El siguiente trabajo pretende identificar la construcción de las memorias sobre el caso de Santiago Maldonado, a partir de los discursos de la prensa escrita durante los primeros meses de su desaparición. La selección temporal tiene que ver con la multiplicidad de discursos y de versiones sobre su desaparición, y con las diversas formas de luchas por Justicia y verdad que se hacen presentes durante los primeros meses de su desaparición, debido a la propia dinámica de búsqueda de Justica o de ocultamiento de los hechos.
Santiago Maldonado desapareció el 1 de agosto del 2017, tras la violenta represión de Gendarmería en la Lof en resistencia Cushamen, Chubut. Estuvo desaparecido 78 días. Finalmente, su cuerpo fue encontrado el 17 de octubre en el río Chubut, 400 metros río arriba de donde había sido visto por última vez.
El problema de la tierra atraviesa la historia del pueblo mapuche. Hasta mediados del siglo XIX los mapuches hegemonizaban el territorio patagónico, por ambos lados de la cordillera de los Andes. En 1879, Julio Argentino Roca emprendió la “Conquista del Desierto”, un verdadero genocidio que terminó con la “reubicación” de mapuches en supuestas colonias pastoriles, reservas que los circunscribían al trabajo agrícola subordinado a las órdenes de la oligarquía beneficiada en el reparto de tierra tras la conquista. En 1899, Roca entregó al cacique Miguel Ñancuche Nahuelquir la llamada Colonia Cushamen, un terreno de 125.000 hectáreas que sirvieran como territorio mapuche, Nahuelquir había sido uno de los “indios buenos”, colaboradores durante la campaña. En 1959, colonia Cushamen es despojada a partir de muerte de Nahuelquir; son desconocidos los títulos de propiedad, y vendidas las tierras al comerciante Luis Talliarte, que año después es electo diputado provincial de Chubut, por la Unión Cívica Radical del Pueblo. Pasado algunos años las tierras empezaron a engrosar las cuantiosas propiedades de Argentine Southern Land Company.
Argentine Southern Land Company fue la compañía más grande que operó en la Patagonia. Entre 1890 y 1898 se entregaron 90.000 hectáreas, cada una a diez ciudadanos británicos. En 1975 vendieron las estancias a tres familias tradicionales: los Paz, los Menéndez Hume y los Ochoa. En 1991 Benetton les compra la totalidad de las tierras a las tres familias. Luego de la compra millonaria, Benetton expande sus compañías a lo largo de la Patagonia con producción lanera, cueros de ovinos y exploración minera -pese a la prohibición de la extracción-. Hoy la compañía de Benetton suma 970.000 hectáreas. La ley de tierra votada en 2006 prohibía próximas compras de tierra argentina a extranjeros, pero nada hacía con las miles de hectáreas ya vendidas a los extranjeros. La ley de Emergencia Territorial Indígena, también votada en 2006, que plantaba el registro estatal de todos los pueblos originarios, no llegó a más de un 30% del relevamiento en 2017. En la Patagonia la situación habitacional de los mapuches es exasperante frente a los grandes latifundios. Las comunidades viven en condiciones de hacinamiento y de miseria.
Proponemos con este trabajo identificar los discursos con los que son descritos los hechos, que cargan con tipos de memoria ya construidas; examinar las interpretaciones y las categorías utilizadas para analizar la lucha del pueblo mapuche, en vínculo con la desaparición de Santiago; observar e interpretar el lugar que tuvo en la prensa la organización de la lucha por la aparición de Santiago, e identificar el lugar y la responsabilidad que en los discursos de la prensa le otorgan a las fuerzas represivas y a las autoridades políticas.
Para el análisis buscaremos identificar los tipos de memoria que recorren los artículos sobre el caso de Santiago Maldonado, siguiendo las categorías utilizadas por Daniel Lvovich y por Jaqueline Bisquert en La cambiante memoria de la dictadura: la memoria militar de la guerra sucia de la década del 70; la teoría de los dos demonios y la victimas despolitizadas de la década del 80; el discurso paradójico de los 90 entre las leyes de impunidad y las luchas contra esta, y el florecimiento de la políticas de memoria estatizada del kirchnerimo.
