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¿Unidad nacional o nacionalización?


Sección preparada por la Comisión Internacional del Comité Nacional del Partido Obrero


 


El lambertismo (una corriente “trotskista” con base en París) ha resuelto exportar a Bolivia las posiciones violentamente reaccionarias y proimperialistas que lo caracterizan en su país natal, donde encabeza un denominado “comité por la reconquista de la democracia” que reivindica una Francia “única, indivisible y soberana”. Tales consignas, por cierto, no desagradan a gentes de derecha que, por ese motivo, se han incorporado a su “comité”.


 


Se trata de una degeneración absoluta: una corriente que se reclama “trotskista” y reivindica la intangibilidad de los Estados burgueses y las fronteras nacionales (y no de cualquier Estado, sino de uno imperialista).


 


 La rebelión de la juventud de los suburbios de París sirvió para desnudar el carácter reaccionario del “comité…” y del lambertismo: en lugar de defender por medio de la acción a los jóvenes reprimidos por la policía y de plantear la caída de los represores, le reclamó ¡a Chirac!, junto a una legión de intendentes burgueses, la convocatoria a una Asamblea Constituyente… ¡para defender la “unidad y soberanía” de Francia! (ver “Comunicado del Buró permanente del Comité Nacional por la reconquista de la democracia”, en Informations Ouvrieres, 10/11). Pues bien, ahora intentan vender en el Altiplano esta mercancía en tan avanzado estado de descomposición.


 


A este fin, la revista La Verité (en su edición en inglés) publica un largo artículo de Jean-Pierre Raffi que dice que en Bolivia “está amenazada la propia existencia de la nación”, lo cual valoriza las consignas de “la soberanía” y “la democracia”.


 


Bolivia corre el peligro de su desintegración como nación. Contra esto, Raffi recomienda “que las organizaciones que representan a los trabajadores se unan y lancen sin demora el llamado a una Asamblea Constituyente que podría formar un gobierno de emergencia nacional que implemente un programa que asegure la unidad y la soberanía de Bolivia”. Nada de esto es necesario: la Constituyente ya ha sido convocada por Rodríguez y confirmada por Morales.


 


¿Con qué fin? Para sancionar un acuerdo político con la burguesía de Santa Cruz y asegurar así la “unidad nacional”.


 


La consigna para salvar a Bolivia no es la democracia sino la nacionalización sin pago de los hidrocarburos y su puesta en funcionamiento bajo el control de los trabajadores y la guerra civil contra los explotadores cruceños.


 

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