Perú: el golpe contra Castillo y el ascenso popular

“La revolución latinoamericana será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente la revolución socialista” (Aniversario y balance, José Carlos Mariátegui)

A contracorriente de los análisis postmodernistas, el bicentenario peruano, no se ha caracterizado por cerrar heridas, brechas sociales o la acentuación del progreso. Es más, el neofascismo político-militar, con el fin de desenvolver una narrativa a su favor, ha acusado al terrorismo individual de antaño (una guerrilla reformista y derrotada como Sendero Luminoso -SL-), de estar detrás de las protestas. Algo completamente absurdo si se indaga en la vida de los más de 50 asesinados en las últimas protestas.

Al contrario, para los que escribimos esta nota, el bicentenario se ha caracterizado por la acentuación de las brechas sociales y la crisis, la misma que se explica en el fracaso del régimen político capitalista, colapsado por la pandemia, y que en los últimos seis años ha producido 5 presidentes a través de golpes y contragolpes. Crisis que ha tenido un punto de inflexión con el golpe de estado a Pedro Castillo generando una rebelión popular peculiar: Intensas protestas en las provincias andino-amazónicas (con tendencias insurreccionales); y movilizaciones combativas, pero débiles, en la capital de la República: Lima.

La pobreza en Perú: Una de las razones del ascenso al poder de Castillo y Perú Libre (PL)

Así las cosas, el ascenso del profesor rural Pedro Castillo al poder político, no fue como un rayo repentino en cielo sereno. Responde, por un lado, a multimillonarios negocios por parte de la Elite capitalista producto del saqueo de los ricos recursos minerales y energéticos. Y por otro, a una política económica capitalista que se basa en una explotación fenomenal de la clase obrera que se expresa en salarios de hambre de S/. 1,025 al mes ($ 266.50), profundizando la pobreza y la desigualdad social.

Según el INEI, “la pobreza monetaria se incrementó de 20,2% de la población en 2019 a 30,1% en 2020. En el caso de la pobreza extrema, esta se incrementó de 2,9% en 2019 a 5,1% en 2020…Según ámbitos geográficos, el incremento de la pobreza fue mayor en áreas urbanas, al aumentar de 14,6% de la población urbana en 2019 a 26% en 2020. Por su parte, en áreas rurales, si bien mantienen niveles pobreza más elevados, el incremento fue menor, al pasar de 40,8% en 2019 a 45,7% en 2020”.

Luego, el mismo estudio, señala que, “cabe destacar que la zona con mayor pobreza continúa siendo la Selva Rural, con 50,4% de su población en situación de pobreza monetaria”.

Y a nivel de regiones, de acuerdo con estimaciones del IPE, la pobreza creció en todos los departamentos. La mayor pobreza en el 2020 se observó en Huancavelica (47,7% de la población), seguido de Ayacucho (46,4%) y Pasco (44,8%). Por otra parte, aquellas con menor pobreza fueron Ica (8,5%) y Madre de Dios (11,3%). Respecto a la pobreza extrema, las tres regiones con mayor incidencia fueron Huancavelica (14,9% de la población), Cajamarca (13,3%) y Ayacucho (12,7%).

A todo esto, hay que agregar que un dato importante para medir la pobreza en Perú es que, para los técnicos especialistas del gobierno aprista, inventaron la fórmula de que la familia que ganaba 320 soles al mes ya no es pobre. Una manipulación fenomenal de las cifras ya que la canasta básica familiar está estimada en 2.500 soles (650 dólares). Por su lado, la inflación en el 2022 alcanzó 8,46%, la más alta en los últimos 26 años.

La huelga magisterial del 2017

Otro factor que explica la victoria electoral de Castillo es su posicionamiento en la destacada huelga magisterial del 2017.

“… No es posible democratizar la enseñanza de un país sin democratizar su economía y sin democratizar, por ende, su superestructura política …”, escribió el amauta José Carlos Mariátegui en sus 7 Ensayos de la Realidad Peruana. No obstante, para el gobierno neoliberal de entonces, la educación solo era un negocio privilegiado para unos cuantos. Esta cuestión se explica porque el Estado, desde las contrarreformas del fujimorismo con la constitución de 1993, se desvinculó cada vez más de su responsabilidad de brindar el derecho a la educación a sus contribuyentes.

