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Los jacobinos negros

El proceso de Independencia Haitiana (1789 - 1820)

IntroducciĆ³n

Dejen de lado el sĆ­mbolo del dios de los blancos que nos ha causado tantas penas, y escuchen la voz de la libertad que habla en el corazĆ³n de todos nosotros.

Arenga del sacerdote vudĆŗ Boukman en la Gran InsurrecciĆ³n del Norte, verano de 1791

ā€œNeg rich se milat. Milat Pā€™v, se nĆØgā€ (El negro si es rico es mulato y el mulato si es pobre es negro)

Manifiesto del general haitiano Dessalines

Sin dudas, la independencia de HaitĆ­, la opulenta colonia francesa del Caribe conocida en esos tiempos como Saint-Domingue, constituye una de las problemĆ”ticas mĆ”s interesante de la historia americana. No sĆ³lo porque HaitĆ­ fue la segunda colonia americana en independizarse, despuĆ©s de las trece colonias inglesas conocidas como Estados Unidos, sino que ademĆ”s fue la tercera repĆŗblica del mundo moderno, ademĆ”s de la primera revoluciĆ³n libertadora de AmĆ©rica Latina y la primera repĆŗblica negra.

Para focalizar el caso, es importante aclarar que a diferencia de los procesos de independencia americanos, que en su mayorĆ­a fueron orientados por grupos criollos pertenecientes a las clases dominantes, la independencia haitiana fue sobre todo una consecuencia de la participaciĆ³n de los sectores populares, tanto de los mulatos como de las masas esclavas, negras y de origen africano.1Para focalizar el caso, es importante aclarar que a diferencia de los procesos de independencia americanos, que en su mayorĆ­a fueron orientados por grupos criollos pertenecientes a las clases dominantes, la independencia haitiana fue sobre todo una consecuencia de la participaciĆ³n de los sectores populares, tanto de los mulatos como de las masas esclavas, negras y de origen africano. En esta experiencia se entremezclaron la revoluciĆ³n social y la lucha anticolonial por la independencia contra tres potencias europeas: Francia, Inglaterra y EspaƱa. En esta experiencia se entremezclaron la revoluciĆ³n social y la lucha anticolonial por la independencia contra tres potencias europeas: Francia, Inglaterra y EspaƱa.

Como bien seƱalan Cardozo y PĆ©rez Brignoli, HaitĆ­ es el Ćŗnico caso donde el fin de la esclavitud fue el resultado directo de una revoluciĆ³n social y nacional, entre 1789 y 1804. Ninguna otra revuelta de esclavos, en toda la historia del continente, pudo forzar la reorganizaciĆ³n de la sociedad global y construir una nueva naciĆ³n. La revuelta de esclavos constituyĆ³ el nĆŗcleo del proceso haitiano de independencia y aboliciĆ³n, pero no la Ćŗnica fuerza en acciĆ³n, el resultado de la lucha se debiĆ³ en gran medida a una complicada red de divisiones, alianzas y procesos sociales, tanto a nivel local como metropolitano2.Ciro CARDOSO y HĆ©ctor PƉREZ BRIGNOLI, Historia EconĆ³mica de AmĆ©rica Latina, Barcelona, CrĆ­tica, Vol. 2., 1979, p. 23.Es ademĆ”s un proceso de mediana duraciĆ³n; en poco mĆ”s de tres dĆ©cadas, la sociedad haitiana fue un laboratorio de diferentes proyectos societales, tanto en la construcciĆ³n de un rĆ©gimen polĆ­tico como en la organizaciĆ³n de un sistema socioeconĆ³mico. Si bien no es posible conocer en profundidad los modelos polĆ­ticos propuestos por los generales negros de la lucha independentista (Toussaint Louverture y Jean-Jacques Dessalines), en poco tiempo se produjo el contraste entre un gobierno de republicanismo radical como el de Alexander PĆØtion y el reino autocrĆ”tico de Henri Christophe.

El historiador haitiano Joachim Benoit, apunta a la complejidad de la gestaciĆ³n y consolidaciĆ³n del nuevo rĆ©gimen: ā€œnacieron los grupos sociales cuya relaciĆ³n de fuerzas constituyĆ³ la base de esta evoluciĆ³n: estudiando sus preocupaciones y caracterĆ­sticas propias ā€“y en particular el modo de apropiaciĆ³n y de explotaciĆ³n de los bienes heredados de la Ć©poca colonial ā€“ es como se podrĆ” apreciar la amplitud del movimiento que dio origen a la naciĆ³n haitianaā€.3Joachim BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ y el movimiento de la Independencia en el siglo XIXā€, Secuencia, MĆ©xico, nĆŗm. 2, 1985, p. 172.

En lo referente a la organizaciĆ³n de un sistema econĆ³mico, en un par de dĆ©cadas se implementaron varios proyectos, comenzando por los intentos de sostener una economĆ­a exportadora basada en la producciĆ³n azucarera de las grandes haciendas sostenida desde el control y el disciplinamiento estatal (Toussaint Louverture, Dessalines, y con mayor Ć©xito el monarca Henri Christophe), la repĆŗblica campesina de pequeƱos y grandes productores libres de republicano PĆØtion, sin olvidar ademĆ”s el experimento desarrollado en los enclaves cimarrones de las montaƱas controlados por el caudillo Goman, donde predominaba la agricultura de subsistencia y el rechazo a cualquier forma de control del trabajo humano.

Es por ello que los autores marxistas (Lepkowski) y tambiĆ©n de historia social (Benoit, Louis-Juste) coinciden en destacar la importancia de la cuestiĆ³n campesina como estructurante en la conflictividad social de la nueva naciĆ³n, mĆ”s precisamente la lucha por el control de los recursos productivos agrĆ­colas y la distribuciĆ³n de la riqueza social, entre las Ć©lites (blanca, mulata y negra) y las enormes masas campesinas.

En su gĆ©nesis, el movimiento campesino haitiano expresĆ³ el deseo de emancipaciĆ³n de los esclavos de Santo Domingo, explotados, dominados y humillados por el sistema capitalista dependiente de HaitĆ­. La repĆŗblica campesina de Goman (1807-1820) y la insurrecciĆ³n campesina de 1843 son emblemĆ”ticas en ese sentido: el libre desarrollo de todos los campesinos representĆ³ el horizonte de su lucha, la que reivindicaba el derecho a la tierra, a la educaciĆ³n escolar de los niƱos campesinos y a la justicia social en el intercambio social. La organizaciĆ³n comunitaria de la solidaridad revela el deseo de realizaciĆ³n, de libertad y de igualdad por parte del movimiento social.4Jean Anil LOUIS-JUSTE, ā€œDesarrollo comunitario y crisis agraria: metamorfosis del movimiento campesino haitianoā€, OSAL,Buenos Aires, CLACSO, aƱo VIII, nĆŗm. 23, abril 2008, p. 78.

Las preguntas orientadoras para entender este proceso social, tan rico y complejo a la vez, podrĆ­an ser: ĀæPor quĆ© el proceso de independencia haitiana, aconteciĆ³ en forma tan precoz y disruptiva? ĀæCuĆ”les fueron sus principales actores sociales? ĀæCĆ³mo se articulĆ³ la revoluciĆ³n social con la lucha por la independencia? ĀæCĆ³mo explicar el violento intervencionismo de las potencias coloniales contra la pequeƱa colonia? ĀæQuĆ© proyectos de organizaciĆ³n polĆ­tica y socioeconĆ³mica estuvieron en disputa? ĀæCĆ³mo explicar el prolongado enfrentamiento entre las Ć©lites mulatas y negras, y a la vez de esta clase dominante con las masas campesinas?

OrĆ­genes y desarrollo de Saint- Domingue

Los primeros pobladores de HaitĆ­, ocupante de la parte occidental de La EspaƱola o Hispaniola, eran cazadores, recolectores y pescadores, llegados aproximadamente en el 7000 A. C. Al arribar los europeos, la isla se encontraba ocupada por los pueblos taĆ­no, caribe y arawak y dividida en los llamados Cacicazgos de Quisqueya. Se desconoce con exactitud la cantidad de poblaciĆ³n de la regiĆ³n, aunque fuentes estiman a la misma en algunos cientos de miles a finales del Siglo XVI.

La llegada de CristĆ³bal ColĆ³n a la isla se produjo durante el primer viaje del descubrimiento de AmĆ©rica en diciembre de 1492. Se estableciĆ³ un pequeƱo fuerte con parte de la tripulaciĆ³n, denominado “La Navidad” y la poblaciĆ³n local fue esclavizada para trabajar en las plantaciones y en las minas. Se produjeron varios intentos de rebeliĆ³n seguidos de represiones brutales. La introducciĆ³n de enfermedades europeas, para las cuales los indĆ­genas no tenĆ­an defensas, sumada a hambrunas, matanzas y las terribles condiciones de los indĆ­genas esclavizados, condujeron a un descenso abrupto de la poblaciĆ³n que se considera virtualmente extinta a mediados del Siglo XVII.

En los primeros aƱos la colonia mostrĆ³ un gran auge, pero con las conquistas espaƱolas en el continente americano, en especial en las regiones de MĆ©xico y PerĆŗ, entrĆ³ en una larga decadencia, en la que la zona occidental de la isla fue progresivamente abandonada.

