Ucrania: Pseudo “trotskistas”, sin dualidades, ratifican subordinación al campo de la OTAN

RCIT propugna unidad internacional de la izquierda para derrotar a Rusia

El 9 de febrero de este año, publicamos una nota en Prensa Obrera (“Dinero para las aceras o para el ejército. RCIT: consejos “trotskistas” para maximizar las finanzas de la OTAN en la guerra de Ucrania”). Criticamos en la misma una publicación editada por la RCIT (Tendencia Internacional Comunista Revolucionaria) defendiendo posiciones del grupo ucraniano Spalakh, adherido a “su internacional”, que por otra parte, son reflejo de la posición que levanta esta, frente a la guerra entre la OTAN/Ucrania y Rusia.

Hemos recibido no una, sino dos notas de respuesta crítica por parte de Michael Pröbsting, dirigente de la RCIT: “Guerra de Ucrania: Respuesta a otra polémica mal pensada del PO (Argentina)” (15/2/2024) y “Una vez más sobre el PO (Argentina) y la guerra de Ucrania” (1/3/2024).

En las mismas, Pröbsting, busca en el arcón de viejos infundios despolitizados y falsificados, creados mayormente por las corrientes morenistas y revisionistas del Secretariado Unificado, para agredirnos de pies a cabeza, fuera del tiempo y espacio.

Pero… no contesta la acusación de que la RCIT en Ucrania pide disminuir que los impuestos vayan para aceras, caminos y obras públicas y aumentar los que van al Ejército en guerra (“gastos innecesarios en comparación con los gastos militares”).

Ampliando lo informado en nuestro artículo inicial, la RCIT critica la corrupción de los funcionarios del gobierno de Zelensky en el uso de los impuestos. Aduciendo que estos usan los impuestos dirigidos a las obras públicas para embolsarse importantes coimas de corrupción (“van destinados a esquemas de corrupción”).

Lo menos que debiera saber Pröbsting, que en casos de guerra, los capitalistas aprovechan para esquilmar las arcas estatales con los fondos militares mismos en primer lugar (contratos truchos, etc.).

En septiembre del año pasado, fue renunciado el ministro de Defensa de Ucrania, Oleksii Reznikov, tras la proliferación de denuncias sobre chanchullos y malversación de fondos en esa cartera.

Las propias potencias imperialistas que vienen financiando la guerra contra Rusia han venido reclamando, hipócrita y sistemáticamente, contra el atroz latrocinio de los fondos aportados, por burócratas estatales y jefes militares.

“El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, se reunió con tres militares ucranianos de alto rango, para discutir medidas tendientes a frenar la corrupción vinculada a la guerra”. (La Nación 4/9/2023)

“La corrupción mata”, señala Daria Kaleniuk, directora ejecutiva del Centro de Acción Anticorrupción de Ucrania: “que nuestros soldados tengan o no tengan un arma depende de nuestra eficacia para resguardar los fondos públicos”. Y la RCIT se anota en esta búsqueda de eficacia fiscal.

En un país donde la mitad del presupuesto estatal se lo llevan los gastos militares -mientras se aplican reformas laborales antiobreras, se reducen salarios y se esparce la miseria- se habla de contratos por valor de 1000 millones de dólares para comprar armas que se han desvanecido en cuentas de traficantes de armas en el extranjero, según informes presentados ante el propio Parlamento ucraniano.

A través de los propios medios ucranianos se ha filtrado la información acerca de los sobreprecios por pertrechos militares básicos, como alimentos y abrigos de invierno para las tropas. Este es el “patriotismo” de los mandos militares del Ejército de Zelensky, que juega con la salud y la vida de sus soldados.

Todo esto es vox populi en Ucrania (y en el mundo).

La RCIT señala que “el dinero iría a parar a la gente para armar al Ejército, si no fuera por los funcionarios parásitos”. Es la propuesta de la RCIT que para ello plantea medidas de “control obrero”, etc.

¿Son o no consejos de la RCIT para optimizar las finanzas de la OTAN en la guerra que se libra en Ucrania contra Rusia y que usa como carne de cañón al pueblo trabajador?

¿Guerra de Liberación?

Saldado este mezquino ocultamiento de su política en Ucrania, vayamos a ver el verso de la RCIT de que estamos en presencia de una “guerra de liberación”.

