Buscar
Close this search box.

Revolución y guerra en Vietnam

El 30 de abril de 1975, el gobierno títere de Estados Unidos en Vietnam del Sur fue finalmente derrotado por el Frente Nacional de Liberación, dirigido por el Partido Comunista. Fue un hecho de una trascendencia importantísima para el curso de la historia contemporánea: la primera derrota de una intervención militar directa de la principal potencia imperialista de la historia.

Las aberraciones perpetuadas por los invasores fueron de una escala inédita. Se estima que el ejército norteamericano arrojó más de siete millones de toneladas de explosivos en Vietnam, dos veces más que todos los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial. La utilización de armas químicas (napalm y agente naranja) y la destrucción de poblados enteros fueron la expresión de una barbarie nunca antes vista.

La victoria del pueblo vietnamita contra semejante maquinaria de destrucción se enmarca en una época de ascenso revolucionario en todo el mundo. El triunfo de la Revolución Cubana en 1959, el Mayo Francés de 1968, la Primavera de Praga, la Revolución China, la Revolución en Portugal, el Cordobazo en 1969 en Argentina, revueltas en varios países de Europa, el gran movimiento de protesta en Estados Unidos y la revolución colonial(1).

Asimismo, la victoria del pueblo vietnamita quebró la política de la Unión Soviética del “socialismo en un solo país” y de “coexistencia pacífica” con el imperialismo.

Estas doctrinas suplantaban la necesidad de la toma del poder en otros países, por la política de presión sobre las burguesías nacionales para mantener el status quo alcanzado en la posguerra. De esta forma, el stalinismo manipulaba la lucha de los oprimidos del mundo según sus objetivos chauvinistas.

En Vietnam, esa política, liderada por Ho Chi Minh, condujo a grandes derrotas. Sin embargo, la victoria fue alcanzada por las condiciones objetivas de la lucha de clases en ese país, aunque se expresaran burocráticamente a través del Partido Comunista.

Stalinismo y trotskismo en la más próspera de las colonias de Francia(2)

La colonia francesa de Indochina (Vietnam, Laos y Camboya) había sido establecida hacia fines del siglo XIX. En un contexto de fuerte persecución, el 3 de febrero de 1930 Ho Chi Minh fundó el Partido Comunista de Indochina (PCI), fusionando distintas organizaciones políticas(3). Su programa estaba inspirado en la teoría de la revolución por etapas del stalinismo: “poner fin al imperialismo francés y al feudalismo de los terratenientes” con una “revolución democrática burguesa” (González Jansen, 1978: 146-148).

El comunismo indochino tenía también sus particularidades: entre 1933 y 1937 realizaba un frente único con un grupo trotskista, cuyo principal dirigente era Ta Thu Thau. Este frente se limitaba solamente a actividades legales: participación electoral y la edición de un periódico conjunto llamado La lutte, nombre con el que luego se conocería a esa organización trotskista. También existía otro partido más pequeño que adhería a la Cuarta Internacional conocido como Grupo Octubre, cuyo principal dirigente era Ho Huu Thuong, que a diferencia de La lutte se oponía a la política de frente con el PC.

El frente único logró avances importantes. En mayo de 1935, dos trotskistas y dos stalinistas fueron electos al parlamento indochino (Tao, Mai, Tran Van Thach y Ta Thu Thau) consiguiendo cuatro de los seis escaños correspondientes a vietnamitas (Simon Piarini, 1987). Sin embargo, algunas semanas después, el PCI abandonaría la coalición para brindar su apoyo a la administración colonial en consonancia con las directivas políticas del Kremlin.

Con la llegada al gobierno francés del Frente popular (1936-1938), sostenido por el comunismo francés, el PCI viró su política hacia la defensa del gobierno colonialista. El ministro de Colonias francés, general Brévié, así lo relataba: “mientras que los comunistas stalinistas comprendieron, como Nguyen Van Tao, que el interés de las masas anamitas los llevaba a acercarse a Francia, los trotskistas, bajo la égida de Ta Thu Thau, no temen empujar a los indígenas a sublevarse con el objetivo de aprovecharse de ello y hacer una guerra de liberación total” (citado en Ngo Van Xuyet, 2001).

A pesar de la persecución desatada por la administración colonial y el stalinismo, el trotskismo logró un gran progreso político. En las elecciones de 1939, en la provincia de Cochinchina en el sur, se realizaron elecciones municipales y los candidatos trotskistas Ta Thu Thau, Tran Van Tach y Pan Van Hum fueron electos con el 80% de los votos, derrotando al PC y otros partidos burgueses. Sin embargo, ese mismo año se declararon ilegales todos los partidos políticos y fueron apresados todos los dirigentes trotskistas, generando una severa dispersión de sus fuerzas.

