1. La doctrina de Trump “Hacer a América grande de nuevo” es una declaración de guerra contra la Unión Europea, Rusia, China, Irán, y el resto del mundo – incluyendo, finalmente, a Norteamérica misma.
Esto se volvió más que claro, incluso entre los más escépticos, con el último viaje del presidente de los EEUU a Europa entre el 11 y 16 de julio de 2018, que acertadamente fue descripto como “cinco días de matanza diplomática”.
Al aterrizar en el aeropuerto de Bruselas, el 11 de julio, para asistir a la cumbre de la OTAN, Trump anunció una escalada en la guerra comercial contra China al imponer otros u$s 200 billones en impuestos sumados a los anteriores u$s 50 billones ya decididos y/o en marcha.
Al mismo tiempo, insultó a Angela Merkel y a Alemania por ser “rehenes de Rusia” por la participación alemana en el proyecto del gasoducto Nordstream II; luego Trump amenazó con la retirada de EEUU de la Alianza del Atlántico si los miembros de la OTAN no duplican su contribución a los gastos militares.
De visita en Gran Bretaña, luego de la crisis en la cumbre de OTAN, Trump se inmiscuyó en la crisis del gobierno británico al insultar a la Primer Ministro Theresa May por su plan de un “Brexit suave”, alabando también como “un excelente futuro Primer Ministro” a su oponente Boris Johnson quien recientemente renunció a su cargo como Ministro de Exterior en protesta a la cuestión del Brexit. También chantajeó a May al afirmar que un tratado comercial entre EEUU y el Reino Unido era condición para un Brexit duro (una afirmación de la que luego, como de costumbre, se retractó). Lo que es más, Trump lanzó, a través de un ataque al primer alcalde musulmán de Londres, de origen pakistaní, una ofensiva xenófoba y racista de extrema derecha contra la inmigración en Europa, poniéndola como responsable del incremento en … ¡la criminalidad!
Antes de dejar Gran Bretaña para encontrarse con Putin en Helsinki, en una entrevista en la CBS, Trump declaró que “la Unión Europea es un enemigo” para EEUU, ¡así como lo son Rusia, China o Irán!
Por último pero no por esto menos importante, su actuación en la conferencia de prensa, luego de una reunión uno a uno a puertas cerradas con Vladimir Putin en Helsinki el 16 de julio, atacando las investigaciones de los servicios de inteligencia norteamericanos y a todos sus oponentes domésticos, provocó el caos y agudizó la crisis de régimen en el mismísimo EEUU…
2. Donald Trump no es solo un caso aislado de un demente político burgués “pluto-populista”. Él es el síntoma de un sistema capitalista senil en decadencia en los EEUU y en el mundo entero. Él es el caso más emblemático de locura que ha tomado el control de los países imperialistas que busca la solución a las contradicciones insuperables del capital a nivel mundial en un atrincheramiento agresivo en la esfera nacional, basado en la búsqueda de la dominación del mercado mundial para las naciones individuales en cuestión. Los movimientos de extrema derecha que están en alza en todas las naciones occidentales, en particular en Francia, Alemania, Holanda, Austria, Italia, Dinamarca, etc. son expresión de la misma urgencia por dar primacía a “su” salida nacional a expensas de sus antiguos “aliados” y “compañeros” en vez de una solución en común para todo el mundo capitalista en su totalidad. El “América primero” de Trump se vuelve el “primi gli Italiani” con Salvini. El punto más alto alcanzado por el desarrollo histórico del capitalismo mundial es los EEUU, y ahora se convirtió en la expresión más acabada de la crisis mundial. El panorama social se volvió alarmante – enormes inequidades entre el 1 por ciento y el resto, estancamiento del ingreso de los obreros durante cuarenta años, trabajo extremadamente precario, deudas, sin un sistema de salud pública en regla. Por primera vez desde la revolución industrial, un país capitalista avanzado – el país capitalista más avanzado y poderoso– muestra en 2016 una declinación en el promedio nacional de expectativa de vida.
Desde su ascenso a la hegemonía mundial, los EEUU no pueden tener un equilibrio interno sin controlar las contradicciones de la economía y política capitalista mundial. La explosión de todas las contradicciones capitalistas globalizadas, manifiesta en la crisis mundial irresoluble luego de 2007, tuvo como punto de partida y epicentro a Norteamérica. Esta se convirtió en la última década, en la fuerza impulsora que brutalmente desintegra todo el orden mundial, produciendo una exacerbación de todas las rivalidades internacionales y choques sociales, entre países y dentro de cada país.
