1902: Primera huelga general argentina

La cuestiĆ³n de la huelga general en el novecientos

Antes de 1902

A finales del siglo XIX, en el curso de unas pocas dĆ©cadas, el paĆ­s se transformĆ³ completamente, consolidĆ”ndose el sistema capitalista agroexportador. La Argentina se dedicaba a la exportaciĆ³n a Inglaterra de materias primas con poca elaboraciĆ³n. Para ello se instalaron en nuestro paĆ­s, que hasta entonces tenĆ­a poco desarrollo industrial, modernos frigorĆ­ficos, ferrocarriles, se construyĆ³ el puerto y operaron buques fluviales y de altamar. ā€œEl paĆ­s se modernizarĆ” y crecerĆ” rĆ”pidamente y Argentina serĆ” conocida como el granero del mundo. Para impulsar semejante crecimiento eran necesarios muchos trabajadores. La Argentina, que tenĆ­a aproximadamente un millĆ³n de habitantes en 1850, recibiĆ³ algo mĆ”s de 6 millones de trabajadores inmigrantes entre 1857 y 1930, de los cuales la mitad se radicĆ³ definitivamente en el paĆ­sā€.1Julio Godio. Historia del movimiento obrero y del sindicalismo en la Argentina.

Los capitales britĆ”nicos tambiĆ©n tenĆ­an el control de los bancos, la deuda externa y de ramas fundamentales de la economĆ­a. AsĆ­ se estableciĆ³ una dependencia econĆ³mica muy fuerte que colocĆ³ a la Argentina en calidad de ā€œcolonia comercialā€. Esta relaciĆ³n permitĆ­a a los capitales ingleses anexarse econĆ³micamente nuestro paĆ­s sin violar su soberanĆ­a polĆ­tica, apropiĆ”ndose, de esta forma, de la mayor cantidad de beneficios en estos aƱos. Las vĆ­as del tren fueron prolongaciones del puerto hacia las provincias, de modo que los “caudillos federales” que quedaban en pie, podĆ­an ahora vender a Londres, tambiĆ©n ellos, sus granos y sus vacas. Cuando Roca hablaba de la supresiĆ³n del “espĆ­ritu de las montoneras” se referĆ­a a esa nueva realidad. El boom de la lana empujĆ³ a la burguesĆ­a terrateniente hacia la Patagonia para apoderarse de nuevos pastos para sus rebaƱos de ovinos. En todos estos procesos se conformĆ³ la burguesĆ­a nacional argentina, a imagen y semejanza de la porteƱa, dependiente del capital extranjero, y que, al necesitar nueva mano de obra intensiva, crea un nuevo enemigo que la enfrentarĆ”: la clase obrera.

En la dĆ©cada de 1870 algunos franceses que se exiliaron tras la derrota de la Comuna de ParĆ­s (1871) desembarcaron en Argentina y realizaron actividades en el marco de la Primera Internacional. En 1880 en Alemania el canciller Bismarck promulgĆ³ leyes antisocialistas lo que provocĆ³ la llegada a la Argentina de un centenar de alemanes exiliados, que fueron los responsables de conformar las primeras organizaciones obreras. La mĆ”s importante, ā€œAdelanteā€, realizĆ³ una activa propaganda y tuvo un peso significativo en el movimiento obrero. Comenzaron en 1886 la redacciĆ³n de su periĆ³dico, que llegĆ³ a editar casi 700 nĆŗmeros hasta su desapariciĆ³n en 1901. De igual forma, para aquella dĆ©cada, la propaganda anarquista jugĆ³ un papel significativo al calor de la inmigraciĆ³n italiana. AsĆ­ lo demuestra el arribo al paĆ­s de Errico Malatesta, uno de sus mĆ”s grandes dirigentes a nivel internacional, en 1885.

