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Ni “Estado” ni “palestino”


“Conferencia de paz” para Medio Oriente


La “conferencia de paz de Medio Oriente” – anunciada por Bush para noviembre – debería alumbrar, según sus impulsores, el nacimiento de un “Estado palestino”. Se trata de una nueva negación, por parte del imperialismo y el sionismo, con la complicidad de la propia dirección nacionalista palestina, de los derechos nacionales elementales del pueblo palestino.


En enero de 2006, Mamas ganó las «lecciones de 3a Autoridad Palestina por un margen aplastante. M nuevo gobierno, encabezado por el primer ministro Ismail Maniyéh, fue forzado a co-gobernar con él presidente Mahmud Abbas, del derrotado Fatali. Con -el respaldo de Estados Unidos e Israel, Abbas rechazó traspasar al primer ministro Haniyehel control de los urbanismos de seguridad, a pesar de que estaba obligado a ello por la legislación.

 


Desde entonces, los territorios palestinos fueron so-metidos a una brutal asfixia económica para derrocar a Hamas del gobierno. En la Franja de Gaza, completamente cercada, la población fue condenada a la miseria absoluta. Al mismo tiempo, Estados Unidos e Israel armaron a las milicias de Fatah. Al frente de estas milicias colocaron a Mohamed Dahlan, antiguo enlace de los servicios palestinos con la CIA y los servicios israelíes. Se combinaron los bombardeos de los sionistas con los alagues de las milicias de Dahlan. La derrota israelí en la guerra contra el Líbano i (julio/agosto de 2006) reforzó las provocaciones contra Hamas.




En marzo, la diplomacia saudita logró que se estableciera un "gobierno de unidad nacional” de Hamas y Fatah. Estados Unidos e Israel lo boicotearon: reforzaron el bloqueo y el “gobierno de unidad” se hundió. Se aceleraron entonces los preparativos para el golpe de Estado contra Hamas; su brazo ejecutor serían las milicias de Dahlan.




Cuando el jefe del golpe se encontraba en Egipto ultimando sus detalles, Abu Shbak, él jefe de las milicias de Fatah en Gaza, lanzó una “mal concebida prueba de fuerza” (The Economist, 14/6). Las milicias de Hamas, luego de pocos días de combate, expulsaron a Fatah de Gaza. Lo que toda la prensa mundial califico como un Agolpe de Estado de llamas” fríe, en realidad, un acto de autodefensa contra el golpe.




Luego del pantano de Irak y la derrota estratégica del Libano, el fracaso del golpe contra Hamas fríe una nueva y humillante derrota para el imperialismo y los sionistas.


 


División de los Territorios




Aunque Hamas cesó todo ataque a Israel, él bloqueo contra Gaza se hizo todavía más asfixiante. La economía de la Franja se ha derrumbado. Las pocas industrias y establecimientos agrícolas que habían sobrevivido al bloqueo iniciado en él 2006, debieron cerrar. La desocupación supera el 80%; para su alimentación, la población depende enteramente de la “ayuda humanitaria” que sólo llega cuando lo autorizan Israel o Egipto. “Los funcionarios de las Naciones Unidas informan quelasau-toridades de la Autoridad Palestina (es decir, Abbas y Fatah) son más insistentes en aislar económicamente a Gaza que los propios israelíes” (Financial Times, 6/8). 

“La economía de Gaza se encuentra en un estado de total colapso”, reconoció un alto funcionario israelí.




En Cisjordania se estableció un “gobierno provisional” encabezado por Salam Fayyad, ex representante palestino ante el FMI. Fatah no se sostuvo en el poder en Cisjordania por el respaldo popular (también allí Hamas había ganado las elecciones de una manera aplastante) sino gracias a la abrumadora presencia militar israelí.


 


“Negociaciones de paz”




Ante el temor de que se hundiera el gobierno de Abbas, Estados Unidos, Europa e Israel salieron a defenderlo. Se giraron millones de dólares que habían sido retenidos ilegalmente, se liberaron algunos presos políticos y recomenzaron los contactos diplomáticos.


