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Primer curso de formación sindical de la CGT San Lorenzo, año 2000

Estado y Sindicatos


Presentación de Edgardo Quiroga (1).


 


 


Compañeros: la intención que tenemos es que esto no sólo sirva para que cada compañero delegado, cada miembro de Comisión Directiva, cada desocupado profundice su formación sindical, sino que además sea llevado y debatido en las secciones, en las empresas, en las fábricas, en cada lugar de trabajo y en cada barrio.


 


De nada serviría que los que participan de estos cursos de formación profundicen sus conocimientos, sin que les sirva para llevarlo adelante durante toda la semana y en estos quince días hasta la próxima ciase, en cada lugar de trabajo, para que nos permita organizamos mejor y de esa manera poder confrontar no sólo con la reforma laboral sino con cada uno de los ataques que van a venir, no sólo del gobierno sino de las patronales.


 


Así que yo le agradezco al compañero Capurro, que va a ser el expositor del día de la fecha, y quiero en nombre de todos los trabajadores del Cordón y de los cuerpos de delegados, darle las gracias por participar, por venirse hasta acá y dejar abierto este curso; y lo que sí le pedimos a los compañeros es que después, cuando comience el debate, pregunten, participen; que nadie tenga temor de preguntar, aunque le parezca una pregunta ridícula, porque estamos entre trabajadores y la finalidad es que al final de cada curso estemos absolutamente clarificados sobre lo que se debate. Así que participemos, saquémonos todas las dudas. Gracias y los dejo con el compañero Capurro.


 


Exposición de Juan Carlos Capurro


Introducción


 


Gracias compañero por estas palabras de recibimiento. Para mí es una alegría estar hoy aquí, porque ésta es una zona de lucha histórica y me parece que la iniciativa que han tomado de organizar este ciclo de cursos es muy acertada.


 


Es tan acertada, porque nosotros estamos en condiciones de dar una salida (aunque parezca un poco pomposo, rimbombante lo que digo), pero creo que estamos en una encrucijada histórica y juntos tenemos que encontrar un camino, vengamos de los distintos sectores de donde vengamos, porque estamos ante un vacío de poder. Acá hace falta una nueva dirección para el movimiento obrero. Esto, claro está, existe ya hace mucho tiempo como problema. Pero ahora, ya se convirtió en una cuestión de herramienta práctica cotidiana.


 


Es decir, estamos en dificultades y estaremos en dificultades aún mayores, si no nos esclarecemos para ver cómo intervenimos. No es ése el motivo de lo que voy a abordar hoy, pero sí quiero dejarlo sentado como primera apreciación, porque yo creo que este tipo de encuentros deben ser habituales. Por lo menos en lo que a mi atañe, estoy dispuesto a venir todas las veces que haga falta no sólo para transmitir, como hoy voy a tratar de hacer, una cantidad de experiencias que adquirimos en la lucha cotidiana, sino también en los conflictos propios que ustedes tengan acá y contribuir a resolver las dificultades que haya, es decir que nuestra participación es una participación militante. Venimos porque estamos en lucha y porque acompañamos la lucha que ustedes están llevando adelante. Esto me parece importante dejarlo sentado como primera cuestión, como compromiso; es decir, mi apreciación no es que uno llega, da una opinión y se va, sino todo lo contrario. Uno transmite algunas cosas, las discutiremos para ver qué dudas, qué problemas, qué cuestiones hay, para poder sacar conclusiones y después seguir trabajando juntos. Esto como primera cuestión.


 


Estado y Sindicatos


 


El tema que se me pidió tratar, es un tema muy importante en la historia de nuestro país y en la de cualquiera, porque lógicamente en la lucha de clases de cualquier país, el problema de la relación entre el Estado y los sindicatos define rápidamente el tipo de gobierno que hay, las características de la etapa, etc. Pero estaba pensando que de algún modo uno puede graficar la relación o lo que significa la relación entre el Estado y los sindicatos con algo que está ocurriendo en los últimos días: es el tema de la reforma laboral. Fíjense ustedes que el gobierno ha sacado un proyecto de reforma laboral que prácticamente, según el estudio que yo hice, no deja una cabeza de alfiler de lo que son las actividades de los sindicatos sin reglamentar. Discute cómo tiene que ser el sindicato: si de base, si no de base, si de arriba…, cuál es la relación con el Ministerio de Trabajo, cómo funciona la Comisión Interna… Es decir, lo que ustedes más o menos han venido siguiendo del debate que propuso el gobierno sobre la cuestión.


Pero si toman el proyecto, van a ver que de los patrones no dice una sola palabra; no dice qué tienen que hacer, ni quién es el representante o quién no lo es. No dice nada. Es decir que toda la reforma laboral es para regimentar a les trabajadores, los patrones, en cambio, tienen piedra libre para organizarse, plantear lo que quieran o nombrar a quien les dé la gana, mientras el Ministerio de Trabajo no les controla absolutamente nada.


