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Las organizaciones obreras en la crisis argentina


En los últimos meses, el PO ha impulsado una serie de mesas redondas con dirigentes y activistas de diversas organizaciones obreras. En ellas han habido numerosos puntos de vista encontrados que fueron discutidos en forma abierta. De manera mayoritaria surgió una conclusión clara: las condiciones han madurado. Las organizaciones de los trabajadores deben romper con los partidos políticos patronales llámense éstos Menem, Duhalde o la Alianza y ofrecer una salida al pueblo explotado construyendo una alternativa política obrera independiente.


 


– I –


 


La crisis del peronismo


 


Nadie niega que estamos ante una crisis económica de fondo que, sin embargo, aún no ha tocado fondo. Este agudo cuadro de crisis económica y social se da en el marco de la descomposición del peronismo. Hoy no hay ninguna movilización, ni acción de masas que esté protagonizada por el peronismo. Por el contrario, se desarrollan en choque con el peronismo.


 


Los políticos patronales ya han tomado nota de este proceso.


 


Duhalde es el que más se ha empeñado en este sentido. Ya en la campaña electoral previa al 27 de octubre del '97, lanzó la moda Evitista protagonizada por la Chiche y sus manzaneras.


 


Ahora intenta nuevamente diferenciarse de Menem. Pero su mensaje por cobardía política y por limitaciones de clase es contradictorio. Ora ataca al modelo al que considera "agotado", ora proclama la paternidad del mismo. (Fue Duhalde quien anunció, en nombre de Menem, en diciembre de 1988, en un Congreso empresario realizado en Bariloche, su convergencia con Alsogaray y el gran capital). Intenta presentarse como el "futuro presidente de los trabajadores" (discurso de Trelew), pero vota en el Congreso Nacional la reforma laboral antiobrera de Menem y boicotea la posibilidad de reformar la también antiobrera y nefasta ley de Accidentes de Trabajo (ART) y trata de armar un frente con Cavallo.


 


Ni la UCR, ni el Frepaso han intentado renovar un planteo antiimperialista burgués. El Frepaso ha formado un frente centroizquierdista (en su origen constituido por la izquierda Ptp y PC en el Frente del Sur) que rápidamente devino en proimperialista y que se disuelve en la Alianza. Les abrió el camino del gobierno a los Machinea, López Murphy, etcétera.


 


La Alianza es proimperialista y antiobrera. Apoya a los gobernadores radicales de firmes y consecuentes acciones antiobreras, que pagan religiosamente las deudas externas, que reprimen con mano dura a las masas de sus provincias para mantenerlas sumergidas en la miseria, que se transforman en la vanguardia de la reacción (privatización y clericalización de la educación, etc.). Fernández Meijide reivindica la necesidad de reformar el Estatuto del Docente para terminar "con los privilegios" (acortamiento del régimen de licencias y vacaciones, alargamiento de la jornada de trabajo, etc.). Juntos, radicales y frepasistas, votaron a favor de mantener la impunidad de los genocidas de la dictadura militar oponiéndose a la anulación de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.


 


Alternativa política


 


La respuesta histórica progresiva al agotamiento de los movimientos nacionalistas burgueses es un partido de la clase obrera. La dinámica del derrumbe del peronismo-menemismo y la aguda crisis económica y social es el material que permitirá desarrollar el partido de la clase obrera.


 


Es del análisis de toda esta situación que el PO decidió lanzar una campaña bajo la consigna "que las organizaciones obreras rompan con los partidos patronales". Con esta perspectiva, el PO se empeñó en impulsar el 1º de Mayo último, la realización de actos, convocados de común acuerdo entre las organizaciones reivindicativas y partidistas de la clase obrera.


 


A fines de abril, se realizó en la localidad de Bosques, en el Gran Buenos Aires, un plenario de organizaciones combativas de trabajadores. En la Mesa que dirigió los debates estuvieron el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) de Florencio Varela, que venía de importantes cortes de ruta, la Comisión Interna del Banco Patricios que estaba ocupando el banco contra el cierre patronal y un delegado de los mineros huelguistas de Río Turbio. Participaron delegaciones de los choferes de Transportes del Oeste, del Inti, del Diario Popular, de los no docentes en huelga de La Plata (Atulp), estudiantiles, desocupados, barriales, derechos humanos. Entre las organizaciones políticas presentes se encontraban el Mas, el Pts, la Unión de Militantes (Ums), la Lsr y el PO.


 


El MTD presentó como perspectiva el impulso a un "centro coordinador de las luchas", oponiéndose a cualquier paso en favor de la estructuración política independiente de la clase obrera. Alegaba los "prejuicios" de la masa a que las organizaciones reivindicativas como el MTD intervinieran en política junto a partidos de izquierda. Esta es la idea que más ha tratado de arraigar la burguesía en las filas del movimiento obrero.


 


Pero para que las luchas reivindicativas avancen no deben despolitizarse sino que es necesario que sus direcciones tengan un objetivo estratégico.


 


En cambio, en Córdoba, se constituyó una mesa político-reivindicativa, con el planteo de que "la CTA y el MTA deben romper con los partidos patronales". Decía la Mesa de Córdoba que "la CTA y el MTA deben reflexionar sobre la política de sus aliados parlamentarios (la UCR, el Frepaso, el duhaldismo), deben romper con los partidos patronales y reivindicar un frente político y reivindicativo de todas las organizaciones obreras y populares" (1).