Explica Emilio Crezel en su artículo Entre la historia y la memoria. A 40 años del golpe de Estado en la Argentina quela historia de la memoria no es el resultado directo de la voluntad de poder, sino que es producto de las iniciativas de verdad y Justicia del movimiento de derechos humanos. En esta clave pretendemos identificar las luchas por las memorias que se hacen presente en los artículos de la prensa. Como menciona Diego Rojas y Mariano Romano en Pasen música,la desaparición de Santiago conmovió a una sociedad, cohesionada en defensa de los derechos humanos y de las libertades democráticas frente a una serie de operaciones protagonizadas por el Estado y desplegadas por el aparato de los medios de comunicación afines, que buscaron salvaguardar, mediante las interpretaciones y discursos, a las fuerzas represivas y a las autoridades políticas.
Consideramos que el caso de desaparición y muerte de Santiago Maldonado reabrió en la sociedad argentina un choque de discursos de la memoria, entre quienes asimilaban el caso de Santiago como una vuelta a las desapariciones a cargo de las fuerzas represivas del Estado y los intentos de los agentes del Estado de despegarse de esa imagen, aunque sin abandonar ciertos discursos militares. La prensa cita y describe desde distintos ángulos, apegándose a formas de memoria variadas para referirse al mismo hecho. En estos tipos de memoria lo que prevalecerá es un discurso pendular entre la memoria de los dos demonios y la memoria de verdad y justicia, pasando a veces por la memoria militar de los 70, prevaleciendo siempre la figura de víctima despolitizada. A casi un siglo y medio de la mal llamada conquista del desierto -un verdadero extermino al pueblo mapuche a cargo del presidente Julio Argentino Roca-, el derecho a la tierra del pueblo aborigen sigue siendo un escenario de violencia y de choques sociales ante el desconocimiento del Estado argentino de su territorio.
Para considerar los tipos de memorias y discurso que aparecen en la prensa escrita analizaremos en primera instancia el papel adjudicado a Santiago Maldonado en la trama de los hechos sucedidos, entendiendo que en todos los artículos analizados sitúan a la víctima como despolitizada. En segundo lugar, indagaremos sobre las formas de luchas y sobre los reclamos que fueron citadas en la prensa sobre el caso, observando las iniciativas de memoria y de Justicia, los choques por la legitimidad -o no- de las distintas formas de reclamo, y los tipos de memoria que aparecen en los reclamos. Por último, abordaremos los dichos sobre el caso en la prensa, para observar qué memorias aparecen en el escenario de confrontación, entre la legitimación de la búsqueda de Justicia y la negación o deslegitimación del caso, por parte Estado.
La despolitización de la víctima
Los discursos y prácticas estatales vinculados al pasado dictatorial se transformaron en relación a las consecuencias de la dictadura y a las luchas de los movimientos de derechos humanos, afirman afirma Lvovich y Bisquert en La cambiante memoria de la dictadura. Los cambiantes discursos y denominaciones de los actores víctimas de violencia de Estado cargan en su denominación la fisonomía, la responsabilidad, su capacidad de agencia, hasta el ocultamiento de los sujetos y los de los hechos ocurridos. El encubrimiento de la desaparición de Santiago se inscribe en la genealogía de la prensa, que por ejemplo afirmó el 27 de junio del 2002 en la tapa de Clarín “La crisis causó dos nuevas muertes”, con lo cual ocultaba el asesinato de los militantes Kosteki y Santillan bajo el Gobierno de Eduardo Duhalde. Este modus operandi vuelve a emerger en el caso de Santiago, mediante el ocultamiento del modo de desaparición y mediante la colocación de distintas hipótesis, afirman Rojas y Romano en Pasen Música.
La despolitización de la víctima remite su origen al tipo de memoria de la década de los 80, cuando los desaparecidos pasaron de ser los subversivos que pretendían violentar el Poder a ser víctimas inocentes de los crímenes del Estado terrorista: la sociedad inocente fue víctima entre los dos demonios que se enfrentaron. Las víctimas fueron despolitizadas desde aquel momento; se les quitó cualquier característica de referencia ideológica o partidaria y se borró el entramado político y social de las desapariciones.
