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Los jacobinos negros

El proceso de Independencia Haitiana (1789 - 1820)

Los jacobinos negros

El proceso de Independencia Haitiana (1789 - 1820)

Introducción

Dejen de lado el símbolo del dios de los blancos que nos ha causado tantas penas, y escuchen la voz de la libertad que habla en el corazón de todos nosotros.

Arenga del sacerdote vudú Boukman en la Gran Insurrección del Norte, verano de 1791

ā€œNeg rich se milat. Milat P’v, se nĆØgā€ (El negro si es rico es mulato y el mulato si es pobre es negro)

Manifiesto del general haitiano Dessalines

Sin dudas, la independencia de Haití, la opulenta colonia francesa del Caribe conocida en esos tiempos como Saint-Domingue, constituye una de las problemÔticas mÔs interesante de la historia americana. No sólo porque Haití fue la segunda colonia americana en independizarse, después de las trece colonias inglesas conocidas como Estados Unidos, sino que ademÔs fue la tercera república del mundo moderno, ademÔs de la primera revolución libertadora de América Latina y la primera república negra.

Para focalizar el caso, es importante aclarar que a diferencia de los procesos de independencia americanos, que en su mayoría fueron orientados por grupos criollos pertenecientes a las clases dominantes, la independencia haitiana fue sobre todo una consecuencia de la participación de los sectores populares, tanto de los mulatos como de las masas esclavas, negras y de origen africano.Para focalizar el caso, es importante aclarar que a diferencia de los procesos de independencia americanos, que en su mayoría fueron orientados por grupos criollos pertenecientes a las clases dominantes, la independencia haitiana fue sobre todo una consecuencia de la participación de los sectores populares, tanto de los mulatos como de las masas esclavas, negras y de origen africano. En esta experiencia se entremezclaron la revolución social y la lucha anticolonial por la independencia contra tres potencias europeas: Francia, Inglaterra y España. En esta experiencia se entremezclaron la revolución social y la lucha anticolonial por la independencia contra tres potencias europeas: Francia, Inglaterra y España.

Como bien seƱalan Cardozo y PĆ©rez Brignoli, HaitĆ­ es el Ćŗnico caso donde el fin de la esclavitud fue el resultado directo de una revolución social y nacional, entre 1789 y 1804. Ninguna otra revuelta de esclavos, en toda la historia del continente, pudo forzar la reorganización de la sociedad global y construir una nueva nación. La revuelta de esclavos constituyó el nĆŗcleo del proceso haitiano de independencia y abolición, pero no la Ćŗnica fuerza en acción, el resultado de la lucha se debió en gran medida a una complicada red de divisiones, alianzas y procesos sociales, tanto a nivel local como metropolitano.Ciro CARDOSO y HĆ©ctor PƉREZ BRIGNOLI, Historia Económica de AmĆ©rica Latina, Barcelona, CrĆ­tica, Vol. 2., 1979, p. 23.Es ademĆ”s un proceso de mediana duración; en poco mĆ”s de tres dĆ©cadas, la sociedad haitiana fue un laboratorio de diferentes proyectos societales, tanto en la construcción de un rĆ©gimen polĆ­tico como en la organización de un sistema socioeconómico. Si bien no es posible conocer en profundidad los modelos polĆ­ticos propuestos por los generales negros de la lucha independentista (Toussaint Louverture y Jean-Jacques Dessalines), en poco tiempo se produjo el contraste entre un gobierno de republicanismo radical como el de Alexander PĆØtion y el reino autocrĆ”tico de Henri Christophe.

El historiador haitiano Joachim Benoit, apunta a la complejidad de la gestación y consolidación del nuevo rĆ©gimen: ā€œnacieron los grupos sociales cuya relación de fuerzas constituyó la base de esta evolución: estudiando sus preocupaciones y caracterĆ­sticas propias –y en particular el modo de apropiación y de explotación de los bienes heredados de la Ć©poca colonial – es como se podrĆ” apreciar la amplitud del movimiento que dio origen a la nación haitianaā€.Joachim BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ y el movimiento de la Independencia en el siglo XIXā€, Secuencia, MĆ©xico, nĆŗm. 2, 1985, p. 172.

En lo referente a la organización de un sistema económico, en un par de décadas se implementaron varios proyectos, comenzando por los intentos de sostener una economía exportadora basada en la producción azucarera de las grandes haciendas sostenida desde el control y el disciplinamiento estatal (Toussaint Louverture, Dessalines, y con mayor éxito el monarca Henri Christophe), la república campesina de pequeños y grandes productores libres de republicano Pètion, sin olvidar ademÔs el experimento desarrollado en los enclaves cimarrones de las montañas controlados por el caudillo Goman, donde predominaba la agricultura de subsistencia y el rechazo a cualquier forma de control del trabajo humano.

Es por ello que los autores marxistas (Lepkowski) y también de historia social (Benoit, Louis-Juste) coinciden en destacar la importancia de la cuestión campesina como estructurante en la conflictividad social de la nueva nación, mÔs precisamente la lucha por el control de los recursos productivos agrícolas y la distribución de la riqueza social, entre las élites (blanca, mulata y negra) y las enormes masas campesinas.

En su gĆ©nesis, el movimiento campesino haitiano expresó el deseo de emancipación de los esclavos de Santo Domingo, explotados, dominados y humillados por el sistema capitalista dependiente de HaitĆ­. La repĆŗblica campesina de Goman (1807-1820) y la insurrección campesina de 1843 son emblemĆ”ticas en ese sentido: el libre desarrollo de todos los campesinos representó el horizonte de su lucha, la que reivindicaba el derecho a la tierra, a la educación escolar de los niƱos campesinos y a la justicia social en el intercambio social. La organización comunitaria de la solidaridad revela el deseo de realización, de libertad y de igualdad por parte del movimiento social.Jean Anil LOUIS-JUSTE, ā€œDesarrollo comunitario y crisis agraria: metamorfosis del movimiento campesino haitianoā€, OSAL,Buenos Aires, CLACSO, aƱo VIII, nĆŗm. 23, abril 2008, p. 78.

Las preguntas orientadoras para entender este proceso social, tan rico y complejo a la vez, podrían ser: ¿Por qué el proceso de independencia haitiana, aconteció en forma tan precoz y disruptiva? ¿CuÔles fueron sus principales actores sociales? ¿Cómo se articuló la revolución social con la lucha por la independencia? ¿Cómo explicar el violento intervencionismo de las potencias coloniales contra la pequeña colonia? ¿Qué proyectos de organización política y socioeconómica estuvieron en disputa? ¿Cómo explicar el prolongado enfrentamiento entre las élites mulatas y negras, y a la vez de esta clase dominante con las masas campesinas?

OrĆ­genes y desarrollo de Saint- Domingue

Los primeros pobladores de Haití, ocupante de la parte occidental de La Española o Hispaniola, eran cazadores, recolectores y pescadores, llegados aproximadamente en el 7000 A. C. Al arribar los europeos, la isla se encontraba ocupada por los pueblos taíno, caribe y arawak y dividida en los llamados Cacicazgos de Quisqueya. Se desconoce con exactitud la cantidad de población de la región, aunque fuentes estiman a la misma en algunos cientos de miles a finales del Siglo XVI.

La llegada de Cristóbal Colón a la isla se produjo durante el primer viaje del descubrimiento de América en diciembre de 1492. Se estableció un pequeño fuerte con parte de la tripulación, denominado "La Navidad" y la población local fue esclavizada para trabajar en las plantaciones y en las minas. Se produjeron varios intentos de rebelión seguidos de represiones brutales. La introducción de enfermedades europeas, para las cuales los indígenas no tenían defensas, sumada a hambrunas, matanzas y las terribles condiciones de los indígenas esclavizados, condujeron a un descenso abrupto de la población que se considera virtualmente extinta a mediados del Siglo XVII.

En los primeros años la colonia mostró un gran auge, pero con las conquistas españolas en el continente americano, en especial en las regiones de México y Perú, entró en una larga decadencia, en la que la zona occidental de la isla fue progresivamente abandonada.

Las islas del Caribe sufrieron al inicio del Siglo XVI un proceso por el cual las potencias europeas en expansión, EspaƱa y Portugal, les impusieron una nueva denominación, como consecuencia de los conflictos entre potencias coloniales, (por ejemplo, Francia e Inglaterra rechazaban el Tratado de Tordesillas de 1494) y de los tratados establecidos entre las mismas. Los franceses comenzaron a colonizar la zona occidental de la isla que habĆ­a sido descuidada por los espaƱoles. En 1697 por el Tratado Rį»·swijk se formaliza la cesión de esta región a Francia. La parte francesa tomó el nombre de Saint-Domingue, aunque el 1Āŗ de enero de 1804 los comandantes militares del ejĆ©rcito insurgente  y triunfante de los antiguos esclavos negros deciden denominar como HaitĆ­ a la ex - colonia.Guy PIERRE, ā€œEn torno al nombre de una nación: HaitĆ­ā€, JosĆ© Carlos CHIARAMONTE, Carlos MARICHAL y Aimer GRANADOS (compiladores), Crear la nación. Los nombres de los paĆ­ses de AmĆ©rica Latina, Buenos Aires, Sudamericana, 2008, p. 286. El tĆ©rmino es de origen taĆ­noy en forma originaria se escribĆ­a Ayti, aunque en escritos de Ć©poca apareciera tambiĆ©n como Hayti.La extensión de este paĆ­s caribeƱo es de 27750 km2, comprendiendo la parte occidental de la isla, que incluye dos penĆ­nsulas (Saint-Nicholas y Tiburón), con predominio de superficie montaƱosa, aunque con cuatro importantes planicies. La parte oriental de la isla, de colonización espaƱola, tiene una superficie de 48745 km2. Saint-Domingue abarcaba tambiĆ©n algunas islas, de las cuales las mĆ”s importantes son las de Tortuga y Gonăve.

La isla prontamente se transformó en la principal colonia francesa y, posiblemente la mÔs rica colonia del mundo, gracias a la proliferación de plantaciones de azúcar, café, y otros productos como añil y algodón. El sistema de plantaciones estuvo basado en el uso de gran cantidad de esclavos, que viviendo y trabajando en penosas condiciones morían rÔpidamente lo que obligaba a masivas importaciones de nuevos esclavos. Tanto que en las últimas décadas de la colonia, los plantadores importaron hasta 30000 esclavos por año.Frank MOYA PONS, "La Independencia de Haití y Santo Domingo", Leslie BETHELL (ed.), Historia de América Latina, Barcelona; Crítica, Vol. 5,p. 124. La sociedad se organizaba en diferentes grupos basados en una fuerte y rígida estratificación social que era determinada en base a la pureza racial y el poder económico.

ĀæCómo funcionaba una gran plantación, la unidad productiva hegemónica de Saint-Domingue? El modelo arquetĆ­pico de la gran plantación colonial (Grand’ Case) era el siguiente: la propiedad pertenecĆ­a al Procureur, el cual, por lo general, era un comerciante o hacendado acaudalado, que la mayorĆ­a de las veces era absentista ya que residĆ­a en ParĆ­s o en la capital colonial Puerto PrĆ­ncipe. A continuación, venĆ­a el GĆ©rant, administrador o gerente, el cual sĆ­ vivĆ­a en la propiedad y se encargaba de dirigir tanto los trabajos del campo como del ingenio y de la producción en general. DespuĆ©s encontramos al personal jerĆ”rquico cómo mayorales, jefes y oficiales, encargados tanto de asegurar la productividad del ingenio como de imponer la rĆ­gida disciplina laboral.

Las relaciones entre los plantadores y los esclavos se regían por el Código Negro (Code Noir), un compendio de leyes redactado en 1685, firmado por el rey francés Luis XIV y vigente en las colonias francesas hasta 1848. En el mismo no sólo se legalizaba la esclavitud, el tratamiento de seres humanos como propiedad mudable, sino la marcación, la tortura, la mutilación física y el asesinato ante los intentos de rebelión contra el inhumano sistema.Susan BUCK-MORSS, Hegel y Haití, Buenos Aires, Norma, 2005, p. 27.

Los trabajadores se dividĆ­an en esclavos de primera y segunda banda. El primer grupo lo integraban los esclavos mĆ”s fuertes que realizaban los trabajos mĆ”s duros y rigurosos, tanto en el campo como en el proceso industrial del azĆŗcar, y muchas veces trabajaban un turno diurno y otro nocturno. Los esclavos de segunda banda  eran mĆ”s dĆ©biles fĆ­sicamente, realizaban tareas de menor exigencia fĆ­sica, aunque no siempre exentas de calificación. Los infantes y las mujeres realizaban trabajos considerados ligeros y complementarios. AdemĆ”s, se encontraban los esclavos domĆ©sticos que comprendĆ­an a criados, sirvientas, cocineras y personal dedicados a atender a las familias de propietarios y administradores, pero que tambiĆ©n incluĆ­an a artesanos, barberos y esclavos de oficio como costureras, talabarteros, etc.

Durante el período estudiado, fase final de la colonia y comienzos de la post-independencia, el territorio de la colonia se dividía en tres regiones, a partir de determinadas características socio-productivas y climÔticas, pero también caracterizadas por la influencia del régimen de propiedad y uso de la tierra. La región, conocida como Norte, consistía en amplias llanuras, fértiles y costeras, de clima continental, de buenas comunicaciones e infraestructura de transportes (red plantación/ciudad/puerto). Allí predominaba el cultivo de la caña de azúcar (específicamente de la producción del azúcar refinado), pero también del café, con enormes plantaciones, que utilizaban gran cantidad de mano de obra esclava. Era la provincia mÔs antigua y próspera, con mayor densidad demogrÔfica, y donde se encontraba mÔs polarizada la relación plantador blanco/esclavos negros.

La región Oeste, comprendía el valle de Artibonite, que tenía una parte importante de llanura, aunque no tan fértil como la norteña ya que requería de sistema de riego permanente. También producía azúcar, aunque de rendimiento inferior al norte, con importantes cultivos de añil y algodón. Predominaba el latifundio esclavista como unidad productora.

Finalmente, la región Sur, que fue la Ćŗltima en ser colonizada, ya que sus tierras no eran muy fĆ©rtiles y se encontraba menos comunicada que el resto del territorio. Era la mayor productora de algodón. Sin embargo, su producción era la mĆ”s diversificada, tanto por el rĆ©gimen de propiedad existente como por los cultivos desarrollados. Se encontraban fincas medianas donde se producĆ­a aƱil, pero tambiĆ©n fincas mĆ”s pequeƱas donde se combinaba el cultivo del algodón con el aƱil, de cafĆ© con cacao, o solamente de cafĆ©. AdemĆ”s se podĆ­an encontrar cultivos de alimentación como yuca, patata, Ʊame, sorgo, arveja, chĆ­charo, banano y maĆ­z, ademĆ”s de aves de corral y cerdos.Tadeusz LEPKOWSKI, HaitĆ­, La Habana, Casa de las AmĆ©ricas, Tomo I, 1968, p. p. 42-52.Las actividades agropecuarias se  desarrollaban de dos formas: las parcelas que los esclavos cultivaban en las grandes plantaciones pero tambiĆ©n las pequeƱas propiedades de los libertos. Y esta quizĆ”s era la caracterĆ­stica distintiva de la región Sur, existĆ­an numerosos propietarios mulatos (gens de colour) de pequeƱas, grandes e inclusive grandes propiedades. Si bien la tierra era menos fĆ©rtil que en otras regiones, los cuidados y trabajos de estos campesinos permitĆ­an obtener buenos rindes.

También debe mencionarse el último espacio, que estaba constituido por ciertas lindes de los cordones montañosos, lugares inaccesibles y poco fértiles, pero donde los cimarrones, esclavos fugados, desarrollaban cultivos de subsistencia.

Un anƔlisis de la estructura social de Saint-Domingue

Para las vísperas del comienzo de la insurrección esclava la población de Saint-Domingue se calculaba en 530000 personas, de las cuales un poco mÔs del 80 % eran esclavas, las libertas rondaban las 28000 y toda la población blanca era cercana a las 40000 personas. A continuación, describiré las principales características de estos grupos sociales.