Es así como se comprende la reducción del presupuesto a la educación pública y la multiplicación de colegios y universidades privadas por doquier como la César Vallejo, Alas Peruanas, Telesup, etc. En verdad, en el Perú, la educación es la última rueda del coche con 3,7% de presupuesto mientras que en Argentina es del 5,3%, Bolivia es del 7,9%, y Cuba tiene el 12,8% ocupando el primer lugar según el Banco Mundial

Esta cuestión implica que por estudiante de secundaria nuestro país gastaba 7 veces menos que el promedio de 50 países según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre ellos Chile, Brasil, Argentina y Colombia.

“Mientras que el gasto público en educación fue alrededor del 5% del PBI, para la OCDE el Perú registró un promedio estancado del 3% en el periodo 1999-2003”, redactó el diario La República. Es decir que el Estado peruano invierte $ 1,100 por estudiante, mientras que otros países gastan $8,000. Y solo el 15% de alumnos peruanos de 20 de media comprende lo que lee.

A esto hay que agregar que 948 mil niños menores de cinco años van con anemia al Colegio. “…Enfermedad que mostró un incremento 2,6 puntos porcentuales en los últimos 5 años y que en los niños menores de 3 años alcanza el 43%, reveló la Encuesta Demográfica y de Salud Familiar (ENDES) 2016…”.

Es decir que además de no contar con infraestructura adecuada, los maestros tienen que enseñar a niños que no pueden concentrarse en la clase. ¿Es posible esto en pleno siglo XXI?, ¿Así quieren los políticos pro sistema modernizar nuestra educación?

Es en este marco que se desarrolló la inspiradora huelga magisterial que duró más de dos meses conquistando una importante victoria. La lucha comenzó exigiendo incremento salarial a 4,050 soles o $1,242 (teniendo en cuenta que un profesor ganaba entonces $ 516 al mes mientras que en Alemania $5,486, EE.UU. $4,479 y en Chile $860 mensuales); el pago de la deuda social (por el pago de preparación de clases); el pago de pensiones; homologación; nombramiento laboral; el rechazo a la evaluación; y, por ende, a la Ley de Carrera Pública Magisterial porque argumentan que es antidemocrática y neoliberal.

Al principio estuvo a la cabeza el Sindicato Unitario de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), cuya dirección está bajo control del partido maoísta Patria Roja, quienes fueron los que habían negociado antes con el gobierno de PPK, después de que este último, ante la contundencia de la protesta, cedió en algunos puntos de la Plataforma de Lucha, como el adelanto del aumento del sueldo a 2000 soles, etc. No obstante, la mayoría de las bases regionales desconocieron este acuerdo alegando que Patria Roja no los representaba debido a una serie de políticas burocráticas, conciliadoras y oportunistas anteriores.

Inmediatamente, la Ministra de Educación, Marilú Martens, trató de quebrar la huelga negociando con la otra facción del SUTEP que tenía liderazgo en la región del Cuzco logrando llegar a un acuerdo. Pero, el resto de las 13 regiones decidieron continuar con la protesta. Es en este contexto que la administración PPK decide recurrir a la estrategia de la criminalización de la protesta social acusando a los dirigentes sutepistas de ser “terroristas” o estar vinculados al MOVADEF (brazo legal de ex senderistas que reivindicaban al pensamiento Gonzalo).

Es así como surge el liderazgo del profesor Pedro Castillo, presidente de las bases regionales del SUTE, y a quien el Ministro del Interior, Carlos Basombrío (ex militante de izquierda), sindicó como el nexo del terrorismo senderista en el movimiento magisterial. Sin embargo, nunca logró comprobar con pruebas lo declarado. Esta estrategia gubernamental solo sirvió para victimizar y empoderar más a Castillo como representante de la mayoría de bases del magisterio a nivel nacional. Razón por la cual la Ministra Martens se vio obligada (después de varias mecidas a los profesores), a recibirlo junto a su comitiva.