La globalización capitalista, saludada como “el fin de la historia” luego del deceso de la Unión Soviética, alcanzó ella misma sus límites históricos, atrapada en un impasse, que no puede ser superado sin superar el sistema capitalista en sí mismo. La tendencia defensiva de retornar a los límites restringidos de la nación-estado es fútil en las condiciones de hoy de conectividad internacional de la vida económica y social, mucho más avanzada que en los 1930. El peligroso ascenso del nacionalismo y el proteccionismo, envenenando la vida social económica y la política, alimentando la xenofobia, el racismo, y el fascismo, exacerba la crisis, al ser totalmente incapaz de resolverla. La socialización de la producción a escala mundial alcanzó un punto tal que el fracaso de lidiar con esa socialización lleva a una mayor desintegración. La Unión Europea y la Eurozona entraron en un proceso irreversible de descomposición (manifiesta en la insolvencia del sistema bancario europeo, la bancarrota de Grecia, el Brexit, ahora en la Italia de Salvini, el fracaso de las propuestas de Macron de reparar el dañado eje francogermano y la parálisis de la débil coalición gobernante en Alemania, el choque entre Europa del norte y del sur, entre el centro-este de Europa y los países del occidente europeo, etc.)
La Norteamérica de Trump redujo el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica, amenaza a Canadá y México con la disolución del NAFTA, acelera la desintegración de la UE, incluso la existencia de la OTAN está siendo cuestionada.
El viejo orden imperialista impuesto por el acuerdo Skyes-Picot durante la Primera Guerra Mundial en Medio Oriente ha desaparecido hace largo tiempo, con las guerras imperialistas y guerras subsidiarias que destruyeron a Irak, Libia, Yemen y Siria, particularmente en un intento de frenar las revoluciones árabes de 2011.
3. La guerra comercial en ascenso entre Norteamérica, Europa, Rusia, y China intensifica el impulso de guerra imperialista en todas partes. Desde el volcán bélico del Medio Oriente hasta los Balcanes y los límites orientales de Europa en Ucrania, desde el Cáucaso a Asia central al sur del mar de China y Corea, el imperialismo ya es una confrontación, que amenaza la humanidad y a toda criatura viviente sobre la Tierra con la guerra mundial y la extinción nuclear: declaramos la guerra contra la guerra imperialista de recolonización de Rusia y China, sin apoyar ni cultivar ilusiones en el bonapartismo restauracionista (las elites del Kremlin o Beijing). ¡Expropien a la oligarquía, quinta columna del capital global! ¡Todo el poder a los genuinos soviets – consejos obreros!¡Por una renovación socialista y revolucionaria de las tierras de los octubres ruso y chino!
4. La Cuarta Conferencia Euromediterránea de mayo de 2017 había enfatizado las implicancias del primer viaje de Trump fuera de los EEUU en Arabia Saudita e Israel: la formación de un eje pro guerra imperialista de Israel, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Egipto y Sudán contra Irán y sus aliados en la región, en primer lugar Hezbollah en el Líbano y el régimen sirio de Bashar al Assad.
Ineludiblemente, el primer objetivo y víctima de tal alianza nefasta es el pueblo palestino, su derecho a la autodeterminación nacional, incluyendo el derecho al retorno de todos los refugiados palestinos.
Un año más tarde, el diagnóstico ha sido confirmado, y la agresión imperialista está en completo despliegue, haciendo necesario este Encuentro Euromediterráneo de emergencia a fines de julio de 2018. Pasos cruciales interrelacionados de la escalada en la agresión imperialista son: la decisión de Trump de destruir el tratado nuclear de 2015 con Irán; la provocación de trasladar la embajada de EEUU a Jerusalén en vísperas del aniversario del éxodo palestino de 1948; la masacre del pueblo palestino de Gaza durante la pacífica Marcha del Retorno a manos de las sionistas Fuerzas de Defensa de Israel; la votada Ley Básica del Estado Sionista como “la patria nacional de (solo) el pueblo judío” destruyendo así el remanente de los ya muy restringidos derechos de los ciudadanos palestinos árabes, legalizando la segregación de acuerdo a la etnia y religión y restringiendo incluso las libertades democráticas de los judíos israelitas.