Justificando la posición del PCI en este período, Vo Nguyen Giap -futuro comandante del Ejército Popular de Vietnam- afirma: “hubo que esperar hasta 1939-41 para que la lucha contra el imperialismo y por la liberación nacional fuera concebida claramente como una tarea primordial” (Giap Vo Nguyen, 2013: 58). Más que una cuestión de “concepciones claras” lo que sucedió fue la disolución del gobierno del Frente Popular francés y la firma del pacto Hitler-Stalin(4). En este contexto, la URSS incitaba al PCI a atacar al imperialismo francés, ahora su enemigo.

La Revolución de agosto

En plena Segunda Guerra Mundial, Japón invadió Indochina en septiembre de 1940. En 1941, Hitler rompió unilateralmente el tratado e invadió la URSS, eso llevó a Stalin a unirse a los Aliados contra las fuerzas del Eje. Con el trasfondo del frente de los Aliados, el PCI impulsó, en 1941, la conformación del Viet minh (Liga por la Independencia de Vietnam), cuyo programa establecía: “expulsar a los fascistas franceses(5) y japoneses para restablecer la independencia completa del Vietnam, en alianza con las democracias en lucha contra el fascismo y la agresión” (Ngo Van Xuyet, 2001).

De acuerdo con el comandante Giap, el Viet minh: “reunía, en efecto, las fuerzas patrióticas de todas las clases y de todas las capas sociales, hasta los terratenientes progresistas, todas las nacionalidades del país, mayoritarias o minoritarias, los creyentes patriotas de todas las religiones” (Giap Vo Nguyen, 2013: 33).

Con el financiamiento de la Unión Soviética y China (tanto del PC como del Partido Nacionalista Koumitang), a partir de noviembre de 1941 el Viet minh organizó un primer grupo guerrillero. También recibió asistencia de Estados Unidos en el marco de la guerra contra Japón en el Océano Pacífico. En 1944, la OSS (Oficina de Servicios Estratégicos, predecesora de la CIA) proveyó armas y brindó entrenamiento a la guerrilla liderada por el PCI (Hess, 1972: 367).

La rendición de Japón, en agosto de 1945, antes de que los Aliados pusieran un pie en la región y un golpe de Estado nipón para mantenerse en el gobierno, generaron un vacío de poder que le planteó al movimiento de liberación nacional una oportunidad única. Lu Sanh Hanh, militante trotskista vietnamita, señaló que “varias horas después [del rendimiento de Japón] (…) desde el norte hasta el sur, desde la ciudad al campo, desde las fábricas a las calles, de una familia a otra, surgió una tormenta social que amenazaba con derrumbarlo todo” (Lu Sanh Hanh, 1947). Se conformaron comités del Pueblo de auto-gobierno y en el campo se inició un movimiento de ocupación de tierras.

Las unidades del Viet minh avanzaron hacia Hanoi y, el 19 de agosto, 200.000 personas encabezadas por Ho Chi Minh tomaron el palacio de gobierno. En Saigon, Tran Van Giau, también del PCI, proclamó un gobierno provisional del Viet minh en el sur. Finalmente, el 2 de septiembre, en Hanoi, Ho Chi Minh proclamó la independencia ante medio millón de personas. Nacía la República Democrática de Vietnam.

En una parte de la declaración de independencia, redactada por Ho Chi Minh, se decía que “todos los hombres son creados iguales, están dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables, entre ellos están el derecho a la Vida, a la Libertad y a la búsqueda de la Felicidad”. Estas palabras textuales de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos eran una clara señal de la política de conciliación con el imperialismo que seguiría el PCI, que conduciría a la primera gran tragedia de esta historia.

Una revolución aniquilada con fusiles y ¿aliados? imperialistas

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, en la Conferencia de Potsdam, Unión Soviética, Gran Bretaña y Estados Unidos acordaron el reparto del mundo. A Stalin le correspondía la invasión por el este de Europa y el resto se repartía entre las potencias Aliadas. De este modo, Indochina debía volver a manos francesas. Pero, como Francia no tenía recursos, se estableció que las tropas inglesas tomarían el sur y China jugaría el mismo papel en el norte.

El cumplimiento de ese plan por parte del stalinismo significó la traición a las posibilidades revolucionarias que se habían abierto en Vietnam en la posguerra.

