Malvinas: Epitafio


POLÍTICA OBRERA Y LA GUERRA DE LAS MALVINAS


 


Las organizaciones que se reivindican del trotskismo y de la IV Internacional, de Gran Bretaña, tenían (¡ni falta hace decirlo!) una responsabilidad tremenda ante la guerra de Las Malvinas: practicar el internacionalismo proletario contra el chauvinismo imperialista de la metrópoli, y esto sólo podía hacerse defendiendo incondicionalmente la totalidad de la causa argentina. Lamentablemente, una de las organizaciones de las que se podía esperar más en este sentido encabezó por varios cuerpos el pelotón de los que capitularon ante el nacionalismo de su propio país. Nos referimos al grupo "Socialist Organiser Alliance” que, curiosamente, se plantea la reconstrucción de la IV Internacional. A esta organización no se le ocurrió, ni más ni menos, (y en realidad fue toda una “ocurrencia") que proclamar, contra Thatcher y Galtieri, la autodeterminación de los kelpers, exactamente la posición oficial del ministerio de RR. EE. de su graciosísima majestad!!!!


 


Una diferencia de principios


 


Para el “Socialist Organiser Alliance" (exWorker Socialist League-WSL) no hubo una guerra de carácter imperialista contra Argentina. En su periódico, el “Socialist Organiser", se sostuvo que "Argentina no es una gran potencia imperialista como Gran Bretaña, pero de su lado también la guerra continúa siendo reaccionaria nacional e internacionalmente” (S.O., 27/5/82). Lo que se deduce de aquí es que, como el régimen de Galtieri es “un pilar del control capitalista e imperialista" en la región, el carácter de la guerra no se deriva de la rigurosa caracterización de los países en disputa, opresores y oprimidos, sino del carácter de sus regímenes. ¿Tenemos que concluir de aquí que si al frente del Estado británico hubieran estado los laboristas, "S.O." se hubiera lanzado a la calle a apoyar a la flota? Es precisamente el carácter de los regímenes en disputa lo que aquí no tiene nada que ver, porque la Thatcher no se lanzó a la guerra, como dijo, para acabar con una dictadura, sino para aplastar la tímida independencia del país dirigido por esa dictadura. Borrar la distinción entre las naciones y suplantarla por la de los regímenes nos lleva al puro subjetivismo, y las relaciones internacionales entre los Estados quedan privadas de su base clasista. Ya Trotsky alertó contra esta caprichosa caracterización, insistiendo en no dejarse atrapar por la envoltura sino analizar los fenómenos desde el punto de vista de la lucha de clases internacional. La línea divisoria fundamental de los Estados y naciones modernas es que algunos países son imperialistas y otros sus víctimas, esto con independencia de quien se encuentre al frente de estos últimos. El singular criterio de “s.o.” nos llevaría muy lejos: a negar el carácter obrero de los Estados dominados por la burocracia, ya que ésta es proimperialista.


 


Es una evidencia que Galtieri ocupó las islas con el objetivo de potenciar a la dictadura y burguesía argentinas en la estrategia global del imperialismo en la región y todo el continente y en la crisis política interna. Por esta razón, Política Obrera no apoyó la ocupación de las islas y denunció su propósito de negociación con el imperialismo. Pero este objetivo de del C. C. de Política Obrera (Argentina) la Junta Militar fracasó y la ocupación de las islas por las tropas argentinas dio lugar a una guerra contra un bloque de naciones imperialistas.


“Socialist Organiser” (nro. 83) cae en la superficialidad de decir que "la guerra es para salvar la cara y el prestigio de la Thatcher”’ (6/5/82). Pero, ¿qué representa la Thatcher?: Al imperialismo británico. ¿O ahora es propio de marxistas explicar las guerras por el tamaño de la nariz de los gobernantes? El hecho es que desde 1833 el imperialismo inglés, bajo toda gama de gobiernos, defendió la posesión colonial de las islas. Y en esta guerra, los laboristas, no sólo no hicieron la oposición parlamentaria a la Thatcher, sino que no titubearon en alinear-se con la Margareth y su burguesía contra Argentina.


 


Seguramente, a “S.O.” su planteo le debe haber provocado hondos “remordimientos" porque en su número 81 dicen que "si el conflicto va tan lejos que las fuerzas militares británicas atacan a Argentina (el continente, aclaración nuestra) deberíamos apoyar el legítimo derecho de Argentina a defenderse” (22/4/82).