En el siguiente apartado observaremos las distintas referencias utilizadas para nombrar de Santiago Maldonado. Si bien los tipos de memorias que aparecen pueden variar, en todos los casos las referencias remiten a la víctima despolitizada.
El 8 de agosto, a siete días de la desaparición de Santiago,Clarín saca dos artículos que se remiten al caso; uno, titulado “fue visto por última vez el 1 de agosto. Marchan en la Patagonia por la aparición del joven artesano”. A lo largo de la nota es nombrando a partir de su profesión “el joven tatuador”, “el joven artesano” y no por su nombre. La despolitización de la víctima llega en este caso a tal extremo de despersonalizarlo. Es un joven con un oficio, como cualquier joven, no se contextualiza su desaparición con el porqué estaba con los mapuches en el momento de la represión, su presunta militancia con los pueblos mapuches es dejada de lado. La estrategia de la despolitización es original del Nunca Más, en el cual sepresentaban los casos alejando toda pertenecía guerrillera y la militancia política, resaltando su indefensión y evitando, así, la apertura de nuevas confrontaciones que desviaran la acusación a actores que apoyaron la “lucha antisubversiva”. Además se evitó establecer los nexos entre las desapariciones, las corporaciones, la religión y la política, buscando que los juicios significaran solamente un enfrentamiento entre la dictadura y la democracia (Emilio Crenzel, 2016).
La siguiente nota del 8 de agosto titulada “Jones Haula redobla la apuesta: llama a la rebelión y la lucha armada”. Maldonado es nombrado por su nombre para citar lo que Jones Haula dice sobre él, quien afirma “un militante solidario con los pueblos en lucha (…)”. La utilización de su nombre en este artículo podríamos pensar que está vinculado a quien lo cita es Jones Haula, el líder mapuche que, según el artículo, llama a la lucha violenta. Es destacable observar que es la única vez que Maldonado será identificado con su faceta de militante.
La primera organización de derechos humanos que comienza a pelear por el reconocimiento militante de las víctimas de la última dictadura militar fue Hijos contra la Impunidad por la Justicia, contra el Olvido y el Silencio (Hijos), que se conformó en 1995. Desde su comienzo discutieron la perspectiva del Nunca Más, cuestiono el rol del Estado por la ausencia de justicia y enfrentando la teoría de los dos demonios rescatando la militancia política de sus padres (Emilio Crenzel, 2016).
El 26 de agosto Clarín cita los dichos de la ministra de Seguridad de la Nación en su participación en el programa televisivo “Almorzando con Mirtha Legrand”. El título volvía a repetir su nombre por el oficio: “La búsqueda del artesano. Patricia Bullrich habló sobre Santiago Maldonado en el programa de Mirta Legrand” nuevamente el énfasis se colocaba en su categoría personal de artesano. Las desapariciones quedaron despojadas en el Nunca Más de las motivaciones e intereses materiales y políticos que fundaron su desencadenamiento, diluyéndose la trama social y política que involucro el exterminio (Lvovich y Bisquert, 2008).
