El libro de Pablo Semán junto a Sergio Morresi, Martín Vicente, Melina Váquez, Ezequiel Saferstein y Nicolás Welschinger analiza con un abordaje tanto histórico y sociológico como antropológico el fenómeno de la ultraderecha argentina de La Libertad Avanza. El trabajo es un aporte desde las ciencias sociales para entender cómo el fracaso de los proyectos políticos tradicionales de la burguesía, y especialmente del peronismo, terminó impulsando el vuelco a un voto a la extrema derecha.
Afirma Pablo Semán que La Libertad Avanza constituye una experiencia que canalizó una corriente social, potenció la crítica del Estado, de los partidos políticos y de la economía y finalmente transformó las coordenadas del debate político. Podríamos decir, una derecha que corrió la vara de lo legítimo y del consenso social más a la derecha. El libro de Semán arribará a una de las primeras respuestas sobre cómo y por qué llegamos a esto a partir de reconocer la especificidad histórica de la derecha argentina, una derecha que hay que comprender según los autores más allá de su rol en las redes sociales, su ideología antifeminista o del contexto global del desarrollo de las derechas.
El libro aborda en cuatro capítulos las dimensiones que explican la formación de La Libertad Avanza en cuatro planos: el de las ideas de los dirigentes; el de la organización partidaria juvenil, el de la formación de una cultura masiva y el de la dimensión de los lazos tramados con jóvenes de sectores populares.
En el capítulo uno, los autores historizan los proyectos de la derecha argentina, siendo LLA un proyecto conciliador de los dos proyectos históricos de la derecha de fines del siglo XIX y principios del XX: el liberalismo conservador y el nacionalismo reaccionario, e incluso de la herencia menemista. Los capítulos dos y tres muestran la dinámica del desarrollo cultural mediante producciones literarias, audiovisuales y digitales. Y el cuarto capítulo describe las experiencias de los denominados “mejoristas”, trabajadores informales o cuentapropistas que no se auto perciben así, sino como emprendedores que no necesitan de la regulación del Estado, ni de ninguna organización colectiva para mejorar su vida más que su propia voluntad y capacidad.
Para los autores, estamos ante una derecha capaz de fusionar tendencias centrífugas dentro de las históricas versiones de la derecha, capaz de presentarse como una derecha popular atrayendo a los sectores populares, que se construye a partir de una batalla cultural en medios digitales y que se explica por el lazo que desarrolla con amplios sectores sociales como reacción ante el problema de la crisis social y económica del modelo tras cuarenta años de democracia.
Las seis determinaciones para entender a la derecha argentina según los autores son: la estructura socioeconómica que ha modificado profundamente la estructura de la dinámica social en los aumentos de picos de pobreza, la desvalorización de la moneda nacional con el Rodrigazo de 1975, la crisis de hiperinflación de 1989, la bancarrota del 2001, los años acumulados de estancamiento e inflación desde 2012; en segundo lugar, las diferentes interacciones digitales que han posibilitado alternativas a los sistemas tradicionales de comunicación permitiendo la creación de sujetos políticos que por primera vez operaron de manera relativamente autónoma respecto de los demás medios; en tercer lugar el cambio del vínculo de la sociedad con el Estado por su falta de legitimidad extrema; en cuarto lugar, la crítica generalizada a los partidos políticos, en especial al peronismo y sus principales banderas; en quinto lugar, la presencia de un impulso individualista en relación al desarrollo económico individual donde incluso la persona se percibe como una unidad económica a optimizar; en sexta determinación, constituye la pandemia desde los confinamientos, la foto de la fiesta en Olivos, el vacunatorio VIP, las muertes, las pérdidas de ingresos de la sociedad, la percepción de la inconsistencia en la política de los cuidados, la desconfianza que hizo cuestionables las políticas de salud y cuidado debilitando con cada decisión el vínculo entre la sociedad y el Gobierno, asistimos con la pandemia a un potencial horizonte de exclusiones amplias y consensuales acerca del ejercicio de la democracia.
Los autores proponen una historización para explicar la base del desarrollo de esta nueva sensibilidad política. El hito histórico comenzaría con la crisis con el campo en el 2008, ante el intento del Gobierno de Cristina Fernández de aumentar las retenciones del sector exportador del agro, lo cual significó un momento de politización y polarización que dio lugar a un salto cualitativo en términos de organización en la disputa en las calles y en la formación de bloques que se oponen de modo extremo e incondicional, el autodenominado “nacionalismo popular” que se enfrentaría al republicanismo representado por el campo. El binomio o la supuesta grieta, enfrentan la idea de Estado a la de mercado, mercado interno o apertura al mundo. Desde el 2012 la oleada opositora, la frustración de la inflación y el cepo cambiario lograron ampliar las filas y banderas anti-kirchneristas. Un profundo cambio de perfil social que cuanto más estancamiento económico y social, más se convertía en un terreno fértil para la radicalización ideológica y política y las convocatorias liberales.
Los autores aseveran que desde mucho antes del 2021 los autodenominados emprendedores, es decir cuentapropistas o trabajadores informales, han llegado a la conclusión de que el Estado no ayuda, sino que obstaculiza, por lo que se puede decir que no todos los votos a Milei son sobre la base ideológica libertaria sino en términos de mejoramiento económico, seguridad y combate a la corrupción. Los sujetos sociales que no fueron incluidos en la agenda progresista opusieron la idea de libertad como eje rector y alrededor de ella estructuraron los reclamos contra el kirchnerismo, el macrismo y el statu quo. A la incapacidad del Estado opusieron las virtudes del mercado; a la retórica que los vacía de derechos le opusieron la de las obligaciones y la meritocracia; a la militancia de ideas comunitarista romántica del peronismo alejado de las realidades de los barrios le opusieron la militancia de individualismo práctico de una población cuentapropista; a la grieta y al estancamiento opusieron la impugnación de la política en bloque.
El libro permite sacar algunas conclusiones: si el germen de derecha creció entre los sectores populares como una derecha que entendía los problemas concretos de los laburantes sin derechos es porque el peronismo y los partidos tradicionales gobernaron para otros intereses en una Argentina donde el trabajo precario, la tercerización laboral y la imposibilidad de la casa propia se volvieron la realidad de las mayorías populares. La Argentina más rentable para los capitalistas con mano de obra más barata, la de los grandes negociados inmobiliarios, la de los trabajadores pobres. Por tanto, es necesario que de una buena vez y para siempre los trabajadores y sectores populares nos saquemos de encima proyectos políticos que nada tiene que ver con nuestras necesidades de conjunto y vayamos por una salida de las y los trabajadores.
Este libro fue escrito a fines del 2023, cuando Milei y sus libertarios estaban subiendo al Gobierno. Casi 6 meses después podemos ya verificar el desarrollo real de la vocinglería libertaria en el drástico agravamiento de las condiciones sociales del pueblo trabajador y la represión que se descarga sobre quienes defendemos las condiciones de vida de los explotados. De la resistencia a estos planes fascistoides ajustadores surgirá la organización independiente de los trabajadores que llevará a cabo una auténtica transformación revolucionaria socialista.