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La situación política en las vísperas del IXº Congreso del PO

Charla pronunciada el pasado 18 de abril en el Comité del barrio Paternal, en la Capital Federal.


El objetivo de esta charla es desarrollar un análisis de la situación política del país y exponer la política del Partido Obrero.


 


En relación a esto quiero hacer una reflexión previa. No se si habrán notado que la función de explicar la situación política del país, y sus perspectivas, prácticamente ha desaparecido de las tareas habituales de los políticos argentinos. No ofrecen un análisis; no toman en cuenta al conjunto de factores históricos que operan sobre la situación política, la situación de las diversas clases sociales, la influencia internacional; no toman el conjunto de esos factores para trazar un panorama de la situación. No lo hacen públicamente ni al interior de sus partidos. Los que hacen esa tarea para ellos son las consultoras, es decir, los grupos empresariales que tienen como función profesional pensar y analizar lo que hasta ahora se suponía debían pensar y analizar los partidos políticos. Por eso se dice que Duhalde no da un paso sin ojear las encuestas, sin ver qué es lo que dice Aurelio o Mora y Araujo. Hago esta observación porque este vaciamiento de la función de los partidos políticos retrata el parasitismo de la política oficial, de la política patronal o la política capitalista: no pueden representarse el camino a seguir, actúan de forma empírica. Buscan el slogan del día y la agresión al adversario que les suene más aconsejable, pero no actúan en función de esclarecimiento. Esto quiere decir que los partidos políticos están agotados. Son órganos que no cumplen su función, aunque estén instalados en el organismo. No tienen vitalidad porque no cumplen la función que es propia de un partido político.


 


A este extremo han llegado también algunos partidos de izquierda. Ustedes podrán observar a través de nuestra prensa, que es frecuente que el Partido Obrero realice charlas para analizar la situación política. Pero no es frecuente encontrar esta tarea proselitista, de propaganda, de parte de otros partidos de izquierda. Este tipo de análisis lleva a un partido a decir ante la gente qué es lo que se propone; a decirlo abiertamente y sin subterfugios, a dar todas las razones de sus objetivos y de la manera que pretende actuar. Por ejemplo, hay muchos compañeros de izquierda que piensan que ser clasista o tener una conciencia de clase es tener una actitud de hostilidad hacia el explotador. Alguien que intransigentemente, sistemáticamente, tiene una actitud de hostilidad hacia el explotador, ante la represión, cree que por ese motivo es un clasista. Probablemente quien tiene ese tipo de actitud tiene mucho de clasista; pero la conciencia de clase es tener una comprensión de conjunto de la situación histórica. La posibilidad de acabar con el sistema capitalista depende de la comprensión del conjunto de los factores que lo sostienen y no simplemente de la hostilidad ante la explotación, entendiéndola como una cosa injusta. Está muy bien rebelarse contra la injusticia, tener una actitud enérgica frente a todo lo que sea opresión y humillación, pero la verdadera conciencia revolucionaria, la verdadera conciencia clasista, exige comprender los problemas en su conjunto. Anoche, por ejemplo, participé de una mesa redonda sobre el Manifiesto Comunista, con un conjunto de profesores y decanos en la Universidad de Rosario, lo cual fue una ocasión también para observar que en 1848 en el primer manifiesto político y programático del movimiento obrero, Marx definía a la conciencia de clase como esa comprensión del momento histórico, y no simplemente la actitud de rebelión, de lucha que, naturalmente, es una primera manifestación de esa conciencia de clase.


 


¿Cuál es el análisis de la situación política vigente?


 


Caracterización


 


Al hacer un análisis de la situación política, me veo en la obligación de presentar los problemas actuales a la luz de nuestros análisis anteriores. Es necesario verificar el grado de acierto o de error de esos análisis.


 


En el balance de las elecciones del 26 de octubre (1), el Partido Obrero destacó tres aspectos principales de la situación política. El primero fue la posibilidad de la división del peronismo. Esta primera observación tiene toda una serie de implicancias que ya podemos ir suponiendo con sólo pensar que los trabajadores argentinos han votado o han seguido al peronismo durante muchísimos años, y que ese vínculo es uno de los factores que explica las sucesivas derrotas de la clase obrera, de los trabajadores, del pueblo argentino y de la Argentina en su conjunto.