 


El otro día leí algo muy interesante (me acuerdo ahora), sobre la cuestión de cómo y a quién se controla. Resulta que fueron a la Casa de las Madres de Plaza de Mayo dos tipos que dijeron ser inspectores de la DGI; entonces, cuando le pidieron la documentación que acreditara si lo eran o no, los tipos se pusieron prepotentes y no se la querían dar; Hebe de Bonaflnl tomó una escoba y los echó a escobazos. Lo cual está muy bien porque es la reacción que cualquier compañera tendría cuando alguien se le quiere meter en la casa. Pero lo interesante fue lo que es dijo antes de correrlos. Les dijo: “Escúchenme ¿por qué no van a controlar a las grandes empresas? ¿Por qué vienen acá a la Casa de las Madres?”. Es decir, este gobierno ni siquiera guarda las formas. Hacen una ley para poner todo lo que nos regimenta a nosotros, los trabajadores. Esto luego lo analizaremos más en detalle.


 


Con relación al vacío existente del que hablaba antes, veremos que no es casual y revela el verdadero carácter de clase del Estado que se coloca del lado de los patrones (cosa que ya sabemos, no hace falta hoy reflexionar al respecto). Pero cuando hacen una ley sí es interesante ver cómo no son capaces, ni siquiera en forma hipócrita, de guardar las formas. Diplomáticamente dicen. “Las partes son iguales". ¿Vieron que siempre dicen “son iguales los trabajadores e iguales los patrones y tenemos que lograr el equilibrio y para eso está el Ministerio de Trabajo"? Acá no han guardado ni siquiera las formas. Después tenemos que reflexionar por qué no lo han hecho. Pero yo adelanto que se trata no de su fortaleza sino de su debilidad, porque cuanto más fuerte es el otro, más posibilidad tiene de ser diplomático. Esto me parece importante en la relación entre sindicatos y Estado.


Voy a tratar de hacer una reflexión sobre cómo ha sido, a grandes rasgos, la historia de la relación en nuestro país entre la clase obrera, los Sindicatos y el Estado, para poder ver finalmente el cuadro de situación actual en que estamos, un cuadro complejo, pero muy rico en cuanto a las posibilidades que tenemos de salir adelante.


 


Desde fines del siglo XIX al '55


 


En ese sentido, estudiando la historia de los sindicatos y, de alguna forma, lo que uno más conoce, que es la estructura jurídica, veremos cómo se presenta.


 


Desde fines del siglo pasado, en nuestro país, hasta aproximadamente la década del ‘40, el Estado, manejado por la oligarquía, no tenía muchas contemplaciones. Cuando los obreros salían a reclamar, no mandaban telegramas de despido, mandaban a la policía brava de sable y a caballo, con los Ramón Falcón a la cabeza, y organizaban la deportación de los trabajadores mediante la Ley de Residencia que todos recuerdan. Es decir, que a todo extranjero que molestaba, que pretendía organizar una fábrica, directamente se lo echaba del país o se lo mandaba preso.


En ese período, la política que se dio el Estado, la clase dominante del Estado, la burguesía y la oligarquía en particular, era la del choque físico directo. Por eso en los 1o de Mayo, cuando se exigían las ocho horas, no venían los decretos de necesidad y urgencia sino los cosacos (como llamaban a la policía), y se producían violentos choques con el Estado. La represión era abierta (como ejemplo se pueden dar los fusilamientos en la Patagonia, etc.), por eso el choque era frontal. La legislación era menor, pero se marchaba a la regimentación de los movimientos de trabajadores.


 


Peronismo y Sindicatos


 


Luego, con la irrupción del peronismo esto se modifica sustancialmente, porque se produce una gran transformación en nuestro país, donde los sindicatos pasan a tener un rol decisivo, un gran poder, una gran fuerza. Los trabajadores irrumpen en la vida nacional de un modo desconocido, lo que plantea también el problema de la tendencia a la asimilación, por parte del Estado, de los sindicatos. Esto no se logra pero se intenta.


 


El Estado intenta ponerse en árbitro o nexo, tratando de sentar en la mesa de negociación a los patrones y a los trabajadores, frente a las ofensivas patronales y a las movilizaciones obreras.


En ese período de arbitraje se consiguen concesiones muy importantes para la clase trabajadora pero, a su vez, se forma una fuerte estructura del Estado para tener el mayor control posible de la situación.


Ese esquema, con todas la variantes que ha habido en la historia del país, que ahora vamos a analizar más detenidamente, se ha mantenido a rasgos generales, porque estructura la idea del sindicato único, que tiene que tener personería, que el Ministerio de Trabajo determina si sirve o no, si la cantidad de las afiliaciones es la que corresponde o no, etc.


 


Pero ahí entramos en un terreno donde hay una regimentación jurídica, digamos; donde el Estado determina cómo se entra y cómo se sale, cuándo se es y cuándo no se es. Pero también es cierto que si los trabajadores se organizan y están sólidos logran arrancar sus reivindicaciones con sus propias herramientas. ¿Se entiende?


 


Es decir que no es el patrón el que se lo da graciosamente, sino que al mismo tiempo los trabajadores se organizan, tienen su sindicato, su obra social, etc., etc., y van imponiendo determinadas situaciones. Pero la tendencia del Estado es la de enchalecar al movimiento obrero lo más posible, de ubicarlo dentro de su propia esfera, es decir, del Estado, cosa que no han logrado, que no se logró plenamente.


