Las naciones devastadas por el tsunami que despidió el año 2004 estaban ya entre las más castigadas del mundo colonial y semicolonial -paraísos del turismo sexual, del tráfico de niños, etc. Las organizaciones humanitarias estiman que las 150 mil muertes ya confirmadas, especialmente en Indonesia, Sri Lanka, la India y Tailandia se multiplicarán varias veces por las epidemias, las enfermedades y el hambre. En tres de estos países luchan poderosos movimientos rebeldes y hay guerras civiles. Dos días después de la tragedia, los rebeldes de la provincia de Aceh, en Indonesia -donde hay casi 100 mil muertos y otros varios cientos de miles que perdieron todo-denunciaron que el ejército proseguía sus operaciones militares de represión. En la era de la tecnología de la información, no se había hecho nada para alertar sobre la aparición del cataclismo, con una inversión relativamente menor. Sí ha prosperado la tala desmedida de los bosques, grandes pulmones del planeta, que hace la delicia de los grandes monopolios madereros. Lo más grave son las medidas político-militares que se han puesto en marcha después del cataclismo. "La ayuda dispensada a las víctimas por los EE.UU, relata Le Monde (7/1) se acompaña de objetivos políticos”. En medio del odio generalizado a la carnicería imperialista en Irak, los yanquis pretenden revenirlo mediante la “ayuda” a las naciones musulmanas afectadas (Indonesia es la mayor de ellas). Pero los propios asesores imperialistas se muestran "escépticos”.
Las consecuencias podrían ser “desastrosas", le dijo a Le Monde, “Sydney Jones, uno de los responsables del Grupo Internacional de Crisis”.