 


La segunda observación era la inevitabilidad de algo que ya venía ocurriendo, pero que tenía que acentuarse cada vez más: la menemización de la Alianza, es decir, la tendencia a transformarse en un reemplazante o un sustituto de Menem, como portavoz de los grandes intereses capitalistas internacionales y de los grandes pulpos nacionales.


 


La tercera observación es que este conjunto de hechos, sumado a fenómenos interiores que hay en el movimiento obrero, estaban indicando que, al menos en una vanguardia, existía embrionariamente, pero en forma clara, un desplazamiento de los trabajadores, del peronismo y del seguidismo a los partidos o movimientos patronales, hacia una política de independencia de clase, de formación de un Partido Obrero. Es así como nosotros interpretamos los resultados del Partido Obrero que, por primera vez, aparece como el partido más votado de la izquierda y con una escala de crecimiento porcentual de características inusitadas, como 400% ó en el caso de los centros industriales de Córdoba, un crecimiento de votos del orden del 700%. Eran votos de trabajadores que habitualmente habían votado al peronismo. No hacía falta que hubiéramos hecho una encuesta preguntándole a la gente después de la elección cómo votó y cómo votó en la elección anterior, y comprobar que en la elección anterior la mayoría de esa gente había votado al peronismo y ahora votaba al Partido Obrero. No lo necesitábamos hacer porque ya habíamos observado durante la campaña electoral que en los actos, reuniones y manifestaciones del Partido Obrero había dos grandes características: una gran asistencia, incluso en zonas rurales, mayoría peronista, y dentro de todo eso, mayoría de mujeres.


 


El hecho de que el Partido Obrero esté impulsando hoy un movimiento independiente de mujeres trabajadoras, que acaba de sacar un periódico que se llama Trabajadoras es una expresión práctica de esta conclusión política.


 


Analicemos estos tres elementos.


 


División del peronismo


 


¿Por qué se divide el peronismo? Se plantea la posibilidad de que se divida en dos partidos. Ya es un hecho su actual división. Menem está en una franca guerra contra Duhalde y Duhalde está en una franca guerra contra Menem. Este nivel de división no es sólo una división en términos de ideas; es una división en el poder que además afecta a la sucesión de 1999.


 


La división del peronismo tiene un fundamento económico importante. En el curso de su gobierno, el menemismo, que ha representado grandes intereses patronales, privatizaciones, etc., se ha hecho representante de un círculo cada vez más estrecho de intereses capitalistas. Como consecuencia del gran endeudamiento del país, de una deuda externa que llega a los 150.000 millones de dólares, ha caído bajo una feroz dependencia de los grandes bancos y, en particular, de una constelación encabezada por el Citibank, que controla los teléfonos y que ha pasado a controlar la mayor parte de los medios de comunicación, y que pretende seguir avanzando en el campo de la prensa y de los seguros.


 


¿Cómo se observa la influencia tremenda de estos grupos económicos? En la prórroga por dos años del monopolio telefónico. Los tenedores de las acciones, el Citibank, del gran banco de inversión Merryl Lynch, advirtieron que si se terminaba con el monopolio telefónico, retirarían su dinero de la Bolsa y sus dólares del país, es decir, que provocarían la cesación de pagos. Lo mismo ocurrió con las tarifas telefónicas, donde a pesar de todas las protestas populares y a pesar de las audiencias públicas, el gobierno ha satisfecho los intereses de estos grupos monopólicos. Es un gobierno rehén del Citibank: lo demuestra un hecho, si ustedes quieren, sutil, pero que importa. A pesar de que el FMI advirtió que el principal problema económico, según ellos, era el déficit de la balanza comercial, el gobierno subsidia a Telefónica Argentina y al Citibank que no exportan nada, pero sí se endeudan sistemáticamente con el exterior. Este sector capitalista quiere ahora la privatización del Banco Nación, del Banco Provincia y del Banco Ciudad; quiere el control completo del sistema financiero del país.


