Antes de 1902
A finales del siglo XIX, en el curso de unas pocas dĆ©cadas, el paĆs se transformĆ³ completamente, consolidĆ”ndose el sistema capitalista agroexportador. La Argentina se dedicaba a la exportaciĆ³n a Inglaterra de materias primas con poca elaboraciĆ³n. Para ello se instalaron en nuestro paĆs, que hasta entonces tenĆa poco desarrollo industrial, modernos frigorĆficos, ferrocarriles, se construyĆ³ el puerto y operaron buques fluviales y de altamar. āEl paĆs se modernizarĆ” y crecerĆ” rĆ”pidamente y Argentina serĆ” conocida como el granero del mundo. Para impulsar semejante crecimiento eran necesarios muchos trabajadores. La Argentina, que tenĆa aproximadamente un millĆ³n de habitantes en 1850, recibiĆ³ algo mĆ”s de 6 millones de trabajadores inmigrantes entre 1857 y 1930, de los cuales la mitad se radicĆ³ definitivamente en el paĆsā.1Julio Godio. Historia del movimiento obrero y del sindicalismo en la Argentina.
Los capitales britĆ”nicos tambiĆ©n tenĆan el control de los bancos, la deuda externa y de ramas fundamentales de la economĆa. AsĆ se estableciĆ³ una dependencia econĆ³mica muy fuerte que colocĆ³ a la Argentina en calidad de ācolonia comercialā. Esta relaciĆ³n permitĆa a los capitales ingleses anexarse econĆ³micamente nuestro paĆs sin violar su soberanĆa polĆtica, apropiĆ”ndose, de esta forma, de la mayor cantidad de beneficios en estos aƱos. Las vĆas del tren fueron prolongaciones del puerto hacia las provincias, de modo que los “caudillos federales” que quedaban en pie, podĆan ahora vender a Londres, tambiĆ©n ellos, sus granos y sus vacas. Cuando Roca hablaba de la supresiĆ³n del “espĆritu de las montoneras” se referĆa a esa nueva realidad. El boom de la lana empujĆ³ a la burguesĆa terrateniente hacia la Patagonia para apoderarse de nuevos pastos para sus rebaƱos de ovinos. En todos estos procesos se conformĆ³ la burguesĆa nacional argentina, a imagen y semejanza de la porteƱa, dependiente del capital extranjero, y que, al necesitar nueva mano de obra intensiva, crea un nuevo enemigo que la enfrentarĆ”: la clase obrera.
En la dĆ©cada de 1870 algunos franceses que se exiliaron tras la derrota de la Comuna de ParĆs (1871) desembarcaron en Argentina y realizaron actividades en el marco de la Primera Internacional. En 1880 en Alemania el canciller Bismarck promulgĆ³ leyes antisocialistas lo que provocĆ³ la llegada a la Argentina de un centenar de alemanes exiliados, que fueron los responsables de conformar las primeras organizaciones obreras. La mĆ”s importante, āAdelanteā, realizĆ³ una activa propaganda y tuvo un peso significativo en el movimiento obrero. Comenzaron en 1886 la redacciĆ³n de su periĆ³dico, que llegĆ³ a editar casi 700 nĆŗmeros hasta su desapariciĆ³n en 1901. De igual forma, para aquella dĆ©cada, la propaganda anarquista jugĆ³ un papel significativo al calor de la inmigraciĆ³n italiana. AsĆ lo demuestra el arribo al paĆs de Errico Malatesta, uno de sus mĆ”s grandes dirigentes a nivel internacional, en 1885.