Los grands blancs o grandes plantadores blancos: este grupo estaba conformado por los funcionarios del gobierno francĆ©s y los dueƱos de las grandes plantaciones. Ɖstos eran la cĆŗspide de la pirĆ”mide social de la colonia, tambiĆ©n fueron conocidos como la burguesĆ­a colonial esclavista. Este grupo no tenĆ­a mĆ”s de 5.000 a 8.000 integrantes, los mĆ”s adinerados vivĆ­an gran parte del aƱo, inclusive gran parte de sus vidas, en la metrópolis francesa. En ParĆ­s conformaban el exclusivo e influyente Club Massiac.

Los petits blancs o blancos pobres:este grupo estaba formado por blancos que no poseían tierras y que trabajaban en tareas comerciales y artesanales., aunque también incluía a soldados y tenderos Era un grupo muy conflictivo porque tenían fuertes recelos de los mulatos a quienes consideraban inferiores pero que muchas veces poseían fortunas muy superiores. Su número era de 35.000 personas.

Los affranchi o mulatos:en su mayoría eran mulatos libertos, hijos de plantadores blancos y esclavas negras, aunque incluían a algún negro liberado. Su número era de aproximadamente 28000 personas Se encontraban muy influenciados por la vida, las costumbres y la cultura francesas. Algunos desempeñaban variadas profesiones y oficios como comerciantes, administradores, transportistas, etc. Muchos de ellos eran dueños de tierras, inclusive de plantaciones esclavistas y poseían la cuarta parte de la tierra para 1789. Sin embargo, la administración colonial, ante la presión de la minoría blanca, había sancionado leyes que les impedían el ascenso social y político. Tenían vínculos con los liberales franceses, tanto que en París habían organizado la Sociedad de Amigos de los Negros, que en verdad defendía los intereses de los mulatos que deseaban adquirir una ciudadanía integral idéntica a la de los blancos.

Los esclavos: se calcula que su número era cercano al medio millón de personas, superando a los blancos en una proporción de mÔs de 20 a 1. Cerca del 80 por ciento trabajaba en las plantaciones y tenían dos orígenes: los bozales, africanos que en su mayoría habían sido esclavizados de adolescentes, aculturados e instruidos para el trabajo de plantación; y los criollos, nacidos en la plantación de padres africanos. No obstante, los orígenes de los africanos eran muy variados, ya que pertenecían a muy diversas etnias con costumbres y lenguajes muy diferentes. Esto contribuyó a la construcción de una cultura sincrética, con los diferentes aportes africanos y de la occidentalización impuesta por los plantadores franceses blancos. Tanto la lengua nacional (el créole) como la religión vudú expresan ese sincretismo.

Los cimaroons o negros cimarrones: quizĆ”s no tan significativos desde el aspecto cuantitativo ni desde lo económico, pero sĆ­ desde lo polĆ­tico y simbólico. El tĆ©rmino se aplicaba a los esclavos que huĆ­an de sus dueƱos y que muchas veces se refugiaban en las montaƱas, ya sea en forma solitaria o formando pequeƱas comunidades. AĆŗn cuando su nĆŗmero permaneció limitado, su importancia fue fundamental, ya que estos fugitivos, rondaban las plantaciones para proveerse de vĆ­veres y alentando a los esclavos a rebelarse. El mĆ”s ejemplo mĆ”s notable fue el del africano Mackandal y sus brigadas que durante el perĆ­odo de 1751 a 1758, atacaron a las plantaciones, matando blancos y alentando a los negros a sublevarse. Finalmente fueron capturados y ejecutados, pero su memoria, y especialmente sus tĆ”cticas de resistencia guerrillera, ejercieron gran influencia en los hechos posteriores. 

Para dimensionar los excelentes rindes de la colonia francesa basta mencionar un sólo dato: la utilidad anual promedio que generaba la producción azucarera de Saint-Domingue era del orden del 8 al 12 %, mientras que, en Jamaica, la mĆ”s productiva de las colonias inglesas, apenas llegaba a un 4 %. Herbert Klein seƱala que la colonia francesa, ademĆ”s de ser la mayor productora de azĆŗcar de AmĆ©rica estaba por convertirse en la mayor abastecedora de cafĆ© del mundo. ā€œLas exportaciones sumaban dos tercios del valor total de las mercancĆ­as remitidas por las Indias Occidentales francesas, y en volumen superaban los envĆ­os de las Antillas espaƱolas e inglesas sumados. MĆ”s de 600 barcos por aƱo llegaban a sus puertos para cargar azĆŗcar, cafĆ©, algodón, especias, aƱil y cacao destinados al mercado europeoā€.Herbert KLEIN, La esclavitud africana en AmĆ©rica Latina y el Caribe, Alianza, MĆ©xico, 1986, p.45.

Si bien la colonia era próspera y eficiente, la mÔs rica del mundo y la que aportaba el principal ingreso externo a la nación francesa, ya comenzaban a vislumbrarse ciertos problemas de sustentabilidad, de acuerdo a los relatos de los viajeros extranjeros y administradores mÔs agudos. En primer lugar, se preveía un agotamiento de la tierra debido a que tanto el añil como la caña de azúcar son cultivos que extraen muchos nutrientes del terreno de cultivo. Ya comenzaba disminuir el rendimiento productivo, de hecho la producción cafetalera había comenzado a tensionar la hegemonía del azúcar, sin que se estableciera ninguna medida de cuidado o regeneración. En segundo lugar, se percibía que la estructura social de la colonia era tan artificial como inmersa en profundas contradicciones sociales y raciales. Algunas de las reflexiones de los críticos apuntaban al peligro que significaba la desproporcionada población esclava con relación a la considerada libre. Para comparar: en otro espacio antillano donde predominaba la gran plantación azucarera y esclavista como Cuba, la población esclava era del 36 % en el año 1846.Rebecca SCOTT, Emancipaçâo Escrava en Cuba. A transiçâo para o trabalho livre 1860-1899, Campinas, Editora da UNICAMP- PAZ E TERRA, 1991, p. 26. Inclusive en la esclavista capitanía de Minas, en el Brasil colonial, la población esclava apenas superaba la mitad de la población total en el año1776.Boris FAUSTO, Historia concisa de Brasil, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 50.

Revolución social y guerra anticolonial (1791-1798)

La Revolución Francesa de 1789 tuvo un fuerte impacto sobre la sociedad racista y esclavista de la colonia. Inicialmente, la igualdad entre los hombres proclamada por la revolución no sólo no se aplicaba a los esclavos, sino tampoco a los mulatos ni a los negros libres. Las luchas internas entre monÔrquicos, girondinos y jacobinos y las guerras contra otras naciones se sumaron a las ya fuertes contradicciones de la sociedad colonial, aunque los sucesos externos impactaban en ella con cierto retraso debido a las demoras en las comunicaciones.

La primera tensión política evidente en la estructura local fue el conflicto entre los grandes propietarios y comerciantes de la colonia y los funcionarios de ésta. Los propietarios querían independizarse y los segundos continuar su vínculo con Francia. La Sociedad de Amigos de los Negros, que tuvo un importante papel en las discusiones sobre la abolición de la esclavitud, estaba formada por un grupo bastante heterogéneo de mulatos instruidos e influyentes, movidos por ideologías e intereses diferentes, pero bien relacionados con los diversos grupos liberales de París. Si bien planteaban llevar la esclavitud a su fin, sus acciones políticas se orientaban mÔs a lograr equiparar sus derechos con los de los ciudadanos blancos, beneficio que el Código Negro imperante en las colonias les negaba. Para ejemplificar: en 1790 la asamblea colonial de Saint-Domingue extendió los derechos políticos a los blancos pobres pero excluyen a los mulatos, evidenciando que la exclusión política se fundamentaba en la cuestión racial.

La acción de la Sociedad de Amigos de los Negros, tuvo una fuerte influencia en los acontecimientos de la colonia. Su acción causó temor y recelo entre los propietarios de esclavos, al tiempo que alentó las esperanzas de igualdad de mulatos y negros. Esos deseos de igualdad de los mulatos motivaron el primer intento de rebelión. Un grupo de los mismos, liderados por Vincent Ogé y Chavannes, a fines de octubre de 1790 se manifestó frente a la Asamblea de Port-au-Prince exigiendo iguales derechos para mulatos y negros. El reclamo fue duramente reprimido, incluso con una serie de ejecuciones.

Las tensiones surgieron tambiĆ©n entre los petits blancs o patriotas y los grands blancs, ya que mientras los primeros se resistĆ­an al avance de los derechos de los mulatos e insistĆ­an en continuar su vinculación a la metrópolis; los segundos, en cambio, comenzaban a vislumbrar la posibilidad de una autonomĆ­a –o independencia al estilo de Estados Unidos-, que les permitiera mantener el sistema esclavista, la base de la economĆ­a latifundista de explotación.

Sin embargo, las principales tensiones se venían acumulando en la base de la sociedad colonial, ya que los esclavos y esclavas negras comenzaron a ser permeados por las ideas de igualdad, libertad e independencia que circulaban por las bocas de sus patrones y administradores blancos y mulatos. A la vez, los esclavos percibieron la fractura del bloque dominante: las tensiones entre metrópolis/colonia, plantadores blancos/blancos pobres y terratenientes/administradores coloniales.

Sin duda, fue la Gran Insurrección del Norte la que comenzó el proceso revolucionario y evidenció que sería imposible restituir el sistema esclavista, o al menos intentar hacerlo sin diezmar a las masas negras insurreccionadas. En agosto de 1791 el sacerdote vudú Boukman convocó a una asamblea con 200 delegados de plantaciones norteñas, donde se coordinó la insurrección de los esclavos contra sus amos. A los pocos días, estalló la rebelión en la región norteña, donde predominaban las grandes plantaciones azucareras. En una gran movilización de masas, decenas de miles de esclavos se sublevaron, liderados por Boukman y exterminaron a la mayoría de la población blanca, destruyendo a las haciendas, los ingenios y a casi toda la infraestructura relacionada con el sistema esclavista. Inicialmente, la insurrección abarcó la parte central del Norte, alrededor del Cabo, con base en las parroquias de Limbé, Dondon y Ouanaminthe.

El ejército de esclavos insurrectos era superior a los 30000 combatientes, aunque no todos ingresaban al combate en forma simultÔnea. Si bien la rebelión fue reprimida, con la ejecución de su líder, la lucha continuó y comenzó a extenderse a las regiones Oeste y Sur. En estas regiones no se produjo una insurrección esclava generalizada pero sí luchas entre blancos (realistas/republicanos) y entre élites latifundistas (blanca/mulata). En poco tiempo, se impuso el grupo mulato de orientación republicana, que logró seducir y controlar a las masas negras e inclusive después de la abolición consiguió que gran parte de las mismas volvieran al trabajo en las plantaciones.

Mientras tanto, el gobierno metropolitano, ahora a cargo de los republicanos, intentaba dar respuesta a la conflictiva situación de la colonia. A comienzos de 1792 la Asamblea Nacional Francesa decidió otorgar la ciudadanía a los hombres libres de color, o sea a la población mulata, muy influyente en la región sur. Para aplicar esta y otras medidas envió a tres comisarios civiles, encabezados por el jacobino Léger-Félicité Sonthonax y acompañados de una fuerza de 6000 hombres. La medida contó con la fuerte oposición de los pobladores blancos, tanto de los plantadores como de los mÔs pobres. Para derrotarlos, el astuto Sonthonax movilizó a los mulatos y, con la ayuda de este grupo y de las tropas leales, logró controlar tanto a los blancos como a las masas esclavas.

Sin embargo, sucesos externos aumentarían las tensiones en la sociedad isleña, ya que en febrero de 1793 Francia declaró la guerra a Gran Bretaña y el rey Luis XVI fue ejecutado. Había comenzado el gobierno de la Primera República Francesa. Ambos hechos tuvieron un fuerte impacto en la colonia. Los plantadores y funcionarios realistas se sublevaron liderados por el general Galbaud, jefe de las fuerzas en Le Cap. Ante el peligro realista, Sonthonax, moviliza a la población mulata pero también a 10000 esclavos a los que otorgaría la libertad a condición de que integraran el ejército republicano.Existe evidencia para afirmar que la decisión de abolir la esclavitud en la colonia fue una decisión personal del comisario Sonthonax, el mÔs jacobino y pragmÔtico de los funcionarios enviados por la Republica. Ya que esta medida no estaba contemplada en las órdenes emitidas desde la metrópolis y que ademÔs fue resistida por otros comisarios, funcionarios coloniales y militares franceses de la colonia. Como bien apunta Moya Pons, los franceses hubieran sido derrotados si el comisario civil (Sonthonax) no se hubiera excedido en sus poderes nominales, al liberar a las masas esclavas y movilizarlas ante el avance de los ejércitos enemigos.MOYA PONS, "La Independencia de Haití y Santo Domingo", op. cit, p. 127. Las tropas realistas fueron derrotadas pero la liberación de tan alto número de esclavos irritó a los mulatos, muchos de los cuales eran propietarios de estos trabajadores.

Ante esta situación, en vísperas de una inminente invasión por parte de los ingleses, el funcionario Sonthonax buscó ampliar el apoyo de las masas negras, para lo que el 29 de agosto de 1793 decretó la emancipación general de los esclavos en el norte de Saint-Domingue, medida que rÔpidamente se extendió a toda la colonia. Ante los hechos, el 4 de febrero de 1794 la Convención Nacional Francesa declaró abolida la esclavitud de los negros en todas las colonias francesas, aunque en la prÔctica sólo se liberaron las masas esclavas de la isla caribeña.

Otras potencias europeas colonialistas como Gran Bretaña y España observaban a la rica colonia de Saint-Domingue como un apetitoso botín ademÔs de la oportunidad de privar a la enemiga Francia de una de sus mayores fuentes de recursos. Los primeros enviaron en 1794 una poderosa expedición de decenas de miles que ocuparon Port-au-Prince y otros puntos costeros. España, por su parte, intentó ganarse el favor de los esclavos prometiéndoles la liberación, y atacó la colonia desde la parte oriental de la isla. Los principales dirigentes de la rebelión de esclavos pasaron a luchar por el bando español.

La dominación francesa de colonia estaba en su punto crítico, ya que esta se encontraba invadida por la Marina britÔnica y por las tropas españolas a las que se habían unido numerosos pobladores franceses de orientación monÔrquica. Las fuerzas francesas fueron derrotadas en las ciudades costeras por los ingleses y en gran parte del interior por las tropas españolas.

Empero, la situación cambiaría de rumbo a mitad de ese año (1794), gracias al caudillo y militar negro Toussaint Louverture, quien hasta el momento luchaba para el bando español, pero que, ante la influencia de los comisarios y oficiales franceses, decidió cambiarse al bando francés. El ejército que estaba a su mando, de carÔcter multirracial puesto que estaba conformado por soldados negros, mulatos e incluso algunos blancos, atacó a sus antiguos aliados y les arrebató una decena de ciudades. En un año, y gracias a su hÔbil manejo de la situación, rechazó a los españoles hasta la frontera oriental de la isla y consiguió derrotar a sus antiguos jefes, que habían permanecido leales a España.

La lucha contra los britÔnicos resultó, sin embargo, mÔs complicada. Toussaint no pudo echarlos ni del Norte ni del Oeste. En el Sur, el general mulato André Rigaud lograba contenerlos, pero no era capaz de rechazarlos. Gracias a las armas y pertrechos llegados con la comisión de Sonthonax y Laveaux en mayo de 1796, Louverture, que contaba con un ejército de 51000 soldados, entre ellos 3000 blancos, reemprendió la lucha contra los britÔnicos y obtuvo diversas victorias, aunque ninguna de ellas decisiva.

Las tropas inglesas, debilitadas ante la resistencia de los lugareños y por las enfermedades tropicales que le habían ocasionado numerosas bajas, (cerca de 25.000 soldados) y ante la amenaza de un contraataque de Toussaint en Jamaica, decidieron negociar. El conflicto concluyó cuando a fines de agosto de 1798, los britÔnicos, a cambio de concesiones comerciales prometidas por el gobierno de Louverture, se retiraron de la isla.

