Buscar
Close this search box.

La decadencia del imperio norteamericano

Análisis del libro “La crisis del imperio norteamericano” de Guillermo Kane

1. Intentos y fracasos por “normalizar” la política económica de los EEUU

En el 2023 vió la luz el libro “La crisis del Imperio Norteamericano: lucha de clases en tiempos de Trump y Biden” de Guillermo Kane editado por Milena Caserola. El libro recoge en poco más de 350 páginas la producción que el autor fue elaborando tanto para la Prensa Obrera como para la revista En Defensa del Marxismo.

Kane reconstruye los diferentes intentos de los últimos gobiernos estadounidenses por lograr la “normalización” de la economía y la política norteamericana, la cual no logra “hacer pie” desde la crisis económica que comenzó allá por el 2008. Si bien no se desarrolla en el libro se menciona como el primer intento de “normalización” el rescate al gran capital que impuso la administración Obama-Biden (2009-2017).

Ante el fracaso de “normalización” de Obama-Biden el segundo intento está marcado por la presidencia de Trump-Pence (2017-2020) cuyo propósito, señala Kane, está centrado en  los intentos de lograr una gobierno “bonapartista” basado en un retiro de Oriente Medio, proteccionismo y guerra comercial. Más que conseguir la estabilidad del imperio, los resultados fueron los opuestos, más polarización entre sectores de izquierda y de derecha y una proceso movilización en casi 50 estados, que no se vivía en los EE.UU desde fines de las década de los 60. Un párrafo aparte merece detenerse en el fracaso del Trump, puesto que en los tiempos que se corre en nuestro país, puede brindarnos una orientación para observar como durante la presidencia de uno de los referentes y agitador más centrado en el espectro político de la derecha se producen las movilizaciones sociales más destacadas de hace décadas, es decir, que no se verifica una derechización de la sociedad sino por el contrario una agudización de la lucha de clases donde la izquierda tienen un papel importante para desempeñar.

El tercer intento por “normalizar” llega de la mano de Biden-Harris quienes también dan un giro en la política norteamericana, centrada en una “orientación imperialista”, una salida dice Kane hacia adelante. Esta orientación está enmarcada en poder extender la influencia imperialista con el fin de poder colonizar y participar en la restauración capitalista en Rusia y China. Esta orientación también choca por el momento con sus límites, aunque por un tema de tiempo el libro no lo menciona, hoy podemos observar que en la guerra de Ucrania lejos parece estar de imponerse la expansión norteamericana la cual está enmarcada en otro conflicto reciente: la ocupación del Estado de Israel de la Franja de Gaza y la posible escalada regional que EE.UU hace equilibrio entre conformar al estado sionista y el evitar una guerra a escala. Por otro lado, la retirada del apoyo a Ucrania, para concentrarse en el conflicto de medio oriente.
 

Al avance de la derecha le corresponde un avance de la izquierda. La polarización se profundiza y en este aspecto Kane recoge testimonios de diferentes protagonistas de las movilizaciones callejeras y organizaciones sociales, que viene a desmarcarse de la política llevada adelante por los Demócratas Socialistas de América (DSA) y su política de contención y adaptación a la moderación del Partido Demócrata. En este aspecto Kane, resalta que el crecimiento de los DSA (se calculan 90.000 afiliados) (Pág. 325). Este partido no jugó ningún rol en las movilizaciones callejeras. En este aspecto, en el Capítulo 2 Kane polémiza con Bhaskar Sunkara, referente del DSA y autor del “Manifiesto Socialista: por una política radical en un mundo que se volvió invisible”, a la política conciliación y a la reivindicación de Kautsky Kane le plantea la necesidad de una política basada en la independencia de clase centrada en la tradición leninista. 

2. Trump el fracaso del bonapartismo como salida para la “normalización” en los EEUU

Los intentos de la administración Trump-Pence (2017-2020), nos dice Kane, plantea un bonapartismo como salida a la crisis no resuelta bajo el gobierno de Obama que tuvo su origen en la crisis económica de 2008 producto de la “burbuja inmobiliaria” con su repercusión a nivel mundial. El Estado, siempre criticado por los paladines del libre mercado, salió con el dinero de los contribuyentes al rescate del gran capital provocando un estancamiento de la economía norteamericana, un alza en la tasa de desocupación y la precarización del trabajo profundizando la desigualdad social.

