A principios de los '70, un nativo de Nueva Guinea – isla en la que el biólogo y geógrafo Jared Diamond se dedicaba a avistar pájaros- ,preguntó a éste: "¿Por qué los europeos disponen de tanto cargo, y los que somos de Nueva Guinea de tan poco?"
Traducido y ampliado: "¿Por qué las naciones de raza blanca originadas en Europa poseen tantos avances tecnológicos y disponen de tantos bienes (armas incluidas) con los que imponerse políticamente a otros pueblos originarios del Pacífico, de Oceanía, de África y de las Américas?" Como se recordará, abundan teorías acerca de que la raza "blanca" (o algunas de sus subdivisiones) es superior por su inventiva – la que provendría quizá de genes- , o por su religión judeo-cristiana, o su variante protestante, etc.
¿Por qué unos pueblos tienen y otros no?
Diamond no encontró una respuesta sólida y dedicó los siguientes treinta años a elaborarla, empleando avances recientes en antropología, arqueología y lingüística, cruzados con mejoras en la datación temporal y análisis de ADN de los últimos lustros. El libro resultante se titula Guns, Germs and Steei, o sea Armas, gérmenes y acero. Una historia de todo el mundo en los últimos 13.000 años, y recibió el premio Pulitzer en 1998.
Pizarro y Atahualpa
Diamond toma como condensación paradigmática de conquista la imposición de Pizarro y sus trescientos soldados, en 1532, al emperador inca Atahualpa, quien se hallaba en el centro de un ejército de entre sesenta y ochenta mil hombres.
Atahualpa concurrió al poblado de Cajamarca para celebrar una entrevista con Pizarro. Este y sus hombres habían pasado una noche de miedo a la vista de las hogueras diseminadas por las colinas vecinas, donde acampaba el ejército inca, que venía de librar una guerra civil por la sucesión al trono.
Al día siguiente, Atahualpa recibió de manos de un cura una biblia que inicialmente no supo abrir – nunca había visto un libro. Una vez abierta, no pudo leerla – los incas desconocían no sólo el castellano sino, a diferencia de sus coetáneos aztecas, cualquier idioma escrito.
Atahualpa arrojó el libro, y el cura dio orden de ataque.
Se han apilado las razones históricas más diversas para explicar ese episodio (extremo entre muchos de ese tipo): la superioridad de las armas de fuego – pese a que eran arcabuces sin repetición- entre las más evidentes, u otras entre las que no era menor el que incas y aztecas comandaran civilizaciones en estado más avanzado de centralización y decadencia políticas que la más juvenil civilización cristiana-occidental europea. Pero las muchas explicaciones no terminaban de cerrar.
El despegue agrícola
Desde hace cientos de miles de años, la actividad económica principal de la especie de primates llamada homo sapiens fue la recolección de vegetales y caza de animales para comida y vestimenta de pieles. Hacia 40.000 años antes de Cristo (a.C.) nuestra especie se había expandido, merced a migraciones, desde el norte de África, y a través de Eurasia, hasta las Américas (vía Alaska) y Oceanía (por vía marítima, aunque esa sección hoy oceánica estaba elevada y "surcada" por canales). El gran despegue económico-cultural habría consistido, como todos los pensadores materialistas han supuesto, en el pasaje de recolección y caza a la agricultura y ganadería. Ese salto "primal", hasta hace poco perdido en la noche de los tiempos, probablemente se situaría por primera vez dentro de la masa continental eurásica y en tiempos prehistóricos: unos 13.000 años a.C.
Tras pacientes y bien razonadas líneas de pensamiento, apoyadas en el estado actual de conocimientos – y a través de múltiples discusiones propias de cada área científica- , las síntesis de Diamond resultan contundentes:
Hacia 13.000 a.C. los dos lugares del mundo en que comenzaron a iniciarse la agricultura y ganadería – en ese orden y de modo tentativo y discontinuo al principio- fueron "la Medialuna Fértil" -hoy territorios de Turquía, Líbano, Israel, Siria, Irak, Irán…- y en China.
