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¿Qué pasa en el Foro Social Mundial?


Afines de enero se realizará en Porto Alegre la sexta edición del Foro Social Mundial. Como nunca antes en su historia, para el Foro de este año se avizora una crisis.




Su realización en la ciudad que lo vio nacer en el año 2000 (y sede de cuatro de sus cinco ediciones) estuvo seriamente en duda como consecuencia de la derrota electoral del PT, que perdió la Intendencia que retenía desde hace 16 años. El ganador, el PPS, está formado por ex estalinistas, y al momento de las elecciones integraba el gabinete de Lula en el orden nacional. Las nuevas autoridades municipales, sin embargo, confirmaron rápidamente su realización, lo que revela que la derecha no es contradictoria con las tendencias políticas que dominan el Foro y, al mismo tiempo, que no está dispuesta a perderse los beneficios “turísticos” de la afluencia de decenas de miles de personas al evento.


 


Una perspectiva de crisis




El partido anfitrión –el PT de Brasil-  ha cumplido ya dos años de gobierno manifiestamente proimperialista y antiobrero. En los dos años de Gobierno del PT, los bancos tuvieron los mayores beneficios de toda la historia. El envío de tropas brasileñas a Haití es otra manifestación de la política proimperialista del PT.




El PT intentará obtener del FSM una cobertura “izquierdista” a esta política, con el respaldo de sus aliados latinoamericanos (el Frente Amplio Uruguayo, el Partido Socialista chileno, los “transversales” kirchneristas de Argentina).




Una serie de organizaciones caribeñas del Foro (de La Martinica, Guadalupe y Haití) han anunciado para noviembre próximo el primer encuentro del Foro Social del Caribe, pero no dicen una sola palabra contra la ocupación imperialista de Haití. Acaban de realizar en La Habana un encuentro preparatorio, con el patrocinio del Comité Cubano del FSM. El PT, por su parte, se ha transformado en el principal sostén de la Píate forme haitienne de Plaidoyer pour un Developement Alternatif, dirigida por Camille Chalmers; se trata de una organización haitiana “alterglobalísta” bancada por el imperialismo gálo (el PS y el PC de Francia apoyaron la invasión). Los “alterglobalistas” caribeños están a la derecha de los propios gobiernos que dicen criticar, porque el Caricom sigue negándose a reconocer al gobierno de Latortue, a casi un año de la invasión.




El Foro de Porto Alegre está organizado, entonces, por los ocupantes de Haití.




Cualquier pretensión de alinear en el respaldo a esta intervención proimperialista a las decenas de miles de activistas que concurrirán a Porto Alegre hará estallar la crisis que incuba el evento.


 


Europa, Europa




La llegada de Lula al gobierno significó una suerte de arribo al poder por parte del FSM. El ejercicio del gobierno delató el peso de sus tendencias proimperialistas. Esta es la razón de fondo de la crisis del movimiento “alterglobalizador”, que se viene manifestando de una manera cada vez más aguda, como se vio en el reciente Foro Social Europeo, reunido en Londres en octubre pasado.




El Foro londinense reunió a unas 25.000 personas, un número significativamente menor que en los anteriores encuentros. La marcha de clausura reunió a 70.000 manifestantes, muy lejos del millón de personas que manifestaron en Florencia en el 2002 o de las manifestaciones contra la guerra que tuvieron lugar en la propia Londres a comienzos de 2003. Los números de Londres pusieron en evidencia que el movimiento de los foros se reduce en forma gradual, particularmente en lo que respecta a la generación más joven de activistas.




No se trata, sin embargo, sólo de una declinación cuantitativa. En su balance del Foro londinense, la Liga Comunista Revolucionaria -sección francesa del llamado Secretariado Unificado y una de las principales promotoras del encuentro- debe reconocer que “no hubo una real asamblea de mujeres, que fue el gran éxito en Saint-Denis (París) el año pasado” y que “los desocupados y los trabajadores temporarios y con contrato basura fueron marginalizados” (International Viewpoint, diciembre de 2004). Es decir que los más oprimidos estuvieron ausentes del Foro.




En el Foro londinense chocaron dos tendencias políticas que venían actuando de común acuerdo desde hace un tiempo: el Socialist Workers Party de Gran Bretaña y la ONG francesa Atine, respaldada por la LCR. El SWP fue respaldado por Kevin Livingston, intendente londinense y miembro del partido de Blair -el “financista” del Foro-, y por la Asociación de Musulmanes de Gran Bretaña y los liberales pacifistas británicos. Fausto Bertinotti y el Partido de la Refundación Comunista de Italia jugaron un papel de “centro” componedor.