 


"Para construir una alternativa política obrera tenemos que luchar para que todas nuestras organizaciones rompan con el Estado, el gobierno y los partidos patronales. Para concretar este propósito fundamental de los luchadores obreros y de la masa obrera en el momento actual, que es el de armar una alternativa política propia, el Partido Obrero llama a movilizarnos en una campaña de debates, pronunciamientos, reuniones, asambleas, que culminen en un gran congreso nacional de bases por la construcción de una alternativa política de la clase obrera" (2).


 


El clima de debate sobre qué respuesta dar frente a la crisis política nacional es general en las filas del movimiento obrero y de las organizaciones combativas y de izquierda. Pero el ángulo de intervención en el mismo ya está dando una tónica sobre cómo se orienta cada sector. El Mas y otras corrientes del viejo tronco morenista (Liga Socialista Revolucionaria, etc.) realizan "encuentros de revolucionarios" entre ex militantes fracasados de la izquierda. El PC, junto a la CTA, convocó a un Encuentro por el "Nuevo pensamiento" que, aunque de título un poco pretencioso, sólo se limitó a un grupo de intelectuales y sindicalistas en su mayoría dependientes de la Alianza.


 


Las mesas redondas y debates que llevó adelante el PO a lo largo y ancho del país, desde Tartagal hasta Neuquén, pasando por Avellaneda, Rosario, Morón, Capital, han reunido a dirigentes, delegados y activistas del movimiento obrero y han podido, por lo tanto, receptar el nivel de discusión (y también de confusión) que tienen en la actualidad los cuadros sindicales.


 


– II –


 


La burocracia obrera


 


José Rigane, dirigente de Luz y Fuerza y del CTA de Mar de Plata, "propugnó en una mesa redonda impulsada por el PO recuperar el protagonismo de los trabajadores a través de un nuevo movimiento sindical, pero excluyó que las organizaciones obreras deban actuar en un plano político partidista" (3). Para ello propuso "construir poder, poder de los trabajadores y del pueblo, que nos permita finalmente estructurar un proyecto alternativo a este sistema" (4). Para el lucifuercista marplatense, en la actualidad una lucha obrera no puede triunfar "si la organización sindical y sus trabajadores no convierten sus reivindicaciones en las del conjunto del pueblo y la lucha se establece entonces en un nuevo arco de articulación, en donde los trabajadores y las demás organizaciones e instituciones de la comunidad, juntas, enfrenten al enemigo común" (5). Propugna impulsar el "desarrollo de organizaciones multisectoriales" porque "cada reivindicación tiene que ser una reivindicación de la comunidad" (6).


 


Rigane elude el problema del poder político. Afirma que la CTA "vive bajo la presión de los acontecimientos políticos partidistas preelectorales, en donde más de una fuerza política presiona para convertir a esta organización de los trabajadores en su brazo político partidario" (7).


 


Dado el entrelazamiento de los partidos patronales con el Estado, no se trata sólo de resistir su presión, sino de combatirlos con una estrategia política.


 


Y aun si el CTA fuera autónomo respecto de los partidos patronales, quedaría la presión del aparato estatal que lleva adelante la política de los monopolios (privatización del sistema previsional: AFJP; del régimen de accidentes de trabajo: ART; etc.). Los trabajadores no pueden enfrentar esta política de conjunto de los monopolios y de su Estado, si no es con un accionar político de conjunto contra ellos. La necesidad de un partido obrero se impone.


 


Claro que nada es más falso que pensar que la CTA sea autónoma de los partidos patronales. De las filas del CTA y el MTA han salido dirigentes sindicales que son en la actualidad diputados por el Frepaso. Es el caso de Mary Sánchez (ex secretaria general de la Ctera) o de Alicia Castro (ex secretaria general del Sindicato de Aeronavegantes). Y es una ficción decir que lo hacen a título personal.


 


Mary Sánchez insiste en reclamar por "un modelo sindical distinto, de amplia articulación social, pluralista y con autonomía de los partidos políticos" (8). Para ella los sindicatos deben apoyar al Frepaso incluso colocando a sus hombres en las listas de candidatos. Pero no deben intervenir ellos mismos en la lucha política nacional. Las organizaciones de los trabajadores deberían subordinarse tras los De la Rúa, Chacho Alvarez y Cía.


 


Para Mary Sánchez, los sindicatos deben buscar "nuevas formas organizativas que resuelvan las limitaciones del modelo sindical tradicional". Así propugna que trabajen "en los barrios", "articular lo sindical con lo barrial", que tomen nuevas reivindicaciones como la "vivienda, salud, educación, seguridad y servicios", pero de política… nada. Eso queda para el Frepaso.


 


Mary Sánchez coincide con los monopolios cuando propugna el abandono de los sindicatos por industria y su reemplazo por "un nuevo sindicalismo". Pero la crisis del actual movimiento sindical argentino no deviene de los cambios habidos en la estructura económica nacional como gustan disfrazar los ideólogos de la CTA para justificar su accionar sino de la decrepitud de sus direcciones burocráticas que se encuentran entrelazadas con el partido y el gobierno menemista y con el Estado y los patrones. Lo que está caduco no es el modelo de los sindicatos por industria sino la burocracia sindical que es un apéndice del régimen menemista. Es necesario que los sindicatos por industria rompan con el gobierno y los partidos patronales y tomen un curso de lucha independiente en defensa de sus intereses.


 


Mary Sánchez dice que "la pelea central es preservar la fuente de trabajo con un sector empresario jaqueado económicamente al que no se le otorgaron facilidades ni leyes protectivas". El "nuevo modelo sindical" debería hacer de lobbysta de las patronales PyMEs. Es de destacar que ya en materia de flexibilidad laboral estas patronales cuentan con un estatuto especial que les permite alargar la jornada de trabajo sin pagar extras, fraccionar las vacaciones, etcétera.