Sin embargo, la nueva dirigencia, no tenía clara la estrategia a seguir ya que a pesar de haber conquistado el adelanto de aumento de sueldo y la representación política y mediática, se negaban a suspender la huelga, tensando más la cuerda que colisionaba con las aspiraciones de algunas bases de querer regresar a trabajar por temor a los descuentos o a que los estudiantes pierdan el año. Esta cuestión y una agresiva contracampaña haciéndoles ver a los maestros como si no quisieran la reforma educativa (capacitaciones y mérito para los ascensos), es la que explica porque al final Castillo se vio obligado a suspender la medida de lucha.

Hubo un debate a nivel de la vanguardia sobre si fue una victoria o no la huelga ya que no se pudo derrotar la reforma educativa. Para los ultraizquierdistas fue un fracaso. Para los oportunistas fue un rotundo éxito.

“Ni reír ni llorar, comprender”, decía el filósofo Spinoza. Y en efecto, si tenemos en cuenta que el movimiento magisterial viene de más de tres décadas de ataques poniéndolo a la defensiva, pues, buscando un equilibrio, podemos señalar que fue una victoria parcial el haberle arrancado al gobierno de derecha de PPK el adelanto de aumento de sueldo, el pago de CTS, el subsidio por luto, y el haber gestado un nuevo liderazgo nacional más a la izquierda del conciliador SUTEP-Patria Roja (que por las puras no es saludado con agrado por el reaccionario Aldo M.).

Es así como el liderazgo de Pedro Castillo quedo impregnado en la memoria colectiva de un sector de la población explotada del país y que luego coadyuvaría a su campaña electoral.

El programa nacionalista burgués de Castillo y PL conectó con una mayoría popular que demanda cambio

Otra de las razones de la victoria del profesor chotano (Chota es una provincia de la sierra peruana ubicada en Cajamarca), fue el programa del partido que lo llevó al poder: Perú Libre (PL). A pesar que PL se reclama marxista-leninista, el programa que levantaba no era antiimperialista. No plantea una reforma agraria radical ni cuestionaba la deuda externa (herramienta de saqueo de las arcas nacionales a favor del imperialismo). Sino un programa de corte nacionalista burgués que plantea una “economía popular de mercados”. Es decir, del desarrollo de un empresariado nacional, pero en el marco de las leyes del mercado capitalista.

No obstante, frente a la situación de pobreza y de los ricos minerales que extrae el Imperialismo, pues, el planteo de “nacionalización de la minería, del gas de Camisea, aumento de presupuesto al 10% del PBI en la educación, salud, etc.”, conectó con el sentimiento de la mayoría popular de las provincias andinas y amazónicas. Si a esto agregamos el factor cultural que Castillo expresaba en su fisonomía, la forma de vestir, hablar, pues, se comprende que, en las provincias antes mencionadas, el profesor haya ganado con más del 80% o 90% de votos.

El Plan golpista de la derecha peruana

Son entonces, el tufo marxistoide de PL y el carácter huelguístico y a la vez advenedizo de Castillo, los que pusieron con los pelos de punta a la derecha conservadora y reaccionaria. Es así como desde la segunda vuelta desenvolvió una campaña agresiva de terruqueo y de acusar de “comunista” a Castillo. No obstante, la respuesta de ambos fue ponerse a la defensiva y deslindar con cualquier mote de comunista sin explicar las tesis “socialistas” de varios connotados intelectuales como Mariátegui, Vallejo o Flores Galindo.

Es así entonces como la derecha puso a la defensiva a Castillo y PL logrando que la victoria de la centroizquierda sea ajustada (42 mil votos). Pero la derecha nunca reconoció la victoria de Castillo y PL. Pareciera que, desde entonces, la derecha, elaboró un Plan golpista que consistió en una guerra de guerrillas para boicotear, extorsionar, copar al gobierno, hasta desgastarlo frente a sus bases de apoyo popular.