El 23 de octubre el diario La Nación redacta un artículo sobre las elecciones nacionales sobre y las repercusiones de la desaparición de Santiago. El artículo insiste en la despolitización de la figura de Santiago: “(…) se multiplicó la imagen del joven artesano cuyo cuerpo fue encontrado en el río Chubut 78 días después de su desaparición”. La nota afirma que durante el proceso electoral “no faltaron los reclamos para que el caso no sea politizado”. Nuevamente se intenta quitar la trama política y social que rodeó el asesinato de Maldonado y la lucha por Justicia. En el prólogo del Nunca Más la idea de revolución había quedado neutralizada, no había necesidad alguna de jóvenes idealistas que se revelaran contra el sistema fundados en principios democráticos y republicanos (Lvovich y Bisquert, 2008)
Las políticas de memoria a partir de 2003 favorecieron a los discursos reivindicativos de la militancia setentista mistificada. Las víctimas de la dictadura eran ahora militantes, una militancia romántica, sin que nunca se especifique su rol en la lucha armada. Fue una década de creaciones de lugares de la memoria y diversos actos con alto contenido simbólico en torno de las representaciones de la dictadura militar. El 24 de marzo de 2004 se dio una ceremonia muy significativa para la construcción de memoria estatizada del kirchnerismo. Por primera vez los sobrevivientes exploraron el lugar, narrando sus testimonios sobre su experiencia en la ESMA. Del acto participaron las agrupaciones Madres de Plaza de Mayo, Hijos, el presidente Néstor Kirchner. Luego del recorrido por el edificio se realizó un acto de conmemoración, en el cual el presidente dio un discurso dirigido específicamente a los familiares. Se trató de un discurso signado por el lenguaje particularista, expresando una centralidad en el familismo y en el testimonio personal. En el discurso, las únicas víctimas eran un grupo específico de militantes y de activistas de la izquierda peronista de los años 70. La palabra “montonero” no fue mencionada ni una sola vez en el discurso. Recordemos que hubo otras víctimas de la dictadura omitidas en el discurso oficial: la izquierda revolucionaria, cuya aniquilación estuvo más en manos del Ejército que de la Marina. (Elizabeth Jelin, 2010).
La centralidad de políticas de memoria y el avance de los movimientos de derechos humanos problematizó la recepción de la violación de los derechos humanos en distintos ámbitos sociales. En los artículos de Pagina 12 encontramos un tipo relato marcado por la denuncia contra la violencia estatal. El 6 de agosto se publica un artículo titulado “Acción urgente de la ONU”. Aquí Santiago era nombrado a partir de los hechos de violencia estatal: “(…) el joven desaparecido durante la brutal represión a los mapuches”. Afirma Emilio Crenzel en Los desaparecidos en la Argentina, que el contacto de los denunciantes de violaciones de derechos humanos, a partir de la última dictadura militar, con las redes trasnacionales tomó en la Argentina forma de denuncias estandarizadas, que buscaban construir la verdad sobre la base de pruebas, y dejaban de lado la historización de los hechos o la puesta en relieve de las adscripciones políticas de las víctimas o las razones del despliegue de violencia por parte de los victimarios.
El 7 de agosto, el editorialista de Pagina/12 Horacio Verbitsky escribió un largo artículo titulado “Macri ya tiene su desaparecido”. Y seguía: “Santiago Maldonado, de 28 años, que residía en el Bolsón, fue visto por última vez mientras huía de la persecución”. Página/12 nombra a Maldonado a partir de su lugar en los hechos de represión. En el mismo artículo se menciona la política oficialista defensora de los militares procesados por crimines de lesa humanidad. La editorial tenía un fuerte discurso contra la represión, a favor de los derechos humanos, ligando la política represiva de Macri a la defensa de los dictadores.
Formas de lucha
La historia de la memoria no es el resultado directo de la voluntad de poder. Y en la Argentina, especialmente, la memoria dominante es el producto de las luchas por iniciativas de verdad y Justicia de los movimientos de derechos humanos y organizaciones sociales.
En el siguiente apartado proponemos observar los distintos tipos de forma de lucha y manera de buscar Justicia por la desaparición y por el asesinato de Santiago. Indagaremos además en las formas de lucha, los tipos de memoria que prevalecen: la memoria de los dos demonios, la memoria militar, la memoria estatizada del kirchnerismo. Nos interesa analizar desde dónde se lo recordará a Santiago, y se interpretará la trama de su desaparición. La lucha se da entre actores que reclaman el reconocimiento y la legitimidad de su palabra y de sus demandas. Las memorias de los oprimidos surgen con una doble pretensión, la de dar la versión verdadera y la de reclamar Justicia ¿Cuáles son los objetos o lugares del pasado elegidos por diversos actores para inscribir territorialmente las memorias? (Elizabeth Jelin, 2002).