 


Duhalde representa una cosa diferente. Es el jefe del Banco Provincia; como tal se rodeó de importantes grupos capitalistas que han hecho uso del Banco Provincia. Hay grandes pulpos norteamericanos metidos en la financiación de la salud; en el asunto de las aseguradoras de riesgo de trabajo; en la privatización de las prestaciones previsionales con el Banco Provincia. Y ahora mismo Duhalde pretende privatizar el 49% del Banco Provincia, lo que significa ponerlo bajo el control de la Bolsa y de Wall Street. El Banco Provincia es uno de los factores fundamentales de choque entre Menem y Duhalde. Uno representa los intereses de la colonización completa a manos del Citibank; el otro representa una constelación de intereses, incluidos capitales norteamericanos (por ejemplo, en el directorio del Banco Provincia se encuentran la Sociedad Rural, la UIA bonaerense, etc.).


 


El empantanamiento se ha agudizado por el agravamiento de los problemas; el plan económico hace tiempo que se encuentra agotado; el negocio de un capitalista sólo puede prosperar a costa del hundimiento del otro. No se trata de sacar una tajada mayor en un mercado donde hay lugar para dos; se trata de una lucha en donde hay mercado sólo para uno. Es la lucha mortal; esta es la razón por la que el grupo Citibank es el puntal de la re-reelección de Menem, de forzar el proceso político, y de forzar la interpretación constitucional. Menem dice: yo soy el único que garantiza el modelo; pero Fernández Meijide también quiere ser garante del modelo; el Chacho Alvarez también. Para garantizar el modelo hay una cola que va desde San Martín y Juan B. Justo hasta el Obelisco.


 


Tenemos que denunciar al conjunto de los capitales que copan el país. Digo esto porque una parte de la izquierda fue a abrazar al Banco Nación; como si fuera el bunker de la soberanía nacional y no como lo que realmente es, una cueva de ladrones. De esta lucha va a depender, en parte, la evolución de la crisis del peronismo.


 


Pero hay una cuestión de conjunto mucho más decisiva. El movimiento que debutó para realizar grandes conquistas populares, o para traducir al campo legal toda una serie de conquistas populares, se ha transformado en el mayor verdugo de los trabajadores en este país desde Uriburu, con lo cual quiero decir que este es peor que Videla, Galtieri y Viola en lo que hace al ataque a los trabajadores. No pasa un día sin que se dé un golpe contra los trabajadores. El peronismo está completamente agotado; la prueba de ello es que no cumple ninguna de las tareas para las que nació históricamente: la independencia burguesa del país, apoyada en un movimiento popular.


 


Para las masas y los trabajadores, el peronismo se ha convertido en una carga. El hecho significativo es que la gente que todavía en el 95 votó por Menem es la protagonista fundamental de los cortes de ruta. Las corrientes peronistas que se fueron del menemismo en el 89 no son las que cortaron las rutas; los que cortan las rutas fueron los que todavía en 1995 votaron por Menem, los que todavía creían que alguien del peronismo los podía sacar de la debacle. Por eso la brutalidad de los cortes de ruta; la reacción de la gente está en proporción directa al tamaño de su decepción y a la brusquedad de su desilusión. Hay gente que de la noche a la mañana se considera traicionada. Entonces, si el peronismo se divide, es porque no tiene una bandera, una carta o un motivo, para mostrar a nadie. Es un partido que vive del presupuesto del municipio, de la gobernación, del Estado, del robo, del privilegio, de la corruptela; la posibilidad de que se le acabe la mamadera del presupuesto lo destruye.


 