En año y medio, Castillo, tuvo 5 gabinetes y 100 ministros, aproximadamente. Castillo en vez de desenvolver una estrategia de movilización de masas para aplastar al golpismo, desarrolló un aparato denominado Frente Nacional por la Democracia y la Gobernabilidad (FNDG), pero con la estrategia de presionar para llegar a acuerdos con la propia derecha que su administración luego denunciaba como golpista. Es así como cedió varios ministerios como el de la Producción, Cultura, Agricultura, etc. con el fin de contar con los votos para evitar la vacancia presidencial.

La vacancia como un método para desgastar a Castillo

Y esto le pudo resultar en dos vacancias anteriores. Pero como señalamos en varias oportunidades en las notas de análisis elaboradas y publicadas en Prensa Obrera, el golpismo podía torcer la voluntad de los congresistas “comprados” denominados “Los Niños” a la vez que las denuncias de corrupción, que involucraban a ex colaboradores de confianza como Bruno Pacheco, Beder Camacho, Salatiel Marrufo, etc. iban minando la estructura precaria que Castillo había construido en el camino después de haberle dado el gusto a la derecha al romper éste con la estructura partidaria nacionalista de PL.

Por un lado, desgastaban a Castillo, tildándolo de corrupto e incapaz. Por otro, el golpismo, iba desenvolviendo una base social de corte fascista, pasando a mover unos cuantos miles en Lima y las regiones del norte del país.

Así las cosas, la amenaza de vacancia operó como una extorción y un método para desgastar a Castillo frente a su base de respaldo popular. Así el golpismo logró que Castillo de marcha atrás en todas sus promesas de campaña desmoralizando relativamente a su base de apoyo social.

Castillo y su relación con el Imperio del Norte

Sobre este punto hay cierta controversia porque al final fue EE.UU. el que operativizó el derrocamiento del profesor presidente. Sin embargo, uno de los primeros países al que viajó Castillo, después de juramentar como mandatario, fue justamente, a EE.UU. Y fue ahí donde el entonces centroizquierdista Ministro de Economía, Pedro Francke, organizó una reunión con la crema y nata de las transnacionales yanquis, encontrándose entre estas la poderosa Hunt Oil (dueña del 25% de acciones del gas de Camisea). Luego, Castillo, viajó en otras oportunidades.

Pero fue en Lima (06/22), en la ceremonia de inauguración de la IX Cumbre de las Américas, donde Pedro Castillo, pronunció una frase pro yanqui que sintetiza la Doctrina Monroe estadounidense“América para los americanos”, en un claro propósito de congraciarse con el Imperio del Norte. Es así también como se comprende que el buró político (Aníbal Torres, Guillermo Bermejo, Félix Chero, Betssy Chávez, etc.), de Castillo, haya estado de acuerdo con solicitar la intervención de la OEA para evitar una tercera vacancia.

Y no es para menos. A principio de su gobierno, la OEA, no recibió a la delegación golpista que viajó a EE.UU. Esta cuestión se comprendería porque EE.UU. venía de varios fracasos golpistas abiertos como el de Guaidó en Venezuela o el de Añez en Bolivia. Por eso, EE.UU. decidió apoyar a Castillo ya domesticado. Esto es lo que explica a la vez que durante el año y medio de gobierno del profesor chotano, las grandes empresas mineras hayan mantenido un saqueo espectacular de los recursos mineros peruanos sin que Castillo las toque ni con el pétalo de una rosa.

Pero todo esto cambió cuando Castillo quiso desenvolver un plan para cerrar el Congreso de la República. EE.UU. no quiso repetir la historia del bonapartista Fujimori que, al cerrar el Congreso en 1992, terminó elevándose por encima de las clases sociales en contienda y también de los intereses yanquis. EE.UU. no se puede permitir un árbitro que no sea su poder político.

Perú: Un país en disputa política y económica

Y en efecto, en medio de una crisis y guerra mundiales, cuyo epicentro ha pasado del Medio Oriente a Europa, características previas a una 3ra guerra mundial, pues el imperio yanqui, necesito tener estable su patio trasero y abastecerse con los ricos yacimientos cupríferos peruanos.