En los aƱos posteriores se percibe claramente el enfrentamiento entre las Ć©lites locales que participaron en la lucha anticolonial. Por un lado, la rama mulata, integrada en gran medida por los affranchi, muchos de ellos propietarios en la región sureƱa y en menor medida en el oeste. Por lo general, eran instruidos, y partidarios del republicanismo francĆ©s, por ejemplo, AndrĆ© Rigaud y Alejandro SabĆ©s (PĆØtion). Si bien tenĆ­an conocimientos polĆ­ticos y experiencia militar, respondĆ­an a una clara polĆ­tica y estrategia de los intereses de los propietarios agrĆ­colas sureƱos, aunque muchos de estos sólo poseĆ­an fincas pequeƱas y medianas. La otra rama conocida como negra estaba integrada por ex –esclavos ā€œnegros de talentoā€, dotados de inteligencia y gran iniciativa como Toussaint Louverture, Dessalines e incluso Henri Christhope. Su ascenso se debĆ­a tanto a su talento y capacidad como a su audacia en el plano militar y polĆ­tico, logrando imponerse a las masas inorgĆ”nicas. En general, los integrantes de las dos ramas fueron excelentes administradores y organizadores de la producción, tanto que Joachim Benoit considera que formaron una verdadera aristocracia. Para ambos grupos la independencia presuponĆ­a sustituir la dominación francesa por la propia.BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ yā€¦ā€, op. cit. p. 173 y 174.

Expresión de este conflicto entre las dos ramas es la denominada Guerra de los Cuchillos, acontecida entre junio de 1799 y marzo de 1800. Se trata de una revuelta de los generales negros: Toussaint Louverture y los generales Jean-Jacques Dessalines y Henri Christophe, contra los generales mulatos como André Rigaud y Alexander Pètion, entre otros. Estos últimos fueron derrotados y, con otros dirigentes mulatos, se exiliaron a Francia.

Los generales negros y mulatos y las masas insurrectas habían logrado abolir la esclavitud, extender los derechos de los ciudadanos en forma universal y alcanzar una independencia de facto, pero se encontraban con un país destruido en el sistema económico y productivo y que a la vez estaba aislado comercial y diplomÔticamente del contexto mundial.

A continuación, analizaremos el proyecto económico que Toussaint Louverture intentó implementar para reconstruir y reactivar la economía nacional, si bien es pertinente apuntar que este experimento sólo duró un año y medio en el sur, y un lustro en las zonas norte y oeste. El caudillo gobernante consideraba a la agricultura como base de la vida nacional y deseaba que la isla recuperara su supremacía como la mayor exportadora azucarera del mundo. Concebía a la producción agropecuaria con un carÔcter latifundista y basada en el trabajo disciplinado e intensivo de importantes colectivos humanos, por lo que intentaría establecer un sistema de gran propiedad, inclusive restituyendo propiedades a plantadores blancos, no tanto así a los mulatos y obligando a trabajadores negros a volver a las plantaciones, aunque no como esclavos sino como asalariados. De hecho, se había establecido una alianza entre los terratenientes blancos y los nuevos terratenientes negros.

Otra medida que apuntaba a consolidar la propiedad latifundiaria consistƭa en impedir la venta de propiedades menores a 50 carreaux (56,5 hectƔreas) y obligan a los trabajadores dispersos o fugados a volver a las haciendas.El carreaux es una medida de origen francƩs cuya unidad equivale a una hectƔrea y trece Ɣreas. Se establece un dispositivo laboral de caporalismo agrario,Se entiende por caporalismo, a un sistema de trabajo que era controlado por agentes denominados como caporales. Los mismos imponƭan el ritmo del trabajo y castigaban, muchas veces aplicando la violencia fƭsica, a los trabajadores lentos o remisos. donde a los trabajadores de las haciendas, que ya eran libertos conocidos como cultivateurs (cultivadores) y, se les prohibƭan el libre desplazamiento, el vagabundeo, las costumbres incivilizadas y se los sometƭa a un fuerte control en las haciendas a travƩs de un sistema militarizado.

Muchas de estas normativas, junto con el pensamiento político de Louverture se expresan en el Reglamento publicado el 12 de octubre de 1800. En el mismo se establecía el culto a la producción agrícola como fundamento de toda riqueza y se expresaba que la libertad debía ser unida al trabajo intensivo para asegurar el bien público. Se organizaba a los trabajadores en forma militar, exigiéndoles obediencia jerÔrquica. Se perseguía a los desertores y ociosos. Tanto la reconstrucción económica (plantaciones, infraestructura de transporte, ingenios, etc.) como el desarrollo y producción agrícola recaía sobre los Inspectores Agrícolas, que por lo general eran militares.

AdemĆ”s, se mantenĆ­a el sistema de reparto de ganancias establecido por Sonthonax que consistĆ­a en repartir la producción de la siguiente manera: un cuarto para el Tesoro PĆŗblico, un cuarto para el propietario, un cuarto para el arrendatario y el cuarto restante para los trabajadores campesinos. En la prĆ”ctica, al implementarse estas medidas, los agricultores que legalmente eran libres pasaron a un sistema de  trabajo coactivo, que mezclaba elementos feudales, militares y paternalistas.LEPKOWSKI, HaitĆ­, op. cit, p. p. 70-80.

Con estas medidas, el gobierno logró ciertos éxitos en la reconstrucción de la economía exportadora, mÔs allÔ de una importante sangría humana que constituían los campesinos que se fugaban hacia las zonas montañosas, para engrosar las comunidades cimarronas. El nuevo gobierno, si bien no pudo recuperar la producción del añil y del azúcar a los estÔndares pre-insurrecionales, sí logró que aumentara la producción cafetalera.

Sin embargo, fue en los aspectos políticos y sociales donde la reconstrucción louvertiana encontró mÔs resistencias, que iban desde los desposeídos productores mulatos del sur hasta los descontentos esclavos del norte, que se indignaban al volver al trabajo forzado en las plantaciones. En poco tiempo, acontecería una rebelión de negros del Norte que fue duramente reprimida por el gobierno.

A principios de 1801, el gobierno de Louverture invadió la parte espaƱola de la isla, que en 1795 habĆ­a sido cedida a Francia por el Tratado de Basilea, aunque en la prĆ”ctica la administración francesa era casi inexistente. El Oriente isleƱo es anexado, con escasa resistencia de las comunidades locales. A continuación, el gobierno haitiano tomó algunas medidas de carĆ”cter económico-social como la de liberar a los esclavos, aunque debĆ­an seguir trabajando en las haciendas y la de fomentar el cultivo de productos exportables (caƱa, cafĆ©, algodón y cacao) en desmedro de la tradicional producción dominicana consistente en la ganaderĆ­a hatera y en el corte de caoba.Juan BALCƁRCEL y Manuel GARCƍA, La Independencia Dominicana,  Madrid, Mapfre, 1992.

En mayo del mismo año, se propuso un Proyecto de Constitución por la cual la colonia, aun proclamÔndose parte integral de Francia, tendría un gobierno que gozaría de una enorme autonomía y otorgÔndose a sí mismo el gobierno vitalicio. Las medidas represivas del gobierno, mÔs otras como las gestiones para que regresen los blancos huidos, en muchos casos odiados plantadores esclavistas, debilitaron el apoyo de la población negra y mulata al régimen de Louverture. Esta situación facilitó la posterior invasión francesa, ya que el gobierno de Napoleón Bonaparte rechazó el proyecto de constitución del gobierno isleño y decidió enviar una fuerte expedición militar para reconquistar la isla y a la vez reestablecer al sistema esclavista.

La guerra de independencia (1802-1803)

El cónsul Napoleón Bonaparte, gobernante de la metrópolis francesa, deseaba establecer un gran imperio colonial en América para lo cual se hizo ceder el enorme territorio de Luisiana por parte de España e intentó recuperar el control total de su principal colonia: Saint-Domingue. En enero de 1802, arribó a la colonia una fuerte expedición militar de 24000 hombres, al mando del general Charles Leclerc, cuñado de Napoleón. En la misma regresaban Rigaud y Pètion, los líderes mulatos expulsados por Louverture.

En un primer momento, los franceses consiguieron el acatamiento de una parte de los haitianos bajo falsas promesas de no reinstaurar la esclavitud y de respetar los grados militares de los haitianos. Controlaron tambiƩn el este de La EspaƱola por un perƭodo de seis aƱos hasta ser expulsados por un grupo de dominicanos quienes bajo el mando de Juan SƔnchez Ramƭrez reincorporaron la parte oriental al dominio de EspaƱa.

Toussaint Louverture, con parte del ejército haitiano, se replegó a zonas mÔs recónditas y seguras, donde aplicó la tÔctica bélica de tierra quemada, consistente en arrasar los recursos e infraestructura bÔsica. AdemÔs, firmó un pacto de amistad con Gran Bretaña. Mientras tanto, otro general negro, Henri Christophe incendió Le Cap ante la llegada de los invasores. Las ciudades de Port-de-Paix, Saint-Marc y Gonaïvescorrieron igual suerte. A pesar de esto el ejército rebelde tuvo varios reveses: Toussaint fue vencido en Ravine-à-Couleuvres y Dessalines fracasó contra Port-au-Prince. En poco tiempo la parte española de la isla se entregó al ejército francés y el 2 de mayo de 1802, Toussaint Louverture ofreció su capitulación a cambio de quedar libre y de que sus tropas se integraran al Ejército francés.

Prontamente, las promesas francesas fueron desenmascaradas al llegar noticias de la reinstauración de la esclavitud en otras colonias como Guadalupe y con la captura y deportación de Toussaint- Louverture a Francia dónde murió encarcelado. A pesar de la pérdida de su líder, gran parte de los oficiales y tropas haitianas, avezados en las luchas contra ingleses y españoles, intuyeron que seguirían la misma suerte y comenzaron a rebelarse o a desertar hacia las zonas rebeldes.

La política de sangre inaugurada por Leclerc hizo ver a los oficiales de color que no había seguridad para ellos junto a los franceses, por lo que terminaron desertando, encabezados por Pètion y Clerveaux. Los generales negros Henri Christophe y Dessalines no tardaron en unírseles. Desde ese momento las bandas que merodeaban por los campos tuvieron líderes y se inició la verdadera guerra de liberación.

Alexander PĆØtion, decidió reconocer a Jean-Jacques Dessalines como general en jefe de los rebeldes y Ć©ste hecho hizo que la mayorĆ­a de los jefes de bandas se agruparan alrededor de este Ćŗltimo. A fines de 1802, Dessalines, asistido por Christophe y PĆØtion tomó la dirección de la lucha por la independencia, radicalizando el legado de Louverture. De esta forma se logró la unidad de las masas negras y mulatas para combatir a la invasión francesa y obtener la independencia, frustrando cualquier intento de restaurar la esclavitud. Esta alianza se expresó en el Congreso de Arcahaie donde militares y propietarios, tanto negros como mulatos, acordaron acciones en conjunto para lograr la independencia. Si bien, como apunta Joachim Benoit, para ambos grupos la independencia presuponĆ­a sustituir la dominación francesa por la propia.BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ yā€¦ā€, op. cit., p. 173.

Hasta 1803, el Sur había asistido a los acontecimientos sin tomar parte de la rebelión, aunque el general Dessalines desplegaba una actividad extraordinaria desde fines del 1802, por todo el Noroeste y la región Oeste. La lucha se generalizó contra el ejército cada vez mÔs reducido de Rochambeau, (general a cargo tras la muerte de Leclerc) y luego de una serie de exitosas campañas (Jérémie, Jacmel, etc.), en octubre de 1803 el ejército haitiano logróocupar la capital y asegurarse el control de la zona de Los Cayos.

La campaña de reconquista del ejército de negros y esclavos culminó el 18 de noviembre de 1803 con la decisiva victoria haitiana en la Batalla de Vertierres, que obligó a las tropas francesas a rendirse. El 4 de diciembre, Rochambeau capituló en el MÓle Saint-Nicolas, culminando de este modo la guerra de independencia.

Primeros aƱos de vida independiente (1804-1806)

El 1 de enero de 1804, Jean- Jacques Dessalines proclamó la independencia desde la ciudad de Gonaïves. De esta forma Haití, se convirtió en el primer Estado independiente de América Latina. El líder fundante de esta nación, un esclavo nacido en una plantación del Norte, quedó como jefe del recientemente fundado estado haitiano. La joven nación, después de las luchas de la independencia, se encontraba nuevamente devastada, prÔcticamente sin actividad productiva importante, con las haciendas y la infraestructura bÔsica destruidas y con una población que había descendido a la cifra de 300.000 habitantes.

Después de su primer año de mandato, Dessalines se proclamó a sí mismo Emperador del país con el nombre de Jacques I (Jacobo I), dando lugar al Imperio de Haití. El emperador dio a su gobierno una fuerte impronta nacionalista, pero al mismo tiempo buscó consolidar su poder personal creando un Estado autocrÔtico. Por los escasos datos disponibles, pero también por lo breve y accidentado del gobierno de Jacques I, es difícil caracterizar al modelo socioeconómico que éste intentó implementar en el devastado territorio isleño.

Jacques I tuvo que construir una política económica a partir de las siguientes contradicciones: la oposición entre los oficiales del ejército y los propietarios de tierras que se disputaban la posesión de las mismas y la lucha entre trabajadores agrícolas y pequeños campesinos, que deseaban la parcelación de las tierras y producir en forma autónoma y las élites privilegiadas que defendían al sistema de latifundio con la utilización del trabajo forzado de las masas campesinas.

Si bien, de facto, la independencia habĆ­a disuelto las propiedades de los colonos blancos quedando las mismas en manos del estado (en muchos casos, por las matanzas de blancos fomentadas o toleradas por las autoridades), Dessalines profundizó esta situación, invalidando los contratos de arriendos, donaciones y ventas inmobiliarias realizadas antes de su gobierno. Como se estableció en el  ArtĆ­culo 12 de la Constitución de 1805: ā€œNingĆŗn blanco, sea cual fuere su nacionalidad, pisarĆ” este territorio como amo o propietario ni podrĆ” en lo sucesivo adquirir aquĆ­ propiedad (…) Toda propiedad que haya pertenecido a un francĆ©s blanco queda confiscada a favor del Estado sin apelación y por virtud de leyā€.LEPKOWSKI, op. cit., p. 97.

En esta legalización de una situación de hecho, se estima que un porcentaje de 66 al 90 % de las tierras agrícolas se convirtieron en propiedad estatal, con el nombre de Dominio Nacional (Domaine National). Y, si bien la expropiación y nacionalización de las tierras y propiedades de la clase dominante, de los grandes plantadores esclavistas y su posterior distribución a la población negra y mulata, ha generado ciertos juicios históricos que lo reivindican como un intento de profunda reforma agraria, en la prÔctica, muchas de estas medidas estuvieron orientadas a una continuidad de los modelos de producción agropecuaria propuestos por Léger-Felicité Sonthonax y especialmente por Toussaint Louverture.

¿En qué se fundamentan esas continuidades?

El gobierno estableció un sistema de arriendo, por cinco años, a aquellos que ofrecían las mejores condiciones. Obviamente, los beneficiados fueron los mulatos enriquecidos y los oficiales del ejército del emperador. En los arriendos de primera categoría, o sea de las haciendas mÔs grandes y productivas, se beneficiaron los generales, coroneles, oficiales y funcionarios del gobierno, en su mayoría negros. Para los arriendos de segunda categoría, haciendas mÔs pequeñas, por lo general en las zonas oeste y sur, los propietarios, oficiales y funcionarios del gobierno, en su mayoría mulatos.

En síntesis, se aspiraba a construir una sociedad con dos estamentos superiores, militares y funcionarios, que conformaban la élite propietaria de la tierra, y los agricultores y soldados como el estamento inferior o mano de obra. Por ello se impuso un sistema de trabajo rígido y militarizado, donde las haciendas eran dirigidas por generales y altos oficiales, que a la vez, eran propietarios y arrendatarios. Se mantuvo la restricción a la movilidad de los campesinos, se persiguió la vagancia, se obligó a la población a los trabajos comunitarios, entre otras prÔcticas coercitivas. AdemÔs, se continuó con el sistema de reparto de ganancias implementado por Sonthonax y Louverture. Si bien muchas veces las partes del propietario y del arrendatario correspondían a la misma persona, también sucedía a menudo que el propietario, no tributaba la parte que le correspondía al estado, situación que en poco tiempo generó una rÔpida y pingüe acumulación para la élite administradora, en desmedro de los campesinos que realizaban el trabajo mÔs arduo y productivo.