Las islas del Caribe sufrieron al inicio del Siglo XVI un proceso por el cual las potencias europeas en expansiĆ³n, EspaƱa y Portugal, les impusieron una nueva denominaciĆ³n, como consecuencia de los conflictos entre potencias coloniales, (por ejemplo, Francia e Inglaterra rechazaban el Tratado de Tordesillas de 1494) y de los tratados establecidos entre las mismas. Los franceses comenzaron a colonizar la zona occidental de la isla que habĆ­a sido descuidada por los espaƱoles. En 1697 por el Tratado Rį»·swijk se formaliza la cesiĆ³n de esta regiĆ³n a Francia. La parte francesa tomĆ³ el nombre de Saint-Domingue, aunque el 1Āŗ de enero de 1804 los comandantes militares del ejĆ©rcito insurgente  y triunfante de los antiguos esclavos negros deciden denominar como HaitĆ­ a la ex – colonia.5Guy PIERRE, ā€œEn torno al nombre de una naciĆ³n: HaitĆ­ā€, JosĆ© Carlos CHIARAMONTE, Carlos MARICHAL y Aimer GRANADOS (compiladores), Crear la naciĆ³n. Los nombres de los paĆ­ses de AmĆ©rica Latina, Buenos Aires, Sudamericana, 2008, p. 286. El tĆ©rmino es de origen taĆ­noy en forma originaria se escribĆ­a Ayti, aunque en escritos de Ć©poca apareciera tambiĆ©n como Hayti.6La extensiĆ³n de este paĆ­s caribeƱo es de 27750 km2, comprendiendo la parte occidental de la isla, que incluye dos penĆ­nsulas (Saint-Nicholas y TiburĆ³n), con predominio de superficie montaƱosa, aunque con cuatro importantes planicies. La parte oriental de la isla, de colonizaciĆ³n espaƱola, tiene una superficie de 48745 km2. Saint-Domingue abarcaba tambiĆ©n algunas islas, de las cuales las mĆ”s importantes son las de Tortuga y Gonăve.

La isla prontamente se transformĆ³ en la principal colonia francesa y, posiblemente la mĆ”s rica colonia del mundo, gracias a la proliferaciĆ³n de plantaciones de azĆŗcar, cafĆ©, y otros productos como aƱil y algodĆ³n. El sistema de plantaciones estuvo basado en el uso de gran cantidad de esclavos, que viviendo y trabajando en penosas condiciones morĆ­an rĆ”pidamente lo que obligaba a masivas importaciones de nuevos esclavos. Tanto que en las Ćŗltimas dĆ©cadas de la colonia, los plantadores importaron hasta 30000 esclavos por aƱo.7Frank MOYA PONS, “La Independencia de HaitĆ­ y Santo Domingo”, Leslie BETHELL (ed.), Historia de AmĆ©rica Latina, Barcelona; CrĆ­tica, Vol. 5,p. 124. La sociedad se organizaba en diferentes grupos basados en una fuerte y rĆ­gida estratificaciĆ³n social que era determinada en base a la pureza racial y el poder econĆ³mico.

ĀæCĆ³mo funcionaba una gran plantaciĆ³n, la unidad productiva hegemĆ³nica de Saint-Domingue? El modelo arquetĆ­pico de la gran plantaciĆ³n colonial (Grandā€™ Case) era el siguiente: la propiedad pertenecĆ­a al Procureur, el cual, por lo general, era un comerciante o hacendado acaudalado, que la mayorĆ­a de las veces era absentista ya que residĆ­a en ParĆ­s o en la capital colonial Puerto PrĆ­ncipe. A continuaciĆ³n, venĆ­a el GĆ©rant, administrador o gerente, el cual sĆ­ vivĆ­a en la propiedad y se encargaba de dirigir tanto los trabajos del campo como del ingenio y de la producciĆ³n en general. DespuĆ©s encontramos al personal jerĆ”rquico cĆ³mo mayorales, jefes y oficiales, encargados tanto de asegurar la productividad del ingenio como de imponer la rĆ­gida disciplina laboral.

Las relaciones entre los plantadores y los esclavos se regĆ­an por el CĆ³digo Negro (Code Noir), un compendio de leyes redactado en 1685, firmado por el rey francĆ©s Luis XIV y vigente en las colonias francesas hasta 1848. En el mismo no sĆ³lo se legalizaba la esclavitud, el tratamiento de seres humanos como propiedad mudable, sino la marcaciĆ³n, la tortura, la mutilaciĆ³n fĆ­sica y el asesinato ante los intentos de rebeliĆ³n contra el inhumano sistema.8Susan BUCK-MORSS, Hegel y HaitĆ­, Buenos Aires, Norma, 2005, p. 27.

Los trabajadores se dividĆ­an en esclavos de primera y segunda banda. El primer grupo lo integraban los esclavos mĆ”s fuertes que realizaban los trabajos mĆ”s duros y rigurosos, tanto en el campo como en el proceso industrial del azĆŗcar, y muchas veces trabajaban un turno diurno y otro nocturno. Los esclavos de segunda banda  eran mĆ”s dĆ©biles fĆ­sicamente, realizaban tareas de menor exigencia fĆ­sica, aunque no siempre exentas de calificaciĆ³n. Los infantes y las mujeres realizaban trabajos considerados ligeros y complementarios. AdemĆ”s, se encontraban los esclavos domĆ©sticos que comprendĆ­an a criados, sirvientas, cocineras y personal dedicados a atender a las familias de propietarios y administradores, pero que tambiĆ©n incluĆ­an a artesanos, barberos y esclavos de oficio como costureras, talabarteros, etc.

Durante el perĆ­odo estudiado, fase final de la colonia y comienzos de la post-independencia, el territorio de la colonia se dividĆ­a en tres regiones, a partir de determinadas caracterĆ­sticas socio-productivas y climĆ”ticas, pero tambiĆ©n caracterizadas por la influencia del rĆ©gimen de propiedad y uso de la tierra. La regiĆ³n, conocida como Norte, consistĆ­a en amplias llanuras, fĆ©rtiles y costeras, de clima continental, de buenas comunicaciones e infraestructura de transportes (red plantaciĆ³n/ciudad/puerto). AllĆ­ predominaba el cultivo de la caƱa de azĆŗcar (especĆ­ficamente de la producciĆ³n del azĆŗcar refinado), pero tambiĆ©n del cafĆ©, con enormes plantaciones, que utilizaban gran cantidad de mano de obra esclava. Era la provincia mĆ”s antigua y prĆ³spera, con mayor densidad demogrĆ”fica, y donde se encontraba mĆ”s polarizada la relaciĆ³n plantador blanco/esclavos negros.

La regiĆ³n Oeste, comprendĆ­a el valle de Artibonite, que tenĆ­a una parte importante de llanura, aunque no tan fĆ©rtil como la norteƱa ya que requerĆ­a de sistema de riego permanente. TambiĆ©n producĆ­a azĆŗcar, aunque de rendimiento inferior al norte, con importantes cultivos de aƱil y algodĆ³n. Predominaba el latifundio esclavista como unidad productora.

Finalmente, la regiĆ³n Sur, que fue la Ćŗltima en ser colonizada, ya que sus tierras no eran muy fĆ©rtiles y se encontraba menos comunicada que el resto del territorio. Era la mayor productora de algodĆ³n. Sin embargo, su producciĆ³n era la mĆ”s diversificada, tanto por el rĆ©gimen de propiedad existente como por los cultivos desarrollados. Se encontraban fincas medianas donde se producĆ­a aƱil, pero tambiĆ©n fincas mĆ”s pequeƱas donde se combinaba el cultivo del algodĆ³n con el aƱil, de cafĆ© con cacao, o solamente de cafĆ©. AdemĆ”s se podĆ­an encontrar cultivos de alimentaciĆ³n como yuca, patata, Ʊame, sorgo, arveja, chĆ­charo, banano y maĆ­z, ademĆ”s de aves de corral y cerdos.9Tadeusz LEPKOWSKI, HaitĆ­, La Habana, Casa de las AmĆ©ricas, Tomo I, 1968, p. p. 42-52.Las actividades agropecuarias se  desarrollaban de dos formas: las parcelas que los esclavos cultivaban en las grandes plantaciones pero tambiĆ©n las pequeƱas propiedades de los libertos. Y esta quizĆ”s era la caracterĆ­stica distintiva de la regiĆ³n Sur, existĆ­an numerosos propietarios mulatos (gens de colour) de pequeƱas, grandes e inclusive grandes propiedades. Si bien la tierra era menos fĆ©rtil que en otras regiones, los cuidados y trabajos de estos campesinos permitĆ­an obtener buenos rindes.

TambiĆ©n debe mencionarse el Ćŗltimo espacio, que estaba constituido por ciertas lindes de los cordones montaƱosos, lugares inaccesibles y poco fĆ©rtiles, pero donde los cimarrones, esclavos fugados, desarrollaban cultivos de subsistencia.

Un anƔlisis de la estructura social de Saint-Domingue

Para las vĆ­speras del comienzo de la insurrecciĆ³n esclava la poblaciĆ³n de Saint-Domingue se calculaba en 530000 personas, de las cuales un poco mĆ”s del 80 % eran esclavas, las libertas rondaban las 28000 y toda la poblaciĆ³n blanca era cercana a las 40000 personas. A continuaciĆ³n, describirĆ© las principales caracterĆ­sticas de estos grupos sociales.

Los grands blancs o grandes plantadores blancos: este grupo estaba conformado por los funcionarios del gobierno francĆ©s y los dueƱos de las grandes plantaciones. Ɖstos eran la cĆŗspide de la pirĆ”mide social de la colonia, tambiĆ©n fueron conocidos como la burguesĆ­a colonial esclavista. Este grupo no tenĆ­a mĆ”s de 5.000 a 8.000 integrantes, los mĆ”s adinerados vivĆ­an gran parte del aƱo, inclusive gran parte de sus vidas, en la metrĆ³polis francesa. En ParĆ­s conformaban el exclusivo e influyente Club Massiac.