Dotada de condiciones excepcionales, la Medialuna contaba en estado silvestre con 32 de entre las 56 variedades de plantas actualmente engendradoras de semillas grandes – más aptas para agricultura- y, entre ellas, con seis (trigo y cebada los principales) entre las doce que han devenido cultivos mayores en el mundo contemporáneo, siendo la fundamental el trigo y su derivado más popular, el pan. El trigo, además, muestra relativamente pocos cambios – y por lo tanto poco tiempo de evolución- , en el pasaje de su variante silvestre a la "domesticada"; es decir, a la mejorada por los sembradores.
En América, por contraste con la Medialuna Creciente, recién hacia 3.500 a.C. comenzaron los cultivos de maíz doméstico, el que mostró varios miles de años de cambios de régimen de plantación y selección, dirigida a partir de su variedad silvestre, que habría sido – aún en debate- una planta conocida como teosinte.
En China el cultivo líder fue el arroz.
El despegue ganadero
De entre las 146 variedades de mamíferos cuyos adultos pesan más de 45 kilogramos, sólo catorce han podido ser domesticados como ganado; esto es, animales cuyo entero ciclo de vida cae bajo control humano. Quedan excluidos, por ejemplo, los elefantes, cuyos quince años de crecimiento los torna antieconómicos para la reproducción masiva en cautiverio.
Hacia esa época sólo en la Medialuna – y en ninguna otra parte del mundo- se hallaban seis variedades silvestres, que devinieron en las más relevantes y universales: cerdo, vaca, caballo, oveja, cabra y asno. De las otras ocho, seis son localizadas originalmente dentro de Eurasia (los camellos árabe y bactriano – o de dos jorobas o dromedario- , búfalo de agua, yak, toro de Bali y mithan) tanto como el reno – aunque ha habido discusiones acerca de si éste se expandió vía Ártico hacia el norte de América.
Diamond reseña varios intentos fallidos por domesticar otros grandes mamíferos: las cebras, animales de carácter demasiado combativo – probablemente producto de su evolución junto a los grandes felinos predadores en las sabanas africanas- ; los ciervos, inmanejables por su combinación de carácter nervioso y velocidad en carrera; los carnívoros, que harían necesaria a su vez la cría de ganados herbívoros para ser alimentados, lo que los torna antieconómicos; incluso menciona a los leopardos cheeta, a los que se intentó domesticar como animales de caza – son los corredores más veloces- pero cuyo cortejo sexual, que se prolonga por cientos de kilómetros, los torna inadaptables a un corral.
América contó como variedad ganadera autóctona sólo con la llama, circunscripta al Imperio Inca, en tanto China contó con el cerdo, que se expandió, merced a migraciones de pueblos austronesios, a través del Océano Pacífico.
En Australia no hubo especies silvestres autóctonas de plantas ni de animales susceptibles de ser domesticadas.
El arranque de civilizaciones (sociedades dotadas de "administración política y económica – lenguaje escrito, constitución de Estados- sistemas de irrigación (el orden causal es motivo de debate)" en el centro de Eurasia se dio entonces hacia entre 6.000 y 4.000 a.C. Las civilizaciones centrales de los primeros milenios en la zona (sumerios, hititas, babilonios, egipcios en el norte de África) se erigieron sobre "paquetes" de cultivos – trigo a la cabeza- con ganados domésticos – a su vez alimentados con granos y sus plantas- , los cuales permitieron crecimientos poblacionales y, con éstos, divisiones de trabajo, organizaciones de administración y guerra, etc.
Además, equinos, bovinos y asnos permiten el arado a tracción, que generó en el centro de Eurasia la siembra intensiva en surcos a diferencia de "al voleo"- y la mayor productividad de la tierra (Diamond considera la unción de animales a arados y carros una revolución tecnológica de tanta importancia como la creación y aplicación de la caldera de vapor).
