Buscar
Close this search box.

La denuncia del cine al genocidio sionista en Franja de Gaza

Desde su creación, fechada el 28 de diciembre de 1895, con las primeras proyecciones de los hermanos Aguste y Louis Lumiére, en el Salón Indio del Gran Café de París, el cine es una gran herramienta de difusión y denuncia política. 

Un poco de historia

Las guerras imperialistas sufridas en el mundo, desde inicios del siglo XX, han tenido al séptimo arte como noticiero en los frentes de batalla, y crítico. Por nombrar algunos de los films, que han jugado un papel importante en este sentido, y han quedado marcadas como clásicas del cine mundial: El Acorazado Potemkin, de Sergvéi Eisenstein (1925) retrata el motín de los marineros y su llegada al puerto de Odesa (el 26 de junio de 1905, inicios del primer intento revolucionario en Rusia), repelido por una feroz represión, a cargo del ejército zarista. 

Adiós a las Armas (1933) el director Frank Borzage, al igual que la dirigida por Charles Vidor (1957), describe el día a día, la muerte y la persecución en la Primera Guerra Mundial. Tomando como guión la novela homónima, del estadounidense Ernest Hemingway. 

Con el arribo de regímenes fascistas, principalmente en Europa, y el estallido de la Segunda Guerra Mundial (1939), son muchos los artistas que jugaron un papel de denuncia. Pero uno en particular ha quedado grabado en la historia del celuloide. El Gran Dictador (1940) de Charles Chaplin, logra pegar el grito ante las atrocidades de las dictaduras fascistas, con un toque de humor, que roza fuertemente lo negro. 

Apocalipsis Now (Ahora), estrenada en 1979, dirigida por Francis Ford Coppola, es la imputación, en carne viva, de los efectos de la invasión yanqui en Vietnam. No solo el efecto belico, sino también social y psicológico, tanto de soldados (estadounidenses y vietnamitas) como de la población civil. El mismo tema tomará Robin Williams, como primer protagonista en Buenos Días Vietnam (1987). Donde se suma la censura norteamericana a un periodista radial contestatario. A más de 35 años de presentarse el largometraje, las trabas a la libertad de prensa se mantienen a nivel mundial, en especial por parte de sionismo, sobre aquellos que quieren informar sobre la masacre al pueblo palestino.

1971 será un año especial para el cine mundial. El estreno de La Naranja Mecánica de Stanley Kubrik será una revolución. Sobre la base del libro de Antony Burguess, el film es una fuerte denuncia a la violencia de las instituciones y Estados, y la manipulación social. Marcado en tiempos de fuertes revueltas populares a nivel mundial. En 1968 estalla el Mayo Francés y la Primavera de Praga. En 1969 el Cordobazo. Levantamientos obreros y estudiantiles aplacados por la toma del poder de dictaduras cívico-militares, principalmente en una América Latina revolucionada. Genocidio de Estado avalado y aplaudido por el próximo presidente de la Argentina, Javier Milei, bajo el concepto de la “guerra contra el terrorismo marxista” robado a Emilio Eduardo Massera (discurso en el juicio a las juntas militares, 1985).

Si nos aproximamos a tiempos más actuales, se podrá observar, jugando con la palabra y la modalidad de expectación cinéfila, que este arte no le ha escapado a efectuar sus correspondientes discursos de rechazo a las invasiones imperialistas. Lo ejemplifican films como Bastardos Sin Gloria (2009) o Sin Novedades en el Frente (2022) por nombrar dos, de muchas más.

Franja de Gaza

Con más de ochenta años de existencia, el conflicto, o mejor dicho ataque sionista e imperialista a la población palestina, tiene mucha tela que cortar. Y el séptimo arte no ha quedado aislado, ha dado su palabra con una interesante cantidad de cortos y largometrajes. Muchas de ellas tapadas con el catálogo “Películas Extranjeras” por Hollywood. Pero no por ello dejan de ser grandes obras de arte.

