de las grandes luchas de la clase trabajadora y del pueblo argentino. Personalmente, soy parte de una generaciĂłn que naciĂł a la polĂtica y se incorporĂł a la vida militante como consecuencia de otra gesta histĂłrica comparable, como fue la del Cordobazo en 1969.
Al mismo tiempo, el Argentinazo, es decir, los acontecimientos de diciembre del 2001, fueron una manifestaciĂłn de que la explosiĂłn de la caldera social no alcanza. Inclusive el “¡Que se vayan todos! no alcanza, si no se traduce polĂticamente en forma positiva como una alternativa de poder, como un programa para reconstruir a la Argentina sobre otras bases, es decir, volviendo a lo que decĂamos al principio y dándole un hilo conductor a esta conversaciĂłn, como una alternativa obrera y socialista, como una alternativa para acabar con la explotaciĂłn del capital, como una alternativa para llevar al poder a los que siempre han estado excluidos del poder, como un programa para modificar no a las personas del rĂ©gimen sino al propio rĂ©gimen.
En todo caso, ese fue uno de los defectos implĂcitos, más que en la consigna “¡Que se vayan todos!”, en el uso de esa consigna. Que, para la mayorĂa de los polĂticos del oficialismo, pero tambiĂ©n de la izquierda, se identificaba con un problema de representaciĂłn, de elegir bien, de combatir la corrupciĂłn o los delitos, y sin comprender que, detrás de esas cosas que no dejan de existir con una realidad propia, lo que tenemos es la necesidad de una transformaciĂłn social, de acabar con un determinado tipo de clase dominante, de llevar a otro sector social al poder y de encarar una reorganizaciĂłn más amplia, productiva y econĂłmica de toda la sociedad argentina.
¿Qué fueron las denominadas asambleas populares? ¿Es cierto que las izquierdas terminaron desgastando ese movimiento?
Las asambleas populares fueron una manifestaciĂłn tĂpica de toda gesta histĂłrica como la que mencionamos reciĂ©n, de la fusiĂłn entre la clase media y la clase obrera, y de la adopciĂłn por parte de la clase media de mĂ©todos de acciĂłn directa, de criterios de movilizaciĂłn, e inclusive de cierto tipo de organizaciĂłn, que son propios de los trabajadores. Recordemos aquello de “Piquete y cacerola, la lucha es una sola”.
Sobre si la izquierda desgastĂł las asambleas populares, simplemente quiero decir que se trata de una patraña. Lo que desgastĂł las asambleas populares fue el pĂ©rfido trabajo de reconstrucciĂłn del Estado hecho por la izquierda del rĂ©gimen menemista, por la izquierda de la clase social que, en definitiva, perpetrĂł todas sus fechorĂas histĂłricamente en el paĂs. La izquierda fue, en tĂ©rminos más o menos generales y más allá de algĂşn error, un estĂmulo militante, un pulmĂłn, un eje de organizaciĂłn. Lo demás es una patraña. A estas cosas no hay que darle bolilla, porque sino se crean temas ficticios. Naturalmente, esta respuesta va a encontrar el eventual odio indignado de una persona que vio a algĂşn militante cometer un error o exagerar en un punto. Ese tipo de detalles me tienen completamente sin cuidado.
ÂżQuĂ© puede decirnos de los movimientos piqueteros? ÂżExistieron prácticas clientelĂsticas en ellos?
Sobre esto hay que decir las cosas directamente. El piquete es una instituciĂłn de la clase obrera, y no es un invento argentino. Es el desarrollo, por medio de la acciĂłn directa, de una presiĂłn material y fĂsica de los trabajadores organizados contra las presiones del Estado, de la burguesĂa y del capitalismo.
Hace mucho tiempo que en Inglaterra y en los Estados Unidos existen. Contra las apariencias, no hay que olvidar que son paĂses en los cuales ha habido enormes manifestaciones de la lucha de clases. No por casualidad el 1° de mayo recuerda una de esas luchas a fines del siglo XIX en aquellos lugares del norte. Inclusive los piquetes han sido reconocidos por la jurisprudencia en muchos casos como un fenĂłmeno legal.