 


En este cuadro de conjunto -derrota del golpe imperialista-sionista de Hamas, impasse en Irak, derrota sionista en Líbano, debilidad extrema del gobierno de Abbas- Bush lanzó la convocatoria a una “Conferencia de Paz en Medio Oriente”, que debería establecer un “Estado palestino”. Inmediatamente fue respaldado por Israel, Egipto, Jordania y la Unión Europea, los conspiradores del golpe fracasado.

 


Para reforzar la ‘perspectiva diplomática’, Bush designó al renunciado ex primer ministro británico Tony Blair como representante del “cuarteto” (Estados Unidos, Unión Europea, Rusia y la ONU) en el Medio Oriente. Su tarea es supervisar las ‘reformas’ del Estado palestino, es decir la adecuación de la Autoridad Palestina a los dictados del imperialismo.

 


La designación de Blair fue criticada por los propios europeos, que denunciaron la exclusión de la Unión Europea. En una nota editorial, El País (20/7) de España critica a la canciller norteamericana porque “Rice ha expresado una negativa más cortante que cortés a los deseos de la UE de que Blair (…) junto al jefe de las Relaciones Exteriores europeas, Javier Solana, lleve a las partes a la paz. Washington pretende en cambio microdirigir un proceso (…) en descarado apoyo a Tel Aviv”. El diario español extiende las advertencias europeas: “si no se despejan estos equívocos (…) la conferencia será inútil”.


 


“Acuerdo de principios”

 


Abbas y el primer ministro israelí han comenzado reuniones preparatorias de la “Conferencia de Paz”. Olmert ofrece un “acuerdo de principios” para la creación de un “Estado palestino” en Gaza y el 90% de Cisjordania, una promesa vacía de contenido.

 


“Según esta iniciativa, se aplazarían para el final del proceso (…) pero sin concretar un calendario (…) los temas más espinosos (refugiados palestinos, situación de Jerusalén y fronteras definitivas)”. “Las dos partes comenzarían negociaciones sobre las características del Estado palestino, sus instituciones oficiales, su economía y sus regulaciones aduaneras con Israel” (El País, 26/7).

 


Israel se adjudica el derecho a determinar las características del “futuro Estado palestino”, que quedará comprimido entre el Muro construido por Israel y el río Jordán, y será económicamente in viable.

 


Un “prominente miembro de Fatah” anticipó cuál sería la ‘oferta’ israelí: “Nos ofrecerán un Estado dentro de los límites del Muro de seguridad israelí, lo que significará perder amplios sectores de Cisjordania. Los asentamientos israelíes permanecerán. Nuestras fronteras serán controladas por Israel. No se nos permitirá tener un ejército. No habrá derecho al retomo (de los refugiados) y los israelíes se quedarán efectivamente con Jerusalén. Esto será presentado como un acuerdo temporario. Pero lo temporario puede volverse permanente” (Financial Times, 7/8). Omitió mencionar otros puntos que han trascendido: las fuentes de agua quedarán, como hasta ahora, en manos israelíes; Craza y Cisjordania serán unidas por un túnel… bajo control israelí. Este “prominente miembro de Fatah” reconoce que aceptar esto sería un “suicidio político” para Abbas y Fatah (ídem).

 


Consultado sobre esta ‘oferta’, un “alto funcionario israelí” respondió: “los palestinos son demasiado optimistas. Ni siquiera les van a ofrecer eso” (ídem). Según este “alto funcionario”, Israel mantendrá los bloqueos carreteros porque “el ejército no está dispuesto a tomar el riesgo de devolver el control de la seguridad de Cisjordania a manos palestinas” (ídem).

 


Hani al-Masri, un analista político en Cisjordania, afirma que “quieren cambiar el nombre de la Autoridad Palestina por el de Estado palestino. Pero esto no cambiará nada en el terreno. Será un estado ocupado” (Financial Times, 30/7).




El “Estado palestino” que salga de la conferencia imperialista-sionista -si es que sale alguno- será la negación de todos los derechos nacionales del pueblo palestino.


 

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