En 1890, no solo la clase capitalista protagonizĆ³ un hecho decisivo con la RevoluciĆ³n del Parque. El jueves Primero de Mayo alrededor de las 15 horas 3.000 trabajadores se reunirĆ­an en Recoleta, en Buenos Aires, para dar lugar a la celebraciĆ³n de un acto obrero internacionalista, ya que, por primera vez en la historia mundial, se realizaron actos por el DĆ­a Internacional de los Trabajadores. Esta jornada habĆ­a sido resuelta, en homenaje a los mĆ”rtires de Chicago, por el Congreso Fundacional de la II Internacional en 1889. A su vez, el suceso se replicĆ³ con menores concurrentes -pero no por eso con menos importancia- en BahĆ­a Blanca, Chivilcoy y Rosario. En 1896 se habĆ­a fundado el Partido Socialista Obrero. Argentina fue el primer paĆ­s de AmĆ©rica Latina en conformar un partido socialista como secciĆ³n de la II Internacional. MĆ”s allĆ” de todas sus desviaciones posteriores (electoralistas y reformistas) la fundaciĆ³n del Partido Socialista Obrero en 1896 (posteriormente solo PS) fue un gran hito para la historia de la clase obrera argentina. ā€œAquel Partido Socialista fue un avance en la organizaciĆ³n polĆ­tica de los trabajadores, aunque no constituyĆ³ nunca un partido revolucionario en sus mĆ©todos y programa, lo cual marcĆ³ un lĆ­mite casi inmediato a su capacidad de expresar los intereses profundos de la clase obreraā€.2A 125 aƱos del Congreso Constituyente del Partido Socialista. Publicado en Prensa Obrera 28/6/2021. Recuperado de: https://prensaobrera.com/aniversarios/a-125-anos-del-congreso-constituyente-del-partido-socialista

La huelga general de 1902

DespuĆ©s de un pequeƱo reflujo las luchas obreras resurgieron con mucha mayor fuerza a partir de 1901, cuando el movimiento obrero local iniciĆ³ un marcado proceso de ascenso de la conflictividad. En este marco, el PS hizo pĆŗblicas varias crĆ­ticas respecto a la utilidad de una huelga general; que venĆ­a siendo agitada particularmente por los anarquistas. Este no era un tema menor debido a la tendencia a la generalizaciĆ³n de los conflictos por solidaridad. El problema de la huelga general estaba siendo debatido en el movimiento socialista a nivel internacional. El PS argentino desarrollĆ³ una posiciĆ³n que en gran medida coincidĆ­a con la de sus contrapartes socialdemĆ³cratas de otros paĆ­ses. ā€œLa generalizaciĆ³n de las huelgas en Argentina, la agitaciĆ³n de 1901-1902, en el contexto de una dura disputa con los anarquistas, consolidĆ³ aĆŗn mĆ”s esta posiciĆ³n contra la huelga general, inscribiĆ©ndola ya en forma definitiva entre las lĆ­neas medulares de la interpelaciĆ³n del partidoā€.3Lucas Poy. El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. CapĆ­tulo 8. ā€œEl Partido Socialista y las huelgasā€. Recuperado de: https://books.openedition.org/ariadnaediciones/6939?lang=es

La segunda mitad de 1901 comenzĆ³ con un ascenso obrero en toda la lĆ­nea, con huelgas de importancia que, a diferencia de lo ocurrido en los aƱos anteriores, tuvieron un alcance nacional. En agosto se produjo una huelga de los trabajadores constructores de las vĆ­as fĆ©rreas de BahĆ­a Blanca a OlavarrĆ­a que culminĆ³ con un triunfo obrero. En octubre se desarrollĆ³ un agudo conflicto en la RefinerĆ­a Argentina de Rosario, donde miles de obreros se declararon en huelga y chocaron con la policĆ­a. ā€œEn esa represiĆ³n policial contra una asamblea de huelguistas, cayĆ³ el primer muerto del movimiento obrero argentino, el joven Cosme Budislavich, el 20 de octubre de 1901. El ascenso de las luchas obreras dio lugar a una profundizaciĆ³n del proceso de organizaciĆ³n sindical y al mismo tiempo impulso la acciĆ³n conjunta de diferentes gremios, haciendo mĆ”s fuerte la idea de la necesidad de una federaciĆ³n de gremios. Con la presencia de unos 50 delegados en representaciĆ³n de 27 sociedades, el 25 de mayo de 1901 un congreso obrero constituyĆ³ la FederaciĆ³n Obrera Argentina (F.O.A.) que contaba con la participaciĆ³n de socialistas y anarquistas. Sus mĆ©ritos histĆ³ricos fueron la unidad entre los sectores en lucha y el de dejar conformada una federaciĆ³n obrera que ya no perderĆ­a continuidad.