Los petits blancs o blancos pobres:este grupo estaba formado por blancos que no poseĆ­an tierras y que trabajaban en tareas comerciales y artesanales., aunque tambiĆ©n incluĆ­a a soldados y tenderos Era un grupo muy conflictivo porque tenĆ­an fuertes recelos de los mulatos a quienes consideraban inferiores pero que muchas veces poseĆ­an fortunas muy superiores. Su nĆŗmero era de 35.000 personas.

Los affranchi o mulatos:en su mayorĆ­a eran mulatos libertos, hijos de plantadores blancos y esclavas negras, aunque incluĆ­an a algĆŗn negro liberado. Su nĆŗmero era de aproximadamente 28000 personas Se encontraban muy influenciados por la vida, las costumbres y la cultura francesas. Algunos desempeƱaban variadas profesiones y oficios como comerciantes, administradores, transportistas, etc. Muchos de ellos eran dueƱos de tierras, inclusive de plantaciones esclavistas y poseĆ­an la cuarta parte de la tierra para 1789. Sin embargo, la administraciĆ³n colonial, ante la presiĆ³n de la minorĆ­a blanca, habĆ­a sancionado leyes que les impedĆ­an el ascenso social y polĆ­tico. TenĆ­an vĆ­nculos con los liberales franceses, tanto que en ParĆ­s habĆ­an organizado la Sociedad de Amigos de los Negros, que en verdad defendĆ­a los intereses de los mulatos que deseaban adquirir una ciudadanĆ­a integral idĆ©ntica a la de los blancos.

Los esclavos: se calcula que su nĆŗmero era cercano al medio millĆ³n de personas, superando a los blancos en una proporciĆ³n de mĆ”s de 20 a 1. Cerca del 80 por ciento trabajaba en las plantaciones y tenĆ­an dos orĆ­genes: los bozales, africanos que en su mayorĆ­a habĆ­an sido esclavizados de adolescentes, aculturados e instruidos para el trabajo de plantaciĆ³n; y los criollos, nacidos en la plantaciĆ³n de padres africanos. No obstante, los orĆ­genes de los africanos eran muy variados, ya que pertenecĆ­an a muy diversas etnias con costumbres y lenguajes muy diferentes. Esto contribuyĆ³ a la construcciĆ³n de una cultura sincrĆ©tica, con los diferentes aportes africanos y de la occidentalizaciĆ³n impuesta por los plantadores franceses blancos. Tanto la lengua nacional (el crĆ©ole) como la religiĆ³n vudĆŗ expresan ese sincretismo.

Los cimaroons o negros cimarrones: quizĆ”s no tan significativos desde el aspecto cuantitativo ni desde lo econĆ³mico, pero sĆ­ desde lo polĆ­tico y simbĆ³lico. El tĆ©rmino se aplicaba a los esclavos que huĆ­an de sus dueƱos y que muchas veces se refugiaban en las montaƱas, ya sea en forma solitaria o formando pequeƱas comunidades. AĆŗn cuando su nĆŗmero permaneciĆ³ limitado, su importancia fue fundamental, ya que estos fugitivos, rondaban las plantaciones para proveerse de vĆ­veres y alentando a los esclavos a rebelarse. El mĆ”s ejemplo mĆ”s notable fue el del africano Mackandal y sus brigadas que durante el perĆ­odo de 1751 a 1758, atacaron a las plantaciones, matando blancos y alentando a los negros a sublevarse. Finalmente fueron capturados y ejecutados, pero su memoria, y especialmente sus tĆ”cticas de resistencia guerrillera, ejercieron gran influencia en los hechos posteriores. 

Para dimensionar los excelentes rindes de la colonia francesa basta mencionar un sĆ³lo dato: la utilidad anual promedio que generaba la producciĆ³n azucarera de Saint-Domingue era del orden del 8 al 12 %, mientras que, en Jamaica, la mĆ”s productiva de las colonias inglesas, apenas llegaba a un 4 %. Herbert Klein seƱala que la colonia francesa, ademĆ”s de ser la mayor productora de azĆŗcar de AmĆ©rica estaba por convertirse en la mayor abastecedora de cafĆ© del mundo. ā€œLas exportaciones sumaban dos tercios del valor total de las mercancĆ­as remitidas por las Indias Occidentales francesas, y en volumen superaban los envĆ­os de las Antillas espaƱolas e inglesas sumados. MĆ”s de 600 barcos por aƱo llegaban a sus puertos para cargar azĆŗcar, cafĆ©, algodĆ³n, especias, aƱil y cacao destinados al mercado europeoā€.10Herbert KLEIN, La esclavitud africana en AmĆ©rica Latina y el Caribe, Alianza, MĆ©xico, 1986, p.45.

Si bien la colonia era prĆ³spera y eficiente, la mĆ”s rica del mundo y la que aportaba el principal ingreso externo a la naciĆ³n francesa, ya comenzaban a vislumbrarse ciertos problemas de sustentabilidad, de acuerdo a los relatos de los viajeros extranjeros y administradores mĆ”s agudos. En primer lugar, se preveĆ­a un agotamiento de la tierra debido a que tanto el aƱil como la caƱa de azĆŗcar son cultivos que extraen muchos nutrientes del terreno de cultivo. Ya comenzaba disminuir el rendimiento productivo, de hecho la producciĆ³n cafetalera habĆ­a comenzado a tensionar la hegemonĆ­a del azĆŗcar, sin que se estableciera ninguna medida de cuidado o regeneraciĆ³n. En segundo lugar, se percibĆ­a que la estructura social de la colonia era tan artificial como inmersa en profundas contradicciones sociales y raciales. Algunas de las reflexiones de los crĆ­ticos apuntaban al peligro que significaba la desproporcionada poblaciĆ³n esclava con relaciĆ³n a la considerada libre. Para comparar: en otro espacio antillano donde predominaba la gran plantaciĆ³n azucarera y esclavista como Cuba, la poblaciĆ³n esclava era del 36 % en el aƱo 1846.11Rebecca SCOTT, EmancipaĆ§Ć¢o Escrava en Cuba. A transiĆ§Ć¢o para o trabalho livre 1860-1899, Campinas, Editora da UNICAMP- PAZ E TERRA, 1991, p. 26. Inclusive en la esclavista capitanĆ­a de Minas, en el Brasil colonial, la poblaciĆ³n esclava apenas superaba la mitad de la poblaciĆ³n total en el aƱo1776.12Boris FAUSTO, Historia concisa de Brasil, Buenos Aires, Fondo de Cultura EconĆ³mica, 2003, p. 50.

RevoluciĆ³n social y guerra anticolonial (1791-1798)

La RevoluciĆ³n Francesa de 1789 tuvo un fuerte impacto sobre la sociedad racista y esclavista de la colonia. Inicialmente, la igualdad entre los hombres proclamada por la revoluciĆ³n no sĆ³lo no se aplicaba a los esclavos, sino tampoco a los mulatos ni a los negros libres. Las luchas internas entre monĆ”rquicos, girondinos y jacobinos y las guerras contra otras naciones se sumaron a las ya fuertes contradicciones de la sociedad colonial, aunque los sucesos externos impactaban en ella con cierto retraso debido a las demoras en las comunicaciones.

La primera tensiĆ³n polĆ­tica evidente en la estructura local fue el conflicto entre los grandes propietarios y comerciantes de la colonia y los funcionarios de Ć©sta. Los propietarios querĆ­an independizarse y los segundos continuar su vĆ­nculo con Francia. La Sociedad de Amigos de los Negros, que tuvo un importante papel en las discusiones sobre la aboliciĆ³n de la esclavitud, estaba formada por un grupo bastante heterogĆ©neo de mulatos instruidos e influyentes, movidos por ideologĆ­as e intereses diferentes, pero bien relacionados con los diversos grupos liberales de ParĆ­s. Si bien planteaban llevar la esclavitud a su fin, sus acciones polĆ­ticas se orientaban mĆ”s a lograr equiparar sus derechos con los de los ciudadanos blancos, beneficio que el CĆ³digo Negro imperante en las colonias les negaba. Para ejemplificar: en 1790 la asamblea colonial de Saint-Domingue extendiĆ³ los derechos polĆ­ticos a los blancos pobres pero excluyen a los mulatos, evidenciando que la exclusiĆ³n polĆ­tica se fundamentaba en la cuestiĆ³n racial.

La acciĆ³n de la Sociedad de Amigos de los Negros, tuvo una fuerte influencia en los acontecimientos de la colonia. Su acciĆ³n causĆ³ temor y recelo entre los propietarios de esclavos, al tiempo que alentĆ³ las esperanzas de igualdad de mulatos y negros. Esos deseos de igualdad de los mulatos motivaron el primer intento de rebeliĆ³n. Un grupo de los mismos, liderados por Vincent OgĆ© y Chavannes, a fines de octubre de 1790 se manifestĆ³ frente a la Asamblea de Port-au-Prince exigiendo iguales derechos para mulatos y negros. El reclamo fue duramente reprimido, incluso con una serie de ejecuciones.

Las tensiones surgieron tambiĆ©n entre los petits blancs o patriotas y los grands blancs, ya que mientras los primeros se resistĆ­an al avance de los derechos de los mulatos e insistĆ­an en continuar su vinculaciĆ³n a la metrĆ³polis; los segundos, en cambio, comenzaban a vislumbrar la posibilidad de una autonomĆ­a ā€“o independencia al estilo de Estados Unidos-, que les permitiera mantener el sistema esclavista, la base de la economĆ­a latifundista de explotaciĆ³n.

