La Unidad Popular de Chile – Cuadernos GER

Presentamos a continuaciĆ³n las recuperaciones de archivo sobre los folletos de formaciĆ³n polĆ­tica ā€œGERā€ destinados al proceso de la Unidad Popular de Chile. TambiĆ©n aƱadimos la publicaciĆ³n de la revista En Defensa del Marxismo en torno al balance del MIR chileno.

El gobierno de la Unidad Popular de Chile presidido por Salvador Alende desde su asunciĆ³n en 1970 hasta su derrocamiento el 11 de septiembre de 1973 es el paradigma de los llamados frentes populares, un caso tĆ­pico de los mismos, en el sentido de que es una radiografĆ­a de sus mĆ©todos y sus mecanismos para desarmar polĆ­ticamente a la clase obrera, sometiĆ©ndola al estado capitalista y sus instituciones.

El mĆ©rito del folleto estĆ” constituido porque coloca al proceso polĆ­tico de ese frente de colaboraciĆ³n de clases bajo una suerte de microscopio en el que la clase capitalista y la Unidad Popular se muestran desnudos en su rol liquidador consciente y deliberado de debilitamiento de la clase obrera, y muestra sin ambages el modo en que en las vĆ­speras de la asunciĆ³n de Allende los partidos de la burguesĆ­a chilena acuerdan con Ć©l, el rol de defensor del estado capitalista que estarĆ” llamado a jugar. Y en todo su transcurso, sea mediante la acciĆ³n de la CUT, dirigida por el stalinismo criollo, cuyo papel fue someter a las masas a la defensa del estado capitalista o por la vĆ­a de la intervenciĆ³n directa de las fuerzas armadas en la represiĆ³n a las masas en los allanamientos a las fĆ”bricas ocupadas, por parte del ejĆ©rcito y de la requisa de armas en posesiĆ³n de la clase obrera mientras actuaban los cordones industriales contra el sabotaje productivo de la burguesĆ­a golpista.

A nosotros, cuarta internacionalistas, no nos ha causado sorpresa el curso de los acontecimientos cuyo corolario fue el golpe militar sangriento porque lo hemos advertido oponiĆ©ndole un programa y alentando la acciĆ³n independiente del proletariado chileno. Es que el gobierno de la Unidad Popular se comprometiĆ³ a que  no iba a ser una dictadura del proletariado, esto es que no se expropiarĆ­a al gran capital, que no se promoverĆ­an organismos de poder de las masas explotadas, independientes del estado, que se respetarĆ­an las instituciones del estado capitalista, en especial a las fuerzas armadas y de los carabineros y que cualquier medida que se adoptara, como nacionalizaciones o reforma agraria se llevarĆ­a  adelante bajo la direcciĆ³n y tutela de los organismos del estado, y con la correspondiente indemnizaciĆ³n a los antiguos propietarios.

Es decir que la Unidad Popular venĆ­a a jugar el papel contrarrevolucionario, consistente en maniatar al proletariado chileno para abrirle las puertas a la contrarrevoluciĆ³n, constatando una vez mĆ”s que los frentes populares son la antesala del fascismo y que la clase obrera de un paĆ­s atrasado es la que debe jugar el papel de caudillo nacional de las masas oprimidas destruyendo el estado capitalista para imponer el gobierno obrero y campesino. Por otra parte la experiencia chilena vino a corroborar tambiĆ©n que la burguesĆ­a nacional de una naciĆ³n oprimida puede conceder algunas reivindicaciones parciales sometiendo a las masas a la disciplina del estado y preservando a sus fuerzas armadas como  reaseguro de la defensa de la propiedad privada capitalista.

No resulta ocioso establecer un paralelo con el frente popular en la guerra civil espaƱola.

En EspaƱa, el comportamiento del stalinismo durante la guerra civil, y en consecuencia tambiĆ©n de los sucesivos gobiernos de frente popular hasta la derrota a manos de la contrarrevoluciĆ³n franquista y la instalaciĆ³n  del fascismo en la penĆ­nsula ibĆ©rica tuvo la misma naturaleza y la misma estrategia. Stalin le escribĆ­a a Largo Caballero, uno de los presidentes de la RepĆŗblica: ā€œEs necesario evitar que los enemigos de EspaƱa vean en ella una RepĆŗblica Comunistaā€, aconsejando la vĆ­a parlamentaria, la defensa de la propiedad y el libre comercio.

El 4 de diciembre de 1936 el ministro de justicia del gobierno del Frente Popular de EspaƱa mostraba cĆ³mo debĆ­a funcionar un frente popular a travĆ©s de un discurso: ā€œHay que crear un ejĆ©rcito y mantenerlo en pie despuĆ©sā€¦ Es precisa la disciplina en el taller, en la fĆ”brica, en el ejĆ©rcito, en todas partesā€¦ā€.

La incidencia del stalinismo en la liquidaciĆ³n de la revoluciĆ³n  espaƱola estuvo regida, en efecto, por el disciplinamiento y represiĆ³n a la vanguardia obrera, recurriendo a la policĆ­a para colocar tras las rejas a quienes se oponĆ­an a la polĆ­tica de anular la iniciativa del proletariado, asesinando a los militantes del Poum y los de la CNT anarquista, provocando masacres en las filas revolucionarias como las de mayo de 1937 en Barcelona, armadas por los agentes de la GPU, y en especial liquidando las milicias obreras y campesinas, bajo cuya iniciativa se iban imponiendo expropiaciones de la propiedad burguesa y terrateniente, proporcionando a los pueblos de esas comarcas la satisfacciĆ³n de sus necesidades, ganĆ”ndolos a una polĆ­tica revolucionaria.

En su lugar y bajo un sistema de jerarquĆ­as  propias de un ejĆ©rcito burguĆ©s se desarmĆ³ a las milicias, se reprimiĆ³ a quienes resistĆ­an esa disciplina y se desmoralizĆ³ a quienes las integraban. Del mismo modo que la Unidad Popular chilena, el Frente Popular de EspaƱa estrangulĆ³ la revoluciĆ³n y dio paso al fascismo.

Hoy, bajo el gobierno de Boric ha venido a jugar el mismo papel en una etapa en que se suceden las rebeliones populares en el mundo y AmĆ©rica Latina, y donde el mismo es el resultado de un levantamiento popular al que viene a estrangular. Las experiencias del pasado, las sangrientas derrotas con las que han pagado las masas a esos gobiernos cuya funciĆ³n fue someter a la clase obrera al estado burguĆ©s, deben servir a las nuevas generaciones para emprender la lucha por gobiernos de trabajadores y una lucha sin cuartel  contra toda expresiĆ³n de colaboraciĆ³n de clases. Se trata de una empresa vital, no solo para impedir futuras derrotas, sino para que el esfuerzo de lucha se convierta en una victoria contra los explotadores.

Escrito por Roberto Gellert

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