Asimismo, este alineamiento con el imperialismo francés se fortaleció aún más con la incorporación del Partido Comunista Francés (PCF) al gobierno de Charles De Gaulle (presidente provisional de Francia entre 1944 y 1946).

Mientras tanto, en el país asiático la revolución seguía su propio curso. En el trascurso de tres semanas, se habían conformado alrededor de 150 comités del Pueblo de auto-gobierno.

Lu Sanh Hanh señala que “graneros, residencias y tierras fueron confiscadas ‘arbitrariamente’ en beneficio de los comités populares. Grandes hacendados y ex funcionarios fueron llevados ante tribunales populares, donde eran juzgados públicamente por los aldeanos. Varios cientos de antiguos servidores, fieles a Francia y al alto mando japonés, fueron decapitados en unos pocos días”. Sin embargo, siguiendo las resoluciones de Potsdam, la acción del Viet minh se orientó a reprimir el alzamiento revolucionario de las masas trabajadoras.

En un comunicado del comisario del Interior del gobierno se sentenciaba: “serán castigados sin piedad aquéllos que hayan empujado a los campesinos a apoderarse de las propiedades rurales. La revolución comunista que resolverá el problema agrario aún no tuvo lugar. Nuestro gobierno es un gobierno democrático y burgués, aunque los comunistas estén en el poder” (Ngo Van Xuyet, 2001).

En contraposición a esta política, las organizaciones trotskistas fueron a fondo con la lucha popular. En un manifiesto repartido el 24 de agosto, el Grupo Octubre señalaba: “Los stalinistas de la Tercera Internacional ya han abandonado a la clase trabajadora con el fin de dar apoyo miserablemente a los imperialistas ‘democráticos’. Han traicionado a los campesinos y han dejado de mencionar la cuestión agraria. Si hoy marchan con los capitalistas extranjeros, entonces en el próximo período ayudarán a las clases explotadoras nativas a aniquilar al pueblo revolucionario. ‘¡Trabajadores y campesinos! ¡Reagrúpense bajo la bandera del partido de la Cuarta Internacional!’” (Lu Sanh Hanh, 1947).

En el norte, como se había acordado, ingresaron las tropas del Kou- mintang chino, recibieron la rendición japonesa en el norte y finalmente reconocieron al Viet minh como gobierno. La generosidad china tenía una explicación: el gobierno provisional había decidido incluir a su hermano, el partido Quoc Dan Dang (el Kuomintang vietnamita).

En el sur, el ingreso de las tropas británicas fue mucho más combatido. La ocupación de tierras y los enfrentamientos con los colonos franceses se habían intensificado desde la declaración de independencia. El 7 de septiembre, el gobierno provisional de Tran Van Giau dio la orden de desarmar a todas las organizaciones no-gubernamentales. El decreto sentenciaba: “aquellos que llaman al pueblo a armarse y sobre todo a pelear contra los aliados imperialistas serán considerados provocadores y saboteadores” (Lu Sanh Hanh, 1947).

El PCI procedió a la clausura de los comités del Pueblo, asesinando a centenares de luchadores populares. Ta Thu Thau, Tran Van Thach, Phan Van Hum y la mayoría de los dirigentes de La lutte fueron asesinados por el Viet minh entre septiembre y octubre de 1945. A su vez, fueron arrestados y asesinados en masa centenares de militantes trotskistas(6).

El general británico Douglas D. Gracey, quien lideró las tropas que desembarcaron en Vietnam, confesaba: “a mi llegada fui recibido por el Viet minh, me dieron la bienvenida… Fue una situación desagradable, y rápidamente les di una patada. Eran todos comunistas” (en Springhall John, 2005: 115). Desde su arribo, el 13 de septiembre de 1945, Gracey tardó pocos días en tomar el control de Saigon. Con sólo tres divisiones de infantería ocupó los edificios estratégicos de la ciudad y decretó el estado de sitio. Finalmente, el 5 de octubre ingresaron las primeras fuerzas expedicionarias francesas al sur de Vietnam equipados con artillería norteamericana. Luego de algunos enfrentamientos el Viet minh se recluía en el Norte.

La “Unión Francesa”

Justificando al PCI, Giap señala: “¿quién era el agresor?… Al comienzo, dada la participación de elementos progresistas en el gobierno francés, tácticamente teníamos que denunciar como enemigos a los ultracolo- nialistas franceses. Pero después, y sobre todo desde 1947, en que el gobierno francés llegó a ser claramente reaccionario, el agresor extranjero fue, sin ambigüedad posible, el imperialismo francés” (Giap Vo Nguyen, 2013: 75-76).