La primera película en analizar, y posiblemente la más conocida sobre el tema es Hanna K. Estrenada cuarenta años atrás (1983). Del director greco-francés Constantini Costa-Gavras. Su protagonista, Hanna Kaufman, hija de sobrevivientes del holocausto, inmigrante israelí en Estados Unidos. Es abogada defensora de Salim Bakri, joven de nacionalidad palestina, en dos ocasiones. Primero acusado de terrorista. En la segunda ocasión defendiendo su casa familiar, que es una atracción turística en Kafr Rimon, un asentamiento construido y habitado por judíos rusos. Acusado, su realizador, de antisemita por parte del sionismo y Estados Unidos, el film cae en la oscuridad de la censura. Denuncias falsas, que retrata Gavras en la ficción, que poco dista de la realidad. Que se mantiene vigente desde hace cuatro décadas, con nuevos artistas prohibidos. 

Al ver Hanna K., en 1983, el pensador palestino Edward Said (1935-2003) escribió un articulo premonitorio: “Costa-Gavras nos permite -por primera vez ver una película americana o europea, y sin maquillar nada- ser testigos de la causa Palestina gracias a una historia humana increíble. Sospecho que esto hará que a muchas personas les guste la película […] Que Costa-Gravas haya hecho una película sobre esto es, dada la coyuntura sociopolítica y estética actual, es un acto de solidaridad humana y política enormemente valiente. No obstante, para que Hanna K cumpla su misión, debe abrir un gran debate. Por desgracia, quizá los espectadores no lleguen a verla, si por razones políticas, se retira rápidamente de cartelera o tiene poca difusión” (ABC, 12/11).

Los Limoneros (2008) creada por el cineasta israelí Eran Riklis, relata la historia de Salma, vecina de un pueblo palestino, que vive de su árbol de limones. Cuando Navón, ministro de defensa israelí, se muda a un terreno próximo a su hogar. Zona que linda entre Israel y Cisjordania. Por “cuestiones de seguridad” el sionismo exige derribar los árboles de limones, justificando esconder terroristas. A lo cual Salma se opone, y lleva su lucha a los tribunales. Película que atrae la atención a nivel internacional.

Llega el momento de la sentencia del alto tribunal. La jueza que preside la audiencia lee su veredicto salomónico, de podar la mitad de los limoneros, sin talar ni arrancar de raíz ninguno. Salma, como respuesta, declara “Su propuesta me deshonra a mí, a mi difunto padre y a mi difunto esposo. Mis árboles son reales, mi vida es real. Ya nos están cercando ¿no les basta con eso?”.

Intervención divina. Ganadora de premios en el Festival de Cannes 2002. La película juega con la ironía, entre Buster Keaton y Roy Anderson. Donde, desde el relato de una relación romántica, reflexiona, con el absurdo, la vida cotidiana en una Franja de Gaza ocupada, destruida y masacrada. Demostrando, nuevamente, como el humor abre puertas para contar cosas, que la seriedad y la objetividad lo hacen (casi) imposible. 

Abordando con humor el conflicto palestino en Medio Oriente, a través de la historia de un palestino de Jerusalén que se enamora de una palestina que vive en Ramalá. Sus encuentros amorosos en medio de las invasiones coloniales. “El film tiene como subtítulo Crónica de Amor y Dolor. Esa tremenda conjunción se agudiza hacia la mitad de la película, cuando las agresiones cotidianas se tornan más feroces (…) La tensión alcanza su grado máximo cuando los amantes son testigos de los abusos y arbitrariedades que cometen los soldados israelíes en ese espacio de poder que representa la frontera, generando situaciones efectivas de dominación (…) De cómo hacer cine político con ambigüedad e inteligencia” (Cineismo, 2002).

Tres años más tarde se presentará en las salas de cine, Paradise Now (Paraíso Ahora), dirigida por el realizador palestino Hany Abu-Assad. Donde cuenta la historia de Said y Khaled, dos amigos que pasan toda su vida en un campo de refugiados en Cisjordania. Hartos de la opresión que vive su pueblo, son reclutados para efectuar un ataque suicida en Tel Aviv. La película se centra en el choque que enfrentan los protagonistas, en su ideología y sus sentimientos. 

Entrevistado por la revista española La Higuera, Hany Abu-Asad afirmaba en 2005 “Rodamos en Nablus con un equipo de 80 personas y cámaras de 35mm mientras los israelíes asediaban la ciudad (…) Rodar con esas condiciones es casi imposible, pero lo conseguimos porque casi estábamos dispuestos a dar la vida para sacar la película adelante”. Consultado sobre la temática que atraviesa el film declara que “si se les convierte en seres humanos y se les devuelve la dignidad, se crearán otras opciones para los palestinos. (…) Éste es el lado político de mi guión, pero no solo es político. Habla de la amistad, de la banalidad de la vida, del amor y del sacrificio”. 