El 8 de agosto Clarínanunciaba la convocatoria a la primera marcha por la aparición de Santiago: “En tanto organizaciones de derechos humanos anunciaron hoy en Buenos Aires una concentración ‘sin banderas’ para el próximo viernes para pedir la aparición con vida del joven Santiago Maldonado (…)”. En esta primera forma de lucha, la movilización en las calles, aparece la idea de la lucha sin banderas, la identificación del reclamo despojándolo de cualquier tipo de identificación política, ideológica. Encontramos la impronta de la memoria construía a partir del Nunca Más, que presenta a los desparecidos por sus nombres, sexos, edades y ocupaciones, en sintonía con la narrativa forjada durante la dictadura militar por los familiares de desaparecidos, recalcando su ajenidad respecto de la guerrilla y de la militancia política. A partir de estos postulados la comisión postula la condición de “víctimas inocentes” de los desaparecidos, así la denuncia de los derechos violados se asentó en la condición moral de las víctimas (Emilio Crenzel, 2016).
El 31 de agosto La Nación sacaba un artículo titulado “Denuncian que actores en un escuela de Chubut representaron a gendarmes asesinando a Santiago Maldonado” y citaba a los actores “(…) hay que mostrarles a los chicos la realidad -gritó uno de los actores-. Explicarles que a Santiago Maldonado lo mató la Gendarmería, y que sus asesinos tienen nombre y apellido. Que la ministra Patricia Bullrich los encubre y que el Gobierno de Mauricio Macri la apaña”.
Las memorias se producen en tanto hay sujetos que comparten una cultura, en tanto hay agentes sociales que intentan materializar estos sentidos del pasado en diversos productos culturales que son concebidos o se convierten en vehículos de la memoria tales como libros, museos, monumentos, películas, actuaciones (Elizabeth Jelin, 2002). El artículo continúa caracterizando que esa y otras situaciones de violencia, por parte de los agentes sociales, que intenta materializar la lucha por Maldonado, se prolonga en la zona del sur argentino. “Ese clima violento que se vive en el sur. Son muchos los destacamentos de la Gendarmería donde se lee: asesinos ¿Dónde está Santiago Maldonado?” Existen confrontaciones acerca de las formas apropiadas de expresar la memoria, pero ¿existen estándares para juzgar la memoria? ¿Quiénes están autorizados para decidir cuál es la forma correcta de recordar? (Elizabeth Jelin, 2002).
El artículo repudia las manifestaciones de los actores ante un auditorio de una comunidad inocente ajena al problema. “En la platea, Conrado y Marcelo Balari, de 11 años, irrumpieron en un sonoro llanto. La maestra de 6ª y 1ª, Soledad y Martina, respectivamente, comenzaron inmediatamente a retirar a todos los niños de improvisado salón de actos”. Esta imagen es propia de la teoría de los dos demonios, una sociedad inocente y víctima del enfrentamiento entre ambos extremismos.
El 23 de octubre de 2017 se realizaron las elecciones nacionales. La Naciónpublicaba un artículo titulado “Santiago Maldonado, un recuerdo insoslayable en una jornada atípica”. La nota hacía un recorrido de la jornada electoral en números escuelas donde hubo manifestaciones y referencias sobre Santiago. “En redes sociales, en las declaraciones de los candidatos (alguna efusivas, otras más prudentes) y en muchos establecientes educativos se multiplicó la imagen del joven artesano cuyo cuerpo fue encontrado en el rio Chubut 78 días después de su desaparición”. En ausencia de parámetros de legitimidad sociopolítica basados en criterios éticos generales, hay disputas permanentes acerca de quién puede reclamar y en nombre de quién (Elizabeth Jelin, 2002). Continuaba el artículo más adelante: “la imagen de Maldonado en la constancia de emisión de voto del padrón se viralizó”. Y más adelante: “otra imagen, la que durante casi tres meses sirvió para pedir primero su aparición y después Justicia, se reiteraba en las columnas, vidrieras y fachadas de una ciudad conmovida. Lo resumía una leyenda pintada a mano en la plaza Democracia: Santiago Maldonado, presente”. Los sentidos del pasado cambian sujetos a las intencionalidades y las expectativas hacia el futuro, este sentido del pasado es un sentido activo, dado por agentes sociales que se ubican en el escenario de confrontación y luchas frente a otros sentidos o contra silencios y olvidos.