Siguiendo esta política de apoyo a los denominados “elementos progresistas”, la tragedia de Saigon tenía ahora su réplica en el norte. El 6 de marzo de 1946, Ho Chi Minh firmaba un acuerdo autorizando el ingreso de tropas francesas en el norte, y el país galo se comprometía a reconocer a Vietnam como “Estado libre”, pero dentro de la Unión Francesa.

Como había sucedido en el sur, el imperialismo francés no respetó el acuerdo e inició ataques en todo el territorio, expulsando finalmente al gobierno del Viet minh de Hanoi hacia la región montañosa del Viet Bac. La Unión Francesa, para Francia, consistía en la instalación de gobiernos títeres en las colonias, sin intromisión soviética.

Esta inmensa derrota forzó al PCI a un cambio de estrategia, pendulando ahora entre las directivas soviéticas y la realidad objetiva imperante. Este nuevo rumbo se reforzaba fuertemente con el triunfo de la revolución china de Mao en 1949. Se iniciaban siete años de guerra de guerrillas contra Francia.

La reforma agraria y la victoria de Dien Bien Phu

La cuestión agraria era un problema fundamental para una población mayoritariamente campesina. Inicialmente, el PCI combatió la ocupación de tierras en agosto de 1945, cuando el Viet minh tomó el poder del Estado. Justificando esta posición, el comandante Giap señala que por “influencia de nociones confusas” la reforma agraria recién fue impulsada en 1952-1953 en los territorios liberados (Giap, 2013: 77).

Más que “nociones confusas”, el cambio de punto de vista respecto al pasado se debió al fracaso de la alianza con el imperialismo. O se profundizaba una transformación social de los medios de vida del campesinado o el Lien Viet (homónimo del Viet minh) se aislaba totalmente. Este cambio implicó que en las zonas bajo control el Lien Viet se confiscaron tierras para su repartición y se anularon las deudas de los campesinos. “Gracias a esas medidas, la combatividad de millones de campesinos fue poderosamente estimulada” (Giap, 2013: 77).

El afianzamiento logrado por los repartos de tierra contrastaba con la situación de los franceses que, a pesar de constituir un gobierno títere nativo, no lograban consolidar sus posiciones territoriales.

Los avances guerrilleros culminaron en la famosa batalla de Dien Bien Phu (1953-1954). Después de 55 días de combate, el Ejército Popular de Vietnam destruyó el campo atrincherado francés más poderoso, apoderándose de toda la provisión de armamento.

La conferencia de Ginebra: dividir Vietnam

En un cuadro de derrota de las fuerzas de ocupación, se discutió en Ginebra, en 1954, un acuerdo de “alto el fuego”. Las conversaciones de Ginebra formaban parte de negociaciones más amplias entre Unión Soviética, República Popular China y Estados Unidos sobre el fin de la guerra de Corea. Allí acordaron que Laos y Camboya pasarían a ser reinos independientes, y Vietnam se dividiría a la altura del paralelo 17. Asimismo, se acordó que se realizarían elecciones para la reunificación del país, en 1956, y se retirarían las tropas francesas.

La URSS y el imperialismo buscaban dividir el territorio como en Corea y en Alemania: realizar elecciones dos años después con el Lien Viet replegado en el norte era una utopía(7).

En un artículo del New York Times del 24 de julio de 1954 se señalaba que “varios miembros de la delegación vietnamita declararon abiertamente que la presión del premier comunista (chino) Chou En Lai y del ministro soviético Viacheslavo Molotov, forzaron a su régimen a aceptar menos de lo que legítimamente hubiera podido obtener” (Mandel y otros, 1979: 39).

Nuevamente, esta línea de intervención stalinista condujo a un callejón sin salida. El gobierno títere no sólo no cumplió con lo pactado en Ginebra, sino que inició una cacería de todo opositor a su régimen, sostenido directamente por Estados Unidos. Como señaló críticamente Ernesto “Che” Guevara en 1964: “Francia burló todos los acuerdos y llevó a una situación de extrema tensión a todo el país. Los métodos pacíficos y racionales de resolver las controversias fueron demostrando su inutilidad, hasta que el pueblo tomo la vía de la lucha armada” (citado en Giap Vo Nguyen, 2013: prólogo).