Sin embargo, hacia 1806, se produjo una crisis de exportación, ya que tanto Francia, España y Estados Unidos prohibieron el comercio con Haití, que se quedó sin mercado para sus exportaciones. Esta situación solo se destrabaría a fines de ese año cuando se reestablecieron los vínculos con Inglaterra, y los Estados Unidos flexibilizaron sus medidas de bloqueo.

La situación de bloqueo debilitó la relación de Dessalines con las élites mulatas, ya resentidas porque algunos de sus integrantes habían perdido o temían perder sus tierras ante la confiscación estatal y otros consideraban haber recibido menos que la élite negra.Si bien muchos autores sostienen que el complot organizado por la élite mulata contra Dessalines se originó por los temores de pérdidas de tierras ante una reforma agraria, Tadeusz Lepkowski sostiene que el recelo mulato se debía ante la implementación de una nueva ley de herencia por parte del gobierno imperial. La misma podría invalidar muchas de las posesiones mulatas, tanto legales como de facto, que usufructuaban como hijos ilegítimos de los plantadores blancos. La rebelión estalló en el sur, en octubre de 1806. El monarca fracasó en movilizar tanto al ejército como a las masas campesinas y fue asesinado por un complot militar, que varios autores adjudican a los generales Henri Christophe y Alexander Pètion. Los instigadores del complot, debido a sus divergencias, libraran luchas por el liderazgo que desembocaron en la división del territorio desde 1806 y una guerra declarada como tal, hasta 1810.

La construcción de dos experiencias políticas y económicas (1806- 1820)

Henri Christophe, un antiguo esclavo y soldado de las luchas contra los franceses, estableció en el norte el Estado de HaitĆ­, territorio que en el aƱo 1811 se transformarĆ­a en el Reino de HaitĆ­, al tiempo que se proclamaba rey con el nombre de Henri I.  En el sur en cambio, se desarrollaba una experiencia polĆ­tica de carĆ”cter republicano con la presidencia de otro militar proveniente de las luchas de la independencia anticolonial, el mulato Alexander PĆØtion.La RepĆŗblica de HaitĆ­, brindó amplio apoyo en armas y dinero a Simón BolĆ­var, a cambio de la abolición de la esclavitud en los territorios que fueran liberados. El presidente Alexander PĆØtion estaba convencido de que sólo la independencia de toda AmĆ©rica garantizarĆ­a la de HaitĆ­, acosada por las potencias europeas y por Estados Unidos. Sin embargo, la nación haitiana no fue invitada al Congreso Anfictiónico de PanamĆ” (1825-1826) convocado por el libertador grancolombino. Pero las diferencias entre el reino norteƱo de HaitĆ­, gobernado por un rey y una nobleza mayoritariamente negra y la repĆŗblica sureƱa de las Ć©lites mulatas no sólose fundamentaban en el rĆ©gimen polĆ­tico; tambiĆ©n desde lo socioeconómico es evidente la construcción de sistemas diferentes.

En el primer caso, el régimen de Christophe intentó reconstruir el modelo de economía de plantación latifundista de productos exportables, con ciertas continuidades con respecto al sistema de Dessalines pero también con algunas diferencias. La visión de Cristophe era mÔs compleja, al menos en un par de aspectos. Para empezar, concebía a la sociedad a construir con una mayor cantidad de sectores sociales: una nobleza y oficialidad militar (propietarios de haciendas), otro estrato conformado por soldados (podían poseer propiedades, pero mÔs pequeñas), comerciantes y artesanos (desarrollaban oficios y actividades en forma libre), y agricultores (la mano de obra forzada de las haciendas). El monarca expropió y recuperó tierras y haciendas que en unidades de grandes extensiones le fueron otorgadas a una casta de nobleza que se conformó a partir de jefes y oficiales militares, en su mayoría negros, aunque se encontraban entre ellos algunos mulatos, que le eran afines.

Si bien compartía la idea de Dessalines de construir un sistema de producción latifundista de productos exportables, Henri Christophe se diferenciaba del primero al poseer un espíritu mÔs modernizador, por lo que consideraba prioritario implementar las siguientes medidas: actualizar la infraestructura productiva existente, por ejemplo, reconstruyendo y mejorando los sistemas de transporte y comunicación; diversificando la producción de productos exportables (ademÔs del azúcar aumentar la producción de café y de maderas preciosas como la caoba) y realizar otras innovaciones como fomentar el cultivo de cereales para alimentación y el uso del arado.

En lo social, se reimplantó un régimen forzado de trabajo sobre los agricultores o campesinos, inclusive mÔs duro que los anteriores, como se expresa en el Código Rural de 1812, con una jornada laboral extendida de 11 a 13 hs, con la obligación de permanecer en la plantación y una división interna del trabajo, tan rígida como rigurosa. A eso se le sumaba la obligación del campesinado de participar, ciertos días en la semana, de la construcción de grandes obras públicas como fortificaciones, caminos e inclusive de la ciudadela de La Ferriêre y el palacio de Sans Souci. El control sobre la productividad y disciplina de la mano de obra estaba a cargo de Inspectores de Agricultura, en su mayoría militares que pertenecían a la casta dominante.

Desde la perspectiva económica, el modelo económico implementado fue exitoso, aumentó la producción agropecuaria en general, se mejoró y modernizó la infraestructura bÔsica y el Estado comenzó a enriquecer sus arcas. El anÔlisis desde una perspectiva social es muy diferente, ya que los campesinos eran conscientes de que trabajaban mÔs tiempo que antes, con un régimen mÔs brutal y seguían percibiendo sólo la cuarta parte de lo producido.

Los campesinos disconformes, o bien huían hacia las montañas donde se dedicaban al cultivo de vivres (alimentos) o cruzaban hacia el territorio republicano. Si bien al final de gobierno el monarca implementó la distribución de tierras en los estamentos medios del ejército y soldados afines al gobierno (Decreto del 16/07/1819), copiando la metodología del vecino gobierno republicano, estas reformas llegaron muy tarde. En 1820 se derrumbaría el Reino del Norte, ante una rebelión militar, en cuya base estaban los campesinos, pero también funcionarios del régimen. El decepcionado Henri Christophe se suicidó.

El modelo económico-social implementado por el republicano Alexander Pètion tuvo una evolución diferente. El régimen presentaba inicialmente el ejercicio de una división de poderes, donde las medidas a implementar debían ser consensuadas entre le presidente y el Senado. Este último, muchas veces fue la herramienta de la oligarquía mulata para recuperar sus tierras, inclusive con la oposición manifiesta de Pètion. Un claro ejemplo, es una ley de abril del 1807 donde se intenta regimentar las relaciones agrarias e impedir el desarrollo de minifundios, ya que se prohibía la venta de tierras no menores a 10 carreaux.

 Ante estas resistencias terratenientes y tambiĆ©n por la presión de la clase popular campesina, el presidente PĆØtion disolvió al Congreso y estableció una dictadura reformista. A fines de 1809 comenzó la distribución de tierras pertenecientes al patrimonio nacional en pequeƱas parcelas. En dos decretos (30/12/1809 y 22/10/1811) se estableció la entrega de tierras a militares, medida que a la vez aseguraba la lealtad de las tropas a su gobierno. La extensión de la parcela estaba de acuerdo al grado, por ejemplo, los coroneles obtenĆ­an una plantación grande de cafĆ© o azĆŗcar, los jefes 35 carreaux, los tenientes 25 y los soldados parcelas menores a 5 carreaux. TambiĆ©n se incluyó en el reparto a administradores, funcionarios estatales y a algunos campesinos.

En otra medida importante, modificó los porcentajes en el reparto de la producción agrícola: mientras el estado, el propietario y el arrendatario se quedaban con la mitad de lo producido, los trabajadores campesinos, quiénes debían recibir las herramientas del propietario, lograban la mitad de la producción. AdemÔs, se implantó el acortamiento de la jornada laboral, la protección de las trabajadoras embarazadas, etc. El Estado cumplió la función de regulador de la economía, auxiliaba a los campesinos en épocas de malas cosechas o calamidades naturales y, ademÔs compraba los excedentes de café y azúcar para sostener el precio, lo que generó un crecimiento de la deuda estatal y desfinanciamiento de la hacienda pública.

Si bien algunas de las medidas implementadas por el presidente fueron de un intenso reformismo, tanto que algunos autores hablan de la primera reforma agraria realizada en América, la política del caudillo mulato apuntaba a construir una nación campesina de ciudadanos libres, aunque de economía capitalista. En síntesis, un sistema económico-social donde pudieran convivir la gran propiedad latifundista (plantaciones orientadas a la exportación) con la pequeña y mediana propiedad (en algunos casos para exportación, pero también orientada a la producción alimentaria local); aunque sin alterar la dinÔmica capitalista de la producción agropecuaria.

Por eso, si bien las medidas buscaban diversificar la producción y uso de la tierra, tampoco querĆ­a eliminar o disminuir la mano de obra de las plantaciones; en la prĆ”ctica, los pequeƱos campesinos y jornaleros rurales, fueron los sectores sociales menos beneficiados en estas distribuciones de tierras.ƍdem, p. p. 108-113.

Esta experiencia tuvo sus lĆ­mites, ya que no logró reactivar a una escala competitiva la producción azucarera. En parte debido a la competencia de Cuba y de las antillas holandesas, pero tambiĆ©n a la resistencia campesina. Ya que los cultivadores se orientaron mayormente hacia la producción de la agricultura de subsistencia o de mercado interno, resistiendo tanto la producción de cultivos exportables como el trabajo en las haciendas. El sistema laboral implementado por el gobierno republicano evidenció que cuando no existĆ­an castigos fĆ­sicos ni coacción sobre los campesinos, los mismos abandonaban las haciendas y se orientaban hacia la agricultura de alimentos bĆ”sicos o desarrollaban experiencias alternativas como la comunidad de Grande Anse. Como bien seƱala Moya Pons, ā€œmientras PĆØtion habĆ­a creado un campesinado libre y propietario pero habĆ­a debilitado al Estado, Christophe habĆ­a enriquecido al Estado pero las masas habĆ­an quedado sujetas al peonajeā€.MOYA PONS, "La Independencia de HaitĆ­ y Santo Domingo", op. cit, p. 135.

Joachim Benoit sostiene que el impacto social de estas medidas de distribución de tierras para la clase campesina fue limitado, tanto en la repĆŗblica de PĆØtion como en el reino de Christophe, ya que las dos terceras partes de los cultivadores no accedieron a ninguna forma de propiedad. En los relatos de viajeros de Ć©poca se apuntaba que predominaba el sistema de colono aparcero, aunque con mejores beneficios para los que producĆ­an cafĆ© que los especializados en la caƱa de azĆŗcar.BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ yā€¦ā€, op. cit., p. 74 y 175.

Queda por analizar el experimento cimarrón que aconteció en las montañas de Grande Anse. El mismo surgió cuando un grupo de trabajadores agrícolas de la parroquia de Jèrémie encabezados por Goman, huyeron de las haciendas en época de Dessalines, y al poco tiempo construyeron una comunidad de producción agrícola y diversificada, de carÔcter anti-excedentaria. Si bien el enclave cimarrón fue hostigado por los terratenientes mulatos vecinos, pudieron sobrevivir hasta 1820 debido a la resistencia de los piquets, guerrilleros armados con viejos fusiles de chispa, a los que el gobierno republicano optó por aislar en lugar de intentar su eliminación.

El presidente Alexander Pètion falleció en 1818 y el general Jean Pierre Boyer fue electo presidente de la república. Ante el suicidio de Henri I, reconquistó el norte del país en 1820 y posteriormente ocupó la parte española en 1822, consolidando la república y unificando la isla hasta 1844. En pocos años, hacia 1826, la república haitiana obtuvo el reconocimiento de Francia a cambio de 150 millones de francos-oro y el levantamiento del bloqueo económico con el pago de la elevada suma antes referida. Casi simultÔneamente, el gobierno de Boyer publicó un Código Agrario donde se volvieron a establecer dispositivos coercitivos para disciplinar a las masas campesinas buscando aumentar la productividad de las haciendas agrícolas.

En lo diplomÔtico, la tierra de los jacobinos negros permaneció aislada por bastante tiempo. El Vaticano la reconoció después de sesenta años de la independencia, y Estados Unidos lo hizo tardíamente, durante la presidencia de Abraham Lincoln. Recién en 1870 se acreditó un diplomÔtico venezolano en la república de Haití, la primera representación diplomÔtica de América Latina.

Consecuencias de la Revolución

Susan Buck-Morss propone una interesante hipótesis donde argumenta que la abolición de la esclavitud en la colonia de Saint-Domingue no fue solamente una consecuencia de las ideas o de las acciones revolucionarias acontecidas en la metrópolis francesa, sino que los propios esclavos tomaron en sus propias manos la lucha por la libertad, no a través de reclamos, sino de una revuelta violenta y organizada.BUCK-MORSS, Hegel y Haití, op. cit, p. 34

Haití fue la segunda colonia americana en independizarse, después de los Estados Unidos. Se la considera, asimismo, la primera república negra del mundo y una de las pocas rebeliones de esclavos culminada con éxito. El sistema de trabajo esclavo, base de la economía de plantación, productora de azúcar, añil y otros productos para el mercado externa, fue abolido y nunca mÔs reimplantado en toda la isla, aunque los sistemas de trabajo de la post-independencia por lo general se inclinaron a imponer sistemas de servidumbre forzada, con una rígida división del trabajo y control militar de la mano de obra. Los blancos, con muy pocas excepciones, fueron exterminados o expulsados del país por lo que éste quedó habitado y gobernado por negros y mulatos.

La economía de las plantaciones, sin su sustento en la esclavitud, cayó bruscamente (a pesar de diversos intentos de reactivarla mediante trabajos forzados remunerados) siendo sustituida mayormente por una economía de subsistencia, algunos autores hablan de economía campesina reconstituida al estilo africano.

La nación haitiana sufrió un largo período de aislamiento internacional promovido, fundamentalmente, por las potencias europeas y los Estados Unidos que no admitían la existencia de una nación gobernada por ex-esclavos, lo que implicaba una amenaza para sus propios sistemas esclavistas. AdemÔs, la Revolución Haitiana tuvo consecuencias en toda la zona del Caribe, con un gran impacto en el sistema esclavista predominante en la región antillana. Hacia la tercera década del Siglo XIX los ingleses y holandeses abolieron la esclavitud en sus colonias, los franceses lo harían una década después.

Las consecuencias internas de la Revolución Haitiana son bastante complejas de evaluar. Mientras que para Joachim Benoit el caso evidencia cómo pudo sustentarse y construirse un proyecto de Estado- nación, ya que a pesar de una profunda división entre dos clases sociales con intereses opuestos, la aristocracia (mulata y negra) y el campesinado, ambas estaban determinadas a mantener la independencia nacional. Para Tadeusz Lepkowski, nos encontramos en una sociedad en transición y transformación en varios planos: de una población con predominio de esclavos a otra de campesinos libres, de africanos de tribus diversas a una sociedad nacional haitiana, de un modelo de producción de monocultivo latifundista a otro mÔs diversificado, y principalmente de un sistema de trabajo coactivo o forzado (esclavitud, servidumbre) a otras formas de explotación mÔs encubierta y flexible de la mano de obra campesina.

Para finalizar, consideramos adecuada una reflexión de Eduardo Grüner, quién considera que todavía no se ha justipreciado debidamente el impacto de la revolución haitiana en el continente americano pero tampoco en el europeo, ya que fue la revolución haitiana la que obligó a Robespierre a abolir la esclavitud en 1794, después de tres años de sangrienta lucha y dos centenas de miles de muertos. Es decir: fue la Revolución Haitiana la que obligó a la Revolución Francesa a ser consecuente con sus propios principios de libertad universal.Eduardo GRÜNER, La oscuridad y las luces. Capitalismo, cultura y revolución, Buenos Aires, Edhasa, 2010.

Publicado originalmente en el Anuario del Centro de Estudios Históricos "Prof. Carlos S. A. Segreti", ISSN 1666-6836, Vol. 10, Nº 1 10, 2010, pÔgs. 53-72.

https://revistaedm.com/edm-22-11-06/haiti-primera-nacion-independiente-de-america-latina/


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Introducción

Dejen de lado el símbolo del dios de los blancos que nos ha causado tantas penas, y escuchen la voz de la libertad que habla en el corazón de todos nosotros.