En el centro de esta estrategia contrarrevolucionaria para imponer un nuevo orden imperialista en la región, que reemplace el viejo y arruinado acuerdo Skykes-Pîcot, es el infame “Plan Kushner” pomposamente alabado por su padrino Trump como “el Gran Acuerdo del Siglo”. Detrás del tándem Trump- Netanyahu, Kushner, el príncipe de la corona saudí Mohamed bin Salman, y el príncipe Mohammed bin Zayed de los Emiratos Árabes Unidos, con el apoyo del dictador egipcio al Sissi quieren prácticamente coimear a las autoridades burguesas en Palestina para que abandonen el reclamo palestino de independencia nacional a cambio de inversiones en infraestructura en el Banco Occidental e incluso en Gaza, nuevos trabajos para la población empobrecida y dinero para las autoridades locales de Quisling, fundada por las monarquías del Golfo.
5. Enterrando la cuestión palestina pretenden abrir camino a un ataque a lo que consideran su presa principal, Irán. La cuestión central no es el programa nuclear y de misiles. Como enfatizaron públicamente Pompeo y Bolton, lo que realmente separa a EEUU de Irán es la Revolución Iraní de 1979. Por esta razón los EEUU culpan a Irán como la fuente de todo levantamiento revolucionario antiimperialista en la región, y apoyan por todos los medios la guerra genocida de Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos en Yemen. Para que fructifiquen sus planes necesitan la colaboración del régimen de Putin para sacar de Siria a las fuerzas militares iraníes y el Hezbollah libanés, la única fuerza militar en Medio Oriente que derrotó al ejército israelí en 2006.
El intercambio prometido sería la aceptación por parte de Israel de la continuidad del gobierno de Bashar al Assad en Damasco, sobre la base del acuerdo de 1974 de separación de fuerzas en el área del Golán, firmado por su padre Hafez al Assad, y sobre todo un acuerdo entre EEUU y Rusia sobre Ucrania, para acabar con las sanciones de Occidente contra Rusia. Las recientes visitas de Netanyahu y de Ali Akbar Velayati en Moscú, en vísperas de la reunión del 16 de julio en Helsinki, están directamente vinculadas a estos temas candentes.
6. Una guerra liderada por Israel y Arabia Saudita contra Irán está lejos de ser una tarea sencilla para los agresores. Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos, con sus ejércitos fuertes, alta tecnología militar, gastando billones de dólares, son incapaces, por ya más de tres años, de aplastar a los rebeldes Houthi en la devastada Yemen, el país más pobre de la región. Irán es un país enorme, marcado por su revolución popular anti-Shah incompleta y distorsionada, y su pueblo, a pesar de todos los sufrimientos sociales por las sanciones y las penas del régimen teocrático de Teherán, no está dispuesto a capitular ante el imperialismo. Por el momento el choque entre Israel con las fuerzas iraníes se mide en el suelo y el espacio de Siria.
Ni las negociaciones y concesiones mutuas con el imperialismo pueden traer una paz duradera en Siria y el Medio Oriente, o prevenir, a largo plazo, incluso una agresión militar contra la misma Rusia.
La mayor barrera con la cual se enfrentan los promotores de la guerra ahora son las masas populares empobrecidas, los trabajadores, los pobres urbanos, los campesinos, y sobre todo la generación joven de los oprimidos. En un informe reciente, el FMI advertía que las causas sociales de la revolucionaria “Primavera Árabe” del 2011, con el centro en el desempleo joven, a pesar del retroceso provisional, la agresión imperialista, las guerras civiles, y los golpes de estado, están todavía presentes y encendidas por la profundización de la crisis mundial.
La evidencia es clara con las rebeliones incesantes, en 2018, de la juventud desempleada, de los obreros y los pobres urbanos rebelándose contra la pobreza y la austeridad de Medio Oriente y África del Norte, en Túnez, Marruecos, Irán, Jordania, Irak…
Incluso en Israel, miles de judíos israelitas se han movilizado contra el nuevo apartheid del Estado Nacional.