Sin embargo, las principales tensiones se venĆ­an acumulando en la base de la sociedad colonial, ya que los esclavos y esclavas negras comenzaron a ser permeados por las ideas de igualdad, libertad e independencia que circulaban por las bocas de sus patrones y administradores blancos y mulatos. A la vez, los esclavos percibieron la fractura del bloque dominante: las tensiones entre metrĆ³polis/colonia, plantadores blancos/blancos pobres y terratenientes/administradores coloniales.

Sin duda, fue la Gran InsurrecciĆ³n del Norte la que comenzĆ³ el proceso revolucionario y evidenciĆ³ que serĆ­a imposible restituir el sistema esclavista, o al menos intentar hacerlo sin diezmar a las masas negras insurreccionadas. En agosto de 1791 el sacerdote vudĆŗ Boukman convocĆ³ a una asamblea con 200 delegados de plantaciones norteƱas, donde se coordinĆ³ la insurrecciĆ³n de los esclavos contra sus amos. A los pocos dĆ­as, estallĆ³ la rebeliĆ³n en la regiĆ³n norteƱa, donde predominaban las grandes plantaciones azucareras. En una gran movilizaciĆ³n de masas, decenas de miles de esclavos se sublevaron, liderados por Boukman y exterminaron a la mayorĆ­a de la poblaciĆ³n blanca, destruyendo a las haciendas, los ingenios y a casi toda la infraestructura relacionada con el sistema esclavista. Inicialmente, la insurrecciĆ³n abarcĆ³ la parte central del Norte, alrededor del Cabo, con base en las parroquias de LimbĆ©, Dondon y Ouanaminthe.

El ejĆ©rcito de esclavos insurrectos era superior a los 30000 combatientes, aunque no todos ingresaban al combate en forma simultĆ”nea. Si bien la rebeliĆ³n fue reprimida, con la ejecuciĆ³n de su lĆ­der, la lucha continuĆ³ y comenzĆ³ a extenderse a las regiones Oeste y Sur. En estas regiones no se produjo una insurrecciĆ³n esclava generalizada pero sĆ­ luchas entre blancos (realistas/republicanos) y entre Ć©lites latifundistas (blanca/mulata). En poco tiempo, se impuso el grupo mulato de orientaciĆ³n republicana, que logrĆ³ seducir y controlar a las masas negras e inclusive despuĆ©s de la aboliciĆ³n consiguiĆ³ que gran parte de las mismas volvieran al trabajo en las plantaciones.

Mientras tanto, el gobierno metropolitano, ahora a cargo de los republicanos, intentaba dar respuesta a la conflictiva situaciĆ³n de la colonia. A comienzos de 1792 la Asamblea Nacional Francesa decidiĆ³ otorgar la ciudadanĆ­a a los hombres libres de color, o sea a la poblaciĆ³n mulata, muy influyente en la regiĆ³n sur. Para aplicar esta y otras medidas enviĆ³ a tres comisarios civiles, encabezados por el jacobino LĆ©ger-FĆ©licitĆ© Sonthonax y acompaƱados de una fuerza de 6000 hombres. La medida contĆ³ con la fuerte oposiciĆ³n de los pobladores blancos, tanto de los plantadores como de los mĆ”s pobres. Para derrotarlos, el astuto Sonthonax movilizĆ³ a los mulatos y, con la ayuda de este grupo y de las tropas leales, logrĆ³ controlar tanto a los blancos como a las masas esclavas.

Sin embargo, sucesos externos aumentarĆ­an las tensiones en la sociedad isleƱa, ya que en febrero de 1793 Francia declarĆ³ la guerra a Gran BretaƱa y el rey Luis XVI fue ejecutado. HabĆ­a comenzado el gobierno de la Primera RepĆŗblica Francesa. Ambos hechos tuvieron un fuerte impacto en la colonia. Los plantadores y funcionarios realistas se sublevaron liderados por el general Galbaud, jefe de las fuerzas en Le Cap. Ante el peligro realista, Sonthonax, moviliza a la poblaciĆ³n mulata pero tambiĆ©n a 10000 esclavos a los que otorgarĆ­a la libertad a condiciĆ³n de que integraran el ejĆ©rcito republicano.13Existe evidencia para afirmar que la decisiĆ³n de abolir la esclavitud en la colonia fue una decisiĆ³n personal del comisario Sonthonax, el mĆ”s jacobino y pragmĆ”tico de los funcionarios enviados por la Republica. Ya que esta medida no estaba contemplada en las Ć³rdenes emitidas desde la metrĆ³polis y que ademĆ”s fue resistida por otros comisarios, funcionarios coloniales y militares franceses de la colonia. Como bien apunta Moya Pons, los franceses hubieran sido derrotados si el comisario civil (Sonthonax) no se hubiera excedido en sus poderes nominales, al liberar a las masas esclavas y movilizarlas ante el avance de los ejĆ©rcitos enemigos.14MOYA PONS, “La Independencia de HaitĆ­ y Santo Domingo”, op. cit, p. 127. Las tropas realistas fueron derrotadas pero la liberaciĆ³n de tan alto nĆŗmero de esclavos irritĆ³ a los mulatos, muchos de los cuales eran propietarios de estos trabajadores.

Ante esta situaciĆ³n, en vĆ­speras de una inminente invasiĆ³n por parte de los ingleses, el funcionario Sonthonax buscĆ³ ampliar el apoyo de las masas negras, para lo que el 29 de agosto de 1793 decretĆ³ la emancipaciĆ³n general de los esclavos en el norte de Saint-Domingue, medida que rĆ”pidamente se extendiĆ³ a toda la colonia. Ante los hechos, el 4 de febrero de 1794 la ConvenciĆ³n Nacional Francesa declarĆ³ abolida la esclavitud de los negros en todas las colonias francesas, aunque en la prĆ”ctica sĆ³lo se liberaron las masas esclavas de la isla caribeƱa.

Otras potencias europeas colonialistas como Gran BretaƱa y EspaƱa observaban a la rica colonia de Saint-Domingue como un apetitoso botĆ­n ademĆ”s de la oportunidad de privar a la enemiga Francia de una de sus mayores fuentes de recursos. Los primeros enviaron en 1794 una poderosa expediciĆ³n de decenas de miles que ocuparon Port-au-Prince y otros puntos costeros. EspaƱa, por su parte, intentĆ³ ganarse el favor de los esclavos prometiĆ©ndoles la liberaciĆ³n, y atacĆ³ la colonia desde la parte oriental de la isla. Los principales dirigentes de la rebeliĆ³n de esclavos pasaron a luchar por el bando espaƱol.

La dominaciĆ³n francesa de colonia estaba en su punto crĆ­tico, ya que esta se encontraba invadida por la Marina britĆ”nica y por las tropas espaƱolas a las que se habĆ­an unido numerosos pobladores franceses de orientaciĆ³n monĆ”rquica. Las fuerzas francesas fueron derrotadas en las ciudades costeras por los ingleses y en gran parte del interior por las tropas espaƱolas.

Empero, la situaciĆ³n cambiarĆ­a de rumbo a mitad de ese aƱo (1794), gracias al caudillo y militar negro Toussaint Louverture, quien hasta el momento luchaba para el bando espaƱol, pero que, ante la influencia de los comisarios y oficiales franceses, decidiĆ³ cambiarse al bando francĆ©s. El ejĆ©rcito que estaba a su mando, de carĆ”cter multirracial puesto que estaba conformado por soldados negros, mulatos e incluso algunos blancos, atacĆ³ a sus antiguos aliados y les arrebatĆ³ una decena de ciudades. En un aƱo, y gracias a su hĆ”bil manejo de la situaciĆ³n, rechazĆ³ a los espaƱoles hasta la frontera oriental de la isla y consiguiĆ³ derrotar a sus antiguos jefes, que habĆ­an permanecido leales a EspaƱa.

La lucha contra los britĆ”nicos resultĆ³, sin embargo, mĆ”s complicada. Toussaint no pudo echarlos ni del Norte ni del Oeste. En el Sur, el general mulato AndrĆ© Rigaud lograba contenerlos, pero no era capaz de rechazarlos. Gracias a las armas y pertrechos llegados con la comisiĆ³n de Sonthonax y Laveaux en mayo de 1796, Louverture, que contaba con un ejĆ©rcito de 51000 soldados, entre ellos 3000 blancos, reemprendiĆ³ la lucha contra los britĆ”nicos y obtuvo diversas victorias, aunque ninguna de ellas decisiva.

Las tropas inglesas, debilitadas ante la resistencia de los lugareƱos y por las enfermedades tropicales que le habĆ­an ocasionado numerosas bajas, (cerca de 25.000 soldados) y ante la amenaza de un contraataque de Toussaint en Jamaica, decidieron negociar. El conflicto concluyĆ³ cuando a fines de agosto de 1798, los britĆ”nicos, a cambio de concesiones comerciales prometidas por el gobierno de Louverture, se retiraron de la isla.