En América, el cultivo sobresaliente, el maíz, tras una relativamente lenta mutación – unos dos o tres mil años- pudo cimentar a mayas, yucatecas, incas, aztecas y otros; pero el único ganado existente fueron las llamas, privativas de los Incas. Curiosamente la rueda, común en juguetes de niños mexicanos, no se difundió en esos imperios porque incas y aztecas vivieron desconectados debido a la impenetrabilidad de las selvas en la zona del istmo centroamericano y/o porque las llamas no son aptas para tirar de carros ni arados. Ello habría impedido la mencionada revolución tecnológica y sus efectos cascada.
La expansión intra-continental de cultivos y ganados
El eje medio continental de Eurasia es Este-Oeste. La semejanza climática a lo largo de paralelos (en términos generales, modificables según terreno) favoreció la migración y difusión de cultivos y ganados – incluido el norte de Africa, históricamente integrado al mundo del Mar Mediterráneo. Además, la barrera continental más rigurosa que encuentran las migraciones, las cadenas montañosas del centro del continente, resultaba sorteable por el sur, la India – recordar a Alejandro Magno.
Por el contrario, los ejes Norte-Sur de Africa y las Américas climáticamente dificultan (en términos generales, modificables según el terreno) esas migraciones de cultivos y ganados; tal es así que durante más de cuatro mil años (3.500 a.C.-1.000 d.C.) el maíz no llegó hasta el este de los actuales Estados Unidos – a la proto-civilización del Mississippi- , y nunca a California – que, como la pampa argentina, es un reservorio de tierra tan fértil como lo fue la Medialuna Creciente.
Además, los pantanos del istmo centroamericano y los desiertos del sur de Estados Unidos en América, así como el del Sahara en África, funcionaron como murallas para el intercambio comercial y la propagación de cultivos y ganado.
Los nativos de Oceanía no poseyeron, originalmente y en estado silvestre, ninguno de los cultivos y ganados devenidos más importantes, y sí principalmente bananas y taro. El cerdo, proveniente de China, fue difundido por el sudeste asiático y, a partir de 1.500 a.C., a través del Océano Pacífico con las migraciones polinesias, que alcanzaron su extremo, la Isla de Pascua, dos mil años más tarde.
En Eurasia, entre 13.000 y 11.000 a.C. cultivos y ganados se expandieron, vía migraciones, por grandes sectores del continente, posibilitando el "arranque con ventaja" de sus pueblos.
Diamond sustenta bien la tesis de que, dados períodos considerables y en buena medida por ensayo-error (consistente con las proposiciones de Darwin respecto de la biología), los diversos pueblos aprenden a maximizar los rendimientos de sus entornos geográficos y, hasta donde éstos se lo permitan, hacen crecer las poblaciones, condición necesaria para mayor división del trabajo y ulteriores despegues tecnológicos. Esta tesis fortalece las visiones de la historia humana fundadas en desafíos del mundo material y las diversas respuestas a ellos, en contra de las posturas "idealistas", que fatalmente terminan su causación en principios raciales y/o religiosos.
A menudo, en foros "progresistas" se emplea el término "darwinismo social", merced a la "supervivencia del más apto", como sinónimo de "capitalismo salvaje" o "reducción de funciones re- distributivas del Estado". Pero el mecanismo de selección natural propuesto por Darwin (1809-1882) para las especies sexuadas no es el de la supervivencia del más apto en general sino del más apto para procrear. Animales genéticamente afectados por enfermedades equivalentes, por ejemplo, al Alzheimer en humanos, que suele manifestarse a edad avanzada, no ven disminuidas sus posibilidades de sucesión, a diferencia de los que padecen patologías visibles desde la infancia o juventud. Sexo y procreación como barrera divisoria natural entre aptos e inaptos en la naturaleza son componente esencial de la visión darwiniana, no proyectable a la economía de competencia entre empresas capitalistas, fuerzas de trabajo, y consumidores.
Si se insiste en esas dudosas traspolaciones, la denominación "malthusianismo social" tiene más sentido, por cuanto el economista aludido enunció una tendencia – la de más veloz crecimiento de las poblaciones por sobre la de sus medios de subsistencia- y ajuste de la contradicción por hambre y muerte y explícitamente la aplicó tanto en el campo de la biología como en el de la economía, o quizá "lamarckianismo social", por cuanto las empresas que compiten en mercados realizan "aprendizajes" que modifican sus estructuras, cosa que en genética no ocurre.