 


La Revolución Libertadora del ‘55. El golpe militar


 


Por poner una fecha, en el '55, con la Revolución Libertadora se quiebra ese esquema de funcionamiento. Yo diría que las grandes movilizaciones que se producen luego de la década del ‘50, los problemas que se empiezan a evidenciar demuestran que los sindicatos tienen vida propia, no permiten fácilmente que el Estado les diga “que por razones de gobernabilidad deben ser de una forma o de otra". Esto produce encontronazos, dificultades, opiniones distintas; y el esquema no está funcionando, no sólo por el golpe de Estado, sino porque las patronales discuten un nuevo esquema que cambia todo sustancialmente.


 


En primer lugar porque ellos vuelven al método de la guerra civil contra los trabajadores. En la Libertadora (no hará falta que yo lo diga), el gorila sale con los comandos, fusila compañeros, que todavía hoy estamos defendiendo. (Yo tengo, por ejemplo, el caso de un delegado de Bahía Blanca a quien en el ‘55 la Armada fusiló en la puerta de su casa, y su familia sigue reclamando juicio y castigo a los culpables. Esto es muy interesante, porque es la memoria colectiva de los trabajadores).


 


Intento de regimentación del Movimiento Obrero


 


Quiero decir que algunas cosas que después vimos no son ninguna novedad, y que en ese período nefasto, de ataque a la clase obrera, ellos vuelven a los métodos de la década infame; pero al mismo tiempo, y esto es lo que me interesa destacar, buscan nuevas formas (por llamar de alguna manera) jurídicas de enchalecamiento de los trabajadores. La primera forma sutil que yo no quiero dejar pasar es el famoso artículo 14 bis, con la modificación a la Constitución de 1853, que se produce en 1957.


Aparentemente, este artículo 14 bis enumera una cantidad de maravillas: vivienda digna, salario digno; una cantidad de cosas con las que todos, por supuesto, estamos totalmente de acuerdo, y que lo hayan tenido que poner, aunque más no sea en la letra, es fruto de que existe una clase obrera en pie que los obligó a tener que escribirlo.


 


Pero, ¿en qué consiste -discúlpenme la expresión poco jurídica- la ‘guachada’ de este artículo? Consiste en haber puesto “el derecho de huelga" y todos los derechos en la Constitución, cosa que antes no estaba escrita porque no se lo mencionaba, era un derecho y punto.


Pero al ponerlo, se lo pueden reglamentar. Es decir, ustedes saben que los derechos constitucionales tienen una enumeración y después, como dice la Constitución, existen leyes "que reglamentan su ejercicio”. Entonces, si yo pongo el derecho de huelga “¡ah, ah, muy bien amigo!, ¡gracias!", pero, ¿qué pasa? Primero me ponen el derecho de huelga, luego me sacan la reglamentación que dice: “La huelga tiene que ser de las 8 de la mañana hasta las 8 y cinco; si llueve tiene que ir de paraguas verde”… ¿Me explico?


 


Lo extraordinario del asunto es que, sin embargo, a pesar de que éste fue el objetivo por el cual los 'gorilas’ lo hicieron, nunca pudieron reglamentarlo estrictamente como derecho constitucional. ¿Por qué? El movimiento obrero daba batalla. Entonces se pensó en una nueva ley que dijese cómo era la reglamentación del derecho de huelga, y nadie pudo ponerle el cascabel al gato.


Como no podían hacerlo por ese lado y ya lo veían venir, lo que hicieron fue lo siguiente: la sacrosanta Corte Suprema de Justicia empezó a hacer una jurisprudencia, que tiene mucha importancia; yo he descubierto que en realidad, lo que nos está ocurriendo hoy con la persecución por los cortes de ruta y una serie de cosas a las que después me voy a referir, tiene que ver con un antecedente de la misma Corte de la Libertadora.


 


Me refiero a un caso que no es muy conocido en general, pero que quiero que sea conocido por la explicación que voy a dar. Es el caso Kot.


Kot era un empresario textil que tenía una fábrica muy grande en la localidad de San Martín; y en plena Libertadora (en medio del golpe de Estado) los trabajadores salieron a una huelga muy importante por salarios, porque la patronal quería despedir gente, y ocuparon el establecimiento. El señor Kot, ni lerdo ni perezoso, hizo lo que siempre hacen los patrones. Fue a la policía e hizo una denuncia por usurpación, diciendo: “Mire señor. A mí me quieren robar el establecimiento, me han ocupado el lugar, la propiedad privada… etc.”; todo lo que ya sabemos. Él se presenta a un juzgado penal en turno. El juez penal en turno ve la causa y dice: “A ver, ¿cómo es? Vamos a ver la fábrica”. Va a la fábrica y ve que hay una huelga con ocupación y dice "¿Dónde está la usurpación?”. “Escúcheme señor, están acá dentro. Bueno, pero están haciendo una huelga”. O sea, el juez penal, que no es un luchador, dice que no hay usurpación porque están haciendo una huelga. El empresario dice "¡Yo quiero que estén afuera!". "Bueno -dice el juez-, si ellos están afuera, usted gana la huelga. Discúlpeme, pero es un derecho”. Entonces sacó un fallo diciendo no hay delito. ¡Para qué! Kot, desesperado, dice: "Ahora encima me vienen a decir que los tipos pueden hacer huelga". Entonces apela. Va a la cámara penal y ésta con todos los funcionarios designados por la Libertadora le dice: ¡No hay delito!