El 6 de agosto sale una primera nota en Pagina/12, que explica la acción de Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) ante el caso. La forma de lucha se trata de las acciones legales del CELS. “El CELS solicitó a Naciones Unidas que intervenga para que el Estado argentino tome medidas para localizar al joven desaparecido durante la brutal represión a los mapuches”. El 7 de agosto Pagina/12 vuelve a colocar el pedido de intervención del CELS a Naciones Unidas. “La presentación del CELS ante Naciones Unidas narra que alrededor de 100 efectivos de la Gendarmería ingresaron de manera irregular y violenta al territorio de la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia, Departamento de Cushamen, provincia de Chubut. Nuevamente la denuncia aparece privilegiando datos básicos de la víctima y sobre la circunstancia en que se había tenido lugar su desaparición, lo cual se traduce en una presentación de denuncias mediante clasificaciones y agrupamientos construidos sobre la base de estas variables. Son las formas de denuncias estandarizadas que se formulan a partir de la relación con organismos internacionales con los denunciantes de violencia de crímenes de lesa humanidad, evitando cualquier tipo de identificación de la víctima con la militancia política (Emilio Crenzel,2008).
Los discursos sobre la desaparición
La lucha de las organizaciones tiene un papel fundamental para establecer y elaborar la historia o la memoria. Se torna importantísimo colocar la mirada sobre las disputas por los sentidos del pasado y sobre el proceso por el cual algunos relatos logran desplazar a otros y convertirse en hegemónicos. La estigmatización y la criminalización de la protesta social, los reclamos de Justicia a costa de la violación de las garantías individuales y la distinción entre sujetos de derechos y sujetos sin derecho son las huellas de la dictadura, que desafían el emblemático Nunca Más (Emilio Crenzel, 2010).
En el siguiente apartado nos proponemos indagar en los tipos de memorias que subyacen en los discursos para presentar los hechos ocurridos sobre la desaparición y sobre el asesinato de Santiago Maldonado.
El 8 de agosto Claríncita los dichos de Jones Haula, para poner en contexto la desaparición de Santiago. Publican un artículo enfocado en la forma de lucha del pueblo mapuche. “Desde el penal donde está detenido, el referente mapuche convocó abiertamente a la acción violenta”. En el artículo es mencionado el pedido de Justicia de Jones Haula por Santiago. El vínculo que hace la prensa entre la forma de organización mapuche y el caso de Maldonado es claramente tendencioso; busca deslegitimar el pedido de aparición, por medio de la vinculación con las formas violentas de organización de la comunidad mapuche. Aparece aquí el discurso militar de los 70: el accionar represivo se levantó para extirpar el cáncer subversivo del cuerpo de la nación, y su teoría era la de la “guerra interna”, al sostener que esta había sido necesaria y al destacar siempre que fueron empujados por la acción violenta de los subversivos (Lvovich y Bisquert, 2008)
En el mismo artículo, Clarín continúa con el discurso de la memoria militar de los 70. Cita a Haula: “Todas las Formas de luchas son válidas y además urgentes”, indica en su texto. Mediante este dicho se pretende justificar cualquier tipo de accionar del Estado y de la Gendarmería ante la violencia mapuche. Los militares se ubicaron como “salvadores” de una nación en permanente caos producido por el flagelo de la subversión.
“Según consta en textos históricos, en este párrafo lo que hace básicamente Jones Huala es una orden o pedido con fuerza de tal, emanado de una autoridad superior, político-militar en su caso, a la acción directa contra el enemigo, tal como lo hacían los araucanos (denominación trasandina del pueblo) contra los españoles en los años de la Conquista”, sigue diciendo el texto de la nota de Clarín. . En esta última cita, el diario hace una explícita analogía entre el accionar actual de los mapuches y la guerra contra los españoles, usando como argumentos supuestos históricos y políticos organizacionales del pueblo originario. Los objetivos primordiales, aporta Lvovich y Bisquert, de los militares se definían porque los “subversivos” atentaban contra los valores intrínsecos del ser nacional, Videla declaraba en Clarín el 18 de febrero de 1977: “el terrorismo no es solo considerado tal por matar con un arma o colocar una bomba, sino también por activar a través de ideas contrarias a nuestra civilización occidental y cristiana a otras personas”.