Ganado y gérmenes
La crianza de variedades de ganado conlleva un "intercambio y convivencia de bacterias y virus" entre humanos y animales, lo que genera – vía selección darwiniana- resistencia a enfermedades.
El transporte de ganados de Europa a las Américas ocasionó durante los siglos XVI y XVII epidemias – principalmente de viruela- que en casos documentados treparon hasta ¡un 95 por ciento de mortandad! Muchos Estados – el imperio Azteca- resultaron por ello materialmente desarticulados como para oponer guerras de resistencia centralizadas contra los inicialmente pocos conquistadores.
La "civilización en marcha" indígena-norteamericana en torno al Mississippi, a la cual había llegado el maíz cinco siglos antes del desembarco europeo, habría entonces resultado arrasada, prácticamente sin enfrentamientos militares, debido a epidemias de viruela.
El inesperado auxilio de las plagas no ha sido privativo de los europeos: las migraciones austronesias que, desde el sudeste asiático, zarparon hacia el Pacífico (hacia 1.500 a.C.) habrían portado inconscientemente el arma de la malaria con ellas. Esta enfermedad, a su vez, fue un gran obstáculo para las colonizaciones masivas de europeos en el África y sur de Asia en los dos siglos recientes; en tanto la mosca tsé-tsé funcionó como barrera interna contra el ganado que acompañaba migraciones conquistadoras de las razas negras contra los llamados hotentotes y los pigmeos.
Los críticos de Diamond
Diamond procura englobar y sistematizar las conclusiones de diversas investigaciones en muchos lugares del mundo; y ha tenido éxito tanto en el mundo editorial como en el científico. Este último, como es conocido, funciona en buena parte merced al "esponsoreo" de corporaciones. El National Geographic ha producido tres unitarios de Guns, Germs and Steel que resumen sus tesis, aunque carecen de los desarrollos fundamentados del libro y contienen alguno que otro golpe bajo publicitario.
La pertinencia de las conclusiones hace necesario informar acerca de las múltiples disciplinas que los aportaron, a veces muy especializadas, así como sus autores. Por citar sólo dos ejemplos: la dendrocronología, que estudia anillos de cortezas de árboles, ayuda a reconstruir series de variaciones climáticas, año a año, a través de siglos y hasta milenios; el análisis de ADN de nidos de algunas variedades animales, elaborados con vegetación circundante, cristalizados con orina y de antigüedad de hasta cuarenta mil años, supera a la datación por análisis de polen. Estas y otras sofisticaciones posibilitan la reconstrucción de las distintas variaciones que el trabajo humano introdujo en especies vegetales o animales, en diversas épocas y lugares.
Las posiciones públicas de Diamond quizá lo enrolan en el "conservacionismo ambiental" genérico, al estilo Club de Roma o Greenpeace.
Determinismo. Entre sus críticos más obvios se cuentan quienes lo acusan de "determinismo geográfico", mote que habría podido alcanzar también a Montesquieu, Marx y otros.
"Ludwig von Mises observó – señala uno de los críticos- que 'el modo en el que el hombre ajusta los métodos de su adaptación social, tecnológica y moral no se hallan determinados por factores físicos externos' (…) '… la misma situación ocasiona diferentes efectos sobre diferentes hombres (…) no es posible predecir qué influencias del mundo externo obrarán sobre nuestro entendimiento, o voluntad, y consecuentemente, sobre la acción'".
Dentro del marxismo, esta "multi-posibilidad" de respuestas fue asunto ventilado, entre diversos debates, por el de Bernstein – Kautsky de fines del siglo XIX. A la acusación de "mecanicismo" en Marx por parte de Bernstein (la economía genera las ideas y las acciones de los hombres y mujeres) Kautsky respondió que el peso del pasado en sus mentes actuaba como otra fuente – muy amplia- de determinación.