 


La Alianza no sólo enganchó a la dirigencia de la CTA; el propio De Gennaro bregó por su constitución. En los documentos de convocatoria al Congreso Nacional donde la CTA se constituyó como "central alternativa" (octubre de 1996), De Gennaro propugnaba: "construir coaliciones electorales capaces de expresar intereses sociales consonantes con nuestra estrategia de transformación y profundización democrática… para restituir los equilibrios sociales". ¡Un año antes que se formara la Alianza!


 


Hugo Yasky, de Ctera, llamaba en los plenarios precongresales a "organizarse, para derrotar electoralmente al menemismo, porque los problemas son políticos" (9), propugnando para ello un frente antimenemista de los partidos patronales.


 


En una Carta Abierta que el PO envió al Congreso Nacional de la CTA decía entonces: "la dirección del CTA nos quiere convertir de columna vertebral del peronismo en la columna vertebral del chacho-terragnismo. Por este camino, lo que es seguro es que nos vamos a romper la columna por segunda vez".


 


La neutralidad política de los sindicatos que reclaman los Rigane ha sido violada desde sus inicios. Las organizaciones obreras o están con los partidos patronales y su Estado o están en contra de los partidos patronales y su Estado. Y en este último caso, deben trabajar por tener su propia alternativa política independiente. Pero en el caso del CTA, su dirección lo ha embarcado en el apoyo a la Alianza antiobrera.


 


– III –


 


De la identidad peronista


 


Hay dirigentes sindicales especialmente en el MTA que coinciden en que tanto Duhalde como la Alianza no responden a los intereses de los trabajadores. Pero consideran que aún la situación no estaría "madura" para impulsar la constitución de un Partido de Trabajadores, razón por la cual algunos de ellos terminarán apoyando al PJ en las próximas elecciones.


 


Fernando Cuestas, secretario general de la Asociación Bancaria de Mar del Plata, declaró en una Mesa Redonda desarrollada en el local del Sindicato de Luz y Fuerza de dicha ciudad "que probablemente el movimiento obrero organizado optaría, en el 99, por Duhalde. Alegó para ello, entre otras cosas, la tradición peronista del movimiento sindical, justificada en la justicia social" (10).


 


En otra mesa, realizada esta vez en la UTN de Avellaneda, Néstor Calvo, secretario general de ATE Avellaneda, no coincidió con el planteamiento del PO sobre el agotamiento del peronismo: "el peronismo no está agotado, aún está muy arraigado" (11).


 


Lucho Giménez, delegado general de una gran empresa periodística, declaró también en una mesa redonda que se realizó en el Sindicato de los Molineros, en la Capital Federal: "a pesar de las denuncias que se le hacen al duhaldismo por su política antiobrera (voto a la reforma laboral, etc.), y contra las cuales yo lucho, yo voy a votar por él en el 99, porque desciendo de una familia peronista y mantengo esa tradición y sentimiento, no voy a dividir al peronismo".


 


Pero los trabajadores no votaron en el pasado al peronismo por "tradición" o "sentimiento". Según esta forma cómoda de razonar, son las ideas peronistas de las masas las que determinan la realidad. Pero es al revés: es la realidad, las condiciones de existencia actuales y anteriores las que determinaron la conciencia, las ideas y la organización de las masas trabajadoras.


 


En realidad, las masas no votaron al peronismo por "tradición" o por "sentimiento" sino por su ilusión de que podía dar una salida política a la situación de crisis.


 


Un documento escrito por un dirigente de un sindicato del MTA reconoce que la caída de Alfonsín y el ascenso de Menem se dio en el marco de "un verdadero golpe de estado económico. Hiperinflación provocada, agotamiento de las reservas de divisas, corridas bancarias, todo ello acompañado de saqueos a supermercados (…) y como consecuencia de todo ello, pánico social generalizado. En otras palabras: un plan siniestro para provocar el alejamiento anticipado del gobierno y disciplinar a la sociedad de cara al futuro y a las exigencias del ajuste". Es decir se armó una salida a la crisis política.


 


Pero Duhalde no logra armar, hasta ahora, esa salida política. Antes de que pueda explotar la identidad peronista de las masas, el duhaldismo tendrá que armar una salida política, que es lo que no pudo hacer para las elecciones del 27 de octubre de 1997 cuando millones de trabajadores que se reclamaban peronistas no lo votaron.


 


Que el peronismo esté agotado no quiere decir que haya sido superado prácticamente. Para ello debe producirse todavía una revolución en la conciencia de las masas; hasta entonces, los explotados oscilarán entre los diferentes partidos patronales.


 


Muchos dirigentes y activistas gremiales peronistas reconocen que el gobierno de Menem es antiobrero y que Duhalde no constituye una alternativa. Pero plantean que es necesario "recuperar el peronismo".


 


Esto no es posible. Es cierto que el menemismo no es igual al peronismo de 1945, ni siquiera al de 1973. Pero es la evolución natural y lógica del movimiento nacionalista burgués. El cambio de las épocas y de las circunstancias no es en balde. Tampoco la burguesía nacional, clase cuyos intereses intenta representar el peronismo, es la misma hoy que en 1945.