 


La ley al servicio de los patrones


 


Debemos tener en cuenta lo ingeniosos que son estos caraduras y tenerlo como arma para nuestro lado. Se lo pasan a abogados muy astutos y estudiosos. Por ello tenemos que estudiar más que ellos. En ese momento ya venía toda la influencia norteamericana de las libertades y todo lo demás; porello.de acuerdo a la ley de ese país que dice lo siguiente: “La Constitución establece libertades, garantías…”, toman un antecedente denominado "Siri”, el caso de un ciudadano que fue sin que existiera una ley previa que dijera esto o aquello sobre el asunto, y se presentó ante la Suprema Corte de Justicia. Fue lo que hizo el señor Kot en 1955. Se presentó ante la ‘re-gorila’ Corte de la Libertadora e hizo una presentación individual.


 


Se tomó este antecedente y se planteó que su libertad como empresario estaba conculcada, y se presenta entonces lo que se denomina el recurso de amparo (éste es su origen).


Ahí se inventa el recurso de amparo en nuestro país, que hoy en día se presenta por miles de cosas. Pero en ese momento se presentó como un recurso contra los trabajadores. Hasta entonces, la Corte Suprema sacaba unos fallos que eran una belleza; esto es interesante porque históricamente se mandó a los cosacos para sacar a los trabajadores, pero la Corte no se ensuciaba las manos.


 


Sirva como ejemplo que si Juan o Pedro iban por alguna ‘huevada’, siempre ponían “por las libertades.por eso a veces los jueces se agarran la cabeza porque tienen que aplicar algunos fallos, que en principio se aplicaban para otra cosa, porque esa Corte siempre falló en la sentencia diciendo que “hay que defender la libertad del ciudadano frente al poder del Estado", porque “por su tradición liberal el Estado no puede avasallar al ciudadano", aunque el Estado y las patronales avasallaban a los trabajadores a tiros, claro que en ese caso no eran individuos. Individuos eran ellos. Sacaban fallos a su favor.


 


En este caso sacaron por primera vez un fallo exactamente al revés. Sacan un fallo donde dicen que el problema consiste en que el que está avasallado es el individuo, no ya por el Estado sino por 'nuevas realidades’. Y la Corte usa este eufemismo, pero, ¿a qué se está refiriendo?: a la clase obrera.


Esto es un reflejo extraordinario de la incapacidad de la burguesía, de los patrones, de poder doblegar al movimiento obrero, que ya en ese momento ellos ven como al cuco que se organiza. Enfrentan a un monstruo de mil cabezas que no logran derrotar ni a través de los golpes militares. Que les vuelve a hacer huelgas en las narices, como las hicimos bajo la dictadura de Videla.


Aplican ese fallo diciendo que acá hay un nuevo peligro, y es interesante porque ese peligro son los trabajadores. ¡Puesto por la Corte Suprema! Desde entonces, esa jurisprudencia siempre es así.


 


Por supuesto, después vino la derivación del amparo para muchos casos, por eso lo reglamentaron, pero por aquel antecedente lo podemos ‘usar’ para nosotros.


Cuando teníamos una huelga, encontrábamos a algunos que decían: “Basándo-nos en el antecedente del caso Kot, lo jorobamos al empresario”. Por supuesto que esto los ponía locos, a punto tal que se dio toda una discusión en jurisprudencia.


¿Qué hicieron en la nueva Constitución que se reformó en 1994? Citaron como derecho constitucional el Recurso de Amparo para reglamentarlo.


Igual que con el artículo Ubis. Siempre está la búsqueda, la inteligencia de ellos para ponerse a ver de qué manera nos enchalecan.


Pero lo que me interesa destacar es que el caso Kot, que sirvió como el primer antecedente de regimentación legal de la huelga por parte de un gobierno de facto, sin embargo, no tuvo oportunidad de desarrollarse.


Para decirlo de alguna forma, quisieron sentar jurisprudencia. Pero las cosas se fueron precipitando y se marchó al plan Conintes, que fue un plan de militarización aplicado durante el gobierno de Frondizi, para frenar las huelgas y las movilizaciones obreras.


Si se leen los fundamentos y los artículos de este plan, son exactamente iguales a los del arbitraje obligatorio de Onganía.


La diferencia entre el plan Conintes y el arbitraje obligatorio es que mientras el primero directamente sacó los fundamentos y luego se mandó a los militares, en el arbitraje primero se mandó a los militares y luego se sacó la ley.


Pero es interesante ver cómo en todo ese período se van dando las huelgas, y se muestran las dificultades crecientes que ellos tienen para controlar los sindicatos, a los trabajadores, y ver cómo se los intenta regimentar.


 


El arbitraje


 


Me detengo un poco en el problema del arbitraje obligatorio porque van a ver que vuelve a aparecer en la nueva reforma laboral que intenta imponer el gobierno. Lo que desde ya adelanto, es que nosotros tenemos dificultades y muchas, pero ellos siguen con la mismas dificultades históricas para regimentar al movimiento obrero.


 


Me interesa destacar cómo en el período que va desde que sale aquel fallo, que queda ahí guardado, queda una jurisprudencia en contra de los trabajadores, en nombre de las “libertades".


Posteriormente, ni siquiera pueden aplicar esta jurisprudencia porque tienen que mandar, una vez más, a los militares derecho a la calle. Así como el Conintes también fracasó, el posterior gobierno de Jllia, a su vez, se cobra dos vidas obreras (Mussi y Retamar, dos obreros asesinados en una circunstancia confusa). Es decir, siempre hay problemas de represión en distintos períodos, que no se esclarecen debidamente.