El pasado condiciona las respuestas a desafíos presentes; éstas, a su vez, ocasionan diversos posibles futuros. El presente obliga a respuestas inmediatas, del modo como lo anatómico comanda las necesidades de los seres vivos; pero dicha anatomía es producto de un programa codificado previamente en el ADN, así como las mutaciones actuales en éste generan variaciones anatómicas y hasta especiarías a futuro.
La respuesta de Kautsky enlaza – al igual que observaciones de pensadores desde fuera del marxismo- con la incorporación de visiones darwinianas a la historia, propia del siglo XX: un desafío material a una población-sociedad-civilización genera en ésta simultáneamente múltiples respuestas, las cuales a veces hasta escinden distintos grupos o sociedades que conducen a diversas líneas de desarrollo.
Diamond recuerda varias veces que particularidades y hasta accidentes tejen su porción en la historia, pero que son los entornos geográficos, en poblaciones numerosas y al cabo de varias tentativas a través de períodos prolongados, los causantes de las respuestas exitosas.
Los críticos a su "determinismo" suelen encontrarse entre quienes sostienen que el capitalismo dominante en Estados Unidos fue causado por el protestantismo del noroeste europeo desde el siglo XVII. El mundo inglés y su expansión a los Estados Unidos habrían aventajado en la carrera al francés, holandés y español merced a la "superioridad" de sus ideas o religión. Esta creencia – que desemboca finalmente en teoría racial- suele encontrarse hasta en foros "marxistas".
Que sólo el Noreste de los Estados Unidos, y por razones geográficas, dio a luz un polo artesano primero, luego industrial y anexionista, y finalmente imperial, puede ser sintéticamente revisado en Milcíades Peña, en su libro Antes de Mayo.
Racismo. "Aunque Guns, Germs and Steel ha sido celebrado como un antídoto contra el racismo – la civilización occidental prevaleció no por su inherente superioridad, sino por su buena fortuna geográfica- algunos antropólogos ven esto como una excusa a los excesos de los conquistadores. Si no fueron sus genes, fue su geografía", señala un periodista.
Pero Diamond, quien relata algunas matanzas cometidas por la conquista europea, no justifica o critica procesos históricos, sino simplemente explica por qué unos pueblos, mandados por sus elites, pudieron materialmente tomar ventajas respecto de y/o a costa de otros. La posición crítica mencionada se recuesta en una suerte de "racismo inverso", según la cual los europeos serían intrínsecamente "más malvados" que los pueblos indígenas conquistados.
Según posición y evolución, casi todas las civilizaciones han desarrollado guerras; a la larga, quienes vencieron durante más tiempo fueron los menos – por ejemplo, Roma contra fenicios, persas, macedonios y egipcios entre III a.C. y V d.C.; incas contra huancas, tar-mas, collas, lupacas desde la expansión del Cuzco; aztecas contra olmecas, altepetls, zempoaltecas y tlaxcaltecas hacia la conquista española; Estados Unidos en el Pacífico, Asia, Latinoamérica y, comercialmente, en gran parte del mundo durante el siglo XX. Hay tesis de que las terribles torturas y mutilaciones a que los mayas sometieron durante miles de años a sus cautivos en combates intestinos podría deberse a que en su civilización, que duró quizá tres mil años, ningún reino o principado logró imponer finalmente a los demás el equivalente a una pax Augusta; la baja productividad de la tierra – en relación con otras civilizaciones- habría impedido despliegue de ejércitos y logística suficientes para conquistas duraderas.
Algunos antropólogos tratan de presentar sociedades y hasta civilizaciones autóctonas de América, África u Oceanía como naturalmente "armónicas" o "no guerreras", lo cual es forzado y erróneo.
Diamond simplemente explica por qué, a partir del siglo XVI, las naciones "vencedoras" provienen de la masa continental eurásica.
En relación con el viejo Marx, este grupo crítico habría censurado con virulencia su apoyo a la ocupación británica de la India y al avance semicolonial en varios continentes. Como es sabido, fue Lenin quien introdujo sustancialmente en la "doctrina" la diferenciación entre naciones opresoras y oprimidas.