La idea de que se volatiza acelera la tendencia a la división. Hay pintadas en Rosario, a favor de Reuteman, que hablan de aumentar salarios. Es significativo: no hay la más remota posibilidad de que Reuteman haga política social y aumente los salarios. No la tienen Duhalde, ni Meijide, ni De la Rúa. Pero tienen que pintar eso, tiene que evocar la justicia social en la base del peronismo. Es decir que un peronista, para progresar, tiene que moverle el piso al peronismo gobernante. Es un dato político importante porque significa que el movimiento popular carece totalmente de una referencia propia. No hay ningún aparato que penetre, que llegue, que convoque. Porque ningún movimiento puede existir y al mismo tiempo estar agotado. No puede protagonizar ninguna movilización. Una movilización no es una concentración de personas; es una reivindicación y una causa. Un sector de la izquierda argentina, en 1989, cometió un error gravísimo. Cuando Menem ganó en 1989, el Movimiento al Socialismo dijo que se había creado una situación revolucionaria por causa de los saqueos, que Menem no iba a poder gobernar, y que el retorno del peronismo al gobierno llevaba a su división, y que con la división del peronismo, llegaría la toma del poder por el Mas. Ustedes saben que el peronismo no se dividió, pero el Mas sí. Nosotros habíamos planteado otra conclusión: que no había ninguna situación revolucionaria y que, además, los trabajadores iban a pagar con dolor y sufrimiento el haber votado por Menem. Sacamos un afiche, La Casa rosada no cambia de dueño, que decía que sólo cuando hubieran sufrido las consecuencias de haber votado como votaron, podrían los obreros empezar a rebobinar y sacarse esa porquería de encima. Nosotros, quizás, fuimos duros con la expresión pagar con dolor y sufrimiento, esa limitación de la comprensión de la situación, esa ilusión en Menem. Pero ya se ha pagado; por eso ahora se plantea la posibilidad de la derrota electoral del peronismo, la posibilidad de la división del peronismo y, según las características que adopte la crisis, que caiga Menem antes de la finalización de su mandato.


 


Menemización de la Alianza


 


La menemización de la Alianza, es una maravilla: ayer fue Graciela Fernández Meijide a ver al arzobispo Gandiz, quien le deseó la mejor de las suertes. Cualquiera que sigue la política mundial, sabe que los obispos no dicen estas cosas en forma gratuita. La iglesia es muy estricta. Días pasados Roque Fernández discrepó con el FMI, y hasta Menem discrepó con el FMI, Erman González todavía dice discrepar con el FMI. Pero el único que no discrepa es el Chacho Alvarez.


 


El punto de partida de la Alianza es el frente que una serie de partidos de izquierda formaron en 1992, el Frente del Sur. El Partido Obrero dijo en ese momento: van a terminar como agentes del FMI. Este frente tenía la pequeña característica de que no quería llevar a un militante de los partidos como candidato, sino a un director de cine, Solanas, es decir, no quería ganar a la opinión pública sobre la base de la lucha popular; le quería ahorrar al pueblo la necesidad de pensar en un programa.


 


Nosotros hicimos una campaña contra este frente; dijimos, no queremos francotiradores de candidatos. Los candidatos tienen que ser los representantes más auténticos de los movimientos de lucha. Lo contrario es el arribismo, la sustitución de los trabajadores por la pequeña burguesía democratizante. La política del Frente del Sur y de toda esta izquierda fue el arribismo. Esto volvió a repetirse con candidatos como David Viñas o como el isabeliano Alejandro Otero.


 


Hacían lo contrario de lo que dice Marx en el Manifiesto Comunista: "nos negamos a no decir lo que queremos". ¿Qué nos dice esta izquierda?: Nos negamos a decir lo que queremos; cuanto más podamos ocultar nuestros fines, mejor.


 


Pero a qué clase social pertenecen Pino Solanas, el Partido Comunista, el Frente Grande (todavía no había Frente Grande), el Chacho Alvarez, la Fernández Meijide, ¿a qué clase social pertenecen? ¿Representan al Citibank? No. ¿Representan a la burguesía industrial? No. Representan a la pequeña burguesía que dice: nosotros tenemos la salida para el país; no es el Partido Obrero el que tiene la salida; no son los representantes de los obreros, somos nosotros, los escritores, los abogados, los teólogos, los historiadores; que decimos que sí, se puede vivir en el capitalismo, un capitalismo honesto, un capitalismo sin corrupción, un capitalismo con auténtica división de los poderes, un capitalismo que respete al obrero. Y la pequeña burguesía hace una tentativa política, presenta una oferta política a las clases populares de llevarlas por un camino independiente del gran capital, del gran banquero, del gran industrial. Critican a Cavallo, hablan de lo mal que ganan los docentes, de lo mal que ganan los obreros, de que están contra de la flexibilidad laboral, contra la ley de convertibilidad.