Y Perú es uno de los países más importantes en producción de zinc, litio, oro, plata y cobre, entre otros minerales fundamentales, que sirven para la industria de la guerra imperialista. China tiene tres grandes mineras como Chinalco, Las Bambas y Marcona; el imperio inglés está representado por la Angloamerican Company (quien además está vinculado al JP Morgan); mientras que los intereses de Suiza se encuentran expresados en la gran empresa Glencore, etc. Esto explica la declaración de apoyo al golpe por EE.UU. y la Unión Europea. Perú se ha convertido en un país de disputa diplomática y económica internacional.

Todas son empresas que han hecho negocios multimillonarios y cotizan en la bolsa de New York, mientras que el Perú fue caracterizado por la ONU, como un “país con la tasa de inseguridad alimentaria más alta del continente”. Una contradicción fenomenal del capitalismo peruano.

Golpe de Estado de Boluarte, el Congreso, las FF.AA. y EE.UU.

Para conseguir lo anterior, el imperio yanqui, urgía de alineamientos serios y eso pasaba por deshacerse de Castillo. Es en este escenario que EE.UU. decide apoyar el golpe del Congreso y las FF.AA. Fue justamente la ex embajadora y ex agente de la CIA, Lisa Kenna, la que estuvo en Palacio de gobierno, horas antes de que Boluarte decretara el estado de emergencia que se saldó con casi 30 jóvenes y trabajadores asesinados. Y fue la misma funcionaria yanqui la que habló con el ex ministro de defensa, Gustavo Bobbio, horas antes también del golpe fallido de Castillo. Esto es lo que explica que el ex jefe del Ejército, Walter Córdova, haya terminado traicionando a Castillo y apoyando al golpismo.

El Congreso, controlado por el fujimorismo (civiles y militares como el presidente del mismo, Williams Zapata, reconocido por haber matado a sangre fría a los guerrilleros rendidos en la toma de la Embajada del Japón en 1997), salió cantando a los 4 vientos pidiendo sangre y la represión, después de la venia de EE.UU. a Dina Boluarte, no se hizo esperar. Según los informes que tenemos además de los 30 muertos habría cientos de heridos y decenas de perseguidos políticos a través del Ministerio Público, otro brazo de la conspiración golpista.

No obstante, ha pasado casi un mes y el escándalo por los muertos ha generado la animadversión de la prensa extranjera y el no reconocimiento de la dictadura cívico militar por parte de algunos gobiernos como México, Colombia, Bolivia, etc.

Esta cuestión ha originado crisis dentro del golpismo.

Rebelión popular y crisis en el golpismo

Hay una campaña de la derecha, a través de los medios masivos de difusión, que afirma que Boularte es incompetente, que no ha sabido enfrentar el “terrorismo” de las movilizaciones de las masas antigolpistas, que se demoró en decretar el Estado de Emergencia y autorizar a la intervención militar en la represión, etc.

¿Se está generando una “grieta” entre el Ejecutivo y el Legislativo golpistas? Este último al no querer aprobar la Ley de adelanto de elecciones ¿se perfilaría como carta de recambio donde la derecha asumiría directamente la presidencia y pretende quedarse hasta el 2026? Critican también a Boluarte porque no se habría allanado íntegramente y su gabinete no es el que ellos esperaban (tiene una mayor composición de ministros del Partido Morado y de Martin Vizcarra, así como de personas vinculadas a grupos de poder como Graña y Montero, etc.)

Un eventual ascenso al poder del represor Williams Zapata, como representante de un Congreso odiado por la mayoría popular, echaría más leña al fuego del odio popular al régimen

Por otra parte –como ya hemos denunciado- un eventual adelanto de elecciones sería no solo una respuesta a la presión de la rebelión popular, sino también una maniobra política para desactivarla. La salida democrática elemental es echar al gobierno golpista, liberar a Castillo y todos los presos políticos y convocar a una Asamblea Constituyente Soberana. Lo demás son maniobras continuistas para que el golpismo se asiente en el poder y busque la “salida institucional”

La rebelión popular potencia la crisis política de los de arriba. Hay que extender las movilizaciones populares contra el golpe. En Lima, en particular, y en las provincias del norte, en general.