Antes de surgir los piqueteros acá, existĂan los piquetes y la clase obrera que manifestaba de manera activa, pasando a la acciĂłn directa, cortando las calles, cortando las vĂas, yendo a las rutas. En una Ă©poca, ni siquiera se llamaban piqueteros sino fogoneros los que ejercĂan este tipo de piquetes.
Por lo tanto, resumiendo, los piqueteros son la expresiĂłn más alta de una lucha histĂłrica de la clase obrera. Y, en el caso de Argentina, han tenido la virtud de generalizar esta metodologĂa y llevarla hacia la cresta de la ola de la movilizaciĂłn popular, hasta una vidriera que tiene alcance internacional, por lo cual se habla hoy de los piqueteros argentinos. Y, naturalmente, sigue siendo aĂşn hoy, seis años despuĂ©s, una suerte de ruido de fondo de toda la sociedad argentina.
AsĂ como el ruido de fondo del Big Bang se detecta por aparatos que usan los fĂsicos y los cosmĂłlogos, el ruido de fondo del Argentinazo se escucha todos los dĂas: cuando en GualeguaychĂş se corta un puente, cuando los estatales salen a las rutas, cuando los obreros protagonizan una huelga activa, o cuando se ocupa una fábrica para recuperarla frente al abandono patronal.
Ahora, ¿hay métodos clientelistas? ¡Hay métodos clientelistas para degradar el fenómeno piquetero, para cooptar a alguno de sus eventuales dirigentes y convertirlos en burócratas en la órbita del Estado!
Entonces, ya no son piqueteros sino, como se los conoce en el movimiento popular, piquetruchos, y funcionan en los ámbitos de los ministerios y del poder, inclusive con algunos de sus dirigentes interviniendo activamente en la gestión oficial.
Hay otro aspecto que hay que señalar en relaciĂłn a los piqueteros. Los piqueteros constituyen un ejemplo universal en el siguiente sentido: las crisis, los derrumbes econĂłmicos, las catástrofes sociales, no solo son una realidad objetiva, son tambiĂ©n una polĂtica del capital para atomizar a la clase obrera, para subyugarla más, para dividirla, para desocuparla más y bajar los salarios. En lo que tiene que ver con la estructuraciĂłn organizada de los desocupados, los piqueteros constituyen un hito histĂłrico y un ejemplo de antiatomizaciĂłn y de lucha contra el capitalismo. Esta base profunda es lo que le dio al piqueterismo argentino esta condiciĂłn universal.
ÂżAhora, el movimiento piquetero maneja planes sociales?
Si.
Con esos planes sociales, Âżno se crean prácticas clientelĂsticas?
La posibilidad está planteada. Es la práctica habitual y lo que pretende el aparato estatal. Dependerá de la polĂtica de cada corriente que semejante cosa se transmita al interior del movimiento por esta presiĂłn externa permanente.
En el Partido Obrero, en el Polo Obrero, el combate a cualquier práctica clientelistica es parte de su propia naturaleza, como organizaciĂłn que plantea la independencia polĂtica del Estado y los partidos patronales. Ahora, como posibilidad genĂ©rica, todo lo que existe merece perecer, todo lo que existe puede degenerar. Pero no es una reflexiĂłn que hace a la condiciĂłn humana la que está presente cuando tenemos que responder por esta cuestiĂłn, porque no tendrĂa entonces ningĂşn sentido polĂtico especĂfico.
ÂżPor quĂ©, finalmente, “se quedaron todos”?
Se quedaron todos porque la polĂtica, como la naturaleza, no tolera el vacĂo. Si no se crean los instrumentos para que haya un nuevo poder, el viejo poder, aun en estado avanzado de descomposiciĂłn, aun en crisis, tiene una vieja experiencia polĂtica en el manejo de los hombres en su propio beneficio y a favor de los grandes negocios de los que dominan el mundo y tienen la sartĂ©n por el mango; ese viejo poder se recrea y vuelve.
Para poner fin a esta calesita, hay que construir una alternativa obrera y socialista, no hay más misterios. La historia no avanza en lĂnea recta, y sigue los recorridos que a veces pueden seguir las personas cuando tropiezan dos veces con la misma piedra, si en algĂşn trayecto, precisamente individual, no consiguen hacer un balance de lo que les pasĂł, superar los problemas e ir más allá de alguna dificultad que se ha tenido.