 


Formalmente, el golpe más alto contra el movimiento obrero, en ese poríodo, fue, sin dudas, su militarización (acompañado por el golpe de Onganía); es decir, el método de choque físico del plan Conintes acompaña al arbitraje obligatorio (aquí viene su relación con los sindicatos); el Estado decide cuándo hay una huelga y cuándo no.


 


El Estado dice: este conflicto es legal, o este otro no. Si es ilegal, 'todos a la calle', se autoriza al patrón a echar a todos los trabajadores sin pagar indemnizaciones y actúa mandando a la policía a desalojar.


Recordemos este problema porque veremos, más adelante, qué importancia tiene.


En este contexto nosotros tenemos la siguiente situación: un período de represión abierta tras otro de mayor conciliación y arbitraje entre las clases bajo el gobierno de Perón y en el cual se trata primero de hacerlo legalmente. Si no funciona, se comienza entonces con los golpes o los ataques militares, pero también se busca alguna forma de legalidad.


 


Es decir que en vez de empezar con la represión directa para pasar al arbitraje y a algún período de mayor calma, pasamos a un periodo donde se utilizan herramientas legales con represión. Ese período encuentra una ruptura trágica y violenta con el golpe militar de 1976, donde, sin embargo y curiosamente (esto es lo destacable), la dictadura no modifica la legislación laboral existente: sustancialmente no la modifica, como sí lo hacían otros gobiernos.


¿Por qué no la toca? Porque decide actuaren forma física, pero también se cuida y procura ver la forma de encontrar una salida a la absorción de los sindicatos por el Estado.


 


La primera medida es la intervención de los sindicatos y después tratar de coptar a un sector muy podrido de la burocracia, para que haga lo que se llamó las “asesorías de las intervenciones”, que como ustedes habrán visto, en mayor o menor medida, hubo bajo la dictadura militar. Pero nuevamente, ¿cuál es el intento? Estatizarlos sindicatos. Sin embargo, en ese contexto, con miles de desaparecidos, con la represión más terrible que tuvimos en nuestro país, las huelgas se sucedían incesantemente.


 


Es una cosa impresionante. Si uno le explica a un extranjero, o a quien caiga en un plato volador, "mire señor, nosotros tuvimos un golpe así, hubo tantos desaparecidos, tiraban a la gente al río desde los aviones”, etc., (todo lo que sabemos), y le decimos que al mismo tiempo había huelgas de los ferroviarios, de la Renault, de los automotrices… el tipo no lo podría creer. Sin embargo, eso ocurría.


 


O sea que no basta con reprimir ni basta con encarcelar, ni basta con legislar, sino que el problema de ellos es histórico y profundo y no logran asimilar a los sindicatos ni siquiera con los asesores de las intervenciones. Quiere decir que a los trabajadores no los pudieron doblegar; a la burocracia sí pero a los trabajadores, no.


 


Cortes de ruta


 


Hoy estamos en el intento del caso Kot por otros medios, y me refiero exclusivamente al problema de los cortes de rutas. Junto con un grupo de abogados de todo el país, hemos organizado lo que se llama el Comité de Acción Jurídica, que es un grupo de abogados independientes, de las distintas tendencias, a quienes nos interesa lo mismo que nos une acá: la lucha. Y estamos difundiendo en lo que podemos, en lo que nos piden y en todos los cortes de ruta, huelgas, ocupaciones, etc., en todo lo que sea lucha de los trabajadores, para hallar nuevamente una tendencia con la jurisprudencia del tipo del caso Kot. ¿Por qué? Fíjense que interesante. ¿Cómo son los cortes de rutas?, bueno como son, ya lo saben. Pero como son legalmente. Los cortes de ruta son así: el artículo 194 “pena obstruir el tránsito, etc., una ruta, un camino". Eso es delito. ¿Por qué se hizo ese delito?


¿Ese delito se hizo porque de golpe una persona va a asaltar un camión blindado y entonces obstruye una ruta o quiere provocar un hecho delictivo vinculado con eso?; entonces es delito porque el objetivo de la acción finalmente es delinquir. Es así como se concatena un delito con otro y se ejecuta una amalgama de tipo penal.


 


Ahora vamos a suponer que una Cámara de Propietarios decide hacer una marcha. Pasando, ellos, van a obstruir el tránsito (como ocurrió con la marcha de la Libertadora). ¿O no obstruyeron el tráfico cuando los radicales o los justicialistas, o cualquier otro, deciden hacer un acto? Si fuese delito, Fredy Storani estaría preso y no podría haber asumido como ministro del Interior y Corach debería estar preso. ¿O no obstruyeron el tráfico los cortes de rutas de los propietarios de camiones? Pero si lo ponemos menos dudoso: digo, yo hago un acto acá y corto la ruta y corto las calles y corto el tránsito, y la gente patea y los chicos llegan tarde a la escuela y la señora no fue al dentista y se jode un montón de gente.


¿Por qué aún en este caso no es delito? ¿Acaso por una arbitrariedad? No, afortunadamente hay un artículo en el Código Penal, artículo 34 inciso 4o que dice: “no es delito cuando uno hace el ejercicio legítimo de un derecho". Entonces si uno hace una manifestación, es un derecho, no es un delito. Si uno pide trabajo y se manifiesta por eso, no es delito. Por eso, Fredy Storani, Alfonsín o Corach no fueron presos.