La rebelión popular de diciembre fue inspiradora. A pesar de no tener armas de fuego, cientos de miles de trabajadores salieron protestar con lo que tenían a su alcance. Incendiaron edificios de la fiscalía, la policía, tomaron aeropuertos, etc. como expresión de la rabia acumulada de las masas en lucha por tanta miseria, corrupción y desigualdad social. Son las mismas características de rebeliones sociales en EE.UU., Chile, Colombia, Bolivia, etc.

A partir del 4 de enero ha comenzando un paro indefinido que se ha impuesto en varias provincias del sur del país. Son protestas que, si bien no tiene la misma dimensión de las anteriores, pues, tiene nuevas regiones como sectores protagónicos (Puno, Arequipa, etc.), las mismas que plantean la renuncia del gobierno usurpador y cárcel para los golpistas, libertad para Castillo, y que a la vez caen en una contradicción cuando demandan adelanto de elecciones y asamblea constituyente.

¿Adelanto de elecciones o Asamblea Constituyente soberana?

La convocatoria al paro indefinido del 4 de enero es un paso adelante en la lucha por aplastar al golpismo. No obstante, hay una contradicción política de fondo.

Uno de los puntos de la Plataforma plantea la convocatoria de adelanto de elecciones a la vez que una Asamblea Constituyente. Y es que, ¿si las masas en lucha tienen la fuerza organizada mayoritaria de la sociedad para derrocar a la dictadura golpista porque no va a imponer una Constituyente soberana en vez de convocar a nuevas elecciones con las mismas reglas de juego dictatoriales?

Esta es una contradicción política colosal de fondo de la que ni la connotada prensa alternativa a podido tomar nota. De no resolverse la misma, pues, iríamos hacia un nuevo callejón sin salida.

Esto lo señalamos porque la convocatoria a nuevas elecciones se daría bajo las reglas de juego del mismo orden de dominación capitalista. Si no es el odiado presidente del Congreso quien podría asumir en lugar de la golpista Boluarte, pues, tendría que formarse un gobierno provisional entre algunas figuras del propio establishment (Congreso, poder judicial, sociedad civil, etc.). Pero a la vez sería un gobierno que intentaría maniobrar políticamente para imponer un fraude electoral.

En otras palabras, el adelanto de elecciones es una maniobra funcional al golpismo pro yanqui.

Por estas razones, se hace imprescindible deliberar al respecto con las posiciones tanto seudoizquierdistas “democratizantes” (capitalismo con rostro humano), que plantean reformas políticas con la derecha y ultra derecha neofascista (Avanza País, PP, APP, RP, etc.), así como con las posiciones más a la izquierda que, por pragmatismo en la negociación política o por omisión, terminan haciéndole el juego a la reacción pro imperialista.

Como ya hemos señalado en anteriores oportunidades. Lo que aquí está en juego son los intereses económicos multimillonarios del imperio del norte en su guerra comercial con China y su guerra militar con Rusia (preparando el terreno para una tercera guerra mundial). Esta cuestión se expresa en la renegociación de los contratos Ley del Estado peruano con decenas de mineras o gasíferas como Camisea (25% de acciones pertenecen al poderoso grupo yanqui Hunt Oil).

Es más, el imperialismo también piensa. Es por eso que la propia golpista Boluarte ha planteado que no se cierra a la idea de “poner una segunda urna en las elecciones del 2024” para que la población decida si se convoca a una Constituyente.

Así las cosas, la única salida que queda para las masas laboriosas es luchar por imponer una verdadera Asamblea Constituyente soberana (sin poderes paralelos). Un poder constituyente no se puede subordinar al poder constituido ya que el primero emana del pueblo trabajador en lucha. Una Constituyente soberana plantea que la misma gobierna de facto concretizando las resoluciones de cada comisión constituyente.

Una constituyente soberana solo puede imponerse sobre las cenizas del régimen político de saqueo y explotación capitalistas.

Crisis revolucionaria

La segunda ronda de revueltas populares contra el gobierno golpista, caracterizada por embrionarias tendencias insurreccionales, planteado una crisis revolucionaria.