Entonces, se han quedado todos no como antes, sino en mayor estado de descomposiciĂłn, y se ha quedado un pueblo con la experiencia de todo lo que pasĂł para elaborar. Esa experiencia está vigente en muchos tramos de la realidad actual, como lo hemos mencionado en esta charla, y será una base insoslayable para, de aquĂ en adelante, superar lo que plantea el defecto del Argentinazo: no solo “¡QuĂ© se vayan todos!”, no solo que el helicĂłptero se lleve al presidente de turno, no solo que triunfe el pueblo contra el que está en el gobierno, sino que Ă©l mismo presente una alternativa gubernamental que sea propia, y no de los enemigos vestidos de populares y, eventualmente, de nacionales.
El gobierno de Kirchner
¿Qué es el kirchnerismo y a qué sectores representa?
El kirchnerismo expresa un cambio de frente del gran capital. Su origen es un acuerdo, que luego el kirchnerismo va a preservar, que se realizĂł precisamente en el 2001 entre el duhaldismo y el FMI, a favor, entre otras cosas y como emblema de este cambio de frente, de la devaluaciĂłn que tenĂa que terminar con la convertibilidad, que era completamente insostenible para la continuidad de los negocios capitalistas. La devaluaciĂłn, combinada con la pesificaciĂłn, salvĂł a buena parte del capital nacional en quiebra, fue una mina de oro para los monopolios exportadores y replanteĂł la relaciĂłn con el mercado mundial.
ÂżA partir de quĂ©? A partir de mantener una polĂtica de explotaciĂłn del trabajo nacional. Es un hecho, que está registrado en las estadĂsticas, que la miseria social no decreciĂł con el crecimiento econĂłmico. La miseria social no vale solamente en tĂ©rminos absolutos, sino tambiĂ©n relativos. En tĂ©rminos econĂłmicos, ya hemos superado el nivel de la economĂa de 1998, cuando empezĂł la peor depresiĂłn econĂłmica de la historia argentina. Pero, por referencia a esa Ă©poca, la pobreza es muchĂsimo mayor. Sobre la base de la miseria social, el capital se fue reconstituyendo.
Que hubo un pacto con el FMI se prueba en el hecho inaudito de un gobierno que se pretende nacional y, bajo la excusa de iniciar una polĂtica llamada de desendeudamiento, de un solo saque le pagĂł al FMI u$u 10.000.000.000, $30.000.000.000, lo que equivale a dĂ©cadas, por ejemplo, de financiamiento de todo el sistema universitario nacional que es donde yo ejerzo mi tarea profesional.
Ese pacto entre Duhalde y el FMI, que hace poco fue explicitado en la prensa con algunos documentos, es lo que sirviĂł de base a la polĂtica kirchnerista que se mantiene hasta el momento y que, a su turno, explica porquĂ© Kirchner fue ungido por el propio Duhalde. Kirchner dice representar la reconstrucciĂłn de la burguesĂa nacional. Pero, si la reconstrucciĂłn de la burguesĂa nacional implica mantener la precariedad laboral, mantener salarios relativamente más bajos que en la Ă©poca menemista, Âżpara quĂ© quiere el pueblo esta reconstrucciĂłn de la burguesĂa nacional? ÂżPara una depredaciĂłn humana y ambiental que no tiene precedentes? En todo caso, muestra otra vez los lĂmites de la politica nacionalista. Eso es el kirchnerismo.
¿Qué opinión le merece el Plan económico del gobierno de Néstor Kirchner?
Bueno, es lo que acabo de señalar. En lo decisivo, se trata de un plan de reconstrucciĂłn de los negocios capitalistas. Lo que creciĂł en estos Ăşltimos años a tasas chinas con el Producto Bruto Interno aumentando a un promedio anual del 8% o 9% son los negocios capitalistas. La economĂa en general no existe, la economĂa de Juan PerĂ©z no creciĂł al promedio anual del 8% o 9% -tampoco la economĂa de doña Rosa. Al revĂ©s, nunca como antes en la Argentina, despuĂ©s de un periodo de recuperaciĂłn como el que hubo, es decir, de negocios capitalistas como señalĂ©, el nivel del trabajo en negro e informal es tan grande como ahora. La mitad de la poblaciĂłn argentina trabaja en negro y no en blanco, y la mayor proporciĂłn lo hace en contratos con el Estado, que es el principal responsable de esta situaciĂłn.