En 1890, no solo la clase capitalista protagonizĆ³ un hecho decisivo con la RevoluciĆ³n del Parque. El jueves Primero de Mayo alrededor de las 15 horas 3.000 trabajadores se reunirĆan en Recoleta, en Buenos Aires, para dar lugar a la celebraciĆ³n de un acto obrero internacionalista, ya que, por primera vez en la historia mundial, se realizaron actos por el DĆa Internacional de los Trabajadores. Esta jornada habĆa sido resuelta, en homenaje a los mĆ”rtires de Chicago, por el Congreso Fundacional de la II Internacional en 1889. A su vez, el suceso se replicĆ³ con menores concurrentes -pero no por eso con menos importancia- en BahĆa Blanca, Chivilcoy y Rosario. En 1896 se habĆa fundado el Partido Socialista Obrero. Argentina fue el primer paĆs de AmĆ©rica Latina en conformar un partido socialista como secciĆ³n de la II Internacional. MĆ”s allĆ” de todas sus desviaciones posteriores (electoralistas y reformistas) la fundaciĆ³n del Partido Socialista Obrero en 1896 (posteriormente solo PS) fue un gran hito para la historia de la clase obrera argentina. āAquel Partido Socialista fue un avance en la organizaciĆ³n polĆtica de los trabajadores, aunque no constituyĆ³ nunca un partido revolucionario en sus mĆ©todos y programa, lo cual marcĆ³ un lĆmite casi inmediato a su capacidad de expresar los intereses profundos de la clase obreraā.2A 125 aƱos del Congreso Constituyente del Partido Socialista. Publicado en Prensa Obrera 28/6/2021. Recuperado de: https://prensaobrera.com/aniversarios/a-125-anos-del-congreso-constituyente-del-partido-socialista
La huelga general de 1902
DespuĆ©s de un pequeƱo reflujo las luchas obreras resurgieron con mucha mayor fuerza a partir de 1901, cuando el movimiento obrero local iniciĆ³ un marcado proceso de ascenso de la conflictividad. En este marco, el PS hizo pĆŗblicas varias crĆticas respecto a la utilidad de una huelga general; que venĆa siendo agitada particularmente por los anarquistas. Este no era un tema menor debido a la tendencia a la generalizaciĆ³n de los conflictos por solidaridad. El problema de la huelga general estaba siendo debatido en el movimiento socialista a nivel internacional. El PS argentino desarrollĆ³ una posiciĆ³n que en gran medida coincidĆa con la de sus contrapartes socialdemĆ³cratas de otros paĆses. āLa generalizaciĆ³n de las huelgas en Argentina, la agitaciĆ³n de 1901-1902, en el contexto de una dura disputa con los anarquistas, consolidĆ³ aĆŗn mĆ”s esta posiciĆ³n contra la huelga general, inscribiĆ©ndola ya en forma definitiva entre las lĆneas medulares de la interpelaciĆ³n del partidoā.3Lucas Poy. El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. CapĆtulo 8. āEl Partido Socialista y las huelgasā. Recuperado de: https://books.openedition.org/ariadnaediciones/6939?lang=es
La segunda mitad de 1901 comenzĆ³ con un ascenso obrero en toda la lĆnea, con huelgas de importancia que, a diferencia de lo ocurrido en los aƱos anteriores, tuvieron un alcance nacional. En agosto se produjo una huelga de los trabajadores constructores de las vĆas fĆ©rreas de BahĆa Blanca a OlavarrĆa que culminĆ³ con un triunfo obrero. En octubre se desarrollĆ³ un agudo conflicto en la RefinerĆa Argentina de Rosario, donde miles de obreros se declararon en huelga y chocaron con la policĆa. āEn esa represiĆ³n policial contra una asamblea de huelguistas, cayĆ³ el primer muerto del movimiento obrero argentino, el joven Cosme Budislavich, el 20 de octubre de 1901. El ascenso de las luchas obreras dio lugar a una profundizaciĆ³n del proceso de organizaciĆ³n sindical y al mismo tiempo impulso la acciĆ³n conjunta de diferentes gremios, haciendo mĆ”s fuerte la idea de la necesidad de una federaciĆ³n de gremios. Con la presencia de unos 50 delegados en representaciĆ³n de 27 sociedades, el 25 de mayo de 1901 un congreso obrero constituyĆ³ la FederaciĆ³n Obrera Argentina (F.O.A.) que contaba con la participaciĆ³n de socialistas y anarquistas. Sus mĆ©ritos histĆ³ricos fueron la unidad entre los sectores en lucha y el de dejar conformada una federaciĆ³n obrera que ya no perderĆa continuidad.