En los aƱos posteriores se percibe claramente el enfrentamiento entre las Ć©lites locales que participaron en la lucha anticolonial. Por un lado, la rama mulata, integrada en gran medida por los affranchi, muchos de ellos propietarios en la regiĆ³n sureƱa y en menor medida en el oeste. Por lo general, eran instruidos, y partidarios del republicanismo francĆ©s, por ejemplo, AndrĆ© Rigaud y Alejandro SabĆ©s (PĆØtion). Si bien tenĆ­an conocimientos polĆ­ticos y experiencia militar, respondĆ­an a una clara polĆ­tica y estrategia de los intereses de los propietarios agrĆ­colas sureƱos, aunque muchos de estos sĆ³lo poseĆ­an fincas pequeƱas y medianas. La otra rama conocida como negra estaba integrada por ex ā€“esclavos ā€œnegros de talentoā€, dotados de inteligencia y gran iniciativa como Toussaint Louverture, Dessalines e incluso Henri Christhope. Su ascenso se debĆ­a tanto a su talento y capacidad como a su audacia en el plano militar y polĆ­tico, logrando imponerse a las masas inorgĆ”nicas. En general, los integrantes de las dos ramas fueron excelentes administradores y organizadores de la producciĆ³n, tanto que Joachim Benoit considera que formaron una verdadera aristocracia. Para ambos grupos la independencia presuponĆ­a sustituir la dominaciĆ³n francesa por la propia.15BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ yā€¦ā€, op. cit. p. 173 y 174.

ExpresiĆ³n de este conflicto entre las dos ramas es la denominada Guerra de los Cuchillos, acontecida entre junio de 1799 y marzo de 1800. Se trata de una revuelta de los generales negros: Toussaint Louverture y los generales Jean-Jacques Dessalines y Henri Christophe, contra los generales mulatos como AndrĆ© Rigaud y Alexander PĆØtion, entre otros. Estos Ćŗltimos fueron derrotados y, con otros dirigentes mulatos, se exiliaron a Francia.

Los generales negros y mulatos y las masas insurrectas habĆ­an logrado abolir la esclavitud, extender los derechos de los ciudadanos en forma universal y alcanzar una independencia de facto, pero se encontraban con un paĆ­s destruido en el sistema econĆ³mico y productivo y que a la vez estaba aislado comercial y diplomĆ”ticamente del contexto mundial.

A continuaciĆ³n, analizaremos el proyecto econĆ³mico que Toussaint Louverture intentĆ³ implementar para reconstruir y reactivar la economĆ­a nacional, si bien es pertinente apuntar que este experimento sĆ³lo durĆ³ un aƱo y medio en el sur, y un lustro en las zonas norte y oeste. El caudillo gobernante consideraba a la agricultura como base de la vida nacional y deseaba que la isla recuperara su supremacĆ­a como la mayor exportadora azucarera del mundo. ConcebĆ­a a la producciĆ³n agropecuaria con un carĆ”cter latifundista y basada en el trabajo disciplinado e intensivo de importantes colectivos humanos, por lo que intentarĆ­a establecer un sistema de gran propiedad, inclusive restituyendo propiedades a plantadores blancos, no tanto asĆ­ a los mulatos y obligando a trabajadores negros a volver a las plantaciones, aunque no como esclavos sino como asalariados. De hecho, se habĆ­a establecido una alianza entre los terratenientes blancos y los nuevos terratenientes negros.

Otra medida que apuntaba a consolidar la propiedad latifundiaria consistƭa en impedir la venta de propiedades menores a 50 carreaux (56,5 hectƔreas) y obligan a los trabajadores dispersos o fugados a volver a las haciendas.16El carreaux es una medida de origen francƩs cuya unidad equivale a una hectƔrea y trece Ɣreas. Se establece un dispositivo laboral de caporalismo agrario,17Se entiende por caporalismo, a un sistema de trabajo que era controlado por agentes denominados como caporales. Los mismos imponƭan el ritmo del trabajo y castigaban, muchas veces aplicando la violencia fƭsica, a los trabajadores lentos o remisos. donde a los trabajadores de las haciendas, que ya eran libertos conocidos como cultivateurs (cultivadores) y, se les prohibƭan el libre desplazamiento, el vagabundeo, las costumbres incivilizadas y se los sometƭa a un fuerte control en las haciendas a travƩs de un sistema militarizado.

Muchas de estas normativas, junto con el pensamiento polĆ­tico de Louverture se expresan en el Reglamento publicado el 12 de octubre de 1800. En el mismo se establecĆ­a el culto a la producciĆ³n agrĆ­cola como fundamento de toda riqueza y se expresaba que la libertad debĆ­a ser unida al trabajo intensivo para asegurar el bien pĆŗblico. Se organizaba a los trabajadores en forma militar, exigiĆ©ndoles obediencia jerĆ”rquica. Se perseguĆ­a a los desertores y ociosos. Tanto la reconstrucciĆ³n econĆ³mica (plantaciones, infraestructura de transporte, ingenios, etc.) como el desarrollo y producciĆ³n agrĆ­cola recaĆ­a sobre los Inspectores AgrĆ­colas, que por lo general eran militares.

AdemĆ”s, se mantenĆ­a el sistema de reparto de ganancias establecido por Sonthonax que consistĆ­a en repartir la producciĆ³n de la siguiente manera: un cuarto para el Tesoro PĆŗblico, un cuarto para el propietario, un cuarto para el arrendatario y el cuarto restante para los trabajadores campesinos. En la prĆ”ctica, al implementarse estas medidas, los agricultores que legalmente eran libres pasaron a un sistema de  trabajo coactivo, que mezclaba elementos feudales, militares y paternalistas.18LEPKOWSKI, HaitĆ­, op. cit, p. p. 70-80.

Con estas medidas, el gobierno logrĆ³ ciertos Ć©xitos en la reconstrucciĆ³n de la economĆ­a exportadora, mĆ”s allĆ” de una importante sangrĆ­a humana que constituĆ­an los campesinos que se fugaban hacia las zonas montaƱosas, para engrosar las comunidades cimarronas. El nuevo gobierno, si bien no pudo recuperar la producciĆ³n del aƱil y del azĆŗcar a los estĆ”ndares pre-insurrecionales, sĆ­ logrĆ³ que aumentara la producciĆ³n cafetalera.

Sin embargo, fue en los aspectos polĆ­ticos y sociales donde la reconstrucciĆ³n louvertiana encontrĆ³ mĆ”s resistencias, que iban desde los desposeĆ­dos productores mulatos del sur hasta los descontentos esclavos del norte, que se indignaban al volver al trabajo forzado en las plantaciones. En poco tiempo, acontecerĆ­a una rebeliĆ³n de negros del Norte que fue duramente reprimida por el gobierno.

A principios de 1801, el gobierno de Louverture invadiĆ³ la parte espaƱola de la isla, que en 1795 habĆ­a sido cedida a Francia por el Tratado de Basilea, aunque en la prĆ”ctica la administraciĆ³n francesa era casi inexistente. El Oriente isleƱo es anexado, con escasa resistencia de las comunidades locales. A continuaciĆ³n, el gobierno haitiano tomĆ³ algunas medidas de carĆ”cter econĆ³mico-social como la de liberar a los esclavos, aunque debĆ­an seguir trabajando en las haciendas y la de fomentar el cultivo de productos exportables (caƱa, cafĆ©, algodĆ³n y cacao) en desmedro de la tradicional producciĆ³n dominicana consistente en la ganaderĆ­a hatera y en el corte de caoba.19Juan BALCƁRCEL y Manuel GARCƍA, La Independencia Dominicana,  Madrid, Mapfre, 1992.

En mayo del mismo aƱo, se propuso un Proyecto de ConstituciĆ³n por la cual la colonia, aun proclamĆ”ndose parte integral de Francia, tendrĆ­a un gobierno que gozarĆ­a de una enorme autonomĆ­a y otorgĆ”ndose a sĆ­ mismo el gobierno vitalicio. Las medidas represivas del gobierno, mĆ”s otras como las gestiones para que regresen los blancos huidos, en muchos casos odiados plantadores esclavistas, debilitaron el apoyo de la poblaciĆ³n negra y mulata al rĆ©gimen de Louverture. Esta situaciĆ³n facilitĆ³ la posterior invasiĆ³n francesa, ya que el gobierno de NapoleĆ³n Bonaparte rechazĆ³ el proyecto de constituciĆ³n del gobierno isleƱo y decidiĆ³ enviar una fuerte expediciĆ³n militar para reconquistar la isla y a la vez reestablecer al sistema esclavista.

La guerra de independencia (1802-1803)

El cĆ³nsul NapoleĆ³n Bonaparte, gobernante de la metrĆ³polis francesa, deseaba establecer un gran imperio colonial en AmĆ©rica para lo cual se hizo ceder el enorme territorio de Luisiana por parte de EspaƱa e intentĆ³ recuperar el control total de su principal colonia: Saint-Domingue. En enero de 1802, arribĆ³ a la colonia una fuerte expediciĆ³n militar de 24000 hombres, al mando del general Charles Leclerc, cuƱado de NapoleĆ³n. En la misma regresaban Rigaud y PĆØtion, los lĆ­deres mulatos expulsados por Louverture.

En un primer momento, los franceses consiguieron el acatamiento de una parte de los haitianos bajo falsas promesas de no reinstaurar la esclavitud y de respetar los grados militares de los haitianos. Controlaron tambiƩn el este de La EspaƱola por un perƭodo de seis aƱos hasta ser expulsados por un grupo de dominicanos quienes bajo el mando de Juan SƔnchez Ramƭrez reincorporaron la parte oriental al dominio de EspaƱa.