En 2011 se estrenó el documental 5 Cámaras Rotas. Codirigido por el palestino Emad Burnat y el israelí Guy David. Retrata la lucha del pueblo cisjordano del pueblo de Bil´In, que fue perdiendo tierras de cultivo, ante el emplazamiento del muro de separación con Israel y el avance de asentamientos y colonias sionistas.

En un artículo de opinión, firmado por Judíos por la Justicia Palestina, publicado el 8 de octubre de 2012 en Word Press, expresan que “Esto debería avergonzar a cualquier israelí decente, de ser así. Debería ser mostrado en clases de civismo y en clases de patrimonio. Los israelíes deberían saber, por fin, lo que está haciendo en su nombre cada día y cada noche en este tiempo de aparente no terror. Aún es un poblado de la ribera occidental como Bil’In, que ha hecho de la no violencia su consigna”. 

Un año más tarde sale a los cines, Inch Allah, de Anais Berbeau-Lavalette. La historia de una enfermera que colabora en un campo de refugiados palestinos en Cisjordania. Film que ilustra las trabas que le pone el ejército israelí e imperialista para poder desarrollar sus labores. Y el fuerte régimen patriarcal, marcado por la religión. 

Estrenada en 2012 en el Festival Internacional de Toronto (TIFF), con gran éxito en el Festival Internacional de Berlín, obteniendo dos premios en la sección Panorama: el galardón FIPRESCI (de la Federación Internacional de Críticos de Cine) y el premio del Jurado Ecuménico, con una mención especial: “Por su uso de conmovedoras metáforas, imágenes e historias para inculcar la compasión, para resaltar la vida y puntos de vista de las mujeres en el contexto del conflicto entre Israel y Palestina, y para mostrar que ciertas situaciones de la vida hacen difícil no tomar partido”.

Omar (2013). Dirigida por Hany Abu-Assad, cuenta la historia de un panadero palestino que cruza a Cisjordania para visitar a la mujer con quien desea casarse. “Sé que pueden llamar a mi puerta en cualquier momento, pero seguiré filmando. Me ayuda a enfrentarme a la vida y sobrevivir” expresó su creador al presentar su obra a su público.

Foxtrot (2017), del director israelí Samuel Maoz, desarrolla un mensaje humanista contra la guerra. Mostrando como fuerzas de “defensa” israelíes fusilan a cuatro jóvenes árabes, que posteriormente tratan de encubrir. 

“Si en Líbano (2009) se inspiró en su traumática experiencia como soldado para ofrecer una eficacia reflexión sobre el terrible sinsentido de la guerra sin salir del interior de un tanque, en su segunda película Samuel Maoz explora los efectos que esos horrores tienen para los familias, y en el proceso Foxtrot trata de ofrecer una crítica feroz tanto de los usos y abusos del ejército israelí como de lo absurda de la vida militar” (20 Minutos, 27/02/2018).

Largometraje fuertemente criticado por la ministra de cultura de Israel, Miri Regev, quien la definió, por sus redes sociales, como “difamatoria” y “mentirosa”. Al enterarse que la obra obtuvo el gran premio del Festival de Venecia y ocho galardones de la Academia de Cine Israelí, Regev posteó “Me da vergüenza que una película semejante obtenga premios tan prestigiosos”. Y amenazó con quitarles el apoyo a los artistas y realizadores, definidos como “demasiado críticos con Israel”.

El mismo año se estrena El Insulto. Película dramática dirigida por Ziad Doueiri. Donde describe una fuerte discusión entre un hombre de origen palestino, buscando solucionar una avería en un desagüe, en un barrio humilde de Beirut, y el ocupante (libanes) de la vivienda. “Provocadora, incómoda en varios aspectos (los productores fueron obligados a poner un cartel al comienzo en el que se dice que la película nada tiene que ver con las políticas actuales del gobierno libanes. El Insulto es cruel e impiadosa por momentos, profundamente humanista y empática en otros. Así, entre tantos matices e incluso contradicciones, se vive en una zona en las que la guerra civil terminó hace ya un par de décadas, pero que sigue siendo de las más explosivas del planeta” (Otros Cines, 28/03/2018).

