De acuerdo a una información del diario El País del 11 de marzo de 2024, Europa ha duplicado las importaciones de armas para contrarrestar la amenaza de Rusia y la dependencia de Estados Unidos. Según el SIPRI (Stockholm International Peace Research Institute) este continente está avanzando en ese propósito a un ritmo acelerado. Por ahora el principal proveedor de las naciones europeas sigue siendo el imperialismo norteamericano, ya que ocho de cada diez países han apostado por aviones F-16 Y F-35 de fabricación norteamericana. La Comisión Europea tiene como finalidad reforzar su industria bélica y pretende que en 2030 el 50% de las armas de su sistema de defensa se produzcan en el continente, dentro del bloque comunitario. Es que como acabamos de mencionar el predominio norteamericano es abismal. Por ejemplo: el 95% de las armas compradas por Países Bajos viene de Estados Unidos, del mismo modo que el 83% de las compradas por Noruega, e incluso aunque fuera de esa comunidad, el 77% de las que compra Gran Bretaña.
Ucrania, que actúa como peón de la OTAN en el choque bélico con Rusia, ha visto crecer sus importaciones de armas en el último lustro en un 6.633%. Entre otras importaciones podemos señalar 27 aviones de combate de Eslovaquia y Polonia y misiles de largo alcance de Francia y el Reino Unido. A su turno Polonia encargó a Estados Unidos doce sistemas de defensa aérea y Alemania uno a Israel. Los países bálticos Lituania, Letonia y Estonia, al que se sumó Finlandia, han adquirido mecanismos de defensa alemanes, noruegos e israelíes. El Banco Europeo de Inversiones es la organización crediticia que financia estos gastos. No obstante, la celeridad con la que se lleva a cabo la carrera armamentista es poco veloz, debido al pronto desgaste del material bélico en medio de una guerra de altísima intensidad como la presente. Y en esa competencia el imperialismo norteamericano la aventaja. Para la guerra de Ucrania, el 80% de las compras de armamentos han sido hechas fuera de Europa, siendo el 60% de sus fabricantes norteamericanos.
Desde 2023 Suecia y Finlandia han ingresado en la OTAN. Su ingreso ha obedecido al desenvolvimiento de la guerra, cuyo dato fundamental es que la Ucrania de Zelenski se encuentra completamente en retroceso y casi paralizada en virtud del agotamiento de su material bélico que le impide actuar para repeler la ofensiva de Rusia. Tanto Macron, presidente francés, como Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, han declarado su decisión de prepararse para intervenir en forma directa en el conflicto. Los gastos en armamentos de las principales potencias imperialistas han crecido en forma considerable, en consonancia con las mencionadas declaraciones.
Los mandos de las fuerzas aéreas de estos países han firmado una carta de intención con la finalidad de unirlas. La concreción de este proyecto tiene el propósito de formar una fuerza aérea cuyo poder de fuego estaría conformado por 250 aviones de combate en el marco de la OTAN. Noruega aportaría 57 cazas F16 Y 37 F35, y ha encargado 15 más. Finlandia cuenta con 62 cazas F/A, 18 Hornet y 64 F 35 pedidos. Dinamarca tiene 58 F16 y 27 F35, mientras que Suecia tiene en su haber 90 cazas Gripens. La firma del acuerdo ha sido supervisada por el jefe del mando aéreo de la OTAN, el norteamericano James Hecker.
La OTAN está construyendo bases militares en el sur de Finlandia. Las tropas norteamericanas tendrán libre tránsito por ese territorio. La misma está instalada en la localidad finlandesa de Mikkeli, y su funcionamiento está subordinado al Comando de Fuerzas Conjuntas de Norfolk (Estados Unidos). El dato más importante es que se encuentra situada a 140 km de la frontera con Rusia. En dicha base militar se sospecha que hay armamento atómico. Esto ha originado ciertas protestas de sus habitantes.
En este cuadro Noruega y Dinamarca han decidido retornar al servicio militar obligatorio y aumentar el número de soldados de sus respectivos ejércitos.
Por su parte, Letonia, nación báltica que había abandonado el servicio militar obligatorio, retorna nuevamente a su imposición. Todos los países bálticos han incrementado su gasto militar en miles de millones de dólares. Sus ministros de defensa han adquirido un sistema de cohetes de artillería de alta movilidad (HIMARS).