Toussaint Louverture, con parte del ejĆ©rcito haitiano, se replegĆ³ a zonas mĆ”s recĆ³nditas y seguras, donde aplicĆ³ la tĆ”ctica bĆ©lica de tierra quemada, consistente en arrasar los recursos e infraestructura bĆ”sica. AdemĆ”s, firmĆ³ un pacto de amistad con Gran BretaƱa. Mientras tanto, otro general negro, Henri Christophe incendiĆ³ Le Cap ante la llegada de los invasores. Las ciudades de Port-de-Paix, Saint-Marc y GonaĆÆvescorrieron igual suerte. A pesar de esto el ejĆ©rcito rebelde tuvo varios reveses: Toussaint fue vencido en Ravine-Ć -Couleuvres y Dessalines fracasĆ³ contra Port-au-Prince. En poco tiempo la parte espaƱola de la isla se entregĆ³ al ejĆ©rcito francĆ©s y el 2 de mayo de 1802, Toussaint Louverture ofreciĆ³ su capitulaciĆ³n a cambio de quedar libre y de que sus tropas se integraran al EjĆ©rcito francĆ©s.

Prontamente, las promesas francesas fueron desenmascaradas al llegar noticias de la reinstauraciĆ³n de la esclavitud en otras colonias como Guadalupe y con la captura y deportaciĆ³n de Toussaint- Louverture a Francia dĆ³nde muriĆ³ encarcelado. A pesar de la pĆ©rdida de su lĆ­der, gran parte de los oficiales y tropas haitianas, avezados en las luchas contra ingleses y espaƱoles, intuyeron que seguirĆ­an la misma suerte y comenzaron a rebelarse o a desertar hacia las zonas rebeldes.

La polĆ­tica de sangre inaugurada por Leclerc hizo ver a los oficiales de color que no habĆ­a seguridad para ellos junto a los franceses, por lo que terminaron desertando, encabezados por PĆØtion y Clerveaux. Los generales negros Henri Christophe y Dessalines no tardaron en unĆ­rseles. Desde ese momento las bandas que merodeaban por los campos tuvieron lĆ­deres y se iniciĆ³ la verdadera guerra de liberaciĆ³n.

Alexander PĆØtion, decidiĆ³ reconocer a Jean-Jacques Dessalines como general en jefe de los rebeldes y Ć©ste hecho hizo que la mayorĆ­a de los jefes de bandas se agruparan alrededor de este Ćŗltimo. A fines de 1802, Dessalines, asistido por Christophe y PĆØtion tomĆ³ la direcciĆ³n de la lucha por la independencia, radicalizando el legado de Louverture. De esta forma se logrĆ³ la unidad de las masas negras y mulatas para combatir a la invasiĆ³n francesa y obtener la independencia, frustrando cualquier intento de restaurar la esclavitud. Esta alianza se expresĆ³ en el Congreso de Arcahaie donde militares y propietarios, tanto negros como mulatos, acordaron acciones en conjunto para lograr la independencia. Si bien, como apunta Joachim Benoit, para ambos grupos la independencia presuponĆ­a sustituir la dominaciĆ³n francesa por la propia.20BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ yā€¦ā€, op. cit., p. 173.

Hasta 1803, el Sur habĆ­a asistido a los acontecimientos sin tomar parte de la rebeliĆ³n, aunque el general Dessalines desplegaba una actividad extraordinaria desde fines del 1802, por todo el Noroeste y la regiĆ³n Oeste. La lucha se generalizĆ³ contra el ejĆ©rcito cada vez mĆ”s reducido de Rochambeau, (general a cargo tras la muerte de Leclerc) y luego de una serie de exitosas campaƱas (JĆ©rĆ©mie, Jacmel, etc.), en octubre de 1803 el ejĆ©rcito haitiano logrĆ³ocupar la capital y asegurarse el control de la zona de Los Cayos.

La campaƱa de reconquista del ejĆ©rcito de negros y esclavos culminĆ³ el 18 de noviembre de 1803 con la decisiva victoria haitiana en la Batalla de Vertierres, que obligĆ³ a las tropas francesas a rendirse. El 4 de diciembre, Rochambeau capitulĆ³ en el MĆ“le Saint-Nicolas, culminando de este modo la guerra de independencia.

Primeros aƱos de vida independiente (1804-1806)

El 1 de enero de 1804, Jean- Jacques Dessalines proclamĆ³ la independencia desde la ciudad de GonaĆÆves. De esta forma HaitĆ­, se convirtiĆ³ en el primer Estado independiente de AmĆ©rica Latina. El lĆ­der fundante de esta naciĆ³n, un esclavo nacido en una plantaciĆ³n del Norte, quedĆ³ como jefe del recientemente fundado estado haitiano. La joven naciĆ³n, despuĆ©s de las luchas de la independencia, se encontraba nuevamente devastada, prĆ”cticamente sin actividad productiva importante, con las haciendas y la infraestructura bĆ”sica destruidas y con una poblaciĆ³n que habĆ­a descendido a la cifra de 300.000 habitantes.

DespuĆ©s de su primer aƱo de mandato, Dessalines se proclamĆ³ a sĆ­ mismo Emperador del paĆ­s con el nombre de Jacques I (Jacobo I), dando lugar al Imperio de HaitĆ­. El emperador dio a su gobierno una fuerte impronta nacionalista, pero al mismo tiempo buscĆ³ consolidar su poder personal creando un Estado autocrĆ”tico. Por los escasos datos disponibles, pero tambiĆ©n por lo breve y accidentado del gobierno de Jacques I, es difĆ­cil caracterizar al modelo socioeconĆ³mico que Ć©ste intentĆ³ implementar en el devastado territorio isleƱo.

Jacques I tuvo que construir una polĆ­tica econĆ³mica a partir de las siguientes contradicciones: la oposiciĆ³n entre los oficiales del ejĆ©rcito y los propietarios de tierras que se disputaban la posesiĆ³n de las mismas y la lucha entre trabajadores agrĆ­colas y pequeƱos campesinos, que deseaban la parcelaciĆ³n de las tierras y producir en forma autĆ³noma y las Ć©lites privilegiadas que defendĆ­an al sistema de latifundio con la utilizaciĆ³n del trabajo forzado de las masas campesinas.

Si bien, de facto, la independencia habĆ­a disuelto las propiedades de los colonos blancos quedando las mismas en manos del estado (en muchos casos, por las matanzas de blancos fomentadas o toleradas por las autoridades), Dessalines profundizĆ³ esta situaciĆ³n, invalidando los contratos de arriendos, donaciones y ventas inmobiliarias realizadas antes de su gobierno. Como se estableciĆ³ en el  ArtĆ­culo 12 de la ConstituciĆ³n de 1805: ā€œNingĆŗn blanco, sea cual fuere su nacionalidad, pisarĆ” este territorio como amo o propietario ni podrĆ” en lo sucesivo adquirir aquĆ­ propiedad (ā€¦) Toda propiedad que haya pertenecido a un francĆ©s blanco queda confiscada a favor del Estado sin apelaciĆ³n y por virtud de leyā€.21LEPKOWSKI, op. cit., p. 97.

En esta legalizaciĆ³n de una situaciĆ³n de hecho, se estima que un porcentaje de 66 al 90 % de las tierras agrĆ­colas se convirtieron en propiedad estatal, con el nombre de Dominio Nacional (Domaine National). Y, si bien la expropiaciĆ³n y nacionalizaciĆ³n de las tierras y propiedades de la clase dominante, de los grandes plantadores esclavistas y su posterior distribuciĆ³n a la poblaciĆ³n negra y mulata, ha generado ciertos juicios histĆ³ricos que lo reivindican como un intento de profunda reforma agraria, en la prĆ”ctica, muchas de estas medidas estuvieron orientadas a una continuidad de los modelos de producciĆ³n agropecuaria propuestos por LĆ©ger-FelicitĆ© Sonthonax y especialmente por Toussaint Louverture.

ĀæEn quĆ© se fundamentan esas continuidades?

El gobierno estableciĆ³ un sistema de arriendo, por cinco aƱos, a aquellos que ofrecĆ­an las mejores condiciones. Obviamente, los beneficiados fueron los mulatos enriquecidos y los oficiales del ejĆ©rcito del emperador. En los arriendos de primera categorĆ­a, o sea de las haciendas mĆ”s grandes y productivas, se beneficiaron los generales, coroneles, oficiales y funcionarios del gobierno, en su mayorĆ­a negros. Para los arriendos de segunda categorĆ­a, haciendas mĆ”s pequeƱas, por lo general en las zonas oeste y sur, los propietarios, oficiales y funcionarios del gobierno, en su mayorĆ­a mulatos.

En sĆ­ntesis, se aspiraba a construir una sociedad con dos estamentos superiores, militares y funcionarios, que conformaban la Ć©lite propietaria de la tierra, y los agricultores y soldados como el estamento inferior o mano de obra. Por ello se impuso un sistema de trabajo rĆ­gido y militarizado, donde las haciendas eran dirigidas por generales y altos oficiales, que a la vez, eran propietarios y arrendatarios. Se mantuvo la restricciĆ³n a la movilidad de los campesinos, se persiguiĆ³ la vagancia, se obligĆ³ a la poblaciĆ³n a los trabajos comunitarios, entre otras prĆ”cticas coercitivas. AdemĆ”s, se continuĆ³ con el sistema de reparto de ganancias implementado por Sonthonax y Louverture. Si bien muchas veces las partes del propietario y del arrendatario correspondĆ­an a la misma persona, tambiĆ©n sucedĆ­a a menudo que el propietario, no tributaba la parte que le correspondĆ­a al estado, situaciĆ³n que en poco tiempo generĆ³ una rĆ”pida y pingĆ¼e acumulaciĆ³n para la Ć©lite administradora, en desmedro de los campesinos que realizaban el trabajo mĆ”s arduo y productivo.