 


La reconstrucción popular del peronismo es una ilusión, las mismas ilusiones se recrearon primero con el Frepaso en 1995, con la Alianza en octubre del 97 y luego con el duhaldismo. Contestando las declaraciones contra el modelo del gobernador bonaerense, el Centro de Estudios Socioeconómicos y Sindicales (CESS), ligado al MTA, dice que "hasta estos pronunciamientos de Duhalde sólo la Iglesia y el sindicalismo opositor… se habían animado a confrontar explícita y públicamente con el modelo" (12). Y deducía que "el rechazo del modelo, su crítica a partir de la idea de justicia social y de una distribución más justa del ingreso y de las oportunidades obligará a Duhalde a conformar un equipo económico coherente con tales postulados…". Planteaba que "la confrontación ideológica y doctrinaria abre la caja de Pandora en la interna peronista porque vuelve la hora de los militantes y los cuadros y decae el papel asumido hasta aquí por los punteros y los operadores (…) ¿puede el menemismo restringido a operadores profesionalizados soportar la movilización general y la disputa ideológica?". Pero rápidamente Duhalde se dedicó con su actividad a desmentir estos supuestos. El acto del 17 de octubre fue una movilización armada por "operadores profesionalizados" y no por militantes populares. Allí la masa fue arreada sin entusiasmo desde los planes Trabajar (¿la justicia social son 200 pesos, sin beneficios sociales, por 6/8 horas de trabajo?). Y allí Duhalde se encargó de reivindicar la paternidad del modelo menemo-cavallista. Encima Duhalde se entrevistó con Cavallo para tratar de forjar una alianza política. ¡Y su gabinete provincial está lleno de funcionarios cavallistas!


 


Para no caer presas de las ilusiones en demagogos antiobreros, es necesario que las organizaciones obreras rompan con los políticos y los partidos patronales y asuman la responsabilidad de crear una alternativa política obrera independiente.


 


En una Mesa Redonda realizada en el sindicato de los trabajadores judiciales de Neuquén, Julio Fuentes, secretario general de ATE y del CTA de Neuquén, planteó que "en el CTA hemos resuelto que en el 99 hay que debilitar a la expresión mayoritaria de los capitalistas, que es el peronismo. Lo que la audiencia interpretó como un apoyo a la Alianza" (13).


 


La CTA neuquina está tratando de organizar explícitamente una pata social (el llamado "Encuentro Social") dentro de la Alianza Ucr-Frepaso. Se trata de una versión empeorada del enfeudamiento de las organizaciones obreras de esta combativa provincia a la burguesía antiobrera. Esto fue lo que sucedió en el pasado (la CTA neuquina apoyó al dirigente del MPN, Sapag, quien, ya desde el gobierno, descargó violentos ataques contra los trabajadores). Los legisladores aliancistas neuquinos ya demostraron su vocación antiobrera en cada una de las grandes luchas que tuvo el movimiento obrero (lucha contra las reducciones salariales, de los desocupados, etc.).


 


Un delegado telefónico manifestó en una Mesa Redonda que se realizó en la sede de Foetra Capital: "hemos perdido todas nuestras conquistas por votar a Menem". El apoyo político que recibió Menem en 1989 le sirvió para reagrupar a la clase patronal, elaborar un plan y lanzar el mayor ataque capitalista que se conozca en la historia nacional (mayor que el de la dictadura misma).


 


Adónde va el MTA


 


Al finalizar la concentración que el miércoles 2 de setiembre del 98 realizó la Mesa de Enlace del CTA-MTA frente al Congreso, Hugo Moyano, secretario general del Sindicato de Camioneros, después de enterarse de que la Cámara de Diputados había aprobado la reforma laboral antiobrera con el voto de los duhaldistas, le dijo a la concurrencia que "esto lo van a pagar en las urnas". Desde abajo los trabajadores concentrados reclamaban "Paro, paro, paro. Paro general".


 


El PO sacó inmediatamente una "Carta Abierta a Hugo Moyano". "¿Ha querido usted decir, acaso, que la salida contra estos atropellos es votar en el 99 a la Alianza?" (14). Pero "la Alianza es, en lo que respecta al movimiento obrero, lo mismo o peor que Menem". La "Carta" agregaba "que (si) su planteo significa una mínima posibilidad de que usted pueda estar pensando en presentar candidatos de la clase obrera en todo el país. Esto sí que haría pagar caro a los negreros que votaron la ley laboral y tantas otras leyes antiobreras, como a sus cómplices que fingen oponerse".


 


Esta "Carta" fue debatida en amplios círculos de delegados y activistas del movimiento obrero. Fue votada favorablemente por el Congreso del Sindicato de Trabajadores de Balizantes y Dragado.


 


Pero el MTA se orienta en otro sentido. Palacios, secretario general de la UTA, declaraba que la pretensión del MTA era "discutir el capítulo socio-económico" de la Carta Aliancista (15), para luego pasar a fogonear la candidatura de Bancalari, ministro de gobierno de Duhalde, a la gobernación.


 


En el último Congreso de las cúpulas del MTA (20/11/98) se aprobó una "Convocatoria" y una "Propuesta", pero no para que los trabajadores se conviertan en protagonistas de su destino político sino para plantearles "a todos los partidos políticos la postura de este sector del movimiento obrero en lo que respecta a las cuestiones sociales y económicas" (16). Palacios vuelve a repetir lo que ya hizo "como lo hicimos en congresos anteriores (del MTA) y entregamos a los candidatos en el año 97, y lo haremos en las presentes elecciones" convertirse en lobbysta de los partidos patronales. Palacios propugna abstener de toda intervención política independiente al movimiento obrero y dejar libertad de voto por alguna de las dos grandes coaliciones patronales.