 


Está claro que para "S.O.”, Las Malvinas (que junto con el imperialismo británico "S.O,” denomina ¡Falklands!) no son argentinas, es decir, que son británicas (porque los kelpers no son, ni pueden ser, ni quieren ser, una nación, y en su mayoría son empleados de una compañía colonial). Pero los preciosismos geográficos de “S.O.” no se sostienen en pie: la guerra de la flota fue contra la nación argentina: bloqueo económico y militar, armas nucleares, planteos de bombardear el continente. Con su planteo sobre el continente, "S.O.” delata su apoyo para recuperar el archipiélago. El General Belgrano fue hundido fuera de la zona de exclusión!


 


Pero, preguntamos, ¿por qué es legítimo defender a Argentina de un ataque inglés al continente si la guerra, según "S.O.” “es reaccionaria de ambos lados”? ¿O será que Galtieri sólo sería proimperialista respecto de Las Malvinas y no en el continente?


 


Aquí, "S.O.” se tuvo que apresurar a elaborar teórica-mente un artificio: la autodeterminación de los falklanders. Las islas no serían ni británicas ni argentinas sino de los falklanders que "son los primeros en sufrir” de esta guerra (“S.O.” 15/4/82). La guerra habría sido una disputa territorial por determinar quién continuaría oprimiendo a los isleños, (imperialismo argentino), cuando éstos son “una distintiva comunidad hace 150 años, que no desplazó a nadie ni oprime a ninguna otra comunidad” (“S.O.”, nro. 83, 6/5/82). Con esta argumentación "S.O.” planteó el retiro de todas las tropas de las islas y que se reconozca el derecho de los Falklanders a decidir su propio futuro (“S.O.” nro. 79, 15/4/82).


 


Dejemos de lado el hecho de que "S.O.” se acordó de plantear el retiro de todas las tropas de las islas sólo cuando estaban las argentinas, porque con anterioridad al 2 de abril no planteó el retiro de las tropas británicas. ¿Cuál es el significado real de que los falklanders decidan su futuro? El mismo por el cual fue enviada la flota: la restitución colonial británica. Y esto porque el único “distintivo” de los falklanders es que son un asentamiento colonial británico: de ahí que su autodeterminación sea formar parte del Imperio Británico. Nosotros estamos por la autodeterminación de los pueblos como un aspecto de la lucha contra el imperialismo. Pero es un absurdo total plantear la autodeterminación de los colonos imperialistas.


 


Si ‘‘S.O.'’ se hubiera puesto a pensar un poco, vería que para suplantar a Gran Bretaña en la opresión a los kelpers, Argentina hubiera debido expropiar a la Coplite, virtual propietaria de las islas. Pero en lo que siempre hubo acuerdo entre la dictadura argentina y el imperialismo fue en no tocar los intereses británicos. "S.O.” habla de "autodeterminación” pero no de independencia de los kelpers, y esto no es de poca importancia, pues la autodeterminación es el derecho a decidir y no la exigencia a emanciparse, y ya se sabe que la decisión de los kelpers es la corona británica. Ni qué decir que si se independizaran realmente, Las Malvinas acabarían en manos argentinas, porque no son económicamente viables. Demás está decir que es falso que los falklanders no son el resultado del desplazamiento de nadie. Las islas fueron arrebatadas por los ingleses en 1833 por la fuerza y son un componente de la opresión imperialista (presión militar) sobre Argentina.


 


Socialist Organiser y el laborismo


 


Es sabido que los líderes laboristas se alinearon en la guerra con su imperialismo lo que, insistimos, desmiente una vez más la afirmación de "S.O.” de que estábamos frente a una "guerra de los Tories” (conservadores). La llamada izquierda laborista, representada por Tony Benn, se opuso al envío de la flota pero apoyó las sanciones económicas contra Argentina y la resolución 502 de la ONU. Expresó una de las posiciones del imperialismo aquella que buscaba un arreglo semicolonial entre la Junta Militar y el imperialismo mundial.