En un primer momento, tanto socialistas como anarquistas, valoraron positivamente la iniciativa de frente Ćŗnico. Pero en los meses siguientes las tensiones fueron aumentando. Aunque socialistas y anarquistas coincidĆ­an en impulsar la F.O.A., lo hacĆ­an con perspectivas muy distintas. Mientras los anarquistas veĆ­an a la F.O.A. como un paso fundamental para impulsar la huelga general, los socialistas la entendĆ­an como una posible herramienta capaz de evitar estallidos huelguĆ­sticos generalizados de consecuencias negativas para el movimiento obrero. En enero de 1902 se desarrollĆ³ una huelga general en la ciudad de Rosario. Este puerto del ParanĆ” se habĆ­a transformado en un centro obrero donde la influencia anarquista era muy superior a la socialista. El comitĆ© ejecutivo del PS realizĆ³ un balance muy negativo. Fue en este contexto en el cual tendrĆ­a lugar la ruptura de la FederaciĆ³n Obrera. Fue a comienzos de 1902 cuando varias sociedades gremiales, influidas por militantes socialistas, decidieron separarse de la F.O.A. y crear la U.G.T. (UniĆ³n General de Trabajadores). La F.O.A., mayoritaria, quedĆ³ con 33.895 afiliados y la U.G.T., minoritaria, con 7.400.

La conflictividad siguiĆ³ aumentando durante 1902: en forma paralela a la huelga general de Rosario, en enero estallĆ³ un agudo conflicto en el puerto de Buenos Aires y la agitaciĆ³n continuĆ³ durante los meses posteriores, con las huelgas de cocheros y de panaderos en la Capital. En el transcurso del aƱo se habĆ­a avanzado en la conformaciĆ³n de sindicatos que nucleaban a los trabajadores del mismo oficio en distintos puntos del paĆ­s, generalmente bajo fuerte influencia anarquista, lo cual serĆ­a un factor de impulso para la generalizaciĆ³n de las huelgas.

A fines de 1902, se produjo la primera huelga general de la historia del paĆ­s. El conflicto comenzĆ³ con el reclamo de los estibadores para reducir el peso de las bolsas de cereales (que debĆ­an hombrear) que era de 100kg. Luego se sumaron los obreros de los depĆ³sitos del Mercado Central de Frutos. La FederaciĆ³n de Estibadores convocĆ³ a una huelga solidaria y lo mismo hizo la FederaciĆ³n de Rodados, paralizando asĆ­ el transporte y la actividad del puerto. Ante los rumores de que el Gobierno se aprestaba a sancionar una legislaciĆ³n represiva (la ley 4.144, llamada de Residencia), como efectivamente sucediĆ³ horas despuĆ©s, el 20 de noviembre la F.O.A. decretĆ³ la huelga general.

ā€œEl sĆ”bado 22 de noviembre, La Vanguardia (periĆ³dico principal del PS) estaba encabezada por un editorial titulado ā€˜A la acciĆ³n, compaƱerosā€™. La lĆ­nea fundamental de la caracterizaciĆ³n de los socialistas era que se trataba de un movimiento no deseado, impulsado por sus adversarios polĆ­ticos con una orientaciĆ³n que lo llevarĆ­a al fracaso, en el cual sin embargo era necesario intervenir para atenuar las consecuencias negativasā€.4Lucas Poy. El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. CapĆ­tulo 8. ā€œEl Partido Socialista y las huelgasā€. Recuperado de: https://books.openedition.org/ariadnaediciones/6939?lang=es La direcciĆ³n de los socialistas buscĆ³ negociar con el gobierno para evitar un reforzamiento del estado represivo del rĆ©gimen conservador del segundo gobierno de Roca. Pero fracasĆ³: la burguesĆ­a estaba aterrorizada y le reclamaba al Gobierno que instaure el orden a como de lugar. Los socialistas acusaban a los anarquistas de promover las huelgas generales de forma irresponsable por ignorancia, pero defendĆ­an a los huelguistas y a sus reivindicaciones. En realidad, las huelgas fueron una herramienta de la joven y combativa clase obrera argentina para imponer sus reclamos trasformando la lucha reivindicativa en una lucha polĆ­tica (impugnaciĆ³n a la Ley de Residencia, al ataque del Estado contra sindicatos y partidos obreros, etc.). La huelga ganĆ³ dimensiones masivas nunca antes vistas en nuestro paĆ­s hasta ese momento: se produjo una verdadera irrupciĆ³n de veinte mil obreros en paro y ganando las calles. La prensa burguesa reconocĆ­a con pavor que jamĆ”s en la RepĆŗblica Argentina se habĆ­a producido un movimiento obrero de defensa y protesta de esas proporciones y trascendencia.