Trump, sostiene Kane, basó su intento bonapartista en principio en un retiro de los EEUU de medio oriente, como por ejemplo de Siria. Esto marcó en palabras del autor “un retroceso de los logros de décadas de esfuerzos de EEUU por controlar Medio Oriente”. Por otra parte Trump recurre a políticas proteccionistas las cuales tampoco estuvieron ceñidas por el éxito, “luego de declarar que iba a desplazar al gigante asiático de telefonía Huawei de los mercados occidentales, terminó pidiendo la escupidera de un nuevo acuerdo económico con China” (Pág 34).

El fracaso en el terreno económico tuvo su correlato en el tema político, tanto fue así que Trump perdió las elecciones de medio término y el escándalo del impeachment comenzó a ser pensado tanto por integrantes del Partido Demócrata (PD) como sectores del Partido Republicano (PR). 

Como si fuera poco Trump tendrá que lidiar con la pandemia COVID 19 y el asesinato de George Floyd que pondrá en escena movilizaciones por casi todos los EEUU como hacia décadas no se veían. 

3. Crisis económica y el impacto de la pandemia 

La pandemia vino a profundizar la crisis económica y social que transitaba los EEUU. El autor nos comenta que la desocupación pasó de 3,5% a 14,7% lo que equivaldría a unos 33,5 millones de nuevos desocupados (Pág. 95). A estas cifras que golpeaban en el corazón de la clase obrera norteamericana se le sumaba lo escandaloso de las ayudas brindadas por el Estado que se dirigen a las empresas y sectores más pudientes. Kane menciona a  Los Ángeles Lakers, las cadenas de restaurantes Shake Shack, con superávit en sus balances que se encontraban entre los que más dinero recibieron. Además de las intermediarias como Wells Fargo o el Bank of de América que también se hicieron con suculentas cifras destinadas por el Estado para que puedan “enfrentar la pandemia” (Pág. 96). En contraste, la clase obrera y la población negra debían luchar por no volver al trabajo, en un país cuyo presidente subestimó y desestimó el impacto de la catástrofe. En síntesis, Kane nos muestra en detalle la transferencia de recursos económicos de un sector a otro y como el estado burgués norteamericano condena a millones de trabajadores a exponerse al contagio, a la enfermedad y a la muerte. 

A la lucha de clases, que se iba desarrollando en torno a la apertura de las actividades (pretendida por la burguesía) y la resistencia (de la clase trabajadora), se sumó una nueva arbitrariedad de la clase dominante, esta vez por parte del aparato represor. 

El 25 de mayo de 2020 tuvo lugar en Minneapolis el asesinato de George Floyd víctima de la brutalidad policial. El día posterior al asesinato se produjeron las primeras manifestaciones las cuales fueron reprimidas y a partir de ahi, las movilizaciones comienzan a expandirse por todo el Estado. 

En este punto Kane nos muestra con detalles y en forma cronológica cómo se expande la rebelión por todo el territorio norteamericano y como la dinámica propia de las masas movilizadas, elaborando y reelaborando las consignas, pasaron el primer día con un “podría haber sido yo” (Pág. 111) a reclamar la “disolución de la policía” (Pág. 126).

4. Movilización social, la polarización de la sociedad norteamericana 

La muerte de George Floyd fue una de las tantas muertes a manos de la violencia policial que sufre la población negra en los EEUU pero lo que fue diferente esta vez fue su impacto. Al día siguiente del asesinato tuvieron lugar las primeras manifestaciones las cuales sufren nuevos actos de violencia y persecución policial y a su vez se expandieron por otras ciudades y estados. El movimiento “Black Lives Matter” (BLM) se reactivó con fuerza y se transformó en uno de los movimientos que ocuparon la escena principal de las protestas en todo norteamérica. 

El gobierno de Trump nunca buscó calmar la situación, sino que por el contrario como señala Kane, solo buscaba profundizar y polarizar la situación. Llamando “matones” a los manifestantes o amenazando que “cuando empiecen a saquear, se va a disparar” (Pág. 115). Cada provocación o ataque fue más brutal por la fuerza policial, las manifestaciones se multiplican y la violencia escala a tal proporcion que Trump amenaza con enviar al Ejército, porque la policía se encuentra totalmente desbordada. Ni el establecimiento del Estado de Sitio logró contener el avance popular, como se señala en una entrevista, “Entonces estamos viendo a la gente en las calles. Impusieron un toque de queda y la gente lo ha violado. Cometieron un error tratando de imponer los toques de queda. Nosotros vamos a salir.” (Bilal Ali, de Black Alliance for Peace, Oakland, entrevistado por Guillermo Kane, Pág 222).