En la práctica, "S.O." estuvo detrás de esta fracción laborista. Es así que en "S.O.”; (nro. 83, 6/5/82) se llegó a sostener, increíblemente, lo siguiente: "El reclamo está creciendo desde el movimiento laborista en favor de negociaciones en lugar de guerra. Michael Foot (líder laborista) rechazó la invitación de Thatcher de conversaciones privadas sobre la guerra. Toda disociación de los Tories y toda campaña por la vuelta de la flota debe ser apoyada. Y mejor que Thatcher y Galtieri traten sus disputas por medio de negociaciones que por guerra”


 


Que Galtieri y Thatcher negocien es sostener: a) que las masas argentinas e inglesas deben alinearse detrás de sus regímenes; b) que negociando, Galtieri y Thatcher podrían acordar una solución justa, esto es, antiimperialista; c) que el imperialismo puede dejar de ser lo que es, una máquina de guerra y opresión contra los pueblos coloniales y semicoloniales; d) que la burguesía imperialista puede ser convencida de que la guerra es una cosa mala y que las disputas pueden resolverse pacíficamente. Por último, "S.O.” presenta a los líderes laboritas como opuestos, aunque sea tímidamente, a la guerra cuando fueron el principal factor de propaganda chauvinista entre las masas.


 


En definitiva, “S.O." planteó la "superación” de la guerra por medio de una nueva alianza del capitalismo imperialista inglés con la burguesía argentina, porque no otra cosa puede significar que Galtieri y Thatcher negocien. El superrevolucionarismo de palabra de "Ni Thatcher ni Galtieri” en la práctica era “Por Thatcher y por Galtieri”.


 


Desde el punto de vista práctico era necesario en Inglaterra realizar acciones de movilización y buscar el frente único por el retiro de la flota inglesa del Atlántico Sur. Pero para que esa política fuese consistente y se encuadrara en una perspectiva revolucionaria, había que delimitarse de las posiciones de la izquierda laborista porque éstas se alineaban en la defensa de los intereses globales de su imperialismo.


 


Por todo esto es un misterio entender por qué "S.O.” a' firma que habría desplegado una campaña política de derrotismo revolucionario en Inglaterra, esto es que lucharon por *a derrota de su burguesía.


 


Más aún. Cuando se produjo la derrota Argentina, “S.O-' planteó que había que "luchar contra todo intento de continuar la diversión por cualesquiera de ambos lados" (nro. 8“ 17/6/82). ¡Sensacional! Como la "diversión” sólo podía venir del lado argentino, porque las tropas británicas ya habían tomado las islas, el planteo de "S.O.” no podía significar otra cosa que Argentina firmara incondicionalmente la rendición lo que era el planteo del imperialismo angloyanqui), Poniendo fin a la "división”. Esto es: por la rendición total y completa. N logramos entender por qué "S.O.” se empeña en llamar a este derrotismo revolucionario? Pero, además, ¿dónde quedó el planteo de que se retiren todas las tropas, ahora que sólo estaban las británicas? Por todos lados, el planteamiento de ‘‘S.O. conduce a defender la posesión británica de las islas. ¡Repetimos: si hasta cuando mencionan las islas las llaman "Falklands”!


 


Socialist Organiser y la "Unión Nacional" con Galtieri


 


El argumento "fuerte” de "S.O.” era que pronuncia^ y activar por la victoria argentina significaba una política de unión nacional con la Junta Militar. Típico razonamiento de la izquierda de los países imperialistas: les preocupa tanto la unión nacional en las colonias que aconsejan unirse al imperialismo "democrático”.


 


Ni qué decir que el planteo de "S.O.” es una tontería: si apoyar incondicionalmente la causa nacional lleva a la unión nacional, toda la lucha democrática del proletariado se revela como proburguesa, que es lo que siempre sostuvo el sectarismo bordiguista. La causa nacional se puede oponer (hay que oponerla) a la burguesía. Este es el abe del "transitional program”.


 


Si los trotskistas se abstienen de participar en la lucha contra el imperialismo (y participar significa formular el programa y los métodos para que esa lucha sea real y efectiva) v más aún cuando esta lucha se eleva al nivel de una guerra por lo que envuelve a la nación en su conjunto, si los revoluciona ríos hacen eso, la burguesía cuenta con las manos libres para la manipulación de las masas, presentándose como la abanderada de la lucha contra el imperialismo.