 


No obstante, es necesario destacar lo siguiente: en nombre de la libertad individual de la pobre señora que llega tarde al dentista o del niño que no llega a la escuela, los fallos (según ellos) deberían considerar esos cortes como delito. Ahora veamos, el artículo que menciono, ¿dice o no que hay un ejercicio de derecho? Cuando uno hace una manifestación es un derecho, está en la Constitución: derecho a peticionar ante las autoridades, a manifestar las ideas libremente, etc.; porto tanto, las complicaciones que traiga a una gran cantidad de personas son de inferior rango jurídico que lo que nosotros estamos defendiendo, que es el derecho a la vida, al trabajo, los derechos esenciales de un ser humano. No podemos comparar que por una manifestación a un señor se le venza un sachet de leche, con el hecho que un padre no tenga siquiera un sachet de leche para dar de comer a su hijo.


 


Sin embargo, los fallos van en el sentido del caso Kot: pretenden jodernos con este planteo "libertario”. Por supuesto, nosotros ya hemos apelado y lo vamos a seguir hasta donde haga falta. Si es necesario llegaremos a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como ya lo hemos hecho por los asesinatos de Corrientes. Que quede claro que esto no es porque creemos que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos son unos ‘genios de la bolita’, sino para que asuman sus responsabilidades, ya que en la Constitución de 1994 se declara que la máxima instancia judicial de este país es el Pacto de San José de Costa Rica, que manejan los norteamericanos, que a su vez también manejan el país. Les vamos a dar con el ‘queso’ de sus propias decisiones, votadas en el Pacto de Olivos.


Digo esto porque es importante ser consecuente en esta batalla, que por supuesto, no creo que se gane como una batalla jurídica, sino por medio de la movilización. Pero si la movilización tiene además las herramientas que la acompañen, mejor.


 


Superioridad intelectual de los trabajadores


 


Entonces compañeros, el artículo 34, inciso 4o y con eso los 'cocinamos' en su propia salsa.


Pero hay más todavía, que quiero mencionar para que se vea no solamente la perfidia sino también la ignorancia con la que están actuando. Nosotros actuamos con infinita superioridad a todas las teorías de ellos. Acá hay un detalle que es muy importante: en la mayoría de los cortes de rutas vienen funcionarios de las municipalidades o del gobierno diciendo: “Che, muchachos, qué quieren, qué es lo que pasa, abramos el diálogo". En general, siempre viene, o un juez o 'Pirulo', para ver si se 'ablanda el caramelo’. Pero no solamente esto; en la mayoría de los casos, sobre todo en el Norte y en la Patagonia (casos que estamos defendiendo), se llegó a acuerdos, porque cuando se las ven feas rápidamente llegan a un acuerdo (que luego nunca respetan). Se hace un acta donde se firma que van a dar empleos, planes Trabajar para tantas personas, etc., como se habrá leído tantas veces en los diarios. Esto ocurrió y está en actas. Ahora viene la siguiente situación: el código penal coloca el problema de los cortes de rutas entre los delitos contra la seguridad, contra el Estado, contra el orden público. El “bien jurídico tutelado", como le llaman ellos; es decir, “lo que se cuida". Bien jurídico tutelado es la seguridad pública, el orden público y el Estado.


 


Es decir que, supuestamente, cuando nosotros cortamos la ruta lo que estamos alterando es el orden público, la seguridad del Estado. ¡Pero el Estado viene y hace un acuerdo conmigo y firma un acta y se compromete a un montón de cosas (aunque después la mayoría de las veces no las cumple)!


 


A veces cumple y las tiene que cumplir porque si no se arma peor, o se sale de vuelta al corte de ruta, como pasó en muchos lugares.


El Estado firmó un acta, ¿dónde está el ataque al bien jurídico tutelado? Si el Estado se ha visto obligado a aceptar que lo que se ha hecho es el legítimo ejercicio de un derecho y por eso ha firmado un Acta, ¿cómo pueden después venir a hacernos un juicio o un proceso, cuando hay huellas claras de que no ha habido ningún bien jurídico tutelado agredido, porque el propio Estado ha reconocido a través del intendente o del funcionario, o de quien sea, la razonabilidad de lo que se estaba pidiendo?


 


Por supuesto que estos argumentos los estamos esgrimiendo, aunque jueces necios y obsecuentes, en algunos casos, no han dado lugar a esto, y lo hemos apelado. Lo hicimos porque queremos ver, a medida que vamos subiendo en la escala zoológica de los que tienen que firmar sentencias, la Cámara o la Corte, quién se va a animar a poner barrabasadas elementales, que cualquier alumno de primer año de la Facultad de Derecho sabe que no se pueden poner.


Lógicamente, creo que van a poner cosas mejor elaboradas, seguramente, pero por lo menos, los vamos a obligar a que tengan que estudiar y no escribir estupideces, como nos están poniendo ahora.


 


Primero, que ya es una exigencia de que no están tratando con tontos, sino con los trabajadores que están organizados. Y segundo, es interesante destacar que cuando ellos tratan con quienes hacen un reclamo, lo están haciendo con instituciones, porque contra el ataque que muchas veces llevan adelante, diciendo que los que cortan las rutas son solo cuatro desesperados, la respuesta concreta es que detrás de los mismos existen sindicatos o desocupados organizados. Los trabajadores no llegan en un plato volador ni van detrás de Robin Hood. Lo que existe y es concreto es que la gente lucha por sus necesidades y lo hace a través de sus propias organizaciones, porque otra no se ha inventado.