 


Eso ocurrió en 1992. En 1998 han hecho toda una evolución política: defienden la convertibilidad, defienden el sueldo de 200 pesos de los docentes, defienden la flexibilidad, revientan la huelga de Río Turbio. Es decir, hacen un ciclo político completo y revelan una vez más a los ojos del país que la pequeña burguesía, cuando quiere cumplir una función dirigente, termina como agente del imperialismo. Nosotros esto lo sabíamos en el 92, lo dijimos abiertamente, suscitando las habituales antipatías del caso. Ayer en una mesa redonda en Rosario, el decano de Ciencias Políticas de Rosario, para ilustrar la evolución política que había habido en el país, dijo: "Altamira, en el curso de su exposición, atacó varias veces al régimen democrático. Hace tres años, terminadas las exposiciones, los oyentes hubieran pedido la palabra para atacar a Altamira; hoy hace una hora que estamos en debate y todavía nadie atacó a Altamira por atacar al régimen democrático, porque todos ustedes están convencidos de que el régimen democrático es nada más que la pantalla del dominio de los grandes capitalistas". Pero la pequeña burguesía del Frente Grande y del Frepaso evolucionó en un sentido inverso: en candidata e instrumento de los grandes capitalistas.


 


En 1992 dijimos que la pequeña burguesía terminaría en brazos del imperialismo. El comentario de moda, era que, como de costumbre, desarrollábamos un hábito imperdible por la exageración. Pero el Frepaso ha batido todas las expectativas, es un agente directo del imperialismo. La pequeña burguesía ve realizar sus intereses sociales cuando ocupa una banca en el parlamento, cuando llega a una gobernación, cuando puede repartir entre su clientela una parte de su presupuesto; y al igual que Alfonsín, que también representaba a la pequeña burguesía, se conforma si puede convertir al centro de la ciudad de Buenos Aires en una variante del centro de la ciudad de París.


 


¿Qué tenemos entonces? Que el peronismo está en crisis y puede dividirse y que las masas quedan sin referencia; y que se estructura una oposición que a una velocidad del sonido va perdiendo todo su plumaje popular. Esta combinación es históricamente explosiva, porque combinada con una organización de los trabajadores detrás de un programa consecuente, y de un partido revolucionario, crea una crisis de poder.


 


La clase obrera


 


El análisis del movimiento obrero y de las masas de este país requiere poder pensar contradictoriamente. En el curso de muchos debates pre-Congreso, observo que se acentúa un aspecto u otro, y es cuestión de unir los dos. Los trabajadores están sufriendo la peor ofensiva que hayan conocido en toda su historia. Y la única vez que se sientan con los patrones para firmar algo, es porque ceden en algún punto. Pero aunque todos los convenios son flexibilizadores al mismo tiempo hay unas luchas tremendas.


 


En los últimos días, por ejemplo, hubo dos pronunciamientos muy importantes: los presidentes de Ford y Renault amenazaron casi con retirarse del país, si no se los autorizaba a pagar los salarios (inferiores) que pagan Fiat, Toyota, Chrysler y General Motors, que ingresaron recientemente, lo hicieron con modalidades de los contratos precarios, los contratos por seis meses, las pasantías, los contratos de aprendizaje, etc. La perspectiva es de un enfrentamiento muy serio, que ya se viene desarrollando, con los obreros de Renault, y que se viene desarrollando desde hace más de un año con los de la Ford. Esto demuestra también hasta qué punto el progreso general del capitalismo en su aspecto tecnológico, es un proceso de degradación social y cultural. Porque para que un patrón le pueda pagar a un obrero 400 pesos, ¿qué clase de obrero necesita? Un obrero que solamente haya comido y dormido. No necesita un obrero que tenga algo más que su existencia física. Porque si necesitara un obrero que tenga algo más que resistencia física, le tiene que pagar más, para que se eduque, y a la hora de pagarle el salario tendría que contemplar la totalidad de sus necesidades materiales e intelectuales. El hecho de que le pueda pagar 400 pesos quiere decir que el obrero se ha transformado, como nunca, en un apéndice de la máquina. Esto desnuda la característica civilizadora propia del desarrollo capitalista. Cuando Marx dice que el burgués aún bajo el capitalismo revoluciona constantemente la producción, quiere decir que juega un papel de socavamiento del propio mundo capitalista. Al aumentar constantemente la productividad para tener obreros desempleados y para bajar los salarios, está socavando su propia dominación. Todos los obreros del mundo sufren esta ofensiva que, sin embargo, no puede ser entendida sólo como una ofensiva capitalista. También tiene que ser entendida como la consecuencia del fracaso completo de las direcciones de la clase obrera para defender a los obreros de la ofensiva capitalista. Por qué ¿para qué se hicieron los sindicatos, para qué se hicieron las comisiones internas, para qué se hicieron partidos obreros, sino precisamente, para que enfrenten la ofensiva capitalista; para que el obrero mediante la organización, la asociación y la lucha pueda resistir la ofensiva capitalista?