La guerra en Ucrania está presente desde hace décadas.

La OTAN fue creada en 1949 como instrumento militar contra la Unión Soviética, con el objetivo de proceder a la restauración imperialista en los países del centro europeo donde había sido expropiado el capital y en la misma URSS.

La Unión Soviética se “disolvió” en 1991. La OTAN, sin embargo, no se disolvió: siguió con sus planes estratégicos. En el ínterin pasó de 12 a 33 países adheridos. Y no por medios pacíficos: destruyeron Yugoslavia, para volver a “balcanizar” y mejor colonizar la zona, etc.

Desde el golpe derechista del 2014 en Ucrania, hay una “guerra civil” en desarrollo, que es parte de la guerra imperialista. Durante esta década el imperialismo yanqui y la OTAN invirtieron centenas de miles de millones de dólares en armar, equipar y entrenar a las fuerzas ucranianas como fuerzas de choque derechistas (incluyendo mandos de claros orígenes fascistoides) para la guerra contra Rusia.

No hay peor ciego político que el que no quiere ver la realidad y se deja engatusar por la propaganda imperialista sobre la democracia y la autodeterminación nacional (la propaganda de quien oprime a los pueblos del mundo y hunde las libertades democráticas en un mar de superexplotación capitalista).

Pröbsting ha inventado la teoría pseudo dialéctica de que la guerra tiene un carácter dual: sería por un lado interimperialista y por el otro de liberación nacional. No se sabe que calculo “dialéctico” hizo para calcular que porcentaje es de guerra interimperialista y que porcentaje de guerra de liberación. Pero su “matemática” le ha servido para colocarse, “a partir de tal análisis contradictorio de la guerra” (15/2/14), en el campo del imperialismo de la OTAN contra el imperialismo ruso y trabajar firmemente por el triunfo del imperialismo occidental contra Rusia.

Por eso -dice- “dejamos claro que los socialistas deben apoyar la ayuda militar a Ucrania”. (ídem)

¿“Ayuda militar”?

¡Es el imperialismo el que sostiene con dinero, tecnología, hombres y armas al Ejército de Ucrania! Sin esa intervención, la Ucrania de Zelenzky no hubiera podido sostenerse.

Para forzar la justificación de su apoyo al ejército otanista de Zelensky han inventado la existencia paralela de una “resistencia” popular. Pero es el Ejército de Zelensky el que está en el campo de batalla, dirigido y sostenido por el imperialismo.

Después de tantos años de guerra, cualquier analista (incluso sin formación pseudo “dialéctica”) debiera darse cuenta del carácter interimperialista de la guerra en curso. La dialéctica enseña, elementalmente, que la cantidad puede producir un salto en la calidad. Pero Pröbsting sigue, farsescamente declarando que él, en forma “independiente”, apoya la guerra de “liberación nacional” que libra Zelensky, buscando “la transformación de la guerra de liberación nacional en una guerra popular”. (ídem)

¡Una farsa total!                             

Guerra interimperialista

Estamos en presencia de una guerra interimperialista entre la OTAN y Rusia. Conscientemente Pröbsting se hace el que no entendió que el PO ha denunciado políticamente el carácter imperialista del régimen de Putin y sus aspiraciones a recrear el viejo régimen imperialista del zarismo, avasallando las “zonas de influencia” (dice que el PO defiende a Putin y que no es imperialista).

Sobre esta base, es que el PO ha llamado a aplicar una táctica derrotista en los dos polos de la guerra, convocando a la clase trabajadora rusa a que no se enfrente con sus hermanos de clase de Ucrania y se levante contra el régimen de Putin y a los trabajadores ucranianos a que tampoco se dejen matar contra los rusos y se levanten contra el régimen otanista de Zelensky. Llamamos a la confraternización entre los soldados rusos y ucranianos.

Pröbsting NO. El llama a derrotar al “imperialismo ruso” del lado del imperialismo otanista.

La restauración imperialista

El imperialismo no lucha por ideales o principios éticos como la democracia, ni siquiera el de la restauración capitalista a secas.

Esta se ha producido en Rusia de manera particular: la burocracia que antes usufructuaba el uso de la propiedad estatal colectivizada se ha “transformado” y ayudado a crear una burguesía oligárquica -que ella misma integra- propietaria, a través de la salvaje privatización de los medios de producción.