 


En 150 años de historia del movimiento obrero, ya ha quedado demostrado que los sindicatos son el canal, y si la dirección no sirve, hay que sacarla y poner otra. Pero esta es la única herramienta. Y también vale para los desocupados que crearon sus propias organizaciones y no se engancharon en organizaciones fantasmas ni de consumidores, etc.


Esto último quizás pueda existir para otras cosas, pero cuando hay que desarrollar luchas y la acción directa de la clase obrera, es así. Y esto lo demuestra el hecho de que la mayoría de los procesados en todo el país son dirigentes sindicales. Esto es muy importante porque demuestra que a pesar de las traiciones de la burocracia sindical, de la cúpula de los Daer y compañía, los compañeros buscan su camino y sus propias herramientas.


 


Luego podremos ver si hay más elementos, pero lo destacable es esto, porque contra los cortes de rutas los ataques no son de ahora, sino que vienen de la época de la Libertadora, cuando decidieron aplicar la doctrina norteamericana de los llamados “writs of injuctions".


Los yanquis nunca plantearon “que los que no se tienen que perjudicar son los ciudadanos entre sí”. Y quizás por vergüenza. Pero aquí ya ni siquiera tienen vergüenza. Han dado vuelta la propia doctrina norteamericana y ponen la doctrina del caso Kot para sentenciar a favor de las “libertades individuales" de fulano o mengano. Sería interesante saber quiénes son estos ‘fulanos o menganos’ tan 'perjudicados’ por los cortes de ruta, porque generalmente la gente común no se presenta espontáneamente a declarar con todos los detalles, mientras que ellos siempre consiguen testigos comprados o de su misma especie reaccionaria.


 


En el país, en este momento, tenemos contabilizados 2.500 casos de trabajadores con procesos (seguramente hay más); pero entiendan bien: si hay 2.500 casos, los procesados son uno (1) en cien (100), lo cual revela que las luchas mueven un universo enorme de voluntades. Así se pueden dar cuenta de la magnitud de estos movimientos y por qué ellos van en el sentido en que van. Sí debemos reconocer que Menem fue muy creativo; casi diría que se superó a sí mismo. Se la pasó sacando decretos de necesidad y urgencia, pero para juzgar a los trabajadores que manifestaron en los cortes de rutas, /sacó una solicitada dando instrucciones a los fiscales que debían procesar a los compañeros que hacían cortes de ruta en todo el país! Esto a su vez demuestra la brutal impotencia del gobierno, que necesitó una solicitada para dar instrucciones a los fiscales.


Pero, ¿qué ocurre con éstos que subieron ahora? Dijeron: “Eso le pasó a Menem; ahora subimos nosotros y se acabó”.


 


En el mismo momento en que se sella el pacto Ruckauf-De la Rúa por la modificación del Código de Procedimientos penal en la provincia de Buenos Aires -que no soluciona nada, porque el problema de fondo continúa y sólo van a lograr más motines en las cárceles por el abarrotamiento de presos, porque las condiciones sociales son peores-, el mismo Ruckauf manifestó: “No importa el costo político que tenga que pagar este gobernador, el presidente de la nación o un intendente, pero hay que terminar con los cortes de ruta” (enero de 2000).


Por supuesto que su preocupación va más allá. Cuando dicen cortes de ruta dicen, además, tomas de fábricas y demás luchas de los trabajadores. Porque si no, no cortamos más las rutas, hacemos otra cosa y listo.


Afines del año pasado, ganamos un juicio en Neuquén contra la provincia. Por la rebaja salarial del 40% contra los estatales, los compañeros de ATE tomaron la Legislatura e hicieron retroceder a los legisladores. Finalmente la justicia los procesó.


En ese proceso habían escrito todo el rosario del Código Penal: daños, resistencia a la autoridad, privación ilegítima de la libertad, etc.


 


Fuimos a juicio oral y demostramos nuestra razón, ganando el juicio, a través del artículo 34 inciso 4o: ejercicio legítimo de un derecho, jurisprudencia de la corte anterior al caso Kot, y básicamente por la gran movilización de los compañeros de la CTA en la puerta del juzgado. Siempre la movilización es la clave.


 


Reforma labor


 


Esto  viene a colación por los ríos de tinta que han corrido por el tema de la reforma laboral. Primero establezcamos que es un desastre total contra los trabajadores ero yo les quiero aclarar cuál es el peor aspecto de esta ley: tiene de todo, pero lo más aberrante es que figura en la ley (en letras muy chiquitas) que los trabajadores debemos discutir la 'autocomposición', que no es sino reglamentarnos aún más el derecho de huelga. Se pretende que decidamos nosotros, ‘democráticamente', cómo carnereamos. El viejo tema de las "guardias mínimas" o “servicios esenciales" que en realidad son la pretensión de quebrar la huelga. ¿Sutil, no? Y además siguen mintiendo, cuando terminan con la frase “como dice la OIT". Mentira absurda, ya que sin ser ninguna institución revolucionaria, sino una cueva de sanguijuelas, la OIT dice exactamente lo contrario: que no se puede regimentar.