 


¿Cómo razona una dirección del movimiento obrero? Hay que ceder en todo para mantener un mínimo cuadro de ocupación. Si no cedemos, si luchamos por aumentos salariales, es peor; es decir, que actúan como rehenes del capital. Por lo tanto ceden en toda la línea pensado que otra alternativa sería peor; me refiero a la CGT de Daer, al MTA y a la CTA. La CTA apoya abiertamente a la Alianza, que acaba de anunciar por boca de Chacho Alvarez, que va a votar la reforma laboral que envía a Erman González al congreso. ¿Y esa reforma laboral qué hace? Incorpora todos los contratos precarios como norma general en el sistema laboral; entonces los contratos ya no son más excepciones; se transforman en la regla. La ofensiva capitalista no podría triunfar ni avanzar si no fuera por la política de las direcciones obreras.


 


Mucha gente dice que el capitalismo no puede subsistir si no incrementa la productividad; que esto es casi una obligación. Sin embargo, en el mes de febrero, la fábrica Fiat estuvo cerrada todo el mes, porque no había demanda de automóviles de Fiat en Brasil. El parate de la fábrica Fiat en el mes de febrero le hizo perder a Fiat mucha más plata que toda la que había ganado como consecuencia de la reducción de salarios. Este despilfarro capitalista es descomunal. Se calcula que la crisis asiática hizo perder al capitalismo un billón quinientos mil millones de dólares. ¿Cuánta reducción salarial será necesaria para compensar eso? La perdieron en una crisis y la crisis es totalmente ajena al obrero y hasta cierto punto al propio capitalista como persona. Es la crisis del régimen capitalista. Mucho más lógico sería luchar por un sistema social superior que no tuviera esas crisis.


 


Entonces, el movimiento obrero, como consecuencia de esa crisis del peronismo, de la crisis sindical, sufre un retroceso absolutamente extraordinaria. Pero los golpes del capitalismo hacen reflexionar a los trabajadores. Los golpes del capitalismo agudizan la obligación del trabajador de plantearse una salida. Al principio piensa que tiene una salida individual, pero ya cuando adopta una cierta escala, empieza a comprender que se transforma en un problema colectivo. Los desocupados tratan de organizarse, se forman grandes organizaciones de desocupados. La juventud trata de organizarse, se forman organizaciones juveniles, marcadas por otro tipo de orientación. En función de esto ¿qué pronóstico político hace el Partido Obrero como una salida?


 


Perspectivas


 


Pueden pasar dos cosas, es decir, puede pasar una o la otra y, en un determinado momento, una y la otra, combinadas.


 


La primera es que en el movimiento obrero se produzca, como consecuencia de la superexplotación, como consecuencia de las luchas, una creciente politización. El obrero se siente todavía sin fuerzas para hacer grandes huelgas generales, para hacer grandes ocupaciones de fabricas, pero evoluciona en el campo político. Se acerca a los partidos combativos, los vota. Esto es una ley que se ha manifestado en muchas épocas históricas anteriores. Cuando el movimiento obrero entra en un período de retroceso social puede, contradictoriamente, concentrarse en desenvolver una acción política, que prepare las condiciones para grandes luchas.