 


El MTA propugna asimismo "un nuevo y amplio acuerdo político y socioeconómico" para lo cual reclama "el compromiso real de los empresarios a expandir la inversión y a crear puestos de trabajo, respetando la equidad en las relaciones laborales y la justicia social (…) Y solicitamos a las dirigencias políticas que se liberen de los microclimas e intereses electoralistas que empañan su visión de la realidad y se sumen a esta iniciativa".


 


La cúpula del MTA no ha entendido el carácter de la actual crisis. No se trata de que los capitalistas no quieran invertir sus capitales. Estos sobran y no saben dónde colocarlos. Van hacia la especulación en títulos, acciones, monedas, etc. porque no pueden colocarlos en ramas productivas, aunque las crisis bursátiles y financieras demuestran que incluso esta salida no va más.


 


La "Propuesta" de los "Trabajadores Argentinos" es tributaria del programa de la Alianza ya que se suma a sus reclamos de una política en favor de los argentinos exportadores, esto es del gran capital nacional y extranjero instalado en la Argentina (Ford, General Motors, etc.). Propugna "la promoción sostenida de las exportaciones por medio de la aplicación de políticas activas, reintegros pactados sobre metas y convenios de exportación específicos". Esto es una pila de multimillonarios subsidios que financiará el Estado, mejor dicho el conjunto del pueblo trabajador.


 


Respecto de las reivindicaciones de los trabajadores, propugna un plan que "evite cualquier riesgo inflacionario". El salario, por ejemplo, debe estar sometido "a una atenta sincronía entre recuperación de salario real e incremento de productividad. Por igual razón, las metas de recuperación del salario real pueden parecer modestas (entre 3 y 4% por semestre a lo largo de 6 semestres)". ¡Pero si hasta la llamada productividad ha caído bajo la guillotina de la crisis mundial! ¡Lo que se plantea ahora es bajar más los salarios!


 


Evidentemente, no será la conservadora burocracia que está hoy al frente de los sindicatos ni la de la oficialista CGT, ni la de las opositoras CTA y MTA proaliancistas y/o produhaldistas las que darán pasos para independizar al movimiento obrero de los partidos y el Estado patronales.


 


– IV –


 


Los devaluacionistas de la izquierda


 


El llamado Partido del Trabajo y del Pueblo (PTP) y su colateral el Partido Comunista Revolucionario (PCR) (o viceversa) considera que el principal problema nacional es "la convertibilidad" de la moneda (¡!). Propugna una "Reforma monetaria que transforme todas las deudas en moneda extranjera a moneda nacional, y otro tanto haga con los activos monetarios (depósitos bancarios, bonos, etc.)" (17). Esto es ni más, ni menos, que una variante de un nuevo "plan Bonex", significa la estatización de la deuda externa contraída por la burguesía nacional (estatización de deuda que, como hizo Cavallo al finalizar la dictadura, luego deberá pagar el pueblo trabajador).


 


Para esto dice el PCR-PTP "son necesarios otra política y otro gobierno". Un gobierno de la burguesía nacional progresista que "contaría con la participación de las organizaciones de los trabajadores y el pueblo" para "mantener un estricto control de cambios… (y)… la distribución de los créditos". Esa "sería la hora de la verdadera revolución productiva y el salariazo".


 


Para ello el Ptp-Pcr propugna un frente antimenemista "con amplios sectores de la Alianza y del peronismo" (18). "Tanto en el radicalismo como en el Frepaso hay sectores más opositores y dispuestos a la lucha social" (ídem) y es tras la búsqueda de un frente con ellos que los seudomaoístas se oponen con todas sus energías a la constitución de una alternativa obrera independiente.


 


– En el movimiento sindical son furgón de cola de la Mesa de Enlace del MTA-CTA, a la que embellecieron sistemáticamente, mientras ésta dejaba pasar la reforma laboral antiobrera.


 


– En el movimiento de la mujer se oponen contrarrevolucionariamente a que éste se estructure como una organización de combate por sus derechos. Han inventado la tesis de la horizontalidad de dicho movimiento, a piaccere de la burguesía que le teme mortalmente a la organización y lucha de las mujeres.


 


– En la ocupación general de colegios que realizaron los estudiantes secundarios de Neuquén contra la reforma educativa menemista, boicotearon activamente el movimiento de lucha porque era políticamente independiente de los partidos patronales.


 


Por su parte, la llamada Corriente Patria Libre (CPL) y el Peronismo que Resiste, que han constituido el llamado Frente de la Resistencia, han dado un paso más audaz. Plantean directamente en su llamado "Plan de Salvación Nacional": "sinceramiento del tipo de cambio", lo que sinceramente significa una devaluación monetaria. Es decir una clara medida antiobrera, porque significaría una nueva y drástica reducción salarial.


 


Este es un planteo que han comenzado a insinuar sectores de la gran burguesía para promover sus exportaciones.


 


La burguesía no se anima a levantar en forma directa aún este reclamo por el gran endeudamiento que tiene en dólares. Pero la CPL frente a esto tiene una solución crediticia y monetarista del tipo del PCR-PTP: "una financiación al endeudamiento interno en dólares en préstamos personales, hipotecarios y a la pequeña y mediana burguesía", o sea convertir en pesos la deuda privada en dólares. "Es decir que mientras que el consumidor (el trabajador) deberá sufrir la devaluación a pleno con el aumento correspondiente de los precios, el capitalista o el pequeño burgués endeudados serán rescatados por el Estado mediante la conversión de sus deudas en dólares a pesos devaluados (…) El planteo de devaluar el peso y rescatar a la burguesía endeudada constituye un aval anticipado que da el peronismo revolucionario a la salida que ya tienen en carpeta los capitalistas para el momento en que la crisis actual llegue a su punto más alto. Se trata, por lo tanto, de una descomunal concesión ideológica a la oligarquía capitalista argentina" (19).