Dina Boluarte está “escondida” y algunas de las maniobras que operativiza, se convierten en su contrario. La masacre del gobierno golpista contra trabajadores de las provincias no ha amilanado a las masas. Lo contrario. Las ha impulsado a una mayor intervención. Los Comités de Lucha o de Huelga formados en muchas zonas, se desarrollan como organismos paralelos casi de poder obrero y campesino. No se mueve nada en la sociedad si así lo quiere el Comité.

El Aymarazo profundizó y extendió la rebelión. El estado de sitio en las regiones como Puno, es ninguneado por los manifestantes, que continúan en Paro indefinido. Hasta en las regiones norteñas más conservadoras, las masas campesinas están saliendo a la lucha.

El golpismo contrarrevolucionario, en sus trece, estaría pensando en reprimir más ferozmente a través de una dictadura militar abierta. Esta salida es acicateada por los militares congresistas como Montoya, Cueto, Chiabra, a la cabeza del presidente del Congreso, Williams Zapata. Pero un golpe militar dentro del golpe sería recibido con una mayor movilización de masas y el eventual desarrollo de una guerra civil.

Como en la insurrección obrero y popular boliviana del 2003, las masas en lucha, arengan, “ahora sí, guerra civil”. Y en efecto, en el campo, ya existen conatos de guerra civil. De querer imponerse una dictadura militar abierta, pasaríamos a un escenario más sangriento.

Este es el impasse que irá resolviéndose en los próximos días. El gobierno golpista de Dina es insostenible. Hasta la centroizquierda, que estaba apoyando a Dina, ha tenido que sacar cuerpo, por el escándalo en la cantidad de muertos la lucha. Colegios profesionales, gobernadores regionales, etc. exigen la renuncia de Dina Golpista.

Esta puede ser una de las maniobras políticas a las que termine llegando la burguesía. En el parlamento ya han sido presentadas mociones para “vacar” (destituir) a la “presidenta” Dina Boluarte, haciéndola responsable de una represión “desmedida”. Querrán en ese caso transformarla en un chivo emisario de la responsabilidad de todo el régimen golpista (congreso, poder judicial, fuerzas policiales y armadas).

El Ayamarazo, está cambiando la correlación de fuerzas incluso en la Lima conservadora. En la movilización de ayer (20/1/2023) se movilizaron más de 10.000 trabajadores, estudiantes y autoconvocados.

No a las falsas salidas “institucionales”-continuistas

Entre las salidas que plantea el democratismo burgués está la del Partido Morado (Francisco Sagasti) que plantea una “tregua”. Muchos se adaptan reclamando “nuevas elecciones” y, simultáneamente, una “consulta” (referéndum) sobre la “necesidad” de convocar a una Constituyente. Sería recorrer un camino parecido al pactado por Boric en Chile que logró mantener la continuidad del gobierno asesino de Piñera y constituir una Constituyente amañada al poder político burgués. Se han ido barajando incluso propuestas de “gobierno provisional” (Asamblea de Gobernadores, gobierno de “notables”, etc.) encargado de llevar adelante esta hoja de ruta pseudo democrática. Todo el objetivo sería el de sacar a las masas de su movilización en la calle y de su creciente radicalización, con el planteo del cese de la represión, de la “pacificación”. 

Incluso el imperio del norte, con Joe Biden, se ha visto obligado a proponer “moderación en el Perú…Apoyamos el compromiso del gobierno peruano de investigar todas las muertes y garantizar que sus fuerzas de seguridad respeten la ley y el orden, de acuerdo con los derechos humanos y la legislación peruana”. ¿Qué hay que “investigar”? Los 50 caídos en la lucha y los centenares de heridos y detenidos son producto del accionar represivo del régimen golpista. Es un campo para buscar la detención de algún perejil (incluido una eventual vacancia de Dina Boularte).

“Nuevas elecciones” bajo un régimen burgués con las mismas reglas de poder no van a solucionar nada. Este planteo de la centroizquierda muestra su adaptación al régimen de explotación capitalista. Perú ya tuvo adelanto de elecciones en el 2000 y 2020 y nada ha cambiado: el mismo perro con diferente collar. De convocarse a “nuevas elecciones” con el golpismo en el poder, sería cambiar moco por babas.