Estados Unidos ataca Vietnam

La fase norteamericana de la guerra tiene su inicio formal en agosto de 1964, con el arribo masivo de tropas, aunque ya desde Ginebra había empezado el relevamiento de Francia.

En 1952, el Consejo Nacional de Seguridad norteamericano había hecho una declaración sobre su necesaria incumbencia en la guerra: “la pérdida de cualquiera de los países del sudeste asiático que cayeran ante la agresión comunista tendría graves consecuencias (…) a ello seguiría un progresivo alineamiento con el comunismo del resto del sudeste asiático” (Velásquez, 1989: 462-463).

En el punto más alto de la etapa norteamericana de la guerra se contabilizaron medio millón de soldados invadiendo el país asiático. Estas tropas y el financiamiento de Estados Unidos eran el principal sostén del gobierno títere de Ngo Dinh Diem en el sur, que también contaba con el apoyo de toda la clase terrateniente del sur. A cambio, Diem les facilitaba el ejército local para la recolección de la renta que pagaban los campesinos, estimada entre un 40 y 60% de la cosecha (Geier, 1999). Esta situación contrastaba con los territorios controlados por el Frente Nacional de Liberación (FNL) -fundado en 1960 como homónimo en el Sur del Lien Viet-, que sólo recaudaba el 10%, creando un apoyo campesino enorme para la insurgencia comunista (Geier, 1999).

La heroica resistencia del pueblo de Vietnam, en contraste con las aberraciones de la ocupación, generó un movimiento mundial en su apoyo, con epicentro en Estados Unidos. Los movimientos de protesta habían ganado terreno en la década de 1960, en la lucha por los derechos civiles de la clase obrera negra. El boxeador Mohamed Ali, quien fue despojado de su título de campeón por negarse a prestar servicio militar, graficó claramente el carácter social y racial de la guerra: “mandan negros a matar amarillos para que blancos se puedan quedar con la tierra que le robaron a los rojos” (citado en García, 1988: 46).

La ofensiva del Tet: se quiebra la tropa norteamericana

En la ofensiva del Tet.(8), de 1968, el FNL movilizó 100.000 hombres sobre Saigón y 36 capitales provinciales para comenzar una lucha por las ciudades. La ofensiva no fue exitosa militarmente, debido al salvajismo del contraataque norteamericano: “solamente en Saigón, las bombas americanas mataron 14.000 civiles. La ciudad de Ben Tre se volvió emblemática del esfuerzo norteamericano cuando el mayor que la retomó anunció que ‘para salvar la ciudad, tuvimos que destruirla’” (Geier, 1999).

Estados Unidos logró reconquistar todas las ciudades, pero había sufrido una derrota política. El Tet demostró que el FNL tenía el total apoyo de la población. El ejército sudvietnamita había entregado ciudades enteras sin disparar un solo tiro, entregado en algunos casos grandes suministros de armas. Pero también fue la gota que rebalzó el vaso dentro del ejército norteamericano.

Una contradicción de los ejércitos imperialistas es que se sostienen con tropas de la clase trabajadora, que pese a cualquier confucionis- mo ideológico y/o sentimiento de patriotismo, no tienen un interés material en la conquista. Esta contradicción tiene el potencial para destruir ejércitos.

En el año 1968 se registraron 68 motines de soldados. En 1970, solamente en la Primera División de Caballería, hubo 35 actos de rechazo al combate. “En octubre de 1971, la policía militar aeronáutica tomó por asalto una base para proteger a un oficial que había sido el blanco de repetidos atentados (…) La base fue ocupada por una semana antes que el mando fuera restaurado” (Geier, 1999).

En total se contabilizaron entre 800 y 1.000 atentados contra oficiales usando explosivos. El impacto político del motín fue sentido muy lejos de Vietnam, como lo reflejara H.R. Haldeman, jefe de equipo del presidente Nixon: “si las tropas se amotinan, no se puede seguir una política agresiva” (Geier, 1999).

Los Acuerdos de París: reafirmar la división del territorio

El 27 de enero de 1973 se firmó en París un tratado similar al de 1954. Allí se estableció el respeto de las unidades territoriales establecidas en Ginebra, la retirada de las tropas de Estados Unidos en 60 días y que la reunificación de Vietnam se realizaría paso a paso a través de métodos pacíficos sobre la base de acuerdos entre Vietnam del Norte y Vietnam del Sur.

Como era de esperar, todo lo firmado fue violado por el gobierno títere del sur, como ya había sucedido con los otros acuerdos del pasado. Simplemente, lo que buscaba Estados Unidos era tiempo para realizar un retiro ordenado de sus tropas y fortalecer el Estado de Saigon por su propia cuenta. A esto lo denominaron “vietnamización” de la guerra.