 


La CPL propugna el "fortalecimiento del Banco Central, del Nación y demás banca pública", pero no la expropiación de la banca privada (ni siquiera de la extranjera); busca "el control" estatal "en áreas estratégicas como energía y telecomunicaciones", pero no la expropiación de las empresas privatizadas por el Estado sino sólo la "revisión de las privatizaciones". Y otras medidas en defensa de la industria nacional ("protección de la producción nacional", etc.). No lucha por la educación laica, lo cual es lógico desde el momento que espera formar el "frente de la resistencia" con "los grupos cristianos comprometidos con el pueblo", es decir sectores de la Iglesia y con "los compañeros y grupos que abandonan un Frepaso dócil con los que mandan".


 


Pero el que más lejos ha ido por este camino es el llamado Partido Humanista (PH), que, desde que su fundador Silo ha decidido volver a la Argentina, se ha vuelto cada vez más antiobrero.


 


En su Libro Naranja, bajo el título "¿Se puede salir de la convertibilidad?", el PH propone "modificar el tipo de cambio, adaptándolo a las necesidades del comercio exterior, lo que implicará una devaluación cercana al 100%" (!) (20). Esto es una clara medida contra la clase obrera "adaptada a las necesidades de comercio exterior", es decir de la burguesía exportadora. Lo cual el PH no se esfuerza en ocultar cuando señala en sus fundamentos que "las propuestas del PH incitan a desalinearse de la crisis general, poniendo sobre todo en marcha la productividad y la exportación…" (21). Su originalidad es ni más ni menos que una alineación con todas las burguesías mundiales que han sido golpeadas por "la crisis general", que han devaluado sus monedas estableciendo mejores condiciones de "productividad" (rebaja de salarios) y de "exportación" (competitividad con otras producciones nacionales).


 


Al igual que el resto de la izquierda monetarista, propugna una mayor intervención del Estado para proceder al salvataje de la burguesía nacional. Propone una "Banca Nacional sin Interés" para promover créditos para "el desarrollo". Que el Estado promueva "el uso de los abundantes recursos de gas natural, en lugar de petróleo, permitiendo tener con este último mayores saldos exportables" (más subsidios para los monopolios petrolero-gasíferos, en momentos en que éstos han cesado de invertir por la caída del precio mundial del petróleo). Y "reformular todas las privatizaciones de los servicios públicos, en el contexto de priorizar los intereses del público y de los trabajadores por encima del lucro empresarial", lo cual es verso, porque no plantea la anulación de las privatizaciones y su confiscación por el Estado, bajo control de los trabajadores.


 


Entre sus propuestas centrales, plantea que "los recursos del presupuesto destinados a Salud (incluidas Obras Sociales), Educación y Asistencia Social se distribuirán mediante métodos de pago directo" para evitar así la "intermediación" y la "corrupción". Pero no propone el aumento de dichos presupuestos, introduciendo así una nueva faceta del verso que la Alianza viene realizando en su lucha contra la corrupción.


 


Plantea en cambio, un proyecto humanista para asociar a los explotados con sus explotadores: instaurar el régimen de la "propiedad participada" que convierte a los trabajadores en accionistas (y que ya puso en marcha oportunamente el menemismo para hacer pasar las privatizaciones corrompiendo a las burocracias sindicales). Señala como modelo al yanqui, donde existen empresas con propiedad participada, en las que los obreros tienen acciones, y promete "incentivos crediticios y tributarios para las empresas que adopten el sistema" (22).


 


La burguesía industrial viene reclamando el planteo devaluacionista, en forma indirecta, cuando plantea que se le otorguen subsidios a las exportaciones y cuando reclama mayores aranceles a las importaciones de productos que compiten con lo que ella fabrica.


 


En sectores del MTA también preocupa la "salida del régimen de convertibilidad" a "través de la aplicación de un vasto conjunto de políticas económicas (cambiarias, arancelarias, fiscales, monetarias y financieras)" que planteen "la recuperación de grados de libertad perdidos (flexibilización cambiaria…)" (23). Recalde, asesor jurídico del MTA, se desespera por la inacción de los partidos patronales: "No pueden salir, no saben salir o no quieren salir de la convertibilidad" (24).


 


Lógicamente, con estos programas devaluacionistas, tributarios de la burguesía nacional, las corrientes de izquierda que venimos analizando se oponen a que la clase obrera presente una alternativa política independiente.


 


Algunos, como la CPL, porque pretenden formar un frente patriótico con la pequeñoburguesía y la (futura) burguesía patriótica, que se oponen a todo lo que sea clasismo de los trabajadores.


 


Otros, ante la impotencia, plantean… ¡votar en blanco!


 


El PCR-PTP, por ejemplo, ha llamado a votar en blanco en las elecciones que se realizaron en Córdoba el 20 de diciembre. Esto porque:


 


– el gobernador y candidato radical Mestre ordenó el desalojo de la ocupación de la Cervecería Córdoba.


 


– "De la Sota (el candidato peronista) no dio nunca una opinión sobre el cierre de la Cervecería" (25).


 


– y que "Acción por la República (el partido de Cavallo) apareció por la Cervecería durante la toma, en el Día del Niño, para dividir".


 


– De allí concluyen que como "todos habían acordado el desalojo (de la Cervecería) y todos ahora quieren apagar con las elecciones el odio en las fábricas, en los barrios y en el campo de Córdoba", el "PCR y el PTP definieron en este marco llamar a votar en blanco" (ídem).