Sin embargo, hacia 1806, se produjo una crisis de exportaciĆ³n, ya que tanto Francia, EspaƱa y Estados Unidos prohibieron el comercio con HaitĆ­, que se quedĆ³ sin mercado para sus exportaciones. Esta situaciĆ³n solo se destrabarĆ­a a fines de ese aƱo cuando se reestablecieron los vĆ­nculos con Inglaterra, y los Estados Unidos flexibilizaron sus medidas de bloqueo.

La situaciĆ³n de bloqueo debilitĆ³ la relaciĆ³n de Dessalines con las Ć©lites mulatas, ya resentidas porque algunos de sus integrantes habĆ­an perdido o temĆ­an perder sus tierras ante la confiscaciĆ³n estatal y otros consideraban haber recibido menos que la Ć©lite negra.22Si bien muchos autores sostienen que el complot organizado por la Ć©lite mulata contra Dessalines se originĆ³ por los temores de pĆ©rdidas de tierras ante una reforma agraria, Tadeusz Lepkowski sostiene que el recelo mulato se debĆ­a ante la implementaciĆ³n de una nueva ley de herencia por parte del gobierno imperial. La misma podrĆ­a invalidar muchas de las posesiones mulatas, tanto legales como de facto, que usufructuaban como hijos ilegĆ­timos de los plantadores blancos. La rebeliĆ³n estallĆ³ en el sur, en octubre de 1806. El monarca fracasĆ³ en movilizar tanto al ejĆ©rcito como a las masas campesinas y fue asesinado por un complot militar, que varios autores adjudican a los generales Henri Christophe y Alexander PĆØtion. Los instigadores del complot, debido a sus divergencias, libraran luchas por el liderazgo que desembocaron en la divisiĆ³n del territorio desde 1806 y una guerra declarada como tal, hasta 1810.

La construcciĆ³n de dos experiencias polĆ­ticas y econĆ³micas (1806- 1820)

Henri Christophe, un antiguo esclavo y soldado de las luchas contra los franceses, estableciĆ³ en el norte el Estado de HaitĆ­, territorio que en el aƱo 1811 se transformarĆ­a en el Reino de HaitĆ­, al tiempo que se proclamaba rey con el nombre de Henri I.  En el sur en cambio, se desarrollaba una experiencia polĆ­tica de carĆ”cter republicano con la presidencia de otro militar proveniente de las luchas de la independencia anticolonial, el mulato Alexander PĆØtion.23La RepĆŗblica de HaitĆ­, brindĆ³ amplio apoyo en armas y dinero a SimĆ³n BolĆ­var, a cambio de la aboliciĆ³n de la esclavitud en los territorios que fueran liberados. El presidente Alexander PĆØtion estaba convencido de que sĆ³lo la independencia de toda AmĆ©rica garantizarĆ­a la de HaitĆ­, acosada por las potencias europeas y por Estados Unidos. Sin embargo, la naciĆ³n haitiana no fue invitada al Congreso AnfictiĆ³nico de PanamĆ” (1825-1826) convocado por el libertador grancolombino. Pero las diferencias entre el reino norteƱo de HaitĆ­, gobernado por un rey y una nobleza mayoritariamente negra y la repĆŗblica sureƱa de las Ć©lites mulatas no sĆ³lose fundamentaban en el rĆ©gimen polĆ­tico; tambiĆ©n desde lo socioeconĆ³mico es evidente la construcciĆ³n de sistemas diferentes.

En el primer caso, el rĆ©gimen de Christophe intentĆ³ reconstruir el modelo de economĆ­a de plantaciĆ³n latifundista de productos exportables, con ciertas continuidades con respecto al sistema de Dessalines pero tambiĆ©n con algunas diferencias. La visiĆ³n de Cristophe era mĆ”s compleja, al menos en un par de aspectos. Para empezar, concebĆ­a a la sociedad a construir con una mayor cantidad de sectores sociales: una nobleza y oficialidad militar (propietarios de haciendas), otro estrato conformado por soldados (podĆ­an poseer propiedades, pero mĆ”s pequeƱas), comerciantes y artesanos (desarrollaban oficios y actividades en forma libre), y agricultores (la mano de obra forzada de las haciendas). El monarca expropiĆ³ y recuperĆ³ tierras y haciendas que en unidades de grandes extensiones le fueron otorgadas a una casta de nobleza que se conformĆ³ a partir de jefes y oficiales militares, en su mayorĆ­a negros, aunque se encontraban entre ellos algunos mulatos, que le eran afines.

Si bien compartĆ­a la idea de Dessalines de construir un sistema de producciĆ³n latifundista de productos exportables, Henri Christophe se diferenciaba del primero al poseer un espĆ­ritu mĆ”s modernizador, por lo que consideraba prioritario implementar las siguientes medidas: actualizar la infraestructura productiva existente, por ejemplo, reconstruyendo y mejorando los sistemas de transporte y comunicaciĆ³n; diversificando la producciĆ³n de productos exportables (ademĆ”s del azĆŗcar aumentar la producciĆ³n de cafĆ© y de maderas preciosas como la caoba) y realizar otras innovaciones como fomentar el cultivo de cereales para alimentaciĆ³n y el uso del arado.

En lo social, se reimplantĆ³ un rĆ©gimen forzado de trabajo sobre los agricultores o campesinos, inclusive mĆ”s duro que los anteriores, como se expresa en el CĆ³digo Rural de 1812, con una jornada laboral extendida de 11 a 13 hs, con la obligaciĆ³n de permanecer en la plantaciĆ³n y una divisiĆ³n interna del trabajo, tan rĆ­gida como rigurosa. A eso se le sumaba la obligaciĆ³n del campesinado de participar, ciertos dĆ­as en la semana, de la construcciĆ³n de grandes obras pĆŗblicas como fortificaciones, caminos e inclusive de la ciudadela de La FerriĆŖre y el palacio de Sans Souci. El control sobre la productividad y disciplina de la mano de obra estaba a cargo de Inspectores de Agricultura, en su mayorĆ­a militares que pertenecĆ­an a la casta dominante.

Desde la perspectiva econĆ³mica, el modelo econĆ³mico implementado fue exitoso, aumentĆ³ la producciĆ³n agropecuaria en general, se mejorĆ³ y modernizĆ³ la infraestructura bĆ”sica y el Estado comenzĆ³ a enriquecer sus arcas. El anĆ”lisis desde una perspectiva social es muy diferente, ya que los campesinos eran conscientes de que trabajaban mĆ”s tiempo que antes, con un rĆ©gimen mĆ”s brutal y seguĆ­an percibiendo sĆ³lo la cuarta parte de lo producido.

Los campesinos disconformes, o bien huĆ­an hacia las montaƱas donde se dedicaban al cultivo de vivres (alimentos) o cruzaban hacia el territorio republicano. Si bien al final de gobierno el monarca implementĆ³ la distribuciĆ³n de tierras en los estamentos medios del ejĆ©rcito y soldados afines al gobierno (Decreto del 16/07/1819), copiando la metodologĆ­a del vecino gobierno republicano, estas reformas llegaron muy tarde. En 1820 se derrumbarĆ­a el Reino del Norte, ante una rebeliĆ³n militar, en cuya base estaban los campesinos, pero tambiĆ©n funcionarios del rĆ©gimen. El decepcionado Henri Christophe se suicidĆ³.

El modelo econĆ³mico-social implementado por el republicano Alexander PĆØtion tuvo una evoluciĆ³n diferente. El rĆ©gimen presentaba inicialmente el ejercicio de una divisiĆ³n de poderes, donde las medidas a implementar debĆ­an ser consensuadas entre le presidente y el Senado. Este Ćŗltimo, muchas veces fue la herramienta de la oligarquĆ­a mulata para recuperar sus tierras, inclusive con la oposiciĆ³n manifiesta de PĆØtion. Un claro ejemplo, es una ley de abril del 1807 donde se intenta regimentar las relaciones agrarias e impedir el desarrollo de minifundios, ya que se prohibĆ­a la venta de tierras no menores a 10 carreaux.

 Ante estas resistencias terratenientes y tambiĆ©n por la presiĆ³n de la clase popular campesina, el presidente PĆØtion disolviĆ³ al Congreso y estableciĆ³ una dictadura reformista. A fines de 1809 comenzĆ³ la distribuciĆ³n de tierras pertenecientes al patrimonio nacional en pequeƱas parcelas. En dos decretos (30/12/1809 y 22/10/1811) se estableciĆ³ la entrega de tierras a militares, medida que a la vez aseguraba la lealtad de las tropas a su gobierno. La extensiĆ³n de la parcela estaba de acuerdo al grado, por ejemplo, los coroneles obtenĆ­an una plantaciĆ³n grande de cafĆ© o azĆŗcar, los jefes 35 carreaux, los tenientes 25 y los soldados parcelas menores a 5 carreaux. TambiĆ©n se incluyĆ³ en el reparto a administradores, funcionarios estatales y a algunos campesinos.

En otra medida importante, modificĆ³ los porcentajes en el reparto de la producciĆ³n agrĆ­cola: mientras el estado, el propietario y el arrendatario se quedaban con la mitad de lo producido, los trabajadores campesinos, quiĆ©nes debĆ­an recibir las herramientas del propietario, lograban la mitad de la producciĆ³n. AdemĆ”s, se implantĆ³ el acortamiento de la jornada laboral, la protecciĆ³n de las trabajadoras embarazadas, etc. El Estado cumpliĆ³ la funciĆ³n de regulador de la economĆ­a, auxiliaba a los campesinos en Ć©pocas de malas cosechas o calamidades naturales y, ademĆ”s compraba los excedentes de cafĆ© y azĆŗcar para sostener el precio, lo que generĆ³ un crecimiento de la deuda estatal y desfinanciamiento de la hacienda pĆŗblica.