Entonces, ¿qué llevó al comunismo vietnamita a firmar, casi 20 años después, un tratado similar al de Ginebra, con los antecedentes mencionados?

En primer lugar, el gobierno de Estados Unidos inició un bombardeo sin precedentes para inclinar la balanza militar a su favor, llegando incluso a minar el puerto de Haiphong en el norte. Asimismo, impulsó un golpe militar en Camboya instalando un régimen títere similar al de Saigon, para afianzar su incumbencia en toda la región. En segundo lugar, Estados Unidos, en un cuadro mundial caracterizado por rebeliones en muchas partes del globo, realizó un cambio de estrategia política que consistió en un mayor acercamiento y colaboración con la Unión Soviética(9) y China(10).

Tres hechos hablan por sí solos: el 21 de febrero de 1972, el presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, hizo una visita oficial a Pekín, la capital china, en pleno bombardeo de Vietnam; por su parte, la URSS no se quedó atrás y, el 22 de mayo de 1972 se produjo la primera visita oficial de un presidente de los Estados Unidos a ese país. Como gesto soviético, el 18 de junio de 1973, el secretario general del Partido Comunista Soviético, Leónidas I. Brézhnev, realizó también su visita a Estados Unidos.

Con la idea stalinista de la “edificación socialista” fronteras adentro, la URSS y China utilizaban la lucha de clases mundial como moneda de cambio con el imperialismo para su propio beneficio, nada les importaba el pueblo del sudeste asiático.

El imperialismo es derrotado: conclusiones de una larga lucha

En lo que va de 1973 a 1975, a pesar de las directivas del bloque socialista, la unificación de Vietnam se abrió paso por la respuesta popular a la incesante ofensiva del imperialismo y del régimen títere de Nguyen Van Thieu (presidente de Vietnam del Sur entre 1965 y 1975). Más allá de lo que la Unión Soviética pudiera ordenar al FNL, la pujanza vietnamita respondía a presiones objetivas de una realidad más allá de su control.

En primer lugar, la “coexistencia pacífica” siempre fue una política exclusiva de Moscú, el imperialismo nunca disminuyó su asedio a los pueblos del mundo. La fase actual del capitalismo se caracteriza por una lucha permanente por el reparto del mundo entre Estados imperialistas y entre monopolios financieros. Es una “tendencia inevitable del capital financiero a ampliar el territorio económico y aún el territorio en general” (Lenin, 1966: 106). La aceptación del status quo por parte de las potencias imperialistas es, por tanto, de carácter temporal, limitado. Este es el trasfondo material, hace utópica a la teoría de la “coexistencia pacífica”; ése es el trasfondo de la imposibilidad de establecer un compromiso con Vietnam del Sur y Estados Unidos.

En segundo lugar, la guerra civil en el sur no se podía detener con un expediente diplomático, respondía a intereses de clase irreconciliables. El Estado de Saigón se basaba en el entrelazamiento de la clase terrateniente con el invasor extranjero. Esto generaba un vínculo indisoluble entre la lucha antiimperialista y la más esencial de las reivindicaciones populares.

La guerra se convirtió en una revolución social por los intereses materiales de los campesinos y trabajadores que estaban en juego; fue una insurrección popular permanente. El historiador Jonathan Neale relata cómo, en un alzamiento en Ben Tre, las “masas prácticamente desarmadas tomaron en poco tiempo gran parte de la provincia; la tierra fue distribuida durante la revuelta. La fórmula funcionó en todas partes, y pronto dio al Partido una amplia presencia y poder (…) En pocos meses, el poder cambió de manos en Vietnam” (Neale, 1930: 50).

La inexistente “coexistencia pacífica” por parte del imperialismo y la propia lucha de clases fueron las condiciones objetivas que empujaron para delante el triunfo sobre el régimen títere de Estados Unidos.

El 30 de abril de 1975, el FNL ocupaba Saigón, se producía una victoria definitiva del pueblo vietnamita, aunque la victoria significara el ascenso al poder de una dirección independizada de su control y, por lo tanto, políticamente burocratizada, amén de su ideología stalinista.

A pesar de su combatividad, la clase trabajadora vietnamita no podía improvisar en el campo de batalla una dirección distinta a la existente. Inicialmente, el exterminio en masa de las organizaciones trotskistas, en la revolución de 1945, aseguró el control del stalinismo, que condujo la insurrección a su derrota. Posteriormente, cada avance en el campo de batalla fue entregado al imperialismo de acuerdo con el interés chovinista de la burocracia que gobernaba a la URSS.