 


Es decir, el pueblo se radicaliza; los partidos crecen. Los partidos forman agrupaciones, las agrupaciones se desarrollan en las fábricas y este crecimiento de la organización prepara una nueva etapa de lucha. Por eso es importante señalar el porcentaje de votos del Partido Obrero, porque es un índice de ese interés político. Esto es lo que explica que el desarrollo de las principales agrupaciones opositoras, en todos los sindicatos, esté vinculado a organizaciones de izquierda y, principalmente, al Partido Obrero. Es por ejemplo el caso de los sindicatos de docentes regionales, que como lo desmostró el de Santa Cruz, se transforma en centro de una gran huelga minera en el Turbio. O por ejemplo el crecimiento en las fábricas gráficas; o en fábricas como Siderca, o la victoria de la Lista Blanca, que le ganó a la burocracia del Smata en todas las grandes fabricas de Córdoba en la última elección seccional. Está claro. Y esto va armando un esquema de organización, una vía de desarrollo político. El Partido Obrero impulsa esta vía de desarrollo político con la consigna de la necesidad de formar una alternativa independiente de los trabajadores, de conquistar la independencia política de la clase obrera y de formar un Partido Obrero. Que la clase obrera forme un partido de trabajadores. Esto es una vía de desarrollo y es la vía que con más tenacidad estamos desarrollando. Levantando tribunas, abriendo nuevos locales, conquistando 4.000 suscriptores, vendiendo más periódicos, armando redes de distribuidores, que no es sólo una mecánica de marketing de un diario, sino que es el método de organización de la vanguardia obrera, para que por medio de la organización, haga frente a la ofensiva capitalista.


 


Hoy, por ejemplo, en Varela, creo que hay unas 65 organizaciones reunidas. Organizaciones de desocupados, organizaciones sindicales, partidos políticos, centro vecinales, agrupamientos estudiantiles, que tienen grandes dificultades para llegar a un acuerdo para hacer un acto del 1º de Mayo. Probablemente no lleguen a un acuerdo. Pero la característica que tiene esta reunión, en la que parece no vamos a llegar a ningún acuerdo, con sucesivos cuartos intermedios para deliberar, revela ya un cuadro de intensidad, de debate de ideas, de propuestas, y de problemas. Incluso de influencias negativas. Por ejemplo, ustedes se van a sorprender, una de las influencias negativas son las Madres de Plaza de Mayo. Con todo su heroísmo, tenacidad y esfuerzo, sistemáticamente van a todos lados a decir que los partidos son todos una basura. Incluyen al PJ, a la Alianza, a Cavallo, a la izquierda y al PO. Y nosotros tenemos que organizar un acto del 1º de Mayo y lo quieren organizar contra los partidos. Y nosotros preguntamos: ¿Quién va a traer a la gente?, ¿Quién es el partido que más gente va a traer este año? El Partido Obrero, después otros partidos de izquierda. ¿Entonces, los que más van a movilizar trabajadores no van a hablar? ¿ Las Madres de Plaza de Mayo se olvidaron que los 30.000 desaparecidos eran militantes de partidos? Los 30.000 desaparecidos eran militantes de los Montoneros, que era un partido; del ERP, que era un partido; del Partido Obrero, que es un partido; de los Comunistas, que eran un partido. Todos eran militantes, todos luchaban por tomar el poder. ¿Cómo se puede defender a los 30.000 desaparecidos y atacar a los militantes políticos? Lo peor de todo es que se desarrolla en el movimiento obrero la idea de que éste se puede dedicar a cualquier cosa, menos a tomar el poder político, la idea de que no hay que ir a una elección, cuando una campaña electoral de un Partido Obrero es una forma de desenmascarar a los partidos burgueses.


 


La otra vía de desarrollo es que esta situación se derrumbe bruscamente como en Asia. Si una situación tan mala se agrava bruscamente, va a producir grandes levantamientos populares. Porque quiere decir que el que trabaja, el que consigue un puesto de trabajo, no puede decir: Y mirá, yo me quedo acá con 400 pesos, para no estar desocupado, porque lo echan igual. Una aceleración de la crisis, determina que no necesite ningún obrero. Esto también es una alternativa. Y en caso de haber una alternativa de este tipo, que es muy posible por las características de toda la crisis mundial, el propio gobierno de Menem se va a ver en figurillas para terminar su mandato. Pero de producirse esta última vía, ¿cómo puede ir a la victoria, sin desarrollar también la vía anterior? Si no hay un partido, no hay organización, ¿cómo se va a canalizar, cómo va a llegar a la victoria todo el desarrollo popular?