Hemos llegado a un punto en que, mientras mantenemos esta conversaciĂłn, los docentes están rebelados en los extremos del paĂs, Santa Cruz y Salta, donde las escuelas han sido militarizadas. Es poco sabido porque se oculta que GendarmerĂa está controlando el ingreso y el egreso en las escuelas, y que los directores han sido retirados del control del aparato edilicio en Santa Cruz. ÂżPor quĂ© se rebelan? Porque esta situaciĂłn no se puede bancar más. DespuĂ©s de cuatro años de recuperaciĂłn econĂłmica hay un salario básico de apenas $161 en Santa Cruz.
Esto es un retrato de la polĂtica econĂłmica kirchnerista, como lo es el hecho de que cuatro años despuĂ©s del peor pozo de la crisis, y con todo lo que se dice en tĂ©rminos oficiales de haber salido del infierno, el 70% de los jubilados tenga la jubilaciĂłn mĂnima de poco más de $500, lejĂsimos del 82 % mĂłvil. En cambio, está muy cerca de lo que es la polĂtica del Banco Mundial, que pretende sustituir la vieja jubilaciĂłn en relaciĂłn con el salario obrero por una especie de pensiĂłn miserable, simplemente para que nuestros viejos no mueran de inaniciĂłn. Esa es la polĂtica econĂłmica kirchnerista.
ÂżQuĂ© opina acerca de la polĂtica de derechos humanos del actual gobierno?
Lo retrata de conjunto un hecho del cual, naturalmente, la gestiĂłn kirchnerista no es más que el remate de una gran polĂtica, si se puede usar el tĂ©rmino de esta manera, que tiene vigencia hace muchos años.
Mientras estamos hablando acá, y con toda la demagogia de la construcciĂłn de la memoria y de la justicia, hay dos condenas a torturadores y represores de la dictadura. Una de ellas es al turco Julián, que ni siquiera tiene condiciĂłn militar. No estoy seguro que Etchecolatz, que es la segunda, la tenga. Me parece que era policĂa, lo cual es significativo porque aparecen condenados elementos relativamente marginales, como si se condenara el exceso. Nadie del aparato militar. Y a un ritmo que, como calculĂł un organismo de derechos humanos, la AsociaciĂłn de Ex Detenidos y Desaparecidos, implica que la sanciĂłn a los responsables de esto llevarĂa creo que 260.000 años.
Entonces, es una polĂtica perversa. Lo retratĂł bien la revista Barcelona en su Ăşltimo nĂşmero, que en tĂtulo catástrofe dice: “Memoria: el gobierno promete que si reprime en Santa Cruz, inmediatamente construirá un museo para recordar a las vĂctimas”. Y hoy, mientras estamos hablando acá, está en peligro de muerte un maestro en NeuquĂ©n que manifestaba. Entonces, es una polĂtica extremadamente hipĂłcrita la polĂtica de derechos humanos del gobierno.
¿Cómo ve el panorama electoral de este año?
El panorama electoral de este año va a poner de relieve hasta quĂ© punto el fenĂłmeno kirchnerista ha llegado a un lĂmite, habida cuenta, primero, del temor brutal que tienen a ser rebasados por Macri en el centro del paĂs, y que este eventual triunfo de Macri en la Capital termine alterando todo el panorama de las elecciones nacionales.
Habida cuenta, en segundo lugar, que en las provincias ya no pueden tener un candidato propio sino que cabalgan sobre candidaturas opuestas, con lo cual fracasa la capacidad de arbitraje del propio Kirchner. Por lo tanto, el panorama electoral se desarrolla despuĂ©s de una crisis al interior del propio rĂ©gimen que habrá que seguir con mucho cuidado porque, una vez más, presenta la oportunidad polĂtica de, interviniendo en la lucha popular y destacando lo que llamĂ© antes las limitaciones de este rĂ©gimen, reconstituir una polĂtica alternativa, una polĂtica obrera y socialista, una polĂtica de los trabajadores, una polĂtica de la izquierda. De lo contrario, vamos a estar en la calesita siempre.
