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La crisis de la Concertación


El crecimiento de las huelgas, la victoria de los mineros de Codelco, el fracaso del Transantiago y la desilusión popular con las promesas ‘redistributivas’ de la Bachelet están dividiendo a la Concertación. “Existe una crispación del escenario político”, advierte un comentarista (Infolatam, 4/7). Las divisiones atraviesan a la coalición y a cada uno de sus partidos.

 


Esta crisis se hizo evidente con las dificultades que tuvo el gobierno para aprobar dos leyes decisivas.


La primera, un subsidio de 290 millones de dólares para los operadores del Transantiago. Si la ley no hubiera sido aprobada, a partir del l9 de agosto habrían aumentado las tarifas.




Seis senadores (de la DC y del PS) rechazaron el subsidio; el fracaso de la ley planteaba la segura caída de medio gabinete y un muy probable estallido de cólera popular. Una combinación de presiones y sobornos hizo ‘recapacitar’ a cinco senadores… pero no alcanzaba. La propia Bachelet debió ‘operar’ ante un senador opositor para evitar la catástrofe del gobierno. Con pocos días de diferencia, las divergencias entre los oficialistas estuvieron a punto de impedir el ‘aumento’ del salario mínimo.




Mucho más decisivas fueron las divergencias durante la huelga minera. Una parte de los diputados de la Concertación apoyó (verbalmente) a los huelguistas; otra apoyó una acusación constitucional de la derecha contra el ministro de Hacienda Andrés Velazco. Los ministros de Interior y Hacienda divergieron públicamente sobre cómo enfrentar la huelga.




La derrota del gobierno frente a los mineros anticipa otro cambio de gabinete. El primero fue forzado por la huelga estudiantil; el segundo por el colapso del Transantiago; el que se anuncia, por la huelga minera. La Concertación está en minas.




“La crisis de descrédito y desintegración de los partidos, que recorre América Latina, entró a Chile como un viento helado”, reconoce un analista (El País, 7/7).


 

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