A su vez, todas estas capitulaciones fortalecían la dependencia de la dirección política de ese fracaso: la soviética.

El Estado Obrero que se alzó tras la derrota del imperialismo en Vietnam no duraría mucho tiempo: luego de algunas medidas de colectivización de tierra e industrias -impuestas por las condiciones del propio triunfo-, se encaminó hacia una restauración capitalista a imagen y semejanza de todos los Estados Obreros burocratizados stalinistas. Es decir, a su disolución (Oviedo, 1996). La histórica y decisiva victoria del pueblo vietnamita contra el imperialismo fue conducida, entonces, hacia un callejón sin salida.

Paulo Wermus es historiador de la Universidad de Buenos Aires

NOTAS

1. Para un panorama de ese período, véase Pablo Rieznik, Pablo Rabey, Lucas Poy, Daniel Duarte y Diego Bruno (2010): 1968, un año revolucionario, Editorial de FFyL-UBA, Buenos Aires, 2010. También Chamberlain M. E. (1997): La descolonización. La caída de los imperios europeos, Editorial Ariel Historia, Barcelona, España.

2. El subtítulo hace alusión a las declaraciones del entonces ministro francés de Colonias, Albert Sarraut en 1923 (Chamberlain, 1997: 117). Aunque el arroz era la cosecha más importante de Indochina, también producía caucho, azúcar de caña, algodón y café para exportación, había una significativa industria textil y existían yacimientos de hierro, estaño y carbón.

3. Inicialmente se llamó Partido Comunista Vietnamita. Fue una unificación de tres organizaciones: el Partido Comunista de Indochina, el Partido Comunista de Annamese y la Liga Comunista de Indochina.

4. El tratado contenía cláusulas de no agresión mutua. El principal elemento era que ninguno de los países celebrantes entraría en alguna alianza política o militar contraria al otro, lo cual implicaba en la práctica que la Unión Soviética rechazaría integrarse a cualquier bloque formado contra el Tercer Reich.

5. La mención de los “fascistas franceses” se debe a que la ocupación japonesa se limitó al ámbito puramente militar, manteniendo la administración francesa que apoyaba al régimen de Philippe Pétain durante la ocupación nazi de Francia.

6. Ta Thu Thau, asesinado en Quang Ngai en septiembre 1945; Le Van Vung, asesinado el 16 de septiembre de 1945 con colaboración del Viet minh; Ho Vinh Ky, asesinado por el Viet minh en septiembre de 1945; 210 trotskistas asesinados en Thi Nghe en septiembre de 1945 por tropas británicas; decenas de trotskistas asesinados en un arresto masivo del Viet minh en octubre de 1945; Huynh Van Phuong, asesinado por el Viet minh en 1945; Phan Van Chanh, Tran Van Thach, Phan Van Hum, Huynh Van Phuong, Nguyen Thi Toi, Hinh Thai Thong y otros líderes de La Lutte, asesinados por el Veit minh en octubre de 1945; Tran Dinh Minh, asesinado por tropas francesas en 1946 con la colaboración del Viet minh; Le Ngoc y Nguyen Van Ky, asesinados por el Viet minh en enero de 1946; Nguyen Huong, asesinado por la policía stalinista en julio de 1946. De acuerdo con el registro de Simon Pirani (1986).

7. El historiador Jonathan Neale reproduce un testimonio de un desertor comunista, quien sostenía: “tenían la certeza de que las elecciones nunca se celebrarían, pero este tema nunca se discutía en los niveles más bajos para no diezmar la moral y para no contradecir las afirmaciones públicas del Partido de que los Acuerdos de Ginebra habían supuesto una gran victoria para el Partido” (Neale, 2003: 45).

8. El Tet era el primer día del año nuevo vietnamita y, hasta 1968, lo habitual era que la guerrilla suspendiese las actividades.

9. El líder soviético, Leonidas Brézhnev estaba en la misma sintonía: “sería cosa anormal que suscribiéramos un acuerdo referente a la articulación de nuestras relaciones, conforme a los principios de la coexistencia pacífica, sin fomentar a la vez el comercio y los vínculos económicos de nuestros países” (Godoy, 1974: 31).