Arenga del sacerdote vudú Boukman en la Gran Insurrección del Norte, verano de 1791

ā€œNeg rich se milat. Milat P’v, se nĆØgā€ (El negro si es rico es mulato y el mulato si es pobre es negro)

Manifiesto del general haitiano Dessalines

Sin dudas, la independencia de Haití, la opulenta colonia francesa del Caribe conocida en esos tiempos como Saint-Domingue, constituye una de las problemÔticas mÔs interesante de la historia americana. No sólo porque Haití fue la segunda colonia americana en independizarse, después de las trece colonias inglesas conocidas como Estados Unidos, sino que ademÔs fue la tercera república del mundo moderno, ademÔs de la primera revolución libertadora de América Latina y la primera república negra.

Para focalizar el caso, es importante aclarar que a diferencia de los procesos de independencia americanos, que en su mayoría fueron orientados por grupos criollos pertenecientes a las clases dominantes, la independencia haitiana fue sobre todo una consecuencia de la participación de los sectores populares, tanto de los mulatos como de las masas esclavas, negras y de origen africano.1Para focalizar el caso, es importante aclarar que a diferencia de los procesos de independencia americanos, que en su mayoría fueron orientados por grupos criollos pertenecientes a las clases dominantes, la independencia haitiana fue sobre todo una consecuencia de la participación de los sectores populares, tanto de los mulatos como de las masas esclavas, negras y de origen africano. En esta experiencia se entremezclaron la revolución social y la lucha anticolonial por la independencia contra tres potencias europeas: Francia, Inglaterra y España. En esta experiencia se entremezclaron la revolución social y la lucha anticolonial por la independencia contra tres potencias europeas: Francia, Inglaterra y España.

Como bien seƱalan Cardozo y PĆ©rez Brignoli, HaitĆ­ es el Ćŗnico caso donde el fin de la esclavitud fue el resultado directo de una revolución social y nacional, entre 1789 y 1804. Ninguna otra revuelta de esclavos, en toda la historia del continente, pudo forzar la reorganización de la sociedad global y construir una nueva nación. La revuelta de esclavos constituyó el nĆŗcleo del proceso haitiano de independencia y abolición, pero no la Ćŗnica fuerza en acción, el resultado de la lucha se debió en gran medida a una complicada red de divisiones, alianzas y procesos sociales, tanto a nivel local como metropolitano2.Ciro CARDOSO y HĆ©ctor PƉREZ BRIGNOLI, Historia Económica de AmĆ©rica Latina, Barcelona, CrĆ­tica, Vol. 2., 1979, p. 23.Es ademĆ”s un proceso de mediana duración; en poco mĆ”s de tres dĆ©cadas, la sociedad haitiana fue un laboratorio de diferentes proyectos societales, tanto en la construcción de un rĆ©gimen polĆ­tico como en la organización de un sistema socioeconómico. Si bien no es posible conocer en profundidad los modelos polĆ­ticos propuestos por los generales negros de la lucha independentista (Toussaint Louverture y Jean-Jacques Dessalines), en poco tiempo se produjo el contraste entre un gobierno de republicanismo radical como el de Alexander PĆØtion y el reino autocrĆ”tico de Henri Christophe.

El historiador haitiano Joachim Benoit, apunta a la complejidad de la gestación y consolidación del nuevo rĆ©gimen: ā€œnacieron los grupos sociales cuya relación de fuerzas constituyó la base de esta evolución: estudiando sus preocupaciones y caracterĆ­sticas propias –y en particular el modo de apropiación y de explotación de los bienes heredados de la Ć©poca colonial – es como se podrĆ” apreciar la amplitud del movimiento que dio origen a la nación haitianaā€.3Joachim BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ y el movimiento de la Independencia en el siglo XIXā€, Secuencia, MĆ©xico, nĆŗm. 2, 1985, p. 172.

En lo referente a la organización de un sistema económico, en un par de décadas se implementaron varios proyectos, comenzando por los intentos de sostener una economía exportadora basada en la producción azucarera de las grandes haciendas sostenida desde el control y el disciplinamiento estatal (Toussaint Louverture, Dessalines, y con mayor éxito el monarca Henri Christophe), la república campesina de pequeños y grandes productores libres de republicano Pètion, sin olvidar ademÔs el experimento desarrollado en los enclaves cimarrones de las montañas controlados por el caudillo Goman, donde predominaba la agricultura de subsistencia y el rechazo a cualquier forma de control del trabajo humano.

Es por ello que los autores marxistas (Lepkowski) y también de historia social (Benoit, Louis-Juste) coinciden en destacar la importancia de la cuestión campesina como estructurante en la conflictividad social de la nueva nación, mÔs precisamente la lucha por el control de los recursos productivos agrícolas y la distribución de la riqueza social, entre las élites (blanca, mulata y negra) y las enormes masas campesinas.

En su gĆ©nesis, el movimiento campesino haitiano expresó el deseo de emancipación de los esclavos de Santo Domingo, explotados, dominados y humillados por el sistema capitalista dependiente de HaitĆ­. La repĆŗblica campesina de Goman (1807-1820) y la insurrección campesina de 1843 son emblemĆ”ticas en ese sentido: el libre desarrollo de todos los campesinos representó el horizonte de su lucha, la que reivindicaba el derecho a la tierra, a la educación escolar de los niƱos campesinos y a la justicia social en el intercambio social. La organización comunitaria de la solidaridad revela el deseo de realización, de libertad y de igualdad por parte del movimiento social.4Jean Anil LOUIS-JUSTE, ā€œDesarrollo comunitario y crisis agraria: metamorfosis del movimiento campesino haitianoā€, OSAL,Buenos Aires, CLACSO, aƱo VIII, nĆŗm. 23, abril 2008, p. 78.

Las preguntas orientadoras para entender este proceso social, tan rico y complejo a la vez, podrían ser: ¿Por qué el proceso de independencia haitiana, aconteció en forma tan precoz y disruptiva? ¿CuÔles fueron sus principales actores sociales? ¿Cómo se articuló la revolución social con la lucha por la independencia? ¿Cómo explicar el violento intervencionismo de las potencias coloniales contra la pequeña colonia? ¿Qué proyectos de organización política y socioeconómica estuvieron en disputa? ¿Cómo explicar el prolongado enfrentamiento entre las élites mulatas y negras, y a la vez de esta clase dominante con las masas campesinas?

OrĆ­genes y desarrollo de Saint- Domingue

Los primeros pobladores de Haití, ocupante de la parte occidental de La Española o Hispaniola, eran cazadores, recolectores y pescadores, llegados aproximadamente en el 7000 A. C. Al arribar los europeos, la isla se encontraba ocupada por los pueblos taíno, caribe y arawak y dividida en los llamados Cacicazgos de Quisqueya. Se desconoce con exactitud la cantidad de población de la región, aunque fuentes estiman a la misma en algunos cientos de miles a finales del Siglo XVI.

La llegada de Cristóbal Colón a la isla se produjo durante el primer viaje del descubrimiento de América en diciembre de 1492. Se estableció un pequeño fuerte con parte de la tripulación, denominado «La Navidad» y la población local fue esclavizada para trabajar en las plantaciones y en las minas. Se produjeron varios intentos de rebelión seguidos de represiones brutales. La introducción de enfermedades europeas, para las cuales los indígenas no tenían defensas, sumada a hambrunas, matanzas y las terribles condiciones de los indígenas esclavizados, condujeron a un descenso abrupto de la población que se considera virtualmente extinta a mediados del Siglo XVII.

En los primeros años la colonia mostró un gran auge, pero con las conquistas españolas en el continente americano, en especial en las regiones de México y Perú, entró en una larga decadencia, en la que la zona occidental de la isla fue progresivamente abandonada.

Las islas del Caribe sufrieron al inicio del Siglo XVI un proceso por el cual las potencias europeas en expansión, EspaƱa y Portugal, les impusieron una nueva denominación, como consecuencia de los conflictos entre potencias coloniales, (por ejemplo, Francia e Inglaterra rechazaban el Tratado de Tordesillas de 1494) y de los tratados establecidos entre las mismas. Los franceses comenzaron a colonizar la zona occidental de la isla que habĆ­a sido descuidada por los espaƱoles. En 1697 por el Tratado Rį»·swijk se formaliza la cesión de esta región a Francia. La parte francesa tomó el nombre de Saint-Domingue, aunque el 1Āŗ de enero de 1804 los comandantes militares del ejĆ©rcito insurgente  y triunfante de los antiguos esclavos negros deciden denominar como HaitĆ­ a la ex – colonia.5Guy PIERRE, ā€œEn torno al nombre de una nación: HaitĆ­ā€, JosĆ© Carlos CHIARAMONTE, Carlos MARICHAL y Aimer GRANADOS (compiladores), Crear la nación. Los nombres de los paĆ­ses de AmĆ©rica Latina, Buenos Aires, Sudamericana, 2008, p. 286. El tĆ©rmino es de origen taĆ­noy en forma originaria se escribĆ­a Ayti, aunque en escritos de Ć©poca apareciera tambiĆ©n como Hayti.6La extensión de este paĆ­s caribeƱo es de 27750 km2, comprendiendo la parte occidental de la isla, que incluye dos penĆ­nsulas (Saint-Nicholas y Tiburón), con predominio de superficie montaƱosa, aunque con cuatro importantes planicies. La parte oriental de la isla, de colonización espaƱola, tiene una superficie de 48745 km2. Saint-Domingue abarcaba tambiĆ©n algunas islas, de las cuales las mĆ”s importantes son las de Tortuga y Gonăve.

La isla prontamente se transformó en la principal colonia francesa y, posiblemente la mÔs rica colonia del mundo, gracias a la proliferación de plantaciones de azúcar, café, y otros productos como añil y algodón. El sistema de plantaciones estuvo basado en el uso de gran cantidad de esclavos, que viviendo y trabajando en penosas condiciones morían rÔpidamente lo que obligaba a masivas importaciones de nuevos esclavos. Tanto que en las últimas décadas de la colonia, los plantadores importaron hasta 30000 esclavos por año.7Frank MOYA PONS, «La Independencia de Haití y Santo Domingo», Leslie BETHELL (ed.), Historia de América Latina, Barcelona; Crítica, Vol. 5,p. 124. La sociedad se organizaba en diferentes grupos basados en una fuerte y rígida estratificación social que era determinada en base a la pureza racial y el poder económico.

ĀæCómo funcionaba una gran plantación, la unidad productiva hegemónica de Saint-Domingue? El modelo arquetĆ­pico de la gran plantación colonial (Grand’ Case) era el siguiente: la propiedad pertenecĆ­a al Procureur, el cual, por lo general, era un comerciante o hacendado acaudalado, que la mayorĆ­a de las veces era absentista ya que residĆ­a en ParĆ­s o en la capital colonial Puerto PrĆ­ncipe. A continuación, venĆ­a el GĆ©rant, administrador o gerente, el cual sĆ­ vivĆ­a en la propiedad y se encargaba de dirigir tanto los trabajos del campo como del ingenio y de la producción en general. DespuĆ©s encontramos al personal jerĆ”rquico cómo mayorales, jefes y oficiales, encargados tanto de asegurar la productividad del ingenio como de imponer la rĆ­gida disciplina laboral.

Las relaciones entre los plantadores y los esclavos se regían por el Código Negro (Code Noir), un compendio de leyes redactado en 1685, firmado por el rey francés Luis XIV y vigente en las colonias francesas hasta 1848. En el mismo no sólo se legalizaba la esclavitud, el tratamiento de seres humanos como propiedad mudable, sino la marcación, la tortura, la mutilación física y el asesinato ante los intentos de rebelión contra el inhumano sistema.8Susan BUCK-MORSS, Hegel y Haití, Buenos Aires, Norma, 2005, p. 27.

Los trabajadores se dividĆ­an en esclavos de primera y segunda banda. El primer grupo lo integraban los esclavos mĆ”s fuertes que realizaban los trabajos mĆ”s duros y rigurosos, tanto en el campo como en el proceso industrial del azĆŗcar, y muchas veces trabajaban un turno diurno y otro nocturno. Los esclavos de segunda banda  eran mĆ”s dĆ©biles fĆ­sicamente, realizaban tareas de menor exigencia fĆ­sica, aunque no siempre exentas de calificación. Los infantes y las mujeres realizaban trabajos considerados ligeros y complementarios. AdemĆ”s, se encontraban los esclavos domĆ©sticos que comprendĆ­an a criados, sirvientas, cocineras y personal dedicados a atender a las familias de propietarios y administradores, pero que tambiĆ©n incluĆ­an a artesanos, barberos y esclavos de oficio como costureras, talabarteros, etc.

Durante el período estudiado, fase final de la colonia y comienzos de la post-independencia, el territorio de la colonia se dividía en tres regiones, a partir de determinadas características socio-productivas y climÔticas, pero también caracterizadas por la influencia del régimen de propiedad y uso de la tierra. La región, conocida como Norte, consistía en amplias llanuras, fértiles y costeras, de clima continental, de buenas comunicaciones e infraestructura de transportes (red plantación/ciudad/puerto). Allí predominaba el cultivo de la caña de azúcar (específicamente de la producción del azúcar refinado), pero también del café, con enormes plantaciones, que utilizaban gran cantidad de mano de obra esclava. Era la provincia mÔs antigua y próspera, con mayor densidad demogrÔfica, y donde se encontraba mÔs polarizada la relación plantador blanco/esclavos negros.

La región Oeste, comprendía el valle de Artibonite, que tenía una parte importante de llanura, aunque no tan fértil como la norteña ya que requería de sistema de riego permanente. También producía azúcar, aunque de rendimiento inferior al norte, con importantes cultivos de añil y algodón. Predominaba el latifundio esclavista como unidad productora.

Finalmente, la región Sur, que fue la Ćŗltima en ser colonizada, ya que sus tierras no eran muy fĆ©rtiles y se encontraba menos comunicada que el resto del territorio. Era la mayor productora de algodón. Sin embargo, su producción era la mĆ”s diversificada, tanto por el rĆ©gimen de propiedad existente como por los cultivos desarrollados. Se encontraban fincas medianas donde se producĆ­a aƱil, pero tambiĆ©n fincas mĆ”s pequeƱas donde se combinaba el cultivo del algodón con el aƱil, de cafĆ© con cacao, o solamente de cafĆ©. AdemĆ”s se podĆ­an encontrar cultivos de alimentación como yuca, patata, Ʊame, sorgo, arveja, chĆ­charo, banano y maĆ­z, ademĆ”s de aves de corral y cerdos.9Tadeusz LEPKOWSKI, HaitĆ­, La Habana, Casa de las AmĆ©ricas, Tomo I, 1968, p. p. 42-52.Las actividades agropecuarias se  desarrollaban de dos formas: las parcelas que los esclavos cultivaban en las grandes plantaciones pero tambiĆ©n las pequeƱas propiedades de los libertos. Y esta quizĆ”s era la caracterĆ­stica distintiva de la región Sur, existĆ­an numerosos propietarios mulatos (gens de colour) de pequeƱas, grandes e inclusive grandes propiedades. Si bien la tierra era menos fĆ©rtil que en otras regiones, los cuidados y trabajos de estos campesinos permitĆ­an obtener buenos rindes.

También debe mencionarse el último espacio, que estaba constituido por ciertas lindes de los cordones montañosos, lugares inaccesibles y poco fértiles, pero donde los cimarrones, esclavos fugados, desarrollaban cultivos de subsistencia.

Un anƔlisis de la estructura social de Saint-Domingue

Para las vísperas del comienzo de la insurrección esclava la población de Saint-Domingue se calculaba en 530000 personas, de las cuales un poco mÔs del 80 % eran esclavas, las libertas rondaban las 28000 y toda la población blanca era cercana a las 40000 personas. A continuación, describiré las principales características de estos grupos sociales.