Pero esta NO es la restauración que el imperialismo busca para encontrar una salida a su crisis.

El imperialismo quiere colonizar a todos los estados de Europa oriental y, especialmente, al inmenso territorio de Rusia.

Y lo viene haciendo en el curso mismo de la guerra. En Ucrania las 3000 empresas estatales que aún sobrevivían al inicio de la guerra, están siendo aceleradamente privatizadas a favor del capital imperialista. Black Rock, el principal consorcio imperialista mundial (controla más capitales que los PBI de Francia y Gran Bretaña unificados) firmó un pacto con Zelensky para “diseñar el Fondo de Desarrollo” de Ucrania. Junto al Morgan Chase, la mayor entidad bancaria de los Estados Unidos y a McKinsey & Company, la consultora con más recursos financieros y políticos en la escena global. Las principales (y competitivas) industrias (químicas, energética, etc.), ya han sido entregadas, incluyendo el acelerado proceso de “compra” de tierras a los pequeños campesinos por los monopolios. Esto va acompañado por una fuerte lucha política (mafiosa y militar) entre sectores de la oligarquía burguesa ucraniana que está siendo quebrada y desplazada.

La propia RCIT publicó declaraciones de Robert F. Kennedy Jr., candidato a la presidencia de EE.UU. donde este se confiesa: “Pocas personas entienden lo que significa la guerra en Ucrania para las grandes empresas. No se trata solo del suministro de armas y de contratos para la reconstrucción. Las grandes tierras agrícolas de Ucrania, algunas de las más fértiles del mundo, están en juego, y las empresas estadounidenses, al igual que Black Rock, están en primera línea”.

Aceleradamente vemos como Ucrania se está transformando de semicolonia a base militar neocolonial del imperialismo: como lo es Israel en el Medio Oriente y se pretende que sea Taiwán en el Mar de China.

Esta es la restauración imperialista en marcha en Ucrania y en todo el este europeo y que tiene como norte directo el avance en el mismo sentido manifestado en la guerra contra Rusia.

Es la marcha hacia una guerra mundial interimperialista.

Estas semanas el presidente Macron de Francia hizo el llamado a enviar directamente, ya no asesores, ni mercenarios, sino cuerpos de ejército a la guerra contra Rusia. Y el gobierno de la Unión Europea vaticinó que la guerra era inevitable en pocos años. El gobierno alemán planteó directamente la necesidad de armarse con bombas atómicas para disuadir un (casi) inevitable avance de Rusia. La propaganda imperialista azuza que se viene encima la invasión rusa sobre Europa, etc. Y se multiplican los “aportes financieros” de la Unión Europa y las armas (envío de misiles de crucero Taurus que podrían llegar directamente a caer sobre Moscú, próximas maniobras de la OTAN con 100 mil efectivos sobre las fronteras rusas, etc.). El discurso de Biden frente a la apertura de sesiones del parlamento yanqui, fue un llamado a reforzar el curso de la guerra contra Rusia y China.

No se trata de un “error” teórico o de caracterización de la RCIT sobre la guerra en curso. Eso, a la luz de la experiencia recorrida en estos años, ya lo hubiera podido subsanar. Pero esta concepción “dualista” proimperialista, no es una excentricidad de la RCIT (y su aliado argentino Convergencia Socialista), sino patrimonio de una gran parte de la izquierda morenista y otros. Sobre esta base, es que la RCIT propone una “Conferencia Internacional de Organizaciones” (“Encuentro internacionalista en Milán: ¡una conferencia inspiradora!”, 22/2/2024). Se refiere explícitamente a la ISL-LIS, ITO/PCL, L5I, UIT-CI Y LIT-CI con varias de las cuales la RCIT ya ha establecido acuerdos previos, en estos dos años, para reclamar más armas para la guerra contra Rusia.

Al igual que en la Primera Guerra Mundial, una parte importante de la “izquierda” se ha dejado arrastrar al campo del imperialismo, rechazando la necesidad de enfrentarlo en todos los campos y, más que nunca, especialmente en el de la guerra imperialista. La consigna de Liebknecht que llama a considerar en la guerra como enemigo a su propia burguesía es hoy plenamente vigente. El reagrupamiento internacional de quienes defienden esta concepción socialista revolucionaria frente a la guerra es imprescindible.


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