En un primer momento, tanto socialistas como anarquistas, valoraron positivamente la iniciativa de frente Ćŗnico. Pero en los meses siguientes las tensiones fueron aumentando. Aunque socialistas y anarquistas coincidĆan en impulsar la F.O.A., lo hacĆan con perspectivas muy distintas. Mientras los anarquistas veĆan a la F.O.A. como un paso fundamental para impulsar la huelga general, los socialistas la entendĆan como una posible herramienta capaz de evitar estallidos huelguĆsticos generalizados de consecuencias negativas para el movimiento obrero. En enero de 1902 se desarrollĆ³ una huelga general en la ciudad de Rosario. Este puerto del ParanĆ” se habĆa transformado en un centro obrero donde la influencia anarquista era muy superior a la socialista. El comitĆ© ejecutivo del PS realizĆ³ un balance muy negativo. Fue en este contexto en el cual tendrĆa lugar la ruptura de la FederaciĆ³n Obrera. Fue a comienzos de 1902 cuando varias sociedades gremiales, influidas por militantes socialistas, decidieron separarse de la F.O.A. y crear la U.G.T. (UniĆ³n General de Trabajadores). La F.O.A., mayoritaria, quedĆ³ con 33.895 afiliados y la U.G.T., minoritaria, con 7.400.
La conflictividad siguiĆ³ aumentando durante 1902: en forma paralela a la huelga general de Rosario, en enero estallĆ³ un agudo conflicto en el puerto de Buenos Aires y la agitaciĆ³n continuĆ³ durante los meses posteriores, con las huelgas de cocheros y de panaderos en la Capital. En el transcurso del aƱo se habĆa avanzado en la conformaciĆ³n de sindicatos que nucleaban a los trabajadores del mismo oficio en distintos puntos del paĆs, generalmente bajo fuerte influencia anarquista, lo cual serĆa un factor de impulso para la generalizaciĆ³n de las huelgas.
A fines de 1902, se produjo la primera huelga general de la historia del paĆs. El conflicto comenzĆ³ con el reclamo de los estibadores para reducir el peso de las bolsas de cereales (que debĆan hombrear) que era de 100kg. Luego se sumaron los obreros de los depĆ³sitos del Mercado Central de Frutos. La FederaciĆ³n de Estibadores convocĆ³ a una huelga solidaria y lo mismo hizo la FederaciĆ³n de Rodados, paralizando asĆ el transporte y la actividad del puerto. Ante los rumores de que el Gobierno se aprestaba a sancionar una legislaciĆ³n represiva (la ley 4.144, llamada de Residencia), como efectivamente sucediĆ³ horas despuĆ©s, el 20 de noviembre la F.O.A. decretĆ³ la huelga general.
āEl sĆ”bado 22 de noviembre, La Vanguardia (periĆ³dico principal del PS) estaba encabezada por un editorial titulado āA la acciĆ³n, compaƱerosā. La lĆnea fundamental de la caracterizaciĆ³n de los socialistas era que se trataba de un movimiento no deseado, impulsado por sus adversarios polĆticos con una orientaciĆ³n que lo llevarĆa al fracaso, en el cual sin embargo era necesario intervenir para atenuar las consecuencias negativasā.4Lucas Poy. El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. CapĆtulo 8. āEl Partido Socialista y las huelgasā. Recuperado de: https://books.openedition.org/ariadnaediciones/6939?lang=es La direcciĆ³n de los socialistas buscĆ³ negociar con el gobierno para evitar un reforzamiento del estado represivo del rĆ©gimen conservador del segundo gobierno de Roca. Pero fracasĆ³: la burguesĆa estaba aterrorizada y le reclamaba al Gobierno que instaure el orden a como de lugar. Los socialistas acusaban a los anarquistas de promover las huelgas generales de forma irresponsable por ignorancia, pero defendĆan a los huelguistas y a sus reivindicaciones. En realidad, las huelgas fueron una herramienta de la joven y combativa clase obrera argentina para imponer sus reclamos trasformando la lucha reivindicativa en una lucha polĆtica (impugnaciĆ³n a la Ley de Residencia, al ataque del Estado contra sindicatos y partidos obreros, etc.). La huelga ganĆ³ dimensiones masivas nunca antes vistas en nuestro paĆs hasta ese momento: se produjo una verdadera irrupciĆ³n de veinte mil obreros en paro y ganando las calles. La prensa burguesa reconocĆa con pavor que jamĆ”s en la RepĆŗblica Argentina se habĆa producido un movimiento obrero de defensa y protesta de esas proporciones y trascendencia.