 


Funes, el secretario general del PCR de Córdoba, remarca que "en estas elecciones no hay ninguna posibilidad de cambiar esta política" (26). ¡Si los partidos patronales no dan una salida, entonces no hay salida!


 


El votoblanquismo de las organizaciones nacionalistas no es sinónimo de lucha contra los partidos del régimen. Ruben Contesti, director de la nacionalista revista Línea (27), alienta dicho voto ("aumenta la abstención, el voto en blanco y otros mecanismos de repudio"). Considera que "la crisis actual obligará a las dirigencias a dar el debate, a discutir salidas" y que "no habrá hegemonía, cualquiera sea el resultado de las próximas elecciones" esta situación dará lugar a la formación "de un próximo gobierno de gran consenso y grandes mayorías" para lo cual hay que "plasmar una superestructura política de coalición que reúna las fuerzas heterogéneas que sean suficientes para dar el golpe de timón y sostener el rumbo". En otras palabras, su actual voto en blanco tiene en vista un gobierno de coalición Alianza-duhaldismo. El voto en blanco es claramente un intento porque la clase obrera no se estructure políticamente en forma independiente ante las clases dominantes.


 


– V –


 


La otra izquierda


 


Horas antes del cierre de listas para las elecciones de octubre del 97, el PC y el MST decidieron constituir la IU.


 


¿Que los decidió?


 


La constitución unas semanas antes de la Alianza entre la UCR y el Frepaso. "Una realidad existía antes del acuerdo UCR-Frepaso y otra muy distinta después del mismo", decía el PC (28). Para el PC, con la Alianza, "el Frepaso fue arrastrado a la posición de centroderecha… por lo que quedó más nítido aún el espacio que puede ocupar la izquierda" (29). Es ocupar "el espacio" de la centroizquierda.


 


El PC integró, financió y ayudó a desarrollar el Frente del Sur y el Frente Grande, hasta que el Chacho Alvarez y la Fernández Meijide decidieron expulsarlos.


 


El MST piensa en los mismos términos. "El resultado de las internas hará crecer el sector de desilusionados con la Alianza. Esto abre (nuevamente) un espacio que puede ser ganado por la izquierda si es capaz de unirse" (30).


 


La IU nació con la perspectiva de convertirse en el centroizquierda. Cuando la CTA realizó su Congreso en el Luna Park, para transformarse en Central Alternativa, el PC constituyó el Movimiento Político Sindical Liberación (MPSL), como su corriente sindical dentro de la CTA que se proponía "luchar por una Central Alternativa… que luche por construir un bloque social y político capaz de imponer el poder popular". Para el MPSL, el modelo de ese "bloque social y político" estaba en el que se había constituido "hacia mediados de 1994, cuando convergieron el crecimiento de las luchas… y el crecimiento electoral de una fuerza que nacía convocando a construir una alternativa real frente al modelo". Se refería al Frente Grande del Chacho Alvarez y la Fernández Meijide.


 


En esta perspectiva, el PC se ha integrado total e incondicionalmente a la dirección de De Gennaro (apoyó la política antiobrera llevada adelante por éste en la gran huelga minera de Río Turbio, etc.) y a su política centroizquierdista y divisionista del movimiento obrero. En su periódico (31), desarrolla una tesis en favor de la "paralelización" del movimiento sindical. Dice que, en 1945, el peronismo "desde arriba, paralelizó a muchos sindicatos" y que ahora se trata de promover una "paralelización desde abajo". Coincide plenamente con la diputada frepasista Mary Sánchez (y con la política aliancista) que hemos criticado más arriba, de división y atomización de las organizaciones obreras.


 


Pero Echegaray se encargó de confirmar plenamente esta orientación, en el acto de relanzamiento de IU el 2 de octubre pasado. Allí planteó la necesidad de constituir "un nuevo bloque alternativo popular, que debería tener distintos carriles:nacionalistas populares, de la teología de la liberación. Y llamó a que se constituyan sectores socialdemócratas y socialcristianos honestos para hacer una alianza con la izquierda-centro" (32).


 


Y como primer paso práctico de este "nuevo bloque alternativo popular", el PC propuso como candidato a gobernador para las elecciones del 20 de diciembre en Córdoba… a un intendente de un pequeño pueblo del sur de la Provincia, ex procesista y ex Ucedé. Como su candidatura no fue aceptada en gran parte por la protesta de sectores de la base de IU este hombre terminó declarando su apoyo electoral al peronista De la Sota.


 


El PC ha intervenido con todo también en el "Encuentro por un Nuevo Pensamiento". Allí hizo causa común con algunos intelectuales alianciastas, frepasistas y otros sin partido (ex izquierda) y dentro de las muchas ideas nuevas que encontraron "su limitación está dada todavía y seguramente no será eterna en cierta negación de los partidos y en la búsqueda de alternativas sólo desde lo social", nos dice el responsable sindical del PC, Mario Alderete (33). El nuevo pensamiento les enseña a los obreros que no deben intervenir en la política, ellos sólo deben dedicarse a lo social. Deben tener una actitud autónoma frente a la política que debe ser ejecutada por la centroizquierda aliancista.


 


-VI-


 


Conclusión


 


El movimiento obrero de conjunto se encuentra en una crisis final. La debacle proimperialista y antiobrera del peronismo ha dejado a la burocracia sin otro eje político que el prebendarismo imperialista (el Smata saca 20.000 dólares al mes de las patronales).