Los grands blancs o grandes plantadores blancos: este grupo estaba conformado por los funcionarios del gobierno francĆ©s y los dueƱos de las grandes plantaciones. Ɖstos eran la cĆŗspide de la pirĆ”mide social de la colonia, tambiĆ©n fueron conocidos como la burguesĆ­a colonial esclavista. Este grupo no tenĆ­a mĆ”s de 5.000 a 8.000 integrantes, los mĆ”s adinerados vivĆ­an gran parte del aƱo, inclusive gran parte de sus vidas, en la metrópolis francesa. En ParĆ­s conformaban el exclusivo e influyente Club Massiac.

Los petits blancs o blancos pobres:este grupo estaba formado por blancos que no poseían tierras y que trabajaban en tareas comerciales y artesanales., aunque también incluía a soldados y tenderos Era un grupo muy conflictivo porque tenían fuertes recelos de los mulatos a quienes consideraban inferiores pero que muchas veces poseían fortunas muy superiores. Su número era de 35.000 personas.

Los affranchi o mulatos:en su mayoría eran mulatos libertos, hijos de plantadores blancos y esclavas negras, aunque incluían a algún negro liberado. Su número era de aproximadamente 28000 personas Se encontraban muy influenciados por la vida, las costumbres y la cultura francesas. Algunos desempeñaban variadas profesiones y oficios como comerciantes, administradores, transportistas, etc. Muchos de ellos eran dueños de tierras, inclusive de plantaciones esclavistas y poseían la cuarta parte de la tierra para 1789. Sin embargo, la administración colonial, ante la presión de la minoría blanca, había sancionado leyes que les impedían el ascenso social y político. Tenían vínculos con los liberales franceses, tanto que en París habían organizado la Sociedad de Amigos de los Negros, que en verdad defendía los intereses de los mulatos que deseaban adquirir una ciudadanía integral idéntica a la de los blancos.

Los esclavos: se calcula que su número era cercano al medio millón de personas, superando a los blancos en una proporción de mÔs de 20 a 1. Cerca del 80 por ciento trabajaba en las plantaciones y tenían dos orígenes: los bozales, africanos que en su mayoría habían sido esclavizados de adolescentes, aculturados e instruidos para el trabajo de plantación; y los criollos, nacidos en la plantación de padres africanos. No obstante, los orígenes de los africanos eran muy variados, ya que pertenecían a muy diversas etnias con costumbres y lenguajes muy diferentes. Esto contribuyó a la construcción de una cultura sincrética, con los diferentes aportes africanos y de la occidentalización impuesta por los plantadores franceses blancos. Tanto la lengua nacional (el créole) como la religión vudú expresan ese sincretismo.

Los cimaroons o negros cimarrones: quizĆ”s no tan significativos desde el aspecto cuantitativo ni desde lo económico, pero sĆ­ desde lo polĆ­tico y simbólico. El tĆ©rmino se aplicaba a los esclavos que huĆ­an de sus dueƱos y que muchas veces se refugiaban en las montaƱas, ya sea en forma solitaria o formando pequeƱas comunidades. AĆŗn cuando su nĆŗmero permaneció limitado, su importancia fue fundamental, ya que estos fugitivos, rondaban las plantaciones para proveerse de vĆ­veres y alentando a los esclavos a rebelarse. El mĆ”s ejemplo mĆ”s notable fue el del africano Mackandal y sus brigadas que durante el perĆ­odo de 1751 a 1758, atacaron a las plantaciones, matando blancos y alentando a los negros a sublevarse. Finalmente fueron capturados y ejecutados, pero su memoria, y especialmente sus tĆ”cticas de resistencia guerrillera, ejercieron gran influencia en los hechos posteriores. 

Para dimensionar los excelentes rindes de la colonia francesa basta mencionar un sólo dato: la utilidad anual promedio que generaba la producción azucarera de Saint-Domingue era del orden del 8 al 12 %, mientras que, en Jamaica, la mĆ”s productiva de las colonias inglesas, apenas llegaba a un 4 %. Herbert Klein seƱala que la colonia francesa, ademĆ”s de ser la mayor productora de azĆŗcar de AmĆ©rica estaba por convertirse en la mayor abastecedora de cafĆ© del mundo. ā€œLas exportaciones sumaban dos tercios del valor total de las mercancĆ­as remitidas por las Indias Occidentales francesas, y en volumen superaban los envĆ­os de las Antillas espaƱolas e inglesas sumados. MĆ”s de 600 barcos por aƱo llegaban a sus puertos para cargar azĆŗcar, cafĆ©, algodón, especias, aƱil y cacao destinados al mercado europeoā€.10Herbert KLEIN, La esclavitud africana en AmĆ©rica Latina y el Caribe, Alianza, MĆ©xico, 1986, p.45.

Si bien la colonia era próspera y eficiente, la mÔs rica del mundo y la que aportaba el principal ingreso externo a la nación francesa, ya comenzaban a vislumbrarse ciertos problemas de sustentabilidad, de acuerdo a los relatos de los viajeros extranjeros y administradores mÔs agudos. En primer lugar, se preveía un agotamiento de la tierra debido a que tanto el añil como la caña de azúcar son cultivos que extraen muchos nutrientes del terreno de cultivo. Ya comenzaba disminuir el rendimiento productivo, de hecho la producción cafetalera había comenzado a tensionar la hegemonía del azúcar, sin que se estableciera ninguna medida de cuidado o regeneración. En segundo lugar, se percibía que la estructura social de la colonia era tan artificial como inmersa en profundas contradicciones sociales y raciales. Algunas de las reflexiones de los críticos apuntaban al peligro que significaba la desproporcionada población esclava con relación a la considerada libre. Para comparar: en otro espacio antillano donde predominaba la gran plantación azucarera y esclavista como Cuba, la población esclava era del 36 % en el año 1846.11Rebecca SCOTT, Emancipaçâo Escrava en Cuba. A transiçâo para o trabalho livre 1860-1899, Campinas, Editora da UNICAMP- PAZ E TERRA, 1991, p. 26. Inclusive en la esclavista capitanía de Minas, en el Brasil colonial, la población esclava apenas superaba la mitad de la población total en el año1776.12Boris FAUSTO, Historia concisa de Brasil, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2003, p. 50.

Revolución social y guerra anticolonial (1791-1798)

La Revolución Francesa de 1789 tuvo un fuerte impacto sobre la sociedad racista y esclavista de la colonia. Inicialmente, la igualdad entre los hombres proclamada por la revolución no sólo no se aplicaba a los esclavos, sino tampoco a los mulatos ni a los negros libres. Las luchas internas entre monÔrquicos, girondinos y jacobinos y las guerras contra otras naciones se sumaron a las ya fuertes contradicciones de la sociedad colonial, aunque los sucesos externos impactaban en ella con cierto retraso debido a las demoras en las comunicaciones.

La primera tensión política evidente en la estructura local fue el conflicto entre los grandes propietarios y comerciantes de la colonia y los funcionarios de ésta. Los propietarios querían independizarse y los segundos continuar su vínculo con Francia. La Sociedad de Amigos de los Negros, que tuvo un importante papel en las discusiones sobre la abolición de la esclavitud, estaba formada por un grupo bastante heterogéneo de mulatos instruidos e influyentes, movidos por ideologías e intereses diferentes, pero bien relacionados con los diversos grupos liberales de París. Si bien planteaban llevar la esclavitud a su fin, sus acciones políticas se orientaban mÔs a lograr equiparar sus derechos con los de los ciudadanos blancos, beneficio que el Código Negro imperante en las colonias les negaba. Para ejemplificar: en 1790 la asamblea colonial de Saint-Domingue extendió los derechos políticos a los blancos pobres pero excluyen a los mulatos, evidenciando que la exclusión política se fundamentaba en la cuestión racial.

La acción de la Sociedad de Amigos de los Negros, tuvo una fuerte influencia en los acontecimientos de la colonia. Su acción causó temor y recelo entre los propietarios de esclavos, al tiempo que alentó las esperanzas de igualdad de mulatos y negros. Esos deseos de igualdad de los mulatos motivaron el primer intento de rebelión. Un grupo de los mismos, liderados por Vincent Ogé y Chavannes, a fines de octubre de 1790 se manifestó frente a la Asamblea de Port-au-Prince exigiendo iguales derechos para mulatos y negros. El reclamo fue duramente reprimido, incluso con una serie de ejecuciones.

Las tensiones surgieron tambiĆ©n entre los petits blancs o patriotas y los grands blancs, ya que mientras los primeros se resistĆ­an al avance de los derechos de los mulatos e insistĆ­an en continuar su vinculación a la metrópolis; los segundos, en cambio, comenzaban a vislumbrar la posibilidad de una autonomĆ­a –o independencia al estilo de Estados Unidos-, que les permitiera mantener el sistema esclavista, la base de la economĆ­a latifundista de explotación.

Sin embargo, las principales tensiones se venían acumulando en la base de la sociedad colonial, ya que los esclavos y esclavas negras comenzaron a ser permeados por las ideas de igualdad, libertad e independencia que circulaban por las bocas de sus patrones y administradores blancos y mulatos. A la vez, los esclavos percibieron la fractura del bloque dominante: las tensiones entre metrópolis/colonia, plantadores blancos/blancos pobres y terratenientes/administradores coloniales.

Sin duda, fue la Gran Insurrección del Norte la que comenzó el proceso revolucionario y evidenció que sería imposible restituir el sistema esclavista, o al menos intentar hacerlo sin diezmar a las masas negras insurreccionadas. En agosto de 1791 el sacerdote vudú Boukman convocó a una asamblea con 200 delegados de plantaciones norteñas, donde se coordinó la insurrección de los esclavos contra sus amos. A los pocos días, estalló la rebelión en la región norteña, donde predominaban las grandes plantaciones azucareras. En una gran movilización de masas, decenas de miles de esclavos se sublevaron, liderados por Boukman y exterminaron a la mayoría de la población blanca, destruyendo a las haciendas, los ingenios y a casi toda la infraestructura relacionada con el sistema esclavista. Inicialmente, la insurrección abarcó la parte central del Norte, alrededor del Cabo, con base en las parroquias de Limbé, Dondon y Ouanaminthe.

El ejército de esclavos insurrectos era superior a los 30000 combatientes, aunque no todos ingresaban al combate en forma simultÔnea. Si bien la rebelión fue reprimida, con la ejecución de su líder, la lucha continuó y comenzó a extenderse a las regiones Oeste y Sur. En estas regiones no se produjo una insurrección esclava generalizada pero sí luchas entre blancos (realistas/republicanos) y entre élites latifundistas (blanca/mulata). En poco tiempo, se impuso el grupo mulato de orientación republicana, que logró seducir y controlar a las masas negras e inclusive después de la abolición consiguió que gran parte de las mismas volvieran al trabajo en las plantaciones.

Mientras tanto, el gobierno metropolitano, ahora a cargo de los republicanos, intentaba dar respuesta a la conflictiva situación de la colonia. A comienzos de 1792 la Asamblea Nacional Francesa decidió otorgar la ciudadanía a los hombres libres de color, o sea a la población mulata, muy influyente en la región sur. Para aplicar esta y otras medidas envió a tres comisarios civiles, encabezados por el jacobino Léger-Félicité Sonthonax y acompañados de una fuerza de 6000 hombres. La medida contó con la fuerte oposición de los pobladores blancos, tanto de los plantadores como de los mÔs pobres. Para derrotarlos, el astuto Sonthonax movilizó a los mulatos y, con la ayuda de este grupo y de las tropas leales, logró controlar tanto a los blancos como a las masas esclavas.

Sin embargo, sucesos externos aumentarían las tensiones en la sociedad isleña, ya que en febrero de 1793 Francia declaró la guerra a Gran Bretaña y el rey Luis XVI fue ejecutado. Había comenzado el gobierno de la Primera República Francesa. Ambos hechos tuvieron un fuerte impacto en la colonia. Los plantadores y funcionarios realistas se sublevaron liderados por el general Galbaud, jefe de las fuerzas en Le Cap. Ante el peligro realista, Sonthonax, moviliza a la población mulata pero también a 10000 esclavos a los que otorgaría la libertad a condición de que integraran el ejército republicano.13Existe evidencia para afirmar que la decisión de abolir la esclavitud en la colonia fue una decisión personal del comisario Sonthonax, el mÔs jacobino y pragmÔtico de los funcionarios enviados por la Republica. Ya que esta medida no estaba contemplada en las órdenes emitidas desde la metrópolis y que ademÔs fue resistida por otros comisarios, funcionarios coloniales y militares franceses de la colonia. Como bien apunta Moya Pons, los franceses hubieran sido derrotados si el comisario civil (Sonthonax) no se hubiera excedido en sus poderes nominales, al liberar a las masas esclavas y movilizarlas ante el avance de los ejércitos enemigos.14MOYA PONS, «La Independencia de Haití y Santo Domingo», op. cit, p. 127. Las tropas realistas fueron derrotadas pero la liberación de tan alto número de esclavos irritó a los mulatos, muchos de los cuales eran propietarios de estos trabajadores.

Ante esta situación, en vísperas de una inminente invasión por parte de los ingleses, el funcionario Sonthonax buscó ampliar el apoyo de las masas negras, para lo que el 29 de agosto de 1793 decretó la emancipación general de los esclavos en el norte de Saint-Domingue, medida que rÔpidamente se extendió a toda la colonia. Ante los hechos, el 4 de febrero de 1794 la Convención Nacional Francesa declaró abolida la esclavitud de los negros en todas las colonias francesas, aunque en la prÔctica sólo se liberaron las masas esclavas de la isla caribeña.

Otras potencias europeas colonialistas como Gran Bretaña y España observaban a la rica colonia de Saint-Domingue como un apetitoso botín ademÔs de la oportunidad de privar a la enemiga Francia de una de sus mayores fuentes de recursos. Los primeros enviaron en 1794 una poderosa expedición de decenas de miles que ocuparon Port-au-Prince y otros puntos costeros. España, por su parte, intentó ganarse el favor de los esclavos prometiéndoles la liberación, y atacó la colonia desde la parte oriental de la isla. Los principales dirigentes de la rebelión de esclavos pasaron a luchar por el bando español.

La dominación francesa de colonia estaba en su punto crítico, ya que esta se encontraba invadida por la Marina britÔnica y por las tropas españolas a las que se habían unido numerosos pobladores franceses de orientación monÔrquica. Las fuerzas francesas fueron derrotadas en las ciudades costeras por los ingleses y en gran parte del interior por las tropas españolas.

Empero, la situación cambiaría de rumbo a mitad de ese año (1794), gracias al caudillo y militar negro Toussaint Louverture, quien hasta el momento luchaba para el bando español, pero que, ante la influencia de los comisarios y oficiales franceses, decidió cambiarse al bando francés. El ejército que estaba a su mando, de carÔcter multirracial puesto que estaba conformado por soldados negros, mulatos e incluso algunos blancos, atacó a sus antiguos aliados y les arrebató una decena de ciudades. En un año, y gracias a su hÔbil manejo de la situación, rechazó a los españoles hasta la frontera oriental de la isla y consiguió derrotar a sus antiguos jefes, que habían permanecido leales a España.

La lucha contra los britÔnicos resultó, sin embargo, mÔs complicada. Toussaint no pudo echarlos ni del Norte ni del Oeste. En el Sur, el general mulato André Rigaud lograba contenerlos, pero no era capaz de rechazarlos. Gracias a las armas y pertrechos llegados con la comisión de Sonthonax y Laveaux en mayo de 1796, Louverture, que contaba con un ejército de 51000 soldados, entre ellos 3000 blancos, reemprendió la lucha contra los britÔnicos y obtuvo diversas victorias, aunque ninguna de ellas decisiva.

Las tropas inglesas, debilitadas ante la resistencia de los lugareños y por las enfermedades tropicales que le habían ocasionado numerosas bajas, (cerca de 25.000 soldados) y ante la amenaza de un contraataque de Toussaint en Jamaica, decidieron negociar. El conflicto concluyó cuando a fines de agosto de 1798, los britÔnicos, a cambio de concesiones comerciales prometidas por el gobierno de Louverture, se retiraron de la isla.