“Los británicos le dan prioridad a la lucha contra las guerras imperialistas en Medio Oriente y Asia Central, mientras los franceses, sobre todo los de Attac, se oponen a tal orientación aduciendo que subestima los problemas sociales y la ‘lucha por una Europa social y democrática’. No es ninguna casualidad que Bernard Cas-sen, el antiguo presidente de Attac y todavía su ‘eminencia gris’, se haya opuesto a la decisión histórica, tomada en Florencia, de organizar el 15 de febrero de 2003 la primera manifestación anti-bélica mundial simultánea, contra la inminente guerra en Irak. Pero mientras el SWP británico le da un fuerte énfasis a la cuestión de la guerra, subestima los problemas sociales, separándolos de la lucha contra la guerra, obviamente para no irritar a sus aliados locales como el diputado ex-laborista Galloway, el alcalde Livingston, otros socialdemócratas y, sobre todo, la dirección burguesa de la Asociación Musulmana Británica” (Savas Matsas, “El Foro Social Europeo en Londres: ¿El final del camino?”, Prensa Obrera, 11/11/04).




La tensión entre ambos bloques dio lugar a una serie de incidentes escandalosos. El más agudo fue el fracasado intento del SWP de imponer como orador invitado a Subhi Al Mas-hadani, de la Federación Sindical Iraquí, colaborador del primer ministro del gobierno títere de Bagdad, lo cual es una forma extraña de poner el eje en la lucha contra la ocupación imperialista de Irak. El otro incidente se produjo ante el intento de organizar una conferencia paga del intendente Livingston, encima al exorbitante costo de 20 libras la entrada.




Estas bochornosas posiciones políticas no pudieron ser encubiertas en la ecléctica “declaración final”, trabajosamente redactada a puertas cerradas. “El texto del acuerdo de Londres no desafía en ninguna parte a la Unión Europea; sólo intenta presentar la utopía abstracta y reaccionaria de una Europa capitalista reformada, ‘social y democrática’. Con relación a Medio Oriente, y a pesar de la retórica islamófila, pro-árabe, pro-Palestina del SWP, la convocatoria declara que los ‘iraquíes son prisioneros de la guerra y el terror’, condenando tanto la barbarie de la ocupación imperialista como la lucha armada de la resistencia iraquí. Apoya ‘los movimientos palestinos e israelíes que pelean por una paz justa y duradera’ y se refiere a la autoridad de la Corte Internacional de la ONU y al ‘voto unánime de los países europeos en la Asamblea General de la ONU’ para legitimar ‘el llamado a que termine la ocupación israelí y que se desmantele el muro del apartheid’. En otras palabras, no sólo un reconocimiento oficial del Estado de Israel y el rechazo a cualquier idea de una república democrática, laica y socialista en todo el territorio histórico de Palestina donde judíos y árabes vivan juntos, sino que promueve desvergonzadamente Ion objetiven do Ion imperialistas europeos en Medio Oriente, encubriendo su hipocresía pro-árabe y dándole legitimidad a la moribunda ‘cocina de los ladrones’ imperialista, las Naciones Unidas y todos sus organismos, cortes y asambleas. Con tales políticas proimperialistas, el copamiento del movimiento antiglobalización por las direcciones del Foro sólo puede generar confusión y desorientación. Entonces los incidentes no son accidentales” (Savas Matsas, ídem).




Lo ocurrido en Londres confirma la caracterización que efectúa el borrador de tesis programáticas de la IV Internacional, que fue aprobada en Buenos Aires en abril de 2004.




“El ‘alterglobal’ se caracteriza a sí mismo como movimientista (‘movimiento de movimientos’), es decir que se opone a la construcción de un partido internacional, y más aún si es clasista. O sea que carece de un planteo de poder y evita los medios para luchar por el poder y los combate con encarnizamiento. Es funcional al poder capitalista establecido. Confiesa, de este modo, que se niega a jugar un papel independiente en la crisis mundial y que no podrá intervenir en ella sino de un modo empírico y circunstancial. El ’alterglobal’ niega resueltamente la posibilidad de las situaciones revolucionarias que son engendradas por la descomposición del capitalismo.



Denuncia las tentativas de convertirlas en revoluciones y en la vía histórica para la toma del poder por la clase obrera. Su ala ‘trotskista’ (SU) añade, de su propia cosecha, que la época revolucionaria mundial iniciada con la revolución de octubre ha concluido. Este planteo viene del eurocomunismo, en 1970, y antes de él de la teoría del ‘socialismo en un solo país’. Sin embargo, aún en un período de restauración del capitalismo, de retroceso de la conciencia de clase y de la pérdida de conquistas históricas cuya obtención marcó una larga época del proletariado mundial, las contradicciones insalvables del capital llevan a la creación de situaciones revolucionarias, que sólo pueden ser resueltas en forma favorable para la clase obrera si son transformadas en revoluciones proletarias y en el cuadro para la conquista del poder por los trabajadores y para el establecimiento de la dictadura del proletariado en el plano mundial”. (Tesis Programáticas para la IV Internacional, abril 2004.)


 

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