 


La crisis del movimiento sindical se evidencia también en la ruptura del monolitismo burocrático y en la constitución de la CTA primero y del MTA después.


 


Los sindicatos o se disuelven como tales (cosa que están discutiendo, por ejemplo, sectores de la burocracia de la Asociación Bancaria) para transformarse en mutuales, o son empujados a una vía de acción política para incidir en la legislación. Pero las direcciones burocráticas de la CTA, del MTA y de las 62 se alinean, si no detrás del decrépito menemismo, sí detrás de las antiobreras opciones del duhaldismo y/o de la Alianza.


 


Por su lado, la izquierda (devaluacionista) busca recrear una burguesía nacional progresista o antimperialista y se opone a estructurar una alternativa independiente de la clase obrera. Por ahora ante la inexistencia de esta burguesía gira en el vacío, aunque trabando los pasos hacia la independencia de clase que dan sectores de los trabajadores.


 


La izquierda tributaria del centroizquierda también afirma que no se puede construir dicha alternativa clasista porque "los dirigentes que se reclaman opositores como De Gennaro (CTA), o Moyano, Palacios (MTA) o el Perro Santillán (CCC) se vienen negando rotundamente a impulsar un partido de clase, de trabajadores. Por el contrario, varios de ellos dejan correr el apoyo a la Alianza, otros coquetean con Duhalde y el Perro propone un frente antimenemista. El MST, desde hace años, les viene proponiendo, pese a las grandes diferencias que tenemos, que encabecen un PT…" (34).


 


Pero la construcción de una alternativa política clasista no depende de la voluntad de los dirigentes burocráticos, ni de las combinaciones políticas superestructurales.


 


A pesar de todos estos bloqueos, toda la situación empuja en favor de que se produzca un reagrupamiento político obrero independiente. Todos los sectores arriba nombrados debaten al respecto.


 


Jorge Izquierdo, secretario general de los trabajadores judiciales de Neuquén, reconoció que "a la hora de discutir la organización política propia, muchos sectores se están planteando esta alternativa, cosa que se está discutiendo profundamente en la Federación Judicial y que también los trabajadores y dirigentes se lo están planteando en Neuquén" (35). Julio Fuentes, secretario general del CTA neuquino, también reconoció que "7 de cada 8 activistas sindicales que se reúnen, discuten la necesidad de la organización política propia" (36).


 


Es cierto que un Partido de la clase obrera no puede ser producto del voluntarismo de sectores activistas, pero sin esa voluntad organizada no se podrá desarrollar. La situación objetiva abona el terreno para dar pasos concretos en la creación de dicho Partido.


 


Esto no será sin embargo un resultado de amalgamas de activistas y corrientes sin programa; sino a través de una lucha en el seno de las organizaciones obreras para imponer dicho programa, para que éstas rompan con los partidos patronales. No se puede excluir que si la crisis se profundiza haya sectores burocráticos, hoy opuestos a la lucha por la independencia clasista, que se adapten demagógicamente a un rumbo independiente. Será un intento de bloquear las verdaderas tendencias en favor de la independencia clasista. Si la vanguardia obrera y marxista adopta una posición de lucha en favor de la independencia clasista estará en mejores condiciones de superar estas maniobras burocráticas. Para ello debe ponerse a la cabeza de la lucha de las masas con un programa de reivindicaciones y consignas transicionales capaces de orientar sus combates y de darles una perspectiva estratégica en la lucha por poner en pie al partido de la clase obrera e imponer un gobierno de los trabajadores.


 


A veces en forma ingenua, otras como excusa demagógica, se afirma que está bien el planteo de lucha por un Partido de la clase obrera, pero que éste debe ser "construido desde abajo". Este argumento tradicionalmente se ha transformado en un refugio para realizar una actividad estrechamente sindical y terminar declarando que "no están dadas las condiciones para una alternativa política". Pero ya Lenin, en el Qué Hacer explicó la importancia de tener un plan estratégico para construir el Partido de la clase obrera y poder enfrentar las presiones y maniobras del Estado burgués. "Construir el partido de la clase obrera desde arriba significa tomar la iniciativa política de plantear un programa clasista, organizar en torno de él un partido de la clase obrera y canalizar de manera independiente la lucha de los trabajadores" (37).


 


Esta tarea tendrá que enfrentar graves desafíos políticos. A fines del 99, habrá elecciones nacionales, y antes, provinciales. Es necesario enfrentar a los partidos patronales en todos los terrenos, incluido el electoral. Para ello se plantea la necesidad de formar listas en cada municipio y provincia compuesta por candidatos obreros independientes, integradas por compañeros de las organizaciones obreras locales.


 


El PO llama a todos los sectores del movimiento obrero para trabajar en común por una campaña para que las organizaciones obreras rompan con los partidos patronales, encaren la defensa de sus conquistas y la lucha por sus reivindicaciones y trabajen en favor de la constitución de una alternativa política independiente de la clase obrera. Convoca a los activistas, delegados, comisiones internas, comisiones directivas sindicales y a los partidos y grupos que se reclaman de izquierda a romper con los partidos patronales y a trabajar en común por este norte.


 


Llamamos a constituir, entre los compañeros que ya están de acuerdo, comités de base por empresa, gremio y/o localidad para impulsar esta perspectiva y encarar los graves problemas que tienen los desocupados, los trabajadores flexibilizados, las mujeres superexplotadas, los estudiantes amenazados por el arancelamiento.


 


Sólo conquistando su independencia de clase, podrá la clase obrera constituirse en caudillo de la movilización nacional de todos los explotados.


 

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