El cuadro presente es claramente de una aproximación acelerada a la extensión de la guerra. Rusia está rodeada por países de la OTAN cuya preparación hacia la intervención directa en la guerra es ostensible.
Los Estados imperialistas, la gran industria, los fondos de inversión y los grandes bancos: agentes de la destrucción del planeta
En 2023, la Cámara de Representantes de Estados Unidos votó un presupuesto de defensa de 858 mil millones de dólares. El Departamento de Defensa suscribió contratos con empresas de material bélico por valor de 2,6 mil millones de la moneda estadounidense con el propósito de reemplazar las enviadas a Ucrania. Con esa finalidad el ejército yanqui contrató con Lockheed Martin la adquisición de aviones y helicópteros por valor de $521 millones de dólares. Estados Unidos sigue dominando el comercio mundial de armas, cuyo 39% está en poder de los contratistas del complejo industrial militar norteamericano. Cabe destacar que sus cotizaciones en Wall Street han aumentado de un modo considerable desde el inicio de la guerra con epicentro en Ucrania. Podemos concluir, de acuerdo a este dato, que las empresas armamentistas norteamericanas pivotean la continuidad y expansión de esa guerra. La masacre sionista contra el pueblo palestino también ha contribuido al incremento del gasto militar, y en consecuencia a la suba de las acciones bursátiles de las firmas de producción de armamentos. Las empresas más beneficiadas por el ascenso de sus cotizaciones en la bolsa de Wall Street son la ya mencionada Lockheed Martin, Raytheon Technologies, Northrop Grumman, Money Well International y General Dynamics. Por su parte los beneficiados en las bolsas europeas por su producción bélica son BAE Systems (británica), Dassault Aviation (francesa), FTSE de Milán, MTU Aero Engines y Rheinmetall (alemanas).
A su turno la Unión Europea acordó en 2023 un gasto de 500 millones de euros destinados a Ucrania, que sumados a otros anteriores suman 3.600 millones de la misma moneda. Fue la OTAN quien desarrolló una presión ostensible para que esto ocurriera. Su resultado fue un aumento del 6% de su gasto militar. Esto, además, es parte de la puja entre la UE y Estados Unidos por el predominio del ejercicio de la fuerza militar y la presión que obedece a la necesidad del imperialismo norteamericano de seguir subordinando a las principales naciones europeas a su dirección política y bélica como así también a la dirección de la guerra a partir de la OTAN. Es que la estructura militar de la OTAN está dividida en dos mandos estratégicos: el cuartel general supremo de las potencias aliadas en Europa, situado en Monz, Bélgica y el Mando Aliado de Transformación, situado en Norfolk, Estados Unidos. El comandante supremo en Europa supervisa todas las operaciones de la OTAN y es siempre un general estadounidense.
Queda muy claro que la Unión Europea pretende romper con la subordinación en materia de armamentos con el imperialismo norteamericano y pretende para 2030 producir el 50% del suyo. Por esa razón la Comisión Europea, el Alto Representante para la Política Exterior, el jefe de la Agencia Europea de Defensa y los Estados Miembros han acordado unificar la compra de armas y coordinar normas comunes para adquisiciones de material de guerra, la industria armamentista y fondos de la Unión Europea. Se proponen invertir 1.500 millones de Euros entre 2025 y 2027 con esa finalidad.
Existe por otra parte una tenaz competencia entre Estados Unidos, Rusia Y China en relación a la producción de armas sofisticadas hipersónicas, que funcionan mediante inteligencia artificial, 5G y computación cuántica, que potencia la posibilidad de extremar el conflicto.
Según la agencia informativa ReliefWeb de abril de 2024 el gasto militar mundial fue de 2,44 billones de dólares, un 6,8% más que en 2022.