Entonces, hay que intervenir. El PO va a intervenir activamente en la lucha electoral, llevando a la tribuna las reivindicaciones populares. Pero, sobre todo, desenmascarando la naturaleza de este gobierno, que hemos desarrollado a lo largo de esta charla, y planteando los objetivos estratégicos que no se abandonan nunca.
El mundo
¿Cómo ve la situación internacional, teniendo en cuenta la ofensiva imperialista de los últimos años?
EI mundo está atravesando una crisis de caracterĂsticas muy profundas, que solo puede compararse a momentos muy crĂticos del siglo XX, por ejemplo, las dos grandes guerras mundiales. Hoy no tenemos una guerra mundial, pero tenemos un fenĂłmeno de guerras y de desarrollo de la prepotencia imperialista de caracterĂsticas inauditas, si tenemos en cuenta lo que pasa en Irak, en Irán, en Oriente, por no hablar del fenĂłmeno ya olvidado de los Balcanes, o por no hablar de la vergĂĽenza de lo de HaitĂ, donde muchos gobiernos de izquierda y nacionalistas colaboran con un operativo militar que, en su momento, inauguraron los norteamericanos.
Este momento tiene como peculiaridad el hecho de involucrar la mayor potencia capitalista del planeta, que en los dos conflictos mundiales anteriores se mantuvo, hasta cierto punto, relativamente al margen. Además, todo este proceso polĂtico de expansiĂłn imperialista que estoy describiendo atraviesa por dificultades muy agudas. La situaciĂłn en Irak está completamente empantanada, el gobierno de Bush se está cayendo literalmente a pedazos, y en ese contexto amenaza la posibilidad de una crisis econĂłmica muy profunda.
Asà que el cuadro internacional es un cuadro muy convulsivo. Y de la evolución de ese cuadro internacional va a depender la suerte de la propia experiencia kirchnerista. La mayor dificultad que enfrentamos quienes creemos en otra salida para la humanidad que no sea lo que estamos viendo, es la dificultad de construir una alternativa de tipo internacionalista que dé cuenta del mundo de Bush, de Blair, de Abu Ghraib, de Guantánamo, de la decadencia y del retroceso infernal de la penetración capitalista en la vieja Unión Soviética, que ha sido llevada en algunos casos a la edad de piedra, del fenómeno de desagregación social y rebeliones populares muy poco difundido que está habiendo en China.
¿Cómo construimos una alternativa frente a eso? Bueno, el material para esa alternativa va a surgir de esta misma crisis y será fecundado por quienes pretendemos intervenir a partir de abordar rigurosamente las lecciones de la historia. No hay otra posibilidad. No elegimos el terreno en el cual debemos actuar.
¿Qué opina de la denominada Revolución Bolivariana y del gobierno Evo Morales en Bolivia? ¿Cómo ve la situación en Cuba?
Chávez y Morales son la manifestaciĂłn de un continente en llamas, cada cual con su peculiaridad. No olvidemos que Morales expresa dos revoluciones enormes en el Ăşltimo periodo (nosotros tuvimos un Argentinazo, Ă©l tuvo dos Bolivianazos, uno en 2003 y otro en 2005). A su turno, la irrupciĂłn de Chavez en la escena polĂtica está asociada al Caracazo de casi veinte años atrás, aquella insurrecciĂłn del pueblo venezolano contra el viejo rĂ©gimen.
A pesar de todo, no es lo mismo que el kirchnerismo, que el gobierno uruguayo o que el gobierno brasileño, que se empeñaron en derrotar y desmoralizar a las clases obreras de sus propios paĂses para subir como alternativas, en definitiva, neoliberales.