La Ley de Residencia fue una ley represiva del Estado argentino contra anarquistas, socialistas y activistas obreros en general. En un principio fue instaurada para derrotar la primera huelga general nacional de 1902, pero siguiĆ³ en vigencia hasta el aƱo 1958. Su objetivo era deportar inmigrantes que se organizaran y lucharan contra las condiciones brutales de la explotaciĆ³n capitalista de principios del 1900. TambiĆ©n fue utilizada, por todos los gobiernos posteriores incluso el primer gobierno peronista, para reprimir a los obreros opositores. (Ver prĆ³xima nota en la ediciĆ³n quincenal digital de En Defensa del Marxismo). AdemĆ”s de esta nefasta ley, el presidente Roca (cursando su segundo gobierno) declarĆ³ el estado de sitio los Ćŗltimos dĆ­as de noviembre de 1902. En este marco se allanaron locales de la FederaciĆ³n Obrera Regional Argentina y del Partido Socialista, cerraron La Vanguardia (socialista) y La Protesta Humana (anarquista). Para el gobierno ā€œla huelga en que se han declarado numerosos obreros de distintos gremios, amenaza el orden pĆŗblico, los intereses del comercio y la navegaciĆ³n y, por consiguiente, la riqueza pĆŗblicaā€.5Pacecca, MarĆ­a InĆ©s, 2003. El fantasma en la mĆ”quina: la praxis polĆ­tica de los extranjeros en la Argentina del Centenario. Solamente en la primera semana, luego de la sanciĆ³n de la ley, fueron quinientos los deportados entre los cuales la mayorĆ­a era anarquista y una minorĆ­a socialista.

A pesar de la derrota parcial de esta primera huelga general en 1902, el Estado burguĆ©s se vio forzado a implementar 18 veces el estado de sitio hasta 1910. Pero todas las legislaciones represivas no pudieron evitar que siguieran proliferando los conflictos obreros. Tampoco que los anarquistas y socialistas siguieran conquistando posiciones en la combativa y naciente clase obrera argentina. Los socialistas lograron la obtenciĆ³n del primer diputado en 1904, a pesar del fraude reinante antes de la reforma electoral de la Ley SĆ”enz PeƱa de 1912. Los anarquistas lograron impulsar la huelga general triunfante de la Semana Roja en 1909 y fueron derrotados en la huelga general del Centenario en un cuadro de brutal represiĆ³n y estado de sitio. AsĆ­ festejĆ³ la Argentina oligĆ”rquica y conservadora el Centenario, con una enorme represiĆ³n para evitar las huelgas insurreccionales de los nuevos oprimidos del Plata. El pĆ”nico a la revoluciĆ³n obrera llevĆ³ a los conservadores a la reforma electoral, muy limitada, ya que dejaba afuera a la mitad de la clase obrera que eran inmigrantes y a todas las mujeres.

En definitiva, ā€œla gran reforma democrĆ”ticaā€ de 1912 dejaba afuera a la tercera parte de la poblaciĆ³n adulta. En el gobierno de Yrigoyen, los obreros protagonizaron nuevamente enormes huelgas de masas y generales, en el contexto de la gran revoluciĆ³n soviĆ©tica obrera y socialista, que alimentĆ³ el fuego de la lucha de clases a nivel mundial. El problema de los anarquistas no fue llegar a la huelga general, sino quĆ© hacer una vez llegado a ese estadio.