El 8 de agosto Clarín publica otro artículo en el cual cita los dichos de la familia de Santiago y de representantes de organismos de derechos humanos. El hermano de Maldonado declaró: “Tanto la Justicia como el poder político niegan y ponen en duda todo lo que decimos. Estamos volviendo a una época nefasta, no puede ser que en democracia pase lo que está pasando”. Lo que aparece en el reclamo de Sergio, hermano de Santiago, es el repudio a la vuelta de un Estado con discurso y accionar similar al del golpe militar.
El 26 de agosto Clarín cita los dichos de Patricia Bullrich en el programa televisivo Almorzando con Mirtha Legrand, que muestran un discurso de preocupación por el caso de Maldonado. “Una situación que nos gustaría que sea distinta, que no haya bandos, que estemos todos juntos: el Gobierno, los organismos de derechos humanos, absolutamente todos”. La ministra carga en su dichos la teoría de los dos demonios, la cual contribuía a la necesidad de dotar de estabilidad a la democracia en tanto sistema basado en la pluralidad de opiniones y la resolución de conflicto en el marco de legalidad basado en el disenso y el consenso. (Lvovich y Bisquert, 2008). Continúa los dichos de Bullrich: “ni todos nosotros ni la Gendarmería es la misma que hace 40 años”. La ministra refuerza su discurso intentando separar a este Gobierno de la última dictadura militar. Aporta Emilio Crenzel que los sentidos del pasado producto de la lucha de los organismos de derechos humanos condicionan los discursos del propio Estado ante las diversas coyunturas de lucha por verdad y Justicia.
Y sigue el artículo con los dichos de Bullrich: “como mujer y como mamá me hubiera gustado hablar con la mamá de Maldonado. Que confíe en nosotros y no que nos viera como el enemigo”. El discurso en términos familiares tiene su origen tanto en las memorias militares del 70 como en la lucha de los organismos de derechos humanos. A pesar de las orientaciones contrapuestas tanto desde el discurso militar como el de la familia de las víctimas se utilizaba la clave familiar. Para los militares la familia era el control y la autoridad, y bajo ese discurso se acusaba a los familiares de víctimas de “malas familias”. Y por su parte, las familias mostraban a sus hijos como “buenos niños”, hijos ejemplares. Los discursos familistas son una de las características del discurso de memoria kirchnerista, que da a las familias el rol principal en la construcción de las memorias al testimoniar en nombre del ausente y, de esa manera, continuar con la construcción de la víctima desde sus características de relaciones personales, la víctima despolitizada. (Elizabeth Jelin, 2010).
El 7 de agosto, la editorial de Horacio Verbitsky en Página/12explica los hechos y los dichos del Gobierno sobre la desaparición de Santiago. El editorialista afirma: “Desde el año pasado, el Ministerio de Seguridad intenta clasificar a la Resistencia Ancestral Mapuche (RAM) como una organización terrorista, pese a un fallo en contrario emitido por la Corte Suprema de Justicia”. Lo que aparece es la adjudicación al Gobierno nacional de un discurso de la memoria militar de los 70 para justificar la desaparición de Santiago. La dictadura describía a los desaparecidos como guerrilleros y explicaba sus desapariciones por el estado de guerra como práctica de la subversión o como hechos aislados. (Emilio Crenzel, 2016). Continuaba la editorial: “el día anterior, Bullrich dijo que no considera los reclamos de los pueblos originarios por sus tierras ancestrales un derecho garantizado con la Constitución, sino un delito federal; y atribuyó a la RAM hechos delictivos, como usurpaciones, incendio, daños, amenazas”. La negación del derecho a la tierra y la calificación de delincuentes por atribuirse las tierras como propias carga con el discurso de la memoria de los militares de los 70, quienes sostenían, según Lvovich y Bisquert, que los llamados subversivos no eran considerados argentinos, sino delincuentes apatriados que respondían a intereses del terrorismo corporativista. Pablo Noceti, jefe de Gabinete citado en la editorial, decía: “Con el RAM no tenemos nada que dialogar. Lo único que vamos a hacer es judicializarlos, van a quedar todos presos (…). El problema no lo tenemos con los mapuches, lo tenemos con la RAM. Es un grupo absolutamente radicalizado que no pide nada”. Aparece en los dichos del jefe de Gabinete la idea de la teoría de los dos demonios, diferenciando a los mapuches como una población inocente y a la RAM como un grupo de extrema violencia. La garantía del orden que aparece en los dichos del jefe de Gabinete es la condena judicial a la RAM. Durante los juicios realizados en 1985, la Fiscalía centro su condena a los responsables del terrorismo de Estado, pero también se condenó la violencia política de cualquier signo (Lvovich y Bisquert, 2008).