 


La "unión nacional” no era luchar por la victoria argentina sino abstenerse de toda movilización independiente de las masas en nombre de la lucha nacional: no desarrollar un pro-grama (expropiación del imperialismo, armamento de las masas, etc.) para colocar al proletariado en la conducción política y efectiva de la guerra; era confiar en que el Ejército argentino, con su dirección natural, podría derrotar a la flota.


 


La política de “unión nacional” existió y eso se debió al rol de la burocracia sindical y el stalinismo que se opusieron a movilizar a las masas y se colocaron detrás de la dictadura (apoyo a la manifestación convocada por la dictadura el 10 de abril, negativa a convocar a acciones propias, etc.).


 


Para "S.O.”, una victoria argentina hubiera fortalecido a la dictadura y coronado con éxito su maniobra de unión nacional ("S.O.” nro. 89, 17/6/82). Está claro que estaban con la flota. Este argumento ha sido el caballito de las posturas "ultraizquierdistas”. Pero ni se han puesto a pensar que la victoria británica ha reforzado el arbitraje del imperialismo mundial ante la dictadura en crisis.


 


Si “S.O.” piensa que una victoria argentina contra el imperialismo hubiera fortalecido a la dictadura, significa que no sabe que es la dictadura desde un punto de vista de clase: la agencia (nacional más directa del imperialismo. Una victoria hubiera sido solo posible como resultado de una ruptura con el Imperialismo y hubiera llevado al extremo la crisis con éste. ¡Cómo puede esto fortalecer a la dictadura! Indudablemente, todo dependerá cómo el proletariado aproveche esa crisis, pero ni qué decir que se le presenta una nueva situación, mucho más “aprovechable”.


 


Las condiciones que, en la actualidad, están favoreciendo la causa de la democracia y del proletariado en Argentina, no son las que resulta de la victoria inglesa,  sino de la incapacidad de éste y de sus agentes para cerrar la crisis abierta con Las Malvinas. Y esta incapacidad crecerá con la creciente movilización obrera.


 


“S.O.” está tan empantanada en el nacionalismo que ni sospecha el nivel de su bancarrota. Así señala que la consecuencia de la derrota argentina es que los militares son “menos capaces de intervenir en política por un cierto período y quizás por un largo tiempo”. ¡Curiosos, estos trotskistas ingleses! Su preocupación por el debilitamiento de la dictadura no tiene límites, pero no parece que les ocurra lo mismo con el fortalecimiento de la Thatcher contra el proletariado*británico y el pueblo irlandés, que es el resultado de la derrota argentina.


Preguntamos a "S.O.”: ¿tienen la más remota sospecha de por qué la derrota debilitó a la dictadura argentina? Claro que no. Ese debilitamiento es porque las masas argentinas la acusan de complicidad con la flota y el Departamento de Estado en la pérdida de la soberanía nacional. Sin esta aguda conciencia antiimperialista de nuestras masas, Galtieri hubiera negociado con la Thatcher (según los consejos de “S.O.”) y se hubiera fortalecido. Si el pueblo argentino se hubiera identificado con el programa de “S.O.” (negociaciones), programa, por otra parte, de Haig, Perez de Cuellar, el Papa, la mayoría del alto mando y de la burguesía nacional, hubiéramos tenido una dictadura para rato. Con su reclamo de aplastar a la flota el pueblo argentino se separó, precisamente, de la dictadura, y la condenó a muerte… con victoria, derrota o negociación (que fue lo que previmos 48 horas después del 2 de abril, como puede leerse en PO nro. 328 y que se publica en este número de Internacionalismo.


 


La derrota de Las Malvinas fue la forma en que estalló la crisis de la dictadura, puesto que ésta estaba en bancarrota antes del 2 de abril. En PO 327 (2/3/82) señalamos que “el gobierno de Galtieri está acabado” y que "Galtieri habrá de terminar peor que Viola”. Lo que permitió que esta crisis no se resolviese como un golpe palaciego más fue la intervención de masas en la caída de Galtieri (15 de junio). "S.O.” dice que debido a la derrota argentina "ahora hay desórdenes en Buenos Aires” (se refiere precisamente a la manifestación del 15 de junio) pero los manifestantes salieron a la calle no a saludar la derrota argentina o a agradecerle a Thatcher los "servicios prestados” sino a acusar a la dictadura por su traición, engaños y mentiras.


 


Por Julio N. Magri


 


 

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