La Ley de Residencia fue una ley represiva del Estado argentino contra anarquistas, socialistas y activistas obreros en general. En un principio fue instaurada para derrotar la primera huelga general nacional de 1902, pero siguiĆ³ en vigencia hasta el aƱo 1958. Su objetivo era deportar inmigrantes que se organizaran y lucharan contra las condiciones brutales de la explotaciĆ³n capitalista de principios del 1900. TambiĆ©n fue utilizada, por todos los gobiernos posteriores incluso el primer gobierno peronista, para reprimir a los obreros opositores. (Ver prĆ³xima nota en la ediciĆ³n quincenal digital de En Defensa del Marxismo). AdemĆ”s de esta nefasta ley, el presidente Roca (cursando su segundo gobierno) declarĆ³ el estado de sitio los Ćŗltimos dĆas de noviembre de 1902. En este marco se allanaron locales de la FederaciĆ³n Obrera Regional Argentina y del Partido Socialista, cerraron La Vanguardia (socialista) y La Protesta Humana (anarquista). Para el gobierno āla huelga en que se han declarado numerosos obreros de distintos gremios, amenaza el orden pĆŗblico, los intereses del comercio y la navegaciĆ³n y, por consiguiente, la riqueza pĆŗblicaā.5Pacecca, MarĆa InĆ©s, 2003. El fantasma en la mĆ”quina: la praxis polĆtica de los extranjeros en la Argentina del Centenario. Solamente en la primera semana, luego de la sanciĆ³n de la ley, fueron quinientos los deportados entre los cuales la mayorĆa era anarquista y una minorĆa socialista.
A pesar de la derrota parcial de esta primera huelga general en 1902, el Estado burguĆ©s se vio forzado a implementar 18 veces el estado de sitio hasta 1910. Pero todas las legislaciones represivas no pudieron evitar que siguieran proliferando los conflictos obreros. Tampoco que los anarquistas y socialistas siguieran conquistando posiciones en la combativa y naciente clase obrera argentina. Los socialistas lograron la obtenciĆ³n del primer diputado en 1904, a pesar del fraude reinante antes de la reforma electoral de la Ley SĆ”enz PeƱa de 1912. Los anarquistas lograron impulsar la huelga general triunfante de la Semana Roja en 1909 y fueron derrotados en la huelga general del Centenario en un cuadro de brutal represiĆ³n y estado de sitio. AsĆ festejĆ³ la Argentina oligĆ”rquica y conservadora el Centenario, con una enorme represiĆ³n para evitar las huelgas insurreccionales de los nuevos oprimidos del Plata. El pĆ”nico a la revoluciĆ³n obrera llevĆ³ a los conservadores a la reforma electoral, muy limitada, ya que dejaba afuera a la mitad de la clase obrera que eran inmigrantes y a todas las mujeres.
En definitiva, āla gran reforma democrĆ”ticaā de 1912 dejaba afuera a la tercera parte de la poblaciĆ³n adulta. En el gobierno de Yrigoyen, los obreros protagonizaron nuevamente enormes huelgas de masas y generales, en el contexto de la gran revoluciĆ³n soviĆ©tica obrera y socialista, que alimentĆ³ el fuego de la lucha de clases a nivel mundial. El problema de los anarquistas no fue llegar a la huelga general, sino quĆ© hacer una vez llegado a ese estadio.