La polarización de la sociedad norteamericana, nos cuenta Kane, había entrado una escala poca veces vivida. Por un lado, Trump alimentando su base fascista, que luego actuará en la fallida toma del Capitolio, los conspiracionistas como el movimiento QAnon, los supremacistas, etc. Por el otro un movimiento que a diferencia de los 60, señala Kane, posee un carácter multirracial. “Pero, a Diferencia del ’68, estas revueltas, que tiene a la comunidad negra como protagonista central, tiene un carácter multirracial” (140 Pag). Es que además de la lucha contra la violencia policial y el propio aparato represor del estado, se sumaron otros colectivos y sectores sociales: la comunidad LGTB, el Movimiento de Mujeres, los y las trabajadores contra la aperturas de la cuarentena y también nuevos intentos de organización sindical en empresas multinacionales (que van desde Amazon hasta la huelga en Disney, entre otros tantos). Se llegaron a movilizar entre 15 y 26 millones de estadounidenses en 2.500 ciudades y pueblos (Idem).

Aquí podríamos volver a formular una pregunta que recorre el mundo, ¿se derechiza a partir del triunfo de Trump, la sociedad norteamericana?. En este punto los datos, hechos y testimonios que recoge el libro, lo ponen en cuestión y tensión, porque paralelamente al triunfo y avance de la derecha, se contrapone en un avance y necesidad de organización de la izquierda y los sectores populares. 

5. Los Demócratas Socialistas su programa y estrategia

Si bien el Capítulo 2 “El manifiesto socialista de Bhaskar Sunkara: el programa de los Demócratas Socialistas América” está destinado a polemizar con el programa y la estrategia de los DSA, dentro del PD, la polémica está presente en casi todo el libro e incluso en los testimonios de los protagonistas.

En primer lugar, Kane deja en claro la relación entre el programa y la estrategia del DSA, a la vez que se desmarca: “DSA ofrece este apoyo electoral militante a candidatos que estén dispuestos a reivindicarse como “socialistas” y declararse a favor de un programa de reformas que promueven: como la extensión universal de la cobertura de salud estatal (Medicare forall) o el reemplazo de los hidrocarburos por energía renovable (Green New Deal)” (Pág. 48 y 49). En la cita de este párrafo podemos centrar las dos cuestiones que revelaban un carácter importante en la crítica que Kane realiza al DSA. En primer lugar, el carácter de clase. El DSA es parte del PD, es decir, que no persigue la independencia de la clase obrera, por el contrario, está en el furgón de cola del PD, como agrega Kane, se financia con aportes capitalistas y en este punto corre en desventaja con respecto al establishment del PD. Esto último, se verifica en el Capítulo 3 “Las primarias del Partido Demócrata y la precandidatura de Bernie Sanders”, donde queda claro que el establishment del PD contó con mayores recursos económicos, los cuales le sirvieron para entre montar una campaña macartista contra Sanders, apoyado por el DSA (Pág. 80-81). Los límites de la estrategia del DSA no están solo en el plano electoral, Kane señala que pese al fuerte crecimiento que han tenido, casi 90.000 afiliados, no jugó ningún papel importante en las movilizaciones, no pudo encabezar ninguna de las luchas planteadas y cuando lo jugó, lo hizo para contener los reclamos, como lo hicieron en los distritos donde se proclamaba por la abolición de la policía (véase Capítulo 7 “Testimonios de la rebelión popular”). La falta de independencia política deja atado al DSA1En el plano actual de la política norteamericana, el planteo de Kane de que los DSA, se transformen en un partido independiente del PD, toma aún mayores ribetes, puesto que por un lado, la figura de Biden está cada vez más en retroceso y el oponente más fuerte que presenta el PR, Trump tiene que lidiar cada vez con más juicios, que ponen en duda su presencia. En este cuadro que un partido que se autoproclama socialista no pueda presentar sus propias candidaturas y un programa de independencia de clase no solo está condenado en el plano electoral, sino en el político, territorial, etc. a las políticas del régimen norteamericano, tanto en el plano local, como en el plano Internacional, donde carece de crítica a la política imperialista de los EEUU.

El seguidismo del DSA al PD y a lo más rancio del imperialismo norteamericano no solo se refleja en su ausencia de independencia de clase, sino en su programa. Si volvemos a la frase citada más arriba por Kane, queda claro que el programa de los socialistas de América no pasa de una reivindicación del New Deal, con el ingrediente de algunas reivindicaciones ambientalistas, que también carecen de profundidad.

En definitiva y para decir en perspectiva histórica, a la reivindicación que Sunkara en particular y el DSA en general (Revista Jacobin) realizan de la figura de Kautsky, Kane le opone una reivindicación de Lenin, la necesidad y urgencia de la independencia de clase, la conformación partido revolucionario y un programa socialista. 