10. El acercamiento entre la China y Washington se había iniciado desde 1960. Florencia Rubiolo sostiene que “China, nuevamente con temores de perder su preeminencia en la región, no quería ver un estado de Indochina unificado bajo el poder de Vietnam del Norte, y respaldado por la URSS (Rubiolo, 2007). Asimismo, el Partido Comunista chino comenzó a promover a los sectores más antivietnamitas dentro del comunismo del sudeste asiático, como el grupo de Pol Pot en el Partido Comunista de Camboya (PCK).

Bibliografía

Chamberlain, M. E. (1997): La descolonización. La caída de los imperios europeos. Editorial Ariel Historia, Barcelona.

Cohen, William B. (1972): “The colonial policy of the popular front”, French Historical Studies, Vol. 7, N° 3 (primavera de 1972).

Declaración de Independencia de Estados Unidos, disponible en: www.libertad.org/declaracion-de-independencia-de-estados- unidos-de-america

Furtak, Robert K. (1966): “Revolución mundial y coexistencia pacífica”, Foro internacional Vol. 7, N° 1-2. El Colegio de México, Centro de Estudios Internacionales.

García, Daniel (1988): “Protesta y política: los movimientos antiguerra en Estados Unidos 1965-1975”, Historia Crítica N° Bogotá.

Geier, Joel (1999): “Vietnam: la rebelión de los soldados”, International Socialist Review N° 9.

Giap Vo Nguyen (2013): Guerra del pueblo. Ejército del Pueblo. Editorial Cienflores, Ituzaingó, Argentina.

—.— y otros (2013): Los orígenes de la revolución vietnamita: 19301945. Editorial RyR, Buenos Aires, Argentina.

Godoy, Horacio H. (1974): “Los acuerdos entre los Estados Unidos y la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas”, Estudios Internacionales N° 7.

Guevara, Ernesto “Che” (1967): Crear dos, tres… muchos Viet-Nam, es la consigna, disponible en www.marxists.org/espanol/gueva- ra/04_67.htm

Hess, Gary R. (1972): “Roosevelt and Indochina”, The Journal of American History, Vol. 59, N° 2, septiembre.

Jansen González, Ignacio (1978): “IV Congreso del Partido Comunista de Vietnam”, Estudios de Asia y Africa, Vol. 13, N° 1 (36) (enero-abril de 1978).

Lenin, Vladimir Ilich (1966): El imperialismo, fase superior del capitalismo. Ediciones en lenguas extranjeras, Pekín, China.

Lu Sanh Hanh (1947): “Algunas etapas de la revolución en el sur de Vietnam”, Quatrième International, septiembre/octubre de 1947.

Mandel, Maitán, Feldman, González y otros (1979): ¿Indochina: guerra entre Estados obreros? Editorial Partido Socialista de los Trabajadores de Colombia, Bogotá, Colombia.

Morris, Stephen J. (1999): The Soviet-Chinese-Vietnamese Triangle in the 1970’s: The View From Moscow. Paul H. Nitze School of Advanced International Studies, Johns Hopkins University, Working Paper N° 25, Washington D.C.

Neale, Jonathan (2003): La otra historia de la guerra de Vietnam. Editorial El Viejo Topo, España.

Ngo Van Xuyet (2001): “Una guerra de cien años”, Les Cahiers du

Mouvement Ouvrier, N° 16, CERMTRI, diciembre de 2001-enero de 2002, disponible en www.marxists.org/espa- nol/ngo/2001/octubre20.htm

Oviedo, Luis (1996): “Vietnam, adelante de China”. En defensa del marxismo N° 11, abril.

Pirani, Simon (1986-1987): Vietnam & Trotskyism, publicación de la Communist League de Australia, disponible en www.marxists.org/history/etol/document/vietnam/pirani/blunden.htm

Rieznik, Pablo; Pablo Rabey; Lucas Poy; Daniel Duarte y Diego Bruno (2010): 1968, un año revolucionario, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Buenos Aires.

Rubiolo, Florencia (2007): China y Vietnam: las conflictivas relaciones, Centro Argentino de Estudios Internacionales.

Springhall, John (2005): “‘Kicking out the Vietminh’: How Britain Allowed France to Reoccupy South Indochina 1945-46”, Journal ofContemporary History, Vol. 40, N° 1 (enero de 2005).

Trotsky, León (1973): La revolución traicionada. Editorial El Yunque, Buenos Aires.

Velásquez, Sebastián Lamoyi (1989): “La teoría del dominó en el sudeste asiático: el caso de Vietnam”, Estudios de Asia y Africa, Vol. XXIV, N° 3.

Temas relacionados:

Artículos relacionados

Deja un comentario


El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.