Según la opinión de Arturo Ortiz Wadgymar, del Instituto de Investigaciones Económicas de la Unam (México), expuesta en el XVIII Seminario sobre economía mundial 2023, la inversión en industria bélica por parte de las naciones imperialistas tiene, también, la función de impedir la recesión. En su conferencia dada en el transcurso del seminario mencionado sobre “La recesión en Estados Unidos y los efectos económicos en México 2024” señaló que en el primer trimestre de 2024 el crecimiento del PBI norteamericano fue del 0,6%, en el segundo trimestre del 0,5%, en el tercero fue de 1,2% y creció en el cuarto al 4,9%. Este último dato obedece según el economista al apoyo armamentista de Estados Unidos a Israel, y se refiere a las ventas y crecimiento bursátil de las empresas que acabamos de mencionar. El jefe del Pentágono, Lloyd Austin, señaló, refiriéndose a la producción de armas para la guerra que “el dinero fluirá a través de nuestra industria creando empleos estadounidenses en más de 30 estados”. Blinken, secretario de Estado norteamericano, destacó la firma de trece grandes contratos por 38.000 millones de dólares con Polonia, Grecia, India y Croacia. Es que la exportación de armas norteamericanas permite equilibrar su deficitaria balanza comercial. Por su parte la Oficina de Análisis Económico del Departamento de Comercio de Estados Unidos señaló que “el gasto real en equipos y nuevas instalaciones productivas cayó en el tercer trimestre de 2023”. En el transcurso de ese año la caída fue a razón de una tasa anual de 3,8%. Es decir que el gasto armamentista es para el imperialismo un factor contrarrestante de la recesión. Es que la deuda pública de Estados Unidos alcanzó 24,6 billones de dólares y su déficit comercial, un billón de la misma moneda, parte de la cual está vinculada a la relación comercial con China con un saldo negativo de 322.515 millones de dólares. Asimismo, como acabamos de ver, no solo hay una guerra comercial entre Estados Unidos, China y Rusia que también tiene lugar en materia de producción y comercio de armas en el mercado mundial, sino que esta se expresa entre Estados Unidos y la Unión Europea, que con esta carrera entre sus principales potencias, busca también, tal como lo expresan los datos presentados en este texto, la ya declarada pretensión de crear una fuerza armada continental que se emancipe de la tutela de Estados Unidos en la OTAN . A propósito, cabe destacar que Olaf Schölz, jefe del Estado alemán señaló en el inicio de las obras de Rheinmetall en la localidad de Unterlüb que “debemos pasar a la fabricación en masa de armamentos”, y Macron, presidente francés expresó con suficiente elocuencia que “la industria de defensa debe pasar a modo de ´economía de guerra ́ en su alocución en la base naval de Cherburgo. Es indudable que la carrera armamentista es el resultado de la falta de salida del régimen capitalista a escala mundial, que hace tiempo ha agotado sus posibilidades de crecimiento progresivo y que encuentra su salida en la industria bélica, en la competencia por su predominio en la misma y en la destrucción de las fuerzas productivas. Esta es la tendencia presente. Las declaraciones de las principales figuras de las naciones imperialistas, junto a los datos de la carrera armamentista, le dan fuerza a esta conclusión.
Los grandes bancos y fondos de inversión norteamericanos han colocado medio billón de dólares en el desarrollo de la industria bélica. Entre ellos podemos destacar a Vanguard, State Street, Black Rock, Capital Group, Citigroup, JP Morgan Chase, Morgan Stanley, Wellington Management, Wells Fargo. Y entre los europeos, al BBVA Y Francés, BNP Paribas, Deutsche Bank, UBS Barclays, Legal and General, Groupe BECE, Societé Generale Credit Agricole.
Debemos señalar que, entre enero de 2021 y agosto de 2023, 287 entidades financieras de veintiocho países dieron 820 mil millones de dólares para producir armas nucleares.
Socialismo o barbarie: revolución proletaria o destrucción del planeta y la humanidad. Guerra a la guerra
El planeta se halla al borde del abismo. Todo indica que los Estados imperialistas en su puja por apoderarse de la plusvalía de la fuerza de trabajo y de los recursos naturales del mundo marchan hacia la guerra, y en consecuencia hacia una catástrofe de proporciones nunca vistas, por si fueran pocas las vividas durante las dos grandes guerras y las múltiples guerras coloniales. Ya vivimos en medio de la barbarie. La respuesta a esto está constituida por las poderosas movilizaciones populares, incluidas las de los estudiantes norteamericanos en defensa del pueblo palestino. Y hace falta extender una gran movilización mundial a favor de convertir la guerra OTAN-Rusia en una guerra contra los masacradores de ambos bandos, por convertir esa guerra en su contrario, esto es: en un alzamiento obrero y popular contra el imperialismo de la OTAN y la acción agresora de la Rusia de Putin.
La declaración del Primero de Mayo firmada por el Partido Obrero y organizaciones hermanas de diversos países es un punto de partida en esa perspectiva.