Sinónimos. Poseedora del Oso de Oro de Berlín 2019. El largometraje de Nadav Lapid es una reflexión sobre la identidad, la herencia y las masculinidades. “Casi terapéutico y semi autobiográfico, muestra su propia existencia como alguien sin sentimiento de pertenencia a su lugar de nacimiento, Israel” (Fotogramas, 24/07/2014).

Gaza Mon Amour (Gaza Mi Amor) de 2020. Dirigida por Tarzán y Arab Nasser, cuenta una historia romántica, mezclada con comedia en una Palestina contemporánea ocupada. “En esta tragicomedia que, más allá del entorno, prescinde de comentarios políticos (en el fondo se escucha una proclama de Hamas y el pobre de Issa tiene constantes conflictos con la policía) el eje será el camino que el protagonista deberá recorrer en ese represivo entorno de la comunidad musulmana hasta acercarse y eventualmente declararse ante Siham. El personaje de Issa luce por momentos algo patético, Abbass logra casi sin decir una palabra (apelando siempre a los gestos exactos) una actuación digna de su brillante carrera” (Otros Cines, 12/09/2020). 

En conferencia de prensa, como parte de la presentación del film, los directores, hermanos mellizos, declaran: “Huimos del victimismo. No queremos representar a la gente de Gaza como victimas sino como personas que tienen sus derechos y quieren seguir con sus vidas tranquilamente, como cualquier ciudadano del mundo. Por supuesto son víctimas de la situación, pero no queremos victimismo”.

En mismo año también se estrena The Viewing Booth (La Cabina de Observación) del realizador israelí Ra’Anan Alexandrowicz. Quien recopila imágenes de video de internet, mostrando la dura realidad que la población palestina, bajo el ataque militarista sionista. 

Reconocida como el mejor documental del 2020, por la revista Rolling Stones. “…un documental que explora cómo consumimos y miramos ciertas noticias, cómo nos relacionamos con determinadas informaciones en función de nuestros sistemas de pensamiento y creencias. El eje acá es el conflicto entre Israel y Palestina. Y lo que propone Alexandrowicz es una suerte de experimento humano. Ha convocado a una serie de personas para que observen videos que se distribuyen sobre el conflicto y, mientras los miran, conversar con ellos que es lo que interpretan de lo que ven ahí (Micropsia Cine, 13/10/2020).

Y 200 Metros. Dirigida por Ameen Nayfeh. En sus noventa y seis minutos retrata la vida cotidiana de Mustafá, obrero palestino que vive frente al muro levantado por el sionismo, que divide Israel con Cisjordania. “El problema es que su mujer reside al otro lado, donde vive con los hijos de ambos, pero tan cerca que si se asoman a la ventana pueden verse por encima de la pared. No es que la pareja esté divorciada: por orgullo, Mustafá no quiso aceptar el permiso de residencia que le permita vivir no solo junto a su familia, sino también más cómodo. Porque el hombre trabaja en Israel y todos los días debe soportar los estrictos controles fronterizos que no siempre le permiten pasar. Como miles de personas que realizan ese cruce a diario, Mustafá lo soporta como parte de la vida. Pero un día su hijo tiene un accidente al otro lado y, con angustia, se arriesgará a cruzar de forma ilegal, realizando una odisea de casi 200 metros de su casa. A esa travesía del protagonista se irán sumando personajes que le permitirán al director poner en escena diferentes situaciones que son habituales en la realidad Palestina y que dan cuenta de la precariedad de la vida en ese lugar” (Página 12, 30/12/2021).

Gracias cine querido

Una cámara encendida son millones de ojos viendo una realidad teñida de sangre y muerte, que grandes cadenas, empresarios y gobiernos, a nivel mundial tratan de tapar. Gracias cine querido por mostrarlo, en todos sus modos, desde el documental, lo aventurero, romántico, comedia o dramático. En multiplicidad de expresiones, sin necesidad de ser cine militante, se cuenta una historia que las bombas, la metralla, los misiles, el fosforo blanco, tirados por el sionismo e imperialismo, tratan de que no se vea, o que sea observado con una visión muy distorsionada de la realidad. 

Viva la lucha del pueblo palestino por su libertad. Viva a los artistas que se la juegan.


Te dejamos algunas de las películas mencionadas en este articulo para que las veas:

Hanna K. (1983):


Los limoneros (2008):


El paraíso ahora (2005):


Temas relacionados:

Artículos relacionados