A lo largo del trabajo pretendimos dar muestra de las distintas memorias que la prensa seleccionada utiliza para analizar el caso de la desaparición y de la muerte de Santiago Maldonado. Si bien aparecen de manera intencionada formas de deslegitimar la lucha por aparición de Santiago, es claro que los años de lucha por los derechos humanos, por parte de las organizaciones y familiares, no permiten que ningún discurso se desapegue de la idea de la defensa del estado de derecho.
Podemos observar que durante los primeros días de la desaparición Clarín puso un especial énfasis en deslegitimar la lucha por la verdad y Justicia, por medio del discurso de la memoria militar, a partir de caracterizar a la RAM como un grupo de violentos. Pasados los días tuvo que mediar con un discurso más bien caracterizado por la teoría de los dos demonios, y mostradoun Estado preocupado por la aparición de una víctima inocente.
La Nación cargó básicamente con el discurso de los 80, de la teoría de los dos demonios, poniendo énfasis en la inocencia de la sociedad que rodeaba el conflicto.
Página/2, por su parte, mostró un discurso ligado a las ideas de memoria y verdad, teniendo un oportunista discurso antimacrista.
Si bien encontramos diferencias entre las tres líneas editoriales, ninguna de las tres explicó el régimen histórico de entrega de la tierra que mantuvieron todos los Gobiernos argentinos a costa del exterminio y de la segregación de los pueblos originarios. El problema de la tierra en la Patagonia, los intereses que se ponen en juego por el territorio y por el uso y usufructo de los recursos naturales de la región no fueron mencionados para contextualizar la desaparición y la muerte de Santiago.
La muerte de Santiago Maldonado cristaliza el rol de un Estado, de sus jueces vitalicios y de sus fuerzas de seguridad, que mantienen las desigualdades más notorias que se manifiestan en la Patagonia entre grandes monopolios terratenientes y las condiciones de hacinamiento de las comunidades aborígenes.
Si ningún diario puso el contexto histórico que dio por resultado la persecución mapuche y la muerte de Maldonado se debe a que estamos ante una operación política y mediática que buscó perpetuar los grandes negociados de la tierra.
A cinco años de la desaparición seguida de muerte de Santiago Maldonado la política de impunidad del Gobierno de Macri continúa con el Gobierno de Frente de Todos. Al día de la fecha la causa judicial no avanza y las tierras de la Patagonia siguen ocupadas por los grandes empresarios terratenientes. Muchos de los agentes políticos del Frente de Todos, que en su momento -de manera oportunista- salieron a denunciar la política represiva de Macri y hablaban en nombre de los derechos humanos, hoy mantienen un silencio de tumba ante la continuidad de la impunidad del caso.
La historia reciente argentina muestra la enorme fuerza militante con la que familiares y organizaciones pelearon y siguen luchando contra la política represiva del Estado capitalista y de sus Gobiernos, representantes de los grandes sectores concentrados, como los latifundistas de la Patagonia.
Es tarea de las organizaciones sociales y políticas reivindicar la lucha por la memoria militante de jóvenes como Santiago Maldonado y como Rafael Nahuel, que dieron su vida por una enorme causa popular, como es la recuperación de la tierra mapuche.
Fuentes periodísticas:
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