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Palestina: La lucha del pueblo de Bil’in


Haggai Katriel, el autor de este artículo, fue golpeado y arrestado en una manifestación en Bil’in en septiembre de 2005 y su juicio comenzó en Jerusalén bajo la falsa acusación de haber atacado a “un servidor públicoDesde el comienzo de la Intifada un gran número de activistas judíos, incluidos miembros de la CRCI en Palestina, fueron sometidos a juicio con cargos falsos. Llamamos a una campaña de solidaridad por el desprocesamiento de Haggai y todos los activistas de izquierda judíos y palestinos perseguidos por el Estado sionista.


La aldea de Bil’in, en el distrito de Ramallah, Cisjordania, se ha transformado en el último año en un símbolo de la lucha popular palestina contra la expropiación y la opresión, pero su situación no es única, sino más bien el ejemplo típico del pasado y presente de la política sionista.


El muro del apartheid, que fue construido por Israel en Cisjordania, es parte de un esfuerzo llevado a cabo durante cuatro décadas para estabilizar el control israelí en las áreas que fueron ocupadas en 1967. Mientras la retórica que rodeaba este proyecto ha cambiado en el transcurso de los años -fue disfrazado como “proceso de paz” durante los ’90, durante el levantamiento palestino de 2000 se anunció como “enfrentamiento al terrorismo” o “retirada unilateral”- y la brutalidad de los medios utilizados ha ido creciendo enormemente, el objetivo esencial y los métodos permanecen iguales: confiscación de la tierra palestina para, de este modo, privar a los palestinos de cualquier posibilidad de desarrollo; construcción de asentamientos sobre esta tierra, controlando grandes áreas a su alrededor, así como un amplio sistema de autopistas para los colonos, que generalmente se impide utilizar a los palestinos y que sirven para subdividir la región en enclaves, y la institucionalización de un sistema de “pases” que evita el movimiento de los palestinos de un área a otra.


 


El muro del apartheid es otro gran paso en este programa de bantustanización: confisca enormes cantidades de tierra palestina, sobre las que se construyen los asentamientos a velocidad vertiginosa, y aísla aún más a los palestinos en guetos.


 


El segmento del sistema de cercas que está siendo construido sobre las tierras de Bil’in, le robará a la aldea 500 acres -la mitad de su tierra y el 70% de su área cultivable- de bosques de olivares, de los que depende el sustento de sus 1.700 habitantes. Estas tierras se utilizarán para construir una ampliación del asentamiento de Modi’in Ilit, cuya construcción comenzó en 1996 (en pleno “proceso de paz” de Oslo) sobre las tierras de Bil’in y otras cuatro aldeas palestinas. Algunas de las mayores empresas constructoras de Israel están involucradas en este muy rentable proyecto de Modi’in Ilit, cuya población es de actualmente 30.000 habitantes; Israel planea llegar a 150.000 para 2020.


 


El pueblo de Bil’in ha entablado una lucha popular contra el muro del apartheid, la cual, desde febrero de 2005, ha tomado la forma de marchas de protesta, todos los viernes al mediodía, desde el centro de la aldea hacia sus tierras sobre las cuales se está construyendo el muro.


 


Centenas de personas participan en cada una de estas protestas: residentes de Bil’in y otras aldeas, palestinos, activistas israelíes e internacionales, con banderas y pancartas. Después de una corta marcha, estas protestas se encuentran con los soldados israelíes, que los atacan con gases lacrimógenos, granadas de choque, balas de metal recubiertas con goma y palizas. A veces, utilizan diseños más exóticos: las fuerzas de ocupación han usado las protestas de Bil’in como prueba de armas con “balas de grano” y “balas de sal”, las cuales causan heridas terriblemente dolorosas.


 


Durante una de las marchas, un grupo de jóvenes que había estado participando en la movilización atacó repentinamente a dos manifestantes palestinos con gran violencia; uno de los jóvenes sacó una pistola y disparó al aire. Sacaron fuera a los dos manifestantes, mientras les daban una paliza a todo aquel que tratara de ayudar a los agredidos. Se entendió rápidamente (y más tarde fue confirmado por el ejército israelí) que fueron miembros de una unidad especial de las fuerzas israelíes que se habían infiltrado en la Militante israelí reprimido por el ejército sionista en Bil’in. Le dispararon una bala de goma desde 30 centímetros. El compañero perdió un ojo en la manifestación. Antes de hacer sus feroces arrestos, estos agentes habían comenzado a tirar piedras en dirección a los soldados que estaban delante, para dar a los soldados el pretexto para dar rienda suelta a un ataque más brutal. Los manifestantes que fueron atacados y tomados prisioneros por estos agentes pasaron varias semanas bajo arresto.


 


Los arrestos de manifestantes en Bil’in se hacen casi todas las semanas. En el sistema del apartheid, los palestinos que son llevados por la policía y luego pasan a manos del ejército, pasan días en un campo de detención antes de ser llevados ante un juez militar, mientras que los activistas israelíes e internacionales son mantenidos en arresto 24 horas y luego presentados a un juez y liberados bajo fianza.


 


Es habitual que quienes son golpeados y arrestados sean acusados de “atacar a un soldado”. En varios casos, videos tomados por los manifestantes han probado claramente que los soldados han mentido; y la fiscalía se ha visto obligada a retirar los cargos. Muchos, sin embargo, no son tan afortunados, y el Estado de Israel presentó cargos contra ellos en juicios sumarios. Esto es parte de un esfuerzo para reprimir la lucha en Bil’in y también para disuadir la acción conjunta de israelíes y palestinos, un nuevo fenómeno que desafía la ideología sionista de la “separación”. Otra forma de represión incluye invasiones del ejército a Bil’in a mitad de la noche para hacer arrestos, y bloquear el camino de los israelíes a Bil’in para evitar su participación en las manifestaciones.


 


A pesar de todos los esfuerzos represivos, la lucha popular en Bil’in continúa. La solidaridad y el respaldo judío e internacional al pueblo palestino es esencial, ahora más que nunca.


 

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