En Gaza también, en el frente de la Gran Marcha del Retorno, está una nueva generación de luchadores palestinos, chicos y chicas, pasando por alto en gran número a las organizaciones políticas palestinas tradicionales, tanto seculares como islamistas, intentando a veces incluso establecer contacto con los activistas por la paz israelitas del otro lado de la valla. Son la esperanza del futuro. Para ganar, necesitan estrategia, organización, una perspectiva y un programa, un liderazgo verdaderamente revolucionario que reemplace las viejas elites burguesas que capitularon ante el sionismo, el imperialismo, y los monarcas árabes reaccionarios, y dictadores.
Un frente de combate internacional es necesario a través de la región y más allá para fortalecer y marchar junto a las fuerzas revolucionarias en ascenso, con independencia política de las elites burguesas locales y el imperialismo, en solidaridad en la lucha con los palestinos, árabes, iraníes, kurdos y todos los pueblos oprimidos.
¡Fuera los imperialistas de Siria, Yemen, y de todo el Medio Oriente! ¡Abajo el sionismo, total apoyo a los derechos nacionales del pueblo palestino, incluyendo su derecho al retorno, por una Palestina libre, secular, socialista en una Federación Socialista de los pueblos libres de Medio Oriente!
7. El descubrimiento de enormes depósitos de gas en el Mediterráneo oriental y las nuevas rutas de conexión energética hacia los Balcanes y Europa se convirtió rápidamente en una peligrosa manzana de la discordia y un foco de conflicto entre las compañías multinacionales en competencia, intereses imperialistas antagonistas y potencias regionales rivales. La amenaza de una expansión de la guerra desde el volcán de Medio Oriente hacia los Balcanes y Europa es inminente.
Las tensiones y la retórica belicista entre Grecia, Chipre y Turquía van in crescendo. La Turquía de Erdogán, ya involucrada en operaciones de guerra contra el pueblo kurdo en Siria e Irak, amenaza el Tratado de Laussane de 1923 y alimenta las ilusiones neo-otomanas en la región. La profundización de la crisis política luego del intento de golpe en 2016 contra Erdogan, las fricciones con los EEUU, la UE y la OTAN, y el impacto del empeoramiento de la crisis capitalista mundial en la sobre endeudada economía de Turquía y la lira, intensifica las rivalidades regionales con Grecia en Chipre y el Egeo.
De la otra parte, en la económicamente quebrada y socialmente devastada Grecia, sectores de la clase dominante y el gobierno de seudo-izquierda de Syriza con los nacionalistas de ultra derecha de los Griegos Independientes tratan de encontrar una salida mediante la unión a los planes imperialistas agresivos de los EEUU y la OTAN en la región.
El gobierno de Tsipras ya está conformado y participa en una alianza con la Israel de Netanyahu, la Chipre de Anastasiades del ala derecha, y la dictadura egipcia de al Sissi para compartir partes de la ganancia de los nuevos depósitos de gas.
Regularmente, participan de operaciones y ejercicios militares conjuntos en la región. La ambición confesa de la burguesía griega y de su gobierno de seudo-izquierda es transformar a Grecia en una “Israel de los Balcanes” hegemónica a nivel regional. Es una locura de los gobernantes, una pesadilla para el pueblo griego, y una receta para un desastre histórico.
Una confrontación militar entre Grecia y Turquía será una guerra totalmente reaccionaria de ambos lados y una catástrofe para ambos pueblos: el turco y el griego, que ya son víctimas de los efectos devastadores de la crisis capitalista.
De ambos lados del Egeo, los obreros griegos y turcos y los pobres deben unirse y luchar mediante movilizaciones masivas, la solidaridad internacional y los medios revolucionarios para frenar el impulso reaccionario belicista, la amenaza en común de catástrofe. Si este crimen tiene lugar, ambos pueblos deben convertir la guerra de los gobernantes en una revolución social de los explotados y los oprimidos contra todos los opresores. El enemigo principal, la clase capitalista dominante, está dentro de nuestros respectivos países – y debe ser derrocada. ¡Nuestro futuro en común depende del internacionalismo militante y el socialismo internacional!
En relación a la Chipre ocupada y dividida, todos los planes imperialistas y maquinaciones, adelantados por las Naciones Unidas que perpetúan, en otras formas, la división de la isla y la presencia de bases imperialistas y tropas extranjeras (turcas, griegas, Naciones Unidas, británicas) deben ser rechazados. ¡Por una Chipre unida y socialista de los obreros y campesinos pobres chipriotas griegos y turcos!