Los conjuntos críticos sintetizados – determinismo" y "racismo"- adolecen, salvo excepciones, del aspecto de polemizar desde su propia "visión" contra la de Diamod, pero no contra los numerosos datos y procesos desarrollados por éste. Y en las excepciones que sí lo hacen, más allá del debate puntual, no se alcanza a proponer una refutación extensiva al conjunto.
Simplificación. Entre los antropólogos, hay quienes proponen que Diamond simplifica las variables que vuelven a cada cultura específica, de modo de ensamblar una teoría unificada.
"Para los antropólogos, las excepciones son más importantes que las reglas" señala un periodista ya citado. "Más que leyes generales, su intención es 'contextualizar', 'complejizar', 'relativizar', 'particularizar' y hasta 'problematizar', palabra que en su dialecto adquiere un sentido peculiarmente positivo".
Contra esta tendencia dominante hacia la "particularización" – aunque referido a los historiadores- Steven Runciman anotaba, en el prefacio de su Historia de las Cruzadas, que "un simple autor no puede hablar con la gran autoridad de un panel de expertos, pero puede resultar exitoso en dar a su trabajo una cualidad de integrado y hasta épico, que ningún volumen de artículos diversos puede lograr (…) La historia escrita hoy día ha ingresado en una edad alejandrina, cuando el criticismo sobrepasó a la creación. Enfrentado a una montaña de minucias de conocimiento y atemorizado bajo la severa mirada de sus colegas, el historiador moderno a menudo se refugia en artículos conocidos o en disertaciones estrechamente especializadas, pequeñas fortalezas fácilmente defendibles en caso de ataque. Su trabajo puede ser de gran valor; pero no es un fin en sí mismo. El escritor suficientemente audaz para hacer el intento no debe ser criticado por su ambición, independientemente de lo censurable que fuere lo inadecuado de su preparación, o la inanidad de sus resultados".
Diamond no abarca ni expone acerca de lucha entre grandes civilizaciones dentro de Eurasia, que se desarrolló – desde 4.000 a.C.- en tiempos no pre sino históricos. Por ello las menciones de episodios ocurridos durante estos últimos resultan simplonas.
Sin embargo, de un lado, para quienes leen historia y proponen tesis "más" unificadoras, a veces despegar de la masa de datos y crónicas – es decir, de la política en cada momento- para proponer tendencias generales resulta conducente; a veces "ondas largas" en los acontecimientos no son advertidas por los contemporáneos o sus historiadores, lo que no implica que no subyazgan; no pueden a priori ser descartadas bajo el peyorativo de "simplificación".
Pero, del otro lado, si en el arranque de procesos productivos o civilizaciones, buenas dosis de incertidumbre acompañan a la creatividad y la innovación, si dichos desarrollos tomaron vuelo, entonces generaron jerarquías de clases y capas sociales. Al momento de sobrepasar algún punto de madurez – cuando algunos o varios de los sistemas puestos en juego, económicos, ambientales, humanos, muestran obsolescencia o agotamiento- , hace ya tiempo los destinos de cada sociedad están en manos de elites más o menos concentradas – especialmente en fases avanzadas como Roma, Persia, incas, aztecas… Dichas elites conocen y controlan buena parte de los destinos en juego, en tanto las mayorías han perdido – en relación con los tiempos iniciales del desarrollo social- voz y poder.
Ante la desigual distribución de propiedad, educación, información y responsabilidad en general, y en nuestro sistema imperialista moderno en particular, las exposiciones de Diamond se frenan un poco, y el hilo de su pensamiento público resulta empobrecido. Su fuerte es lo prehistórico: en consistencia con su falta de registros, el cómo de los procesos políticos era más simple.