 


En el caso de qué no lo reglamentemos los trabajadores, la ley dice que el Ministerio de Trabajo lo hace, y si lo hacemos nosotros, el mismo ministerio tiene derecho de veto, ¡todo en tres líneas!


Nos quisieron engañar con la falsa discusión del arbitraje obligatorio de la época de Onganía, que no lo pudo aplicar ningún gobierno de facto ni democrático, para, ‘democráticamente', negociar que lo sacaban oponían, pero lo central era la ‘autocomposición’. El “arbitraje" era el taparrabos para dejaren pie la regimentación obligatoria Todo el resto de la ley es un total ataque al movimiento obrero, pero ese artículo muestra la imposibilidad del Estado de encontrar la forma de doblegarnos. Es decir, que ya estamos en el 2000, hay computadoras de tercera generación, acá demostramos cuántas formas utilizaron las patronales para regimentarnos y todavía siguen discutiendo lo mismo.


La ley todavía no se aprobó, y si se logra una buena movilización con paro para el día en que la traten en el Senador la ley no sale.


 


Va a ser brava la patriada, porque muchos dirigentes sindicales van a decir cuatro pavadas para desactivarnos, pero a pesar de las direcciones de esos sindicatos, de las penurias que pasamos por esas direcciones, y aunque hayan doblegado sindicatos, nunca pudo ser doblegada la clase.


Porque cuando se discuten los servicios esenciales, no son los de la burocracia sino los de los trabajadores, y cuando éstos están en huelga es con esa base que tienen que discutir. Y éste es el aspecto más artero de ellos, pero también es el más rico en posibilidades.


 


Debe quedar claro que la autocomposición la sacaron bajo cuerda como los ladrones, por eso es imprescindible que lo sepamos todos los trabajadores y lo denunciemos.


Si alguien nos dice que la ley tiene aspectos positivos, que nos expliquen esto y luego discutimos todo lo demás.


Lo que debe quedar claro es que pese a nuestras limitaciones, dificultades y problemas, y a que cada vez más desde el Estado nos quieren enchalecar para bajarnos los salarios, mantener la desocupación, etc., no lo consiguen.


 


Otra cuestión importante, y que creo ninguno desconoce, es que se avecinan grandes luchas. Porque el gobierno largó tres globos de ensayos para antes del 31 de mayo, tres empresas chicas, que son preludio del ajuste de despidos del 30% en el Estado; ATC está en conflicto (55 compañeros), igual que Senasa (200) y también la agencia Télam (150 a 200 periodistas y personal de prensa). Los resultados son que ATC y Senasa están ocupados y los trabajadores rechazaron la conciliación obligatora que retrotraía el conflicto al inicio, pero pretendía dejar en pie los despidos, “porque los había contratado el menemismo”. Con ese criterio todos los que entramos a trabajar en cualquier lugar debemos ser despedidos porque entramos cuando alguien estaba gobernando. No nos interesa la filiación política de cada trabajador. Somos laburantes y pertenecemos a la misma clase social. 


 


Lo que sí queda claro es que lo van a intentar. Son los despidos pactados con el imperialismo antes del 31 de mayo. Entonces, compañeros, creo que estamos frente a una situación excepcional y sumamente difícil. Hay que mantener la unidad, discrepemos en lo que discrepemos; no importa, porque en este contexto son cuestiones de menor jerarquía y podemos seguir discutiendo, pero lo que no puede pasares la reforma laboral, no tiene que pasar este tipo de política, no pueden pasar los juicios a los cortes de ruta, no tenemos que dejar pasar ni una. Y hemos demostrado a lo largo de estos años que, a pesar de toda la represión, y aun de los asesinatos de Choque y Teresa Rodríguez, de Corrientes, la clase trabajadora no baja los brazos.


Vamos hacia grandes luchas, todos lo sabemos, y también sabemos que si no les doblamos el brazo, ellos lo harán contra nosotros.


 


Para finalizar, les cuento una anécdota: la semana pasada ocuparon un taller de Telecom. Visito el mismo en defensa de los trabajadores y me encuentro con que, frente a la probable tercerización del mantenimiento de los teléfonos semipúblicos, quedaban compañeros sin trabajo. Frente a esa situación, pararon y tomaron el taller. En esa situación llegaron los directivos y les dijeron a los trabajadores, que se encontraban en asamblea, que si no levantaban el paro y desalojaban, llamaban a la policía y Ves daban con todo’. La gente escuchó, terminaron la asamblea y todo el taller se puso en la puerta formando un cordón. ¿Entienden compañeros? Esa es la situación que estamos viviendo ahora y les digo que no se trata de activistas, eran compañeros laburantes con la dificultad de comprender determinados problemas. “Vengan con la familia, con los chicos, que ganamos el conflicto" es la respuesta desafiante de la clase obrera, en las rutas y las fábricas. Esta es la situación, compañeros. Y frente a este tipo de desafío tenemos que seguir trabajando juntos.


 


 


 


Notas:


 


(*) Abogado laboralista, asesor de la CTA. Exposición correspondiente a la primera clase del Primer curso de formación sindical de la CGT Lorenzo, año 2000: “Estado y sindicatos. Las leyes que condicionan al movimiento sindical (asociaciones profesionales, conciliación, arbitraje) y cómo actuar frente a ellas".


 


1. Edgardo Quiroga es Secretario General de la CGT San Lorenzo.

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