8. La colaboración activa del gobierno griego con la iniciativa de la OTAN, apoyada por la UE, de un arreglo entre Atenas y Skopje acerca de la vieja disputa de 27 años acerca del nombre de la República de Macedonia, para terminar con el veto griego y permitir a este pequeño país de los Balcanes unirse a estas dos alianzas imperialistas, llevó al acuerdo Zaev-Tsipras el 17 de junio de 2018.
Este acuerdo promovido por los EEUU, la OTAN y la UE ya han hechado leña al fuego del nacionalismo griego y de los Balcanes, explotado por los fascistas, la derecha, los militares y la iglesia. Las fuerzas antiimperialistas y anticapitalistas, sin dejar de luchar contra estas fuerzas reaccionarias, sin concesiones al nacionalismo, con un ala derecha o cubierta de “izquierda”, deben rechazar el acuerdo Euro-OTAN Zaev-Tsipras.
Ellos no pueden traer la paz sino la guerra. La OTAN, el agresor que destruyó Yugoslavia mediante una bárbara agresión de guerra para reemplazarla por un archipiélago de protectorados impotentes, incluyendo la otrora República Socialista Yugoslava de Macedonia, no puede traer otra cosa que nuevos desastres. Su presión para resolver la llamada “disputa por el nombre” derivó de su necesidad de establecer una base militar en Macedonia para completar la encerrona sobre Rusia. Con Macedonia unida a la OTAN el valle del río Vardar puede ser usado para transferir, fácilmente y rápidamente, tropas desde la bahía de El Pireo al interior de los Balcanes.
No pueden traer fraternidad entre los pueblos sino el conflicto fraticida y la histeria nacionalista – como ya es visible en las movilizaciones chauvinistas lideradas por las fuerzas más contrarrevolucionarias.
No pueden traer libertad al pueblo sino el gobierno de los enemigos de la libertad y los fascistas. Contra el ingreso de la República de Macedonia a la OTAN y la UE, nosotros defendemos la libertad y el derecho a la autodeterminación nacional del pueblo macedonio de nombrar su país de acuerdo a su elección. Ninguna nación o estado, incluyendo a Grecia, tiene el derecho de imponer un nombre a otra nación.
Nosotros defendemos la libertad y la equidad de todos los pueblos de los Balcanes, de todas las etnias oprimidas y minorías religiosas en la península, incluyendo la minoría étnica macedonia en Grecia.
Debemos hacer nuestro nuevamente el slogan antifascista de la revolución socialista en Yugoslavia, Albania y Grecia durante la ocupación nazi de los Balcanes: ¡Muerte al fascismo! ¡Libertad al pueblo!
Y lo que es más, el nuestro debería ser, contra las grandes potencias de dominación y contra las clases dominantes locales chauvinistas, en línea con el sueño del siglo XV del comunista Bedreddin de unir los pueblos de los Balcanes de toda raza y religión y con el objetivo estratégico del Rigas, y luego de Christian Rakovsky y de todos los revolucionarios en los Balcanes: ¡por una Federación Socalista de los pueblos libres de los Balcanes!
9. La importancia geoestratégica de los Balcanes no puede ser subestimada, ya que están situados en las puertas de Europa hacia el Medio Oriente y en el vientre de Rusia, en el cruce de todas las contradicciones y antagonismo internacionales.
Se convirtió varias veces en la historia, en campo de batalla de guerras nacionales e internacionales. Ahora, son campo de nuevas preparaciones de guerra, y la peligrosa entrada a Europa para multitudes de refugiados/migrantes, las víctimas de la guerra imperialista y la devastación en Medio Oriente, Asia central y África.
Los verdaderos culpables de la tragedia, los forajidos y agresores imperialistas occidentales, construyeron una “Europa Fuerte” para prevenir que sus víctimas encontraran refugio de una muerte segura. El río Evros, el Egeo y el Mediterráneo se transformaron en el cementerio de miles de hombres, mujeres, niños y ancianos inocentes.