6. Conclusiones

Un aporte que nos brinda el libro de Kane es poder aproximarnos a la respuesta de la pregunta que formulamos más arriba y que está en boga en gran parte de los EEUU, de América Latina y en particular de la Argentina: ¿hay un avance efectivo de la ultraderecha en el continente y en el mundo?. Si bien es claro que se produjo un avance de la derecha en el plano electoral, el libro de Kane nos sirve para ensayar una respuesta desde una perspectiva dialéctica. El avance de la derecha se encuentra y se topa con un avance de la izquierda y de los movimientos sociales. La derecha ha tenido una fuerte presencia en el campo electoral y en las redes sociales como “territorio” para expandir sus proclamas. La izquierda y los movimientos sociales, han obtenido una primacía en las calles y en las movilizaciones, enfrentando en muchas ocasiones al aparato represor en manos de esa misma derecha. En este punto, Kane nos muestra que la imposibilidad de concretar el proyecto bonapartista de Trump, no solo chocó con las limitaciones propias de la economía norteamericana sino también con las fuerzas sociales que se movilizaron en su contra.

En un segundo lugar y tomando la actual coyuntura política por la que atraviesa la Argentina ante el triunfo de Javier Milei, el libro nos aporta una perspectiva. No sólo de cómo se van moviendo las relaciones de fuerza sino como la sociedad se va polarizando, en este sentido, la lectura de “La crisis del Imperio Norteamericano” nos advierte del papel que debería jugar un partido revolucionario, para poder articular y dirigir la fuerza de las movilizaciones sociales2En este sentido la movilización que tuvo lugar el 20 de diciembre de 2023, encabezada por la Unidad Piquetera, Partido Obrero y demás partidos de izquierda, tuvo la importancia de enfrentar a las amenazas formuladas por el nuevo gobierno sino también tuvo que saltar las provocaciones y los diferentes mecanismos represivos que se desplegaron ese día. Horas más tarde, y luego de un dia lleno de tensión, Milei dio a conocer su DNU y una batería de medidas antipopulares, que desataron el primer cacerolazo y una manifestación de proporciones, si tomamos en cuenta que el nuevo gobierno tenía tan solo 10 días en ejercicio del poder. . En definitiva, ante las miradas derrotistas que se formulen ante el triunfo de Milei, Kane en su libro nos muestra un escenario de lucha de clases, de conflictos sociales, donde el triunfo de la derecha está en cuestión.

En otro punto el texto de Kane, aunque no lo menciona ni debate en forma directa, pone en cuestión teorías que están en boga en la actualidad. En su libro “Capitalismo de Muerte” el filósofo coreano-alemán Byung-Chul Han, sostiene que, en el capitalismo actual, al que denomina “hipercapitalismo”, las revoluciones son imposibles puesto que la fragmentación del proceso productivo más el control que sufre la población a través de diferentes dispositivos tecnológicos, hacen que la población pierda capacidad de movilización y por lo tanto de ver en su horizonte una revolución. El análisis minucioso que Kane realiza del desarrollo de la movilización, contada por sus propios protagonistas, quienes van dando cuenta de cómo se va transformando la misma consigna, tomando tenores más radicalizados, pone en cuestión la hipótesis de Byung-Chul Han, sobre la imposibilidad de movilización, en contextos de “hipercapitalismo”.

En cuarto lugar, Kane pone en el centro del debate, la necesidad de desarrollar un partido revolucionario. Para el desarrollo de este partido Kane hace hincapié en la independencia de clase, sin la cual los socialistas de América están condenados y así lo documenta Kane, a seguir las políticas no solo del PD y PR, sino también del gran capital, que se encuentran por detrás de este bipartidismo. En este punto, Kane retoma las discusiones que tuvieron lugar en la Segunda Internacional Socialdemócrata, en la cual estaban bien marcadas dos posturas, la reformista encabezada por Kautsky y reivindicada por el DSA y la leninista, que es sostenida a lo largo del libro por Kane. 

Para concluir, si la lectura de libros como “¿La rebeldía se volvió de derecha?” de Pablo Stefanoni nos permite saber cómo piensa, donde actúan y cómo confluyen diferentes derechas, el libro de Kane “La crisis del Imperio Norteamericano” da una visión sociológica, de cómo se desenvuelven los diferentes actores sociales en el contexto de una lucha de clases. En definitiva, la lectura  “La crisis del Imperio Norteamericano” se vuelve de primer orden para entender cómo enfrentar a la derecha y como organizarse en contra de ella, sobre la base de una perspectiva de la clase trabajadora.


Temas relacionados:

Artículos relacionados

Deja un comentario


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.