En los aƱos posteriores se percibe claramente el enfrentamiento entre las Ć©lites locales que participaron en la lucha anticolonial. Por un lado, la rama mulata, integrada en gran medida por los affranchi, muchos de ellos propietarios en la región sureƱa y en menor medida en el oeste. Por lo general, eran instruidos, y partidarios del republicanismo francĆ©s, por ejemplo, AndrĆ© Rigaud y Alejandro SabĆ©s (PĆØtion). Si bien tenĆ­an conocimientos polĆ­ticos y experiencia militar, respondĆ­an a una clara polĆ­tica y estrategia de los intereses de los propietarios agrĆ­colas sureƱos, aunque muchos de estos sólo poseĆ­an fincas pequeƱas y medianas. La otra rama conocida como negra estaba integrada por ex –esclavos ā€œnegros de talentoā€, dotados de inteligencia y gran iniciativa como Toussaint Louverture, Dessalines e incluso Henri Christhope. Su ascenso se debĆ­a tanto a su talento y capacidad como a su audacia en el plano militar y polĆ­tico, logrando imponerse a las masas inorgĆ”nicas. En general, los integrantes de las dos ramas fueron excelentes administradores y organizadores de la producción, tanto que Joachim Benoit considera que formaron una verdadera aristocracia. Para ambos grupos la independencia presuponĆ­a sustituir la dominación francesa por la propia.15BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ yā€¦ā€, op. cit. p. 173 y 174.

Expresión de este conflicto entre las dos ramas es la denominada Guerra de los Cuchillos, acontecida entre junio de 1799 y marzo de 1800. Se trata de una revuelta de los generales negros: Toussaint Louverture y los generales Jean-Jacques Dessalines y Henri Christophe, contra los generales mulatos como André Rigaud y Alexander Pètion, entre otros. Estos últimos fueron derrotados y, con otros dirigentes mulatos, se exiliaron a Francia.

Los generales negros y mulatos y las masas insurrectas habían logrado abolir la esclavitud, extender los derechos de los ciudadanos en forma universal y alcanzar una independencia de facto, pero se encontraban con un país destruido en el sistema económico y productivo y que a la vez estaba aislado comercial y diplomÔticamente del contexto mundial.

A continuación, analizaremos el proyecto económico que Toussaint Louverture intentó implementar para reconstruir y reactivar la economía nacional, si bien es pertinente apuntar que este experimento sólo duró un año y medio en el sur, y un lustro en las zonas norte y oeste. El caudillo gobernante consideraba a la agricultura como base de la vida nacional y deseaba que la isla recuperara su supremacía como la mayor exportadora azucarera del mundo. Concebía a la producción agropecuaria con un carÔcter latifundista y basada en el trabajo disciplinado e intensivo de importantes colectivos humanos, por lo que intentaría establecer un sistema de gran propiedad, inclusive restituyendo propiedades a plantadores blancos, no tanto así a los mulatos y obligando a trabajadores negros a volver a las plantaciones, aunque no como esclavos sino como asalariados. De hecho, se había establecido una alianza entre los terratenientes blancos y los nuevos terratenientes negros.

Otra medida que apuntaba a consolidar la propiedad latifundiaria consistƭa en impedir la venta de propiedades menores a 50 carreaux (56,5 hectƔreas) y obligan a los trabajadores dispersos o fugados a volver a las haciendas.16El carreaux es una medida de origen francƩs cuya unidad equivale a una hectƔrea y trece Ɣreas. Se establece un dispositivo laboral de caporalismo agrario,17Se entiende por caporalismo, a un sistema de trabajo que era controlado por agentes denominados como caporales. Los mismos imponƭan el ritmo del trabajo y castigaban, muchas veces aplicando la violencia fƭsica, a los trabajadores lentos o remisos. donde a los trabajadores de las haciendas, que ya eran libertos conocidos como cultivateurs (cultivadores) y, se les prohibƭan el libre desplazamiento, el vagabundeo, las costumbres incivilizadas y se los sometƭa a un fuerte control en las haciendas a travƩs de un sistema militarizado.

Muchas de estas normativas, junto con el pensamiento político de Louverture se expresan en el Reglamento publicado el 12 de octubre de 1800. En el mismo se establecía el culto a la producción agrícola como fundamento de toda riqueza y se expresaba que la libertad debía ser unida al trabajo intensivo para asegurar el bien público. Se organizaba a los trabajadores en forma militar, exigiéndoles obediencia jerÔrquica. Se perseguía a los desertores y ociosos. Tanto la reconstrucción económica (plantaciones, infraestructura de transporte, ingenios, etc.) como el desarrollo y producción agrícola recaía sobre los Inspectores Agrícolas, que por lo general eran militares.

AdemĆ”s, se mantenĆ­a el sistema de reparto de ganancias establecido por Sonthonax que consistĆ­a en repartir la producción de la siguiente manera: un cuarto para el Tesoro PĆŗblico, un cuarto para el propietario, un cuarto para el arrendatario y el cuarto restante para los trabajadores campesinos. En la prĆ”ctica, al implementarse estas medidas, los agricultores que legalmente eran libres pasaron a un sistema de  trabajo coactivo, que mezclaba elementos feudales, militares y paternalistas.18LEPKOWSKI, HaitĆ­, op. cit, p. p. 70-80.

Con estas medidas, el gobierno logró ciertos éxitos en la reconstrucción de la economía exportadora, mÔs allÔ de una importante sangría humana que constituían los campesinos que se fugaban hacia las zonas montañosas, para engrosar las comunidades cimarronas. El nuevo gobierno, si bien no pudo recuperar la producción del añil y del azúcar a los estÔndares pre-insurrecionales, sí logró que aumentara la producción cafetalera.

Sin embargo, fue en los aspectos políticos y sociales donde la reconstrucción louvertiana encontró mÔs resistencias, que iban desde los desposeídos productores mulatos del sur hasta los descontentos esclavos del norte, que se indignaban al volver al trabajo forzado en las plantaciones. En poco tiempo, acontecería una rebelión de negros del Norte que fue duramente reprimida por el gobierno.

A principios de 1801, el gobierno de Louverture invadió la parte espaƱola de la isla, que en 1795 habĆ­a sido cedida a Francia por el Tratado de Basilea, aunque en la prĆ”ctica la administración francesa era casi inexistente. El Oriente isleƱo es anexado, con escasa resistencia de las comunidades locales. A continuación, el gobierno haitiano tomó algunas medidas de carĆ”cter económico-social como la de liberar a los esclavos, aunque debĆ­an seguir trabajando en las haciendas y la de fomentar el cultivo de productos exportables (caƱa, cafĆ©, algodón y cacao) en desmedro de la tradicional producción dominicana consistente en la ganaderĆ­a hatera y en el corte de caoba.19Juan BALCƁRCEL y Manuel GARCƍA, La Independencia Dominicana,  Madrid, Mapfre, 1992.

En mayo del mismo año, se propuso un Proyecto de Constitución por la cual la colonia, aun proclamÔndose parte integral de Francia, tendría un gobierno que gozaría de una enorme autonomía y otorgÔndose a sí mismo el gobierno vitalicio. Las medidas represivas del gobierno, mÔs otras como las gestiones para que regresen los blancos huidos, en muchos casos odiados plantadores esclavistas, debilitaron el apoyo de la población negra y mulata al régimen de Louverture. Esta situación facilitó la posterior invasión francesa, ya que el gobierno de Napoleón Bonaparte rechazó el proyecto de constitución del gobierno isleño y decidió enviar una fuerte expedición militar para reconquistar la isla y a la vez reestablecer al sistema esclavista.

La guerra de independencia (1802-1803)

El cónsul Napoleón Bonaparte, gobernante de la metrópolis francesa, deseaba establecer un gran imperio colonial en América para lo cual se hizo ceder el enorme territorio de Luisiana por parte de España e intentó recuperar el control total de su principal colonia: Saint-Domingue. En enero de 1802, arribó a la colonia una fuerte expedición militar de 24000 hombres, al mando del general Charles Leclerc, cuñado de Napoleón. En la misma regresaban Rigaud y Pètion, los líderes mulatos expulsados por Louverture.

En un primer momento, los franceses consiguieron el acatamiento de una parte de los haitianos bajo falsas promesas de no reinstaurar la esclavitud y de respetar los grados militares de los haitianos. Controlaron tambiƩn el este de La EspaƱola por un perƭodo de seis aƱos hasta ser expulsados por un grupo de dominicanos quienes bajo el mando de Juan SƔnchez Ramƭrez reincorporaron la parte oriental al dominio de EspaƱa.

Toussaint Louverture, con parte del ejército haitiano, se replegó a zonas mÔs recónditas y seguras, donde aplicó la tÔctica bélica de tierra quemada, consistente en arrasar los recursos e infraestructura bÔsica. AdemÔs, firmó un pacto de amistad con Gran Bretaña. Mientras tanto, otro general negro, Henri Christophe incendió Le Cap ante la llegada de los invasores. Las ciudades de Port-de-Paix, Saint-Marc y Gonaïvescorrieron igual suerte. A pesar de esto el ejército rebelde tuvo varios reveses: Toussaint fue vencido en Ravine-à-Couleuvres y Dessalines fracasó contra Port-au-Prince. En poco tiempo la parte española de la isla se entregó al ejército francés y el 2 de mayo de 1802, Toussaint Louverture ofreció su capitulación a cambio de quedar libre y de que sus tropas se integraran al Ejército francés.

Prontamente, las promesas francesas fueron desenmascaradas al llegar noticias de la reinstauración de la esclavitud en otras colonias como Guadalupe y con la captura y deportación de Toussaint- Louverture a Francia dónde murió encarcelado. A pesar de la pérdida de su líder, gran parte de los oficiales y tropas haitianas, avezados en las luchas contra ingleses y españoles, intuyeron que seguirían la misma suerte y comenzaron a rebelarse o a desertar hacia las zonas rebeldes.

La política de sangre inaugurada por Leclerc hizo ver a los oficiales de color que no había seguridad para ellos junto a los franceses, por lo que terminaron desertando, encabezados por Pètion y Clerveaux. Los generales negros Henri Christophe y Dessalines no tardaron en unírseles. Desde ese momento las bandas que merodeaban por los campos tuvieron líderes y se inició la verdadera guerra de liberación.

Alexander PĆØtion, decidió reconocer a Jean-Jacques Dessalines como general en jefe de los rebeldes y Ć©ste hecho hizo que la mayorĆ­a de los jefes de bandas se agruparan alrededor de este Ćŗltimo. A fines de 1802, Dessalines, asistido por Christophe y PĆØtion tomó la dirección de la lucha por la independencia, radicalizando el legado de Louverture. De esta forma se logró la unidad de las masas negras y mulatas para combatir a la invasión francesa y obtener la independencia, frustrando cualquier intento de restaurar la esclavitud. Esta alianza se expresó en el Congreso de Arcahaie donde militares y propietarios, tanto negros como mulatos, acordaron acciones en conjunto para lograr la independencia. Si bien, como apunta Joachim Benoit, para ambos grupos la independencia presuponĆ­a sustituir la dominación francesa por la propia.20BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ yā€¦ā€, op. cit., p. 173.

Hasta 1803, el Sur había asistido a los acontecimientos sin tomar parte de la rebelión, aunque el general Dessalines desplegaba una actividad extraordinaria desde fines del 1802, por todo el Noroeste y la región Oeste. La lucha se generalizó contra el ejército cada vez mÔs reducido de Rochambeau, (general a cargo tras la muerte de Leclerc) y luego de una serie de exitosas campañas (Jérémie, Jacmel, etc.), en octubre de 1803 el ejército haitiano logróocupar la capital y asegurarse el control de la zona de Los Cayos.

La campaña de reconquista del ejército de negros y esclavos culminó el 18 de noviembre de 1803 con la decisiva victoria haitiana en la Batalla de Vertierres, que obligó a las tropas francesas a rendirse. El 4 de diciembre, Rochambeau capituló en el MÓle Saint-Nicolas, culminando de este modo la guerra de independencia.

Primeros aƱos de vida independiente (1804-1806)

El 1 de enero de 1804, Jean- Jacques Dessalines proclamó la independencia desde la ciudad de Gonaïves. De esta forma Haití, se convirtió en el primer Estado independiente de América Latina. El líder fundante de esta nación, un esclavo nacido en una plantación del Norte, quedó como jefe del recientemente fundado estado haitiano. La joven nación, después de las luchas de la independencia, se encontraba nuevamente devastada, prÔcticamente sin actividad productiva importante, con las haciendas y la infraestructura bÔsica destruidas y con una población que había descendido a la cifra de 300.000 habitantes.

Después de su primer año de mandato, Dessalines se proclamó a sí mismo Emperador del país con el nombre de Jacques I (Jacobo I), dando lugar al Imperio de Haití. El emperador dio a su gobierno una fuerte impronta nacionalista, pero al mismo tiempo buscó consolidar su poder personal creando un Estado autocrÔtico. Por los escasos datos disponibles, pero también por lo breve y accidentado del gobierno de Jacques I, es difícil caracterizar al modelo socioeconómico que éste intentó implementar en el devastado territorio isleño.

Jacques I tuvo que construir una política económica a partir de las siguientes contradicciones: la oposición entre los oficiales del ejército y los propietarios de tierras que se disputaban la posesión de las mismas y la lucha entre trabajadores agrícolas y pequeños campesinos, que deseaban la parcelación de las tierras y producir en forma autónoma y las élites privilegiadas que defendían al sistema de latifundio con la utilización del trabajo forzado de las masas campesinas.

Si bien, de facto, la independencia habĆ­a disuelto las propiedades de los colonos blancos quedando las mismas en manos del estado (en muchos casos, por las matanzas de blancos fomentadas o toleradas por las autoridades), Dessalines profundizó esta situación, invalidando los contratos de arriendos, donaciones y ventas inmobiliarias realizadas antes de su gobierno. Como se estableció en el  ArtĆ­culo 12 de la Constitución de 1805: ā€œNingĆŗn blanco, sea cual fuere su nacionalidad, pisarĆ” este territorio como amo o propietario ni podrĆ” en lo sucesivo adquirir aquĆ­ propiedad (…) Toda propiedad que haya pertenecido a un francĆ©s blanco queda confiscada a favor del Estado sin apelación y por virtud de leyā€.21LEPKOWSKI, op. cit., p. 97.

En esta legalización de una situación de hecho, se estima que un porcentaje de 66 al 90 % de las tierras agrícolas se convirtieron en propiedad estatal, con el nombre de Dominio Nacional (Domaine National). Y, si bien la expropiación y nacionalización de las tierras y propiedades de la clase dominante, de los grandes plantadores esclavistas y su posterior distribución a la población negra y mulata, ha generado ciertos juicios históricos que lo reivindican como un intento de profunda reforma agraria, en la prÔctica, muchas de estas medidas estuvieron orientadas a una continuidad de los modelos de producción agropecuaria propuestos por Léger-Felicité Sonthonax y especialmente por Toussaint Louverture.

¿En qué se fundamentan esas continuidades?

El gobierno estableció un sistema de arriendo, por cinco años, a aquellos que ofrecían las mejores condiciones. Obviamente, los beneficiados fueron los mulatos enriquecidos y los oficiales del ejército del emperador. En los arriendos de primera categoría, o sea de las haciendas mÔs grandes y productivas, se beneficiaron los generales, coroneles, oficiales y funcionarios del gobierno, en su mayoría negros. Para los arriendos de segunda categoría, haciendas mÔs pequeñas, por lo general en las zonas oeste y sur, los propietarios, oficiales y funcionarios del gobierno, en su mayoría mulatos.

En síntesis, se aspiraba a construir una sociedad con dos estamentos superiores, militares y funcionarios, que conformaban la élite propietaria de la tierra, y los agricultores y soldados como el estamento inferior o mano de obra. Por ello se impuso un sistema de trabajo rígido y militarizado, donde las haciendas eran dirigidas por generales y altos oficiales, que a la vez, eran propietarios y arrendatarios. Se mantuvo la restricción a la movilidad de los campesinos, se persiguió la vagancia, se obligó a la población a los trabajos comunitarios, entre otras prÔcticas coercitivas. AdemÔs, se continuó con el sistema de reparto de ganancias implementado por Sonthonax y Louverture. Si bien muchas veces las partes del propietario y del arrendatario correspondían a la misma persona, también sucedía a menudo que el propietario, no tributaba la parte que le correspondía al estado, situación que en poco tiempo generó una rÔpida y pingüe acumulación para la élite administradora, en desmedro de los campesinos que realizaban el trabajo mÔs arduo y productivo.