La UE ha clausurado la llamada ruta de los Balcanes Occidentales en 2016, firmó el infame acuerdo con la Turquía de Erdogan, y estableció un archipiélago de “puntos calientes”, de campos de concentración para aquellos atrapados en Grecia y en otras partes, bajo las condiciones más inhumanas. Un continente de 51 millones de personas encuentra imposible recibir a un millón de refugiados de Siria, mientras el pequeño Líbano, con una población de menos de 5 millones, recibió un millón y Jordania 3 millones de refugiados…
La histeria antiinmigrante no solo en Europa central, oriental, pero también en Austria, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia, etc. está cambiando el mapa político en Europa, llevando al ascenso de la ultra derecha y las fuerzas fascistoides en posiciones líderes en el gobierno y/ó la oposición. El falso término “populismo” es usado convenientemente, por la clase dominante, para cubrir la verdadera naturaleza social-política del fenómeno y sus raíces materiales. En última instancia, es el proceso de desintegración de la UE producto de la crisis capitalista mundial y la implosión de la globalización del capital que lleva a la emergencia del nacionalismo económico y político, fuerzas centrífugas, el autoritarismo estatal – y la producción redituable de chivos expiatorios personificados en los refugiados, todas las minorías, y las capas más débiles de la sociedad.
Ahora, luego de la elección de la ultra derecha xenófoba en el gobierno de Italia, el camino del Mediterráneo central ha sido clausurado también. La UE en junio de 2018, fue incapaz incluso de reformar el infame Tratado de Dublin y solo decidió establecer “campos de desembarque” infernales fuera de la UE, principalmente entre los caudillos militares y los mercados de esclavos de la destruida Libia.
Esto es sin dudas una prueba definitiva de la decadencia avanzada de la civilización en Europa – similar al crimen de separación de los niños mexicanos y latinos de sus madres por el barbarismo de Trump.
El veneno anti-inmigrante ingresa, desafortunadamente, también en las filas de la izquierda, que en sus formas parlamentarias reformistas fue incapaz de repeler el peligro y en algunos casos contribuyó al ascenso del nacionalismo, la xenofobia y el racismo.
La clase obrera no se puede emancipar sin actuar como una clase universal: para liberarse a si misma debe liberar a todos los oprimidos en la sociedad. Los refugiados/migrantes no son “competidores” sino víctimas del mismo mercado de trabajo dirigido por el capital. Es el capital el que destruye los puestos de trabajo, los salarios, las pensiones, todos los derechos de los trabajadores, no sus víctimas, los refugiados. Es el imperialismo de las potencias europeas y los EEUU que ha creado en primer lugar las condiciones materiales de inequidad extrema entre los pueblos de los países imperialistas y los desdichados del mundo. Los obreros y los movimientos populares en Europa deben luchar en solidaridad con los refugiados no solo por la igualdad de derechos sino antes que nada por fronteras abiertas, abolición de todas las leyes anti-inmigrantes en UE, la abolición de los “puntos calientes” y los campos de concentración, por grupos de auto-defensa contra las tropas de asalto fascistas que atacan a los refugiados y a los migrantes.
El destino de los refugiados muestra el destino de todos los explotados y los oprimidos que están amenazados de ser enterrados bajo las ruinas del fracaso del proyecto de la UE de la burguesía europea. El camino a un futuro y civilización verdaderamente humanos debería ser abierto por una lucha internacional en común ¡por la unificación socialista de Europa desde Lisboa hasta Vladivostok!
10. Los altibajos en la últimas décadas en Europa, los movimientos Occupy en EEUU, las revoluciones Árabes en Medio Oriente y África del Norte fueron un preludio. Luego de un período de retiradas, un nuevo levantamiento de las masas está en camino como demuestran las rebeliones de 2018 en Túnez, Irán, Jordania e Irak y la crisis capitalista mundial ingresa en una nueva fase de convulsiones.
La crisis global sistémica conduce tanto a la tendencia hacia la guerra como hacia la revolución. La tarea estratégica hacia el movimiento obrero internacional es superar las limitaciones de la espontaneidad del período anterior y armarse con la necesaria perspectiva, las tácticas de estrategia y programa, es decir, un liderazgo revolucionario consciente.
En las condiciones actuales de profunda interconexión internacional y crisis capitalista globalizada donde el orden mundial previo como fuera establecido luego del fin de la Segunda Guerra Mundial se está cayendo a pedazos, necesitamos más que nunca una INTERNACIONAL revolucionaria para organizar y liderar la victoria de las luchas obreras revolucionarias y de todos los oprimidos hacia la emancipación humana universal: el comunismo.
Eretria, 25 de Julio de 2018