 


El Partido Obrero trabaja en función de esta perspectiva general, con un llamamiento sistemático a la organización. Y yo digo, alternativa obrero-independiente, partido de los trabajadores o Partido Obrero. ¿Por qué las dos cosas? ¿Por qué alternativa obrero-independiente? ¿Por qué Partido Obrero?


 


Indudablemente, la auténtica alternativa independiente es un Partido Obrero. Es la organización de los obreros en un partido propio. Digo alternativa independiente, porque hay muchos trabajadores que necesitan aún madurar la idea de un partido, pero que pueden aceptar y aceptan la idea de que las organizaciones de los trabajadores, sean reivindicativas o políticas, se unan en un trabajo común. Nosotros estamos impulsando a fondo el trabajo en común de organizaciones obreras, populares, que tienen fines puramente reivindicativos con las organizaciones partidistas. Porque es necesario insuflar en las organizaciones que tienen fines reivindicativos, la conciencia de que la salida está en un gobierno obrero y porque es necesario que los partidos comprendan que sólo se puede crear un partido, luchando profundamente en todos los movimientos reivindicativos. Es lo que llamamos un frente político-reindivicativo. Y no es sencillo, porque la idea que más ha cultivado, y que más procura cultivar la burguesía entre el movimiento obrero es que los trabajadores no deben participar en los partidos y que los sindicatos no deben actuar políticamente. Pero la economía se mete con la política; no hay fronteras. Los capitalistas las cruzan todos los días, pero a nosotros nos dicen: cuidado; si vos te pasas esta frontera te contaminás. Entonces hay que luchar contra eso, hay que insuflar una conciencia estratégica en todos los sectores de la clase obrera, de que hay que luchar por el poder. A los chicos que andan en los movimientos de protesta, de música, etc., les decimos: todo esto vale si pensás luchar por el poder. Porque mientras el poder está en manos del otro, terminará legalizando a Serrat y a Paco Ibáñez y banalizando al Che Guevara. Hay que luchar por el poder político. Es una oportunidad histórica que se le presenta al movimiento obrero en todo el mundo.


 


Termino de la siguiente manera. En 1848, en el primer programa de un partido obrero, se dice que la construcción de un partido obrero es interrumpida constantemente por la competencia entre los propios trabajadores. En 1848, ya se establecía que la construcción de un partido obrero no era un proceso lineal. Es interrumpida constantemente porque los obreros, compiten entre sí. Es interrumpida constantemente por salvajes represiones. Es interrumpida constantemente por que aparece una burocracia que traiciona el movimiento. La burocratización del movimiento obrero es una forma exacerbada y extrema de la competencia entre los trabajadores. Es interrumpida constantemente porque hay una diferenciación entre los trabajadores que están mal y los que están un poquito mejor, o los que se vinculan a la pequeña burguesía y le dan pie a la pequeña burguesía en el movimiento obrero y bloquean al movimiento obrero. En ese manifiesto de 1848 se dice que la construcción de un partido obrero, se interrumpe constantemente para renacer siempre de abajo. Es una rebobinada sistemática, en la que la única condición es tratar siempre de colocarse en un plano superior al que se había recorrido en el pasado. Por eso llamamos a colaborar en el desarrollo del frente político reindivicativo, a acciones comunes, a la distribución de la Prensa, a la difusión de la idea más simple que hay en el mundo y es el que el obrero debe organizar su propio partido político y no debe ser víctima, ni dejarse verduguear, ni hacer seguidismo a la clase que lo explota.


 


Esta idea tiene que abrirse un camino fenomenal y este es el propósito del Partido Obrero.


 


 


Notas:


1. Jorge Altamira, "El balance de las elecciones", Prensa Obrera Nº 562 (30/11/97).


 

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