La polĂtica que están desarrollando Evo Morales y Chávez tiene lĂmites terriblemente grandes, como se demuestra en el hecho de que Chávez se empeña en defender como socios a estas catástrofes polĂticas del Cono Sur. Y esto no es un hecho aislado. Ahora Chávez está queriendo construir el Partido Socialista Unificado de Venezuela (PSUV) echando a la izquierda y regimentado estatalmente al movimiento de los trabajadores. Está acentuando ciertos lĂmites en las nacionalizaciones que inicialmente aceptĂł, y que tienen una naturaleza extremadamente precaria o restringida, si se me permite la palabra, en el sentido de que son nacionalizaciones clásicas burguesas, con reparaciĂłn econĂłmica e inclusive celebrada por los “nacionalizados”. Las Ăşltimas empresas que Chávez nacionalizĂł subieron en la Bolsa, dado el pago del gobierno a las empresas que compraron; es decir, no se sabĂa quiĂ©n era el beneficiario. Acá conocimos eso con la experiencia de los ferrocarriles ingleses, que fue una nacionalizaciĂłn reclamada por el capital inglĂ©s.
Entonces, son fenĂłmenos interesantes, que dan testimonio de un continente tremendamente movido y revolucionado. Pero son fenĂłmenos transitorios, en el sentido de que la realidad argentina tambiĂ©n es transitoria. ÂżQuĂ© va a triunfar? ÂżEl ruido de fondo del Argentinazo y serán barridos los viejos polĂticos, o la reconstrucciĂłn de la vieja polĂtica acabará con el ruido de fondo del Argentinazo abriendo otro tipo de perĂodo? Ese es el gran tema que, en Argentina, tiene un signo de todas maneras latinoamericano.
ÂżY Cuba?
Y Cuba fue la excepciĂłn a la regla, fue un movimiento nacionalista que sĂ trascendio sus limitaciones originales, si tenemos presente lo que habia planteado precisamente sobre el nacionalismo. Cuba está ahora en una situaciĂłn muy difĂcil. Cuba está en una transiciĂłn, porque el periodo de Fidel se está agotando, y lo interesante es que coincide con su agotamiento fĂsico, debido a que es un rĂ©gimen muy marcado por su propia persona. Castro reĂşne el alcance de la revoluciĂłn y los lĂmites de la direcciĂłn de esa revoluciĂłn.
Por un lado, tenemos un Castro radical, una Cuba socialista que marcĂł a una generaciĂłn en los 70. Por otro lado, tenemos que, a partir de esa direcciĂłn, sobre todo en los años 80 y 90, se produjo un retroceso muy manifesto. Cualquiera lee los diarios y puede ver como Castro recomienda a sus amigos en el Cono Sur no hacer lo que Ă©l hizo en la dĂ©cada del 60. AsĂ que Ă©l es una expresiĂłn del fenĂłmeno de la revoluciĂłn y del retroceso de la revoluciĂłn, todo junto, en una isla aislada, a 90 millas del imperio, y con la peculiaridad de que una parte de la burguesĂa gusana está en el territorio enemigo, dispuesta a desarrollar una presiĂłn fundamental por la restauraciĂłn capitalista en Cuba. Entonces, se hace muy difĂcil la situaciĂłn.
Ahora, que la propia direcciĂłn cubana, que el ejĂ©rcito Cubano, que es propietario de los activos más significativos de la isla, celebre como socialista lo que está pasando en China es más preocupante todavĂa, porque habla de un proceso de reconstituciĂłn capitalista. Pero el bastiĂłn, aĂşn muy deteriorado todavĂa, se mantiene, y en ese mantenimiento está identificada una parte entera de AmĂ©rica Latina, de mi generaciĂłn y de las generaciones siguientes.
Resultados y perspectivas
¿Por qué fracasaron los movimientos socialistas y revolucionarios en el siglo XX?
En primer lugar, ÂżquĂ© quiere decir que fracasaron? Hubo triunfos y retrocesos. Triunfaron en 1917, triunfaron en 1949 en China, y medio planeta habĂa sido sustraĂdo a la explotaciĂłn del capital, debutaron poniendo un pie en AmĂ©rica Latina en 1959; y luego, retrocedieron.
Ya dijimos aquĂ que la historia no es lineal. Pero, por otro lado, los movimientos revolucionarios normalmente fracasan. Quiero decirlo de esta manera para que se entienda: la revoluciĂłn es un testimonio de que la sociedad no cambia gradualmente y que, agobiada por sus problemas, de repente se sacude de manera volcánica y tira todo por la borda. AsĂ que la norma es aguantar mucho tiempo, fracasar mucho tiempo, de lo contrario, no habrĂa revoluciĂłn. Esa es la escala con la cual tenemos que ver el fenĂłmeno. Sino, caerĂamos en una especie de pensamiento vulgar, positivista, de cambio gradual.