Armas, hierro, política, alfabeto, ganado, gérmenes
La superioridad tecnológica con que estaba dotado el pequeño grupo de españoles comandado por Pizarro (armas de hierro y en base a pólvora); un sistema político mejor desarrollado, apto para la guerra; una retaguardia de economías productoras de más y mejores alimentos e industria, y ganado, entre los que se encontraban los caballos, también arma de guerra; el lenguaje escrito, que permitía un superior desarrollo de la red estatal y guerrera; y, finalmente, una ignorada dotación de epidemias que, ya antes de tomar contacto incas con españoles, habían alcanzado al imperio indio matando a uno de sus reyes – lo que dio como resultado una guerra civil de la cual Atahualpa recién emergía como sucesor- …; todos estos elementos marcan el desnivel de una balanza que en el caso peruano halló un punto extremo.
Como es conocido, la enorme riqueza mineral de las Américas posibilitó a España un régimen de explotación colonial muy redituable. Pero la afluencia de metales preciosos afirmó el parasitismo español; la potencia marítima fue transformándose en un intermediario entre la plata y el oro de un lado, y los circuitos industriales que fueron "despegando" en Inglaterra y Francia.
Seis naciones pertenecientes a la porción occidental de Eurasia se lanzaron en el siglo XVI a la carrera por el dominio de las Amé- ricas, resultando España, Inglaterra, Portugal y Francia las territorialmente vencedoras – y en ese orden- ; el continente americano proporcionó un aumento de escalas a sus respectivos imperios. En el otro extremo de Eurasia, China y Japón, dotados con aproximadamente las mismas ventajas, perderían sus posiciones futuras debido a decisiones de sus gobiernos centralizados. El cierre de sus economías al exterior – lo cual en sí podría no sólo no haber sido nocivo, sino hasta lo opuesto- fue combinado con la renuncia deliberada a las innovaciones técnicas, incurriéndose en ejemplos de "reversión tecnológica". En el siglo XVI, China suprimió el plan de expansión marítima de su flota, quizá la mayor del mundo, sobre los océanos Pacífico e Indico, por los que irradiaba fuertemente hasta el África. En tanto Japón, por presiones de los señoríos samurais, desmontó su industria de armas en base a pólvora, la mayor del mundo hacia el siglo XVII; los cañonazos del Comodoro Perry en 1853 mostrarían al shogunato el error cometido con una violencia que, a la vez, era perfecto ejemplo.
A lo largo de la lectura de Diamond, varias veces uno pensó cuánto habrían interesado a Marx y Engels sus (relativas) precisiones al momento de escribir El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado – que, como se recordará, combinaba las teorías antropológicas de clanes, de Lewis Morgan, con las matriarcales de Johann Bachofen. Las tesis de Diamond de que han sido los surplus de alimentación los que re-alimentaron los crecimientos poblacionales, que a su vez dieron origen a mayores divisiones del trabajo, pérdidas de sociedades tribales, formación de Estados centralizados, alfabetos escritos, etc., "atornillan" bien con lo esbozado por Marx y Engels – aunque también con otros pensamientos históricos "materialistas".
La convivencia de Diamond con nativos de distintas zonas, especialmente los de Nueva Guinea, le permite describir paso a paso algunos procesos de cambio social. En los sistemas tribales, por ejemplo, la disputa entre miembros de un mismo clan es resuelta por la autoridad del grupo familiar. A medida que se produce el desarrollo económico y por tanto urbano, el enlace de múltiples pueblos vuelve imposible ese sistema de justicia: en caso de disputa entre un extranjero con alguien perteneciente al lugar (y a su clan) la resolución probable sería el linchamiento. De allí la bienvenida a un Estado regulador por encima de los clanes – lo que origina a su vez la posibilidad que en éste y junto a éste aparezcan castas dedicadas a la apropiación de excedentes económicos.
La datación prehistórica, acompañada con la precisión de qué cultivos, qué ganados, en qué zonas, a cargo de qué pueblos, difundidas en qué migraciones, pone mucha carne sobre aquel esqueleto pionero, audaz y relativamente solitario que fue El origen… Y explica, además, por qué dentro del continente eurasiático y hace unos quince mil años, comenzó a decidirse primero el juego de quiénes dominarían a quiénes varios milenios después.