Por su parte la patronal agudizĆ³ sus mĆ©todos de represiĆ³n, fusilando a miles de obreros en horas, si lo creĆan necesario, como en la Patagonia Rebelde bajo las Ć³rdenes del ādemocrĆ”ticoā Yrigoyen. TambiĆ©n comenzĆ³ a utilizar nuevos mĆ©todos de cooptaciĆ³n comprando a un sector de los dirigentes obreros. En este cuadro surgieron los llamados Sindicalistas Revolucionarios, que rompieron con el PS con planteos en defensa de las huelgas, pero luego se adaptaron y formaron la primera burocracia de la historia argentina en los aƱos 20. āLas posturas del anarquismo y del socialismo quedaron pulverizadas por las enseƱanzas histĆ³ricas de la lucha de clases: ni la lucha sindical por si sola conduce a la revoluciĆ³n, ni las reformas parlamentarias aseguran el progreso del movimiento obrero y de la democracia polĆticaā.6La clase obrera argentina y el 1Āŗ de mayo (1890-1909). Publicado en Prensa Obrera NĀŗ 14, 1/5/1983. Recuperado de: https://prensaobrera.com/politicas/la-clase-obrera-argentina-y-el-1o-de-mayo-1890-1909 Pero eso no opaca el acierto de los anarquistas de implementar el mĆ©todo de la acciĆ³n directa, las huelgas y los piquetes como formas de luchar por las reivindicaciones y al mismo tiempo abrir un camino hacia la revoluciĆ³n obrera. En los socialistas el intento de construcciĆ³n de un partido polĆtico de los explotados con banderas socialistas.
La cuestiĆ³n de la huelga general en el novecientos
El debate sobre la huelga general ocupaba un lugar fundamental en las discusiones que atravesaban al anarquismo y al socialismo a nivel internacional a principios del novecientos. La huelga general argentina fue una de las primeras a nivel mundial. No fue solo un paro general programado con lĆmites, sino un movimiento de lucha huelguĆstico surgido desde la lucha obrera y canalizado y organizado en su desarrollo por las organizaciones sindicales. La discusiĆ³n sobre la huelga general se colocĆ³ en el primer plano a partir de que fue el mĆ©todo utilizado por la clase obrera rusa en la revoluciĆ³n de 1905. Pero antes de esta experiencia fundamental los marxistas discutĆan sobre la pertinencia de su implementaciĆ³n. āEn 1873 Federico Engels habĆa planteado una posiciĆ³n crĆtica frente a una tĆ”ctica que se consideraba propia del anarquismo: los acontecimientos polĆticos y los abusos de las clases gobernantes facilitarĆ”n la emancipaciĆ³n de los obreros mucho antes de que el proletariado llegue a reunir esa organizaciĆ³n ideal y ese gigantesco fondo de reserva. Pero, si dispusiese de ambas cosas, no necesitarĆa dar el rodeo de la huelga general para llegar a la metaā.7Lucas Poy. El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. CapĆtulo 8. En la fundaciĆ³n de la II Internacional (1889), una mociĆ³n del holandĆ©s Domela Nieuwenhuis en favor de la huelga general fue rechazada. El congreso de Londres de 1896 aprobĆ³ una resoluciĆ³n que abordaba la cuestiĆ³n considerando que las huelgas y los boicots son medios necesarios para llevar adelante los objetivos de los sindicatos, pero no veĆa la posibilidad de llevar adelante una huelga general internacional.
La cuestiĆ³n tambiĆ©n fue motivo de debate en el congreso de Francia de 1900. En esa ocasiĆ³n la comisiĆ³n quedo dividida. El alemĆ”n Carl Legien, lĆder de la poderosa ala sindical del partido, argumentĆ³ que la huelga general no era discutible en ese momento, sino que lo que estaba planteado era seguir fortaleciendo la organizaciĆ³n sindical. Sin esas grandes organizaciones -decĆa- la huelga general dejarĆa indefenso al proletariado para ser fusilado o matado lentamente de hambre por la patronal. El francĆ©s Aristide Briand argumentaba que la huelga general era uno de los estimulantes mĆ”s activos de la organizaciĆ³n sindical y la veĆa como el modo mĆ”s eficaz de llevar a cabo la revoluciĆ³n, pudiendo ser utilizada como mĆ©todo de presiĆ³n y cuando las circunstancias fueran propicias para llegar a la toma del poder. Los posicionamientos por la direcciĆ³n del PS argentino se colocaban en la lĆnea de la postura mayoritaria a nivel mundial que veĆa con desconfianza la medida. āEn suma, el Partido Socialista argentino llegĆ³ al perĆodo de fuerte conflictividad obrera de fines de 1902 con una postura elaborada en torno a la cuestiĆ³n de las huelgas, que se insertaba en el marco mĆ”s general de los posicionamientos desenvueltos internacionalmente por la socialdemocracia de la Ć©pocaā.8Lucas Poy. El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. CapĆtulo 8. Las huelgas impulsadas y recomendadas por los socialistas eran las huelgas parciales, segĆŗn ellos capaces de obtener el triunfo venciendo la resistencia de la patronal.