Entonces, por un lado, no solo hubo fracasos, también hubo enormes victorias. Segundo, el desarrollo no es lineal. Tercero, tenemos que aprender de las victorias y de los fracasos para construir una alternativa. No hay otra forma realista de mirar lo que sucede ahora.
ÂżQuĂ© importancia tienen temas como la ecologĂa, las mujeres y las minorĂas oprimidas en la polĂtica socialista actual?
Tienen mucha importancia, porque son una manifestaciĂłn del alcance que tiene lo que yo llamĂ© el agotamiento histĂłrico del capital. No son la manifestaciĂłn de una realidad ya superada, que serĂa la de la lucha anticapitalista, y que conducirĂa a reinventar una lucha parcial y fragmentada, en el movimiento por la liberaciĂłn de la mujer, en defensa de los pueblos originarios, del medio ambiente. No, al revĂ©s: tienen una enorme importancia si se los comprende a la luz de una caracterizaciĂłn de conjunto sobre el alcance del retroceso civilizatorio al cual conduce una sociedad capitalista en descomposiciĂłn.
¿Cuáles son las tareas del PO en la actual coyuntura? Y, por último, ¿cuál es la estrategia del PO para el logro de sus objetivos?
El PO tiene una ventaja: declara semanalmente sus fines en un periĂłdico que se llama Prensa Obrera, que es un instrumento de formaciĂłn polĂtica de militantes concientes en funciĂłn de una alternativa obrera y socialista.
ÂżQuĂ© está planteado ahora? Desarrollar una conciencia sobre la naturaleza completamente antiobrera de este fenĂłmeno de reconstrucciĂłn de la burguesĂa nacional que encarna el kirchnerismo. ÂżQuĂ© está planteado ahora? Sobre la base de esas limitaciones de la burguesĂa nacional construir una variante distinta, sobre bases sociales y de clase distintas. ÂżQuĂ© está planteado ahora? Hacer eso, interviniendo activamente en las luchas como lo hizo el PO en el Ăşltimo periodo, no borocotizándose, no diluyĂ©ndose como otras variantes de la izquierda en lo que está de moda, por ejemplo, cierta adhesiĂłn muy superficial y disolvente al chavismo, y construir con rigor y con claridad un planteamiento polĂtico determinado, que es lo que ha convertido al PO en una referencia de la vanguardia de la izquierda en la Argentina.
El PO es el que menos divisiones ha sufrido, el que más ha debatido, el que menos sectariamente ha actuado (contra algunos prejuicios que hay por ahà por mal conocimiento). ¿Y cómo realizamos esto, con qué métodos? Con los métodos históricos de la clase obrera: metiéndose en las luchas, esclareciendo, desarrollando la propaganda, organizando. No hay muchos secretos.
¿Y cuál es la estrategia para la toma del poder?
Separar polĂticamente al movimiento obrero de la burguesĂa, y dar una lucha por construir un poder propio. Los elementos de ese poder se conocen desde hace muchĂsimos años. Forman parte de una experiencia acumulada. No empezamos de cero, es muy feo empezar de cero. Nadie empieza de cero.
En ese periĂłdico que te menciono, Prensa Obrera, estamos sacando todas las semanas un análisis de la experiencia de la RevoluciĂłn Rusa en 1917. Alguien puede decir “¡eh! Âżpor quĂ© van tan atrás?”. ¡La ciencia es asĂ! Nosotros hacemos polĂtica como ciencia. ÂżO no reposamos sobre los hombros de gigantes, como fueron Galileo hace cuatrocientos años, o Newton despuĂ©s, o como fue Einstein sobre la base de Newton y Galileo? ÂżNo podemos reposar sobre las lecciones de las grandes revoluciones del siglo XX? No, la novedad permanente, el cambio de camiseta todos los dĂas, no es ciencia, no es sistemático, no es riguroso, y nosotros hacemos polĂtica sistemática, cientĂfica y rigurosa.