La nueva tendencia de la clase obrera norteamericana


Ford, Delphi, trabajadores del transporte de Nueva York


Los trabajadores de Ford se están organizando para exigir el recuento de los votos en la reciente votación sobre la reforma temporal del régimen de cotización de los trabajadores para los seguros médicos. La dirección de la UAW (el sindicato automotriz, según sus iniciales en inglés) se adjudicó una leve aprobación del 51% en esa votación. Según muchos de los participantes, este resultado habría sido la consecuencia de diversas irregularidades (Detroit Free Press, 24/12). Los trabajadores han presentado una demanda judicial para impedir la aprobación del acuerdo de UAW-Ford. El mismo acuerdo fue “aprobado” por un voto del 61% en la GM en noviembre. Sin embargo, hay indicios de que los jubilados se están organizando para pedir a los tribunales que no se aplique el aumento la cotización para el seguro médico. Y el acuerdo puede muy bien darse vuelta y ser rechazado por los trabajadores de Chrysler-Daimler.


Estos detalles y otros que comienzan a emerger a fines del año pasado y a comienzos de 2006 demuestran que estamos en la presencia de una rebelión creciente de la clase obrera de los Estados Unidos.


 


Asumiendo que los cargos del fraude son verdaderos, resulta claro que la dirección del sindicato está siendo aplastada como una uva en una prensa de vino. Por un lado, procura acomodarse a las demandas desesperadas de las empresas (que se encuentran al borde de la bancarrota) de recortar salarios y beneficios sociales de los trabajadores y, de hecho, para recortar toda la industria.


 


Por otro lado, las bases se le oponen en franca rebelión. Con toda la presión, los burócratas sindicales de la Ford pudieron haber llevado a votar -mediante numerosas irregularidades- a todo el que estuviera dispuesto a aprobar al acuerdo. ¡Pero todo lo que pudieron conseguir fue el 51%! Eso significa que, a pesar de la presión de la burocracia, la oposición al aumento de las cotizaciones al seguro médico fue enorme en muchas plantas y secciones. De hecho, en el artículo de DFP citado arriba, Mike, un miembro del local 879 del UAW en el SaintLouis, dijo que “su planta rechazó el reparto por un margen amplio”.


 


Incluso sin fraude, el voto sería histórico: ¿cuándo ha sido tan poderosa la oposición a la burocracia en la AFL-CIO como para disputarle los votos con un margen tan estrecho del 51-49%? Eso significa que, en cualquier votación próxima, los resultados podrían invertirse fácilmente, tanto en relación a los planes de salud como a cualquier otra cuestión.


 


Esta es la razón por la cual la gran prensa ya está diciendo que “las próximas consultas plantean inquietudes sobre si la Chrysler… conseguirá que sus trabajadores sindicalizados aprueben un acuerdo similar para recortar sus propios beneficios sociales.”


 


Esta presión ya ha provocado fisuras dentro de la propia burocracia; de hecho, esto ya se puede ver en el caso del todavía no resuelto conflicto del tránsito de Nueva York. Dos miembros del Consejo del Local 100 de TWU votaron no sólo contra el levantamiento de la huelga, sino que también organizaron una conferencia de prensa en Union Square el pasado 2 de enero: “El lunes, miembros de una fracción disidente del Local 100 de la Unión de Trabajadores del Transporte llamaron a los trabajadores a votar contra el acuerdo tentativo que puso fin a la huelga del mes pasado, diciendo que estuvieron en desacuerdo con pagar por el seguro médico y que no habían sido informados acerca de un acuerdo paralelo referente a los fondos de jubilación. El ‘acuerdo sobre el contrato colectivo sirve el interés de la Autoridad Metropolitana de Tránsito y no al de nuestros miembros’, dijo Ainsley Stewart, miembro del consejo de dirección de la Unión en una conferencia de prensa cerca de parque Union Square. Esta es la mayor retirada en la historia de la Unión del Transporte. No podemos permitir que suceda’, dijo John Mooney, otro miembro del consejo de dirección” (AP, 3/1). Roger Toussaint, del Local 100 de TWU, está intentando desesperadamente mantener el acuerdo que firmó con la AMT, y ha estado denunciando públicamente a los propios miembros del Consejo que se oponen a firmarlo como “unos pocos individuos rompehuelgas… que trabajan mano a mano con el MTA.” Mientras tanto, como se ha señalado en la última edición de El Obrero Internacional, los trabajadores de Delphi continúan a todo vapor con sus planes para cercar con un piquete la Muestra Internacional del Automóvil, el próximo domingo 8 de enero, un esfuerzo al que se opone la burocracia de UAW, y que implica, además, un nivel cada vez mayor de organización. Las reuniones se están celebrando en varios estados. Se están organizando caravanas de ómnibus y autos.


 


Está en curso un movimiento que refleja un humor independiente, de lucha, de la clase obrera de los Estados Unidos, un humor que no existe en el vacío. Las quiebras y bancarrotas de la clase capitalista, que intenta recortar industrias enteras, llega en las vísperas de enormes quiebras similares: de una manera cada vez más y más prominente pesan en la crisis política de los Estados Unidos el completo empantanamiento de las fuerzas norteamericanas en Irak, y la miseria infligida por un gobierno incompetente, miserable y racista luego del desastre del huracán Katrina. Para los trabajadores norteamericanos no hay dudas acerca de que se están siendo gobernados, dentro y fuera del lugar de trabajo, por criminales y delincuentes. El nuevo elemento es que están percibiendo, de una manera creciente, a la burocracia como criminales y delincuentes débiles, a los que se pueden oponer mediante una organización resuelta.


 

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