Sin embargo, hacia 1806, se produjo una crisis de exportación, ya que tanto Francia, España y Estados Unidos prohibieron el comercio con Haití, que se quedó sin mercado para sus exportaciones. Esta situación solo se destrabaría a fines de ese año cuando se reestablecieron los vínculos con Inglaterra, y los Estados Unidos flexibilizaron sus medidas de bloqueo.

La situación de bloqueo debilitó la relación de Dessalines con las élites mulatas, ya resentidas porque algunos de sus integrantes habían perdido o temían perder sus tierras ante la confiscación estatal y otros consideraban haber recibido menos que la élite negra.22Si bien muchos autores sostienen que el complot organizado por la élite mulata contra Dessalines se originó por los temores de pérdidas de tierras ante una reforma agraria, Tadeusz Lepkowski sostiene que el recelo mulato se debía ante la implementación de una nueva ley de herencia por parte del gobierno imperial. La misma podría invalidar muchas de las posesiones mulatas, tanto legales como de facto, que usufructuaban como hijos ilegítimos de los plantadores blancos. La rebelión estalló en el sur, en octubre de 1806. El monarca fracasó en movilizar tanto al ejército como a las masas campesinas y fue asesinado por un complot militar, que varios autores adjudican a los generales Henri Christophe y Alexander Pètion. Los instigadores del complot, debido a sus divergencias, libraran luchas por el liderazgo que desembocaron en la división del territorio desde 1806 y una guerra declarada como tal, hasta 1810.

La construcción de dos experiencias políticas y económicas (1806- 1820)

Henri Christophe, un antiguo esclavo y soldado de las luchas contra los franceses, estableció en el norte el Estado de HaitĆ­, territorio que en el aƱo 1811 se transformarĆ­a en el Reino de HaitĆ­, al tiempo que se proclamaba rey con el nombre de Henri I.  En el sur en cambio, se desarrollaba una experiencia polĆ­tica de carĆ”cter republicano con la presidencia de otro militar proveniente de las luchas de la independencia anticolonial, el mulato Alexander PĆØtion.23La RepĆŗblica de HaitĆ­, brindó amplio apoyo en armas y dinero a Simón BolĆ­var, a cambio de la abolición de la esclavitud en los territorios que fueran liberados. El presidente Alexander PĆØtion estaba convencido de que sólo la independencia de toda AmĆ©rica garantizarĆ­a la de HaitĆ­, acosada por las potencias europeas y por Estados Unidos. Sin embargo, la nación haitiana no fue invitada al Congreso Anfictiónico de PanamĆ” (1825-1826) convocado por el libertador grancolombino. Pero las diferencias entre el reino norteƱo de HaitĆ­, gobernado por un rey y una nobleza mayoritariamente negra y la repĆŗblica sureƱa de las Ć©lites mulatas no sólose fundamentaban en el rĆ©gimen polĆ­tico; tambiĆ©n desde lo socioeconómico es evidente la construcción de sistemas diferentes.

En el primer caso, el régimen de Christophe intentó reconstruir el modelo de economía de plantación latifundista de productos exportables, con ciertas continuidades con respecto al sistema de Dessalines pero también con algunas diferencias. La visión de Cristophe era mÔs compleja, al menos en un par de aspectos. Para empezar, concebía a la sociedad a construir con una mayor cantidad de sectores sociales: una nobleza y oficialidad militar (propietarios de haciendas), otro estrato conformado por soldados (podían poseer propiedades, pero mÔs pequeñas), comerciantes y artesanos (desarrollaban oficios y actividades en forma libre), y agricultores (la mano de obra forzada de las haciendas). El monarca expropió y recuperó tierras y haciendas que en unidades de grandes extensiones le fueron otorgadas a una casta de nobleza que se conformó a partir de jefes y oficiales militares, en su mayoría negros, aunque se encontraban entre ellos algunos mulatos, que le eran afines.

Si bien compartía la idea de Dessalines de construir un sistema de producción latifundista de productos exportables, Henri Christophe se diferenciaba del primero al poseer un espíritu mÔs modernizador, por lo que consideraba prioritario implementar las siguientes medidas: actualizar la infraestructura productiva existente, por ejemplo, reconstruyendo y mejorando los sistemas de transporte y comunicación; diversificando la producción de productos exportables (ademÔs del azúcar aumentar la producción de café y de maderas preciosas como la caoba) y realizar otras innovaciones como fomentar el cultivo de cereales para alimentación y el uso del arado.

En lo social, se reimplantó un régimen forzado de trabajo sobre los agricultores o campesinos, inclusive mÔs duro que los anteriores, como se expresa en el Código Rural de 1812, con una jornada laboral extendida de 11 a 13 hs, con la obligación de permanecer en la plantación y una división interna del trabajo, tan rígida como rigurosa. A eso se le sumaba la obligación del campesinado de participar, ciertos días en la semana, de la construcción de grandes obras públicas como fortificaciones, caminos e inclusive de la ciudadela de La Ferriêre y el palacio de Sans Souci. El control sobre la productividad y disciplina de la mano de obra estaba a cargo de Inspectores de Agricultura, en su mayoría militares que pertenecían a la casta dominante.

Desde la perspectiva económica, el modelo económico implementado fue exitoso, aumentó la producción agropecuaria en general, se mejoró y modernizó la infraestructura bÔsica y el Estado comenzó a enriquecer sus arcas. El anÔlisis desde una perspectiva social es muy diferente, ya que los campesinos eran conscientes de que trabajaban mÔs tiempo que antes, con un régimen mÔs brutal y seguían percibiendo sólo la cuarta parte de lo producido.

Los campesinos disconformes, o bien huían hacia las montañas donde se dedicaban al cultivo de vivres (alimentos) o cruzaban hacia el territorio republicano. Si bien al final de gobierno el monarca implementó la distribución de tierras en los estamentos medios del ejército y soldados afines al gobierno (Decreto del 16/07/1819), copiando la metodología del vecino gobierno republicano, estas reformas llegaron muy tarde. En 1820 se derrumbaría el Reino del Norte, ante una rebelión militar, en cuya base estaban los campesinos, pero también funcionarios del régimen. El decepcionado Henri Christophe se suicidó.

El modelo económico-social implementado por el republicano Alexander Pètion tuvo una evolución diferente. El régimen presentaba inicialmente el ejercicio de una división de poderes, donde las medidas a implementar debían ser consensuadas entre le presidente y el Senado. Este último, muchas veces fue la herramienta de la oligarquía mulata para recuperar sus tierras, inclusive con la oposición manifiesta de Pètion. Un claro ejemplo, es una ley de abril del 1807 donde se intenta regimentar las relaciones agrarias e impedir el desarrollo de minifundios, ya que se prohibía la venta de tierras no menores a 10 carreaux.

 Ante estas resistencias terratenientes y tambiĆ©n por la presión de la clase popular campesina, el presidente PĆØtion disolvió al Congreso y estableció una dictadura reformista. A fines de 1809 comenzó la distribución de tierras pertenecientes al patrimonio nacional en pequeƱas parcelas. En dos decretos (30/12/1809 y 22/10/1811) se estableció la entrega de tierras a militares, medida que a la vez aseguraba la lealtad de las tropas a su gobierno. La extensión de la parcela estaba de acuerdo al grado, por ejemplo, los coroneles obtenĆ­an una plantación grande de cafĆ© o azĆŗcar, los jefes 35 carreaux, los tenientes 25 y los soldados parcelas menores a 5 carreaux. TambiĆ©n se incluyó en el reparto a administradores, funcionarios estatales y a algunos campesinos.

En otra medida importante, modificó los porcentajes en el reparto de la producción agrícola: mientras el estado, el propietario y el arrendatario se quedaban con la mitad de lo producido, los trabajadores campesinos, quiénes debían recibir las herramientas del propietario, lograban la mitad de la producción. AdemÔs, se implantó el acortamiento de la jornada laboral, la protección de las trabajadoras embarazadas, etc. El Estado cumplió la función de regulador de la economía, auxiliaba a los campesinos en épocas de malas cosechas o calamidades naturales y, ademÔs compraba los excedentes de café y azúcar para sostener el precio, lo que generó un crecimiento de la deuda estatal y desfinanciamiento de la hacienda pública.

Si bien algunas de las medidas implementadas por el presidente fueron de un intenso reformismo, tanto que algunos autores hablan de la primera reforma agraria realizada en América, la política del caudillo mulato apuntaba a construir una nación campesina de ciudadanos libres, aunque de economía capitalista. En síntesis, un sistema económico-social donde pudieran convivir la gran propiedad latifundista (plantaciones orientadas a la exportación) con la pequeña y mediana propiedad (en algunos casos para exportación, pero también orientada a la producción alimentaria local); aunque sin alterar la dinÔmica capitalista de la producción agropecuaria.

Por eso, si bien las medidas buscaban diversificar la producción y uso de la tierra, tampoco querĆ­a eliminar o disminuir la mano de obra de las plantaciones; en la prĆ”ctica, los pequeƱos campesinos y jornaleros rurales, fueron los sectores sociales menos beneficiados en estas distribuciones de tierras.24ƍdem, p. p. 108-113.

Esta experiencia tuvo sus lĆ­mites, ya que no logró reactivar a una escala competitiva la producción azucarera. En parte debido a la competencia de Cuba y de las antillas holandesas, pero tambiĆ©n a la resistencia campesina. Ya que los cultivadores se orientaron mayormente hacia la producción de la agricultura de subsistencia o de mercado interno, resistiendo tanto la producción de cultivos exportables como el trabajo en las haciendas. El sistema laboral implementado por el gobierno republicano evidenció que cuando no existĆ­an castigos fĆ­sicos ni coacción sobre los campesinos, los mismos abandonaban las haciendas y se orientaban hacia la agricultura de alimentos bĆ”sicos o desarrollaban experiencias alternativas como la comunidad de Grande Anse. Como bien seƱala Moya Pons, ā€œmientras PĆØtion habĆ­a creado un campesinado libre y propietario pero habĆ­a debilitado al Estado, Christophe habĆ­a enriquecido al Estado pero las masas habĆ­an quedado sujetas al peonajeā€.25MOYA PONS, Ā«La Independencia de HaitĆ­ y Santo DomingoĀ», op. cit, p. 135.

Joachim Benoit sostiene que el impacto social de estas medidas de distribución de tierras para la clase campesina fue limitado, tanto en la repĆŗblica de PĆØtion como en el reino de Christophe, ya que las dos terceras partes de los cultivadores no accedieron a ninguna forma de propiedad. En los relatos de viajeros de Ć©poca se apuntaba que predominaba el sistema de colono aparcero, aunque con mejores beneficios para los que producĆ­an cafĆ© que los especializados en la caƱa de azĆŗcar.26BENOIT, ā€œLa estructura social de HaitĆ­ yā€¦ā€, op. cit., p. 74 y 175.

Queda por analizar el experimento cimarrón que aconteció en las montañas de Grande Anse. El mismo surgió cuando un grupo de trabajadores agrícolas de la parroquia de Jèrémie encabezados por Goman, huyeron de las haciendas en época de Dessalines, y al poco tiempo construyeron una comunidad de producción agrícola y diversificada, de carÔcter anti-excedentaria. Si bien el enclave cimarrón fue hostigado por los terratenientes mulatos vecinos, pudieron sobrevivir hasta 1820 debido a la resistencia de los piquets, guerrilleros armados con viejos fusiles de chispa, a los que el gobierno republicano optó por aislar en lugar de intentar su eliminación.

El presidente Alexander Pètion falleció en 1818 y el general Jean Pierre Boyer fue electo presidente de la república. Ante el suicidio de Henri I, reconquistó el norte del país en 1820 y posteriormente ocupó la parte española en 1822, consolidando la república y unificando la isla hasta 1844. En pocos años, hacia 1826, la república haitiana obtuvo el reconocimiento de Francia a cambio de 150 millones de francos-oro y el levantamiento del bloqueo económico con el pago de la elevada suma antes referida. Casi simultÔneamente, el gobierno de Boyer publicó un Código Agrario donde se volvieron a establecer dispositivos coercitivos para disciplinar a las masas campesinas buscando aumentar la productividad de las haciendas agrícolas.

En lo diplomÔtico, la tierra de los jacobinos negros permaneció aislada por bastante tiempo. El Vaticano la reconoció después de sesenta años de la independencia, y Estados Unidos lo hizo tardíamente, durante la presidencia de Abraham Lincoln. Recién en 1870 se acreditó un diplomÔtico venezolano en la república de Haití, la primera representación diplomÔtica de América Latina.

Consecuencias de la Revolución

Susan Buck-Morss propone una interesante hipótesis donde argumenta que la abolición de la esclavitud en la colonia de Saint-Domingue no fue solamente una consecuencia de las ideas o de las acciones revolucionarias acontecidas en la metrópolis francesa, sino que los propios esclavos tomaron en sus propias manos la lucha por la libertad, no a través de reclamos, sino de una revuelta violenta y organizada.27BUCK-MORSS, Hegel y Haití, op. cit, p. 34

Haití fue la segunda colonia americana en independizarse, después de los Estados Unidos. Se la considera, asimismo, la primera república negra del mundo y una de las pocas rebeliones de esclavos culminada con éxito. El sistema de trabajo esclavo, base de la economía de plantación, productora de azúcar, añil y otros productos para el mercado externa, fue abolido y nunca mÔs reimplantado en toda la isla, aunque los sistemas de trabajo de la post-independencia por lo general se inclinaron a imponer sistemas de servidumbre forzada, con una rígida división del trabajo y control militar de la mano de obra. Los blancos, con muy pocas excepciones, fueron exterminados o expulsados del país por lo que éste quedó habitado y gobernado por negros y mulatos.

La economía de las plantaciones, sin su sustento en la esclavitud, cayó bruscamente (a pesar de diversos intentos de reactivarla mediante trabajos forzados remunerados) siendo sustituida mayormente por una economía de subsistencia, algunos autores hablan de economía campesina reconstituida al estilo africano.

La nación haitiana sufrió un largo período de aislamiento internacional promovido, fundamentalmente, por las potencias europeas y los Estados Unidos que no admitían la existencia de una nación gobernada por ex-esclavos, lo que implicaba una amenaza para sus propios sistemas esclavistas. AdemÔs, la Revolución Haitiana tuvo consecuencias en toda la zona del Caribe, con un gran impacto en el sistema esclavista predominante en la región antillana. Hacia la tercera década del Siglo XIX los ingleses y holandeses abolieron la esclavitud en sus colonias, los franceses lo harían una década después.

Las consecuencias internas de la Revolución Haitiana son bastante complejas de evaluar. Mientras que para Joachim Benoit el caso evidencia cómo pudo sustentarse y construirse un proyecto de Estado- nación, ya que a pesar de una profunda división entre dos clases sociales con intereses opuestos, la aristocracia (mulata y negra) y el campesinado, ambas estaban determinadas a mantener la independencia nacional. Para Tadeusz Lepkowski, nos encontramos en una sociedad en transición y transformación en varios planos: de una población con predominio de esclavos a otra de campesinos libres, de africanos de tribus diversas a una sociedad nacional haitiana, de un modelo de producción de monocultivo latifundista a otro mÔs diversificado, y principalmente de un sistema de trabajo coactivo o forzado (esclavitud, servidumbre) a otras formas de explotación mÔs encubierta y flexible de la mano de obra campesina.

Para finalizar, consideramos adecuada una reflexión de Eduardo Grüner, quién considera que todavía no se ha justipreciado debidamente el impacto de la revolución haitiana en el continente americano pero tampoco en el europeo, ya que fue la revolución haitiana la que obligó a Robespierre a abolir la esclavitud en 1794, después de tres años de sangrienta lucha y dos centenas de miles de muertos. Es decir: fue la Revolución Haitiana la que obligó a la Revolución Francesa a ser consecuente con sus propios principios de libertad universal.28Eduardo GRÜNER, La oscuridad y las luces. Capitalismo, cultura y revolución, Buenos Aires, Edhasa, 2010.

Publicado originalmente en el Anuario del Centro de Estudios Históricos «Prof. Carlos S. A. Segreti», ISSN 1666-6836, Vol. 10, Nº 1 10, 2010, pÔgs. 53-72.


BibliografĆ­a

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