La salida democrática más elemental plantea: Abajo el régimen golpista. Asamblea Constituyente Soberana.

Por una Asamblea Nacional de Trabajadores

El objetivo central en este momento es extender la huelga general que tiene su vanguardia masiva en el sur del Perú a Lima y a todo el país. Para eso sería importante que la CGTP y todas las organizaciones de masas rompan con toda expectativa de “dialogo” con el gobierno golpista y realizando una Asamblea Nacional de Trabajadores, con delegados y representantes de las fábricas, barriadas, organizaciones, etc., votan un plan de lucha en el marco de la Huelga General y una plataforma independiente de los trabajadores: FUERA EL GOLPE, ASAMBLEA CONSTITUYENTE SOBERANA ¡YA!

Perspectivas

No está claro todavía que la segunda ronda de rebeliones populares vaya a imponer la caída del gobierno. Por un lado, el golpismo se siente fuerte con la convocatoria de algo de 10.000 personas a la marcha “por la paz” llenando casi toda la plaza San Martín. Y por otro, las protestas en Lima contra el golpismo, son débiles. La marcha de los 4 Suyos no para y es combativa. Recién cientos de obreros de la agroindustria del sur (Ica), acaban de enviar 3 buses llenos de obreros a la “Toma de Lima”.

Justamente un actor importante en la rebelión popular, pero del cual hasta la centroizquierda calla, es la intervención de clase obrera. Pues, es la clase obrera rural, un actor protagónico en la rebelión popular contra el golpismo. Desde la primera ronda de revueltas sociales, el proletariado agrícola (uno de los más explotados con jornadas salariales diarias de 29 soles por casi 12 horas de trabajo), paralizó al sur de Ica y también ha intervenido en el norte del país. Hay que recordar que, en las jornadas de lucha más importantes después de la caída de Merino, fue este mismo sector.

Es así como podríamos decir que estamos ingresando a un periodo de emergencia de la clase obrera en perspectiva de su desarrollo como sujeto político. Las tradiciones revolucionarias de Bolivia tienen una influencia directa en las tradiciones revolucionarias peruanas. La honda, el método del paro y el bloqueo de carreteras, asambleas populares, comités de lucha, etc. fueron fortalecidas afirmativamente con la revolución obrero campesina boliviana de 1952 (el corazón de la revolución latinoamericana), y se expresan hoy en Perú.

Por otro lado, está el movimiento estudiantil universitario. Después del repliegue del movimiento Secundaria Combativa, el movimiento estudiantil está reanimándose con la participación de los estudiantes organizados en la Federación Universitaria de San Marcos (FUSM), y del gremio en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI), que han convertido los campus respectivos en albergues de las delegaciones de cientos de trabajadores de las provincias).

En este sector, hay una tendencia a que un sector de la juventud estudiantil combativa, producto de la guerra en las calles contra la policía, pues, tienda a militar con el MOVADEF, que es la única que le presenta un combate armado. Por eso la importancia del esclarecimiento de las posiciones obreristas y realmente marxistas.

Por otro lado, según las últimas encuestas del Instituto de Estudios del Perú (IEP), el 60% de la población piensa que las protestas están justificadas (72% entre los jóvenes), mientras que 71% desaprueba al gobierno golpista de Dina Boluarte, 89% desaprueba al Congreso de la República y un 69% está a favor de una Asamblea Constituyente, cuestión que puede ser leída como un rechazo a las institucionales estatales.

Lo cierto es que las demandas de “Castillo libertad”, “República independiente del Sur”, vienen disminuyendo. Y la población protestante está más embarcada en nuevas elecciones y constituyente. El Aymarazo convirtió la tendencia en disminución del movimiento en su contrario, fortaleciéndola y extendiéndolo a otras regiones del país.

De imponerse el golpismo, se vendría una cacería de brujas contra los dirigentes sociales y los congresistas de centroizquierda como Bermejo (a quien le están reabriendo el caso por terrorismo), así como más planes de ajuste contra las masas plebeyas.

“La revolución latinoamericana será nada más y nada menos que una etapa, una fase de la revolución mundial. Será simple y puramente la revolución socialista”

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