Por su parte la patronal agudizĆ³ sus mĆ©todos de represiĆ³n, fusilando a miles de obreros en horas, si lo creĆ­an necesario, como en la Patagonia Rebelde bajo las Ć³rdenes del ā€œdemocrĆ”ticoā€ Yrigoyen. TambiĆ©n comenzĆ³ a utilizar nuevos mĆ©todos de cooptaciĆ³n comprando a un sector de los dirigentes obreros. En este cuadro surgieron los llamados Sindicalistas Revolucionarios, que rompieron con el PS con planteos en defensa de las huelgas, pero luego se adaptaron y formaron la primera burocracia de la historia argentina en los aƱos 20. ā€œLas posturas del anarquismo y del socialismo quedaron pulverizadas por las enseƱanzas histĆ³ricas de la lucha de clases: ni la lucha sindical por si sola conduce a la revoluciĆ³n, ni las reformas parlamentarias aseguran el progreso del movimiento obrero y de la democracia polĆ­ticaā€.6La clase obrera argentina y el 1Āŗ de mayo (1890-1909). Publicado en Prensa Obrera NĀŗ 14, 1/5/1983. Recuperado de: https://prensaobrera.com/politicas/la-clase-obrera-argentina-y-el-1o-de-mayo-1890-1909 Pero eso no opaca el acierto de los anarquistas de implementar el mĆ©todo de la acciĆ³n directa, las huelgas y los piquetes como formas de luchar por las reivindicaciones y al mismo tiempo abrir un camino hacia la revoluciĆ³n obrera. En los socialistas el intento de construcciĆ³n de un partido polĆ­tico de los explotados con banderas socialistas.

La cuestiĆ³n de la huelga general en el novecientos

El debate sobre la huelga general ocupaba un lugar fundamental en las discusiones que atravesaban al anarquismo y al socialismo a nivel internacional a principios del novecientos. La huelga general argentina fue una de las primeras a nivel mundial. No fue solo un paro general programado con lĆ­mites, sino un movimiento de lucha huelguĆ­stico surgido desde la lucha obrera y canalizado y organizado en su desarrollo por las organizaciones sindicales. La discusiĆ³n sobre la huelga general se colocĆ³ en el primer plano a partir de que fue el mĆ©todo utilizado por la clase obrera rusa en la revoluciĆ³n de 1905. Pero antes de esta experiencia fundamental los marxistas discutĆ­an sobre la pertinencia de su implementaciĆ³n. ā€œEn 1873 Federico Engels habĆ­a planteado una posiciĆ³n crĆ­tica frente a una tĆ”ctica que se consideraba propia del anarquismo: los acontecimientos polĆ­ticos y los abusos de las clases gobernantes facilitarĆ”n la emancipaciĆ³n de los obreros mucho antes de que el proletariado llegue a reunir esa organizaciĆ³n ideal y ese gigantesco fondo de reserva. Pero, si dispusiese de ambas cosas, no necesitarĆ­a dar el rodeo de la huelga general para llegar a la metaā€.7Lucas Poy. El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. CapĆ­tulo 8. En la fundaciĆ³n de la II Internacional (1889), una mociĆ³n del holandĆ©s Domela Nieuwenhuis en favor de la huelga general fue rechazada. El congreso de Londres de 1896 aprobĆ³ una resoluciĆ³n que abordaba la cuestiĆ³n considerando que las huelgas y los boicots son medios necesarios para llevar adelante los objetivos de los sindicatos, pero no veĆ­a la posibilidad de llevar adelante una huelga general internacional.

La cuestiĆ³n tambiĆ©n fue motivo de debate en el congreso de Francia de 1900. En esa ocasiĆ³n la comisiĆ³n quedo dividida. El alemĆ”n Carl Legien, lĆ­der de la poderosa ala sindical del partido, argumentĆ³ que la huelga general no era discutible en ese momento, sino que lo que estaba planteado era seguir fortaleciendo la organizaciĆ³n sindical. Sin esas grandes organizaciones -decĆ­a- la huelga general dejarĆ­a indefenso al proletariado para ser fusilado o matado lentamente de hambre por la patronal. El francĆ©s Aristide Briand argumentaba que la huelga general era uno de los estimulantes mĆ”s activos de la organizaciĆ³n sindical y la veĆ­a como el modo mĆ”s eficaz de llevar a cabo la revoluciĆ³n, pudiendo ser utilizada como mĆ©todo de presiĆ³n y cuando las circunstancias fueran propicias para llegar a la toma del poder. Los posicionamientos por la direcciĆ³n del PS argentino se colocaban en la lĆ­nea de la postura mayoritaria a nivel mundial que veĆ­a con desconfianza la medida. ā€œEn suma, el Partido Socialista argentino llegĆ³ al perĆ­odo de fuerte conflictividad obrera de fines de 1902 con una postura elaborada en torno a la cuestiĆ³n de las huelgas, que se insertaba en el marco mĆ”s general de los posicionamientos desenvueltos internacionalmente por la socialdemocracia de la Ć©pocaā€.8Lucas Poy. El Partido Socialista Argentino, 1896-1912. CapĆ­tulo 8. Las huelgas impulsadas y recomendadas por los socialistas eran las huelgas parciales, segĆŗn ellos capaces de obtener el triunfo venciendo la resistencia de la patronal.