Si bien algunas de las medidas implementadas por el presidente fueron de un intenso reformismo, tanto que algunos autores hablan de la primera reforma agraria realizada en AmĆ©rica, la polĆ­tica del caudillo mulato apuntaba a construir una naciĆ³n campesina de ciudadanos libres, aunque de economĆ­a capitalista. En sĆ­ntesis, un sistema econĆ³mico-social donde pudieran convivir la gran propiedad latifundista (plantaciones orientadas a la exportaciĆ³n) con la pequeƱa y mediana propiedad (en algunos casos para exportaciĆ³n, pero tambiĆ©n orientada a la producciĆ³n alimentaria local); aunque sin alterar la dinĆ”mica capitalista de la producciĆ³n agropecuaria.

Por eso, si bien las medidas buscaban diversificar la producciĆ³n y uso de la tierra, tampoco querĆ­a eliminar o disminuir la mano de obra de las plantaciones; en la prĆ”ctica, los pequeƱos campesinos y jornaleros rurales, fueron los sectores sociales menos beneficiados en estas distribuciones de tierras.24ƍdem, p. p. 108-113.

Esta experiencia tuvo sus lĆ­mites, ya que no logrĆ³ reactivar a una escala competitiva la producciĆ³n azucarera. En parte debido a la competencia de Cuba y de las antillas holandesas, pero tambiĆ©n a la resistencia campesina. Ya que los cultivadores se orientaron mayormente hacia la producciĆ³n de la agricultura de subsistencia o de mercado interno, resistiendo tanto la producciĆ³n de cultivos exportables como el trabajo en las haciendas. El sistema laboral implementado por el gobierno republicano evidenciĆ³ que cuando no existĆ­an castigos fĆ­sicos ni coacciĆ³n sobre los campesinos, los mismos abandonaban las haciendas y se orientaban hacia la agricultura de alimentos bĆ”sicos o desarrollaban experiencias alternativas como la comunidad de Grande Anse. Como bien seƱala Moya Pons, ā€œmientras PĆØtion habĆ­a creado un campesinado libre y propietario pero habĆ­a debilitado al Estado, Christophe habĆ­a enriquecido al Estado pero las masas habĆ­an quedado sujetas al peonajeā€.25MOYA PONS, “La Independencia de HaitĆ­ y Santo Domingo”, op. cit, p. 135.

Joachim Benoit sostiene que el impacto social de estas medidas de distribuciĆ³n de tierras para la clase campesina fue limitado, tanto en la repĆŗblica de PĆØtion como en el reino de Christophe, ya que las dos terceras partes de los cultivadores no accedieron a ninguna forma de propiedad. En los relatos de viajeros de Ć©poca se apuntaba que predominaba el sistema de colono aparcero, aunque con mejores beneficios para los que producĆ­an cafĆ© que los especializados en la caƱa de azĆŗcar.26BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ yā€¦ā€, op. cit., p. 74 y 175.

Queda por analizar el experimento cimarrĆ³n que aconteciĆ³ en las montaƱas de Grande Anse. El mismo surgiĆ³ cuando un grupo de trabajadores agrĆ­colas de la parroquia de JĆØrĆ©mie encabezados por Goman, huyeron de las haciendas en Ć©poca de Dessalines, y al poco tiempo construyeron una comunidad de producciĆ³n agrĆ­cola y diversificada, de carĆ”cter anti-excedentaria. Si bien el enclave cimarrĆ³n fue hostigado por los terratenientes mulatos vecinos, pudieron sobrevivir hasta 1820 debido a la resistencia de los piquets, guerrilleros armados con viejos fusiles de chispa, a los que el gobierno republicano optĆ³ por aislar en lugar de intentar su eliminaciĆ³n.

El presidente Alexander PĆØtion falleciĆ³ en 1818 y el general Jean Pierre Boyer fue electo presidente de la repĆŗblica. Ante el suicidio de Henri I, reconquistĆ³ el norte del paĆ­s en 1820 y posteriormente ocupĆ³ la parte espaƱola en 1822, consolidando la repĆŗblica y unificando la isla hasta 1844. En pocos aƱos, hacia 1826, la repĆŗblica haitiana obtuvo el reconocimiento de Francia a cambio de 150 millones de francos-oro y el levantamiento del bloqueo econĆ³mico con el pago de la elevada suma antes referida. Casi simultĆ”neamente, el gobierno de Boyer publicĆ³ un CĆ³digo Agrario donde se volvieron a establecer dispositivos coercitivos para disciplinar a las masas campesinas buscando aumentar la productividad de las haciendas agrĆ­colas.

En lo diplomĆ”tico, la tierra de los jacobinos negros permaneciĆ³ aislada por bastante tiempo. El Vaticano la reconociĆ³ despuĆ©s de sesenta aƱos de la independencia, y Estados Unidos lo hizo tardĆ­amente, durante la presidencia de Abraham Lincoln. ReciĆ©n en 1870 se acreditĆ³ un diplomĆ”tico venezolano en la repĆŗblica de HaitĆ­, la primera representaciĆ³n diplomĆ”tica de AmĆ©rica Latina.

Consecuencias de la RevoluciĆ³n

Susan Buck-Morss propone una interesante hipĆ³tesis donde argumenta que la aboliciĆ³n de la esclavitud en la colonia de Saint-Domingue no fue solamente una consecuencia de las ideas o de las acciones revolucionarias acontecidas en la metrĆ³polis francesa, sino que los propios esclavos tomaron en sus propias manos la lucha por la libertad, no a travĆ©s de reclamos, sino de una revuelta violenta y organizada.27BUCK-MORSS, Hegel y HaitĆ­, op. cit, p. 34

HaitĆ­ fue la segunda colonia americana en independizarse, despuĆ©s de los Estados Unidos. Se la considera, asimismo, la primera repĆŗblica negra del mundo y una de las pocas rebeliones de esclavos culminada con Ć©xito. El sistema de trabajo esclavo, base de la economĆ­a de plantaciĆ³n, productora de azĆŗcar, aƱil y otros productos para el mercado externa, fue abolido y nunca mĆ”s reimplantado en toda la isla, aunque los sistemas de trabajo de la post-independencia por lo general se inclinaron a imponer sistemas de servidumbre forzada, con una rĆ­gida divisiĆ³n del trabajo y control militar de la mano de obra. Los blancos, con muy pocas excepciones, fueron exterminados o expulsados del paĆ­s por lo que Ć©ste quedĆ³ habitado y gobernado por negros y mulatos.

La economĆ­a de las plantaciones, sin su sustento en la esclavitud, cayĆ³ bruscamente (a pesar de diversos intentos de reactivarla mediante trabajos forzados remunerados) siendo sustituida mayormente por una economĆ­a de subsistencia, algunos autores hablan de economĆ­a campesina reconstituida al estilo africano.

La naciĆ³n haitiana sufriĆ³ un largo perĆ­odo de aislamiento internacional promovido, fundamentalmente, por las potencias europeas y los Estados Unidos que no admitĆ­an la existencia de una naciĆ³n gobernada por ex-esclavos, lo que implicaba una amenaza para sus propios sistemas esclavistas. AdemĆ”s, la RevoluciĆ³n Haitiana tuvo consecuencias en toda la zona del Caribe, con un gran impacto en el sistema esclavista predominante en la regiĆ³n antillana. Hacia la tercera dĆ©cada del Siglo XIX los ingleses y holandeses abolieron la esclavitud en sus colonias, los franceses lo harĆ­an una dĆ©cada despuĆ©s.

Las consecuencias internas de la RevoluciĆ³n Haitiana son bastante complejas de evaluar. Mientras que para Joachim Benoit el caso evidencia cĆ³mo pudo sustentarse y construirse un proyecto de Estado- naciĆ³n, ya que a pesar de una profunda divisiĆ³n entre dos clases sociales con intereses opuestos, la aristocracia (mulata y negra) y el campesinado, ambas estaban determinadas a mantener la independencia nacional. Para Tadeusz Lepkowski, nos encontramos en una sociedad en transiciĆ³n y transformaciĆ³n en varios planos: de una poblaciĆ³n con predominio de esclavos a otra de campesinos libres, de africanos de tribus diversas a una sociedad nacional haitiana, de un modelo de producciĆ³n de monocultivo latifundista a otro mĆ”s diversificado, y principalmente de un sistema de trabajo coactivo o forzado (esclavitud, servidumbre) a otras formas de explotaciĆ³n mĆ”s encubierta y flexible de la mano de obra campesina.

Para finalizar, consideramos adecuada una reflexiĆ³n de Eduardo GrĆ¼ner, quiĆ©n considera que todavĆ­a no se ha justipreciado debidamente el impacto de la revoluciĆ³n haitiana en el continente americano pero tampoco en el europeo, ya que fue la revoluciĆ³n haitiana la que obligĆ³ a Robespierre a abolir la esclavitud en 1794, despuĆ©s de tres aƱos de sangrienta lucha y dos centenas de miles de muertos. Es decir: fue la RevoluciĆ³n Haitiana la que obligĆ³ a la RevoluciĆ³n Francesa a ser consecuente con sus propios principios de libertad universal.28Eduardo GRƜNER, La oscuridad y las luces. Capitalismo, cultura y revoluciĆ³n, Buenos Aires, Edhasa, 2010.

Publicado originalmente en el Anuario del Centro de Estudios HistĆ³ricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, ISSN 1666-6836, Vol. 10, NĀŗ 1 10, 2010, pĆ”gs. 53-72.


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