Los acontecimientos de la primera RevoluciĆ³n rusa de 1905 le demostraron a la mayorĆa socialdemĆ³crata mundial que estaba equivocada. En la primera revoluciĆ³n obrera del siglo XX la clase obrera rusa, frente a la cobardĆa de la burguesĆa y su oposiciĆ³n para llevar adelante toda movilizaciĆ³n contra el rĆ©gimen absolutista, irrumpiĆ³ con sus propios mĆ©todos y reivindicaciones, llevando adelante una huelga general de carĆ”cter insurreccional, dejando claro que la revoluciĆ³n obrera era posible en los paĆses atrasados, que la clase obrera llevarĆa adelante las tereas inconclusas de la revoluciĆ³n burguesa y que la huelga general, con sus manifestaciones polĆticas de masas, era un mĆ©todo genuino de la clase obrera para luchar por el poder. āLa RevoluciĆ³n rusa de 1905 fue la primera revoluciĆ³n en la historia cuyo instrumento fue la huelga polĆtica de masas, con una potencia jamĆ”s vista. Hubo un entrelazamiento de huelgas polĆticas y econĆ³micas que jugĆ³ un papel determinante en la consistencia del movimiento. Si las amplias masas de explotados no hubieran visto ante sĆ ejemplos diarios de cĆ³mo los obreros asalariados obligaban a los capitalistas a mejorar de un modo directo e inmediato su situaciĆ³n, no habrĆa sido posible (ā¦) atraer (ā¦) a dichas masas al movimiento revolucionarioā.9La primera revoluciĆ³n obrera del siglo XX. Publicado en Prensa Obrera NĀ°1445, 26/1/2017. Recuperado de: https://prensaobrera.com/aniversarios/la-primera-revolucion-obrera-del-siglo-xx
No solo el ala bolchevique de la socialdemocracia rusa defendiĆ³ este mĆ©todo de lucha revolucionario. Luego de la RevoluciĆ³n rusa de 1905 Rosa Luxemburgo escribiĆ³: Huelga de masas, partido y sindicatos, donde advierte la relaciĆ³n dialĆ©ctica entre lo que ella denomina huelgas āeconĆ³micasā y āpolĆticasā y la huelga de masas en la que la barrera entre los objetivos āpolĆticosā y āeconĆ³micosā de las masas se extingue. La oportunidad que estas situaciones le presentan a los elementos mĆ”s avanzados de las direcciones obreras serĆ” la de recuperar el carĆ”cter revolucionario de las masas quienes se imponen a sus direcciones adaptadas a la inacciĆ³n. Utiliza la defensa de la huelga general de masas como una forma de superar a las direcciones burocrĆ”ticas y revisionistas de la socialdemocracia alemana de la Ć©poca. En La cuestiĆ³n rusa, Rosa Luxemburgo coincidiĆ³ en los puntos centrales con el balance de Trotsky en Resultados y perspectivas. En Huelga de masas, partido y sindicatos seƱala el carĆ”cter dirigente de la clase obrera en la revoluciĆ³n frente a la incapacidad de las burguesĆas rusa, y en su caso tambiĆ©n polaca, de dirigir la revoluciĆ³n democrĆ”tica. A su vez, coinciden tambiĆ©n con Trotsky y Parvus en que, habiendo alcanzado el poder, el proletariado no se limitarĆ” a las tareas democrĆ”ticas, sino que avanzarĆ” hacia las tareas socialistas.
Es hora histĆ³rica de recuperar esta ātradiciĆ³nā revolucionaria de la clase obrera.