Los acontecimientos de la primera RevoluciĆ³n rusa de 1905 le demostraron a la mayorĆ­a socialdemĆ³crata mundial que estaba equivocada. En la primera revoluciĆ³n obrera del siglo XX la clase obrera rusa, frente a la cobardĆ­a de la burguesĆ­a y su oposiciĆ³n para llevar adelante toda movilizaciĆ³n contra el rĆ©gimen absolutista, irrumpiĆ³ con sus propios mĆ©todos y reivindicaciones, llevando adelante una huelga general de carĆ”cter insurreccional, dejando claro que la revoluciĆ³n obrera era posible en los paĆ­ses atrasados, que la clase obrera llevarĆ­a adelante las tereas inconclusas de la revoluciĆ³n burguesa y que la huelga general, con sus manifestaciones polĆ­ticas de masas, era un mĆ©todo genuino de la clase obrera para luchar por el poder. ā€œLa RevoluciĆ³n rusa de 1905 fue la primera revoluciĆ³n en la historia cuyo instrumento fue la huelga polĆ­tica de masas, con una potencia jamĆ”s vista. Hubo un entrelazamiento de huelgas polĆ­ticas y econĆ³micas que jugĆ³ un papel determinante en la consistencia del movimiento. Si las amplias masas de explotados no hubieran visto ante sĆ­ ejemplos diarios de cĆ³mo los obreros asalariados obligaban a los capitalistas a mejorar de un modo directo e inmediato su situaciĆ³n, no habrĆ­a sido posible (ā€¦) atraer (ā€¦) a dichas masas al movimiento revolucionarioā€.9La primera revoluciĆ³n obrera del siglo XX. Publicado en Prensa Obrera NĀ°1445, 26/1/2017. Recuperado de: https://prensaobrera.com/aniversarios/la-primera-revolucion-obrera-del-siglo-xx

No solo el ala bolchevique de la socialdemocracia rusa defendiĆ³ este mĆ©todo de lucha revolucionario. Luego de la RevoluciĆ³n rusa de 1905 Rosa Luxemburgo escribiĆ³: Huelga de masas, partido y sindicatos, donde advierte la relaciĆ³n dialĆ©ctica entre lo que ella denomina huelgas ā€œeconĆ³micasā€ y ā€œpolĆ­ticasā€ y la huelga de masas en la que la barrera entre los objetivos ā€œpolĆ­ticosā€ y ā€œeconĆ³micosā€ de las masas se extingue. La oportunidad que estas situaciones le presentan a los elementos mĆ”s avanzados de las direcciones obreras serĆ” la de recuperar el carĆ”cter revolucionario de las masas quienes se imponen a sus direcciones adaptadas a la inacciĆ³n. Utiliza la defensa de la huelga general de masas como una forma de superar a las direcciones burocrĆ”ticas y revisionistas de la socialdemocracia alemana de la Ć©poca. En La cuestiĆ³n rusa, Rosa Luxemburgo coincidiĆ³ en los puntos centrales con el balance de Trotsky en Resultados y perspectivas. En Huelga de masas, partido y sindicatos seƱala el carĆ”cter dirigente de la clase obrera en la revoluciĆ³n frente a la incapacidad de las burguesĆ­as rusa, y en su caso tambiĆ©n polaca, de dirigir la revoluciĆ³n democrĆ”tica. A su vez, coinciden tambiĆ©n con Trotsky y Parvus en que, habiendo alcanzado el poder, el proletariado no se limitarĆ” a las tareas democrĆ”ticas, sino que avanzarĆ” hacia las tareas socialistas.

Es hora histĆ³rica de recuperar esta ā€œtradiciĆ³nā€ revolucionaria de la clase obrera.

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